divendres, 1 de maig del 2009

Vuelven los GAL.

¡Uy, lo que ha dicho doña Rosa Aguilar! Que pedirá "disculpas a Felipe González por relacionarle con los GAL". Realmente esta mujer tiene agallas o está pidiendo que la crucifiquen. Me extraña que la tropa de demagogos, embusteros y gente sin escrúpulos que en los años de la conspiración pretendieron enredar a González en el sucio asunto de los GAL no haya salido aún al degüello de la cordobesa. Seguramente están tan atónitos por su osadía que les faltará el habla. Pues que se prepare la doña porque lo menos que van a decirle es que eso de exonerar a Mr. X del terrorismo de Estado es el peaje que cobra el PSOE por admitir en su próvido seno a los prófugos de IU.

No hace falta que diga que, a mis ojos, la señora Aguilar ha ganado muchísimo porque siempre he sostenido que aquel atropello fue un montaje urdido entre gente como la arriba mencionada con delincuentes de toda laya al que prestó su interesado apoyo IU entonces de la mano del señor Anguita. Añadiré que nunca he sabido si al señor Anguita lo movía más su mezcla de odio y envidia hacia González que sus discursos de maestro ciruelo sobre el marxismo leninismo. Pero el asunto de los GAL -del que sigo sosteniendo que se desfiguró para utilizarlo con éxito en contra del Gobierno de entonces- fue el pivote sobre el que funcionó la famosa pinza entre el PP e IU que finalmente se coronó con el notable éxito de ocho años de gobierno de la derecha. Y en aquella pomada estaba doña Rosa Aguilar, tan látigo de "terroristas de Estado" como su jefe, acusando a González de "tener las manos manchadas de sangre con los GAL". Por eso sus palabras de hoy me parecen emocionantes y la felicito por ellas de todo corazón. Son éstas:

Probablemente entonces no era consciente de la trascendencia que tenía. El día que pueda, después de la experiencia que he acumulado, le pediré disculpas y perdón a Felipe González. Nunca pensé que aquello tuviera tanta trascendencia. Trascendencia que luego he valorado en términos humanos. A veces hacemos daño innecesariamente en la política. Hace ya mucho tiempo que me di cuenta de que a veces lo que en la política puede ser un titular de gran dimensión causa daño a un ser humano. El día que tenga oportunidad lo comentaré personalmente con Felipe González y le pediré disculpas.

Nada, doña Rosa, bienvenida a un club que todavía hoy, casi quince años después, cuenta con muy pocos miembros. Poquísimos, se lo aseguro. Muchos menos de los queVd. imagina. No sé si llegaremos a la docena. En todo caso mi concepto sobre Vd. ha subido mucho porque estoy seguro de que ha pronunciado Vd. esas palabras por pura necesidad de alivio de conciencia y no con fin utilitario alguno.

Porque supongo que, al hacerlo sabe -si no lo sabe es Vd. una ingenua sin remedio- que está echándose encima a la jauría de granujas que, tras jalear a los GAL, GOL, GUL y cualquier forma de guerra sucia contra ETA, se convirtieron luego de la noche a la mañana en exquisitos defensores del Estado de derecho sólo porque en ello vieron la posibilidad de derribar al gobierno de la izquierda. Manipulando, por supuesto.

Lo que no sé si sabe, ni siquiera sé si se lo espera, es que entre sus nuevos amigos se ha ganado un buen puñado de enemigos: todos aquellos que en nombre de los inmarcesibles principios socialistas se sumaron al carro de la infamia de verter la mierda de los GAL sobre su propio Gobierno y llenaron las ondas y las páginas de los periódicos de escandalizadas críticas y aquellos otros, muchos más, que estando moralmente obligados a defender lo que tenían que defender, si no por convicción (que no cabe pedir peras al olmo) cuando menos por gratitud, callaron como piedras por ver si escampaba el temporal, no los afectaba y volvían a disfrutar de sus canonjías. Como siguen haciendo hoy, prestando su valiente apoyo a un Gobierno que no lo necesita, por si cae algún nombramiento.

Sí, doña Rosa, ha coronado Vd. su acto de transfuguismo con una declaración suicida y van a despellejarla.

Pero ha ganado Vd. un amigo en Palinuro.