divendres, 29 de setembre del 2017

Hoy, doblete catalán

Barcelona está viviendo una revolución alegre, feliz, que se ve triunfante. Hay muchos chavales y mucha gente por las calles, grupos con esteladas como capas; esteladas y cuatribarradas y hasta bicolores en festiva compañía. Las que votarán "sí" y las que votarán "no"; porque son quienes quieren votar. Esa división y fractura que dicen que hay no es entre el "sí" y el "no". De ser, de darse (pues no es visible) será entre quienes quieren votar (más de un 75%) y quienes no quieren votar, en porcentaje imposible de averiguar porque a él se añade el de los abstencionistas, que no es que no quieran votar, sino que no votan nunca. No hay fractura de la sociedad catalana. Es falso. Pegadas de carteles por doquier. Todo lo reglamentariamente permitido está encartelado. La ANC y Ómnium tienen al personal movilizado, incluidos las voluntarias sin adscripción. 24 horas después de la votación lo habrán recogido todo. La propaganda es a favor del referéndum; no la hay en contra. Es el triunfo del derecho a votar, a decidir, impulsado por la sociedad en su conjunto. Un referéndum contra mucho viento y mucha marea. Una revolución en una sociedad democrática, abierta, plural, pacífica, de nuevo tipo. Bajo el escrutinio de la comunidad internacional, representada por más de mil medios acreditados y acogidos en ese centro internacional de prensa que Jaume Roures ha puesto a su disposición en un gesto encomiable. Estos informadores andan por toda partes, fotografiándolo todo. Solo la imagen de un policía retirando una urna eriza el pelo de los gobernantes españoles. Y policía hay mucha, de los tres cuerpos, mezclados. Patrullan discretamente con orden evidente de no causar incidentes. La prueba de fuerza será el domingo, cuando los colegios no abrirán porque no habrán cerrado desde el viernes, pues las AMPAs estarán realizando actividades. ¿La seguridad? La física, garantizada, es de suponer, por la policía y, tómese nota, por los bomberos, que se han comprometido a ello. La jurídica por un colectivo de abogados distribuidos en red que denunciarán ipso facto toda detención que se produzca durante la jornada de votación. ¿Papeletas? ¿Urnas? Estarán en sus sitios. ¿Garantías? Todas y, sin ánimo de ofender, me fío más de una Generalitat maniatada e intervenida que de la empresa Indra a la que el gobierno central encomienda el escrutinio en las elecciones generales y está acusada de financiación ilegal al PP, al estilo Gürtel. Las dos jornadas previas serán de mayor movilización social. Nadie prevé ningún tipo de violencia. Las distintas entidades difunden mensajes sin cesar por las redes que se viralizan. Hasta los curas y las monjas andan de misión, predicando la necesidad de votar. Aixó no ho atura ningú.

En fin, que nos vemos a las 19:00 o a las 21:00 en Sant Boi o en La Palma de Cervelló. Más información, en los carteles.

dijous, 28 de setembre del 2017

"¡A por ellos!" Cómo el referéndum ha destruido la izquierda española

Con estas declaraciones, Felipe González reafirmará a muchos en su felipofobia y se ganará nuevos enemigos. ¡Mira que comparar el independentismo con el 23F! Muchos no se lo perdonarán. Y, sin embargo, no es lo más grave que ha dicho. Lo más grave es reconocer que Cataluña es lo que más le ha preocupado en los últimos cuarenta años. ¿Y no ha encontrado usted, siendo The One entre los suyos, ni un momento para proponer la sombra de una propuesta de solución? Entonces, las cosas que menos le preocupaban, ¿cuánto le preocupaban? ¿Nada?

Grave crisis de Estado, dictamina el prócer, como si acabara de aparecérsele, imponente como Manderley a la luz de los relámpagos. Y lleva más de diez años incubándose hasta manifestarse a plena luz con una hoja de ruta de 18 meses. 18 meses han tenido los tres partidos dinásticos para hacer algo, proponer, instar algo frente a una crisis que, en efecto, es de Estado porque afecta a la Corona. Ni lo vieron. No vieron nada. Siguieron -y siguen- haciendo política para una España imaginaria que permita prescindir  de los catalanes, pero no de Cataluña.

Han acabado viendo lo que llevan diez años negándose a ver. No es seguro que acepten responsabilidad alguna por su irresponsabilidad y negligencia y, si lo hacen, tardarán otros diez años. Los políticos españoles solo entienden el presente como historia.

Pero el destrozo del independentismo catalán es en el arco de la izquierda española de la que, como del Templo, no quedará piedra sobre piedra. Aterrorízase esta izquierda con los vídeos de las muchedumbres vitoreando a la Guardia Civil al grito de "¡A por ellos!". Ahorrémonos comentarios evidentes. La izquierda socialdemócrata censura esas formas violentas. Pero, cuando Rodríguez Ibarra pide un gobierno de coalición con el PP, en realidad está pidiendo un ¡A por ellos! menos gritón. El PSOE se ha esfumado como la niebla matinal ante el referéndum. Prometió en algún momento aportar alguna propuesta para actuar en positivo ya que el gobierno no hacía nada. Y nunca más se supo. El referéndum es ilegal. El PSOE respalda al gobierno. Anda en dudas con el 155 (González no tiene ninguna) pero podía darse cuenta de que esa pantalla ya ha pasado y ahora estamos en una especie de estado de excepción encubierto. Da igual: respaldará lo que sea. Detenciones, requisas, registros, cierre de webs (llevan 140 cerradas), incluso de entidades privadas. Lo que sea.

Creen los socialistas que salvan su responsabilidad apuntando a su propuesta de diálogo el día 2 de octubre. Vaya usted a saber cómo estará el patio el 2 de octubre. Lo que importa es aquí y ahora, a tres días del referéndum, quedan 72 horas para negociar, como dijo Puigdemont a Évole. Negociar la pregunta, la fecha y la mayoría. Pero el PSOE esto no lo oye ni lo ve. Es rehén del PP, cuya política es la confrontación.

Confrontación con un amplio y denso movimiento social, transversal, plural, intergeneracional. Confrontación con un fenómeno de nuevo tipo, una revolución. Que el PP no la vea o, caso de verla, la repudie con indignación, es lógico. No lo es tanto que la nueva, genuina, auténtica y transformadora izquierda de Podemos y adláteres tampoco la haya visto y, de haberlo hecho, la haya combatido con tan sañuda como dogmática torpeza. Agarrarse al relato de la corrupción pujolesca y el 3% para descalificar una revolución de este calibre es lamentable. No porque este juicio coincida con el de la derecha en el gobierno y en los medios. Tampoco porque, en sí misma, sea una objeción ridícula. Es lamentable porque no ve la parte de verdad que su oposición encierra: claro que el independentismo tiene el apoyo de los del 3%, incluso, presumo, hasta del mismo Pujol. Pero es porque tiene el apoyo de la burguesía mayoritariamente, que es mucho más que el 3%. Precisamente es este paso de la burguesía al independentismo, el que convierte el movimiento en una revolución porque es republicana y es nacional a fuer de interclasista. Y los de Podemos, empeñados en una política nacional de otra nación (la que comparten con el PP, el PSOE y C's), no han visto ni escuchado la revolución en Cataluña. ¿Saben por qué? Porque es en Cataluña, y su política es para España, para la España que vitorea Iglesias, la de siempre, la que incluye la Cataluña asimilada

Podrían darse una vuelta por alguna asamblea de la CUP en donde se discuta sobre la dialéctica del eje social y el eje nacional. 

De momento, desnortada y sin habla, la izquierda española tiene tantas posibilidades de imponerse electoralmente a partir del 2 de octubre (suceda lo que suceda el 1) como un partido que abogara por suicidios colectivos.

De cómo empezó todo

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat. Es un sucinto repaso a la cuestión más candente hoy día, a cuatro del referéndum: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? La respuesta, curiosamente, la dio mientras tanto Trump, a quien nuestro presidente llamaba obstinadamente "Trum", al afirmar, en síntesis, lo siguiente: a) los catalanes parecen empeñados en votar; b) el señor Rajoy dice que no lo harán; c) pero yo creo que la gente no estará de acuerdo. Mejor dicho, ni Gracián. La gente no está de acuerdo. Lo que parece mentira es que la izquierda aún no se haya enterado. En fin...

Aquí la versión castellana:

TEMPUS FUGIT

Hace 13 años que el PP montó una campaña en contra de la reforma del Estatuto catalán recogiendo firmas “contra Cataluña” en todo el Estado; doce desde que el PSOE lo “cepillara” en el Congreso hasta reducirlo a casi nada; once desde que los catalanes lo aprobaran en referéndum; seis desde la primera consulta independentista en Arenys de Munt que dio un 96% de sí a la independencia; siete desde que el Tribunal Constitucional lo triturara; cinco desde el comienzo de las impresionantes manifestaciones de las Diadas que Rajoy considera “algarabías”; cuatro desde que Rajoy rechazara de plano todas las peticiones de Mas; tres desde la consulta del 9N en la que más de millón y medio de catalanes votó por la independencia; dos desde que las elecciones de diciembre de 2015 dieron un Parlament de mayoría independentista; uno y medio desde que el gobierno de enero de 2016 fijara una hoja de ruta hacia el referéndum (y la independencia) de 18 meses.

