A lo largo de su mandato han llamado muchas cosas a Zapatero, lo han insultado de mil formas: Bambi, incompetente, bobo solemne, terrorista, cobarde, Mr. Bean; y le han atribuido las más vergonzosas condiciones: genuflexo, rendido ante ETA, dispuesto desmembrar España, a traicionar a las víctimas...Creía uno que no le había quedado un hueso sano. Pero hasta ahora no había visto ni oído a nadie llamarlo el Anticristo. Bien claro está en el cartel que porta alguien en la manifa de Lorca, Murcia y que saco del 20 minutos.
Venían existiendo dudas acerca de qué forma tomaría este siniestro personaje. Cristo avisa en los Evangelios en contra de los que han de venir pretendiendo suplantarlo, de los falsos Mesías, pero no da mayores precisiones. Con todo no podía ser el caso del presidente del Gobierno, pues no solamente no se hace pasar por Mesías alguno, sino que, como todo el mundo sabe, pretende eliminar la religión de las escuelas. Pero, precisamente por eso, a lo mejor el apelativo se refiere a la versión que identifica al Anticristo con una de las figuras satánicas, la Bestia del Apocalipsis, cuyo número es el 666. ZP convertido en la Bestia.
Estos "neocons" lo mezclan todo, en especial la política con la religión y, como ambas son empeños que mueven muchas pasiones, nada de extraño que algunxs alucinen. Al fin y al cabo, también los EEUU están presididos por alguien que dice hablar con Dios. El señor Bush ha asegurado en público en alguna ocasión que fue Dios quien le ordenó invadir el Irak. Bush oficiando la guerra de Dios con ayuda de sus acólitos Blair y Aznar. Es decir, en este momento en el mundo coexisten dos figuras de trascendencia religiosa, el señor Bush que, por lo menos es caudillo del pueblo elegido, si no el mismo Mesias, a juzgar por lo que dice, y el señor Rodríguez Zapatero, el Anticristo, la Bestia. Ahora se entiende todo mejor: que el señor Rodríguez Zapatero no se levantara al paso de la bandera estadounidense y que sacara a las tropas españolas del Irak, desertando del ejército de Dios. No se sabe a qué espera el señor Bush para fulminar con un rayo al íncubo que abusa de la infeliz España.
(En el grabado de la derecha, "Combate final entre Dios y el Anticristo", de Durero).
A fuerza de leer juicios despectivos sobre el señor Rodríguez Zapatero había acabado uno por hacerlo un poquito de menos. Cuando tanta gente que tanto sabe pone sistemáticamente en solfa la capacidad intelectual y la integridad moral del presidente del Gobierno, acaba uno pensando que algo de razón llevará y que el señor Rodríguez Zapatero es un don Nadie, un cantamañanas al que la fortuna puso donde no le corresponde y al que vienen grande la responsabilidad y el cargo.
Y de pronto ve uno que lo llaman "Anticristo". Pues no será tan cantamañanas, porque Satán y sus amigos pueden ser cualquier cosa menos nulidades. Al contrario, el apelativo parece configurarlo como un Dios anticristiano, ese que, según Nietzsche conoce "la ira, la venganza, la envidia, el orgullo, la astucia y la violencia", un dios que también sabe de "los ardores de la victoria y de la aniquilación" al que rechazan los pueblos cuando entran en decadencia, pretendiendo sustituirlos por un Dios "moralizante" (El Anticristo, 16)
El apelativo es tan sorprendente que uno queda pensando si puede considerarse como un insulto o un injuria, susceptibles de ser conocidos por los tribunales. Y creo que no. Que lo llamen a uno "Anticristo" es algo desmesurado; y, según quién lo haga, una honra.