dissabte, 11 de febrer del 2012

¿Para qué sirve el poder?

Está clarísimo: sirve para conseguir que los demás hagan o dejen de hacer lo que el poderoso quiere o deja de querer. Es una facultad de obligar a los otros a un comportamiento que, de no ser así, no tendrían. Esa facultad se puede ejercer, según quiere la sabiduría popular, por las buenas o por las malas. Es un modo claro y llano de enunciarlo que, a veces, toma formas coloquiales ("yo, por las buenas, soy muy bueno; pero, por las malas...") y, a veces, se reviste con egregios ropajes teóricos, aunque en esencia sea la misma reflexión. Así Joseph Nye, distingue entre poder blando, soft power (las "buenas") y poder duro, hard power (las "malas"). Es la última racionalización y tampoco muy original pues ya los romanos, como todo el mundo sabe, distinguían entre la auctoritas (las "buenas") y la potestas (las "malas"). El poder, como el dios Jano, tiene dos caras, la amable y la hosca y un solo cuerpo, el armado, pues los dos rostros, que son máscaras, anuncian una misma realidad: la fuerza. El rostro hosco la evidencia; el amable, la cela. Pero el poder descansa siempre sobre la fuerza porque, cuando se hace "blando" no porque no quiera emplear la fuerza sino porque carece de ella, deja de ser poder y alguno de los que tendrían que obedecerlo, se impone en su lugar. El poder es siempre fuerza. Esta se reviste de la majestad de la ley. Pero la ley es siempre también fuerza. Así ha sido desde el comienzo de los tiempos y, por lo que sabemos, seguirá siendo hasta el fin de estos. Las formas prácticas de la fuerza varían. Al principio eran porras y hoy son drones; y siempre fuerza. El poder.

En nuestra sociedad el poder se conquista ganando elecciones. También puede conseguirse de otras formas, pero hoy por hoy no se estilan. Se han impuesto las elecciones que cumplen una función legitimatoria a la que el poder es siempre muy sensible. Se ganan las elecciones y se avoca el poder del Estado, se toma posesión de este, se decide lo que publica el BOE, como dicen los castizos, que es el pasquín del poder. Es lo que ha hecho la derecha al ganar las elecciones del 20-N, ocupar lo que los marxistas althusserianos llamaban los "aparatos represivos e ideológicos del Estado" y valerse de ellos para formular un discurso socialmente hegemónico, imponer sus criterios, sus puntos de vista, sus opiniones, su ideología. Viene acompañada asimismo de unos aparatos ideológicos de la sociedad civil (los medios de comunicación, la iglesia católica, las universidades y think tanks conservadores) que la han catapultado al gobierno. Y no ha perdido ni un segundo, sino que ha pasado al ataque directo: el ministro de Cultura ha puesto en marcha la "Ley Sinde", ha elevado los toros a la categoría de patrimonio cultural o cualquier otro dislate y ha suprimido la Educación para la ciudadanía. El de Justicia restringirá el aborto y ya veremos qué sucede con los matrimonios gay. La ministra de Sanidad saca de la libre circulación la píldora del día siguiente. El de Industria se carga las energías renovables. El de Agricultura va a reducir el medio ambiente a mitad de cuarto de ambiente y los ministros económicos, con el Presidente a la cabeza, prácticamente han implantado el despido libre, después de haber subido los impuestos directos y el IBI.

Es un ataque en regla, coordinado, en todos los frentes. Y el gobierno lo ha hecho, lo está haciendo, sin precuparse poco ni mucho en consensuar nada a pesar de lo que Rajoy decía en la campaña electoral porque, con su mayoría absoluta, no le hace falta. Tiene el poder. Tiene todo el poder. Y lo ejerce. Y legiones de comentaristas, tertulianos, plumillas, analistas lo justifican día a día.

En estas condiciones aquellos sectores sociales que se sienten más cercanos a las concepciones conservadoras, considerándose amparados por el poder, se crecen y actúan con el mismo aplomo y falta de escrúpulos que aquel. La iglesia cuestiona no ya los matrimonios gays sino la legalidad de la misma homosexualidad y, si puede, suprimirá el aborto y (ya sería tocar el cielo de San Pedro con la mano) el divorcio. Tengo para mí que la decisión del Tribunal Supremo sobre Garzón no hubiera sido tan dura de no sentirse los magistrados de antemano amparados por el poder político. Igual que el famoso jurado valenciano absolvió a Camps y que se le andan buscando las cosquillas al juez instructor del caso Urdangarin.

