dimecres, 19 de desembre del 2018

Orden del día político

Pues, señor, la brujuleada reunión de presidentes Torra y Sánchez toma cuerpo para la víspera del evento del 21. No será, parece, en régimen confesional, sino en compañía de cuatro o seis barandas más de ambas partes. O sea, el consejo de ministros del reino vendrá precedido de un consejillo del virreino. Quizá no sea mala idea. De reunirse, reunirse para algo. La parte catalana insiste en un contenido político del cónclave. No debiera ser difícil para Sánchez y los suyos, que llevan seis meses anunciando propuestas políticas sin formularlas hasta la fecha. Pero se resisten por razones de protocolo.

Atentas a la composición del consejillo. Además de los presis, Artadi y Aragonés de la parte catalana parecen obligados; y Calvo y Batet de la española, inevitables. La ausencia del militante ministro de Asuntos Catalanes puede ayudar a oírse, cuando menos. El órgano es paritario, aunque no se notará mucho pues la belicosidad de Sánchez y Calvo frente a las aspiraciones catalanas no augura nada bueno. Al menos, podrán informar después y hablar al consejo de ministros del 21D con mayor conocimiento de causa del que lucen habitualmente. 

Y, de paso, podrán aducir alguna razón para convocar el consejo en Barcelona que no sea la de la convocatoria por collons o la de que vienen como un adelanto de la lotería, repartiendo mercedes como la subida del SMI o la de los funcionarios, que no se sabe qué será más insultante. En todo caso, el juicio ha recaído ya: la convocatoria bajo protección de 9.000 policías es de una ineptitud insuperable.

La habilidad de los gobernantes del PSOE ha servido en bandeja al independentismo una ocasión única para hacer una gran manifestación pacífica de fuerza. Un motivo para parar el país sin convocar paro. Y en condiciones de gran seguridad. Está vendrá garantizada por los piolines que vienen de Madrid, pues lo último que puede permitirse el gobierno es que mañana haya algo aunque sea lejanamente parecido al 1-O.

Mañana, la sociedad catalana demostrará en todo el país que la unidad independentista no es solo entre los partidos políticos, sino entre todos los sectores y estamentos catalanes, asociaciones e instituciones, desde la presidencia de la República al ayuntamiento más pequeño. Y lo demostrará no con una manifestación, o una protesta, o una Diada, sino como una movilización general y espontánea del país. Lo que es una revolución, vaya.

El orden del día político es: presos/as a la calle, exiliadas/os a casa, embargados/as restituidas, causa anulada y negociación de un referéndum de autodeterminación. No hay otra salida. Las demás, son ciegas.

dimarts, 18 de desembre del 2018

El discurso del colonizador

¿Qué creerá este buen hombre que es una huelga de hambre? Por el modo de expresarse da la impresión de pensar que se trata de una barbacoa. El desconocimiento de las dimensiones políticas y sociales de este episodio corre parejo con la ignorancia de sus dimensiones humanas y morales. Carece de sentido llamar su atención sobre lo deplorable de su discurso así como tratar de explicárselo. Si no lo vio antes y no se apresura a pedir disculpas ahora, es obvio que la persona coincide con el personaje. 

La huelga de hambre ha revolucionado la revolución y abierto una etapa nueva de más intensa confrontación. La guinda la pone la decisión machoalfa de llevar el consejo de ministros a Barcelona protegido por las cohortes matritenses. Es una provocación en toda regla disfrazada de normalidad democrática. Si el consejo se reunió en Sevilla, ¿por qué motivo no en la otra punta, Barcelona? A Sevilla no fue necesario desplazar 9.000 policías. A lo mejor ese es un buen motivo. 

Hay más en la actitud de Sánchez; más harina colonial. Observen la condescendencia con que habla de los independentistas como si fueran  hirsutos miembros de tribus indómitas, incapaces de ponerse de acuerdo hasta para organizar una barbacoa. ¿De qué se puede hablar con gente incapaz de ponerse de acuerdo entre sí? Y ¿con quién? 

Ahí está, presto al diálogo, con la mano tendida, el líder de 84 diputados, habiendo perdido la mayoría que lo llevó al gobierno mediante moción de censura, sin presupuestos (a pesar del celestineo de Podemos), sin perspectivas y sin proyecto para Catalunya. Pero riéndose de la incapacidad de los colonizados rebeldes (como tales los juzgan unos jueces) para ponerse de acuerdo hasta en algo tan trivial como una huelga de hambre. 

Catalunya entera va a mostrar a Sánchez el próximo 21 el sentido de un acuerdo, un acuerdo que él, jactancioso, ha fijado en un 75% de la población y, en realidad, alcanza el 80%. Un acuerdo no de partido, ni de de grupo parlamentario, ni de coalición, ni alianza o asociación. Un acuerdo de una sociedad entera, en sus calles, ciudades, campos, empresas, vías públicas, etc. Un acuerdo masivo, pacífico, múltiple, con infinidad de variantes. Un acuerdo espontáneo, no impuesto, que deja en libertad a las partes para realizarlo a su manera pero convergiendo en un solo objetivo: rechazo a la presencia del ocupante y realización de un referéndum de autodeterminación. 

dilluns, 17 de desembre del 2018

Las buenas formas

Eficacia garantizada y buenas formas. Hospitalidad ante todo. Bienvenidos a la capital del Mediterráneo occidental. La República catalana garantiza la seguridad de los ciudadanos residentes, transeúntes y turistas por igual. Vengan a lo que vengan. A gobernar un país imaginario, por ejemplo, o a protestar pacíficamente contra la presencia de esos gobernantes de imaginarios reinos. La calle es de todos; la ciudad es de todos y todos pueden ejercer sus derecho bajo la protección de la ley. De eso se encarga la República, de garantizar la seguridad y la libertad. 

En Barcelona se prepara un acto el 21 de diciembre de alto voltaje político. Iñaki Gabilondo se hace cruces por la ineptitud de la idea. Depende de lo que se busque. Si lo que se quiere es apaciguar los ánimos, claro, la idea es pésima. Pero si lo que se quiere es excitarlos, la cosa cambia. Apaciguar a alguien dándole un guantazo es poco probable; lo es mucho más enfurecerlo. Llueven los avisos de que esto es lo que se busca subrepticiamente: como el enredo no tiene solución, don Quijote carga contra el retablo de Maese Pedro. Y todo por los aires.

Da vergüenza verse obligado a señalar que esta actitud no tiene nada que ver con ningún criterio divino o humano de normalidad

Lo normal sería liberar a los presos/as políticas, permitir el retorno de los/as exiliadas, restituir a todos los represaliados, anular las causas y sentarse a negociar una solución política pactada, cuyo primer punto ha de ser un referéndum de autodeterminación.

Parece que los empresarios catalanes andan propiciando una reunión Sánchez-Torra. Quieren aprovechar la próxima reunión de Fomento del Trabajo y probablemente los invitarán a un ágape. Los patronos tienen fe en que el buen yantar amiga los ánimos. Habrá que regar el yantar con copiosos caldos porque las posiciones son antagónicas. Torra dice que quiere hablar de autodeterminación y Sánchez que el tiempo que Torra hable de autodeterminación, el lo hará del Estado del bienestar.

