dilluns, 11 de desembre del 2017

Lo nacional

Quienes siguen el proceso catalán saben de la decisión de la CUP de distinguir dos ejes en su programa, el eje nacional y el social. Y saben asimismo que, por razones tácticas la organización privilegia el nacional. Conocen, además, las razones y, atendiendo a estas, interpretan sus sucesivas posiciones, según se producen los acontecimientos: la independencia está declarada; se trata de implementarla tras las elecciones ilegales e ilegítimas pero obligadas; se apoyará el gobierno que implemente la independencia; incluso se participará en él, llegado el caso y mediando decisión asamblearia; no se pacta con unionistas ni ambiguos; no se participará en un Parlament con mayoría unionista. De momento. Sus aliados (PDeCat y ERC) pueden decir muchas cosas de la CUP pero no que no hable con claridad.

El eje nacional. Lo nacional. Es, se quiera o no, la columna vertebral del independentismo. Y se ventila, se quiera o no en las próximas elecciones del 21D. Que son, se quiera o no, un referéndum. El referéndum pactado que el bloque del 155 trató de evitar a toda costa y ha tenido que aceptar, quiera o no, por imposición de la UE. Tras todos los debates sobre derechos, políticas, medidas, autonomías, intervenciones y encarcelamientos, lo que se juega en estas elecciones es qué prevalece: una sola nación española que incluye a Cataluña sin reconocerle condición nacional o una nación catalana que emerge protegida por un Estado propio en condiciones de igualdad y, a ser posible, buena vecindad con la nación española y su Estado.

Lo que se ventila es el tema nacional por encima de la política de partidos. Y ese es el hilo argumental de Puigdemont y su candidatura de JxC: la nación, Cataluña, está por encima de los partidos. Debemos ser militantes de Cataluña más que militantes de cada partido, dice, en una especie de actualización de la union sacrée francesa de la Iª Guerra Mundial. Palinuro ya señaló que suena aquí una nota gaullista, prolongación de aquella en la IIª GM. Las similitudes son llamativas: desde el exilio se alza la bandera de la Catalogne combattante. Puede sonar también a caudillista, pero es un caudillismo de bufanda amarilla, muy de sociedad civil.

La formulación más cruda de esta primacía de la nación sobre el pluralismo partidista, y la que más se usa para criticarla y combatirla es la célebre afirmación del Kaiser Guillermo II en el Parlamento, también en aquella Iª GM: "¡Ya no conozco partidos. Solo conozco alemanes!" En abstracto, suena horrorosamente; en concreto, tiene una enorme fuerza de movilización. Aunque los críticos suelen decir que esas movilizaciones acaban en desastres.

Y ¿tiene la nación catalana que Puigdemont abandera algo en special que la ponga al abrigo de esos desastres? ¿Es el nacionalismo catalán distinto de los muy frecuentes movimientos etnicistas? Sí, tiene algo que no suele aparecer porque la independencia, con su fulgor, deja en la penumbra a su inseparable compañera, la República. El independentismo no solo es revolucionario por independentista sino por republicano. 

La nación catalana no es una nación étnica, sino política. Es una nación republicana. Incidentalmente, esta es la razón verdadera del fracaso de la izquierda española ante Cataluña y que quedó pendiente en el post de ayer.

El distanciamiento de Puigdemont respecto al PDeCat obedece a esta intencionada prevalencia de lo nacional en lo que, paradójicamente, coinciden los dos extremos del arco parlamentario, quienes hasta hace poco representaban a la derecha y quienes siguen representando la izquierda radical. De esta forma se consolida la figura simbólicamente gaullista del presidente y se le exonera de la acusación de envolverse en la bandera para ganar votos. Y eso, justamente, da a esta candidatura mucha fuerza atractiva entre quienes se sienten interpelados por el llamamiento del Kaiser.

Eso es algo que los de ERC reconocen y fomentan abiertamente. Todo lo que sea recabar votos para la causa común, vayan a donde vayan en concreto, es digno de encomio desde el punto de vista de unidad de acción que todos están interesados en mantener. 

Pero, al mismo tiempo, ERC tiene su alternativa propia que, como la de la CUP, se planteará políticamente una vez la República esté implementada. Algo lógico. Pero esa alternativa también puede tener una versión en el eje nacional, ¿por qué no? Se postula una sola nación, pero se puede querer más de un color que de otro. 

La alternativa de ERC también puede formularse en el ámbito simbólico y de imagen. El candidato en el exilio tiene un toque gaullista de salvación. El candidato en prisión tiene otro más sentimental de redención. Pero también con mucha fuerza. El Frente Popular triunfó cuando los anarquistas votaron para sacar a los presos de las cárceles. El candidato Junqueras tiene muy mermadas sus posibilidades de comunicación y es de esperar que ese handicap injusto sea continuamente mencionado por los demás participantes en la competición. 

No debe olvidarse que, si el elemento decisivo en la consideración del nacionalismo catalán como nacionalismo cívico es su carácter republicano, ERC lo lleva en su nombre. Hace más de ochenta y cinco años. Esa es la izquierda que tiene en la reserva con garantías la recuperación de una República que fue arrebatada a la gente por la fuerza de las armas y a la que la izquierda española ha renunciado. 

Por eso la izquierda catalana tiene una nación y la española, no. 

diumenge, 10 de desembre del 2017

La izquierda reaccionaria

Palinuro lleva una temporada diciéndolo: el independentismo catalán ha hecho picadillo a la izquierda española; a toda ella, la ha destruido, la ha dejado sin discurso, sin margen de acción, sin propuesta ni alternativa. Y, además, a remolque de la derecha más cerril con la que parte de aquella izquierda, la socialdemócrata, se funde por entero.

Durante mucho tiempo, en el pasado, Palinuro se negó a admitir la famosa expresión de PSOE/PP la misma mierda es por considerarlo simplificador y, sobre todo injusto con la historia del partido de Pablo Iglesias y su militancia, que siempre tuvo por más democrática y de izquierda que sus dirigentes. Pero eso se ha acabado. Nuevos tiempos. Desde que el conflicto entre España y Cataluña se enconara a partir del desastre del Estatuto de 2006, emasculado por la comisión constitucional del Congreso bajo la presidencia del socialista Guerra y definitivamente asesinado por un Tribunal Constitucional que no era -ni es- otra cosa que una cámara judicial del PP, esta identidad, fusión de ambas formaciones, se ha impuesto con toda evidencia.

Nada une más a dos supuestos adversarios que contar con un enemigo común. En este caso, el que une al triuvirato nacional español, Rajoy, Sánchez, Rivera, el bloque del 155, es la lucha contra el independentismo catalán o secesionismo, como dice Sánchez. Así resulta que cuando Cospedal, la Aldonza Lorenzo de la política, dice que su gobierno ha convocado las elecciones del 21D para que gane el "constitucionalismo", nombre actual del golpismo, el alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, completa el cuadro dictatorial aclarando que, si no salen esos "constitucionalistas", se seguirá aplicando el 155. El PP y el PSOE están de acuerdo en que las elecciones valen si ganan ellos; si no, no se reconocerá el resultado y se seguirá con el estado de excepción de hecho del 155 hasta que los catalanes "aprendan la lección" y voten lo que ellos quieren, porque es lo constitucional, lo democrático, lo legal y, sobre todo, lo que a ellos les da la gana.

Encuentren un nombre para tan repugnante actitud que no sea fascismo o franquismo.

Pero hay más en esta identidad entre el PSOE y la derecha. Vista la intención de mantener el 155 después de las elecciones, calíbrese la mentira de Iceta, que este va repitiendo de plató en plató, de que se ofreció  a Puigdemont retirar el 155 si convocaba elecciones. Son muchos los platós de que dispone la derecha (PP/PSOE/C's), así que son muchas las veces que el candidato socialista ha mentido.

Y todavía hay más en esta unidad de acción neofranquista entre PP, PSOE, C'S: al anunciar Puente que el 155 no se retirará si los catalanes tienen la desfachatez de votar lo que quieran y no lo que a él le dé la gana, está reconociendo que manda sobre el 155, puesto que él, cuando menos, co-decide con el PP qué se hace con el 155. Es decir, es tan responsable como el PP de su aplicación y tan partidario de la dictadura "constitucionalista" como el partido fundado por Fraga, ese que consideraba que Catalunya es "territorio conquistado".

¿Qué tiene que ver lo anterior con la izquierda? Nada; y todo, en cambio, con el nacionalismo español, el nacionalcatolicismo, la idea franquista de la nación española que la izquierda ha interiorizado tan acríticamente que coincide en su idea y su práctica. El secretario general que ganara las primarias alzando la bandera de la izquierda frente al insoportable caudillismo de su rival Susana Díaz ha resultado ser como la pluma al viento del patriotismo español. Y sí, de anunciar que pediría la dimisión de Rajoy, ha pasado a convertirse en un tan fiel escudero que el otro se permite el lujo de engañarlo de vez en cuando, porque muy listo tampoco es. La prueba es que la repentina revelación de las viejas glorias imperiales no le va a servir de nada porque los fascistas cuyo voto corteja, no siendo tontos, votarán the real thing, el PP; y los que de izquierdas queden en sus pagos, se irán a Podemos, aunque en este asunto concreto, Cataluña, no cambiarán mucho de territorio.

