El acto de ayer de la izquierda abertzale en el Bilbao Exhibition Center (BEC) en Barakaldo registró un lleno hasta la bandera, a pesar de haber sido prohibido ad cautelam por el juez Garzón quien impuso como condición para autorizarlo que no se mencionasen las siglas del nuevo partido pendiente de inscripción en el registro, Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB). Lxs organizadorxs del acto respetaron la prohibición escrupulosamente, absteniéndose de mencionar las siglas pero no de exhibir el logo del nuevo partido, lo que prueba hasta qué punto afinan estas gentes el cálculo, hasta el borde mismo de la legalidad.
En mitad del fervor de sus seguidores, el señor Otegi aseguró que "Estaremos en los comicios sin disfraces". Vuelve a ser un cálculo cuidadoso, un exquisito sopesar las palabras, hasta donde se pueda llegar sin faltar a la verdad y sin incurrir en algún ilícito penal. No dudo de que estarán (sean quienes sean las personas a las que se refiera el señor Otegi) en los comicios siempre que cumplan la ley. Como, por desgracia, el hecho de cumplir o no cumplir la ley no lo decide elseñor Otegi sino los órganos pertinentes, si la ley no se cumple, el señor Otegi y lxs suyxs no estarán en los comicios, se pongan como se pongan. De entrada da la impresión de que, con la nueva marca de ASB no van a conseguirlo, así que tendrán que intentarlo de nuevo con alguna otra formación u organización de la que no quepa colegir que pretende un fraude de ley. No parece que el problema sea si la izquierda abertzale condena o no condena la violencia, sino si hay continuidad personal o real entre la ilegalizada Batasuna y la nueva formación. Si no la hay, el partido quedará registrado y las palabras del señor Otegi se cumplirán; si la hay, nada de eso tendrá lugar. Es muy sencillo.