dissabte, 13 d’octubre del 2012

Asuntos de Estado.

Extraordinaria foto la que publica hoy ,la web de La Moncloa. Grandísimo su valor simbólico. Se reúnen tres estamentos decisivos: a) el ejército, representado en el uniforme del Rey supongo que de Capitán General y la presencia del ministro de Defensa; b) la nobleza, de nuevo porque el del uniforme es Rey y el ministro, noble, segundo hijo de un vizconde y nieto de un Grande de España; c) el poder político, en cierto modo, el estado llano, por cuanto representa casi once millones de ciudadanos. Un poder político, como se ha comprobado, intensamente nacionalista. Falta el clero, el estamento eclesiástico, que en España es decisivo. De encontrarse un obispo entre los presentes, la foto hubiera sido para enmarcarla. En fin puede darse por presente porque en España siempre lo está. Detrás del Rey un guión de alguna unidad militar y detrás de Morenés, un alabardero en uniforme de granadero que probablemente está pensando que se ha quedado sin paga de Navidad.
Los tres semblantes reflejan una historia. El Rey parece estar diciendo "esas cosas no se dicen, Mariano, no fastidiéis, que está esto que arde". Rajoy desvía la mirada y, sin duda, asegura que no le consta que las declaraciones de Wert sean de Wert, ni siquiera le consta si Wert es Wert. Morenés lo mira como si pensara: "Mariano que te pierdes, que nos perdéis a todos."
Asegura El País que el Rey afeó a Rajoy el españolizar wertiano. El diario contrató, al parecer, esos especialistas en interpretación de movimiento de labios a distancia, que son como micrófonos abiertos de control remoto y saben lo que el Monarca dijo al pie de la letra. Pues como si nada. La Zarzuela, ente prodigioso, encargado de moldear (iba a escribir "modular") la realidad a la medida de la dinastía, afirma solemnemente que el Rey no habló palabra sobre Cataluña con Rajoy. Pues estarían hablando del tiempo, pero los caretos dicen otra cosa bien clara.
Y no solo los caretos; la mera realidad. A la misión arbitral y moderadora que el Rey se ha impuesto añade su hijo el Príncipe de Asturias un desafortunado "Cataluña no es un problema" porque no parece darse cuenta de que el solo hecho de decirlo ya prueba que es falso y que Cataluña es un problema. Pero, en fin, el chaval está aprendiendo.
El problema de Cataluña es también el del País Vasco y, en menor medida, el de Galicia. Es decir, es el problema de España, por otro nombre, Estado español, un Estado caracterizado por su planta austracista que nunca consiguió integrarse completamente pues nunca contó con la lealtad incuestionada de todos sus territorios. Ni durante la República, cosa que conviene recordar a la hora de aquilatar esa idea tan frecuente de que una hipotética IIIª República española haría justicia a las demandas particularistas de las regiones/naciones  que las invocan.
La cuestión pura y simple es que quienes acusaban a Zapatero de procurar la ruptura de España aparecen ahora como verdaderos zapadores, dispuestos a imponer su visión apostólica de la nación -de su nación- con ese espíritu de cruzados que ha llevado siempre a España a sus peores delirios, a impedir que la gente se exprese en su lengua, tenga su propia religión o quiera decidir libremente sobre su destino colectivo.
¿Cómo no va a ser cuestión de Estado un volver a las andadas españolas? Los 6.000 asistentes (65.000, según la Delegación del Gobierno español en Barcelona) a la manifa de la Plaza de Cataluña contra la independencia y las docenas de energúmenos con bates de beisbol en Bilbao prueban que ruge la Raza, esa que se celebraba ayer, en las entrañas del Estado. Falta tantico así para que se funde un Amanecer dorado.
Mientras tanto, García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores de un gobierno tan intensamente nacionalista que pretende españolizar a quienes no lo estén suficientemente, García Margallo, digo, impartía una teórica en sede parlamentaria equiparando comunismo con nazismo y con ¡nacionalismo! 
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 12 d’octubre del 2012

El 12 de octubre es la Fiesta Nacional de España, el día de España por excelencia. Cosa que se nota por la bronca que tenemos montada.

Al comienzo del 18 Brumario, en un arranque brillantísimo, Marx dictamina que en la historia la tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y en algún lugar dice Kant de España que es tierra de antepasados. En ningún momento del año cobra esta condición tanta fuerza como el 12 de octubre. Es una fiesta de turbulenta celebración, por decirlo suavemente y que, a pesar de haber ido cambiando de nombre, Día de la Raza, Día de la Hispanidad y hoy, por ley de 1987, Fiesta Nacional de España, nunca se conmemora pacíficamente sino que siempre hay bronca a cuenta de los muertos, de los antepasados.
"Nada que celebrar" dicen algunas escuelas catalanas que abren hoy sus puertas a los alumnos, esos a los que Wert quiere "españolizar". "Nada que celebrar" es expresión que ya se había acuñado cuando lo que se celebraba era la Hispanidad y se simbolizaba en el llamado descubrimiento de América, considerado como el inicio de un genocidio que duró siglos. Y sigue. Una contestación creciente a la acaramelada doctrina oficial del descubrimiento se plantaba con el "nada que celebrar". Pero también lo hacía el 12 de octubre. Nadie es neutral. Fueron los curas y la derecha quienes pusieron en boga el concepto de Hispanidad para substituir el de Raza que a nadie suena bien.
Durante el franquismo se osciló al principio entre la Raza (al fin y al cabo, Franco era autor de una novela así titulada, Raza) y la Hispanidad. Pero finalmente, con el giro de los años 50, se decantó por la Hispanidad.
Como todo lo que tocaba Franco lo contaminaba, al final la Hispanidad se ha quedado en la curiosa Comunidad Hispánica de Naciones (una especie de Commonwealth o Francophonie de trapillo) y el 12 de octubre es la Fiesta Nacional de España. Y, en efecto, es muy española porque al festejo civil se une otro religioso especialmente señalado ya que es el día de la Virgen del Pilar, patrona de Aragón y también de la Hispanidad, así como de algunos cuerpos del Estado, singularmente la Guardia Civil. Con estos atributos no es de extrañar que se la tenga también por patrona de España, no siéndolo. Añade también a la confusión la leyenda de la aparición de la Virgen a Santiago el Mayor en carne mortal o sea, antes de ser asunta a los cielos, en el año 40.
Así que fiesta reciamente española, fiesta del Pilar, de la Guardia Civil, del Cuerpo de Correos, de la Hispanidad, de la Raza (en varios países latinoamericanos), Columbus Day en los EEUU, del respeto a la diversidad cultural (la Argentina). La Fiesta Nacional de España es la fiesta del Nuevo Mundo y de la muy reñida batalla ideológica acerca del significado y consecuencias de la efeméride.
Es absurdo negar que esa nación, España, es una nación problemática. Casi tan absurdo como el propósito del ministro Wert de españolizar españoles. Y este carácter problemático no es de ahora sino de siempre. Pocas naciones habrá en el mundo que consuman tanta energía intelectual en preguntarse angustiadamente, generación tras generación (que ya es un poco tedioso), si son o no naciones solo para encontrar que sus respuestas nunca gozan de general consenso.
La Fiesta Nacional de España se celebra hoy en un clima de evidente discordia, al borde de tres elecciones autonómicas precisamente en los tres territorios de tendencias separatistas (ya, ya, en distinta proporción), en mitad de una furiosa crisis económica que como un vendaval, afecta a todas las instituciones políticas, incluida la Monarquía. El desafío catalán (a la espera de cómo quede el Parlamento vasco) sostenido probablemente por una mayoría considerable de fuerzas políticas plantea una situación nueva en la que ya se ha materializado una resquebrajadura importante en el PSC-PSOE con la salida de Ernest Maragall para fundar un partido soberanista.
Los partidos dinásticos más UPyD y diversas instituciones del Estado se han manifestado en un sentido rotundamente negativo. Desde el Rey hasta los mandos de la Guardia Civil pasando por los curas el discurso es el mismo: la integridad territorial de España no se toca.
Entre tanto, los británicos se han puesto de acuerdo para dirimir el contencioso escocés mediante un referéndum de autodeterminación que se celebrará en 2014 con una pregunta simple y clara: "Independencia ¿sí o no?". Y se celebrará en Escocia; no en el Reino Unido.
¿Por qué en Escocia sí y en Cataluña no?
Hay quien dice que porque no son lo mismo, como si esto fuera una razón. ¿Por qué no son lo mismo? ¿En qué no lo son? Observaciones como que lo escoceses fueron independientes anteriormente y los catalanes nunca son irrelevantes salvo como peso de las generaciones muertas.
No existen razones en contra del referéndum de autodeterminación en Cataluña, especialmente en una situación en que el 74% de los catalanes quiere que lo haya. ¿Con qué derecho nos negamos los demás españoles a que las tres cuartas partes de los habitantes de un territorio puedan ejercer lo que consideran que es el suyo a decidir?
Tarde o temprano ese referéndum se celebrará. Las previsiones actuales respecto al resultado del escocés es que un 28% de los votantes pedirá la independencia y el resto por abrumadora mayoría la situación actual. ¿Cuáles serían las proyecciones hoy en un referéndum en Cataluña? Ahí es donde verdaderamente está el problema. El nacionalismo español (que, en el fondo, no cree en la nación española) teme que haya un resultado mayoritario a favor de la independencia. Actúa el miedo. El miedo a la desintegración de la Patria. Si ese referéndum se hubiera celebrado hace 25 años, el resultado hubiera sido una abrumadora mayoría a favor de España. Si se celebra hoy, el resultado es incierto, pero no habrá abrumadora mayoría en ningún sentido. Si España sigue obstaculizando la autodeterminación, cuando el referéndum se celebre, que se celebrará, la abrumadora mayoría puede ser a favor de la independencia.

dijous, 11 d’octubre del 2012

Españolizando.