El indpendentismo catalán ha dejado a Podemos tan fuera de juego como al socialismo, aunque más preocupado por disimularlo, sin conseguirlo. Las declaraciones de Iglesias de que el independentismo ha despertado el fascismo español son un intento de justificar la equidistancia y la exquisita neutralidad entre la víctima y el victimario, el agredido y el agresor, el encarcelado y el carcelero. Coinciden en todo con las "explicaciones" que aportan los intelectuales orgánicos del PP e, incluso, legitiman mucho más a la derecha franquista porque vienen a decir que ese fascismo estaba "dormido" y, por tanto es algo distinto del gobierno, de la administración pública, de las fuerzas de represión, de la judicatura, de los medios de comunicación; es decir, ese fascismo ahora despierto por culpa de estos indepes delirantes, baja del cielo, como el fuego divino sobre Sodoma y Gomorra porque no estaba activo en ninguna de las instituciones que esta derecha (presuntamente) corrupta y criminal administra a su antojo. Parece mentira que se pueda ser tan irresponsable.

Aunque nada frente a la reciente comparación que se ha hecho entre el independentismo catalán y ETA, comparación en la que se funden una profunda ignorancia (tanto sobre ETA como sobre el independentismo catalán) con una patente mala fe. Los dos datos que fortalecen el matrimonio de esta sedicente izquierda con la derecha franquista. En el fondo, el independentismo, viene a decirse, es ETA. De esta forma los responsables de esta aviesa intención, quieren resolver la cuestión pendiente de cómo explicar que, en contra de lo que se decía a los etarras, en ausencia de violencia puede hablarse de todo. También era mentira. Podemos y los jueces españoles resuelven la cuestión redefiniendo como violencia la manifestación pacífica de ideas y proyectos políticos. La ladina asimilación del independentismo esencialmente no violento con el terrorismo, justifica su represión con métodos, esos sí, esencialmente violentos. 

La fusión entre la derecha y la izquierda cuando de la cuestión nacional se trata adquiere tintes pintorescos con la intervención de Echenique, cuya perspicacia le lleva a la feliz fórmula descalificatoria referida al PDeCat de que, aunque la mona se vista de seda, mona (corrupta) se queda. Es una interpretación a la pata la llana de la vieja teoría izquierdista de que el nacionalismo es una cuestión de la burguesía. Y, ya se sabe, en donde hay burguesía, hay corrupción. La teoría ha resurgido recientemente para descalificar el independentismo sin verse obligado a razonar más al fondo de las cosas explicando por qué una reivindicación de la corrupta burguesía tiene el apoyo cerrado de la izquierda de ERC y de la más izquierda aun de la CUP. Echenique lo zanja con el asunto de la mona, sin reparar en que la mona se quedará mona, pero el independentismo aparece como un vestido de seda, paradigma, al parecer, de la elegancia. Más claro: lo que se critica, paradójicamente, es que la corrupta burguesía quiera parecer otra cosa. Pero esa otra cosa, el independentismo, es deseable, cosa que el propio Echenique descarta.

Como todos los descartes en esta partida que la izquierda española ha perdido. Suelen sentenciar sus partidarios más ilustrados que la izquierda no puede ser nacionalista porque es internacionalista. Y les parece algo incontrovertible, que muestra cómo los postulados independentistas, siendo nacionalistas, no son sino pulsiones tribales, primitivas, atrasadas, incapaces de remontarse a una visión básicamente internacionalista del proyecto de la izquierda. Algo que nada tiene que ver con los horizontes angostos de la nación. Algo distinto. 

Distinto. Estupendo. Exactamente ¿en qué? ¿Qué tiene que ver con el internacionalismo la negación del nacionalismo y/o independentismo ajenos? ¿En nombre de qué se niegan (y hasta se combaten y reprimen) estos? ¿En nombre del internacionalismo o en nombre de otro nacionalismo que se da tan por supuesto que ni se menciona? Lo cual es lógica medida de supervivencia porque, si se hace, deberá reconocerse que un nacionalismo vale lo mismo que otro; o sea, nada, según la doctrina de que la izquierda no es nacionalista sino internacionalista. Y, nada por nada, tanto da.

¿O no? ¿O lo del internacionalismo es un cuento de las mil y una noches y la izquierda española es española antes que izquierda?

Y eso explica, en parte, el impacto destructivo del independentismo catalán sobre la izquierda española. Esa revolución de nuevo tipo que se ha incubado y está desarrollándose ante las narices de quienes se llamaban revolucionarios a sí mismos sin haber sido capaces de olfatearla. Al contrario, dedicados a combatirla denodadamente, codo a codo con la derecha.Porque valen mucho.

dissabte, 9 de desembre del 2017

Solo yerra quien reincide

No ir en lista única fue un error del independentismo. Había sin duda razones, podían entenderse humanamente. Pero los seres humanos tienden a extralimitarse y lo que en un momento fue comprensible, pasa a ser vituperable si se repite. Las prisas, la necesaria definición del PDeCat, los nervios, el humano deseo de saber cuáles sean nuestros poderes, todo iba contra la lista única y a favor de las separadas. Pero si ahora estas listas se enfrentan entre sí en una especie de guerra de baja intensidad en un principio, se está mostrando un flanco débil por el que llegarán ataques. En las guerras, sabido es, la primera víctima es la verdad y los medios son maestros en disfrazar cadáveres y representar con ellos una danza de la muerte. Obsérvese cómo El País vierte ponzoña en donde quiere ver una grieta en lo que más miedo le da: la unidad del independentismo. El diario independiente acaudilla el frente patriótico español, la escuadra hacia la muerte, la División Azul contra el comunismo y hoy el separatismo que para Franco siempre fueron juntos. Y no para en barras. Si hay que hacer demagogia, se hace; si hay que mentir, se miente. La unidad de España impuesta por el franquismo está por encima de la verdad y, desde luego, la justicia. Así que, si hay que decir que en Bruselas el siete de diciembre había 10.000 pelagatos cuando ya las cifras más seguras y contrastables hablaban de 45.000, se hace. Hoy, que la cosa va ya de 60.000 (según la policía federal) y hasta se habla de 90.000 contando la ocupación hotelera registrada y datos así, seguro que El País rebaja a 5.000 para compensar.

Consideración general: es admirable que se defienda la causa de la nación española; admirable y muy legítimo. Como lo es defender la nación catalana. Si la defensa española se manifestara de modo más limpio, directo, sincero, legal y no mintiendo, engañando, amenazando, agrediendo y reprimiendo, llevaría mucho ganado. Pero, en fin, allá cada cual.

Lo que el frente independentista debe evitar es dar pábulo a la fragmentación y los enfrentamientos. Que la unión hace la fuerza es casi una verdad apodíctica. Pero queda ese "casi" de la compleja condición humana.En el momento de dejar libre rienda a esta conviene recordar que la acción de las fuerzas políticas independentistas está enraizada en una acción unitaria y transversal de la sociedad que llevará muy mal y con razón un enfrentamiento entre sus dirigentes. El personal se ha manifestado en Bruselas por los presos y exiliados políticos, igual que ha contribuido a pagar las fianzas de los presos políticos; no de unos u otros presos políticos. Y así parece lógico que siga siendo. Todo el mundo dice tener claro el objetivo final así como la idea de que los medios para alcanzarlo pueden variar. Pero no tanto que lo hagan peligrar. Son humanas discrepancias tácticas y estas se entienden en un clima de buena voluntad para formar una unidad en la pluralidad. Luego, cuando ese objetivo final se haya alcanzado, será el momento en que cada cual seguirá el camino que la fortuna le marque, como decía Virgilio que haría Eneas.

Muy oportuno

Muy oportuno teniendo en cuenta con quién nos jugamos los cuartos. Con un partido imputado en procesos penales, metido hasta el cuello de sus más elevados dirigentes en la corrupción, en donde la mentira, el engaño, la falsificación están a la orden del día. Cuando no ven un jaguar en un garaje y no saben quién les paga los trajes, ignoran en dónde andan 500 millones de euros de una tasas judiciales que cobraron indebidamente. Pues en algún sitio ignoto a donde podrían ir 500.000 votos a candidaturas "radicales" si les dejan. Un partido que colabora con la justicia machacando a martillazos los discos duros pruebas en procesos o perdiendo expedientes incriminatorios por cientos de millones de euros presuntamente afanados por sus dirigentes.

Una joya de partido, presidido por un individuo cuya catadura moral quedó establecida en una afirmación vergonzosa a comienzo de su mandato: "no he cumplido con mi palabra pero sí con mi deber".

¿Cabe esperar cualquier cosa de gente así? Supongo que no lo duda nadie. Otra cosa es que quienes debieran estar señalando estos datos todos los días, los partidos de la oposición, se atrevan a hacerlo. Al contrario, no solo no lo hacen sino que simulan otorgar crédito a las medidas adoptadas por un gobierno y un partido inmersos en la corrupción, como si fueran personas de fiar.

Las organizaciones sociales hacen muy bien en organizar procedimientos paralelos para garantizar la limpieza de los comicios hasta donde puedan. Por cierto, también sería recomendable que trajeran observadores extranjeros. Aparte de la motivación evidente, se añade que la Junta Electoral Central no quiere ni verlos porque dice que no son necesarios. Por supuesto, para ella, no; son necesarios para todos los demás. En consecuencia, los observadores extranjeros deben venir y observar aunque sea sin el reconocimiento oficial de la Junta. No se les puede impedir y el reconocimiento no les hace falta.

