dimecres, 28 de març del 2007

Tengo una pregunta para Vd.

No estuvo mal el programa de TV1 de ayer, aunque le faltó agilidad. Sería bueno que Lorenzo Milá explicara cómo se decidió quién y qué preguntaba. Lo digo porque, aunque prácticamente todas las preguntas fueron críticas, la primera, a cargo de una joven con pinta de Nuevas Generaciones, sonaba a preparada y ensayada a la legua: una soflama demagógica con la mentira habitual de los trolls del PP en todos los foros de "votante-socialista-estafadx-engañadx". Vamos, como de risa. Excepción hecha de esa primera pregunta-provocación, el resto sonó bastante más natural y auténtico. Incluso las otras -escasas- que se le hicieron sobre asuntos políticos de interés general.

La mayoría de la gente preguntó asuntos específicos, a veces estrictamente personales. El agricultor que quería que le dieran soluciones para el hundimiento del cultivo de la remolacha es un buen ejemplo. Es curiosa la tendencia que tenemos los ciudadanos a que los poderes públicos solucionen nuestros problemas personales. Luego, muchxs de estos que quieren que el Estado les resuelva un problema concreto, con su pensión, su negocio, su empleo precario o su vivienda son votantes neoliberales, de los que abominan de la intervención del Estado.

El presidente del Gobierno estuvo bastante bien, suelto, haciéndose con el escenario -se movió con mucha más soltura que el presentador, que estaba como agarrotado tras el burladero- y, por seguir con el símil taurino, supo "parar, templar y mandar". Me gustó en especial la respuesta a otra de esas preguntas de "todos los políticos son iguales, todos crispan", etc que dejó claro que no todxs son iguales ni todxs crispan por igual. Hizo buen uso de ese acervo que tiene al recordar que en sus años de dirigente de la oposición jamás criticó al Gobierno en política antiterrorista que, como todo el mundo sabe, en cambio es lo que hace ahora la oposición. Mejor dicho, es lo único que hace. Como es su fuerte, por ahí va a ganar de nuevo las elecciones.

Los que se lo pusieron difícil fueron los jóvenes con las preguntas sobre la vivienda. Quedó claro que el Gobierno no tiene un plan en la materia, ni podría tenerlo, dado que las competencias en la materia han sido ya traspasadas y, sobre todo, quedó claro que tampoco piensa mover una labor legislativa más contundente en contra de la especulación del suelo. También hubo una pregunta muy buena, igualmente de caso individual pero generalizable sobre la inexistencia de juzgados que tramiten los casos de abusos sexuales cometidos con menores. El señor Rodríguez Zapatero trató de no contestar pero la señora le forzó a hacerlo y aquél tuvo que acabar admitiendo que tomaba nota. Es, en verdad, una laguna. Existen juzgados especializados en violencia de género en los que se trata, precisamente, de evitar la doble victimización, pero no se ha pensado en los menores víctimas, con lo que se da la paradoja de que haya jurisdicción de menores, sólo cuando son los acusados, pero no cuando son los acusadores, que han de ir por la vía penal ordinaria.

Lo del café, que es de lo que más se comenta en la blogosfera, me pareció anecdótico. Tres inmigrantes, cuando menos, hicieron visible la importancia de la inmigración en España, lo que fue un acierto.

Lo más llamativo, me parece: ni una pregunta sobre Europa, la constitución europea, etc. Luego vienen las quejas y lamentaciones porque la abstención en las elecciones al Parlamento Europa es muy alta. Y más que será si Europa y la integración europea no se convierten en tema de debate público.


Finale (de hoy por la mañana, tras haberlo pensado un poco más)

No sé si sobrevivirá este formato. Es demasiado estático y sin posibilidades. Se presta demasiado al lucimiento monologal del entrevistado. El público hace preguntas, si, pero luego no puede seguirlas y se queda el resto del programa callado, de figurón, como en una peli de terror. Y eso sin ontar a los que van y no pueden ni preguntar