Impecablemente ataviado con su camisa azul marino, muy apropiada para la ocasión, el ministro Wert desnudó ayer en sede parlamentaria el alma de su gobierno, sacó del armario el espíritu reciamente patriótico y soltó que el propósito de aquel es españolizar a los niños catalanes. ¡Qué gran jefe de la diplomacia ha perdido España! Pareciéndole de inmediato algo arriscado, belicoso, ese españolizar, se mostró magnánimo y autorizó a los niños catalanes un fifty-fifty, tan orgullosos de sentirse catalanes como españoles. O algo así.
Menudo disparate que ha dejado consternado a todo el mundo. No me extraña que tenga la más baja valoración popular y, por baja que sea, será demasiado alta.
No se trata de que se pretenda imbuir una identidad a través de la educación porque, al fin y al cabo, eso es lo que hacen todas las educaciones; se trata de que se quiera imponer a la fuerza en competencia con otra identidad de la que, sin embargo, se predica que también es española. Por eso se le niega el recurso a la independencia porque, se dice, España no puede admitir la independencia de una de sus partes. O sea la identidad catalana ya es española, según el punto de vista del ministro españolizante. ¿Por qué hay que españolizar lo español? ¿Puede ser que el ministro no sepa lo que dice o que haya ideas discrepantes sobre lo que sea lo español?
El verbo españolizar despierta ecos de turbios pasados. Supongo que las almas cándidas recordarán la polémica del 98 sobre si europeizar España o españolizar Europa. Pero este ejemplo no hace al caso salvo que, en un estallido de enajenación, venga a decirse que sí, que el mandato unamuniano de españolizar Europa afecta a Cataluña, de la que siempre se ha dicho que es Europa en España. Pero esto es otro disparate, aunque inofensivo.
El verbo ha empezado a bailar por las redes y estas le han encontrado los orígenes en lo más rancio de la retórica falangista y fascista españolas. Twitter se llenó de testimonios. Uno vale por todos, esa orden de la Junta de Defensa Nacional de Burgos, la de los fascistas, de fecha 28 de agosto de 1936 en la que se ordena españolizar la enseñanza.
Si 76 años después de aquella orden de los facciosos que se aplicó en España a rajatabla manu militari durante los siguientes cuarenta la autoridad, el gobierno, tiene como objetivo lo mismo, exactamente lo mismo, esto es españolizar a alguien, ¿cabe pensar que se ha fracasado? Al menos es razonable hacerlo, ¿no?
Sostengo que la política educativa españolizante de la derecha es un acicate para el independentismo y que su manifiesto fracaso se debe a que por españolizar la derecha entiende imponer su visión de España, cargada de ideología, de prejuicios de valor, una España nacional-católica, regida por la iglesia, cuyo símbolo nacional son las corridas de toros, declaradas, según parece, patrimonio artístico o cultural. Es decir, en efecto, hay una discrepancia profunda sobre lo que sea lo español. Un problema de identidad que el país arrastra desde hace siglos y que no por negarlo es menos evidente.  La esencia misma del nacionalismo español, tanto más vociferante y españolizante cuanto más duda de sí mismo. España es el país del nacionalismo titubeante; por eso es tan peligroso.
(La imagen es una captura del vídeo de El País, sobre la sesión de control al gobierno.

dimecres, 10 d’octubre del 2012

Las imposturas de Cebrián.

Impresionado por el naufragio de El País, ese símbolo de la prensa libre de calidad durante la transición y de la transición misma, la entrada de Palinuro de hoy iba dedicada a este asunto. Pero, según iban pasando las horas, seguía pensando en esta cuestión e iba calentándoseme la sangre cuando consideraba el comportamiento de Cebrián a lo largo del proceso. ¡Un millón de euros mensuales por hundir una de las empresas más emblemáticas del país! Un acto de saqueo y pillaje desvergonzado, mucho más desvergonzado que las granujerías de las cajas de ahorros porque se ha hecho en nombre de los ideales de convivencia democrática y regeneración ética de nuestro país, de lucha contra la corrupción y otras lacras crónicas en España.
Y según iba indignándome con el recuerdo de las veces que este pavo, Cebrián, se ha manifestado en público, siempre el más listo, el más brillante, el más honrado, luchador y decidido, mientras ocultaba este comportamiento ruin, miserable, de apandador, se me venía a la cabeza la persona de Polanco. Menos mal que tanto este como Javier Pradera se han muerto antes de que la realidad haya puesto en su sitio a quien, finalmente, ha resultado ser un impostor. Porque, mientras Polanco vivió, Cebrián se limitó a medrar a su sombra, ser su alter ego, imitarlo en todo con tanto éxito que parecía que estuviera animado por un espíritu parecido al del león de Santillana. 
Pero no era así: fue morirse Polanco y desplegarse un plan de saqueo de PRISA en beneficio de Cebrián y los cebrianes de turno que ha acabado arruinando una empresa un día puntal del buen hacer periodístico, con consistencia intelectual, para convertirlo en una aventura ruinosa, mero hacinamiento de mediocres apesebrados que han tejido una tupida red clientelar y de enchufismo de la que, por cierto, no queda enteramente libre el PSOE que siempre ha mantenido una relación subrepticia de amistad con este diario muy conveniente para influir en él, en su línea y hasta vetar a autores y personas no gratos a los burócratas al frente del partido. Y todo esto gracias a que, pendientes de sus intereses personales, los mediocres (que forman la mayor parte de esos increíbles 450 altos cargos de una empresa que tiene 450 trabajadores ordinarios, un alto cargo con su alta paga por cada trabajador), le han seguido la corriente y han mantenido la superchería y la impostura de que Cebrián, cuando menos, fuera un buen administrador. Bien claro se ve ahora que su gestión ha hundido el grupo PRISA, lo ha descapitalizado, arruinado y ha enviado a mucha gente al paro. Si lo ha hecho por mera incompetencia o con aprovechamiento y malicia, como supone Palinuro, se averiguará si, como puede pasar, acaban interviniendo los tribunales. En todo caso lo que está claro es que no se trata de la única impostura de este hombre que ha vivido de ellas.
Siendo director de El País, es decir un hombre poderoso, en cuya mano estaba publicar (y remunerar) colaboraciones escritas de los académicos que, en la mayoría de los casos, se morían de ganas de verse en los periódicos, maquinó un proyecto con Luis María Anson, entonces director del ABC para hacerse miembro de la Academia, gracias a su común influencia. Anson es un hombre insoportablemente pretencioso y cursi pero, cuando menos, es culto; tanto como bastantes académicos o, incluso más. Pero Cebrián, no. No es culto (al contrario, es bastante ignaro), ni escribe bien, ni tiene virtud alguna para ser académico salvo su poder para publicar o no a sus colegas. Es un académico sin méritos. Una de sus imposturas.
La otra hace referencia a su condición de ensayista y literato. Cualquiera que haya leido algún texto de nuestro hombre sabe que, como ensayista, es vulgar, sin método ni chispa y, como literato, lo mejor es que se olviden sus intentos. Y eso que ha gozado de unos medios de difusión y publicidad como no los ha tenido nadie nunca en España. En el colmo del peloteo institucional, alguien rodó una película (subvencionada, claro) sobre su novela La rusa, casi tan mala como el libro. Otra impostura.
Por último, la gran relevancia social que obtuvo mientras actuó a la sombra de Polanco y que consolidó luego cuando, libre del protectorado del jefe, pudo dar rienda suelta a sus desatentadas ideas, lo han configurado como hombre público influyente e importante en los círculos internacionales. La última impostura. No tiene absolutamente nada que decir de su cosecha personal sobre ninguno de los problemas que aquejan al mundo actual. Ni posee influencia ni poder alguno como no sea el de abrir o cerrar las páginas de El País a unos u otros autores, según sus preferencias personales, ideológicas, estilísticas y de pura presencia.
La ruina de El País es obra exclusiva de Cebrián, cuyas imposturas que muchos veníamos exponiendo desde hace tiempo, quedan hoy a la vista de todos.
(La imagen es una captura de dilmarousseff, bajo licencia Creative Commons).

Paistanic.