De haber algún tipo de discrepancia en los resultados entre la Junta Electoral Central y los observadores, no habrá duda alguna de cuáles serán más fiables.

divendres, 8 de desembre del 2017

El franquismo

Realmente entiendo a esas gentes conservadoras y hasta reaccionarias para quienes lo del franquismo es como una necrofilia de la izquierda de la que esta debiera liberarse por su equilibrio mental. Es verdad. Aquí hay Franco y franquismo hasta en la sopa y, sin embargo, sostienen estos ejemplares patricios, Franco lleva más de 40 años muerto y no pinta nada. Así está Comín, de ERC, con ese aspecto de revolucionario en invierno, llamando "franquistas" a los gobernantes. Ya vuelven las vetustas izquierdas por donde solían. Los pardos prados del Edén.

¿Seguro? Mírese con atención la noticia. En esta se da noblemente cuenta de que Toni Comín no se considera destituido porque a él, dice, no lo destituye el fascismo sino la voluntad soberana del pueblo. Obsérvese ahora el pie de la foto. En él se dice que "El exconseller de salud, Antoni Comín...". Es decir, lo da por destituido, diga él lo que diga. Desde un punto de vista material y de aplicación de la fuerza, sin duda, así es. Pero eso es, precisamente, el franquismo, porque desde un punto de vista ético y político el conseller no está destituido; él no lo admite y alguien más, por ejemplo, Palinuro, tampoco. Por entender que esa destitución es ilegal, no ajustada a derecho. Por eso, en estos pagos, Comín es conseller, igual que Puigdemont presidente y Junqueras vicepresidente. Un signo indubitable del franquismo: tener presos políticos y negarlo. En tiempos de Franco, tampoco se admitía que existieran estos presos y se les llamaba "sociales", lo cual introducía fabulosas confusiones en un régimen que encarcelaba a los homosexuales dentro de esa rúbrica y aplicaba la legislación de peligrosidad social vulgarmente conocida como "ley de vagos y maleantes" y todavía más vulgarmente, ya en argot carcelario, "la gandula". Y de los exiliados políticos no se hablaba, salvo para probar que estaban al servicio de alguna forma de la "Antiespaña", así como Puigdemont es, como todo el mundo sabe, el agente ruso Cipollino.

Pero si alguien quiere alguna prueba más fehaciente de la omnipresencia del franquismo y de los franquistas, ahí está Cristina Cifuentes que se queda la última de Filipinas en la negativa de investigar nada del pasado criminal de la dictadura. Cómo será el asunto de horrible que hasta C's se ha abstenido y ha dejado a la presidenta el amargo caliz de defender que no se investiguen los crímenes del franquismo, no porque, siendo tantos, quizá no haya tiempo en esta era geológica sino por alguna otra alambicada razón que ni ella entiende, algo que murmura sobre una "ley de punto final" a la que parece oponerse. Puro franquismo. Daba igual lo que dijeran los gobernantes y eso cuando se dignaban decir algo. Declaraban lo primero que les venía a la cabeza porque sabían que nadie les pediría cuentas de sus palabras. Como Rajoy que, a este respecto, es un franquista de manual. 

La manifestación por la libertad de los presos políticos en Bruselas

Aquí mi crónica para elMon.cat sobre la manifestación de Bruselas para pedir la libertad de los presos políticos en España. Pasé más frío que un pollo desplumado, pero confirmé una vez más mi admiración y mi respeto por este pueblo que he elegido como mío con toda modestia. ¡Es tan raro, tan insólito que la gente en su comportamiento colectivo te lleve el corazón a la garganta!

Con todo, esto no es una apreciación sesgada ni prejuiciada. Relato lo que vi y aquello en lo que participé. Al final doy cuenta de lo que considero son los tres últimos hitos del camino de los catalanes hacia la libertad: 1) el referéndum del 1/10; 2) la Declaración de Independencia del 27/10; 3) la manifestación por la libertad de los presos políticos del 7/12. En los tres he tenido la suerte de participar activamente y vivirlos de modo directo. En el 4), las elecciones del 21/D, no podré hacerlo de igual modo; pero compenso en lo que puedo yendo en la lista de ERC.

Aquí la crónica en castellano.

Qué ha pasado en Bruselas

Escribo esta crónica desde Bruselas, en casa de un amigo mío catalán que tiene una pequeña empresa de diseño textil y es independentista, como una amplia muestra de la colonia catalana en la capital de Bélgica. Departimos amigablemente un par de horas antes de la manifestación mientras se confeccionan lazos amarillos o nos procuramos otros distintivos que nos pongan en el universo simbólico de la próxima República Catalana. Yo me pronuncio por una estelada que llevo anudada al cuello como si fuera la capa del capitán Marvel.

También nos cruzamos datos y suposiciones sobre la manifestación/concentración, su recurrido y posible asistencia, teniendo en cuenta que hay una llovizna pertinaz y una temperatura de escasos 3º, casi gélida. Algunos de los asistentes han hecho el camino en coche o autobús saliendo por la parte oriental de la frontera y cambiando en Lyon, mientras que otros lo hemos hecho por la occidental, pasando por Burdeos y París hasta Bruselas. Hay informaciones fehacientes de que la policía y la guardia civil se han empleado a fondo por órdenes de la superioridad para boicotear la asistencia al acto: han retenido los coches en la frontera con los más fútiles pretextos y ocasionando largas colas de salida; han retrasado el AVE con el resultado –querido- de que los pasajeros perdieran la conexión en Lyon; o han postergado la salida de dos charters de Reus, obligando a cancelar los vuelos. Toda la gente que se ha quedado en España en contra de su voluntad es víctima de esta política de entorpecimiento de las manifestaciones populares por parte del gobierno, sobre todo si son independentistas

La asistencia al acto ha sido motivo de la habitual –y en este caso más ridícula si cabe- censura y desinformación de la derecha. Y digo más ridícula porque si los medios españoles avanzaron prescientemente la cifra de 10.000 asistentes a la media hora de comenzar el acto, la policía belga que tuvo muy discreta presencia, pero dispuso de un helicóptero durante el acto, cifró la asistencia en 45.000 personas. Daba igual, los medios españoles de comunicación y manipulación siguieron repitiendo como loros la cantidad de 10.000.

Este debate, además de irritante y absurdo pasa por alto un hecho evidente. Aunque los 45.000 asistentes de la policía hubieran sido los 10.000 de los medios españoles, no cabe duda de que no son lo mismo 10.000 manifestantes a trescientos metros de sus casas en una tarde de primavera que a 1.500 kms de distancia teniendo que pagarte tú el viaje y la estancia y con un frío, un viento y una lluvia muy desapacibles. Una persona que se manifiesta en esas condiciones, obviamente, no es mejor ni peor que la que lo hace en las condiciones anteriores pero, sin duda, su convicción, su fuerza de voluntad, su compromiso y tenacidad son muy superiores.

Coincidimos un montón de peregrinos en un hotel barato a 60 km de Bruselas para pasar la noche anterior porque en un radio inferior no había habitaciones y las que se ofrecían oscilaban entre los 2.000 y los 3.000 euros por noche. Ley esta de la oferta y la demanda del capitalismo en el mercado que deja a los medios españoles a la altura del Berrido de Tennessee en el famoso cuento de Mark Twain a la hora de saber si había mucha o poca asistencia. Más tarde serían los comercios del recorrido los que agotarían las existencias y la policía la que cerraba los accesos al metro por colapso. Quienes pernoctamos en el motel en cuestión, sin conocernos entre nosotros, coincidimos en el bar a las siete de la mañana para ponernos en la carretera a fin de llegar a Bruselas antes de las once.

No hace falta decir que esas carreteras de acceso, aparte de los atascos habituales en días laborables, venían cargadas de autos con símbolos independentistas. Por supuesto, los medios españoles no pudieron dar nada de esto porque su función, como se sabe, es ocultar todo lo que disguste al gobierno de la derecha y, en cuanto a los catalanes, TV3, en concreto, recibieron la prohibición de dar noticia alguna de este importante evento en Europa salvo al ritmo ridículo de un minuto en directo cada media hora. Censores e inquisidores políticos sometiendo a yugo a los periodistas, algo típico de los fascistas al estilo de la Junta Electoral Central.

Mi impresión, y la de las numerosas personas con las que hablé, es que allí había bastante más de 45.000 personas, que la estimación policial era pacata y que de 60.000 probablemente no bajaban. Seis veces la Anábasis en condiciones también muy duras. Gente joven y de mediana edad, aunque también bastantes abuelos con empuje, entre ellos el firmante de estas líneas. Cientos de autocares, miles de coches particulares y, como siempre, ni un destrozo, ni un acto de vandalismo o violencia, ni una agresión y con las papeleras haciendo a la perfección su importante trabajo. Nos quedamos hasta el final de la manifestación y damos fe de que, así como las ambulancias no tuvieron que intervenir, tampoco el servicio municipal de limpieza, que cerraba la marcha, necesitó esforzarse.

Alegría en todo el recorrido, pero también mucha conciencia: “Llibertat presos politics”, “Visca la Terra”, “Visca la República Catalana”, “Puigdemont el nostre president” fueron las consignas más coreadas y El Segadors y L’Estaca los sones más escucuchados. Compartí marcha con muchos amigos y conocidos y me hice unas cincuenta selfies con gente muy variada. Había una sensación compartida de emoción, de sentido de la importancia del momento y de orgullo común por lo que se estaba haciendo. Carteles con los retratos de los presos políticos y letreros alusivos a la independencia, la nación catalana, la opresión española y el olvido y dejadez de las instituciones europeas que abandonan un pequeño pueblo fier de lui même en las garras de un régimen corrupto y fascista.