Es un diálogo muy prometedor. 

diumenge, 16 de desembre del 2018

Por la boca muere el pez

Todo el mundo pudo ver y escuchar el pasado miércoles al presidente del gobierno en el Parlamento diciendo al PDeCat y ERC "traigan una propuesta política que tenga el 75%" de apoyo" (al Parlamento, es de suponer) "y nosotros la valoraremos". "Valorar" no quiere decir aprobar o aplaudir o aceptar. Pero, al menos, quiere decir considerar, tomársela en serio. No obstante, el presidente aconsejaba, paternalista,  a estos jóvenes exaltados:"Pero primero hagan sus deberes y busquen un acuerdo". A su parecer, sin duda, conseguir un 75% de apoyo en Catalunya a alguna propuesta de los indepes debe de ser tarea hercúlea. Por eso recomienda a PDeCat y ERC buscar un acuerdo, sin duda con la población no secesionista, ya que pedirlo entre ambos, que lo están de antemano, es absurdo hasta para Sánchez. Y, como este supone que un 75% de acuerdo en Catalunya por la independencia es  imposible (aunque esté por ver), el problema queda limpia y elegantemente resuelto. 

Lo malo (o bueno, según se mire) es que ese acuerdo ya existe, tiene un apoyo del 80% y se ha presentado en repetidas ocasiones no obteniendo otra respuesta que el 155 y una permanente amenaza de estado de excepción de hecho. Sobre ello editorializa asimismo Ara con mucho tino afirmando que el consenso que reclama Pedro Sánchez ya existe. Por tanto, la pregunta es, ¿por qué no hace lo que dice? Si pide un acuerdo del 75% y lo tiene del 80%, debe valorarlo. Valorar la realización del referéndum que piden ocho de cada diez catalanes. Sin duda la valoración será negativa y de rechazo. Pero tendrá que decir por qué. ¿Por qué no pueden hacer los catalanes lo que hicieron los quebequeses y escoceses? 

Y ahí está el problema, en que el gobierno, el Estado, no tiene razones convincentes para oponerse al referéndum salvo una y esa no puede confesarse pues es el temor a perderlo. 

La encuesta que publica Ara, que trae también datos apabullantes en cuanto al rechazo popular a la represión, mantiene el apoyo a la independencia en el 47,7%, más o menos, el porcentaje de las elecciones del 21 de diciembre de 2017. No se ha movido gran cosa. No habría de haber temor al referéndum. Pero una encuesta del Institut de Ciències Polítiques i Socials que ha hecho GESOP da un 59,6% en favor de la independencia en una consulta ahora mismo. 

Con estos datos sobre la mesa es claro que el Estado no aceptará un referéndum de autodeterminación en ningún caso. Es más, está dispuesto a hacer lo que sea, hasta trasladar 9.000 piolines a Barcelona para un pic-nic deel consejo de ministros, a ver si se arma un bochinche y se puede intervenir, suspender, cerrar, clausurar, inhabilitar y, llegado el caso, encarcelar a quien corresponda para restaurar la normalidad en Catalunya. La verdadera y tradicional normalidad de Catalunya bajo la dominación del Estado español.

Es esencial, por tanto, que la resistencia del independentismo en todo el país sea pacífica, absolutamente no violenta. Que la razón de la fuerza no pueda vencer a la fuerza de la razón. Que no se dé pretexto al Estado para imponer por la violencia un orden que la mayoría del electorado rechaza.

La entrevista de los dos presidentes es prescindible a fuer de ridícula. El cónsul se presenta en la provincia al frente de sus legiones y llama a capítulo al procónsul. ¿Y qué van a decirse? ¿Y cuándo va el cónsul a tomar declaración al procónsul, antes o después de reunirse con sus ministros? Llévese el cónsul sus legiones, reúna su conciliábulo en otro lugar del imperio y acuerde una entrevista normal de presidente a presidente para abordar el mayor conflicto constitucional que ha vivido España desde la muerte del invicto.  

Dicen los voceros del régimen que los independentistas quieren muertos. Es un típico acto fallido. Son ellos los que los quieren y para eso traen fuerza armada. Por tal motivo, ni el más mínimo pretexto para que le den gusto al gatillo. Movilizaciones, desobediencia, resistencia pacíficas. Hay batallas que se ganan no dándolas. Táctica fabiana. 

dissabte, 15 de desembre del 2018

La libertad y la necesidad

La revolución catalana está cambiándolo todo, empezando por el propio concepto de revolución. La independencia de Catalunya es un proyecto colectivo que suscriben más de dos millones de electores, según el último recuento fidedigno de las elecciones de 21 de diciembre de 2017. Los resultados fueron, y son, de mayoría independentista en el Parlament, que es sede de la soberanía popular, órgano legislativo y donde se toman las decisiones de gobierno. Mayoría independentista que el nacionalismo español no acepta, asegurando que no es mayoría social (como si eso fuera relevante en un sistema parlamentario), pero no permitiendo tampoco que se celebre un referéndum, que sería una forma razonable de salir de dudas o de que los nacionalistas españoles salieran de dudas, porque los demás no las tenemos.

Y, como no acepta el resultado de las últimas elecciones, ese nacionalismo español (el gobierno de antes, el de ahora, el Parlamento, los partidos, los tribunales, los medios) recurre a todo tipo de trucos para obstaculizar su realización. Ha recurrido decisiones del Parlament, inhabilitado diputados, obstaculizado medidas, prohibido delegaciones. Dice tener una actitud dialogante y buscar propuestas políticas para el entendimiento, pero no ha puesto en práctica nada de lo dicho.  

Además de en el terreno de las mayorías/minorías, o sea, el colectivo, la revolución catalana tiene un elemento componente fuertemente individual. Incorpora actitudes personales y proyectos de vida que se entrelazan con la acción colectiva. Su método radicalmente pacífico la afinca en el terreno del humanismo y el humanismo es, ante todo, la prioridad del individuo, de la dignidad del ser humano en la tradición de Pico della Mirandola. No sería ella misma la revolución si, centrada en el logro colectivo, olvidara este aspecto de la centralidad de la persona.

La huelga de hambre de los cuatro presos políticos no es una decisión colectiva, orgánica o de partido (por más que los cuatro tengan notable coincidencia política en el independentismo conservador), sino sendas decisiones personales, individuales. Tienen por tanto el valor y la dignidad de los actos individuales. 

He leído unas declaraciones desafortunadas de Joan Tarda, afirmando que las huelgas de hambre no son necesarias. Saltan docenas de preguntas: necesarias ¿para qué? ¿Para un proyecto colectivo? ¿Quién lo decide? ¿Quién decide qué es necesario en un proyecto colectivo en el que se integran tantas y variadas relaciones? ¿Qué quiere decir necesario? ¿Obligado, contrario a la libertad?

No merece la pena contestarlas. Esas declaraciones jamás debieron hacerse. Pero, pues están hechas, merece la pena recordar que la huelga de hambre es un decisión personal de tremenda trascendencia. Impresiona saber que hay gente capaz de jugarse la libertad por sus ideas. Impone respeto saber que la hay capaz de jugarse también la vida.  Considerar que esa decisión no es necesaria equivale a ignorar en qué consiste la dignidad de las personas, capaces de convertir la necesidad en libertad..

Este gobierno ya ha superado al anterior en ineptitud. Lleva dos semanas tratando la huelga de hambre como un asunto de importancia menor, de sección penitenciaria porque, como siempre, no sabe nada del problema que encara. Como se apresta a hacer lo mismo en el futuro inmediato, cabe ir avisándole: en el plazo de diez días, aproximadamente, o el que decidan los médicos se planteará la cuestión de si se procede a la alimentación forzosa o no de los huelguistas. 