No es una decisión precipitada, un salto en el vacío, una improvisación. Tanto da: el nacionalismo español consideró que se trataba de un plan surgido sobre la marcha, de modo irreflexivo, para ocultar la corrupción de CiU y el 3% y que se vendría abajo y se desinflaría como un soufflé. Los propios catalanes no harían nada por realizarlo sino que se enfrentarían entre ellos, como tienen por costumbre y, al final, no habría nada, ni hoja de ruta, ni referéndum ni, por supuesto, independencia.
Tan seguros estaban los políticos nacional-españoles, la miriada de sus intelectuales orgánicos y los círculos bancarios y empresariales de que el soufflé se desinflaría, que no se molestaron en articular una estrategia y una táctica frente a la cuestión catalana. No se les ocurrió llevar la iniciativa. Esto quedaba para los catalanes. Al Estado español le bastaría con resistir para ganar la partida. Y así pasaron todos estos años, con los independentistas catalanes trabajando activamente por su causa, articulando propuestas, ensanchando su base original y elaborando un discurso que ha acabado siendo hegemónico en Cataluña y un relato independentista frente a los cuales el nacionalismo español no contraponía nada, no reaccionaba, no mostraba ningún tipo de iniciativa.

Cuando quedan descasos días para la realización del referéndum anunciado con 18 meses de antelación, las distintas corrientes políticas que integran el arco parlamentario español han experimentado la urgencia del momento. El soufflé no solo no ha bajado sino que ha subido. Los partidarios del referéndum siguen siendo mayoría aplastante, el voto independentista se mantiene y las fuerzas políticas que lo postulan están más unidas y son más activas que nunca.

A la vista de la situación , desde la derecha neofranquista gobernante hasta las diversas oposiciones, la dinástica del PSOE, la de los dos nuevos movimientos C’s y Podemos, se aglomeran en el centro del escenario del foro público aportando soluciones apresuradas, de último minuto, tratando desesperadamente de encontrar una vía, no de resolver la cuestión, sino de impedir un referéndum que ninguna de ellas, ni la derecha ni las izquierdas aceptaron jamás, aunque Podemos haya hecho a veces ademán de secundarlo.

La derecha del PP, la principal responsable de la deriva independentista, se ha negado siempre a otro tipo de diálogo, de concesión, incluso de mero reconocimiento de la condición de interlocutor del independentismo. Anclada en su pretexto dogmático del respeto a la ley, aquella apenas oculta que su propósito es llevar la cuestión a la confrontación directa para aplicar la violencia y la represión, único lenguaje que entiende y, de ese modo, aspira a una derrota del independentismo que justifique su política de nueva sumisión de Cataluña.

El PSOE ha hecho algunos amagos de última hora de encontrar una solución intermedia a base de resucitar un caduco federalismo en el que en el fondo no cree, pero ha acabado cerrando filas con la derecha, respaldando su política de represión por la fuerza bruta y consolándose con la vaga promesa de que a partir del fracaso del referéndum al coste que sea, se abrirá una imprecisa forma de diálogo en la que, en realidad, no está interesado nadie.

La izquierda neocomunista, sus confluencias y sus referentes catalanes han aportado a la desesperada –y en una situación de peligro para su integridad física- una nueva propuesta de tercera vía entre la tercera vía del PSOE y el respeto al principio democrático de la autodeterminación de los pueblos que debiera haber aceptado sin más, actuando en consecuencia y apoyando la única alternativa hoy legítima: el referéndum vinculante del 1 de octubre con o sin pacto con el Estado.

Todos ellos tuvieron tiempo de sobra y no hicieron nada porque jamás creyeron que Cataluña había iniciado un proceso revolucionario de nuevo tipo. De nada servía frente a él el juego de los aparatos ideológicos y represivos de la Constitución de 1978, ni el seudorreformismo del PSOE, ni la demagogia populista de Podemos en su intento de sustituir el horizonte de independencia por oscuras logomaquias.

Pasó el tiempo de las componendas y soluciones transitorias. Los 18 meses de la hoja de ruta han puesto a cada cual en su sitio y desenmascarado a quienes no jugaban limpio. La suerte está echada y debe decidir entre un nacionalismo español opresivo, corrupto, agresivo y sin proyecto ni perspectiva y la opción independentista catalana que fundará la República en Europa abriendo una nueva época para la propia Europa, para España y, sobre todo, para Cataluña.

Hoy, Palinuro en Sant Vicenç dels Horts

A las 20:00 en la sala xica de la Vicentina, en Sant Vicenç dels Horts. Para hablar de "la gran oportunidad". Lindo título, que diría un argentino. Hay momentos en la vida de los pueblos en los que estos se encuentran ante una "gran oportunidad". Se han dado varias veces en el curso de la historia y, cuando se han dado, han cambiado la historia de curso. Los ingleses la tuvieron en el siglo XVII y se colocaron en cabeza de las naciones civilizadas. Los norteamericanos y los franceses, en el XVIII y abrieron una brecha para toda América. Los rusos y muchos otros, en el XX y poblaron el mundo de naciones. Los catalanes, en el XXI y universalizarán el derecho de autodeterminación.

Hay más de mil periodistas acreditados en Barcelona. El mundo nos oberva. Los catalanes están haciendo una revolución democrática, pacífica y alegre. No solo la gente se ha echado a la calle en eso que los fiscales llaman "turbas" y es ciudadanía pacífica en ejercicio de sus derechos, sino que también van los estamentos: los estudiantes, los bomberos, los abogados y ya veremos qué hacen los agricultores, los repartidores de pizzas o los farmacéuticos. Frente a un movimiento social de esta envergadura, el Estado sigue aferrado a una ciega política de tratarlo como un asunto de orden público, con métodos represivos.

Nos vemos en Sant Vicenç del Horts.

dimecres, 27 de setembre del 2017

Marca España

Por fin se aclara el misterio: Rajoy no habla inglés; lo susurra.

La jornada de ayer fue de síncope. Y nos esperan cuatro o cinco más y sin duda peores. La independencia de Cataluña empieza a verse ya en términos sombríamente contables. La Patria contante y sonante. Los agoreros han pasado de amenazar a los catalanes con la ruina a preverla para sí mismos si Cataluña se va. Ahí, en esos nobles cálculos debe de estar la raíz de esos increíbles episodios de ciudadanos onubenses, cordobeses, murcianos, santanderinos, ovetenses, etc., despidiendo las dotaciones de la Guardia Civil camino a Cataluña con los gritos de "¡A por ellos!" y "¡Soy español, oé, oé!". Son los preparativos del diálogo con los indepes que proponen los dos partidos dinásticos, PP y PSOE con la impagable ayuda de C's y Podemos, los primeros por la vía recta, los segundos, por la curva. La España fosca viene de militar y también de judicial o, cuando menos, fiscal. La fiscalía ordena a los mossos precintar las mesas antes del 1/10, para contribuir al entendimiento, sin duda.

Y el extranjero, mirando. La foto del domingo. Cataluña ocupada por las fuerzas del orden en previsión de los desmanes que puedan producirse por el hecho de que el Estado haya precintado las urnas para que la población no pueda votar. Desmanes no son de prever salvo los que involuntariamente, por supuesto, pueda ocasionar la fuerza pública. Pero sí habrá muchas otras fotografías, de muchas otras situaciones: los/as ciudadanos/as yendo a votar en grupos, pacífica y festivamente, los estudiantes en sus asambleas, las entidades sociales señalando los puntos de votación, aunque estén precintados. Aparecerán más urnas sin precintar.

A todo esto, uno de los factores que más ira enciende en el nacionalismo español es que el movimiento tiene un carácter alegre, festivo y hasta jocoso. Sin duda, la procesión va por dentro porque pocos catalanes dudan de que están viviendo un momento crucial en sus existencias. Pero, hacia fuera, reina lo lúdico con ribetes de burla. Cuando se pensaba que lo de Piolín era demasiado hasta para los gobernantes españoles, hete aquí que los que llegan a Barcelona en avión avistan el otro costado del barco, el de babor si no me equivoco, en el que también luce Piolín.

Este ridículo es el habitual de la marca España en el interior. Como los aeropuertos sin aviones, para personas. Pero proyectado al exterior suele sobrepasar todo lo imaginable. Al bochorno de ver cómo se compran unas declaraciones del Presidente "Trum" por miles de millones de € invertidos en no sé cuantos aviones que no hacen falta para nada, se añaden las declaraciones en sí y las del inenarrable co-declarante, Rajoy. "Trum" dijo y reiteró que España debía seguir "unida" porque dividirse sería una tontería. Matizó, sin embargo, que era su opinión personal. Una semana antes, la portavoz de la Casa Blanca ya había dicho que la cuestión era un asunto interno español del que ella no sabía mucho. "Trum" terminó añadiendo de su cosecha que Rajoy le había dicho (o susurrado) que no habría votación el 1/10 pero él ("Trum") creía que la gente era de otro parecer. Habiendo obtenido este universalmente respetado respaldo del emperador, el jefe de la marca España se encargó de pulverizarlo acto seguido contestando a una pregunta sobre la DUI que esta no es competencia suya, sino del Parlamento de Cataluña. Ante esto carece de importancia que el payo se lanzara muy contento a adoctrinar sobre Venezuela, teniéndoselas tiesas al señor "Madero". ¿En qué estaría pensando este majadero si es que piensa en algo?