Cerraron el acto sendos alegatos de Javier Coma, de la CUP, Marta Rovira, de ERC, Toni Comin, de JxS y el presidente Puigdemont. Rovira leyó el último artículo publicado por Junqueras, de fuerte contenido sentimental y moral y animó a la gente a votar el 21D para evitar que Cataluña caiga en manos de sus enemigos y el Presidente afianzó su teoría de la importancia del movimiento de la gente y la ciudadanía en la Europa de hoy y del futuro frente a la idea anquilosada de una UE estatolátrica.

Diga lo que diga el gobierno de la derecha y el bloque del 155 y por mucho que intenten ignorar su significado este acto ha despertado una enorme expectación en Europa, ha puesto a Cataluña más en el mapa si cabe, ha dado fuerzas renovadas al movimiento independentista y ha puesto brutalmente de relieve la diferencia moral entre una acción impulsada por el ideal político desinteresado y los ridículos aquelarres del españolismo (llamado “constitucionalismo” por la derecha desde el PP al PSOE) que todo lo más reúnen un par de miles de manifestantes de toda España en Cataluña, si el tiempo lo facilita, se les paga el viaje y se les garantiza la impunidad cuando apaleen a algún pacífico viandante.

Y hay más: la manifestación de Bruselas puso de relieve la unidad del independentismo (que sus enemigos tratan de minar manipulando los resultados de los sondeos) y fue un hito más en este reciente encadenamiento de hechos decisivos que apuntan en la dirección del éxito en las próximas elecciones y la consolidación de la República Catalana. La enumeración es clara:

1º) el referéndum del 1/10 y su aplastante resultado a favor de la independencia;

2º) la declaración política de independencia el 27 de octubre siguiente en el Parlament;

3º) la manifestación de Bruselas por los presos políticos del 7 de diciembre; y

4º) las elecciones del próximo 21 de diciembre en las que sin duda se dará un triunfo del independentismo con holgada mayoría absoluta que los medios de comunicación españoles y otros órganos de confusión y propaganda quieren reducir a un descenso de aquel.

Ese es el significado de Bruselas.

dijous, 7 de desembre del 2017

On the Road again. Camino de libertad

Ya hemos cruzado la frontera de Francia con Bélgica. Nos quedan dos horas de viaje hasta Bruselas y la Grote Platz está así según se ve en tuiter. Desde antes de París hemos empezado a encontrar gente con prendas amarillas en las áreas de servicio. "Hola, hola". "Qué, ¿a Bruselas?" "Sí, ¿vosaltres també?" "Clar" "Diu que será la mès grand manifestació a la ciutat en molt temps""Si, encara que els feixistes van boicotear i putear molta gent a aeroports, a l'AVE, a les fronteres per tal que no puguessin sortir d'Espanya" "De la presó d'Espanya vols dir" "Si, vull dir" "Ens toca manifestar-nos també per els que no van poder sortir de la presó" "I tant, els de Estremera i Soto del Real..." "Tota Espanya és una presó, però nosaltres ens sortirem" "Si. Ens veiem a la Grote Platz. Visca la Repùblica Catalana!" "Visca!"

Ayer fue un día curioso en la esquizofrenia del Estado español. De un lado, decenas de miles de personas, casi todas catalanas pero con algunas demócratas españolas añadidas, nos echamos a la carretera, llenamos trenes, fletamos aviones, autobuses para llegar a Bruselas a pedir en el corazón de Europa libertad para los presos políticos (Jordis, Oriol, Joaquim us estimem i volem a casa), la libertad para Catalunya sencera, la Repùblica Catalana.

Algunas precisiones para información general. Todos/as quienes vamos a Bruselas y nos hacemos 3.000 kms (ida y vuelta) en mitad de la niebla y un frío polar, nos pagamos nuestros viajes. Aquí no hay autobuses a cuenta de los partidos (como en el PSOE), ni de la caja B, como el PP; tampoco hay bocatas pagados y, además, no llevamos porras ni cadenas ni el fascismo en el alma, como en las manifas de franquistas unionistas  en las que participan los Borrell y los Iceta, sino la ilusión de la libertad y la república en nuestros corazones.

La policía y la guardia civil, a las órdenes del Sobresueldos y su banda de chorizos han hecho lo que han podido por boicotear la asistencia: han provocado grandes colas en los puestos fronterizos de las carreteras con los más nimios (e ilegales) pretextos; han paralizado el AVE para que los viajeros perdieran la conexión de Lyon (no hay problema: las indemnizaciones las pagará RENFE, o sea, siguen robándonos a todos); han retrasado dos vuelos charter en Reus. Es su estilo. Estos viajeros que no han podidos viajar equivalen a los 700.000 ciudadanos que votaron el 1/10 pero no pudieron contar porque la policía y la Guardia Civil secuestraron las urnas ilegalmente y a lo bestia. Nos manifestaremos por aquellos también.

La policía de Bruselas espera una gran manifestación para hoy y avisa de que habrá algún caos circulatorio. Pero nada más. Res mès. Porque nosotros no destrozamos mobiliario urbano, ni aporreamos a la gente, ni rebuznamos por las calles, ni vomitamos en los portales como los patriotas franquistas. Hoy habrá también muchos niños porque en Bélgica, además, la policía no apalea vandálicamente a los ciudadanos pacíficos ni siquiera cuando reclaman algo que moleste a los gobernantes.

Hoy será un día grande, inolvidable, único, un hito en el camino de Catalunya hacia la libertad, la independencia, la República, previo al 21D en el que, como sabemos todos, hasta los mercaderes de los sondeos que venden sus mentiras demoscópicas a sus amos en los medios siguen inventándose resultados estrambóticos por si aun fuera posible engañar a la gente a ver si vota a las Arrimadas cargadas de odio, los Albioles cargados de brutalidad y los Icetas, cargados de cobardía. El frente del 155 de la llamada Constitución española, un texto que nació muerto y lleva 40 años hediendo.

Del otro lado acto solemne y protocolario de la clase política hispana en la Carrera de San Jerónimo, con asistencia de toda la purrela de políticos. Faltaron los de Podemos, pero no porque se hayan negado a este aquelarre de cortesanos y reaccionarios zombies sinbo porque, habiendo perdido el trasero para formar parte de la comisión de celebración del 40º aniversario, los demás los han rechazad.7 ¡A ellos! Nada menos que a ellos, cuyo concepto de sí mismos es tan alto que solo ellos lo vislumbran.

Los cortesanos en los corrillos fingían ignorar su falta de dignidad y entereza y hacían como si se tomaran en serio una reforma de la Constitución en la que ni ellos creen. Los más tontos han echado cuentas y visto que otras Constituciones de otros Estados se han reformado muchas veces. ¿Por qué no la española? Ni se les ocurre la respuesta evidente: porque son Estados de verdad y Constituciones de verdad y no estos remedos franquistas que solo se tienen de pie porque nadie se atreve a cuestionarlos ya que, cuando sucede, como se ve en Cataluña, el fascismo inherente al sistema de la III Restauración se hace presente por la vía de la dictadura, el abuso y la represión sostenido directamente por el PSOE e indirectamente por Podemos.

Como si no supieran que la Constitución y el Estado que dice regular son irreformables, cuando lo saben de sobra. Y la prueba es que ya barajan la posibilidad de nuevas elecciones en el Estado en las que todos estos inútiles, los Sobresueldos, los Sánchez, los Iglesias, los Riveras, quieren seguir presentándose porque, entre otras cosas, no tienen nada mejor ni más útil ni menos regalado que hacer.

Y así es. Hasta el Sobresueldos dice que volverá a presentarse sin que nadie rechiste, nadie tenga el valor de decir que no, que no es de recibo que un tipo cobrador de sobresueldos ilegales durante años, al frente de una banda de ladrones que ha esquilmado el país y lo ha destruido debe abandonar la política y presentarse ante el juez (a ser posible uno que no le deba algún favor) junto a sus cómplices.Y menos que nadie un pueblo sumiso y servil al que ha robado, dejado sin empleos, sin pensiones, sin subsidios de desempleo, sin sanidad ni educación públicas, sin ayudas a los dependientes. Un pueblo que ya le dio una mayoría absoluta y podría volver a dársela.

Un país esquizofrénico, desde luego: una parte lucha por la libertad y la dignidad y se va a celebrarlas al extranjero para no ser reprimida y la otra celebra la tiranía, la represión y la dictadura en el corazón mismo de unas instituciones podridas.

dimecres, 6 de desembre del 2017

Sigue el viaje

Seguimos camino de Bruselas. Viaja con nosotros mi amigo Paco, colega desde los lejanísimos tiempos del colegio y otro irreductible. Nos prestó su casa para pasar la noche un amigo suyo, catalán/francés que, por cierto, es contrario a la independencia de Cataluña. Hijo de un anarquista aragonés que hubo de cruzar los Pirineos en 1939, tras el hundimiento del Norte en la guerra de las guerras que ha hecho y deshecho la España contemporánea, se siente muy catalán y también muy español. Pero nos dio alojamiento de mil amores.  Un gran y genial hombre. La carretera Burdeos-París en la niebla más densa. Los elementos no nos son favorables, pero tendrán el mismo efecto que las tarascadas judiciales de la bestia fascista española, tratando de impedir el nacimiento de la República catalana.