Esa será una decisión que habrán de tomar los gobernantes, los que han traído al país a esta situación agónica. Y no podrán escudarse tras decisiones judiciales o informes médicos. Son los gobernantes quienes tienen que decidir entre la vida y/o muerte o salud de unas personas dignas, injustamente encarceladas y dispuestas a jugárselo todo por sus ideas políticas. 

divendres, 14 de desembre del 2018

Normalidad

La última vez que el ministro del Interior desplazó fuerza de la Policía Nacional y la Guardia Civil, fueron diez mil agentes a reprimir una votación. Esta resultó ser una rebelión, según han deducido águilas judiciales, apoyada ladinamente en la violencia que aquellos 10.000 se vieron obligados a emplear muy a su pesar. Por su hazaña son hoy más conocidos que los  de la Anábasis de Jenofonte, como los piolines,. El feliz nombre ha dado origen a una categoría de las fuerzas de seguridad. Piolín: dícese del agente de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado destinado transitoriamente en Barcelona y acuartelado en algún imaginativo lugar a la espera de la voz de mando, "¡A por ellos!".

Este contingente tiene mil efectivos menos y, aun así, es desmesurado para su función principal, proteger el consejo de ministros, excepcionalmente reunido en Barcelona contra todo buen consejo y con un evidente ánimo de provocación. Resulta ridículo que sean necesarios 9.000 policías para proteger el consejo de ministros en su propio país. En una época en que no hay dinero, dicen, para las escuelas, esto es un despilfarro insultante. Tanto más si se hace con un ánimo testicularmente hispánico respetuoso con la diversidad lingüística del país: "el consejo se celebra en Barcelona por collons". 

Tan absurda es la decisión y el overkilling del gobierno que se trasmite la sospecha de que los 9.000 no van solo a proteger a los gobernantes sino a enfrentarse a los anunciados manifestantes de toda laya y condición que se han dado cita también en Barcelona el 21 con los más diversos propósitos. 

En principio es esencial que nadie olvide que todos los actos, protestas, manifestaciones serán pacíficos y que actuar, protestar y manifestarse son derechos de los ciudadanos/as. Es de esperar que no haya intervenciones de la fuerza pública y, si las hay, solo por episodios de violencia y es de esperar también que no sea ella la que los inicie.

Negros augurios para el día 21, convertido en duelo singular gracias a la ligereza de un gobierno de sietemachos. A lo largo de estos días, aparte de las declaraciones incendiarias, habrá tiempo de estudiar la incompetencia de haber puesto fecha a la ruptura de hostilidades en un territorio que no se puede controlar. El 21, el grueso de la acción se concentrará en Barcelona, pero es muy probable que haya movilizaciones y actos por toda Catalunya. 

Un Estado que necesita 9.000 policías para proteger a su gobierno no puede decir que viva en condiciones de normalidad bajo ningún concepto.

Después de siete meses, ya podía haberse dado cuenta. 

Avui, Palinuro a Berga

Una xerrada a Berga, al pavelló de Suècia, a les 8 del vespre. Ens esperen moments complicats, difícils. El 18 que ve comença la farsa judicial contra els presos polítics. Suposo que tots ells habràn de comparèixer davant els jutges, peró, atés que el procés durarà molts dias, no sabem si alguns dels que van fer vaga de fam estaran en situació d'hi anar. La farsa judicial tirarà llavors més en direcció al drama. 

Si sotmetre a persones innocents a un judici penal es una indignitat, fer-ho amb persones afeblides en la seva salut per la tortura de la vaga de fam es encara pitjor.  Una prova més de que, lluny de ser un Estat de dret, España sigueix sent un Estat torturador, regit por una oligarquia franquista i criminal.

Només amb la Repùblica y l'indepèndencia alliberarem els nostres presos i presas, exiliats i exiliades, embargats y embargades.

Ens veiem a Berga.

dijous, 13 de desembre del 2018

¿Quién miente, presidente?

La sesión monográfica de ayer nos dejó un cuadro bastante completo de la situación en Catalunya. Completo, sin embargo, no quiere decir que esté claro. El barullo y el griterío del Congreso y fuera del Congreso en relación con Catalunya impide el distanciamiento y la frialdad necesarios para entenderlo. En gran medida, la agitación está provocada para impedir un análisis de alguna utilidad. Está pensada para confundir, exasperar y llevar el conflicto a un punto de no retorno.

Interesados en la ceremonia de la confusión están todos aquellos que, no hace mucho, sostenían con suficiencia que la cuestión catalana, no tenía importancia, que era una algarada, una cortina de humo para ocultar la corrrupción del 3%; que el soufflé se desinflaría  por sí solo; que era cuestión de descabezar el movimiento independentista; que todo obedecía a la locura de un puñado de visionarios; que los personalismos se cargarían la unidad; que esta se rompería en cuanto les tocaran el bolsillo. Etc., etc. Tantos años ignorando la realidad por un complejo hecho de arrogancia, desprecio, autoritarismo e ignorancia  y esta les ha estallado en los morros. A todos. Y ha hecho caer las caretas. Todas.

Confrontado con la realidad de un movimiento independentista de amplísimo apoyo social, solidario, transversal, movilizado, radicalmente pacífico, revolucionario, democrático y electoralmente mayoritario, el nacionalismo español desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda se lanza fiero al zafarrancho de combate. Ayer lo demostró ampliamente en la bronca sesión del congreso, digno escenario de repetición de la que hay montada en las calles y en las redes, que son tan calles como las otras. 

Nos abriremos paso en el indescriptible guirigay de ayer separando cuidadosamente las dos vías paralelas por las que discurre la respuesta del nacionalismo español al problema que él mismo ha creado. La vía de los hechos y la de las ideas. El intento de tercera vía de Podemos de hablar de "las cosas de comer" soslo sirve para confundirlo todo más y delatar sus pocos deseos de mojarse en este peliagudo asunto. En ambas parcelas se cruzaron ayer los disparos, mezclándolo todo y tratando de hacer imposible todo entendimiento. Sin embargo, separarlas y explicarlas es fácil con el debido método.

La vía de los hechos. Abrumadoramente presente. Insultos, agresiones verbales, menosprecios, conminaciones, amenazas. Un eco del clima de las calles con bandas de matones agrediendo a ciudadanos pacíficos en Catalunya ante la indiferencia, sino la complicidad, de la fuerza pública. Bandas que suelen tener vínculos con partidos con representación parlamentaria estatal o autonómica. Declaraciones sanguinarias que ya hablan abierta y conminatoriamente de muertos. Dicen hacerlo a raíz de la mención a la vía eslovena del presidente Torra y manipulando, de paso, su significado. Pero, las amenazas de violencia, incluso letal, del nacionalismo español vienen de antes. Margallo ya avisó de que el Estado no se retiraría pacíficamente de Catalunya y uno de C's, no recuerdo cuál, vaticinó que montarían "un Ulster" catalán.

La vía de los hechos es de violencia prometida y, se entiende, de cualquier intensidad. Frente a ello, el movimiento independentista se afirmará en su actitud no violenta; no colaborará, resistirá y quizá llegue a la desobediencia civil generalizada o acciones de mayor alcance, como la huelga. Pero siempre radicalmente pacíficas. La cuestión es cuánto puede aguantar el Estado la represión de un movimiento pacífico y democrático. De ahí que las amenazas, incluidas las del presidente del gobierno, suenen a perro ladrador y poco mordedor. Pero precisamente eso es peligroso porque azuza a los mastines. 