El aparatoso, lamentable, naufragio de El País, tiene a la profesión periodística en suspendido ánimo y a la casta política preparando el abordaje del pecio que quede. Hay un resplandor de extraña premonición en el horizonte: justo cuando la Constitución de 1978 pasa por sus peores momentos hace aguas el que fuera (junto al extinto Diario 16) su único baluarte en momentos de zozobra. Es la España de la transición, la de la segunda restauración, la que parece presta a abandonar la escena. Los dos partidos dinásticos solo reúnen una intención de voto del 50%.
Tampoco hay que exagerar, viene a decirse. Solo es un ERE. La empresa continúa, igual que lo hizo El Mundo hace un tiempo. Sí y no. Sí porque, en efecto, la empresa dice querer continuar; no porque ya no es la misma empresa y porque no está claro por qué y para qué y hasta cuándo pretende continuar. Pero sobre todo no porque El País, para mucha gente, es más que una empresa, es una forma de vida, un modo de enfocarla, un auxiliar importante en el proceso de socialización. Una leyenda viva. Y eso es lo que está quedando destrozado con esta lenta cuanto sórdida agonía.
Decir El país es decir Juan Luis Cebrián, sobre todo desde el fallecimiento de Polanco padre. A partir de ese momento, la identificación entre el periódico y la persona de Cebrián, que ya fue fuerte desde el comienzo, se hizo indiscutible. En la medida en que los complicados tejemanejes de los órganos directivos de estas empresas y sociedades son inteligibles para el común de los mortales, la imagen que emergía era la de que Cebrián tomaba las decisiones estratégicas del grupo PRISA. Y esas decisiones han llevado al grupo a la situación en que se encuentra, siendo la responsabilidad exclusiva, por decisión propia, del primer director del diario. Aquí se rompe un mito que se había conservado indiscutido desde los tiempos de Polanco: el de que Cebrián era un buen gestor. No lo es, no lo ha sido y el resultado a la vista está.
Pero en esta confesión de ineptitud que hay en el ERE de El País (aplicado, por lo demás, en las condiciones de la reforma laboral actual) resalta un dato que deja anonadado a cualquiera, el sueldo de Cebrián de 11 o 13 millones de euros en un año. ¡Caramba! Esto pasaba en las cajas, que están todas en manos de presuntos mangantes, pero no en El País, conciencia honesta del país. ¿No? Taza y media. Parece que el periódico tiene una cantidad de altos cargos equivalente a la de trabajadores ordinarios. Los primeros, sin embargo, cobran una pasta que ni siquiera osan hacer pública mientras que los segundos, mileuristas o poco más, tienen que encajar el ERE. 
No, no es un asunto normal. Es un cataclismo de autoconfianza de un sector importante de la intelectualidad española. La fragmentación del ídolo de barro. Como empresa, El País, el grupo PRISA, parece responder a los mismos criterios de enchufismo, clientelismo y corruptelas que las cajas o cualquier otro lugar en que una casta de privilegiados pueda hacer lo que le dé la gana.
Sobre todo un cataclismo porque, además del mito de Cebrián buen gestor se rompe en añicos el de Cebrián intelectual crítico, comprometido con la democracia y la regeneración ética del foro. Que levante la mano quien no haya leído algún sermón cebrianesco sobre los anteriores aspectos. ¡Cuánta regañina moralizante! ¡Cuánto desdén intelectual! Sobre todo con los presidentes del gobierno. En el verano de 2011 publicó un artículo poniendo a Zapatero de botarate y exigiendo elecciones anticipadas, hablando implícitamente en nombre de los sectores más avanzados y progresistas de la sociedad.
Todo eso hay que contraponerlo ahora sobre el trasfondo de un hombre que dice que un millón de euros al mes es un salario dentro de los usos y costumbres del mercado. No un saqueo de una empresa sino una retribución condigna y equitativa, una que era mil veces el salario de bastantes empleados de la empresa en cuestión. 
Palinuro es consciente de que Cebrián es persona que genera muy extendida animadversión y se afirma en su idea de que gran parte de esta está movida por la envidia. Pero no toda. Hay en la actitud del primer director un elemento torcido que nada ni nadie puede enderezar. Asignarse una retribución disparatada en una empresa en dificultades una de las cuales es lo disparatado de las retribuciones de los cargos directivos, no es compatible con ningún criterio ético de ningún tipo.
Hay un elemento final que Palinuro encuentra especialmente deplorable y es el hecho de que, en su obra ensayística, Cebrián insista desde hace años en que los periódicos de papel no tienen salida, están condenados a desaparecer. Eso lo decimos muchos otros también desde hace años. Pero, en el 99,99% de los casos no somos responsables de la edición de uno de ellos, del más importante. Con este dato, el asunto aparece en toda su cruda realidad: ¿cómo va a dirigir bien una empresa alguien que no cree en ella? Palinuro tiene especial debilidad por quienes luchan desinteresadamente por causas en cuyo triunfo final no creen. Pero cuando se entera de que eso se hace por un millón de euros al mes, ya no lo tiene por lucha sino por saqueo. Lo que da la auténtica dimensión de Cebrián.
Los trabajadores le piden que devuelva cuando menos parte de los millones. No se sabe si lo hará o no, pero lo que no podrá devolver jamás es la fe en un modo de gestionar la empresa de acuerdo con criterios de eficiencia y equidad.

dimarts, 9 d’octubre del 2012

Regeneración democrática

El gobierno del que es vicepresidenta esa señora de la derecha de la foto, ataviada según la Trento Fashion, muy apreciada en La Moncloa, y gracias al impulso personal de esta, ha decidido encargar un estudio sobre regeneración democrática del país a un grupo de "expertos".
¿"Expertos" seleccionados por el PP? Claro, cierto. ¿Nadie se acuerda de aquella especie de troglodita mental, psicólogo "experto" en homosexualidad, que hizo el ridículo mundial con sus "teorías" al respecto? Pues eso. Y, como no hay que dar nada por descontado, esta vez también elegirán "expertos" incuestionables en la materia de la democracia. Solo por ayudar sugiero los nombres siguientes: Carlos Dávila, Ynestrillas, Blas Piñar, Nacho Villa y Pedro J. Ramírez (por lo de los medios); Rouco Varela cubrirá el flanco religioso; para el femenino, por no caer en el feminazismo, bastará el brazo incorrupto de Santa Teresa; el militar, siempre muy necesario, estará dignamente representado con uno de los infinitos cuadros que Franco se hizo pintar en vida. Una gran comisión de patriotas.
Como ya sé que Palinuro -por mucho que haya escrito sobre la democracia y el Estado de derecho- jamás será llamado a un cónclave tan entretenido (y, seguramente, opíparamente bien pagado), me ha hecho llegar sus recomendaciones gratis et amore para colaborar con tan excelsa tarea de regenerar democráticamente nuestro amado país. Parte del principio de que el principal obstáculo a la regeneración democrática de España es el propio gobierno que encarga el dictamen sobre regeneración, al extremo de que duda de si en verdad quiere saber cómo se regenera la democracia en el país o cómo acabar con ella de una vez, para volver a los tiempos de la extraordinaria placidez del genocida, que es lo que le mola. Por si fuera lo primero (Palinuro es un poco iluso) sugiere una batería de medidas que, debidamente resumidas, son las siguientes:
1ª) Instalar un detector de mentiras en la entrada de La Moncloa con un mazo de 500 kilos que caerá sobre la cabeza del mentiroso. Si se hace, habrá cambio de gobierno en horas.
2ª) Expulsar del gabinete a los siguientes ministros: Mato (por analfabeta), Wert (por oscurantista y pedante), Báñez (por inútil), De Guindos (por ruinoso), Montoro (por falsario), Morenés (por belicista), Margallo (por incompetente), Soria (por impopular), Cañete (por tramposo), Gallardón (por hipócrita), Fernández Díaz (por facha).
3ª) Echar de una patada en el culo a los dos comisarios de agit-prop que han puesto en TVE1 y nombrar a uno que no tenga más de lo imprescindible de esbirro.
4ª) Mandar a la gobernadora de Madrid por su marido, que lo busca la justicia, y que deje de criminalizar a la ciudadanía y de hostigar a los viandantes.
5ª) Mandar a paseo al Director de la policía, Cosidó por utilizar a esta como un instrumento de provocación mafiosa y delictiva.
6ª) Apartar al portavoz Rafael Hernando y nombrarlo jefe de la sección de peleas de gallos en el extrarradio.
7ª) Mandar a la diputada Andrea Fabra a hacer un cursillo con su padre sobre variaciones del "¡Que se jodan!"
8ª) Poner al alcalde de Valladolid (a) "Morritos" de guardia a jugar al mus con el albondiguilla.
9ª) Pagar al eslabón perdido de Castelao Bragaña un curso completo de humanidades contemporáneas.
Seguro que si el gobierno es capaz de hacer esto, habrá un avance de la calidad de la democracia en España. Me dejo mucho en el tintero pero solo estas recomendaciones darían al sistema político español un aspecto muy distinto.
De nada.

La secesión de Cataluña.

¡Qué pronto ha cambiado el tono de los españoles al referirse al propósito catalanista renovado de ir a la independencia! Lo que empezó siendo una algarabía catalana, según calificación de Rajoy, cuya capacidad para el análisis realista es inexistente, ha acabado siendo una algarabía española. Algunos de esos que siempre lo saben todo habían descubierto que, en el fondo, la petición independentista no era más que una cortina de humo para que la gente no se fijara en los asuntos verdaderamente importantes, los recortes, la crisis, etc. Esos mismos están hoy dispuestos a mandar la Guardia Civil o lo que haga falta para frenar a unos independentistas que cada vez hablan más claro.
La algarabía española está siendo atronadora. De Guindos dice que lo sucedido en el Camp Nou da "mala imagen" de España en el extranjero y en la red le contestan que peor la dan Cospedal y Sáez de Santamaría vestidas con el burka católico, poniendo la nota negra en el Vaticano. Gallardón, a quien gusta sentar plaza de avisado, sostiene que la secesión de Cataluña sacaría a España del euro, algo sorprendente porque, en primer lugar, no está claro que seguir en el euro sea bueno y, en segundo, tampoco lo está por qué España habría de salir de la eurozona si los catalanes se van.
Al final ya no hay ni razones. Así, Felipe González afirma en un mitín en Bilbao (creo) que ningún territorio de España va a ser independiente, lo que no se sabe si es una profecía o una amenaza, aunque suena más a lo segundo. Aquí nadie se independiza porque no nos da la gana.
¿Independencia de Cataluña? Por encima de mi cadáver, piensa Rajoy, quien también se muestra rotundo afirmando que no va a admitir separaciones de ninguna clase. Sí señor, alto y claro y bombardeo de Barcelona si necesario fuese. Con afán de modular algo su rotunda negativa, Rajoy echa mano de un argumento tan necio que ya nadie más se atreve a emplearlo: ¿a dónde van estos independentistas cuando el sentido de nuestro tiempo es, dice, la integración por arriba, cuando desaparecen las fronteras y los Estados? Siendo esto así, ¿qué más da a Rajoy y resto de integristas que Cataluña se sume al gran agujero negro de la Unión Europea, al Estado continental, como parte de España o fuera de España?
Resumen final: de independencia, nada, catalanes. No hay nada que hacer. Pero, por si acaso, el gobierno ha ido corriendo a Bruselas a chivarse y a pedir a las autoridades comunitarias que se opongan a la independencia de Cataluña, con lo cual ya la han fastidiado estos águilas porque han conseguido lo que han tratado siempre de evitar, esto es, la internacionalización del asunto.
Y, por otro lado, guste o no a los nacionalistas españoles va a debatirse en el Congreso la petición de ERC de que se autorice al Parlament la competencia para convocar un referéndum de autodeterminación.
Ahí está la palabra. Autodeterminación. El escollo de la convivencia.
En mitad de la algarabía española, ayer Rubio Llorente publicaba un artículo en El País, titulado Un referéndum para Cataluña en el que trata establecer algo de cordura en el tumultuoso y apasionado debate echando mano del célebre dictamen del Tribunal Supremo Federal canadiense de 1988 en relación a Quebec. La doctrina es clara: la autodeterminación no cabe en la Constitución del Canadá (de hecho, Rubio Llorente no la menciona en el artículo) pero si hay una mayoría de quebequeses partidarios de la independencia, habrá que hacer algo, en concreto un referéndum, negociando previamente las condiciones aceptables para todos. Lo mismo propone el autor para Cataluña.
A Palinuro, que lleva años defendiendo el derecho de autodeterminación de los pueblos de España lo del referéndum le parece muy bien, aunque desconfía de su carácter excepcional. Por eso es partidario de reformar la Constitución de 1978 para que, entre otras cosas, recoja el derecho de autodeterminación. Cree Palinuro que, si ese derecho se ejerce, tanto el País Vasco como Cataluña votarán mayoritariamente a favor de la conservación de España, aunque está convencido de que tal mayoría desaparecerá si el nacionalismo español se empeña en negar ese derecho a las naciones llamadas periféricas. Así que, cuando el referéndum se celebre, que habrá de celebrarse inevitablemente, quizá haya mayoría a favor de la independencia.
Si así fuera, España debe reconocerla.
Está claro el dilema. Las propuestas de federalización de España, probablemente tardías, también son bienvenidas, cómo no. Pero dan la impresión de no estar muy bien pensadas. En primer lugar España es ya de hecho en buena medida un Estado federal, a falta de un par de nombres y eso no ha mitigado en absoluto las pretensiones independentistas. En segundo lugar el cupo de los territorios vascos y la soberanía fiscal navarra rompen todos los moldes federales, incluidos los del federalismo asimétrico
No obstante, la situación puede ser la tensión entre un impreciso federalismo y la desintegración de un Estado que nunca consiguió estar integrado salvo a la fuerza.
(La imagen es una foto de Huhsunqu, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 8 d’octubre del 2012