Y ¿qué decir de la Real Academia de la Historia? Los académicos se retractan de su compromiso de revisar las tergiversaciones más groseras y, con una mentalidad infantil que maravilla en personas de tan avanzada edad, creen que conseguirán imponer su visión de la realidad en un mundo en el que hay pleno acceso a la información. Es ridículo pues, se pongan como se pongan y escriban lo que escriban, el franquismo fue una dictadura totalitaria, criminal y genocida y su diccionario la última muestra de su aparato de propaganda.

Porque ese es límite del poder, el que este nunca llega a pasar ya que puede obligar a hacer pero no a pensar. Ningún poder puede imponerse al pensamiento ni al juicio. Por eso la oposición al poder, en este caso la izquierda, se formula siempre en el terreno del pensamiento. La izquierda es fundamentalmente teórica, especulativa. Se enfrenta a la realidad, trata de comprenderla, de criticarla, de conseguir formas de mejorarla y superarla. Pero las teorías son múltiples (basta con observar cuántos sentidos del término "izquierda" maneja la izquierda), forman cacofonías ensordecedoras en las que no hay manera de ponerse de acuerdo porque se basan en opiniones, en juicios de valor entre los que no es posible decidir racionalmente sino solo por un acto de fuerza, de poder.

Y ahí está el problema, en que la izquierda no tiene poder si no está en el gobierno, pues carece de la batería de "aparatos ideológicos" con que cuenta la derecha. Y, cuando está en el gobierno tiende a ejercerlo no en beneficio exclusivo de su hegemonía sino en el del conjunto de la colectividad. Suele así decirse con cierto amargo cinismo que, cuando la izquierda está en el gobierno, tiene el gobierno, pero no el poder. Pero mucho peor está cuando no tiene el gobierno, cuando, como ha sido el caso, pierde las elecciones, cosa que le sucede por esa situación de fraccionamiento que la caracteriza, ese antagonismo interno que la corroe, esa generalizada animadversión que la divide en una miriada de organizaciones a la gresca, tanto más pequeñas e irrelevantes cuanto más radicales, según la ley que tan brillantemente se expone en La vida de Bryan. Se genera así una situación de impotencia en la que unos aceptan estar más expuestos a los ataques de la derecha con tal de que también lo estén los otros.

Es una situación lamentable para la izquierda, pero no se le ve solución pues, aun siendo seguramente mayoritaria en conjunto, no es capaz de impedir que las clases dominantes, las que han gobernado el país en el siglo XIX y casi todo el XX vuelvan a acupar el poder que consideran suyo por derecho divino, empleando una mezcla de dogmatismo y pragmatismo que la izquierda jamás consigue. La derecha impone su programa máximo: orden, disciplina, religión, autoritarismo, sacrificios, restricción de derechos en todos los campos, jerarquía, explotación del trabajo porque dice que es el orden natural de las cosas, el que está consagrado por la tradición y, llevado al extremo, la voluntd de Dios. La izquierda no admite el iusnaturalismo, la tradición no le parece respetable pues consagra la injusticia y la desigualdad y tiene a Dios por una quimera y a todo ello contrapone la razón. Pero la razón no existe sino que existen las razones en perpetua pugna que solo es posible resolver mediante un acto de fuerza, mediante el poder. Para eso sirve el poder; quien no lo tiene, no existe. Ha de recuperarlo si quiere volver a la existencia.

(La imagen es una foto de La Moncloa, correspondiente a la Pascua Militar de este año y está en el dominio público).

divendres, 10 de febrer del 2012

La condena. El pelotón. La ejecución.


La condena


Lo sabíamos. Lo sabía el propio Garzón. La sentencia estaba predeterminada. Lo sabe la gente que dice en un 61 por ciento que el juez es víctima de una persecución. La condena estaba decidida de antemano. Los políticos pringados en la Gürtel, junto a los presuntos delincuentes, se dieron la mano con los herederos ideológicos del franquismo para poner fin a la carrera del único juez que se atrevió a hacer justicia a las víctimas del franquismo y, de paso, descubrió y persiguió la mayor trama de corrupción de la democracia. La misma alianza que sostuvo la dictadura de Franco durante cuarenta años: fascistas con políticos corruptos y delincuentes.

Esa coalición siniestra tenía un objetivo clarísimo: impedir que Garzón llevara adelante un (muy merecido) proceso penal por genocidio contra Franco y sus secuaces y ver si, de nuevo de paso, se conseguía anular el procedimiento de la Gürtel.