Los socialistas se han dado cuenta de repente de la gravedad del problema que tienen delante. Se han caído literalmente del guindo. Su reacción es de ira, miedo, odio, según a qué partes del país nos refiramos. En algo están las distintas "familias" o "sectores" unidos: en no reconocer ni un adarme de responsabilidad en el hecho de que la situación haya llegado hasta aquí. Han tenido más de veinte años de gobierno para encontrar una fórmula satisfactoria para las dos partes, pero han preferido jugar al regate corto, trampeando en la cuestión territorial y manteniendo la superchería del "café para todos" en diversas propuestas. Ahora se les ha caído el cielo sobre la cabeza, como pasaba a veces con los valerosos galos y sus más aguerridos paladines salen en defensa de la Patria, una, grande, libre. Rodríguez Ibarra recomienda una "gran coalición", un gobierno de unión nacional PP-PSOE como el que proponía hace un par de años Felipe González quien ha pasado de jarrón chino a gurú. Pues no veo por qué no incorporar a C's, tan patriótico como los otros dos. Está tan convencido como Sánchez de que el referéndum no busca echar a Rajoy, sino "romper España" . No parece pasársele por la cabeza que lo que ha roto España ha sido la negativa en redondo a encontrar una solución negociada y que, curiosamente, sigue abierta, por más que en el PSOE ignoren su existencia. El fulgor de la España rota los ciega. Y ya puestos a defender la unidad de la Patria al precio que sea, quizá deban ofrecer a Podemos la posibilidad de formar parte de ese gobierno de regeneración nacional. La España que vitorea encendidamente Iglesias es la de Sánchez y la de Rajoy.

Palinuro en "El Diván", de CAT Radio

El sábado pasado se emitió una edición más del programa "El Diván", de CAT Radio, dirigido por Silvia Cóppulo, que tuvo la feliz ocurrencia de hacerlo sobre mi persona. Siempre me pone nervioso hablar de mí mismo en los medios y, si acepté, fue porque tenía cierta conciencia de debérselo a Silvia. Y no me equivoqué. El programa me gustó tanto en su concepción como su método y el estilo de Silvia. Si ella lo pasó tan bien como yo en esta ocasión, me alegraré mucho. Porque para mí fue un placer responder a sus preguntas, incluso las más personales, y aprovechar la ocasión para explayarme en cuestiones estéticas, literarias y hasta filosóficas que uno echa de menos en la brega diaria en que nos vemos metidos. Mezclar esto con mi vida familiar, mis posiciones políticas y las memorias de algunas  de las canciones que me han impactado en la vida fue una gran experiencia que comparto aquí con quien quiera. Silvia habla casi siempre en catalán. Y se le entiende todo porque, además mezcla elegantemente castellano y catalán.

Moltes gràcies, Silvia.

dimarts, 26 de setembre del 2017

La entrevista

No tenía intención de comentar la entrevista de Évole a Puigdemont porque tampoco me pareció que llegara ni de lejos a las expectativas que había suscitado. Me limité a señalar en el post anterior que "de la entrevista de Évole es razonable quedarse con la afirmación de Puigdemont de que la DUI no está encima de la mesa del govern, pero no la descarta, como tampoco descarta la posibilidad de ir a la cárcel, por desagradable que le parezca. Eso dibuja una percepción de liderazgo del que no hay ni sombra en el campo del Estado."

Pero vengo leyendo muy airadas reacciones al programa de Salvados y voces muy críticas hacia Évole de un lado y Puigdemont de otro. El intercambio, rapidísimo, suscita pasiones. Se carga mucho contra Évole, al que se acusa prácticamente de acoso y está generalizada la impresión (en unos casos alborozada y en otros triste o indignada) de que el presidente no salió bien parado. No me dio esa impresión en modo alguno. Fue, desde luego, una entrevista dura, sin concesiones. Pero es lo que se espera de un periodista de altura. Quizá corta en exceso al interlocutor pero eso redunda en beneficio de este que se adapta y coloca siempre el mensaje que desea. 

Se menciona mucho el episodio del Kurdistán y el voto en contra de Puigdemont en 2014 y se subraya que pareció desconcertado. Eso enfurece más a sus partidarios que han buscado una explicación en el diario de sesiones del Parlament sin darse cuenta de que caen en la trampa de dar importancia a algo que no la tiene. Es un hecho: en 2014 Puigdemont votaba contra la autodeterminación del Kurdistán y en 2015 propone la de Cataluña. Pero, ¿qué se quiere decir con eso? ¿Que en una de las dos veces mentía? ¿Que su propuesta de autodeterminación para Cataluña no es sincera? El asunto es anecdótico y, en todo caso, se refiere a la coherencia interna del afectado, pero no a la pertinencia de la causa que ahora propone. 

Se menciona mucho menos que Puigdemont ha expuesto con claridad su posición y su programa ante un auditorio de millones en toda España. Y toda España ha visto y entendido que el referéndum se hará, no por malévola voluntad de un grupo de conjurados e iluminados, sino por la voluntad del pueblo. La gente ha entendido porque la explicación ha sido meridiana que es la gente como ella la que hace el referéndum. 

El fiscal general ha dado orden a los mossos d'esquadra de que requisen toda urna que vean. Queda por saber si los mossos ejecutarán la orden y qué sucederá si no lo hacen. Puede desembarcarse la fuerza en las naves. Según parece, hemos comprado no sé cuantos aviones a los Estados Unidos por valor de varios miles de millones de euros, coste de la declaración que hará Trump condenando la autodeterminación de Cataluña. Para pagar las pensiones, el gobierno ha tenido que pedir un crédito de 10.000 millones. En su ansia por mantener la unidad de España, estos se la han cargado.

Y, desde luego, el momento decisivo cuando, cuestionado por el periodista, Puigdemont admite que la DUI no está sobre la mesa del govern pero que es una opción posible. 

No hay marcha atrás. 

dilluns, 25 de setembre del 2017

Ni la Virgen del Pilar

La tragicomedia de Zaragoza quintaesencia las tribulaciones de la nación española ante el mayor reto hasta la fecha. La tragedia se mascaba durante unas horas cuando las turbas ultraderechistas asediaron el local donde los de Unidos Podemos, el PDeCat, ERC, el PNV y los Comunes deliberaban. Fueron momentos de tensión pues la policía no garantizaba la seguridad de los reunidos por falta de efectivos. Los efectivos están en este momento hacinados en tres navíos en los puertos de Cataluña y dispuestos a entrar en acción en cuanto reciban la orden. Otros efectivos andan por las calles de las ciudades y pueblos persiguiendo urnas y papeletas de voto, de esas que la población imprime a millones. ¿Y las urnas? Siguen sin aparecer. Las urnas son las barricadas de hoy. Barricadas transparentes, indestructibles.

Las consecuencias de decisión están por ver. La causa es patente. Una vez más el gobierno prueba su incompetencia mayúscula en la gestión de cualquier problema. Del tipo que sea. Está dirigido por alguien que no tiene categoría alguna para hacerlo porque confunde el Estado con la provincia de Pontevedra, la política con la leguleyería y la legislación con las ordenanzas municipales. En cuanto a las consecuencias, pueden imaginarse. Las bandas ultraderechistas están coordenadas en las redes y se activarán más ahora que no hay policías por las calles. También suelen tener contactos con organizaciones delictivas que aprovecharán la ocasión para hacer de las suyas.

El dislate de concentrar en Cataluña más presencia de cuerpos de seguridad del Estado de la que hubo en el País Vasco en los peores momentos testimonia la quiebra de un discurso, el de que, en ausencia de violencia, cabe hablar de todo. Era falso. No ha habido jamás ni asomo de violencia en la permanente movilización de la sociedad catalana y, sin embargo, no puede hablarse del referéndum.

Por lo demás, la parte cómica del evento llegaría con el contenido y alcance de la propuesta Declaración de Zaragoza. La base era una asamblea de parlamentarios y cargos electos en busca de una solución pactada antes del 1/10 o en su lugar. No ando muy cierto. Solución consistente en presentar una moción de censura (MC) para substituir el gobierno del PP por otro encabezado por Sánchez y con el voto de Unidos Podemos, JxS y, quizá el PNV. Solución abortada. El PSOE se niega a esa MC concreta, aunque no a la idea platónica de MC. Luego se han descolgado los de ERC, que parecen despertar de un sueño de fascinación con Podemos. Con ello, la Declaración retorna al estado larvario, consistente ahora en suplicar al PSOE que no escuche los cantos de sirena del PP (difícil el tropo, ¿verdad?) y encabece la MC. O sea, nada. A la desesperada, UP pide al gobierno que permita el referéndum del 1/10 ya que no aporta ninguna otra solución. Pero el problema es qué hará Unidos Podemos si el gobierno no escucha su plegaria. ¿Apoyará el referéndum ilegal?

Y tan ilegal como legal de acuerdo con la legislación de la Generalitat. Ese conflicto de legalidades se ha materializado en el que enfrenta a las fuerzas de seguridad de la Generalitat y las del Estado. Una situación inédita. De la entrevista de Évole es razonable quedarse con la afirmación de Puigdemont de que la DUI no está encima de la mesa del govern, pero no la descarta, como tampoco descarta la posibilidad de ir a la cárcel, por desagradable que le parezca. Eso dibuja una percepción de liderazgo del que no hay ni sombra en el campo del Estado. 