Negros augurios en la corte de los recortes.

Hace un par de días el CIS pronosticaba a Feijóo la misma ajustada mayoría absoluta que tiene ahora. Sin más comentarios. El sondeo de Metroscopia para El País parece una corrala en un funeral. El PP tiene una caída de voto de más de 14 puntos y el PSOE, de más de 4, con lo que consigue el mérito del peor dato de su historia desde 1977. Los dos partidos dinásticos, sumados, andan en torno al 50% del voto. Su hegemonía se resquebraja, se desmorona desde lo fabulosos ochenta y pico por ciento de hace unos años. Con estos resultados seguramente no hubieran podido reformar la Constitución a la remanguillé, como hicieron.
¿Hace aguas el sistema político de la segunda restauración?
A lo mejor. IU pega un salto de 6 puntos en expectativa de voto y se va al 12% y UPyD aumenta 5,5 puntos. Más voces en el parlamento.
Y esos son los partidos. Miradas las personas, Metroscopia presenta un aquelarre. El 84% de la ciudadanía desconfía del presidente del gobierno al que el Economist, al parecer, llama mysterious. Su valoración está por debajo de la de todos y cada uno de sus ministros, que ya es decir porque salen todos suspensos. Rajoy, el porras. No veo datos sobre Rubalcaba pero vienen siendo similares a los de Rajoy o peores. La gente no se fía del gobierno porque miente y no se fía de la oposición porque ni miente.
Lo que se diga de Galicia puede decirse asimismo del País Vasco en lo que hace al batacazo de los dos partidos dinásticos; si bien aquí lo que tienen enfrente es un bloque nacionalista que se prevé apabullante. Aprovecho para sostener mi tesis: nunca ETA consiguió poner el País Vasco en una situación tan halagüeña para el independentismo.
Todo esto suena a fin de ciclo, de época, de etapa.
La Monarquía está en entredicho por los malos pasos cinegéticos (en todos los sentidos) del Rey y los todavía peores de su yerno y su hija, a la que los tribunales andan exonerando cada vez con mayores dificultades. Por si fuera poco y quede claro que los Borbones son los Borbones, el Rey ha presidido no sé qué ceremonia para honrar a los responsables del desastre de El Annual, lo que, andando el tiempo, acabaría costando el trono a su abuelo.
El gobierno carece de toda autoridad. Ya dijo Palinuro que la táctica de guerrilla de protesta se extiende. Primero fue De Guindos, a quien chafaron una conferencia en la London School of Economics; después fue Rajoy, recibido en Malta al grito de "¡Rajoy, tu pueblo pasa hambre!" y ayer le tocó el turno a Fernández Díaz, el de Interior, al que pitaron y silbaron los asistentes al homenaje a la Guardia Civil. Ya no se respeta nada. Pero, claro, para que te respeten has de ser respetable y el caso de Rajoy no reúne los requisitos. Aquí lo vemos hace unos días a su llegada a Roma, al palacio presidencial, sin saber qué hacer a lo largo de toda la ceremonia.


Genial. La pregunta obvia es: ¿cómo van los ciudadanos a confiar en alguien así?
Bueno, la verdad es que confían o, cuando menos, votan, a gentes aun más estrafalarias. La foto de ayer en la entrada también de ayer de Mensaje de Dios a Cospedal, esa foto impagable de Cospedal con peineta y mantilla en el Vaticano, abanderada de la contrarreforma tridentina, junto a una mínima Sáez de Santamaría, devotamente vestida de negro desde el pescuezo, la saqué del twitter de Nieves Concostrina. Impagable, cierto. Ese gesto agrio, duro, agresivo, refleja un espíritu.
Y ya no hablamos de la señora gobernadora Cifuentes cuyo marido está en ignorado paradero pero al que se puede ver fotografiado en la misma Delegación del Gobierno que tendría que buscarlo. La corte de los recortes es una corte de maravillas.
(La segunda imagen es un vídeo de You Tube, bajo
licencia Creative Commons).

diumenge, 7 d’octubre del 2012

Mensaje de Dios a Cospedal.

Mucho se congratuló mi corazón, hija mía, al verte hoy en la ceremonia dedicada a Juan, el poeta seráfico. Estabas resplandeciente con esa peineta y esa toca o mantilla que tanto realzan tu natural compostura y te hacen parecerte a la reina María Cristina, de religiosa memoria. Nada de falsas gracias femeninas, que inducen a los hombres al pecado. Un gesto avinagrado, adusto, estirado, como de cabo furriel, que ese lo bordas. Solo mirarte y Satán pone pies en polvorosa porque en verdad parece que vayas a ladrar. Tus enemigos -que son muchos, lo sé, pues es la carga que yo te envío para probarte- dicen que no ladras, sino que rebuznas. Pero, dilecta como me eres, lo tuyo es el ladrido, el ceño y, si acaso, algún rugido que otro. Con firmes puntales como tú, mi reino está garantizado en España hasta el fin de los tiempos y, al menos en Castilla-La Mancha, no será necesario reevangelizar España. Ya estáis Nacho Villa y tú ahí y al que se salga del camino de Dios, una buena colleja en la noche oscura del alma.
Me dicen que has restablecido el orden natural de las cosas en tus dominios, que gobiernan los ricos, los banqueros, los empresarios, los plurienchufados como tu marido y los corruptos que menuda cruz llevan con el ludibrio público. Y que has echado a los pobres a patadas del Parlamento autonómico igual que mi  Hijo hizo con los mercaderes en el templo. Muy bien, María Dolores, porque ¿qué pinta un pobre, un trabajador, aunque sea honrado, en el Parlamento? No saben gobernar; ni siquiera saben usar el tenedor en la mesa. Haces bien poniéndolos en su sitio y que no nos den la murga con sus nefandas doctrinas luteranas, sacadas de Rousseau, Voltaire y otros diablos sulfurosos. Si quieren leer (¿ves qué mal se hizo al acabar con el analfabetismo, fuente de vocaciones y milagros?), que lean al Padre Astete y, si quieren buena literatura, al Padre Coloma.
Ya sé que tú solo lees Camino, pero ese libro excelso no está pensado para tus administrados por lo mismo por lo que las margaritas no son para los cerdos.
Sí, hija amantísima. No cedas a las presiones del nefando progresismo. No escuches las venenosas propuestas de los Palinuros del siglo, no te dejes corromper, no des tantico así a la carne. Ya sé que tuviste un hijo por inseminación artificial. Los más bobos de la cofradía lo achacan a una mal entendida independencia por tu parte cuando yo sé que lo hiciste así por amor a mí, para cumplir mis mandatos sin conocer varón. Sigue así, hija mía, y alcanzarás la beatitud. Nada de concuspicencia. Ni en el matrimonio. La única forma de controlar cristianamente la natalidad como yo mando es la abstinencia. Y cuando se presente la tentación, resiste y coloca a tu marido en otro consejo de administración de otra gran empresa para que se enfríe, que los hombres son concupiscibles, pues yo los hice así para probaros.
Veo que te trajiste a tu amiga la devota menudica, a la que estás empujando hacia el bien y la devoción porque espezó su aventura política un tanto ligera de ropas y más de ideas. La verdad es que tiene un poco cara de torta y desmerece de la fiereza de tu mirada, de tu temple guerrero, de tu deseo de aplastar al maligno en cualquiera de sus nefandas formas, PSOE, IU, UGT, CCOO y ya no hablemos de los gays, las lesbianas o los aborrecidos abortistas. Espero que, con el tiempo y la dulce frecuentación de ese querubín que hay en el gobierno, la ministra Báñez, así como del sucesor de Torquemada, Wert, alcance a recuperar el sendero recto.
Sí. hija, pasa luego por el solio de San Pedro, que he iluminado a mi siervo Benedicto para que te aconseje acerca de cómo perseguir con más eficacia los males del siglo en tu tierra, la libertad, la igualdad, la justicia social y otras invenciones diabólicas, igual que se hacía en las gloriosas Hitlerjugend.
No hace falta que traigas a la pánfila de Soraya contigo. Que se quede viendo los museos vaticanos. Tú y yo solos por intermedio del Genosse Ratzinger, quien te dará mi bendición.
(La imagen es una foto tomada del Twitter de Nieves Concostrina)

Habla la mayoría silenciosa.