La vía de las ideas es otra lamentable catástrofe. Sánchez acusa a Torra de mentir. Eso es lo que hace él de modo sistemático en todo pero especialmente en Catalunya. Todas sus referencias son falsas, se formulan de mala fe y, en el fondo, no descansan en otro argumento que en la amenaza del 155, o sea, la amenaza de la vía de hecho. Ideas, ninguna. Propuestas, cero. Proyectos, nada. Mentiras como ruedas de molino, difundidas por los medios obedientes y sostenidas por el uso de la fuerza. De la fuerza bruta, no de la fuerza de la razón.

Niega Sánchez al independentismo la mayoría, pero el independentismo es mayoría parlamentaria que refleja la mayoría social según se articula en el sistema parlamentario que Sánchez defiende. Luego Sánchez miente. Responde que no, porque sumando todos los demás votos, incluso los nulos, la mayoría es no independentista. No solo miente; también manipula. Asegura que la sociedad catalana está dividida, aunque no a los extremos dibujados por el señor Riverado o Casavera, pero no está dispuesto a admitir referéndum de autodeterminación alguna entre otras cosas, dice, porque los referéndums solo sirven para dividir a las sociedades. Aquí ya se lía y muestra no saber bien de qué habla pero, en todo caso, vuelve a mentir. El referéndum catalán no dividiría a la sociedad catalana porque, según él, ya está dividida. Y, en todo caso, añade condescendiente, tanto que quieren ustedes un referéndum, traigan a esta cámara una propuesta con el 75% de apoyo y la valoraremos. Vuelve a mentir con mentira ya no de rueda de molino sino de noria de verbena. Esa propuesta es la del referéndum pactado de autodeterminación que han presentado siempre los indepes catalanes y, como acaba de recordar el presidente del Parlament, Torrent, tiene el apoyo del 80%.

¿Quién miente, presidente?

Demà, Palinuro a Berga

Una xerrada a Berga, al pavelló de Suècia, a les 8 del vespre. Ens esperen moments complicats, difícils. El 18 que ve comença la farsa judicial contra els presos polítics. Suposo que tots ells habràn de comparèixer davant els jutges, peró, atés que el procés durarà molts dias, no sabem si alguns dels que van fer vaga de fam estaran en situació d'hi anar. La farsa judicial tirarà llavors més en direcció al drama. 

Si sotmetre a persones innocents a un judici penal es una indignitat, fer-ho amb persones afeblides en la seva salut per la tortura de la vaga de fam es encara pitjor.  Una prova més de que, lluny de ser un Estat de dret, España sigueix sent un Estat torturador, regit por una oligarquia franquista i criminal.

Només amb la Repùblica y l'indepèndencia alliberarem els nostres presos i presas, exiliats i exiliades, embargats y embargades.

Ens veiem a Berga.

dimecres, 12 de desembre del 2018

Normalidad: mano dura

Venían a traer la normalidad a Catalunya y, por extensión, a España entera. Desalojaron del poder al PP, que ya tenía más gente en los juzgados que en los ministerios. Tuvieron los votos de los independentistas gratis para la moción de censura. Iban a terminar la "judicialización" pepera de un problema político. Iban a darle una solución política. En fin, lo normal.

Hicieron dos o tres balbuceantes e incomprensibles propuestas sobre mayorías para referéndums o referéndums para mayorías, nuevo estatuto, reforma constitucional federal, viejo estatuto renovado, y se callaron. Dejaron las cosas como estaban y continuaron por la vía judicializadora del PP. Se obstinaron en negar la existencia de presos políticos y se han encontrado con una huelga de hambre de cuatro de esos inexistentes presos políticos. Un quiebro del destino con consecuencias impredecibles y que, de momento, tiene muy tensionada la sociedad. 

Ahora se encuentran la bronca metida en casa como los ruidos que vienen de la calle. De allí llegan los alaridos de la derecha extrema, la extrema derecha y la extrema derecha extrema, todas portavoces del pueblo español. Todas pidiendo galeras inmediatas para Torra y los demás precitos que lo acompañan en su rebelión contra España. ¿Cómo van a hacer oídos sordos los socialistas, tan patriotas como el que más, a este clamor universal? Los barones detectan descalabros electorales si el PSOE no levanta la Tizona y se encomienda a Santiago en lucha contra los sarracenos; quise decir catalanes.   

Mano dura. No dudo de que se habrá pronunciado en los cónclaves socialistas, pero, exactamente, ¿qué quiere decir? Es lenguaje de patio de colegio de antes de Pestalozzi, pero no quiere decir nada. ¿Es mano dura venir a Barcelona y no entrevistarse con la máxima autoridad del Estado en la Comunidad Autónoma? ¿Celebrar un consejo de ministros en una fecha señalada en Barcelona? Esas pueden ser faltas de educación o gestos de machos, pero no "mano dura". "Mano dura" es intervenir la autonomía catalana en cualquier manifestación, desde tomar el mando de las fuerzas de seguridad a abolir la autonomía tout court. Hay un puente que va del PSOE a VOX. Se llama "unidad de España".

Eso es lo que quiere decir la "mano dura" que los barones recomiendan o exigen a Pedro Sánchez. Una solución que no es solución pues no tendrá el acuerdo voluntario de la otra parte y el gobierno legítimo solo puede serlo por la voluntad de los gobernados. Imponer a Catalunya una forma de gobierno que rechazan más de dos millones de catalanes con el argumento de que tienen cuarenta y tantos millones en contra es confundir la democracia con la tiranía de la mayoría. 

La tiranía no es nunca una solución en sí misma y, además, no es normal.

dimarts, 11 de desembre del 2018

El orden reina en Barcelona

¡Qué lata dieron los socialistas al llegar a la gobierno! Con ellos llegaba la "normalidad". Ahora tenemos los mismos presos, exiliados y embargados políticos que antes y, además, cuatro en huelga de hambre que dura ya diez días. La calle en efervescencia. La policía otra vez de camino en nuevo "¡a por ellos!". Con la primera vez no tuvieron bastante. Vienen más piolines. Entre tanto el gobierno amenaza al presidente del otro gobierno con "medidas legales" por lo que ha dicho o dejado de decir en otro país. Y no iban a judicializar un problema político. 

Será normal, pero con la normalidad que reinaba en el barco de los locos. 

Una parte del país acaba de elegir al partido de un señor Abascal que exige abolir las autonomías, ilegalizar las asociaciones independentistas y actualmente se propone encarcelar al presidente de la Generalitat. No vamos a decir que la situación sea nueva. Los presidentes de la Generalitat suelen ir a la cárcel, en donde los meten gobernantes españoles de todo credo e ideología para los cuales el independentismo es un delito, un crimen. 

Una consideración desapasionada, con racionalidad de teoría de juegos, aconseja al Estado cambiar radicalmente de actitud porque con esta solo puede perder. Considérese: cada uno de los dos oponentes, Generalitat/Estdao, tiene dos posibilidades/resultados: perder o ganar. Pero no del mismo modo. Si el independentismo gana, gana todo y esa perspectiva lo impulsa a correr más riesgo de perder porque tampoco pierde mucho pues no tiene nada. 

Si el unionismo pierde, teme una espiral de fragmentación posterior que acabe con la misma España y ello le lleva a emplear más fuerza en ganar, pero una victoria obtenida por la fuerza no es necesariamente justa ni segura.

El Estado prepara un overkilling para el día 21. Mucho mejor fuera que nos lo ahorrara, reuniera su consejo de ministros en La Moncloa y tuviéramos la fiesta en paz. Como eso es mucho pedir, solo un modesto ruego: hagan todo el ridículo que quieran, pero, por favor, no ataquen a la gente. 

