Casi simultáneamente a la manifa de la AVT tuvieron lugar en muchas ciudades de España concentraciones para protestar de la violencia contra las mujeres. En algún sitio he leído alguna queja de que la manifa de la AVT quitaría relevancia y efectivos a la de las mujeres, que se hace en un día de convocatoria internacional. Relevancia es posible, efectivos, lo dudo. No me parecen manifestantes intercambiables. Estas manifas contra la violencia de género son muy necesarias para llamar la atención sobre una vergonzosa lacra de nuestra sociedad, pero son mucho menos vistosas que las concentraciones en contra del Gobierno.
Para compensar ilustro el post con el segundo episodio de la serie de Botticelli Historia de Nastagio degli Onesti, (1483) de la que se pueden admirar tres en el Museo del Prado; falta el cuarto. La historia, tomada de Bocaccio, es una típica ilustración de la muy machista "doma de la bravía" a lo bestia: a la mujer desdeñosa se la persigue a caballo con ayuda de perros, se la asesina y su corazón se echa de presa a lo canes, visión fantástica cíclica de la que Nastagio se vale para escarmentar a su amada, que ya no lo desdeñará más. En verdad, puede leerse la historia de la cultura como la historia de la misoginia humana (humana porque es compartida por muchas mujeres). No es la única lectura posible, pero es una posible.
Así que, si hubiera podido manifestarme ayer, habría acudido a la manifa contra la violencia de género, que me parece un problema más acuciante y, por supuesto, real, que esa fantasmagórica "rendición" del Gobierno ante ETA cuyo fundamento es tan sólido como el de la autoría etarra del atentado de Atocha. Cuestión que estuvo presente, cómo no, en la manifa de la AVT, con ese ubicuo "queremos saber", al que da perfecta respuesta el kantiano sapere aude (atrévete a saber).