Los independentistas han ganado ya la cuestión del referéndum. No el referéndum en su resultado, aunque da la impresión de que también, sino la batalla por celebrarlo. Y la prueba es que hasta quienes se oponen hoy, lo dan por cierto en un futuro próximo. El PP, en privado, el PSOE en público; incluso lo ofrece como pieza de intercambio en una negociación sobre el referéndum. 

La cuestión para el Estado y los partidos dinásticos es cómo salir del embrollo lo mejor parados posible. Pero es muy difícil porque ofrecen un pacto por imposición. Los independentistas aceptarían quedarse sin el referéndum ahora a cambio de un futurible impreciso. Se resignarían a una nueva humillación con la promesa de un resarcimiento posterior. Pero sin precisar su alcance. Se admite que se votará, sí; pero no se sabe qué. 

No hay si no esperar al 1/10 y atenerse a los resultados.

diumenge, 24 de setembre del 2017

Mientras tanto, en Cataluña...

El día amanece hoy nublado. El gobierno de la Gran Nación toma el mando de los Mossos d'Esquadra, o sea, de la fuerza legítima de la Nació Petita. Muy nublado. Medida ejecutiva directa, no consultada ni sometida a control de parlamentos, tribunales u otras zarandajas democráticas. Muy nublado mientras me dirijo a la xerrada en Alella. A la puerta de un espacio abierto, una pareja de agentes de la GU ya ha explicado a los organizadores que cumplen órdenes, a saber: a hacerse ver. Más noticias: el gobierno ya ha designado al oficial que tomará el mando de los mossos: un coronel de la Guardia Civil llamado Pérez de los Cobos, hermano del Pérez de los Cobos, militante del PP que presidió una temporada el Tribunal Constitucional e hijo del también militante de Fuerza Nueva, Pérez de los Cobos. Y no es él menos pues anduvo procesado por torturas en el País Vasco, aunque luego absuelto por un tribunal español. Gente, como se ve, muy ecuánime cuando se trata de habérselas con independentistas. A la salida de la xerrada hablo con una mossa d'Esquadra que ha ido de paisana por decisión y afición propia. Me dice que es Mossa d'Esquadra y que siempre supo que su trabajo es servir a la sociedad catalana a las órdenes del gobierno de Cataluña. Le presento mis respetos y admiración por su actitud. Sabe lo que hace y es consciente del momento en que vive; en el que vivimos todos. Más tarde, llegando a la segunda xerrada, en Sant Cebrià de Vallalta, nueva noticia: el govern no traspasará el mando de los mossos al gobierno de España. Veo a Forn y a Trapero (¡qué imagen tan poderosa la de este hombre!) y escucho sus clarísimas razones políticas y su sólida base jurídica. El gobierno no puede asumir el mando y el coronel Pérez de los Cobos puede aspirar a otros destinos, seguramente más cómodos que esta tierra de rebeldes muestraculos al estilo de los escoceses de Wallace. El día se aclara. Las nubes se retiran y el Mediterráneo está bañado con su luz diáfana. Me acuerdo de la mossa d'Esquadra y pienso que esto es indestructible porque forma un arco con los extremos unidos en la misma tensión: los jefes protegen a los subordinados y los subordinados confían en los jefes. Después de la xerrada, en un pabellón sportiu, correspondiente butifarrada. La noche caída mientras tanto es en realidad día y con tanta gente alegre de toda andadura de la vida, más que día, casi amanecer. Muchas me dan las gracias pero soy yo quien debe darlas porque gracias a ellos, a la gente que he conocido en todos los puntos de Cataluña, al cabo de tantos años he encontrado mi país, el que he buscado toda la vida, un país de gente digna. Lo que siempre quise para España lo he encontrado en Cataluña. Alguien comenta que los mossos han detenido a un policía nacional que ha entrado en un comercio en las Ramblas, creo, con un arma y bajo los efectos del alcohol, o eso dice. Nadie señalará, supongo, porque los catalanes son aficionados al understatement, que ha caído a los mossos tarea doble: proteger a la población de los delincuentes habituales y de los atípicos. Los chavales de enseñanza secundaria y universitaria están echándose a la calle y empiezan a ser el habitual río de lava que engulle todos los cuentos y las logomaquias de los políticos, especialmente los de izquierda. Cuando los de los barcos reciban la orden de desembarcar, algo insomnes según parece, lo van a tener francamente crudo. Por eso están allegando más razones al Principado: tanquetas, vehículos blindados y hasta un cañón móvil de agua, todos instrumentos pensados por amenizar el diálogo con que el PP y el PSOE quieren deleitarnos a partir del dos de octubre. Tras la butifarrada gratísimo concierto de habaneras a cargo del dúo La vella Lola, Marta Bombí, la cançó y Josep Bergadà, voz y guitarra. Buenísimos. Les pido El meu avi va anar a Cuba. La tienen prevista para el final porque es muy popular. Les digo que tengo un amic dramaturgo que ha escrito una pieza de teatro con ese título, Marcel Vilarós (hola, Marcel) y que sería buena idea que se pongan en contacto, así que luego os pongo un email a cada uno. Nos vamos a dormir en medio de rumores de que el gobierno anda preparando una redada de altos cargos del govern, consellers y el propio presidente de la Generalitat. Parece absurdo ¿verdad? Pero el sentido del absurdo del gobierno central está en contexto berlanguiano, según acaba de decir, creo, Antonio Banderas. Bueno, según parece, pasado mañana el Señor de los sobresueldillos irá a visitar al Emperador en humilde solicitud de alguna declaración contra la independencia de Cataluña. Se dice que el ministerio correspondiente ya la tiene amarrada a cambio de la compra de unos aviones que probablemente no volarán por unos miles de millones de euros. Una futesa y, mira, a los mejor sale Trump por la tele diciendo que está en contra del derecho de autodeterminación de Sicilia. Pienso, antes de dormir que, pendiente el alto servicio exterior de tan trascendental misión, en estos dos días el ministro Zoido dejará en paz a la gente en Cataluña pues no puede permitirse algún escándalo que le saquen a su presidente en Washingto. Un respiro, por Toutatis, ya en puertas del referéndum. Y las malditas urnas sin aparecer.

Entre tanto, ¿Qué hace la izquierda? En el caso del PSOE, apoyar incondicionalmente al presidente Rajoy, a quien pidió en su día que dimitiera. Gente práctica los socialistas, como el interesado no tenía, ni tiene, ni tendrá intención de dimitir porque no quiere perder el aforamiento, decidieron civilizarlo y convencerlo de que pasada al oleada de la muy justa represión que los indepes se han atraído sobre sus cabezas como las orgullosas torres atraen los rayos, deberá ofrecer diálogo, después del dos de octubre. Porque antes no lo hubo. Sin duda, el PP no lo propició, pero el PSOE tampoco lo exigió. La oferta actual carece de todo valor porque ni quienes la hacen tienen crédito ni lo que dicen sentido sino que son una sarta de disparates sin conexión lógica alguna. Dice Sánchez que “en esta crisis hay tres opciones: la de Puigdemont que es votar sin dialogar; la de Rajoy que es dialogar sin votar; y la del PSOE y del PSC que es dialogar y votar un acuerdo con todas las garantías democráticas”. Dos falsedades y un conjuro de magia potagia. 1ª. Puigdemont quiere votar sin dialogar. Falso. Puigdemont quiere votar y dialogar. 2ª Rajoy quiere dialogar sin votar. Falso. Rajoy no quiere dialogar ni votar.  Magia potagia: el PSOE ofrece llegar a un acuerdo y votar con todas las garantías democráticas.¿Qué acuerdo?¿Quiénes votan? ¿Cuándo? Mientras esto no se diga, la propuesta es como un viaje al país de la Cucaña. Uncido al carro de Atila, el PSOE no puede hacer otra cosa que volver a pisar la hierba que pisó el caballo de aquel.

¿Y Podemos? Si lo de Cataluña es berlanguiano y lo del PSOE se parece algo al inspector Clouseau, lo de Podemos es buñuelesco, al estilo del Ángel Exterminador. Llevan dos días de profundas cavilaciones en un seminario o similar apartados del ruido del siglo para hacer práctica la audaz teoría de que la cuestión catalana se resuelve... echando a Rajoy de La Moncloa. Allá ha ido también, a aportar su particular luz la alcaldesa de Barcelona, Colau que, además se quita de enmedio con la habitual galanura en momentos delicados. Al fin y al cabo el objetivo es noble y tiene su mérito, más que la cuadratura del círculo pues consiste en ganar una fulminante moción de censura que necesita la mayoría absoluta de 350 teniendo en contra 222 votos de los dos partidos dinásticos, equivalentes aprx. a un 63%. Pequeñez que se resuelve con una declaración contundente, de esas que se imponen con la luz cegadora de la audacia y hacen temblar los cimientos mismos del sistema. Dice Iglesias  que Podemos respetaría el resultado de un referéndum "con garantías y efectos jurídicos". Obviamente, quiere decir los resultados de un referéndum legal. Dos pequeños matices: 1º, ese referéndum legal no se dará con la actual composición parlamentaria y tampoco con la que vaticinan los sondeos. 2º (y peor) ¿qué tiene de audaz y revolucionario cumplir la ley? Porque, si lo que está diciendo es que estaría dispuesto a incumplirla (por razones revolucionarias, imagino) ¿por qué no empieza por hacerlo ya y reconoce los resultados del referéndum del 1/10 se haga como se haga?