Solo queremos vivir en paz, sin que nos obliguen a ser lo que no queremos ser. 

dilluns, 10 de desembre del 2018

La utopía republicana catalana

La revolución catalana funciona según los principios de lo que Gramsci, prudentemente, llamaba "la filosofía de la praxis", o sea, el marxismo, para entendernos. En el sentido de que es un fenómeno que camina por dos vías paralelas en contacto continuo: la lucha social, en la calle, la movilización para implantar la República y la construcción teórica de esta. La teoría y la práctica, también para entendernos. Entre medias, las instituciones que funcionan como articulación del diálogo entre ellas.

La movilización en las calles tiene rasgos prerrevolcionarios, aunque pacíficos. La querella de Vox contra Torra es un ataque directo a Catalunya que solamente va a enconar más los ánimos, razón por la cual se presenta. Como también se enconarán en la segunda semana de huelga de hambre, cuando empiecen las consideraciones médicas y se incremente la tensión social. Todo ello está en marcha y su curso subsiguente es incierto.

En la otra vía, la teórica y, en cierto modo, ideológica, el Consell per la República ha aportado en su presentación pruebas de un trabajo serio que se especifica en una buena presenación de VilaWeb, sobre el sentido, alcance, condición, medios y fines de este órgano. 

Sobresalen algunos puntos dignos de comentario entre otros muchos. Ese Consell es un órgano polivalente, muy flexible, de naturaleza jurídica y política compleja pero que, en todo caso, funciona como órgano de máxima legitimidad y escudo de las instituciones de autogobierno de la Generalitat. Si estas se vieran atacadas, el escudo, el paladio republicano exterior, tomaría la representación de la República y actuaría también como gobierno de esta. Es decir, es un órgano fuera de la jurisdicción del Estado español.

Su naturaleza es de asociación privada según la legislación belga. Pero eso no resta nada a la eficacia de su acción política. Todos los partidos son asociaciones privadas, algunas hasta delictivas, para más perfección. 

El Consell se configura como una especie de asamblea permanente online. Todos los trámites, desde la afiliación a la participación, se hará a través del móvil. Dicho en términos más técnicos, se trata de una República en la nube. La ciberpolítica a pleno rendimiento en donde la competencia viene en apoyo de la convicción para hacerla eficaz.

La palabra "nube" se presta a interpretación errónea, en el sentido de que se tratara de algo etéreo, inconsistente, utópico. Y, sí, es verdad, el Consell tiene una clara proyección utópica, pero en el sentido de ser más creativo e innovador, de moverse con la fuerza de atracción y movilización de la utopía. Así, por ejemplo, establece una ciudadanía republicana (a través de un censo) con mayoría de edad a los dieciséis años. Con un periodo de carencia en cuota hasta los dieciocho. En cuanto a la procedencia, puede ser miembro del Consell cualquier ciudadano de cualquier parte del mundo con la sola condición de profesar los valores de la República catalana. 

Es un ideal de ciudadanía universal, típicamente vinculado a las tradiciones utópicas pero muy altamente valoradas. Dice Puigdemont en una entrevista que no simpatiza con la concepción religiosa de la política. Pero sí lo hace con la utópica, como buen líder. 

En cuanto a la representatividad numérica pone el Consell la cifra en mi opinión innecesariamente amplia, esperando una afiliación de un millón o incluso de los dos que votaron el 21-D. Cabe temer que la gestión puramente online no alcance a todos los posibles afiliados y ese objetivo tan elevado desmerezca luego el resultado.  

En todo caso, la República viene bien pertrechada en las dos vías: la acción directa de resistencia pacífica y la construcción teórica de República inclusiva y cosmopolita.

Frente a eso, del otro lado, solo se oyen voces y amenazas.

diumenge, 9 de desembre del 2018

Ni un paso atrás

Al Consell per la República, inaugurado ayer con gran éxito en Bruselas tenía que corresponder, entre otras instancias, una organización de Mossos por la República. Todo en Catalunya está moviéndose y a gran velocidad desde el anuncio de huelga de hambre de los cuatro presos políticos. La calle está movilizada, fundamentalmente a cargo de los CDRs, que poseen unas envidiables agilidad y determinación. Pero todavía son pocos. El ejemplo de Francia nos enseña que los números, las cantidades, influyen mucho en los resultados. Los mismos mossos independentistas piden en su escrito a los manifestantes que acudan en gran número y en actitud pacífica y/o de resistencia. Buen consejo que las gentes deberemos seguir si queremos resultados. Pero clarificando algún aspecto.

La revolución catalana es pacífica, no violenta y así debe seguir siendo, porque es esta no violencia la que le da la fuerza moral de la que habla el presidente Puigdemont y no solo su unidad. La unidad es un medio, mientras que la no violencia es un método y una forma de conciencia. Pacífica, no violenta y de resistencia. No se ataca, no se agrede a las fuerzas de ocupación y su sarta de cipayos; pero tampoco se colabora con ellos. Resistencia pacífica y no colaboración en nada. Por último, ¿qué hacer frente a las provocaciones de las fuerzas de ocupación y los infiltrados? Evitarlas, no responder a ellas, denunciarlas, identificar a los provocadores y no ponerse nerviosos ni empezar a dar gritos histéricos en los medios y a rasgarse las vestiduras si alguna vez, en legítima defensa, los manifestantes responden a los provocadores como merecen. La proporción entre provocaciones fascistas y respuestas populares siempre será de miles a una y no ha lugar a ignorarlo. Entre otras cosas porque muchos/as de quienes critican acerbamente la violencia de los nuestros, diciendo que da la razón a los ocupantes, en el fondo, lo que quieren es que suceda lo que dicen temer. 

En su valiente escrito -que pone de relieve la complejidad del momento que vivimos- los mossos piden más o menos al govern y hoy, por extensión, al Consell, lo mismo que Palinuro hace tiempo: que tome la iniciativa, se ponga al frente de la manifestación, proclame la República y la independencia y libere a los mossos de la obediencia debida a la justicia española. Hay parte de verdad en esto, pero no en todo. Es cierto que el Consell debiera haber aprovechado su inauguración para hacer una propuesta de acción colectiva concreta y detallada en lugar de unas declamaciones de voluntad independentista, algunas objetivos poco precisos y el anuncio de que se pedirá la exclusión de España de la UE, noticia bien venida, desde luego, pero de importancia menor. Puigdemont y Torra han hablado con claridad y determinación y hecho visible la lucha independentista en Europa una vez más. Pero también deben orientar esta en el interior, marcar objetivos y explicar qué se espera de cada uno de nosotros en este esfuerzo que es de todos y todas: instituciones, presidentes, diputados, pueblo, organizaciones sociales, culturales y profesionales, partidos, periodistas, publicistas, todos y todas a una.

Esencial es que el Consell, el govern, las instituciones, den apoyo a la lucha independentista en todo el país y encabecen la acción del próximo 21 de diciembre y las que se den entre tanto. Es el pueblo el que protagoniza la lucha en este momento y sus representantes deben estar a su lado porque es el mandato del 1-O y lo que puede garantizar el éxito.  Discrepo, por tanto del presidente Mas cuando dice que no es función de las autoridades orientar la acción colectiva. En ciertos momentos de emergencia como estos, no solo es su función, sino su deber. Recuérdese que, si del norte francés nos llegan noticias alentadoras sobre la capacidad del pueblo para luchar contra la tiranía, del sur andaluz nos llegan otras temibles sobre la capacidad de ese mismo pueblo (aunque quizá sea otro) de humillarse y someterse a la tiranía de los elementos más indeseables de la sociedad.