Nada menos que el 77% de la población comparte los motivos del 25S (el 50% motivos y procedimientos; el 27% restante solo los motivos). El 77% se parece a una mayoría, la mayoría silenciosa que le gusta a Rajoy. Pero ese gusto no tiene reciprocidad. Él no gusta a la mayoría. A la mayoría silenciosa le gusta el 25S.
Una mayoría silenciosa que apoya un golpe de Estado encubierto en la celebrada expresión de la gobernadora Cifuentes. Lo nunca visto. Por cierto, con el 77% de la población perrofláutica, esas listas que dice que tiene o no tiene son muy fáciles hacer. Se coge el censo y se da a todo el mundo por sospechoso. Hay un riesgo de fallar del 23%; pero como es fallar por exceso, es menos grave.
La encuesta de Metroscopia para El País revela no ya indiferencia o desafección hacia los políticos sino incluso hostilidad, franca animadversión. El periódico culpa de ello a la crisis, esa misma que lo ha llevado a él a un ERE que ha encrespado la profesión periodística. Pero la crisis no tiene la culpa de nada, como no la tiene una tormenta o una inundación. La culpa la tienen los que la gestionan. Y justo en el momento en que más necesarios son los políticos de altura por la situación de emergencia, en España contamos con dos ilustres medianías que ni siquiera consiguen ponerse de acuerdo. Y no ya en los asuntos de la gobernación del Reino sino incluso en el modo de reaccionar frente al nuevo actor político-social que se ha impuesto en el marco de la legalidad para cuestionarla, la acción de las multitudes que tienen continuidad en el tiempo y cada vez más marcan el debate público.
Para la derecha ese movimiento es una cuestión de orden público y reacciona muy en la línea de su autoritarismo intrínseco criminalizando comportamientos críticos, aumentando las penas, restringiendo derechos y libertades, imponiendo el estado de excepción de hecho. La autoridad policial española ha puesto además en práctica medidas represivas preventivas, identificaciones masivas de ciudadanos al azar por la calle. Ello no impide que el día de la aprobación de los presupuestos en el Parlamento ya esté convocada una nueva acción de rodear el Parlamento similar a la anterior, quizá con más gentes. Para detenciones preventivas propongo que se habilite un campo de fútbol. Será muy simbólico.
Para la izquierda, el movimiento 15M o 25S o sea cual sea su nombre es un problema. La izquierda socialdemócrata no puede aceptar la desobediencia civil, pero tampoco puede condenarla tajantemente porque es acción politica por razón de conciencia. Por eso viene diciendo la dirección del PSOE que hay que escuchar a la gente. Resulta paternalista porque no basta con escuchar condescendientemente como el sultán bondadoso sino que, además, hay que hacerse oír. Y esa parte de la función la tiene el PSOE aún muy verde.
La otra izquierda, IU, los anticapitalistas, los ecologistas, tienen muchos lazos con el movimiento 15M y aunque este esté emperrado en mantener una actitud ajena a los partidos no puede ignorar que hay acciones conjuntas. Esa denuncia contra tres políticos de IU por defender las manifestaciones del 25S es una de estas, una acción conjunta del 25S e IU. El propósito es que estas acciones conjuntas lleven a una estrategia conjunta. Si IU o Izquierda Anticapitalista o una sociedad de izquierdas se ofrece para canalizar en sede parlamentaria las peticiones del 15M este no perderá nada con servirse de ella sin que eso quiera decir que deba cejar en su forma ordinaria, extraparlamentaria, de producirse.
Hablar de mayoría silenciosa en una sociedad digital carece de sentido. Aquí no se calla nadie. La mayoría silenciosa recurre también a técnicas que podrían llamarse de "guerrilla de oposición". Allí donde aparece algún dirigente a la luz de los focos, se encuentra una contestación organizada ad hoc a través de las redes. Le pasó a De Guindos en la London School of Economics y le ha pasado a Rajoy en Malta. La mayoría silenciosa le ha dicho que su pueblo pasa hambre. Vaya usted a saber qué le dirá a Cospedal, a González, a Mas, etc la próxima vez que vayan a inaugurar algo.
De silenciosa la mayoría ya no tiene nada.

dissabte, 6 d’octubre del 2012

Barbaridades.

Por la boca de este Castelao habla la especie. Eso es lo que piensan muchos hombres. Muchos. Lo hacen, pero no lo dicen. Y hasta lo hacen pensando que no lo hacen porque las convenciones sociales lo ocultan. Y algunos hombres, los más hombres de todos, no solo piensan que las mujeres están para violarlas sino también para culparlas por la violación y asesinarlas, en lógica consecuencia.
Así que la especie se ha revuelto como un áspid contra el bocazas por decir lo que no se puede decir y lo ha hecho desaparecer tartamudeando excusas pintorescas. Por cierto, no he visto que nadie resalte hasta dónde llega la depravación moral e intelectual de esta derecha. Decir que las mujeres están para violarlas ya revela que se es un redomado imbécil. Pero ¿y qué decir de la propuesta de que las leyes estén también para violarlas? Pues eso, la derecha,.
Pero no es la única barbaridad reciente. El auto del Juez Pedraz archivando el caso del 25S ha desatado las iras de Rafael Hernando, portavoz del PP que, entre otras lindezas, ha llamado a Pedraz pijo ácrata o algo así. Insultar a los jueces por el contenido de sus decisiones es una muestra de barbarie, de absoluta barbarie. Se puede discrepar del contenido del auto, criticarlo acerbamente, recurrirlo. No se puede insultar al juez. Salvo que uno sea un bárbaro, de los que mandaban matar al mensajero.
En todo caso, a Pedraz se le avecina una garzona. Ya han aparecido las inevitables Manos Limpias denunciándolo por no sé qué. La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, no es seguro que sepa en dónde está el pueblo que defiende pero sí cree que cabe proceder contra Pedraz, judicialmente, es de suponer, aunque no se sepa en ejercicio de qué competencia. Los políticos, todos, sintiéndose insultados por lo de decadencia lanzan venablos dialécticos. Y los medios de la derecha ya están sacando historias de cómo en su infancia, Pedraz quitaba las canicas a los otros niños.
Y a todo esto ninguno de los furibundos atacantes parece haber leído el auto del juez Pedraz o, si lo ha leído, no sabe leer porque ahí no se dice que Pedraz califique a la clase política de decadente sino que esto es lo que hace el 25S.

La isla ¿de qué?

La Fundación Juan March tiene una actividad de exposiciones sumamente encomiable. Todos los años trae dos o tres de gran interés, con temas innovadores, muy cuidadas. Y eso en pintura y artes gráficas. También es excepcional su programación de música de cámara y en conferencias. En suma, una actividad de primer orden.
Pero a veces patina. Ayer se inauguró la exposición La isla del tesoro que promete ser un recorrido por el arte británico, desde Holbein (previa explicación de por qué se considera a Holbein británico) hasta Hockney. Este raro emparejamiento levanta una sospecha: ¿qué tienen que ver Holbein, Van Dyck (otro "adoptado"), Hogarth o Reynolds con La isla del tesoro? La visita, la triste visita a la exposición lo explica todo: la que no tiene nada que ver con La isla del tesoro es la exposición misma.
El título del evento es falso, induce a error, tiene algo de fraudulento. A cualquiera que le hablen de La isla del tesoro, preguntará por Long John Silver y la mota negra y saldrá corriendo a ver la exposición de la March solo para encontrarse que allí únicamente se habla de Stevenson en una retorcida explicación/justificación de la entrada.
¿Qué resulta? Que se pretende jugar a la metáfora. La isla del tesoro, buenas gentes, es la Gran Bretaña misma. Pero tampoco se crea que la exposición se orienta por la vía simbólica, especulativa, casi metafísica de la isla como representación de la humanidad. Se habla de Utopía, pero porque se trata de una obra "británica", no porque verse sobre la isla como ideal sublime de la humanidad o lugar de maravillas y portentos, la Atlántida, hundida para siempre, las islas de Rabelais, la ínsula Barataria, la isla de Tamoe del Marques de sade.
No, al final es una exposición patriótica basada en la idea de que Gran Bretaña es una isla que alberga un tesoro artístico. Sin duda. Pero si quiere uno verlo tiene que irse allí porque lo que han traído aquí, francamente, es muy pobre. Un repaso por cinco o seis siglos de arte "británico" concentrado en autores menores o de segunda y obras de segunda o menores de autores de primera. Lo que han traído de Gainsborough, de Stubbs, de Blake, los paisajes de Constable o Turner o las ñoñerías de Leighton y hasta el siglo XX, de Lowry, de Bacon, del propio Hockney, parecen retales.
Y eso si nos resignamos a reducir el arte a pintura y dos o tres tallas desangeladas. Sin escultura, ni literatura, ni música ni mucho menos las artes posteriores, como la fotografía y el cine, hablar de la "historia del arte británico" resulta un poco exagerado.
Bueno, de todas formas, merece la pena acercarse a contemplar la Perséfone de Rossetti o el Harlot's progress, de Hogarth.

Gómez Llorente. Por amor a Marx.

