La guerra del Irak no ha salido bien a ninguno de los del trío de las Azores. Obvio. Las guerras sólo salen bien si se ganan, y pronto. Como se prolonguen, y ya no digo nada como se pierdan, el asunto se pone chungo. A veces se pone chungo hasta cuando se ganan, como nos enseñan Temístocles o el Gran Capitán. Así que, si se pierden o no se ganan, los mandos caen en desgracia. El Partido Laborista que tuvo muy buen resultado en las elecciones de 2005, y disfruta de sólida mayoría parlamentaria, pierde terreno a toda pastilla desde entonces. En las elecciones municipales de mayo pasado (sólo en Inglaterra), los laboristas se dieron un batacazo y, haciendo una proyección a una hipotética elección general, el Partido Laborista conseguiría el 26% del voto, un punto menos que los Liberaldemócratas y a mucha distancia de los Conservadores (con el 40%). La opinión pública ha cambiado, la guerra es impopular y el señor Blair ha hecho lo que jamás debe hacer un político: anunciar con antelación que se va. Ahora tiene más enemigos dentro de su partido que fuera. Échese una ojeada a una página de las muchas donde se pide que Blair se vaya cuanto antes y en la que se ve a éste comiendo el coco a su sucesor in pectore, Gordon Brown (Fuera Blair). Tiene gracia. A ver si aprendo a poner animación, que mola mucho.Dentro del propio partido hay movida. Anda circulando una carta entre diputados laboristas para forzar al señor Blair a fijar una fecha para su dimisión o, en caso contrario, pedir una votación en el próximo congreso del partido.Al señor Blair le ocurre como al señor Bush, que los suyos no quieren que los vean con ellos para no pagar la factura de la absurda guerra del Irak, de donde no tienen más remedio que salir en cuanto encuentren una excusa para salvar la negra honrilla. Razonan los peticionarios de la fecha fija para la dimisión que, al no haberla, se dan armas al Partido Conservador. Cosa que está por ver.
El señor Blair tiene, en principio, suficiente apoyo parlamentario y trata de remontar en imagen pública en los próximos meses; de ahí que no quiera anunciar en cuántos. Anda preparando un viaje a Tel Aviv, a visitar al señor Olmert con intención de conseguir algún peso propio en esa explosiva situación. Pero no se me alcanza con qué intenciones. El portavoz de Downing Street, que no quiere confirmar la entrevista dice que
"Una visita no es un fin en sí mismo. Una visita serviría para conseguir que las partes comiencen el proceso de re-entendimiento re-engagement. No se aspira a más". (The Guardian).A lo mejor es inocente casualidad pero, hasta esta nueva guerra, el proceso en el que estaban inmersos los israelíes, primero con el señor Sharon (quien fundó un partido con esa finalidad) y luego con el señor Olmert era de "desestimiento", "retirada" (disengagement). O a lo mejor no es casualidad y el señor Blair pretende, en efecto, que los israelíes se metan más en los territorios ocupados. Ayer, el Gobierno israelí, que ha congelado sus planes de retirada unilateral de Cisjordania, autorizó 700 nuevos asentamientos de colonos en esa tierra, al Este y Sureste de jerusalén, desoyendo las recomendaciones de detener los asentamientos de la famosa y hoy difunta "hoja de ruta". En Cisjordania hay unos 250.000 colonos judíos frente a unos 2.400.000 de árabes. Una razón poderosa para suponer que Israel no aceptará jamás volver a las fronteras de 1967. Habrá que forzarlo.
Así que sería bueno que los ingleses (que, evidentemente, no aceptan la idea de una política exterior comunitaria) aclaren en buena hora si quieren convencer a los israelíes de que deben seguir con el disengagement o conviene que pongan en marcha un re-engagement.
Es posible que no quieran decir lo que dicen.