Aquí hay que hacer piña no ya solo para conseguir nuestro objetivo de una República catalana independiente sino, simplemente, para sobrevivir. Si no echamos a las fuerzas de ocupación, la alternativa es volver al franquismo catalanófobo de Vox. Y que nadie se consuele con el engaño de que hay una izquierda española a la que hay que apoyar para hacer frente común contra el fascismo. Parte de esa izquierda, la del PSOE está deseando pasarse a Vox, como ya hacen con descaro los del PP. Y la otra parte, los de Podemos aspiran a ocupar el sitio del PSOE, sin duda como etapa intermedia antes de terminar del todo como este. ¿Alguien dudaba de que dentro de Iglesias, Monedero y Errejón anida un espíritu reciamente español, rojigualdo y patriótico que solo tiene que reprochar al de los fascistas del PP, C's y Vox el hecho de que lo compaginen con su fabulosa capacidad para robar?

Ciertamente, hay que escuchar a los mossos, tener mucho cuidado y ser hipercríticos, pues nos jugamos la independencia o la humillación. Pero también los mossos han de escuchar. Todos hemos de escucharnos unos a otros si queremos preservar la unidad y conseguir el éxito. Los mossos son funcionarios, igual que los civiles, pero armados y, como todos los funcionarios, tienen un sistema estricto de jerarquía y obediencia. Todos los funcionarios. A su vez, todos, funcionarios y no funcionarios, armados y desarmados, tenemos que aceptar un margen de inseguridad, riesgo y peligro si queremos vivir en libertad y dignidad como pueblo independiente. Los mossos, también. Deben exigir al govern que ejerza su responsabilidad republicana; pero no pueden eximirse de ejercer ellos la suya. El govern debe liberar a los mossos de la obediencia a una justicia española prevaricadora, injusta y profundamente anticatalana.

Pero tampoco pueden olvidar los mossos que no hay eximente de obediencia debida y que, como todos en esta tarea común, solidaria, emocionante y prometedora, deben encarar su margen de responsabilidad.

dissabte, 8 de desembre del 2018

La revolución catalana acelera

Era previsible. La decisión de los cuatro presos políticos de hacer huelga de hambre ha anulado los tiempos y ritmos judiciales, los políticos y los mediáticos y los ha sustituido por otros biológicos. Está articulándose una actividad colectiva de protesta para el próximo día 21, aniversario de las elecciones de 2017 y día de consejo de ministros en Barcelona. Pero la decisión de los presos y el ejemplo de Francia están echando a la gente a la calle.

En dos días sucesivos ha habido manifestaciones antifascistas, reprimidas con inusitada violencia por los mossos d'Esquadra. Y ha saltado la contradicción entre un govern independentista y republicano y unas fuerzas de seguridad unionistas y monárquicas. Por supuesto, será preciso averiguar si se trata de la totalidad del cuerpo o de una parte y de cuánta. Pero el hecho es que el govern, presionado por una opinión pública encendida, no puede avalar el comportamiento fuera de toda medida de los mossos

Nadie sabe cómo va a reaccionar la gente, pero es de esperar una intensificación en los enfrentamientos. Se trata de un guion que el presidente Torra parece dispuesto a aceptar cuando en visita a Eslovenia, afirma que Catalunya puede seguir la "vía eslovena". De inmediato le han recordado que esa vía produjo un centenar de  muertos. También podían recordarle que fueron debidos en lo esencial a la negativa del Estado yugoslavo a aceptar la independencia de Eslovenia. En todo caso, es forzoso que el gobierno republicano obligue a su policía a proceder con legalidad y mesura y tome las medidas necesarias para que eso pase. 

Y, por supuesto, al margen de la extensión que puedan tomar las manifestaciones siempre que estas mantengan su método radicalmente pacífico. Es el pueblo el que está hablando, manifestándose en las calles y las autoridades deben escuchar y proceder. Porque, entre otras cosas, quizá sea la última oportunidad de resolver civilizadamente el conflicto. 

La huelga de hambre debe terminar con la libertad de los presos y exiliados políticos, la anulación de sus causas, el cese de la represión y la apertura de una mesa de negociación que incorporará el reconocimiento del derecho de autodeterminación de los catalanes.

Nos lo hemos ganado.

divendres, 7 de desembre del 2018

¿Quién despierta a quién?

Esto no parece estar claro. En todo caso, tomo pie en una opinión extendida de que la culpa del resultado electoral en Andalucía es del independentismo catalán, que ha acabado despertando a la bestia fascista. Es muy posible que el independentismo catalán tenga algo que ver con ese despertar, pero hay que decirlo todo: lo que ha despertado no han sido los pintorescos personajes electos, que llevan decenios en política. Los que han despertado son los cientos de miles de votos que los han puesto ahí. Eso es grave y no se explica solo por el secesionismo catalán, sino que intervienen otros factores en los que cada cual tendrá su culpa.

En primer lugar, la extrema derecha fascista ha estado y está siempre ahí en España como fatídico resultado de que el fascismo español fuera el único que no perdió la guerra en Europa, sino que, al contrario, la ganó y tuvo 40 años para configurar el país a su imagen y semejanza. Así, mientras la derecha europea se democratizaba, la española se consolidaba, endurecía y echaba raíces patrimonializando el Estado a extremos que llegan hasta hoy.

En segundo lugar, la transición no procedió a depuración alguna de los aparatos del Estado franquista que simplemente en algunos casos cambiaron de nombre, pero siguieron funcionando con idénticos criterios y el mismo personal. A diferencia de Alemania en 1945, en España en 1975 no hubo desfasticización alguna. La extrema derecha franquista quedó “homologada” como la derecha “civilizada” de un Estado democrático de derecho que era un Estado potemkin.

En tercer lugar, el ejercicio sin límites de un poder político tiránico de la derecha más reaccionaria del PP, basado en la holgada mayoría absoluta de las elecciones de 2011, insufló energía y seguridad a una corriente que nunca ha trazado claras líneas de separación entre la acción política y la delincuencia. El poder franquista era positivamente delictivo y este, también.

En cuarto lugar, ese Estado potemkin delictivo goza del cerrado apoyo del ejército, las fuerzas de seguridad del Estado (algunas de ellas delictivas en sí mismas), los empresarios, los banqueros, y la iglesia católica. A todo eso lo llaman Estado democrático de derecho homologable con los vecinos y no perpetuo sistema de oligarquía y caciquismo al viejo estilo costista, disfrazado de Estado de derecho.

En quinto lugar, la crisis económica, el descenso del nivel de vida y los problemas asociados a la inmigración dieron alas a los discursos demagógicos, xenófobos y catalanófobos de estos sectores de la ultraderecha. Discursos como vientos aciagos que agitan densas praderas de malas hierbas de sentimientos machistas, racistas, autoritarios, xenófobos, dogmáticos y serviles muy extendidos en la opinión pública española que lleva años tragando quina con la laxa moral contemporánea y que, en el fondo, piensa que toda libertad sexual es libertinaje.

En sexto y último lugar, la indefinición e incapacidad conceptual de una izquierda española que no ha sido nunca capaz de articularse como una alternativa no subalterna a la derecha. Lo suyo es el desconcierto y la incomprensión del movimiento independentista catalán. Es típico de la ceguera y la cobardía de la izquierda española, incapaz de construir una idea de país y de nación que pueda aglutinar conjuntamente naciones diversas, suscribir la visión nacional de la derecha y su forma criminógena de defenderla.