Sencillamente, por lo mismo por lo que el PSOE dice ahora que negociará un "acuerdo" que se someterá luego a referéndum,pudiendo haberlo propuesto hace años, en lugar de dar la murga con un federalismo inviable. ¿Y qué es ello

La República. La izquierda no puede digerir la idea de que los catalanes se constituyan en lo que ella no tiene ni tendrá porque no se atreve a reclamarla: la República.

Lo reitero: la independencia de la República Catalana ha triturado la izquierda española que,comoun cuerpo poseído por el Maligno, se encuentra ahora pensando, hablando y haciendo como la derecha.

dissabte, 23 de setembre del 2017

Cataluña en pie

No estamos asistiendo a la caída de un gobierno, sino al hundimiento de un régimen, el de la III Restauración borbónica. Hasta aquí ha llegado la Monarquía que se inventó Franco. No ha sabido esta desmarcarse de aquel estigma. O los franquistas no le han dejado. Y aquí está entre las tarascadas agónicas de un Estado represivo con una poderosa maquinaria de overkilling que no le sirve para nada. Los antidisturbios atracados en sus barcos de Looney Tunes, en espera de que haya unos disturbios que solo ellos pueden provocar porque el pueblo catalán está en un movimiento amplio, profundo, poderoso, pero al tiempo, pacífico, festivo.

Los jueces y los fiscales (ese nuevo Eliot Ness reprobado por el Parlamento en su lucha por la prohibición) despliegan una actividad intimidatoria, amenazadora, represiva. Multas, denuncias, querellas, con sus correspondientes debates sobre legalidad, procedimiento, abuso de poder, conculcación de derechos llueven sobre círculos cada vez más amplios de personas: cargos públicos, políticos, dirigentes sociales, manifestantes, alcaldes. Están a punto de caer en la aberración de una causa general contra el independentismo: todo aquel que lleve una estelada es perseguible. Un intento tan delirante como antiguo de eliminar la libertad de expresión y restablecer los "delitos de opinión". Ahora acusan de sedición a los responsables de los actos "tumultuarios" de protesta por los registros de hace dos días. Mañana pueden acusar de rebelión. Por acusar y procesar que no falte, a ver si los indepes deponen su actitud.

Los estudiantes se han echado a la calle. Los fuegos fatuos del 68 se unen con los rescoldos del 15M y confluyen en el proceso independentista, dándole un alcance y fondo imposibles de prever. Se han añadido los curas. La movilización social se ha hecho permanente. Total, quedan ocho días. Y el mundo entero vigilando. Está claro que el Estado no dispone de los medios para hacer frente a la situación en los términos que planeó en un primer momento: que los indepes muerdan el polvo. Dado que esto es ya imposible, el problema es cómo se da marcha atrás o se cambia el rumbo sin que parezca una derrota en toda regla.

Tanto si el referéndum se celebra como si el Estado consigue impedirlo por la fuerza bruta el independentismo habrá ganado. Lo razonable sería pactar el referéndum y dotarlo de esas garantías que tanto reclaman quienes no quieren darlas. Pero el gobierno no es razonable. ¿Podría ayudarlo a serlo la oposición, al menos esa oposición admitida en La Moncloa del PSOE? Sería difícil, aunque no imposible. El problema es que el PSOE participa de la misma ceguera y sinrazón del gobierno.

¿Que creen los dos partidos dinásticos que tendrán el dos de octubre con o sin referéndum? Una situación ingobernable porque la única forma de impedir que los indepes vuelvan a plantear su reivindicación es mantener a Cataluña en este estado oculto de excepción, cosa escasamente viable en Europa. El acopio de fuerzas de seguridad se complementa con la presencia de la Guardia Civil, ese cuerpo híbrido civil-militar que permite reprimir con contundencia sin dar impresión de intervención militar. Nunca, ni en los peores momentos del terrorismo etarra hubo tanta dotación en el País Vasco. Recuérdese cómo entonces se decía que, en ausencia de violencia, podría hablarse de todo. Según puede verse hoy mismo.

El nacionalismo español necesita el concurso del estamento pensante para reconstruir y fortalecer una legitimidad que le permita derrotar el independentismo. Se llama a capítulo a los intelectuales, hasta ahora silentes, y estos empiezan a firmar manifiestos contra el referéndum. En el primero, los intelectuales unionistas piden al pueblo catalán que no vote, que no caiga en la "trampa democrática". Un manifiesto de apostólicos, sin más alcance que este. "Lejos de nosotros, etc".

El segundo manifiesto, firmado por unos doscientos treinta profesores universitarios no solo se opone cerradamente a la celebración del referéndum sino que exige que el Estado haga uso de la violencia legítima. Tiene gracia que muchos de los firmantes fueran parte del movimiento estudiantil de los años sesenta, hoy se encuentren defendiendo lo mismo que atacaban de jóvenes. Lástima de máquina del tiempo. Pero, es cierto, siendo intelectuales, sus razones habían de ser más complicadas que la interpretación de una ley de vida del abuelo Juanito. Y lo son.

Casi todos ellos son creadores y defensores del relato que ha imperado en la esfera pública intelectual, mediática, académica: España ha dejado de ser una excepción en el concierto europeo; ahora es un Estado de derecho, una democracia consolidada en el estilo de la tradición liberal occidental. Lo han escrito, predicado, televisado, radiado. 

Pero no es verdad. Y la prueba es su manifiesto.

En Cataluña hay una revolución nacional y republicana. En España no hay nada. La derecha y la izquierda de orden solo ofrecen un "no" rotundo al referéndum y un vagaroso diálogo para las calendas. La izquierda "verdadera" hace más o menos lo mismo. Sería deseable el referéndum pactado y, antes de tener que pronunciarse sobre si apoyan el referéndum no pactado, el único que hay, se entretienen convocando mesas o asambleas por el diálogo que no son muy verosímiles mientras el PSOE siga uncido al carro de la derecha.

En Cataluña la cosa está clara: habrá referéndum salvo fuerza mayor, pero los indepes tienen una última bala en la recámara: la DUI.

En España no hay nada claro. Ninguno de los cuatro partidos estatales tiene nada en común con los otros como no sea un carácter dinástico más o menos confeso pero que dibuja el auténtico problema del Estado español en relación a Cataluña: la Monarquía. Cosa de cierto relieve por cuanto al Rey corresponde el mando supremo de las Fuerzas Armadas. 

¿Se entiende por qué la izquierda española no ha salido en defensa de los indepes y se niega a reconocer la validez de los resultados del 1/10.

Hoy, butifarrada republicana catalana en Vallalta

No todo han de ser xerradas a palo seco. No haríamos honor a esta revolución de la alegría, esta transformación entre bromas y veras pero profundísima que está produciéndose en Cataluña, esta ocupación plena del escenario que hacen las multitudes (turbas las llama el fiscal general en prosa de legajo, desde la covacha en que cuece sus amenazas), arrinconando en mutis vergonzosos las flamantes fuerzas de ocupación en navíos atracados en los puertos como si estuvieran en cuarentena. Y en cuarentena están

Abre el acto Carles Campuzano, portavoz del PDeCat en el Congreso que hablará de las pensiones en la nueva República Catalana. Cosa grata porque si tuviera que hacerlo sobre lo que quede en España, más que xerrada, serían duelos y quebrantos, que diría Cervantes.

Luego, Palinuro intentará hablar sobre la República Catalana desde fuera de Cataluña.Y digo intentará porque ya le es muy difícil hablar de Cataluña desde fuera de Cataluña y, desde luego, le resulta imposible hablar de la República Catalana desde fuera de ella misma, teniendo en cuenta que ese "fuera" sigue siendo una Monarquía que odia mirarse en el espejo de la República Catalana. 

Los españoles tuvieron una República. Los franquistas se la robaron a sangre y fuego. Ahora los catalanes la recuperan sin sangre y sin fuego. Y los españoles, ¿qué hacen? ¿A qué esperan? 

En el pavelló sportiu de sant Cebrià de Vallalta, a las 18:30.

divendres, 22 de setembre del 2017

La revolución catalana

¿Ven, señores del PP, como hay que acabar con los paraísos fiscales? Puigdemont se ha llevado la escurridiza web del referéndum a una isla del Caribe, en donde estará tan segura, es de suponer, como los capitales de los defraudadores. 

El réprobo Puigdemont de impronunciable apellido. Menos de 24 horas después de que el presidente de los sobresueldos lo conminara a rendirse en evitación de males mayores pues el referéndum no iba a celebrarse, publica los colegios y mesas electorales con todas las garantías. Además tiene el papo de anunciar que dispone de planes alternativos para votar el 1/10. Alternativos ¿a qué? A lo que pueda hacer el gobierno. Y bien poco y disparatado es.

