dijous, 31 de gener del 2008

¿Qué es una fascista?

La definición más sencilla y que todo el mundo entiende de esta ubicua y multívoca condición humana es la que señala que un fascista es quien atenta contra el principio aristotélico del hilo de oro de la ley, esto es, la convicción de que la dignidad de los hombres depende de que únicamente estén sometidos al mandato impersonal de la ley y no a la voluntad (siempre arbitraria) de un dirigente, jefe, leader, duce, Führer o caudillo. Un fascista es un enemigo del Estado de derecho y del imperio de la ley.

A continuación examínense las declaraciones de la señora Aguirre a raíz de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional por la que éste rechaza el recurso del PP contra la ley de igualdad del PSOE. Dice la citada señora, sin duda pensando hacer un alarde de ingenio, que está en contra de todas las discriminaciones, incluida la positiva. Ciertamente, esto no es más que una afirmación demagógica que contradice lo que ella y su partido llevan meses proponiendo: tratamientos diferenciados para mujeres que trabajan, jóvenes sin acceso a vivienda, etc, etc, discriminaciones positivas en una palabra. La declaración no pasa de ser otra muestra de que la señora carece de luces, pero no la convierte en una fascista sin más. Lo que la convierte en tal es la continuación, en la que la señora de la sonrisa postiza dice que fue el anterior presidente del Gobierno José María Aznar, del PP, "el primero en fomentar ese tipo de iniciativas al colocar a mujeres en posiciones que nunca antes habían sido ocupadas, sin necesidad de cuotas ni tampoco de discriminación positiva". Esto es, en román paladino: nada de leyes o normas impersonales y racionales; nada de derechos. Lo mejor es someterse a la voluntad omnímoda del dirigente carismático que ya sabrá él hacer las cosas en beneficio de todos; depender del favor del Jefe. He aquí una mentalidad fascista en estado puro. Porque el fascismo no está en lo que se viste, no en el uniforme, sino en lo que se dice, lo que declara el alma de cada cual, como bien se pudo ver en la escena del Florida Park ayer que traen hoy todos los periódicos. A muerte; están a muerte.

Se entiende por qué recurrió la derecha la ley y por qué ésta saca a aquella de quicio: porque es una ley de igualdad, concepto aborrecible para los fascistas, que creen que las personas somos desiguales por naturaleza, ya que unos son superiores y otros inferiores, y estamos inmersos en relaciones jerárquicas, relaciones de ordeno y mando, que son las que esta señora parece entender bien. Pero sólo esas. La idea del Estado de derecho como aquel en el que el ciudadano está sometido a la majestad de la ley y no a la arbitrariedad de las personas le es completamente ajena. Y es licenciada en Derecho.

(La imagen es de Olmo González, bajo licencia Flickr).