Lo curioso es que acabe echando la culpa a quien es la principal víctima de aquel renacimiento del fascismo

dijous, 6 de desembre del 2018

Nos vamos ya o nos machacan

Aquí, mi artículo de ayer en elmón.cat, titulado "Todos y todas a una". No necesita introducción ni comentario. Hemos llegado al final de la escapada. El Estado ha decidido no moverse y hacerlo solo a la defensiva, cuando los indepes actúen. No tiene nada que decir, nada que proponer, salvo las sinsorgadas del presidente Sánchez que, si, normalmente no sabe lo que dice, cuando trata de Catalunya, parece desconocer hasta el mundo en que vive. Es decir, la otrora orgullosa monarquía española está dispuesta a encajar todas las afrentas que se le hagan siempre que no se amenace la unidad de España. El gobierno no sabe ni por dónde anda. Y nadie tiene idea alguna de qué puede proponerse fuera de las vulgaridades de manual de la vicepresidenta Calvo que, además, yerra cada vez que abre la boca. Su única opción es más represión, más cárcel, mas farsas judiciales, más fascismo.

Efecto llamada: los inmigrantes no nos han invadido, pero el hatajo de energúmenos fascistas, sí. Los andaluces lo han votado encantados de la vida y, dentro de poco, lo harán los castellanos, aragoneses, cántabros, etc. Vox es la esencia de la España profunda, la que mata en nombre de Dios y viola niños, la que roba a los pobres para gastárselo en putas, la que apalea demócratas y alaba a los tiranos. En fin, que hay que irse de aquí antes de que estos animales cojan más fuerza, ganen las próximas elecciones e implanten la dictadura que todos están esperando (algunos dicen que temiendo) como agua de mayo: PP, PSOE, C's, Podemos... Todos.

Todos contra los catalanes.

Aquí la versión castellana:

TODOS Y TODAS A UNA

La reunión extraordinaria de esta especie de “consejo republicano ampliado” en Waterloo, aunque escasa en imágenes, manda un potente mensaje de unidad. Todos los rumores, quejas, directas o indirectas se callan para hacerse eco al unísono del paso dado por los presos políticos al declararse en huelga de hambre.

Aquí hemos entrado en un terreno en que hacemos realidad aquello que se pedía al unionismo español “de izquierda”: procedamos con gestos, con hechos. Los que ha habido, mejor es olvidarlos. Como siempre corresponde al independentismo la iniciativa y los cuatro presos políticos han hecho uso de ella, trasladando el debate a otros campos, por ejemplo, el médico, aparte del político, el jurídico, el mediático, etc.

El anuncio de huelga tiene una dimensión personal y emocional muy pronunciada. Algo que únicamente quienes comparten causa con los huelguistas puede entender y quizá también quienes, sin compartir la totalidad de su causa,sí comparten una gran porción de ella. Los demás no lo entienden ni probablemente quieran entenderlo.

Eso no nos obliga a tomar la huelga como centro único de la acción; pero tampoco nos exime de hacerlo. La estrategia no puede estar en función de los presos y las huelgas; pero tampoco puede dejar de tenerlas en cuenta. La posición es muy difícil, pero nadie dijo que la justa causa de la independencia fuera fácil.

Son los mismos presos quienes libre y conscientemente han cruzado el Rubicón. Eso nos obliga a todos. Nadie puede inhibirse. Por ello es tan potente el mensaje de unidad a las 24 horas del anuncio de las dos primeras huelgas.

Ahora, la unidad mostrada tiene que convertirse en acto. La comparecencia conjunta del presidente Puigdemont y el del Parlament, Torrent, traduce unidad institucional y política, muy conveniente, y recuerda que los dos Jordis son diputados del órgano legislativo. Pero eso también es simbólico. Es de esperar que el “consejo ampliado” haya acordado líneas generales de acción y que estas informen lo que se supone habrá de ser una declaración con motivo de la presentación del Consell per la República. Declaración institucional que comprenda denuncia de la situación actual y medidas propuestas para combatirla en el interior y el exterior, así como para adelantar la causa del cumplimiento del mandato del 1-O: Independencia/República.

La denuncia de la situación actual ha de partir de la no aceptación de raíz del proceso judicial del 1-O pues es patente que se trata de una persecución política disfrazada de farsa judicial. Esto no es un capricho; es la consecuencia lógica de decir que no se aceptarán sentencias condenatorias, porque se niega la legitimidad de los jueces para dictarlas. Y petición de libertad de los/las presas políticas y anulación de sus causas. Luego, mesa de negociación para llegar a un referéndum pactado.

En todo esto, la huelga de hambre incide directamente planteando criterios de urgencia. Catalunya debe acudir a todos los foros internacionales, especialmente los que tratan de torturas, en demanda de protección para unos presos políticos que solo pueden defender sus derechos poniendo en riesgo su vida.

Debe igualmente acudir a todas las instancias internacionales en demanda de mediación en un conflicto asimétrico en que un Estado pretende usar la violencia contra una minoría nacional. Esta se rebela contra la tiranía de la mayoría que, además, se apresta a tomar formas dictatoriales, no democráticas, como muestra, el resultado de las elecciones en Andalucía.

Tales resultados ofrecen campo para el debate sobre izquierdas y derechas, pero algo hay incuestionable: las elecciones andaluzas se han decidido en clave nacional española y esto preludia también el leit-motiv de las subsiguientes generales españolas: todos y todas contra Catalunya.

Lo que hace inevitable el lema correspondiente del otro lado: todas y todos por Catalunya.

dimecres, 5 de desembre del 2018

El ser de España

Hace unos meses, el "izquierdista" Pablo Iglesias declaraba ser "patriota" y que nadie con cuentas en Suiza le daría lecciones de qué significa ser español. De donde se sigue que sabe qué significa "ser español". En entrevista de ayer otro "izquierdista" medio aliado con aquel, Pedro Sánchez, sostiene que a los independentistas el Estado les importa una higa y lo que quieren es "ir contra el ser de España".

Los dos "izquierdistas" saben qué significa "ser español" y cuál es el "ser de España". Enhorabuena a ambos pensadores porque, hasta ahora, no parecía saberlo nadie. 

En realidad, ninguno de los dos tiene la menor idea de lo que dice. Si "ser español" tiene algún oculto significado fuera del hecho contingente de designar un lugar de nacimiento al azar y el "ser de España" consiste en algo metafísico, distinto de la masa de tierra de una parte de la península, dos archipiélagos y dos plazas de soberanía, no serán ellos quienes los huelan. Al declararse de izquierda, ambos pretenden excluirse del venero profundo del pensamiento nacional-católico que ha construido ambos "seres", el de Juan español y el de España, los ha impuesto a sangre y fuego, y quiere hacerlo hoy de nuevo. Lo pretenden, pero no lo consiguen porque tanto su "ser español" como "el ser de España" coinciden con los de la derecha que, como se sabe, por diversas circunstancias, en España es profundamente reaccionaria.

Y aquí aparece el verdadero misterio de este bucle involucionista de la España negra: las izquierdas son las derechas mientras, como se ha visto en las elecciones de Andalucía, la derecha es la ultraderecha. El elemento aglutinador de la izquierda y la derecha en una sagrada unión nacional, cantando las mismas glorias falsas, es Catalunya. En el fondo, lo ha sido siempre, pero antes podía disimularse y ahora, no.

En la entrevista citada, Sánchez recita todo el abanico de vulgaridades, lugares comunes y puras mentiras del nacionalismo español. En Catalunya hay una "minoría mayoritaria" independentista. Lo sabe por ciencia infusa, ya que no permite hacer un referéndum con el que podría averiguarse con precisión qué apoyo real tienen las distintas opciones.

