Me he comprometido con el administrador (¡qué nombres se dan a las funciones en la red!) de La otra chilanga, un blog mexicano chulísimo, a publicar un post en él de vez en cuando. Me hace mucha ilusión. Esto del intercambio transoceánico mola y la blogosfera fomenta el internacionalismo, que ya va siendo hora, pues estoy de lo nacional hasta el colodrillo.