El fallecimiento de luis Gómez Llorente a los 73 años de edad ha traído a la memoria colectiva un episodio tan decisivo en la historia de España y del socialismo democrático como el XXVIII Congreso del PSOE. Felipe González dimitió de la Secretaría General en una jugada de farol cuando su partido se negó a abandonar la referencia al marxismo. Poco antes, en las elecciones de aquel año, 1979, que el PSOE perdió, Suárez, líder de la UCD, salió por la televisión avisando del peligro de que ganara los comicios un "partido marxista". Desde el punto de vista de González y los suyos era, pues, urgente sacar al PSOE de aquella hipoteca nominal del marxismo para aproximarlo a la socialdemocracia europea, en concreto la alemana que había hecho algo similar en su congreso de Bad Godesberg de 1959.
Pero en España no iba a resultar tan fácil. Hubo una reacción "antifelipista" en las filas y se constituyó una candidatura alternativa a la de González, con el marxismo como santo y seña. Aquella cadidatura reunió poco más del 6% de los votos mientras que la de González se alzó con el 85%. Fue una derrota épica de los "promarxistas" que, por entonces, eran Luis Gómez Llorente, Enrique Tierno Galván, Francisco Bustelo y Pablo Castellano.
Los destinos de estos cuatro hombres han sido muy distintos y su repaso da una buena imagen de Gómez Llorente. Este siguió en el PSOE, en la izquierda y fundó la corriente Izquierda Socialista, si bien él se apartó de la política práctica y llevó una vida más recogida. Tierno siguió en la brecha y llegó a alcalde de Madrid. Francisco Bustelo también continuó en la izquierda, llegó a Rector de la Universidad Complutense y, desde entonces, también retirado de la actividad política,  conserva su actitid crítica de juventud. Solo el abogado Pablo Castellano ha derivado hacia posiciones de derecha y, según me aseguran quienes ven los abundantísimos programas reaccionarios de televisión y radio en España, anda por las redacciones y los platós, cargando sistemáticamente contra su antiguo partido, contra la izquierda en general y haciéndole el juego a la derecha. Uno más de esa legión de conversos por la que Palinuro no siente la menor simpatía. Allá cada cual con su conciencia.
Pero, justamente, este contraste realza más la dignidad, la coherencia y la integridad de Gómez Llorente, probablemente el contemporáneo que más se acerca a la venerable figura propia de la izquierda tradicional del llamado santo laico.
No conocí a Gómez Llorente de nada, ni lo traté jamás. De estudiantes, él estaba en quinto cuando yo empezaba. Era, pues, de "los mayores". Pero lo tengo ligado a un recuerdo imborrable de mi juventud: mi primera participación en una acto en contra del régimen de Franco muy a primeros de los sesenta. Para mí fue emocionante. La policía había detenido a Gómez Llorente y un par de docenas de estudiantes nos congregamos espontáneamente en los pasillos de mi facultad en un sit in para exigir su liberación. Ni siquiera hubiera sabido identificar a Luis de habérmelo encontrado. Pero daba igual: era un estudiante de izquierda detenido por la Brigada Político-Social. Había que protestar. En aquel acto, en cambio, conocí a Alberto Méndez quien, muchos años después, ganaría justa (y, por desgracia, póstuma) fama con sus Los girasoles ciegos, y representaba para mí, entonces bisoño en las lides, un ejemplo de actitud. No recuerdo bien si fue el propio Alberto o algún otro quien, a la guitarra, interpretó una canción de Chicho Sánchez Ferlosio (quizá fuera el propio Chicho)  que yo oía entonces por primera vez, se me quedó grabada: "Gallo rojo, gallo negro" y es tan parte de nuestro cancionero colectivo que mucha gente cree que es anónima.
Pues eso, Luis, gallo rojo, que la tierra te sea leve.
(La imagen es una foto de gomezllorente en el dominio público. En ella se ve a José Luis Gutiérrez (creo), 2º por la izquierda, Pablo Castellano, 3º por la izquierda y Luis Gómez Llorente, 1º por la derecha en Ibiza en 1981. Ignoro quiénes sean las mujeres.)

divendres, 5 d’octubre del 2012

El programa de La Tuerka sobre la independencia de Cataluña y en el que he participado.



Con Miguel Urbán (Viento Sur), Pedro Zerolo (PSOE), Lali Vaquero (IU), Ramón Cotarelo (catedrático de Ciencia Política) y Jaime Pastor (profesor de Ciencia Política)

Palabras mayores



Hay perrofalutas por todas partes. A De Guindos le han montado un pollo en la London School of Economics. Se vive una especie de estado de insurrección social permanente frente a los gobernantes. También a Ignacio González lo increpaban los trabajadores de Telemadrid en los pasillos de ese ente o "entillo". Los perroflautas se multiplican. Es raro el desplazamiento de algún gobernante de cualquier nivel que no tropiece con uno u otro tipo de contestación o protesta de los colectivos bajo su jurisdicción. El foro público está agitado, como en abullición en un clima de oposición y crítica crecientes a un gobierno que no parece tener otro objetivo que empobrecer a la gente.
Mientras tanto el debate en los medios se ha llenado de grandes palabras: vuelve la reforma de la Constitución y trae añadida una coletilla más radical que pide un proceso constituyente; se replantea la independencia de Cataluña y regresa a la palestra el derecho de autodeterminación, cuestión sempiterna; se propone modular (esto es, restringir o suprimir) derechos fundamentales. Son términos que apuntan a controversias latentes que nunca se sabe si están zanjadas o no. Desde luego, la de la organización o planta territorial de España no lo está ni mucho menos. Esta conciencia es la que anima las nuevas propuestas de reformar la Constitución. Se quiere reformar la Constitución para encontrar ahora una vía nueva (la del federalismo tiene muchos partidarios al sur del Ebro) de encaje de las autonomías díscolas y que impida la secesión de Cataluña a la que, en poco tiempo, seguiría la del País Vasco.
Pero precisamente porque es un viejo problema español, el nuevo giro del nacionalismo periférico acabará encontrando algún tipo de arreglo con el nacionalismo español al menos por una temporada.
Lo interesante de las grandes palabras es lo referido a los derechos fundamentales y el funcionamiento de las instituciones democráticas. Hay aquí una deriva autoritaria muy preocupante. El gobierno se empeña en considerar que el movimiento de protesta ciudadana es un mero problema de orden público y, amparado en ese criterio, aplica una política de represión preventiva claramente ilegal y se enfrenta a las concentraciones y manifestaciones pacíficas con desmesurada violencia, conculcando derechos fundamentales de la ciudadanía.
Y todo eso, además, según explica el ministerio del Interior, en defensa del buen funcionamiento de la institución clave de la democracia española, el Parlamento. Ya la delegada Cifuentes había calificado el movimiento 25S de golpe de Estado encubierto, algo cuya gravedad (completamente imaginaria) justificaría una política represiva particularmente dura y una criminalización de la oposición extraparlamentaria.
Sin embargo, esta entronización del Parlamento no casa con el orden de prioridades del presidente del gobierno quien no tiene planeado asistir a él en todo el mes de octubre. Resulta irónico pretender encarcelar a la gente por protestar frente a un Parlamento que el propio presidente del gobierno desprecia hasta el punto de no pisarlo.
En realidad, con la mayoría absoluta del PP, el Parlamento toca la irrelevancia frente al gobierno. Y este no se para aquí sino que, cuando los jueces contradicen sus propósitos represivos, defienden la legalidad y se niegan a aplicar penas arbitrarias (lo que ha hecho el juez Pedraz, de la Audiencia Nacional) los partidarios del gobierno los insultan y someten a un verdadero linchamiento moral con una impudicia que avergonzaría a cualquiera con un respeto mínimo por la independencia judicial. La finalidad está clara: amedrentrar a los jueces para conseguir de estos la misma obsequiosidad que el gobierno tiene del parlamento.
No lo conseguirá. Si lo consiguiese sería ya la conversión de la demediada democracia española en una dictadura completa.
(La imagen es un vídeo de de You Tube, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 4 d’octubre del 2012

Fascismo popular, fascismo modular.

Desde que la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, una narcisista mitómana y autoritaria, ignorante de la legalidad y del alcance de sus competencias, dijera por la radio que había que "modular" el derecho de manifestación, ya a nadie se le escapa la deriva dictatorial antidemocrática y parafascista del gobierno. "Modular", obviamente, quiere decir reducir o suprimir el derecho de manifestación. Igual que, en la jerigonza de esta indescriptible señora, "racionalizar el espacio público" quiere decir prohibir que quienes protestan puedan a hacerlo en él y se limiten si acaso (y ya se verá) al recibidor de su casa. Siempre, claro, que sean protestas de izquierdistas, librepensadores y ateos. Si son manifas de meapilas, curas y beatas no solo son libres sino que la propia Cifuentes participa en ellas.
Cifuentes es el ejemplo más acabado de la tendencia fascista del gobierno a suprimir derechos y libertades y restablecer las formas dictatoriales que son las que gustan a los gobernantes, en su inmensa mayoría simpatizantes, herederos ideológicos, allegados y parientes del franquismo y los franquistas. Por si alguien tiene alguna duda respecto a lo dicho, que eche una ojeada a este enlace del Libro de la familia genovesa en el que se da cuenta de cómo los neofranquistas gobernantes tienen literalmente copada la administración pública y todos los cargos de nombramiento  con amigos y parentes enchufados. Hay casos de estirpes enteras, como los Fabra y los Baltar, muestras obvias de una forma de entender la política al estilo de la mafia.
Es el ejemplo más acabado, pero no es el único. Desde que llegó al poder el gobierno del PP ha puesto en marcha dos programas paralelos a cada cual más antipopular: el primero, el de los recortes, las socaliñas, las rebajas de salarios, las subidas de impuestos, el empobrecimiento general de la población a favor de los bancos. El segundo una verdadera involución moral, política, institucional de suprimir derechos y libertades para convertir nuestra endeble democracia en una robusta dictadura, que es donde la derecha se siente bien porque le resulta apacible
Que me vengan ahora a la memoria hay los casos siguientes: una de esas paniaguadas directora general a dedo o algo así que envió una circular a FACUA amenazándole con declararla ilegal si seguía criticando las políticas del gobierno. El ejemplo se generalizó y varios otros enchufados en altos puestos han hecho llegar otras circulares a los funcionarios augurándoles represalias si eran críticos con el gobierno. Este, el gobierno, cambió la Ley de la RTVE solo para poder nombrar como director a uno de sus apesebrados, encargado de convertir la televisión pública en lo que es hoy, un producto de bajísima calidad intelectual en el que se hace propaganda a favor del gobierno mientras pierde audiencia a chorros.
El ministro de Justicia, el neofranquista Gallardón, tiene una actitud perfectamente nacionalcatólica en asuntos de moralidad: no a las bodas gays y no al aborto. Es decir, supresión de derechos en función de criterios puramente ideológicos ultrarreaccionarios. Incidentalmente cabe señalar que este Gallardón debe de ser hábil pues consiguió engañar a una parte de la izquierda bienpensante del país haciéndose pasar por moderado, centrista y tolerante cuando es un ultramontano hipócrita. Claro que habría que ver si esa izquierda bienpensante, en efecto, había sido engañada o participaba del engaño.
Y si Cifuentes quiere suprimir el derecho de manifestación excepto para los curas, Mayor Oreja, probablemente el político más denso mentalmente del horizonte conservador, rayano en la estolidez, sugiere que la televisión censure la noticias y no dé las de manifiestaciones porque, dice, "incitan" a manifestarse y le rompen, supongo, su plácida siesta.
(La imagen es una captura de un vídeo de Libertad Digital en You Tube, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 3 d’octubre del 2012

Todos a una, Fuente Ovejuna.