Tuvieron 18 meses para prepararse, y la revolución catalana los pilla a todos literalmente en Babia. El gobierno y la oposición no tienen ni idea de qué hacer. Empiezan a atisbar el alcance de lo que con sus torpezas, abusos e ignorancias ellos mismos pusieron en marcha. Ofrecen "diálogo dentro de la ley" a partir del 2 de octubre, lo cual es una demostración tan estúpida como paladina de que antes no lo hubo. Y eso si hay 2 de octubre para ellos, pues depende del resultado del referéndum que no pueden evitar. Refuerzan su oferta de diálogo ofreciendo más dinero y más autonomía a Cataluña si se renuncia al referéndum. El referéndum que, según el otro, no va a celebrarse. Y que, si se celebra, tercia el reprobado fiscal general, será delito. Ofrecen más dinero cuando está por ver que puedan aprobar los presupuestos que, de momento, han aplazado. Los hermanos Marx en "Un día en el referéndum".

Están desesperados. Les ha estallado la revolución en los morros. Las calles están a rebosar con gente dispuesta a ocuparlas y obstaculizar la acción represiva. Los estibadores no cargarán los buques repletos de policías y material antidisturbios. Los trabajadores de los servicios tampoco les darán agua ni luz. Van a tener que crear un cuerpo de antidisturbios paracaidistas. Se han puesto en contra a las universidades catalanas, que cerrarán y los estudiantes estarán en las calles. Se les ha rebelado la sociedad. Pacífica, alegre, democráticamente. Han creado una situación insostenible con los mossos. Están a punto de provocar una huelga general. 

Una revolución pasaba por aquí y sus especialistas no la vieron. Aún siguen, cerradamente opuestos a la idea misma del referéndum, y enredados en logomaquias sobre la autodeterminación de las colonias, la soberanía nacional, la nación, las naciones, las naciones de naciones pero sin nacionalistas, la legalidad (ojo, la revolución ya ha generado su propia legalidad), la reforma de la Constitución, las mesas de diálogo, las garantías, las movilizaciones y el reino de nunca jamás.. 

Los del PSOE no han entendido nada. Los más moderados se oponen al referéndum por mor de la soberanía y la susodicha legalidad, así como el argumento de la independencia "de los ricos". Y los más radicales, estilo Susana Díaz, piden la suspensión sin más de la autonomía de Cataluña. El PP sostiene que el independentismo es un problema de orden público. Los radicales del PSOE creen que es un problema presupuestario. De su presupuesto, aunque esto no suelan decirlo.

Los de Podemos dan vueltas al mismo atajo, como el poeta. Establecen una causación: para arreglar "lo" de Cataluña hay que echar a Rajoy. Para echar a Rajoy, reúnase una mesa de diálogo de todos los demás. La brillante idea es negociar un referéndum pactado. La sucia realidad muestra que tal cosa, hoy, con este Parlamento, es imposible. ¿Qué fue de la actualización de la doctrina de las dos espadas anunciada en su día por Iglesias cuando aseguraba que la acción de Podemos sería bifronte, en el Parlamento y en la calle? La acción parlamentaria, sin ser inútil ni mucho menos, no es eficaz al fin de echar a Rajoy. ¿Qué pasa con la acción de la calle? Que Podemos no quiere ni verla porque esa movilización general, esa revolución de masas, interclasista, intergeneracional, les destroza el esquema de la burguesía catalana corrupta, el 3% y similares monsergas.

Una revolución, señores, y ustedes contándole los votos al rabo de la esfinge, como diría Unamuno. Una revolución en la que ustedes no pintan nada, lo cual es muy humillante para su narcisismo. Pero piensen que sería mucho peor si, además de no pintar nada, siguen ustedes sin apoyarla claramente e incluso, como hace el señor Garzón, tratan de deslegitimarla

No tengo duda alguna sobre el espíritu republicano de Garzón. Por eso le invito a considerar que ese referéndum cuyos resultados anuncia no reconocer de antemano no es solamente sobre la independencia de Cataluña sino sobre la República. Ese es el problema: todos los partidos españoles son monárquicos. Si son monárquicos a fuer de españoles o españoles a fuer de monárquicos carece de importancia. Son todos dinásticos y, si no quieren ser consierados así, olvídense del resultado del referéndum catalán y organicen un referéndum en toda España sobre Monarquía o República. 

A lo mejor el resultado podía interesar a los catalanes. Pero tengo la impresión de que, después de lo que está pasando, los catalanes no van a querer saber nada de España que no sea la corrección de la diplomacia. 

Todos ven las imágenes de los hechos, excepto si miran TVE. Cada vez toman aquellas un tono más al estilo de las aventuras del sargento Arencibia. Le llaman la "revolución de las sonrisas", aunque algunos ya nos maliciamos que sea la "revolución de las burlas".

Hoy, Palinuro en Tiana

En un acto organizado por el ayuntamiento tianenc, en Barcelona, con la colaboración de Ómnium y la ANC, hablaremos de ese sugestivo tema: el referéndum visto desde España por los medios de comunicación, los intelectuales y el gobierno. Esta la apruebo de calle porque el punto de vista de los tres (medios, intelectuales y gobierno) es el mismo: no al referéndum ilegal, nazi, rojo, separatista, anticonstitucional, antidemocrático, insolidario, racista y... y... ¡monofisita! Las tres instancias dicen lo mismo. Y aunque añadiéramos los jueces y las fuerzas de seguridad -en el caso de que piensen- las conclusiones serían idénticas: para proteger la democracia en Cataluña hay que impedir que los catalanes la ejerzan. Alguien puede suponer que se trata de un absurdo, producto del amor de Palinuro por las paradojas. Pero no es cierto. En la corte -y fuera de ella- se "razona" así de peregrinamente. Y no solo aquí. Por ejemplo, ¿quién no ha oído a gentes de mucha izquierda, mucho centro y mucha derecha decir que querrían un referéndum pero que no pueden admitirlo "sin garantías". ¡Las garantías!, tabla de salvación de cuanto hipócrita anda suelto. ¡Las garantías!, punto esencial del talante democrático! ¡Las garantías! excusa de tibios y timoratos para no plantar cara un poder tiránico. Y nadie, absolutamente nadie, ha levantado el dedo para preguntar cómo es posible que exijan garantías aquellos que, siendo quienes pueden darlas, las niegan. El referéndum tendría todas las garantías si el Estado quisiera darlas. Pero no solo no lo hace, sino que las boicotea. Y luego llegan los "izquierdistas" de pacotilla a balar resignadamente que, sin garantías, no es democrático votar.

No adelanto acontecimientos. Nos vemos esta tarde en la sala Albéniz del Ayuntamiento de Tiana.

dijous, 21 de setembre del 2017

Golpe de Estado al Estado

No es un juego de palabras. Es una realidad objetiva. La Generalitat es el Estado y su presidente su  más alto representante en Cataluña. El Estado se ha dado un golpe a sí mismo. Es golpista y víctima del golpe al unísono. Es el círculo vicioso de la más profunda deslegitimación. El Estado ha dejado de existir en España, substituido por una partida de la porra y una partida corrupta, para más precisión.

Porque un golpe de Estado es. En toda regla. Ya lo anunciaba ayer en Bruselas José Borrell, hombre perspicaz. Solo que se equivocaba de sujeto actor. Se lo atribuía al independentismo catalán en estilo flamígero: en Cataluña hay un golpe de Estado de un régimen neodictatorial. Mira por dónde, el golpe lo asesta el gobierno central. Pero no haya cuidado, el mismo Borrell considera que la intervención militar (la Guardia Civil es civil y militar) de Cataluña es un acto de justicia, coincidiendo en ello con el nuevo BOE del gobierno/oposición "sensata" en su titular: La justicia desmonta la organización del referéndum ilegal en Cataluña. La justicia, tómese nota. No un juez que va por libre, un fiscal aficionado a amenazar, unas fuerzas de seguridad que actúan discrecionalmente sin orden judicial, no un gobierno dispuesto literalmente a todo con tal de ocultar su incompetencia y su corrupción ambas a extremos alucinantes; a todo y sin pedir permiso ni autorización a nadie. No un gobierno que se ha situado fuera de la ley al suspender de hecho los poderes legítimos de la Generalitat sin respaldo parlamentario alguno. La justicia. 

Ese golpe de Estado ha echado al pueblo catalán a la calle. Y también a sus parlamentarios en Madrid, que han abandonado el Congreso entre gritos de que no vuelvan. La situación se ha crispado mucho y es obvio que el gobierno prevé mayor crispación y algo peor pues tiene atracados en el puerto de Barcelona dos barcos italianos con 4.000 policías antidisturbios y el correspondiente material. Claramente se prevén (si es que no se tiene intención de provocar) alteraciones mayores del orden público. Al fin y al cabo, este gobierno siempre ha sostenido que la "cuesión catalana" no es un problema político sino de orden público: policías, jueces, fiscales, cárceles. Diálogo.

De momento, la autonomía de Cataluña ha sido suspendida de hecho por un acto ilegal de forma y probablemente de fondo. Queda por averiguar qué opinan al respecto quienes dicen oponerse al referéndum por ilegal. ¿Se combate la ilegalidad con la ilegalidad? ¿Desde cuándo?

