dilluns, 26 de març del 2007

En casa, a bofetadas.

Menudo editorial el de El País de ayer, titulado ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Rajoy? Me parece que es el más duro y taxativo que he leído en el periódico. Pero es una pena que sólo adopte esta actitud combativa cuando se meten directamente con él o con su bolsillo. Ahora sabemos por qué el señor Polanco se puso farruco: porque le están tocando la cuenta de resultados. En las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, al tratarse de otorgar licencias de audiovisual, a PRISA no le dan ni las sobras, y el pastel se lo reparten los grupos de la derecha, Vocento, Losantos, El Mundo, etc. Así en Madrid, Valencia y Murcia. PRISA no ha pillado nada. Una licencia en Andalucía con otra para Vocento porque los sociatas se toman en serio lo de la imparcialidad de la administración. A lxs del PP, eso les trae sin cuidado. Lo que quieren es generar hechos consumados cuanto antes.

En El País ya experimentaron en carne propia cómo las gasta la derecha con los medios no afines, cuando los señores Polanco y Cebrián estuvieron a pique de ir a la cárcel en una de las sórdidas y habituales maniobras en los tribunales del señor Aznar. Pero se les olvida. Se les olvida que la derecha no guarda la compostura democrática, como se probó cuando la señora Aguirre llegó a presidir la CA madrileña gracias a dos diputados tránsfugas. Y, si pueden, volverán a intentarlo. Entre tanto, doña Esperanza no concede una sola licencia al grupo PRISA por la misma razón por la que no da un euro a la asociación de víctimas de la señora Manjón. Sabe que por ese lado no conseguirá apoyo incondicional dé lo que dé; en consecuencia, no da. Al tratarse de dineros públicos, ¿qué tiene esto que ver con el código moral del comportamiento democrático, como se lamenta El País? Por supuesto, nada, pero ¿quién le dijo a El País en un primer momento que en el PP haya respeto por la democracia?

Algún día habrá que hablar del alcance de esa actitud reformista y conciliadora de ciertxs demócratas cuya moderación acalla asustada las voces de la crítica pero no les sirve de nada luego para salvarlxs de la degollina.

A la vista del intento de la derecha de acabar con el grupo Prisa, el único que le molesta de verdad, incluso metiendo en la cárcel a sus responsables, cabe preguntar qué significado tiene lo que dicen algunxs ultraizquierdistas a la violeta de que son todos iguales. Hace falta ser muy granuja para sostener que, aunque la realidad diga otra cosa, el fino análisis marxista prueba que tú y el que quiere encarcelarte sois lo mismo. Tan granuja para decirlo como bobo para creerlo.