Gran aparato de propaganda con la conferencia de presidentes de las Comunidades Autónomas. Es un cónclave esencialmente patriarcal, sobre todo tras la dimisión del tornado Aguirre, pues de las 19 CCAA y ciudades autónomas solo hay dos presididas por mujeres, o sea, un 10%. Lo de la paridad va para largo y, con la crisis que trae un mensaje de reverdecimiento del patriarcado, para más largo. La conferencia ha sido unánime en su decisión: se cumplirá el déficit. Todos a una han aparcado sus agravios particulares; los andaluces, los catalanes, no han formulado sus quejas. A cambio, Rajoy ha prometido que en 2014 se revisará el sistema de financiación y se repartirá con más justicia el peso del déficit. Rajoy es suelto en promesas y es de suponer que las CCAA lo saben, por lo que otorgarán a estas el valor que tienen, cero.
El acto de afirmación nacional se ha celebrado en el Senado, como es obligado por ser la cámara teóricamente de representación territorial. Al no serlo en verdad y no servir para gran cosa, no presta especial ímpetu de eficiencia a la Conferencia de Presidentes de CCAA. Quizá por eso -aparte de por la particular fruición con que Rajoy se lleva al Rey a todas partes, a diferencia de los presidentes anteriores del gobierno- se ha contado con la presencia de Juan Carlos I y su hijo, el príncipe heredero. Aunque tampoco es seguro que este refuerzo sirva de mucho. Esa foto con tal profusión de coloridos pendones detrás recuerda las de las cumbres de la pomposamente llamada Comunidad Hispánica de Naciones cuyos eventos suelen tener aspectos cómicos.
La unanimidad de las CCAA escasamente oculta que no pueden hacer otra cosa. Todas ellas asfixiadas financieramente, con algunas en quiebra, pendientes de las dádivas del gobierno central, no tienen más salida que hacer lo que les dicen y hacerlo, además, como se lo dicen. El dinero que reciban han de consagrarlo a reducir el déficit priorizando el pago a los bancos y los intereses y dejando para último lugar las Universidades y los aspectos propios del Estado del bienestar. De esta forma queda ya claro qué finalidad persigue el gobierno central cuando dice que son las CCAA las que deben sostener el Estado del bienestar: cargárselo.
Ahora bien, el acontecimiento en sí mismo tiene una dimensión que ningún aparato de propaganda puede ocultar. En concreto, que comprometerse a cumplir con los objetivos de reducción del déficit no quiere decir que vaya a hacerse y eso es lo que los despiadados mercados tomarán en consideración. No que los 19 presidentes digan que está en su ánimo cumplir sus compromisos sino que puedan hacerlo. Nadie ignora que Cataluña tiene sus bonos calificados en el nivel de "bono basura". Con esas expectativas es difícil que la opinión europea trague la idea de que España en su conjunto cumplirá con el objetivo del déficit. Verbalizar el firme propósito de lograrlo y hacerlo en coro, todos a una Fuente Ovejuna, no lo convierte en más verosímil a no ser que uno crea, como los niños, los poetas y los dioses, que el hecho de querer algo equivale a conseguirlo
Tampoco ayudarán en nada las confusas explicaciones de Rajoy en rueda de prensa en respuesta (es un decir) a la pregunta concreta sobre si Reuters estaba en lo cierto al afirmar que España pedirá el rescate en el finde. En un ejercicio realmente divertido de imitación a Groucho Marx, el presidente comunicó que él no tenía intención de pedir el rescate pero que había gente (Reuters) que, al parecer, sabía más que él, cosa que podría ser cierta. Y, directamente al que preguntaba, lo instó a atender a sus palabras pero le dejó en libertad de creer lo contrario y hasta le dijo que quizá acertara. Parece que no, pero el discurso fue así.
Y lo curioso es que no puede ser de otra forma desde el momento en que la decisión de pedir o no el rescate y cuándo y cómo, no depende del propio Rajoy sino de Merkel.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 2 d’octubre del 2012

El héroe del rescate.

Casi un año de gobierno del PP con mayoría absoluta en el Congreso dedicado en realidad a marear la perdiz con el rescate de las finanzas públicas españolas. Rajoy había asegurado en repetidas ocasiones de modo tajante que España no necesitaba rescate, que nadie pediría rescate. Y esto no antes de las elecciones, con lo que se podría meter en el popurrí de embustes que contó para ganarlas, sino siendo ya presidente del gobierno. Lo afirmó él varias veces y lo repitieron sus ministros hasta desgañitarse: nada de rescate para España; España no necesitaba rescate. A coro lo seguían diciendo cuando se produjo el primero, el de los 100.000 millones. Porque, afirmaban, no era un rescate sino una línea de crédito, con esa capacidad de los políticos españoles de no llamar a las cosas por su nombre.
Así que el no-rescate lleva meses dando vueltas por Europa, montado en la prima de riesgo y en medio de los más abstrusos e incomprensibles debates sobre su naturaleza, sus condiciones, hasta sus cantidades. Han terciado personalidades e instituciones de todo tipo, diciendo las cosas más extremas desde que aquí no pasa nada y España cumplirá sus compromisos, hasta que el país debe salirse del euro a toda máquina antes de que haya una catástrofe. Y eso bajo un verdadero diluvio de cifras contradictorias, porcentajes variables, auditorías cuestionadas y cientos de economistas y políticos soltando pronósticos que no llegan al final de la jornada.
En este desconcierto general la figura del presidente del gobierno, ausente de la política interior y mero juguete de fuerzas que no controla ni comprende en la exterior, se ha difuminado hasta la inexistencia. Lo único que ha quedado claro es que está dispuesto a hacer lo que sea en recortes, ir incluso más allá de lo que esperaba la Comisión Europea (como ella misma ha dicho), tragarse todas sus promesas electorales, incluida la de los pensionistas, a cambio de que no haya rescate.
¡Ah, el orgullo español! exclaman los europeos, acordándose de Felipe II No darán su brazo a torcer. Claro, Rajoy no quiere. Tras haber sacrificado todo su programa electoral -si es que existió alguna vez fuera de aquellas promesas que jamás cumpliría- no puede aceptar el trágala del rescate. Pero, en lugar de decir "no", ha ido dando largas, pidiendo tiempo, diciendo que quería antes conocer esto o aquello y que no debe uno precipitarse. Y eso mientras sus ministros blandían el sable; no el sable real, que tambien en forma de porra, sino el sable figurado del sablista. El último sablazo se lo dieron a los pensionistas, quitándoles su fondo de reserva solo para decir a continuación que no hay dinero para actualizar las pensiones. Clama al cielo.
Rajoy contaba cuando menos con retrasar la petición que le obligaban a hacer a después de las elecciones gallegas. La petición de rescate se ve como un tremendo fracaso político, y lo es. Por lo menos, salvar el feudo gallego. Pero no le han dejado. Ayer se presentó en Madrid Olli Rehn, el vicepresidente y comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Europea y los dos se vieron en La Moncloa con el gesto que fielmente refleja la foto de la propia Moncloa. Parecen dos deudos en un tanatorio. Pero La Moncloa, eficaz instrumento de propaganda del gobierno, enmarca la entrevista dentro de las conversaciones que el jefe del Ejecutivo viene manteniendo para impulsar el proyecto de integración europeo y plantear soluciones para la crisis de la zona euro. Maravilloso. Nadie ha hablado de rescate. Han hablado de la gran aportación de España al proyecto de integración europeo. ((Inter nos, ¿a que suena a tomadura de pelo?)). Nada de rescate, por favor. Cuando ya es público que España lo tiene todo preparado para pasar por las horcas caudinas de tener que pedirlo. Un fracaso político en toda línea. Tanto sacrificio extra para nada. Al final, hay que pedir el rescate.
Y no acaba aquí la humillación de Rajoy. Ahora ni pidiendo el rescate puede quedarse tranquilo porque los alemanes frenan la petición por razones de política interna suya, a un año de las elecciones legislativas, pues en el mundo no solo cuentan las elecciones gallegas. Así que, ahora, después de prepararlo todo, tiene que decir que no va a pedir el rescate... hasta que los alemanes le den el pertinente permiso.  Hay en torno a la gestión de Rajoy un aura de claudicación e indignidad que tiene al país estupefacto, preguntándose si se será capaz de seguir como presidente del gobierno pero ahora como mero gestor de las políticas de la troika.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dilluns, 1 d’octubre del 2012

De señorit@s, sinvergüenzas y corrupt@s.