En España, según parece, besamanos parlamentario para celebrar la Constitución hablando de reformarla. El Sobresueldos dice que piensa presentarse en las próximas elecciones porque "no ha hecho nada malo" y nadie, nadie, nadie, ni allí ni en los medidos ni en parte alguna en este país de siervos se atreve a decirle que un tipo que estuvo cobrando sobresueldos en B durante años, producto de la corrupción, que ha amparado a todos los delincuentes y presuntos delincuentes peperos que obligan a los jueces a hacer horas extraordinarias es un sinvergüenza que debiera estar inhabilitado para todo cargo público. No ya presidente; ni sereno de noche debiera ser este pájaro.

El resto de los políticos palaciegos, celebrando la efeméride con gazmoñerías de sacristía política. Ayer abrieron generosos las puertas de esa casa de infamias a la humilde plebe y hoy se reúnen ellos, la élite (incrementada con la juvenil sangre de los de Podemos), a felicitarse por seguir cobrando una pastuqui por no hacer literalmente nada. 

En Bélgica ha quedado ya claro el cachondeo del maridaje español entre unos gobernantes franquistas y unos jueces sumisos. Estos han tenido que tragarse la euroorden porque la respuesta iba a ser negativa, quedando el Estado español como lo que es: una farsa de Estado, regido por un partido de delincuentes que la prensa, empezando por el grupo Prisa, llama Estado de derecho contra toda evidencia. Ahora dice que la retirada de la petición es estrategia judicial para juzgar luego a los prófugos (así los llama el portavoz de discoteca del PP, Hernando) como si el público fuera idiota: si retirar la euroorden era el paso necesario para "juzgar" a Puigdemont en España, ¿por qué se presentó en primer lugar? ¿Para no juzgarlo? Hasta para engañar y mentir es preciso disponer de alguna neurona, aunque sea de alquiler.

Mañana Bruselas, Bélgica, Europa serán el centro de la atención mundial, cuando una marea humana exija el respeto a los derechos civiles y políticos democráticos que la banda de ladrones en el gobierno de España, con sus siervos de la oposición, PSOE y Podemos no respeta. De Podemos y, según mis noticias, de boca de Monedero, ha salido otra vez la infamia de hacer paralelismos entre ETA y el independnetismo que es esencial, radical, inherentemente no violento y pacifista. Según el plantel del teóricos teóricos tan abundantes en España, los independentistas son fascistas, catetos, palurdos, nazis, hdlgp, taridores, terroristas, etc. Y ladinamente etarras, según parece.

Cruzando el Loire tengo claro ya que la independencia de Cataluña será el fin de este Estado franquista corrupto y fallido, de su gobierno de presuntos delincuentes y de su oposición servil.

Una euroorden de ida y vuelta

Palinuro lleva una temporada diciéndolo: estos no saben en dónde se han metido. Su prepotencia franquista a la par que su ignorancia y su odio a la democracia los ha llevado a una situación sin salida que va a acabar en catástrofe... para ellos y sus apoyos, el PP, el PSOE, C's, Podemos, el conjunto del régimen de la IIIª Restauración. Espero que nadie se me escandalice aun si incluyo a los podemitas entre esta peña. Su idea (como siempre, plagiada, esta vez de la derecha) de que el independentismo ha "despertado" a los fascistas españoles y su comparación de los indepes con ETA ya han dejado clara la estofa reaccionaria española de que están hechos.

Ya pueden los medios gubernamentales, estilo El País y sus intelectuales orgánicos e inorgánicos hacer gorgoritos con el Estado de derecho. Un país con presos y exiliados políticos, autoridades intervenidas, población apaleada, partidos hostigados, provocadores amparados por los poderes, censura de los medios de comunicación, violación sistemática de derechos civiles y políticos no es ni podrá ser jamás un Estado de derecho. Es una dictadura y una dictadura típicamente española que está haciendo el más feroz ridículo en toda Europa.

Ayer, tras recoger a los críos en el cole nos pusimos en camino hacia Bruselas para participar en lo que no tengo duda será una manifestación gigantesca en la capital belga a favor de los presos y exiliados políticos. Mal tiempo, niebla en el 95% del recorrido. Pero lo hicimos encantados, animados por las noticias que llegaban sin parar: riadas de catalanes camino de Bruselas en coches particulares, trenes, autobuses, vuelos charter fletados. Las fuerzas de ocupación en Cataluña se emplearon a fondo para reprimir en lo que pudieron esta riada humana que mañana concentrará la atención del mundo sobre las condiciones de lucha de un pueblo por su libertad. Lucha contra un Estado franquista, dictatorial, sin división de poderes , con el apoyo de unos partidos parlamentarios y sus millones de votantes todos ellos franquistas en lo que a Catalunya se refiere. Registraban coches en la frontera contra toda legalidad, requisaban banderas sin permiso alguno, torpedeaban lo que podían, obligaron a cancelar dos vuelos charter desde Reus. Hicieron lo imposible por boicotear el acto de mañana y así poder decir que solo hubo cuatro gatos en la Plaza Grande de Bruselas, como si se tratara de una manifa de esspañolistas en Barcelona.

Pero el tiro les había salido por la culata ya a la caída de la tarde. No quedaban habitaciones libres en Bruselas ni en ningún hotel, fonda, figón o ventorrillo a 50 kilómetros a la redonda y, según llegamos a Burdeos, en donde paramos para hacer noche, tuiter traía ya las primeras fotos de la Plaza Grande abarrotada de apoyos y solidaridad con los indepes encarcelados y exiliados.

Eso es lo que los fascistas españoles y sus siervos de la supuesta izquierda jamás entenderán: gentes de toda condición y posición, gente de todas clases, profesionales, trabajadores, becarios, jubilados, que nos hacemos 3.000 kilómetros en medio del frío en un puente pagándonoslo de nuestro bolsillo para defender una causa política. Jamás. No lo entenderán jamás. Ni ellos ni sus siervos de la izquierda. Seguirán vertiendo odio y veneno a tantos euros el ladrido en los medios de comunicación que monopolizan y con los que mienten a mansalva; seguirán inventándose conjuras, egoísmos; seguirán intentando enfrentar a los indepes entre sí; seguirán insultando a sus dirigentes, llamándolos cobardes, traidores, etc. Pero no podrán evitar lo que es inevitable porque es casi un movimiento de la naturaleza: todo un pueblo en marcha por su libertad y su dignidad. Es pueblo que votó el 1/10 bajo una lluvia de porrazos, el que está movilizado por sacar a sus representantes de las garras de la represión; ese pueblo que lleva años dando un ejemplo de civismo, democracia y sentido de la libertad y la dignidad. Donec Perficiam.

Y no quiero ni mencionar a los pobres diablos unionistas que en Catalunya se presentan a las elecciones con el hierro infamante del colono en el cogote, los Icetas, Arrimadas, Albioles, que van a quedar reducidos a su auténtica pigmea dimensión el 21D. No merecen la pena.

La pena la merecen esos jueces que acaban de protagonizar la penúltima peripecia de la justicia de Peralvillo que pasa por administración de tal en España. Advertido el gobierno del Sobresueldos por vía diplomática de que la justicia belga negaría la extradición de Puigdemont porque no aceptaría entregarlo a un país como España, a la cola de Europa en independencia judicial. Un país en donde hay jueces como nuestra Concha o Enrique López, condenado por conducir beodo o la juez Lamela, capaz de encarcelar a la gente por sus ideas políticas, sin fundamento jurídico alguno, o el ex-presidente del Constitucional, Pérez de los Cobos, militante de un partido fundado por un ministro de Franco. 

La gente en Europa no es tonta ni se la puede chantajear como en España ni engañar con la bazofia que dan en los medios de comunicación del gobierno (todos), ni amedrentar con bandas callejeras de matones. Así que, para no hacer un ridículo espantoso de quedar ante Europa como lo que realmente es, una dictadura de neofranquistas corruptos, el gobierno decidió retirar la euroorden que la jueza Lamela había labrado atribuyendo a Puigdemont comportamientos que no son delito en Bélgica o inventándose los que sí pudieran serlo. Es tal el abuso de esta euroorden que los jueces belgas están estudiando la posibilidad de acusarla de perjurio. El gobierno la dejará caer porque ya ha conseguido lo que quería, esto es que el supremo avoque la causa de sedición, rebelión, etc y, de esta manera, cumpla su función de renunciar a la euroorden, antes de que el desastre sea mayor.

Hay que reconocer la gran colaboración que presta la prensa, El País por su lado, Público, por este, tratando de hacer ver que la retirada de la euroorden es una astuta estrategia del Supremo para no sé qué fines procesales cuando no es otra cosa que una vergonzosa claudicación antes de quedar en evidencia como una judicatura sumisa a las directrices políticas de los mandatarios.

Ni estos ni los complacientes jueces han calibrado las consecuencias de este nuevo disparate jurídico porque su reaccionarismo no les deja verlo. O Puigdemont ha cometido un delito (presunto, claro) o no. Si lo ha hecho, procede la euroorden y esta no puede retirarse sin prevaricar. Si no lo ha hecho, la jueza Lamela debe ser llamada a responsabilidad y correspondientemente sancionada. Pero hay más: siendo esto así, ¿por qué siguen los dos Jordis, Junqueras y Forn en la cárcel? ¿Hay algún modo de justificar esta desigualdad y evitar que se concluya que estos presos son presos políticos?