Con el pueblo catalán en la calle en todas partes, la visibilidad internacional se ha disparado. La represión en Cataluña abre todos los periódicos y noticieros de televisión. Todas las miradas puestas en lo que sucede en las calles de muchas ciudades catalanas. Diez días de tensión. Sembrados de auténticas provocaciones al sentimiento de un pueblo que, de modo democrático y pacífico, ha estallado. No teniendo ninguna otra respuesta la derecha del gobierno que la represión, la escalada del conflicto va de seguro. Las provocaciones no cesan: el referéndum no se va a celebrar, eviten males mayores, dice Rajoy, el presidente del partido de la Gürtel. Provocaciones y amenazas. Las amenazas del matón y el maltratador: no me obligues a pegarte más. Este es el nivel.

Están cometiendo el mismo error que cometieron al comienzo del proceso: minusvalorar la fuerza, la cohesión, la capacidad de movilización del independentismo. Hasta que este les puso ante un plazo definitivo: dieciocho meses de hoja de ruta. 18 meses que el nacionalismo español (de derecha, izquierda y ni fu ni fa) aprovechó para enredarse en politiqueo parlamentario e ignorar, como siempre, a Cataluña. Ahora ya no hay tiempo. El PSOE -si alguna vez se tomó en serio la cuestión- ha abandonado toda intención de intervenir y proponer soluciones y pliega banderas bajo las de la derecha. Los otros, los de la "verdadera izquierda", siguen atrapados en su ambigüedad. Pronunciarse por un referéndum pactado es una nadería aunque en España parezca algo audaz. La cuestión es si también se apoya un referéndum no pactado, pues es bastante obvio que no hay otra posibilidad. Hasta la fecha no está claro.

El propósito del gobierno parece ser reventar las costuras del referéndum preventivamente aunque para ello sea preciso saltarse la ley. De ahí el interés en prepararse preventivamente para una escalada cuyo impacto en la opinión internacional va a ser tremendo. ¿Por qué? Porque va a dirigirse contra una movilización masiva, permanente, democrática y pacífica. Incrementar la represión sobre estas manifesstaciones abre la vía a la desobediencia cívica, siempre pacífica, siempre no violenta. Las imágenes de manifestantes alegres y nada agresivos siendo disueltos por la violencia o arrastrados por policías armados hasta los dientes son fáciles de visualizar.

Es inútil, al parecer, insistir a la oposición sobre todo la socialista, para que reflexione hasta que extremos puede llegar una política puramente represiva. Es obvio que le da igual. Pero, al menos, podía plantearse una pregunta: ¿cree que la represión arreglará algo? ¿Cree que va a aumentar el peso electoral de los unionistas en Cataluña? ¿Cree que los gobernantes catalanes o quienes les sucedan van a renunciar a la reclamación de un referéndum de autodeterminación? Si lo creen, nada que decir. Sigan y estrellénse con el referéndum. Si no lo creen, ¿por qué no detienen esta deriva tan peligrosa y hacen por negociar un referéndum pactado?

En fin, una política de una irresponsabilidad inconcebible ha llevado a esta situación en que el pueblo catalán se ha puesto en pie por su dignidad. 

¿Qué quieren ustedes, caballeros? ¿Que claudique?

Recuerden: Donec perficiam.

Hoy, presentación de libro

En La Central de Callao, c/del Postigo de San Martín, 8, a las 19:00. 

Es un libro escrito por Ferran Mascarell, delegado del Govern en Madrid. Y tiene su interés. Quienes conozcan al autor recordarán un hombre afable, correcto, de una circunspección y una flema casi británicas. Se sorprenderán con la lectura del libro en el que, sin exageración, hay mucho sentimiento. Sin duda, es un ensayo trabajado, objetivo, bien argumentado, pero lo que trasluce es sentimiento; sentimiento de lo que pudo ser y no fue. No sigo porque pretendo hacerle una reseña y, además, no quiero quedarme sin tema en la presentación, que comparto con Ana Pardo de Vera y Carles Campuzano, con los que el interés del evento está garantizado. Si no lo prohíbe la autoridad por considerarlo de propaganda del referéndum del 1/10.

Nos vemos en La Central

dimecres, 20 de setembre del 2017

Aclarándonos

La cuestión no es si el 1/10 divide de nuevo al PSOE y UP pues divididos están habitualmente. Lo interesante es que la división obliga a los dos partidos a aclarar su actitud. Algo de lo que los políticos suelen huir por creer que los perjudica. Por eso suelen ser confusos e imprecisos. Esta es la hora en que no sabemos si el PSOE respalda o no el empleo del art. 155.

Con el fracaso del entendimiento las dos partes habrán de aclararse sobre su posición unilateral y, de paso, nos aclararemos los demás. Es difícil entender lo que sucede cuando los políticos no saben lo que quieren, o no lo dicen, o dicen lo contrario, todo ello posible y al mismo tiempo.

Montoro acaba de comunicar a la Generalitat el bloqueo de su presupuesto. Ignoro con qué autoridad o competencia ha hecho esto el gobierno. Parece ser una medida discrecional con dudoso fundamento jurídico, pues equivale a suspender una ley (el presupuesto de la Generalitat lo es) por decisión del ejecutivo. De lo que no cabe duda es de que se trata de una aplicación del art. 155 sin reconocerlo. Igual que los registros practicados por las fuerzas de seguridad por toda Cataluña (ayer entró al parecer la policía en la sede de la ANC de Reus), las identificaciones de ciudadanos, las incautaciones de material gráfico, los cierres de páginas web, etc., apuntan a un estado de excepción no declarado.

En estas circunstancias, al rechazar el proyecto de UP y respaldar la política del gobierno hacia Cataluña, el PSOE debe aclarar hasta dónde piensa llevar ese respaldo. ¿Tolerará que se inhabilite a Junqueras? ¿Que se detenga a Puigdemont, posibilidad con la que especula el fiscal Maza? Esto es importante para calibrar qué crédito tendrán sus posteriores propuestas, todas ellas fijadas a plazo posterior al 2 de octubre.

Pero el conflicto está el 1 de octubre. Cuando se dé en Cataluña lo que Borrell llama un golpe de Estado de régimen neodictatorial. Nada menos. Al confundirse de tal modo las cosas que se pasan por alto años de corrupción, neofranquismo, incompetencia y destrucción del país para atacar a Cataluña es poco lo que cabe hablar. Y menos esperar del PSOE. Estos bravos celtíberos bendecirán un nuevo "bombardeo de Barcelona" para seducir a los catalanes y convencerlos de las ventajas de seguir uncidos a este desastre. No les importa hundirse; lo que no quieren es hacerlo solos.

UP tambien tiene vía libre para la clarificación. Está muy bien que articule propuestas de debate asambleario para ver de arrancar a Rajoy un referéndum pactado mediante la atronadora razón en marcha. Pero, en el ínterin, conviene saber si, en el lamentable e increíble caso de que Rajoy no les haga ninguno, apoyarán un referéndum no pactado. Lo demás son bambalinas.

El Estado de excepción en Cataluña

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat con el título de "Todos al frente" en el que se analiza la situación actual de Cataluña con las distintas actitudes que han tomado las fuerzas políticas, el gobierno, la oposición socialista (de respaldo total a las medidas represivas) y la oposición de Podemos, que no acaba de clarificar su objetivo. Como dedicaré el post de hoy a hablar de las propuestas de la oposición, me lo ahorraré aquí.

Mientras se editaba el artículo, la policía nacional parece haber entrado en los locales de la ANC de Reus a requisar cartelería del 1/10 y ha identificado a tres personas en comisaría. La situación es cada vez más claramente un estado de excepción encubierto y la evolución parecería llevar a un Ulster en Irlanda, aunque estoy seguro de que, de la parte catalana, no habrá ni un conato de violencia. Ya se verá con la parte española. Por eso, no hay que dar pie. Faltan 10 días para el 1/10.

Aquí el texto del artículo

Todos al frente

Quedan diez días para el 1/0 y los famosos trenes siguen a toda marcha en sentidos opuestos. Con una novedad: las tornas parecen haberse cambiado. Hasta la fecha, el bloque independentista ha sido un verdadero volcán de activismo de todo tipo, que multiplicaba las iniciativas y no descansaba en sus preparativos. Por el contrario, el Estado y el nacionalismo español estaban desnortados, desconcertados, incapaces de reaccionar y emperrados en bloquear cualquier salida, en una situación de verdadera parálisis.

Hoy parece ser a la inversa. Mientras la Generalitat reduce su activismo y desaparece tras las manifestaciones populares de todo tipo de apoyo al referéndum, el Estado da la impresión de estar poseído por el maligno. Sus representantes muestran un activismo frenético, multiplican sus declaraciones, habitualmente agresivas fabrican todo tipo de impedimentos y toda la batería de medios de a su servicio se moviliza para impedir el referéndum. Como si les fuera la vida en ello. Y les va.

Las fuerzas de seguridad del Estado, que debieran dedicarse a perseguir terroristas, ya que estamos en nivel 4 de alarma, y proteger a la población contra la delincuencia común, están concentradas en registrar imprentas, empresas de mensajerías, redacciones de medios y talleres de diseño, con o sin mandamiento judicial. Andan censurando la red y cerrando webs en prácticas que nada tienen que envidiar a la censura en China. Buscan material impreso o virtual a favor del referéndum prohibido y a favor del “sí” en concreto, todavía más prohibido.