Andan los mentideros revueltos con la nueva medida de la cirujana de hierro de Castilla La Mancha de dejar sin salario a los diputados autonómicos, como un gesto más de espartanismo y ahorro. De inmediato han salido sesudos análisis poniendo de manifiesto cómo se trata de una decisión típica de la derecha para reservar la actividad política representativa a los ricos y dejar a los asalariados sin sufragio pasivo. Recuerdan los citados análisis que fue una conquista democrática consignar salario a los cargos representativos para garantizar la igualdad y, sobre todo, la independencia de los electos. Pero, según Cospedal, se trata de una falacia para seguir despilfarrando recursos públicos. ¿Quién no tiene unos momentos libres en el día a día para dedicarlos a las tareas representativas sin desatender sus otras ocupaciones y negocios? Se trata de acabar con lo que Aguirre, siguiendo a su mentor el difunto Jaime Campmany, llama mamandurrias.
Cospedal debiera saber que la representación política lleva más de unos momentos libres al día, aunque, si juzgamos por su persona, que desempeña dos trabajos políticos a la vez (y cobra por los dos) y llegó a desempeñar tres (supongo que también cobrando), tal debe ser el caso. Poco más de un rato al día debe dedicar a la política quien toma una medida tan desvergonzada, demagógica e injusta como esta. O quizé le dedique mucho tiempo, pero no le aproveche gran cosa por falta de neuronas.
Porque no es solamente que la medida, patrocinada por alguien que cobra (indebidamente a jucio de Palinuro), más de 220.000 euros al año y, además, vive casi gratis total a cuenta del Estado al que desprecia, sea una burla y una afrenta que se presenta con el argumento hipócrita de que "hay que dar ejemplo". ¡Ejemplo una política que cobra más de 20.000 euros al mes indebidamente y con casi todos los gastos pagados! Es mucho más. Es demagógica y bastante inmoral porque hasta Cospedal debiera saber que el problema no es la forma en que los diputados cobran la retribución por sus servicios, sino la retribución en sí misma. Suprime los salarios regulares, pero deja las dietas, entre otras cosas porque, si no lo hace, su propio grupo parlamentario se le echa encima
¿Dietas o salarios? ¿Cuál es la diferencia? Escasa y, desde luego, a favor de la fórmula salarial por razones obvias de control del gasto y transparencia. Justo lo que Cospedal trata de evitar buscando el aplauso de los más ignaros. Otras comunidades tuvieron este sistema de dietas sin salarios -por ejemplo, la de Madrid- y hubieron de pasar a salarios. ¿Por qué? Obvio, y Cospedal lo sabe: las dietas no tributan, mientras que los salarios, sí. Es decir, se defrauda "legalmente" al fisco. Los salarios están fijados en los presupuestos de la Comunidad y, aunque su volumen depende de la voluntad de los propios diputados (los políticos son la única especie del planeta que se fija sus emolumentos), lo hacen de una vez por todas para un año o varios y no pueden moverlos. Las dietas, en cambio, son un producto mucho más ventajoso: también dependen de la voluntad de los interesados, pero de un modo más arbitrario, cambiante y permanentemente revisado, al alza, claro. Pero, sobre todo, dependen de la cantidad de actos, plenarios y comisiones que se convoquen. Y ¿quién decide las convocatorias? Los mismos que cobran las dietas. Resultado: como es de suponer, hay plenarios todos los días, comisiones cada treinta minutos y hasta los fines de semana y fiestas de guardar, de forma que los diputados -que en esto de cobrar no conocen diferencias políticas- se llevan a casa una pastuqui muy superior a un magro salario.
La medida es, por tanto, mendaz, demagógica, populista, inmoral y fomenta la corrupción. O sea, típica de la derecha.
(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia Creative Commons).

Confesiones de un antidisturbios.

"Pues sí, Palinuro, ha sido un placer conocerte. Ahora que nos hemos quedado solos en el bar, agarrados a esta botella que ya va pidiendo otra, de mí para ti, para que me entiendas, te voy a decir lo que pienso yo de toda esta mamonada que se ha montado con los perroflautas, los políticos y los rollos esos. Porque a los antidisturbios nos llaman de todo: cabrones, asesinos, lacayos, perros, torturadores, vagos; bueno, la hostia. Todos esos mierdas hijos de papá que no tienen media leche y no han pegado palo al agua en su vida. Sobre todo ellas, son las que más me joden, esas niñatas que no saben lo que es un tío de verdad, te juro que las estrellaba. Bueno, antes se iban a enterar de lo que vale un buen peine. Y detrás, ellos, todos medio gays, que se dice ahora, gays, gayas, los pringaos esos, que les metía yo la porra por el culo para que espabilaran. Que esos no saben lo que es pasarlas putas; eso lo sé yo, que soy hijo de un albañil. Coño, como casi todos los de mi unidad, todos hijos de currelas, que sabemos lo que nos espera. Pero como salimos cachas y servimos para dar hostias, pues nada, al servicio. Un trabajo como otro cualquiera. ¿Que no? Toma, y más jodido porque no tenemos derechos y nos jugamos la vida porque no todo son los niñatos de la capital; también hay mineros que tiran cohetes y tíos muy bestias por ahí; los vascos, ni te cuento, qué tíos más brutos. Joder, joder. Y todo por la paga. Bueno, cuando vamos de marcha nos dan un sobresueldo. Pero es que, ya te digo, joder, a nadie le gusta que le llamen hijoputa o que le den una pedrada. Y a nadie le gusta zurrar. Bueno, te confieso que, cuando la cosa se calienta, es que se te va la mano casi con alegría, casi ni te enteras. Procuramos apuntar siempre a las piernas, el culo, los brazos, pero a veces se tuerce la cosa y les arreas en la cabeza. Oye y no veas cómo suena eso. Lo siento por los chavales, de verdad. Pero es que son gilipollas. Se dejan manipular por unos cabecillas demagogos y pagan justos por pecadores. Eso nos lo explican en las teóricas en la academia, en donde nos meten los rollos sobre los derechos y eso. El rollo de la identificación. Hay que joderse. Que llevemos la placa para que nos denuncien y luego algún político nos meta un paquete cuando le canten las bolas. Porque si se creen que nos tragamos los rollos de la academia van listos. Son todos iguales. Todos a chupar del bote. A mi me pagan por defenderlos y así, dicen, defiendo la ley y el orden. Y a veces me dan una medalla. Y cuando cambian con las elecciones, los defiendo igual. Estos de ahora entienden mejor a la policía, no como los otros que eran intelectuales, o sea, gays. Y nosotros los entendemos a ellos algo más. Pero no te fíes nunca de un político y menos de los tuyos, si los tienes. Al final somos tan pringaos como los pringaos que tenemos enfrente. Unos nos usan y nos desprecian; otros nos combaten y nos temen. Pero, coño, somos personas. Dicen que torturamos. Te juro que en mi vida, en mi vida, vaya. Pero tienes que entender la situación: llevas ocho horas de pie, con toda la armadura puesta, el casco, corriendo de un lado a otro, aguantando mecha, zurrando cuando te lo ordenan y, al final vuelves a la comisaría o donde coño mierda sea, destrozado, y te encuentras esos mierdas ahí todos gimoteando y piándolas y encima tienes que decirles lo del abogado y la leche, así que a algunos les da por gastarles bromas, los ponen de rodillas, o les dicen cosas, sobre todo a las tías que es que te ponen y mira que las hay feas, o no les dan de beber. Es difícil controlar los nervios de los hombres. Ya verás como a la próxima ponen cámaras de televisión en las comisarías para meternos un puro. Dicen que somos un cuerpo de elite. De elite de mierda, porque todo el mundo nos teme o nos desprecia. Joder, hasta los bomberos los tenemos enfrente que a veces me dan ganas de que se coman el jodido casco que llevan. ¿Qué, no te convence? El mundo es la hostia, amigo. Ya ves, tengo una noche libre y salgo a tomar una copa y le cuento mi vida al primero que llega. Vivo obsesionado, con stress, como todos los compañeros. Fíjate en los que infiltramos. Ahí sí hay que echarle huevos porque te pueden dar de hostias los dos bandos, aunque nosotros vamos ganando. Menudo stress. Nos pasamos el día en el gimnasio y dicen que eso apaga el stress. Ni de coña. Lo sube. Y encima corres el peligro de que a otro le dé por ti y tengas un lío, que hay mucha mala leche por ahí. Jodido clima. Necesitaría un psiquiatra, lo sé. Pero esas son gaitas de los de arriba, que se ponen los cuernos sin enterarse y tienen que contárselo a alguien. Yo, en cambio, ya ves tú, al primero que me encuentro. Porque, vamos a ver, nosotros ¿qué jodida culpa tenemos de que los de arriba sean unos ladrones o no tengan ni idea de lo que hacen? Nosotros cumplimos órdenes, coño, órdenes, ¿lo entiendes? ór-de-nes. Si incumples, date por jodido. Y luego ¿en dónde te van a dar trabajo? En las discotecas, en donde echan unas horas muchos de los nuestros. Oye, es práctica del oficio y no te llaman hijoputa. Pues eso. Que con la crisis que hay aquí todo el mundo tiene que ingeniárselas o comes mierda. Sobre todo las tías. No veas cómo ha aumentado el puterío con la crisis. Van tiradas. Y detrás vendrán los tíos, ya verás, con la cantidad de gays que hay. La vida es una mierda y los de abajo tienen toda la razón del mundo de protestar, joder, claro que sí, lo reconozco. Coño, tengo ojos en la cara. Van de culo. Pero tienen que hacerlo por los cauces legales. Por la ley. Y como las leyes las hacen los de arriba pues, yo qué sé. Yo cumplo órdenes. Si cambia la ley pues nosotros cambiaremos. Pero me da que seguiremos siempre igual. Y no te hablo ya de los mandos. Esos son los peores. Están haciendo carreras políticas y se dan patadas unos a otros en nuestro culo. Y nosotros, a callar, a salir a la calle de Robocops, a meter miedo al personal. Fíjate que algunos, antes de salir a dar hostias, confiesan y comulgan. O sea, antes de dar las hostias, las reciben. Yo, los curas...lejos. Son muy falsos. Por eso se ligan a los chavales, que eso sí que es un asco. Los tenían que capar. Oye y los banqueros, ¿qué me dices de los banqueros? Su oficio es robar y como no saben ni eso, al final mandan a los políticos a robar a la gente para ellos. ¿Lo ves? Estamos todos al cabo de la calle. Mandan los de la pasta, que la tienen hasta cuando no la tienen, que ya es la hostia. Y los demás, que nos den". 
(La imagen es una captura de un vídeo de You Tube, 29S Antidisturbios entran en el bar Quevedo violentamente, bajolicencia Creative Commons).