La constitución de 1978 nos permitió "homologarnos" con los vecinos, cuando a la vista está que no es ese el juicio de los tales vecinos, ni de sus instituciones, tribunales de justicia, medios de comunicación, indicadores de todo tipo. Solo le falta dar por derrotada la "leyenda negra", como hace su agresivo ministro de Asuntos Catalanes.

Sostiene que, habiendo conocido mejor la obra de la monarquía, esta es imprescindible "clave de bóveda" del consenso constitucional en los 40 años de postfranquismo, y la de Felipe VI, una obra maestra. No considera necesario referirse a que su partido haya vetado una comisión parlamentaria de investigación sobre el padre de este afortunado monarca, cuyo comportamiento está por debajo de toda sospecha. Literalmente, de toda. Lo que queda claro de esta cortesana lisonja es lo que viene diciendo Palinuro: el PSOE no es un partido republicano sino positivamente antirrepublicano.

En cuanto al federalismo y la organización territorial del Estado, el habitual galimatías sobre soluciones "políticas" que no son políticas sino administrativas y pretenden desactivar el independentismo con otro estatuto, tan pobre y  viejo como el anterior.

No van a creerlo, pero en esta entrevista en portada con el presidente del gobierno no se habla, ni una palabra, sobre la corrupción, la iglesia, el ejército, la banca, la memoria histórica, la inmigración, Franco (y eso que se grabó el 20 de noviembre, aniversario de la muerte del dictador), la justicia, el paro, la crisis económica, la ley Mordaza o la ley a secas. Sin duda porque España es un Estado de derecho homologable con los de los vecinos.

Lo sabe muy bien quien conoce su ser. 


dimarts, 4 de desembre del 2018

Nueva fase

Antes del anuncio de la huelga de los Jordis había un clima de decepción, de desengaño, bordeando la desafección. De pronto, su anuncio, 24 horas después de publicar una foto de todos ellos en Lledoners, fue como la piedra en el estanque, un sobresalto. La conciencia repentina de que el procés pasa a otro nivel; de que el ayer es remoto pasado y las declaraciones están anticuadas. Ahora se unen Josep Rull y Quim Forn. Definitivamente, otro nivel. 

Todos los agentes interesados, los stakers, se vieron ayer en Waterloo en una especie de consejo informal pero universal del independentismo. Estuvieron todas/os. Incluida la CUP.

Se acabó el marasmo y la especulación. Hay que tomar posiciones. Estas huelgas tiran mucho. Es preciso apoyar y defender a los huelguistas. Lo dicho, nueva fase. Muy nueva. De acción. El consejo de Waterloo habrá servido para preparar una declaración institucional en el Consell per la República. Una especie de programa para los próximos tiempos, con las medidas de gobierno y el modo en que se recabará el apoyo de la opinión pública.

En el otro extremo de España, el resultado de las elecciones andaluzas que tiene al establishment de izquierda noqueado. Dicen que es un desastre para Andalucía y, de rebote, lo será para España. Para Andalucía, está por ver, ya que la perspectiva de continuidad era terrible; para España, muy improbable. Un desastre, sin duda, para el PSOE aquí y en España. Catalunya y Andalucía eran los dos bastiones del PSOE en el Congreso; perdidos los dos, perdido el gobierno para largo. La cantidad de cargos que va a ir al paro es considerable. Los otros, los de Podemos, siguen sin entender la misa: bajan en votos, se llevan la misma bronca que los socialistas por aburguesados y burocratizados, pero han participado muchísimo menos en los privilegios, si es que lo han hecho. Se llevan las bofetadas sin merecerlas. No son muy espabilados. La abstención, va revelándose, parece haber sido la izquierda frustrada. Los votos socialistas desertores han ido a C's y los del PP a Vox. El mapa de la derecha engorda y se reorienta. En cuanto a la izquierda, tanto si el independentismo triunfa como si fracasa, su carro triunfal o su coche fúnebre pasará por encima de sus restos.


La brecha, la batalla está ahora entre una Andalucía, cabeza de la Reconquista española Marca España, siglo XXI y Catalunya, territorio rebelde. Políticamente rebelde, no empecemos la matraca. Y el factor decisivo ha pasado a ser el tiempo. El tiempo que cada parte necesita para la ruptura o el asalto finales. Es el paisaje, pero antes de la batalla. La tropa de la Reconquista necesita afirmarse en su nueva plaza fuerte y conquistar luego Madrid, o sea España, mediante otras elecciones. Mínimo, seis meses.

¿Qué puede hacer el independentismo en seis meses? Mucho, desde luego..., si le dejan. O sea, mientras no haya una interrupción del escenario vía estado de excepción, por ejemplo. Consideraciones muy dignas de tenerse en cuenta, pero sin olvidar que la huelga de los cuatro introduce un factor de premura y de urgencia muy notable. Los presos políticos no se juegan la libertad por sus convicciones, que son las nuestras; se juegan la vida. Nueva fase y nueva fase de no retorno en donde entran cuestiones emocionales, de la condición humana. El recuerdo de Xirinacs está presente hoy más que nunca. Y preside el movimiento en su profunda voluntad de triunfar por medios no violentos. 

El próximo día 21 es aniversario de las elecciones del pasado y se celebra en Barcelona el consejo de ministros en el que ya no recuerdo si Sánchez no ha invitado a Torra o Torra a Sánchez, en prueba de la evidente normalidad de la política española. Toni Albà insinúa que la gente podríamos salir a la calle ataviadas con chalecos amarillos. Pues sí, es buena idea, pero sin olvidar ni por un instante que la revolución catalana es radicalmente no violenta. A ver si el groc català pacífico va a teñirse de jaune français, violento.

Todos los presos/as políticas deben ser puestas en libertad; los exiliadas/os deben poder retornar; los embargados/as restauradas en sus patrimonio y la causa contra todos ellos anulada. Y cuanto antes, antes de que sea demasiado tarde y el Estado añada a su condición de injusto y prevaricador la de asesino. 

Avui, Palinuro a TV3, 324

Ja tenim quatre persones, preses polítiques, en vaga de fam. Aquesta vaga de fam marca el punt de no retorn definitiu de la lluita per la independència i la República catalana.

Quan els sociofeixistes es recuperin del merescut daltabaix d'ahir, s'adonaran que, a més d'Andalusia, fa temps que van perdre Catalunya. Del tot. Els feixistes socials de relleu que van guanyar ahir traem la dictadura al furgó. Però a nosaltres ens agafarà lluny.

Demà hi haurà ocasió de parlar d'això i del futur immediat. Què farem a Catalunya? Ja no només hem d'aconseguir la llibertat dels presos/as politics. També cal protegir la seva vida i estar a l'alçada del moment.

dilluns, 3 de desembre del 2018

Demà, Palinuro a TV3, 324

Ja tenim quatre persones, preses polítiques, en vaga de fam. Aquesta vaga de fam marca el punt de no retorn definitiu de la lluita per la independència i la República catalana.

Quan els sociofascistes es recuperin del merescut daltabaix d'ahir, s'adonaran que, a més d'Andalusia, fa temps que van perdre Catalunya. Del tot. Els feixistes socials de relleu que van guanyar ahir traem la dictadura al furgó. Però a nosaltres ens agafarà lluny.

Demà hi haurà ocasió de parlar d'això i del futur immediat. Què farem a Catalunya? Ja no només hem d'aconseguir la llibertat dels presos/as politics. També cal protegir la seva vida i estar a l'alçada del moment.