Por eso ha habido tres causas contra Garzón y se han visto en el orden que se sabe. Se trataba de condenar al juez por un daño colateral (la supuesta prevaricación de las escuchas) para que no pareciera que se le condenaba por investigar el franquismo, aunque la acusación sea la misma. Pero no haya duda. Lo de menos es si la condena por prevaricación es o no justa; que no lo es porque no hay prevaricación. Lo esencial era yugular la investigación de los crímenes del franquismo y hacerlo como un escarmiento para que sirva de aviso por si algún otro juez cae en la tentación de hacer justicia pero sin que parezca que se actúa por esto. Ahora, a lo mejor sale absuelto en la causa por el franquismo. Es muy posible.


El pelotón


Los nombres: Luciano Varela, Francisco Monterde, Andrés Martínez Arrieta, Joaquín Giménez (presidente del tribunal), Miguel Colmenero (ponente de la sentencia), Juan Ramón Berdugo y Manuel Marchena. Cada uno de estos hombres (alguno recusado por Garzón) es responsable de sus actos. Todos han condenado por unanimidad. Cada uno de ellos ha actuado, se supone, ateniéndose a derecho. Pero son seres humanos y pueden tener más (o, simplemente, otras) razones. La envidia, los celos, la venganza, la enemistad también son razones, y muy poderosas, que pueden haberlos movido a una decisión injusta. Tal cosa proclama el asimismo juez Garzón que achaca injusticia a la sentencia. A quien diga que siete magistrados no pueden equivocarse cabe responder que no se trata de una equivocación sino de una injusticia y que siete magistrados pueden ser tan injustos y hasta prevaricadores como uno o cien mil. ¿Quién condenó al justo y salvó a Barrabás? La masa.

Si esto es España, un juez dedicado a perseguir dictadores vivos o muertos está jugándose su carrera; si, además, destapa la corrupción de los políticos de la derecha, ya la ha perdido. Es cuestión de conseguir que los jueces, sensibles a la herencia franquista y los intereses de la gente como Dios manda, hagan lo que tienen que hacer. Según el juez Garzón, impedirle que se defienda, maniatarlo.

"Van a fusilar

a un hombre que tiene los brazos atados.

Hay cuatro soldados para disparar.

Son cuatro soldados

callados,

que están amarrados

lo mismo que el hombre amarrado que van

a matar"

(Nicolás Guillén).


La ejecución


Los siete magistrados que han condenado por unanimidad no pueden ignorar que han destrozado la vida de un hombre honrado y puesto fin vergonzoso y vergonzante a una carrera profesional que era punto de orgullo nacional. Por eso han disparado en sentido metafórico con balas dum dum, para que no quede ni rastro del ejecutado, del hombre cuya ambición personal han truncado; esperan que para siempre. Y con ello han truncado también la última esperanza de la gente de nuestro país en la Justicia de la justicia. Aquí solo hay venganza. Venganza por agravios imaginarios y quizá también reales. Por razones de edad, algunos de los jueces del Supremo que han condenado ejercieron durante la Dictadura, profesando como Derecho y Justicia lo que no era sino arbitrariedad e injusticia. Es más, hasta podemos conceder que hayan actuado pensando genuinamente que lo hacían en justicia. Pero ¿lo hicieron también en equidad?

La sentencia está pidiendo reacciones a gritos. El juez Garzón acudirá en amparo al Tribunal Constitucional y al Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Aduce violación del derecho a la defensa y al juicio justo. Empezando porque se le niega el derecho a la doble vuelta. Hay quien dice que no es un derecho fundamental porque no está recogido en los que la Constitución considera tales. Cuando los derechos fundamentales son anteriores a toda Constitución y, además, este está recogido en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, firmado por España. También hay quien dice que, aunque esté recogido, no es un derecho fundamental. Por decir que no quede. Pero lo es. Es parte del derecho a un juicio justo. Que no lo ha habido. Así que el juez Garzón reaccionará y hay una larga batalla por delante.

Igualmente debemos reaccionar quienes creemos que, al condenar a Garzón, el Supremo nos ha condenado a todos, mermando nuestros derechos, empezando por el no menos fundamental, básico, de la seguridad jurídica. Si prevaricación es toda interpretación de la ley que no guste a los magistrados del supremo, nadie estará seguro en nuestro país, máxime cuando, según parece, se puede destituir a los jueces justos. Por eso, nuestra reacción debe ser pedir la depuración de las responsabilidades de la Dictadura en el poder judicial de hoy. Es obvio que, el haber prestado acatamiento al franquismo y sus principios del Movimiento Nacional, y haber aplicado sus leyes como si fueran justas, contamina; quizá incluso inhabilite o debiera inhabilitar para administrar justicia en un Estado democrático.

