Después de que un grupo de sinvergüenzas lleve tres años haciéndose rico a base de propalar las mentiras y patrañas más estúpidas sobre el atentado del 11-M, tomando a la población española por una colección de necixs; después de tener que aguantar documentales de TeleMadrid en los que un tipo deleznable desprestigia y pone en solfa las investigaciones de cientos de funcionarios, policías, fiscales, jueces, en base a fábulas amarillas sacadas de la prensa amarilla; después de ese mismo tiempo soportando la chulería grosera de los locutores de la COPE que atacan todo lo que tiene dignidad en el país y ensalzan todo cuanto es indigno; después de escuchar a los obispos auténticas barbaridades antidemocráticas y verlos aplaudir las manifas de la derecha como si trataran de volver a invocar la cruzada. Después de todo eso sólo faltaba ver a este sujeto, Díaz de Mera, tratando de colocar sus mentiras en sede judicial y refugiándose luego en un chapucero "secreto de confesión", pretextando no querer revelar las fuentes cuando es obvio que no tiene ninguna y que todo son cuentos inventados para atacar el proceso del 11 y subvertir el curso de la justicia. Quien quiera saber qué clase de individuo es Díaz de Mera, a quien El Mundo, probablemente por afinidades electivas, considera un hombre de honor, sólo tiene que escuchar la entrevista que le hicieron al alimón Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos para La Mañana de la Cope . De eso hace ahora seis meses. Corrían otros tiempos, la apertura de la vista oral del proceso quedaba lejana y a este truhán, que había sido Director General de la Policía y es ahora eurodiputado del PP, se le calentaba la boca soltando infamias e insidias de todo tipo y mentiras sobre la fabulosa conexión islamo-etarra, jaleado por Ramírez y Losantos. Y no se pierdan el cuidadoso interrogatorio sobre explosivos a que el señor Ramírez somete en antena a este individuo, subrayando su condición de Director General de la Policía con "amplia experiencia", cuando es evidente que, como licenciado en Historia y nombrado a dedo para el cargo, no tiene ni idea de lo que habla; pero lo hace con aplomo, como si supiera distinguir la dinamita del regaliz.
Y ahora, cuando tiene ocasión de probar sus acusaciones e insinuaciones, pretexta compungido temores sobre la integridad física y/o moral de su supuesta fuente para dar a entender a la desesperada que la tal existe cuando existe tanto como los burros voladores. Una técnica típica de tramposo que ya está costándole cara por cuanto acabará procesado por desobediencia. Imagino que, cuando la Eurocámara reciba el correspondiente suplicatorio, levantará la inmunidad de este embustero para que quede bien clara su condición.
Y, de paso, queda también clara -si alguna vez no lo estuvo- la catadura moral de todxs lxs que han estado tres años fabulando memeces para enturbiar las investigaciones e impedir que se haga justicia, porque, con la justicia, replandecerá la verdad y, con la verdad, el comportamiento de lxs gobernantes del PP en el momento del atentado del 11-M, intentando un engaño en masa a la ciudadanía española con el fin de ganar las elecciones tres días después sobre más de 190 muertxs y 1000 heridxs.
En mi opinión, la insólita crispación que vienen azuzando en los últimos tiempos está movida por la repugnancia que se producen a sí mismos.