No lo hay y, todavía peor, la insistencia del juez del Supremo de que Junqueras y sus compañeros sean sinceros y convincentes en sus declaraciones de acatamiento a la Constituciòn es repugnante, inicua e inquisitorial porque abandona el terreno objetivo del derecho para entrar en el muy subjetivo de las convicciones del preso y del juez. ¿Qué es "convincente" para un hombre que, por ejemplo -y no me estoy inventando nada- considera que la unidad de España (asunto contingente) está por encima de la justicia?

Definitivamente, la banda del PP, que los propios jueces consideran una asociación para delinquir y su jefe el Sobresueldos, no saben en dónde se han metido.

Lo verán hoy y mañana, cuando todas las televisiones del mundo menos las españolas den cuenta de la manifestación de un pueblo en defensa de sus libertades, su dignidad y sus representantes legítimos.


Falsas banderas

El artículo de Palinuro en elMón.cat de hoy, titulado Banderas falsas. No hace falta entretenerse mucho en la introducción porque todo el mundo sabe de qué se habla: de las provocaciones de los fascistas que estos tratan de hacer pasar por atentados independentistas para extender la especie de que el independentismo es violento, criminal, asesino y poder justificar así la acción, esa sí, criminal, de un Estado regido por delincuentes. Los últimos casos son obvios: unos muñecos colgados en un puente al estilo mafioso mexicano y que los fascistas de la Societat Civil Catalana tratan de enjaretar a los demócratas; un supuesto atentado a un domicilio privado en cuyo balcón lucía una bandera borbónica: otra mentira montada por las mismas "víctimas", ultraderechistas, matones y provocadores españolistas a quienes Espejo Público dio pábulo con el fin de engañar a la población y a quienes llamó el Sobresueldos con ridículas palabras de consuelo. Los dos, Espejo Público y el Sobresueldos sabían que estaban engañando a la gente. Pero los dos también viven de eso.

El artículo avisa de que gente que provoca y atenta con bandera falsa hay mucha más. No son solo los matones y chulos fascistas sueltos por las calles con el beneplácito de las autoridades "democráticas". Hay más. En el artículo se identifican los siguientes: el Estado español, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, el gobierno, los jueces, los partidos unionistas, los periodistas a sueldo del poder, los intelectuales, los expertos que negaron el expolio fiscal de Catalunya y el pueblo español, que en el colmo de la estupidez grita "a por ellos", como si ese "ellos" no fuera también él.

Aquí la versión castellana.

Banderas falsas

En los últimos tiempos se han visto varios casos de atentados e incidentes de falsas banderas: provocaciones, delitos, agresiones realizados por elementos de una ideología, normalmente franquistas o fascistas si es que hay alguna diferencia, con el fin de cargar su responsabilidad a los de otra, normalmente demócratas o independentistas. Cometidos los delitos suelen ser las organizaciones españolistas o de extrema derecha, si es que también hay alguna diferencia, las encargadas de “denunciarlos” o explotarlos mediáticamente.

Pero ¿son solo los elementos franquistas o fascistas, aparentemente incontrolados, los responsables de estos atentados?

En absoluto. El Estado español y todos sus poderes se ha convertido en un Estado de falsa bandera que sostiene una guerra sucia en contra de una parte de su población. Para ello se vale de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, como hizo con la llamada “operación Catalunya” del ministerio del Interior, cuya responsabilidad no ha podido investigarse hasta el final gracias a la labor de encubrimiento que hacen el PP, C’s y el PSOE.

Falsa bandera es también cuando los miembros de estas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, funcionarios armados, vestidos de paisano (o sea, camuflados) participan en agresiones callejeras a demócratas e independentistas, tratando de sembrar el miedo en el espacio público.

Igualmente falsa bandera es que un gobierno compuesto por gentes acusadas de cobros ilegales o directamente reprobadas, actúe sin límite ni control gracias al artículo 155, es decir como una dictadura de hecho que lleva su infamia al extremo de pretender que países extranjeros, como Bélgica, recorten la libertad de expresión de sus residentes porque a ellos les molesta.

Falsa bandera usan unos jueces que no merecen nombre de tales, pues actúan al mandato del poder político, encarcelando ciudadanos acusados de delitos imaginarios o persiguiendo a otros en el extranjero con acusaciones falsas que ellos mismos, en el colmo de la ignominia, se ven obligados a retirar.

Falsa bandera es que los partidos unionistas que abusan de su situación de privilegio en Cataluña mientras los independentistas tienen a sus dirigentes en la cárcel o el exilio, anuncien su entrada en campaña al grito de “a por ellos”, claramente agresivo y vandálico; o que otros, como el PSC, se hagan pasar por demócratas, mientras denuncian comportamientos de la gente (como los lazos amarillos) ante órganos ilegales que actúan ilegalmente en base al 155, como la Junta Electoral Central; o que otros, como Podemos, aduciendo finalidades revolucionarias, hagan al independentismo catalán culpable del fascismo en España, un fascismo que ellos son incapaces de combatir, si es que lo han intentado alguna vez.

Falsa bandera llevan los periodistas al servicio de la dictadura del 155 que, como los de programa “Espejo público”, dan pábulo a las mentiras de la extrema derecha españolista y difunden patrañas como la del incendio de la casa en donde había una bandera española, sabiendo que son provocaciones con ánimo de incitar a la violencia represiva.

Falsa bandera enarbolan los intelectuales que, sentando plaza de equidistantes, dan por buenas y reproducen todas las mentiras propagandísticas del unionismo mientras silencian o ridiculizan las declaraciones independentistas o niegan la voluntad democrática de un pueblo reiterada y pacíficamente demostrada.

Falsa bandera la de quienes, habiendo negado durante años el expolio fiscal de Catalunya por el Estado y hoy, cuando la Generalitat está intervenida y se ven obligados a dar los datos reales, reconocen que, en efecto, el déficit fiscal de Catalunya es de 16.000 millones de €, como decían los independentistas, pero tratan de ocultarlo y de no reconocer su mentira ni de explicar qué piensan hacer para corregirlo.

Falsa bandera la del pueblo español en su conjunto cuando grita “a por ellos”, jaleando las fuerzas de represión, sin darse cuenta de que está ensalzando y jaleando la represión que se ejerce sobre él y su propia falta de libertad y dignidad.

Frente a la enorme falsa bandera en que se ha convertido el Estado español que debiera haber sido expulsado ya del Consejo de Europa por no ser un Estado de derecho, es preciso enarbolar la bandera auténtica del derecho de los pueblos a la libertad, la autodeterminación y la independencia.

Y votar en consecuencia el 21D.

dimarts, 5 de desembre del 2017

La revolución catalana y las elecciones

Acaba de arrancar la campaña electoral del 21D en condiciones de excepcionalidad. Las propias elecciones, impuestas de modo ilegítimo e ilegal por un gobierno  corrupto, sin más autoridad que la que le da el uso de la fuerza, son excepcionales. Todo aquí es excepcional. Cataluña entera está intervenida, ocupada y sometida a la arbitrariedad del artículo 155, con el que el bloque nacional español (PP, PSOE y C's a los que se suma hipócritamente Podemos) pretende impedir, extirpar, la revolución catalana en marcha. Unos, las derechas, lo hacen por convicción reaccionaria tradicional; los otros, las sedicentes izquierdas del PSOE y Podemos, porque no pueden tolerar una revolución democrática y republicana en Cataluña ya que esta pone de relieve su carencia de proyecto político propio no solo para Cataluña sino para España. Y, si ellos no son capaces defender sus teóricos objetivos, los saca de quicio que los catalanes lo hagan por su cuenta.

Aparte del juego sucio que el Estado lleva años practicando en contra de Cataluña, la excepcionalidad de estas elecciones se ve en la desigualdad de las condiciones de participación. Todos los candidatos de las formaciones unionistas tendrán libertad de expresión y movimiento; los independentistas de JxC y ERC, no, ya que algunos de sus candidatos están en el exilio o en la cárcel, privados de sus derechos en cuanto presos y exiliados políticos. Son unas elecciones con handicap para una de las partes y sin que las otras -excepción hecha de la CUP- pongan de manifiesto esta desigualdad, este juego sucio, este abuso, pensando que sacarán ventaja de ello porque son (PSC, C's y PP) ventajistas de la derecha.

Pero estas elecciones no dependen tan solo de la actividad de los partidos políticos (y de los poderes del Estado y medios de comunicación unionistas), sino, sobre todo, de la movilización de la gente en Cataluña en defensa de sus dirigentes a instituciones. Los represores del 155 pensaban que encarcelar a los dirigentes indepes no tendría coste más allá de una semana de movilizaciones. Llevamos un mes y las movilizaciones de todo tipo en favor de los presos no solo no se han apagado, sino que han aumentado. Era evidente, salvo para los franquistas del gobierno y sus secuaces, que la represión sería acicate de la acción revolucionaria. Y así ha sido.

Presionado por el gobierno y las circunstancias, el Tribunal Supremo no ha tenido más remedio que hacer un gesto, liberando a seis de los encarcelados y manteniendo otros cuatro en prisión. Un síntoma de debilidad y mala conciencia porque ahora está claro que, además de presos políticos, los consellers son rehenes del Estado español. El abismo inquisitorial en que se hunde la justicia queda de manifiesto leyendo sus razonamientos "jurídicos", según los cuales, los presos no han acatado de modo convincente la Constitución y el 155. Se les mantiene, pues, la condena por sus convicciones.

