dilluns, 16 d’octubre del 2006

BOMBAS POR AQUÍ, BOMBAS POR ALLÁ.

EN COREA, LA ATÓMICA


Cuando era chaval leía los magníficos tebeos de hazañas bélicas dibujados por Boixcar, como el que hay al lado. Las guerras preferidas eran la II Mundial y la de Corea, por entonces en su apogeo. Esta última llevó a la partición del país a lo largo del paralelo 42 en una Corea del Norte y otra del Sur. Lo mismo que se había hecho con Alemania unos años antes, dividida en una occidental y otra oriental y también lo que se haría unos después con Vietnam, un Vietnam del Norte y otro del Sur. Corea del Norte ha sobrevivido al hundimiento del comunismo probablemente por la misma razón que Cuba: porque ambas están lejos de Rusia. Cuba geográficamente y Corea políticamente ya que el país se alineó siempre con su gran protectora, China, que combatió a su lado contra los EEUU.

Desde su origen, Corea ha vivido en permanente conflicto con los estadounidenses que han venido hostigándola y amenazándola incluso con armas nucleares emplazadas al otro lado de la frontera, en Corea del Sur, fiel cliente de los EEUU, hasta los tiempos de la presidencia de Bush padre, quien decidió retirarlas. No obstante, todavía el señor Clinton amenazaba en caso de que los coreanos decidieran hacerse con la bomba por antonomasia o, como dicen los yankies de modo sucinto: go nuke.

Así que, al final, los coreanos se han hecho con la ultima ratio y toda la política internacional en asuntos nucleares ha saltado por los aires. Esa política, en realidad, era un filfa. Los cinco miembros con veto del Consejo de Seguridad de la ONU, todos ellos potencias atómicas, se sacaron de la manga el Tratado de No Poliferación de Armas Atómicas (TNP) que entró en vigor en 1970 y lo han firmado unos 180 países. Lo cual no impidió que Israel, la India y el Pakistán se hicieran nucleares por cuanto no eran firmantes del tratado. Corea lo fue, pero se excluyó hace unos años.

Adiós TNP. Los japoneses empiezan a decir que, visto lo visto, también quieren go nuke. Y, como el Japón, se calcula que hay unos 40 o 50 Estados con capacidad para fabricar la bomba y motivaciones políticas suficientes, como la Argentina, el Brasil, Egipto, etc.

Acabaremos echando en falta el tiempo de la guerra fría, con aquel "equilibrio del terror" bautizado con una muestra del llamado "humor seco" británico como MAD o Mutual Assured Destruction. Porque, claro, ¿qué autoridad moral tiene y qué confianza inspira el único país que se ha valido de la bomba atómica en una guerra real a la hora de encabezar el club para impedir la proliferación nuclear?

Y EN EL IRAK, TODAS LAS DEMÁS.

El desastre del Irak, que supera ya los vaticinios más negros de los que fueron tachados al comienzo de pusilánimes, traidores o, incluso amigos de Sadam por oponerse a la guerra, es una prueba de lo que pasa cuando falla la Blitzkrieg (guerra reklámpago) y las operaciones se empantanan. El libro de estilo del pirata dice que estas fechorías han de ser rápidas: llegar, dar el golpe y alzarse con el botín. Como te quedes atrapado en el terreno, estás perdido.

Que es lo que les ha sucedido a los invasores. La situación está peor que nunca. Los soldados norteamericanos, que viven atrincherados, siguen muriendo en atentados y emboscadas, y la población iraquí sucumbiendo por decenas cada día en matanzas sectarias entre sunitas y chiitas que dejan unos rastros estremecedores: cuerpos acribillados a balazos, decapitados, mutilados. Y eso que hay toque de queda; y eso que hay estado de excepción; y eso que estamos en pleno Ramadán.

Los británicos han acabado entendiendo que deben salir del Irak más que a paso. Ya han encontrado hasta un motivo, la seguridad...del Reino Unido. Caramba, ¿no estaban en el Irak por la seguridad del Irak? Los italianos están largándose también, aunque no se sepa de fijo cuándo, y al final se quedarán solos los estadounidenses en una de las operaciones imperialistas más salvajes, crueles, inútiles y estúpidas que hayan visto los siglos. Seguramente por eso la apoyó el señor Aznar.

Por no funcionar no funciona ni el tenderete político que el señor Bush quiso montar: un régimen democrático, con una Constitución y elecciones libres, como si el Irak fuera Vermont o el Japón derrotado (por arma atómica) en la II Guerra Mundial. El parlamento legisla en el aire, el gobierno no gobierna, los ministros suelen ser jefes de facciones enfrentadas, el poder está en la calle y la sociedad se encuentra más o menos en un estado de naturaleza hobbesiano. A los tres años del triunfo en la guerra de liberación. Un éxito.

Al-Qaeda ha hecho un llamamiento a fundar un "Estado islámico" en el Irak. Suena ya a finiquito o a tomadura de pelo. La guerra se hizo porque Sadam tenía armas de destrucción masiva y Al Qaeda señoreaba el Irak. Ambas cosas eran falsas. Ahora son verdaderas: en el Irak hay las armas de destrucción masiva que hayan llevado los estadounidenses y hay también Al-Qaeda, asimismo llevada por los estadounidenses. El régimen al que aspiran los seguidores del difunto Al-Sarkawi es el de los talibanes en el Afganistán. Muy democrático, sin duda. Y el Estado islámico que se proclama en el país entre dos ríos es un Estado virtual. A ver cómo se combate a un Estado virtual. ¿Hackeándolo, quizá?