El 8 de julio de 2005 un grupo anarquista (Anarchist Action) se manifestaba por las calles de San Francisco en protesta contra una reunión de la Organización Mundial de Comercio que, como dice el anuncio de uno de los videos en You Tube, se estaba produciendo en otra ciudad, en otro país y en otro continente. Al final de la manifa las cosas se pusieron feas, con algo de violencia, a un policía le abrieron la cabeza y, según las autoridades, hubo un intento de incendiar un coche patrulla.
Más o menos mezclado con los manifestantes iba un joven activista y bloguero, Josh Wolf, que hizo un amplio viderreportaje de la manifa, del que facilitó algunos cortes a las televisiones de California. Unos días después fueron a visitarlo unos agentes del FBI, que le pidieron que les entregara la cinta. Se negó, invocando sus derechos constitucionales y, algunos meses más tarde, recibió una citación para declarar ante un juzgado penal que estaba investigando los hechos. En la citación (una subpoena, cuya desobediencia es un delito) se le requería asimismo que entregara el material filmado y cualesquiera otros documentos que fueran útiles para la investigación.
Wolf se negó a comparecer, a declarar o a entregar la cinta, argumentando que, como periodista "independiente", se acogía a la cláusula de conciencia para no revelar las fuentes. El tribunal lo encarceló en septiembre de 2006 y, siete meses y medio después, visto que el movimiento por la liberación de Wolf adquiría fuerza a escala nacional, el juez permitió una solución transaccional: el miércoles pasado, Wolf colgaba el video en su blog que, por cierto, se llama The Revolution Will Be Televised, jejeje, declaraba que no había visto cometer ningún delito y quedaba en libertad.
La cuestión en debate durante esos siete meses y medio, en definitiva, es la siguiente: ¿es un bloguero y activista de una red anarquista un "periodista independiente", como sostiene Josh Wolf, por el hecho de ir a las manifas y publicar sus reportajes? El debate es claro: si la respuesta es "sí", desde luego, tiene derecho a proteger sus fuentes; si la respuesta es "no", no hay tal derecho. Wolf argumenta además en una larga entrevista telefónica que concedió el mes pasado a Kevin Sites (un periodista free lancer que tiene un blog en Yahoo!) y que no puedo enlazar porque Yahoo! cambia los contenidos cada día y no consigo dar con su hemeroteca, Wolf, digo, argumenta que el problema no es la cinta. Por supuesto que no, quien pinche en la primera imagen verá que no contiene nada que pueda interesar a un jurado en un proceso penal. El problema es la obligación de declarar y que le pregunten por la identidad de los manifestantes, muchos de los cuales, como se ve en el video, iban con el rostro cubierto.
Parte del establishment asegura que, si eres un activista bloguero y tu blog se llama "La revolución será televisada", no se te puede considerar un periodista a los efectos de ciertas inmunidades penales. Yo, como no pertenezco al establishment creo que eso es falso y que Wolf tiene razón. Además lo prueba con un argumento que haría las delicias de los antropólogos de la escuela de la "observación participante", como Bronislaw Malinovsky o Franz Boas. Dice Wolf: precisamente porque los manifestantes saben que soy uno de ellos, un activista, me dejaron acercarme y filmar el video, porque confían en que luego no los traicionaré en un tribunal.
Me parece de cajón. O sea, que los blogueros somos "periodistas independientes" y no se nos puede encarcelar por no denunciar a nuestras fuentes, sean estas objetivas o subjetivas. Get what I mean?