Dicen los obispos.

Algunas de estas declaraciones vergonzosas ¿no son constitutivas de delito? ¿Negar el Holocausto no es delito? Si no son ilegales son profundamente inmorales. Está claro que estos pastores del pueblo de Dios han olvidado lo que dice Cristo en Mateo 18, 6: "más valiera a quien escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí atarse una piedra de molino al cuello y tirarse al fondo del mar".

Culpan a los niños de los abusos que sufren. Creyéndose Cristos, piden perdonar a los curas pederastas porque "no sabían lo que hacían". Justifican el abuso y violación de las mujeres que aborten. La tienen tomada con los homosexuales y vienen a decir que la condena a los abusos de los niños es una novedad frente a prácticas anteriores, se entiende, "legales" y "normales".

Teniendo en cuenta que la pederastia es una aberración predominantemente masculina, ¿no son repulsivas estas declaraciones de hombres, so pretexto de que no lo son?

(La imagen es una foto extraida de la página web de FB de Leontopodium Alpinum, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 9 de febrer del 2012

Pero ¿qué país es este?

¿Está en la tierra o en algún punto perdido de una galaxia ignota? ¿Está habitado por seres humanos racionales o por entes de sinrazón? ¿Por ciudadanos conscientes de sus derechos y de su dignidad o por siervos acobardados? ¿Por hombres y mujeres que caminan erguidos o por bestias de carga que humillan la cerviz? Que la lectora y el lector se respondan después de haber leído las breves consideraciones siguientes.

El único juez que ha tenido la entereza y la honradez de hacer justicia a las decenas de víctimas de una dictadura asesina está siendo juzgado por quienes son sus pares en lo formal pero no me lo parecen en lo substancial, tras haber admitido una querella formulada por los herederos ideológicos de la dictadura que en cualquier otro país del mundo estarían prohibidos. Tienen que venir del extranjero (y, en concreto, el New York Times y la justicia argentina) a recordarnos y demostrarnos la indignidad que significa perseguir penalmente a un magistrado del que cualquier otra nación civilizada se sentiría orgullosa. Ese otro colega suyo que instruyó la causa contra él asesorando a la parte acusadora privada será todo lo progresista que quiera pero, a mi modesto entender, se ha labrado a pulso un lugar en la historia universal de la infamia.

De igual modo el juez que tuvo el coraje y la decencia de imputar varios supuesto delitos a Urdangarin está ahora sometido a investigación por el Consejo General del Poder Judicial y no es impensable que acabe sancionado, mientras que el imputado, al que se atribuye la comisión de varios delitos por millones de euros se dispone a "pedir disculpas", como quien ha faltado a una regla de cortesía.

En cambio, el juez Grande Marlaska archiva la causa por la muerte de 62 militares españoles en el caso del Yak 42, ya que los responsables de subcontratar una subcontrata de una contrata no lo hicieron con ánimo causar daño alguno a las víctimas. Y la fiscalía anticorrupción renuncia a impugnar la sentencia que absuelve al ex-presidente Camps del presunto delito de cohecho. Camps, a quien otro juez del que era "más que amigo" intentó exonerar con anterioridad, se va por fin de rositas sin haber probado que pagó por los trajes del regalo y dejando en el oído del país entero la memoria de unas conversaciones telefónicas que son una vergüenza.

¿Nos apostamos algo a que también acaba investigado, imputado, procesado, quizá condenado, el juez Pablo Ruz, que acusa a varios altos cargos y empresarios del supuesto delito de apropiación indebida de fondos públicos con motivo de la visita del Papa en 2006?

Parece bastante claro que estas medidas tratan de amedrentar a los jueces castigando a aquellos que no se doblegan a los intereses de una mafia de políticos corruptos, empresarios afanalotodo y puros delincuentes. Y eso a escasas fechas de que el Jefe del Estado predicara a la nación que la justicia es igual para todos. No lo es para su yerno, no lo es para él, ni para muchos políticos del PP, ni para los curas, ni para los banqueros. La ley solo es igual (igual de dura) para las gentes del común, incluidos los jueces que creen su deber hacer justicia.

Gentes del común que rezongamos nuestro descontento en conversaciones privadas e inundamos las redes sociales con nuestras quejas, pero no sabemos o no podemos plantarnos y decir ¡basta! Porque no somos una nación en el sentido moderno del término; porque, se diga lo que se diga, aquí no hubo revolución burguesa, vinculada al origen de esa nación hecha de ciudadanos libres bajo el imperio de la ley. Aquí hemos conservado el antiguo régimen mezcla de oligarquía, caciquismo, siervos y predominio clerical que se vale del Estado de derecho como Procusto de su famosa cama.