Acatar la Constitución puede ser un requisito para ocupar un cargo público (y aun así), pero no para ejercer los derechos de ciudadanía, libertad de expresión y de circulación. Nuestros derechos civiles y políticos no pueden depender de que se acate la Constitución y mucho menos de que se haga de "modo convincente" a juicio de un inquisidor cualquiera. Ni la propia Constitución lo exige. Esos hombres están presos por sus ideas. 

Y esa barbaridad es la que apoyan el PSOE, que lleva su servilismo a denunciar los símbolos del lazo amarillo, y Podemos que recurre el 155 ante el Tribunal Constitucional pero se declara equidistante entre carceleros y encarcelados.

La última moda en golpes bajos dialécticos se da con la afirmación de que el independentismo catalán ha despertado el fascismo español. La mala baba de semejante razonamiento tiene tres puntos muy esclarecedores:

1º) si no hubiera independentismo, el fascismo español continuaría "dormido" y el PSOE y Podemos podrían obtener algunos réditos para seguir tirando en mitad de esta podredumbre del Estado fallido de la III Restauración y repartiéndose prebendas, siendo cooptados en un Estado que es, de hecho, una dictadura que ellos aceptan.

2º) de lo anterior se sigue que, según estos estrategas de la izquierda domesticada y la supuestamente indómita, lo mejor es que se acabe el independentismo. Y con el independentismo, la revolución democrática catalana y, sobre todo, la opción republicana que deja bien claro cómo los partidos españoles, en realidad, son monárquicos. 

3º) contra toda evidencia, se distingue entre fascismo y gobierno. Es claro que los ministros, los jueces, los curas y los tertulianos a sueldo no van con esvásticas tatuadas ni cadenas ni puños americanos. Por supuesto. Esos los llevan los que obedecen sus órdenes o mandatos. El fascismo bestial invade las calles y se siente amparado por los discursos de todos los poderes del Estado, todos situados en la extrema derecha, desde el monarca hasta los periodistas apesebrados, pasando por los ministros, los políticos o los jueces a su servicio.

En efecto, las elecciones, en sus condiciones de excepcionalidad, son un hito en la revolución catalana en marcha que ha puesto de relieve a los ojos del mundo el fascismo estructural de la monarquía española. 

Y se verá el 21D por muchos sondeos con que el frente demoscópico del 155 bombardee a la opinión pública, tratando de orientar el voto de los catalanes a la sumisión y la indignidad.

Donec Perficiam.

dilluns, 4 de desembre del 2017

Podemos también es del bloque nacional-español

Llevaban tres años mintiendo, trampeando, contando trolas a ver si conseguían mantener la ambigüedd del oportunismo: no aplaudir el independentismo, cosa que resta votos en España, pero tampoco oponerse a él, cosa que resta votos en Cataluña. Y así, queriendo ser simpáticos a todo el mundo, han conseguido que nadie se fíe de ellos/ellas.

Los que iba a asaltar los cielos no llegan ni a tertulia de barrio.

Ya el primer desembarco en Cataluña, en distrito castellanohablante, Pablo Iglesias pedía a los votantes que se acordaran de sus abuelos, mostrando así no solo una profunda ignorancia de lo que es Cataluña, sino la mala voluntad de tratar de dividir, fracturar la sociedad catalana. Luego es esta gente la que acusa al independentismo de enfrentar a unos catalanes con otros.

Más tarde, alguien debió de soplar a Podemos que, si querían que la gente de izquierda se tragara sus plúmbeos discursos, debían simular algún tipo de simpatía por el independentismo, hacer alguna concesión porque se les notaba demasiado el viejo odio nacional-español a lo catalán; su arrogancia, disfrazada de consistencia teórica inexistente; su desprecio, arropado de interés condescendiente por lo periférico; su profunda envidia ante una sociedad bilingüe y con una cultura política muy superior a la suya y a la de ellos mismos. Por eso acabaron descubriendo lo del reférendum pactado, que venía a ser la fórmula para combinar el reconocimiento del derecho de autotederminación de los catalanes, que nadie de izquierda puede negar, con su entrañable nacionalismo español. El truco era pedir referéndum de autodeterminación, pero pedir el voto "no".

Era un paso en relación con la cerrada oposición del bloque de la derecha (PP, PSOE y C's), pero no sonaba auténtico, por no decir que se pasaban de listos con lo que Torcuato Fdez. Miranda llamaba una trampa saducea: queremos un referéndum pactado de autodeterminación pero, como no hay ninguna posibilidad de conseguirlo porque el bloque nacional-español (luego "bloque del 155") no lo aceptará jamás renunciamos a todo referéndum y esperamos a que pueda pactarse, ad calendas graecas, naturalmente. Entre tanto, "no" al referéndum unilateral y que los catalanes traguen el estatus colonial que les aplica la derecha franquista. 

Ni DUI ni 155. Ni Franco ni Carrillo, no nos moverán. Y no se movieron. Pero, ante tanta indeterminación, tanto esquinazo, tantos engaños y embustes, un partido hecho de aluvión de oportunistas empezaba a acusar las grietas de los zarandeos en la polémica política. Sus líderes hablaban mucho, todo el día en las radios y las teles, algunas de las cuales casi parecen suyas, con exclusión de quienes discrepen, pero no conseguían remontar fortuna electoral que, al contrario cada vez muestra la tendencia evidente a situar a Podemos exactamente en la proporción de voto que sacaba Anguita con IU porque, en definitiva, su melopea teórica es la misma, pero su garrulería tiene harta a una gran parte del electorado. Basta con ver cómo hace años que Iglesias es el líder político peor valorado; a veces, peor que Rajoy. Imaginen.

Escisiones, divisiones, polémicas, fracturas, habituales en esta izquierda neocomunista y fariseamente jacobina, todo había que camuflarlo bajo el espíritu de unidad fingida. Hasta que el partido se dividió en Cataluña entre un sector de gente de izquierda con Dante Fachin, capaz de entender el sentido del voto independentista y los marrulleros de la autodeterminación pactada, del "echemos primero a Rajoy y luego proceso constituyente" y similares argucias. Podemos  veía disminuir su fuerza en todos los frentes: en Cataluña gana el independentismo -único factor de izquierda capaz de hacer oposición al gobierno y cuestionar el Estado español de la III Restauración- y en España gana el nacionalcatolicismo con la ayuda del PSOE. Para disimular dice Victoria Camps que el nacionalismo no es de izquierda porque la izquierda es internacionalista para lo cual pone a la supuesta izquierda del PSOE al servicio del nacionalismo neofranquista del PP y pasa por el alto la evidencia absoluta de que, si por internacionalismo hemos de entender lo que ella entienda, es obvio que se puede ser nacionalista (ella es nacionalista española) e internacionalista.

La tensión y progresivo declive electoral de las otroras rutilantes estrellas televisivas podemitas, obligó a dar un golpe de timón en los enunciados del partido. Y de hacerlo a toda prisa antes de que Carolina Bescansa, habiendo enarbolado el pendón del patriotismo ibérico, al grito de ¡Viva España!, acabe desplazando al puñado de oportunistas que ahora forman la dirección. Un ¡Viva E·spaña! al que en la calle hacen ya eco fraterno los rebuznos de las bandas de matones de extrema derecha amparadas por los gobernantes, por todos ellos en todos los poderes del Estado, cuando no compuestas por ellos mismos. Sí, esas bandas que dicen los morados que "despiertan" con lo que admiten que estaban dormidas (que no es verdad tampoco) pero estaban.

Afán de supervivencia y nada más es lo que hay detrás de esas declaraciones de Iglesias revelando el verdadero fondo nacionalista español del taimado oportunismo del referéndum "pactado" de autodeterminación. Otra vez se formula el argumento del maltratador, del fascista, del que echa la culpa de la agresión al agredido, del triunvirato del Sobresueldos, Sánchez y (Primo de) Rivera.

Son los independentistas los que han provocado el ascenso del fascismo en España. ¿Hacía falta montar este andamiaje de la "verdadera" izquierda del más viejo paleocomunismo para acabar coincidiendo con las derechas más retrógradas y sí, ellas mismas fascistas y esta detestable, hipócrita conclusión? Es de esperar que en la próxima manifa de españolistas de Vox, Democracia Nacional, DENAES, SCC, grupos nazis, gentes del gobierno, gentes de la oposición diz que socialista, y chulos, matones y pistoleros "incontrolados", hable también alguno de Podemos para dejar bien sentado que en España nadie puede discutir nada de la organización territorial del Estado porque el fascismo que es inherente al régimen de la IIIª Restauración se hará patente, como se ha hecho ya, ocupando militarmente Cataluña.

Pero esperen ustedes, que esta hipocresía, este engaño seudoizquierdista de unos españolazos (muy "internacionalistas", claro) no acaba ahí. Podemos, el gran azote de la traidora Transición española, de las concesiones de la izquierda a una derecha agresiva, dice por boca de su parlanchín dirigente que esto de Cataluña es muy "complejo" (como decían las izquierdas durante la transición), que las heridas tardarán años en "cicatrizar" (suena, ¿eh?) y que él y los suyos, proponen... la reconciliación de los catalanes.

Atención, Catalanes, sobre todo los "humildes" (sic) que estos gallardos mozos van a reconciliaros para hacer una "segunda transición", esta, sí, fetén, porque ellos mandaarían.

diumenge, 3 de desembre del 2017

Las cosas de Rajoy

La capacidad de comunicación de Rajoy es equivalente a la de las farolas. Siempre es difícil saber de cierto de qué habla, aunque quepa intuirlo. Por ejemplo, ¿qué quiere decir exactamente que las cosas vayan mejor? ¿Qué son las cosas?.