La propaganda a favor del “no”, en cambio, no está prohibida y, aunque minoritaria, por serlo la opción, es muy visible. Cuando el gobierno afirma defender la ley se refiere a la ley del embudo: se impide la propaganda del “sí”, pero la del “no” se tolera y hasta se alienta. El referéndum está prohibido pero para unos está más prohibido que para otros. A esto lo llaman “igualdad ante la ley”.
Los agentes de la autoridad andan por la calle identificando ciudadanos en una especie de guerra de guerrillas contra la libertad de expresión y en aplicación de una Ley Mordaza que la izquierda española no se atreve a derogar. Estas identificaciones son intimidatorias y pueden acarrear multas significativas de acuerdo con un régimen de arbitrariedad represiva muy parecido al franquista.

Las brigadas del pensamiento también se han movilizado obedientemente. Unos intelectuales y profesionales sedicentemente de izquierdas, del entorno de El País, que ya ha degenerado hasta el nivel del ABC, ha firmado un manifiesto pidiendo a la gente que no vote por considerar que el referéndum es una “estafa democrática”, más o menos una “democracia-trampa”. El gesto y los argumentos son tan ruines que recuerdan el manifiesto de los Apostólicos al servicio del absolutismo, los de “lejos de nosotros la funesta manía de pensar”, convertida ahora en “manía de votar”.

Las cloacas del Estado, que nunca han detenido su actividad, buscan ahora desacreditar a Puigdemont con un supuesto escándalo en sus tiempos de alcalde. No se dan cuenta de que, después de la “Operación Cataluña” y los infundios en relación con Xavier Trias, nada de lo que hagan las instancias oficiales tiene crédito alguno.

El principal partido de la oposición, el también dinástico PSOE, ha cerrado filas con el del gobierno y apoya todas sus medidas con la frágil condición de que, a partir del 2 de octubre, se amplíen las competencias de autogobierno algo que, de tener algún viso de cumplirse, está ya totalmente sobrepasado por los hechos. La alternativa a la actual situación de Cataluña en la Constitución no es más autogobierno, sino la independencia. Y aunque el PSOE acabe respaldando un posible estado de excepción en Cataluña, la medida no servirá de nada como no sea aplazar la única solución posible de consultar a la población por el futuro de Cataluña.

A la izquierda del PSOE, tanto en España como en Cataluña, las propuestas adolecen todas de un vicio similar. Nunca hubo posibilidades de terceras vías y menos al día de hoy, cuando ya está claro que, si el Estado consiguiera impedir el referéndum por la fuerza, la respuesta catalana será la declaración unilateral de independencia.

dimarts, 19 de setembre del 2017

Entrevista en Vila Web

De nuevo una entrevista en Vila Web a raíz de la Diada y los acontecimientos posteriores. Como previsto, el gobierno estaba esperando el resultado del 11/09 para adaptar su táctica. Minimizó la asistencia. El delegado del gobierno, Millo, habló de 350.000, pero todos cifraban en torno al millón. Por eso, a continuación, se despliega la panoplia de actividades de carácter preventivo (registros, confiscaciones, cierres de webs, restricciones administrativas), se movilizan las policías, Guardia Civil, Mossos, Guardia Urbana, se involucra a la banca, se cursa todo tipo de órdenes en el interior y el exterior. En el interín, desde algún solemne despacho, el Fiscal General Maza, reprobado por el Parlamento, afirma con gesto solemne, que entra en lo posible detener a Puigdemont o inhabilitar a Junqueras. Tendrá que encontrar un hueco en su apretada agenda de tomar declaración a 712 alcaldes, lo que puede llevarle cinco o seis meses en jornadas a tiempo completo.

Vamos, una aplicación de hecho del art. 155, que se elevará a derecho cuando los socialistas decidan olvidar sus últimos escrúpulos y den vía libre a la intervención de la autonomía. Situación de excepción encubierta. Para salvar la democracia, se la cargan.

Inútilmente porque todo el mundo sabe que, con la represión, no se va a ninguna parte. Se mantiene la situación, pero mucho más crispada.

La entrevista, en catalán. Fácil de entender. Si no, ya se sabe, traductor de Google.

El Estado mutante

Evelyne Huber et al., (2017) Transformaciones del Estado contemporáneo.Valencia: Tirant Lo Blanch, 519 págs.
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Al final, Palinuro se decidió a traducir el Oxford Handbook of Transformations of the State. No entero, sino solo la parte correspondiente a los 35 Estados de la OCDE. Es un texto de más de 500 densas páginas sobre algo de lo que todo el mundo habla y no siempre con suficiente conocimiento de causa. 

El Estado es la única institución universal, junto con el dinero, que en cierto modo es una emanación suya. Aunque hay quien dice que es al revés. No es el Estado el que respalda el dinero sino el dinero el que respalda el Estado. Como sea. Es una institución universal. Se ha repartido la tierra entera, y las aguas y los cielos y el éter celestial y el fuego de las guerras. Los elementos de los presocráticos. 

La realidad de los Estados y las relaciones entre ellos son cambiantes si no por naturaleza, sí por arte. Han evolucionado desde el sistema de Estados de la Paz de Westfalia de 1648, que suele darse como nacimiento del "Estado nación" en un mundo aún no enteramente conocido y dominado por Europa, al día de hoy, en que Europa ha perdido la hegemonía, pero conserva querencias.

Todo el mundo vive dentro de las fronteras de algún Estado. Pero no vive de la misma manera. Unos son ciudadanos (a veces de primera o de segunda), otros inmigrantes (legales o ilegales), otros, refugiados, otros minorías nacionaless o pueblos autóctonos. Tampoco los Estados son equiparables en prácticamente nada si no es el poder político, el territorio, por pequeño que sea, y su población. Las diferencias territoriales son abismales y también las de poder político. Teóricamente todos son soberanos. Pero la soberanía es un tipo ideal que poco tiene que ver con la realidad, aunque en unos casos menos que en otros.

Las gentes vivimos nuestras vidas en el marco de unas estructuras, las del Estado, de las que no somos conscientes. Los ciudadanos saben que los Estados son conjuntos de leyes, normas, usos, costumbres, tradiciones que se dan por supuestas y de cuyas variaciones y evoluciones apenas se toma nota. El ejemplo más evidente es el de los avances tecnológicos que revolucionan la vida cotidiana sin avisar y a más velocidad de la de esta de elaborar mecanismos de adaptación. Los cambios son continuos y no es posible frenarlos. A la vista está lo que cuesta remediar sus consecuencias más dañinas cuando se detectan, como sucede con la conciencia del cambio climático.

El Estado es una realidad mutante en un sistema internacional fluido. Entenderlo de modo riguroso es difícil pero imprescindible a fin de aclarar las cuestiones en debate en el ámbito público de carácter concreto y práctico; las políticas públicas, que influyen decisivamente en la vida de la gente: los impuestos, los subsidios, las pensiones, la industria, el corporativismo, la privatización, el modelo productivo, las exportaciones, un sin fin de factores que no paran de moverse. 

El modelo más o menos consolidado de Estados del bienestar durante la Guerra Fría ha cambiado radicalmente entre los años 90 del siglo XX, con la caída del comunismo, y el primer decenio del XXI con la crisis financiera. Unos cambios tan profundos que han aconsejado elaborar una tipología nueva, la que sigue el Handbook, de Estados capitalistas desarrollados (OCDE), Estados en vías de desarrollo, antiguos Estados comunistas y Estados islámicos. En realidad viene a ser la vieja tipología de la Guerra Fría con alguna variante de enfoque y el añadido de los Estados islámicos.

El libro se concentra en varios asuntos decisivos en la elaboración de políticas públicas y las examina con mucha precisión técnica y referencias empíricas: la cuestión de la gobernanza multinivel que tiene mucha importancia en una época caracterizada por lo que en otro trabajo se llama "fronteras porosas". En relación con fronteras, un capítulo sobre la función de las instituciones reguladoras transnacionales, lo que viene a ser como la explosión del sistema de las "agencies" independientes que plantan cara al Estado. La cuestión aquí es si esas instituciones reguladoras transnacionales pueden llegar a sustituir al Estado. 

Atención muy especial se presta a las variaciones y transformaciones del Estado del bienestar, cuyo impacto en la vida de la ciudadanía es inmediato. Así se dedican sendos capítulos muy especializados a las transformaciones habidas en los modelos estatistas, el corporativismo, el Estado de inversión social, las economías de mercado liberales y los Estados ISI, de inversión de substitución de la inversión, entre ellos, España, el ascenso del modelo de la oferta y la reaparición de un nuevo Estado regulador precisamente a causa del triunfo de ese modelo de la oferta.

Algunas otras cuestiones tienen un tratamiento singularizado. Hay un capítulo sobre la transformación del Estado desde una perspectiva de género y otro sobre las migraciones, un aspecto que ya ha pasado del tratamiento meramente cuantitativo que se le hacía en el modelo clásico a otro cualitativo, dado que la complejidad creciente de las migraciones afecta a cuestiones relacionadas con los derechos de ciudadanía que pueden provocar y suelen hacerlo agravios comparativos que afectan a la gobernanza.

El capítulo sobre los Estados plurinacionales, a cargo de Michael Keating, un reconocido especialista y en el que, entre otros, se estudia el caso español, es de gran interés. En general, como todo el libro, concebido en un espíritu sobrío, práctico y muy didáctico e ilustrativo.