Leo en El País un reportaje tituladoYo y mi otro yo interesantísimo, por donde me entero de que lxs forofxs de los actuales videojuegos se adjudican personalidades distintas de las suyas, a las que llaman avatares para entrar en competición. Como autor creo que del único libro que se ha publicado en España sobre la figura del doble en la literatura (La fábula del otro yo, UNED, Valencia, 2005), se me permitirá la pequeña falta de modestia de citarme aquí y de felicitarme de que esta circunstancia del doble, que es más común de lo que se cree llegue también a la red. Digo que es más común de lo que se cree porque cada vez que nos disfrazamos, como casi siempre que nos vestimos, nos acicalamos, nos teñimos o nos disimulamos de algún otro modo, estamos haciendo concesiones a esa secreta necesidad que parecemos sentir los seres humanos de ser otrx.
Bueno, el caso es que no solamente teorizo sobre ello, sino que también lo practico. Yo también tengo avatares, no en los videojuegos, que no estoy para juegos, sino en los blogs. Ya informé de que me había dado de alta en La otra chilanga, en respuesta a una amable invitación de Sebastián Liera y acabo de subir un post hablando (mal) de los intelectuales. Y el otro día también me incorporé a otro blog colectivo muy curioso, que se llama Trazando caminos, también con intención de postear de vez en cuando. Asimismo he mandado un post, hablando de mi tatarabuela cosa que, aunque no lo parezca, es acorde con el tema propuesto (cada mes se propone un tema) sobre "Nuestros antepasados y su mundo, su forma de vida, sus útiles, sus costumbres... ¡Cómo hemos cambiado!"