Si se refiere a la situación procesal de su partido, sus dirigentes y él mismo, es difícil decir que las cosas vayan mejor. El PP, partido que preside, está imputado como tal organización presuntamente delictiva. Es una situación que carece de precedentes. Un partido presuntamente delincuente, compuesto por delincuentes también presuntos, empezando por él mismo, que es el jefe y no presunto.

Si se refiere a las cuestiones económicas, en las que suele regodearse, hablando de un futuro brillante de PIB y algunos conceptos escurridizos como "crecimiento", "estabilidad", y otras monsergas, las cosas pintan negras: su gobierno ha saqueado el fondo de las pensiones, ha llevado la deuda pública por encima del 100% del PIB, el déficit no desciende y a partir de enero, el BCE parece dejar de comprar deuda española. El panorama es tremendo, con la prima de riesgo otra vez en el punto de mira y con el hacha del 135 sobre los escasos dineros que esta pandilla de buitres ha dejado en el fondo de los cajones.

Parece, mejor visto, que se refiere a las cosas de la política. En una comparecencia en Cataluña, previa a la campaña electoral, se trata de lanzar mensajes favorables a la propia posición. No tanto de calibrar expectativas electorales  que siguen siendo muy pobres, como de justificar medidas, criterios, en definitiva, ideas. La batalla es contra el independentismo como palabra y obra. Es una batalla ideológica en la que ya están metidos los jueces de hoz y coz. 

Que las cosas están mejor gracias al 155 se mide en dos o tres hechos: la Generalitat ha sido intervenida, de hecho no existe y Catalunya se gobierna desde Madrid; medio govern  está en la cárcel y el otro en el exilio y la Junta Electoral Central canaliza la represión del independentismo en la campaña electoral; el aparato del Estado funciona a pleno reprimiendo toda manifestación del independentismo. Es una dictadura de hecho y por eso el presidente de un partido fundado por un ministro de Franco considera que "las cosas están mejor". 

Frente a esta situación de dictadura de hecho, la irrelevancia de la oposición parlamentaria es patética. Tanta que un gobierno en minoría actúa como si contara con una mayoría absoluta. En realidad, lo hemos dicho a menudo, la única oposición real en España ha sido hasta la fecha y sigue siendo hoy de carácter territorial/nacional; es Catalunya. 

Y eso provoca, como es evidente, tal trastorno estructural del sistema parlamentario monárquico posfranquista que la única forma que tiene este de sobrevivir es suspendiéndose a sí mismo, anulándose (dice que transitoriamente, pero no dice qué plazo) a través de una norma de dictadura. ¿Acaso no forma el Estatuto de Autonomía de Catalunya, hoy suspendido, como intervenida está la autonomía, parte del llamado "bloque de constutucionalidad", según doctrina del Tribunal Constitucional? Al intervenir y ocupar Catalunya, la Constitución está interviniéndose y ocupándose a sí misma. Todo el sistema de la III Restauración está en suspenso.

Hasta el 21D. En esa jornada electoral que es un referéndum con el acuerdo del Estado, precisamente lo que este había intentado evitar a toda costa, se decidirá la escabrosa cuestión del futuro de la relación entre España y Catalunya. Obsérvese que no hay un compromiso explícito del Estado de respetar el resultado, como sí lo hay del independentismo. Al contrario, ese Estado ha insinuado e incluso más que insinuado, que un resultado contrario a su parecer no se respetará.

Por eso es imprescindible una alta participación el 21D. La distancia entre el independentismo y unionismo debe aumentar tanto que sea insostenible ante la comunidad internacional no respetar el resultado. 

dissabte, 2 de desembre del 2017

El Estado de la nación

Todo el mundo sabe que El jueves es una revista de política ficción que nada tiene que ver con la realidad. Eso de que en España diluvie la mierda (otros, más finos, la llamamos ñorda) es una invención de jóvenes mentes calenturientas.

- "Hágame caso, don Harpagón, son mentes delirantes. El director de ese pasquín, Guillermo Martinez-Vela está imputado por injurías a la policía

- "Pues ¿qué ha dicho, don Sigfrido?

- "Que la presencia de la policía había acabado con las reservas de cocaína en Catalunya"

- "¡Qué barbaridad! Pero, ¿acabado a lo bestia, como el gobierno ha acabado con la hucha de las pensiones?"

- "Tal cual, amigo Harpagón. Acostumbran a hacer mofa de la pareja real. Los tribunales los condenan, como debe ser en todo Estado de derecho en que la ley te protege por igual, aunque seas el Rey."

- "Como debe ser. Por eso han condenado también a Urdangarin. Aquí no se hacen distingos ni se toleran provilegios, don Sigfrido."

- "Por supuesto. "El Jueves" solo trata de vender ejemplares a base de inventarse escándalos y mancillar la imagen de la patria."

- "Menos mal que esta nada tiene que ver con ello. España es un Estado de derecho ejemplar, en el que nadie está por encima ni fuera de la ley, donde el que la hace la paga, los gobernantes dan cuenta de sus actos, la democracia funciona, los derechos se respetan, la corrupción se combate, el gobierno y la oposición son tan ejemplares que el uno sirve de modelo a la otra y viceversa. En fin, qué voy a contarle, amigo Sieg Heil. La prueba, en los hechos: a ver, echemos una ojeada a un día cualquiera de la vida nacional, en la dulce gobernanza del imperio de la ley. Por ejemplo, ayer. Léame las noticias."

- "El PP será juzgado por borrar los ordenadores de Bárcenas para destruir pruebas de la caja B. No es mala noticia, ¿eh, don Harpa? El partido del gobierno será juzgado por lo penal. El partido cuyo presidente (y antes secretario general y antes tesorero y antes chico de los recados) es también el presidente del gobierno, a su vez acusado de cobrar sobresueldos de esa caja B que se juzga. Cualquiera diría que esto es insólito..."

- "¡Bah! No sea ingenuo, amigo Sigfrido, lo que eso prueba es la división de poderes en España. A rajatabla, le digo: los jueces cumplen con su función porque son independientes."

- "Bueno, parece que la sala de la Audiencia Nacional presidida por nuestra querida Concha ha dado boleto al juez que pidió la comparecencia del presidente."

- "Claro, hombre, lo cortés no quita lo valiente. Los jueces son independientes y agradecidos. Ande, pase a otra noticia cotidiana."

- "Una genial: Francisco Camps, imputado en el caso de la Fórmula 1. Este es el de los trajes a medida y las mayorías absolutas. El alter ego de Rita Barberá con la que se fotografiaba en descapotables al mejor y más moderno estilo de la jet set de los noventa del siglo pasado."

- "¿Lo ve? Políticos populares, conectados con el sentir de la gente sencilla. Esas imputaciones son maledicencias de quienes quieren conseguir en los tribunales lo que no obtienen en las urnas. Y no me entienda usted mal: hablo de nuestras urnas, las legales, no esas urnas satánicas que sumnistró la masonería el 1 de octubre. Los políticos del PP calan en las masas porque salen de ellas, amigo Frido.

- "Como estos dos: La fiscalía pide imputar a Aguirre y Gallardón en el caso Lezo. Otra pareja emblemática. Los Camps/Barberá de la capital. La sandunguera manola y el agrio castizo marcándose un agarrao mientras en torno suyo se producían los casos más alucinantes de corrupción y saqueo que han visto los siglos, en los que estos entran y salen como los villanos en los melodramas o melorrobos."

- "Nada, hombre, no exagere. Asuntos de familia. Verá: como Botella quería ser alcaldesa, pero sabía que no ganaría unas elecciones ni contra un ornitorrinco, se colocó de segunda, después de Gallardón que, a su vez, quería ser ministro. Cosas de todos los días. En el PP somos una familia. Es más, somos el partido que defiende la familia, por eso pusimos a Gallardón en esa trinchera y por eso lo quitamos, porque quería volver a la época más dura del derecho de familia romano. Y en el PP somos conservadores progresistas. Y respetuosos con la división de poderes. El fiscal, independientemente del gobierno, pide imputar a estos dos dirigentes que estarán sin duda encantados de colaborar con la justicia. Basta que lo diga un fiscal...

- "Que ya es valiente, ¿eh, don Harpagón? La profesión de fiscal parece ser tan de riesgo como la de periodista de guerra. Hombre, mire, hablando de guerra, aquí tiene usted otra también normal, cotidiana: Rajoy no sabe por qué quitaron el nombre de un almirante franquista de su calle". Y tan cotidiana. Normalmente, Rajoy no sabe de qué le hablan: no le consta que haya asesinados en las fosas de las cunetas, no sabe quién es Bárcenas, ignora por qué llueve."

- "Usted lo dice, don Coleóptero, business as usual".

- Vale. Ese almirante, Salvador Moreno, militar golpista y ministro de Franco fue el que, desde el Canarias bombardeó en febero de 1937 a la población civil aglomerada e indefensa en la carretera de Málaga a Almería. La desbandá, con 4.000 muertos, notable hazaña militar que Rajoy no puede desconocer siendo residente en esa misma calle, ahora nombrada como Rosalía de Castro. Ya se sabe, entre las armas y las letras, los grandes hombres de Estado eligen las armas, entre otras cosas porque no hace falta hablar.

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