¿Qué? ¿Cuál era la respuesta a la pregunta del principio?

La historia eterna.

Sigue la temporada de ópera en el Compac de la Gran Vía. Ayer el patio estaba lleno. Enorme expectación, prémière de La Traviata, favorita de todos los tiempos y todos los públicos. Eso anima siempre mucho a los interprétes de forma que estuvieron todos estupendos y bordaron el pegadizo coro de Libiamo ne' lieti calici, al comienzo del acto primero. A lo largo de la obra quedó patente la maestría de la protagonista, la dama de las camelias, Luisa Ruiz, cuyas arias (¡ah, sempre libera!) estremecen, emocionan. .

La traviata es favorita porque trata la historia eterna, el tema de los temas, el amor imposible, tanto más amor cuanto más imposible; tanto más imposible cuanto más amor. Eso lo vio Verdi cuando presenció una representación de la Dama de las Camelias, la Margarita Gautier de Alejandro Dumas hijo. Él la rebautizó como Violeta Valéry, pero es la única libertad que se permitió, ya que clava el relato de aquel, esa mezcla de exaltado drama romántico, de frívola mundanidad elegantemente crápula y sublime espiritualidad. Pura dinamita para el corazón.

En esa encendida visión del amor como entrega sin límites y regeneración profunda en la que la causa de la muerte de la protagonista, la tisis, tanto acompaña en la estética de transfiguración de la amada/amante, la belleza de los protagonistas es esencial. El estreno de la obra de Verdi fue un fracaso horroroso porque el físico de Violeta no acompañaba. En esta versión Violeta/Margarita cumple razonablemente el requisito de belleza; no así Alfredo Germont (interpretado por Moisés Molín). Sin duda es un tenor de muchos recursos y pasable buen actor, pero no da el físico y la vista es un sentido tan importante como el oído.

Se recordará la Margarita Gautier de Greta Garbo en Camilla, con la réplica de Robert Taylor, a quien todo el mundo identificará siempre con Ivanhoe. Esa es la fórmula: el amor imposible de dos almas y cuerpos bellos, jóvenes; belleza y juventud que los llevan a la muerte. Insisto, es la fórmula eterna de Tristán e Isolda, Abelardo y Eloísa (él es mayor que ella, pero ambos son jóvenes y el hecho de que hayan sido reales fortalece el argumento), Romeo y Julieta, Manon Lescaut y el caballero des Grieux, la dama de las camelias, La traviata, Carmen, los amantes de Teruel; todas historias de amor y de muerte.

Pero en La Traviata, como en La dama de las camelias y, en parte, en Manon Lescaut, hay un elemento nuevo, aparentemente convencional y de "clase media", por así decirlo, frente al mundo feudal de Tristán e Isolda, el eclesiástico de Abelardo y Eloísa o el prerrenacentista de Romeo y Julieta. Y ello no solamente por la intervención del padre de Alfredo, que representa no la corte medieval, ni el señorío parisino, ni los clanes de Montescos y Capuletos, sino la familia burguesa con hijas casaderas. Todavía más: la heroína es una mujer mundana, un alma bella y un corazón de oro entumecidos en una vida de voluptuosidad, lujo y relajación moral (una traviata) que, sin embargo, se redime a través del amor de un caballero puro, inocente y noble. A quien le dé reparo identificarlo con Cristo por aquello de los respetos divinos, que piense en Sir Galahad o en Parsifal. Pero de lo que no cabe duda es de que ella, Manon, Marguerite, Violeta, son todas trasuntos de María Magdalena.

dimecres, 8 de febrer del 2012

Informe secreto del embajador alemán sobre el 23-F en Spanien

El gobierno alemán ha desclasificado documentos secretos de hace treinta años y entre ellos se encuentra este informe del embajador alemán acerca de la intentona de Antonio Tejero el 23 de febrero de 1981. Palinuro se ha hecho con él gracias a su amigo Julian Assange, condestable de WikiLeaks:

"Madrid, 30 de mayo de 1981.- Sehr geehrter Herr Kanzler: cumpliendo órdenes de mi ministro, el otro día pedí audiencia al Rey de España con el pretexto de tratar algunos asuntos del posible ingreso del país en la Comunidad Económica Europea. Juan Carlos I me recibió a las 12:00 en su despacho del palacio de la Zarzuela. Estaba de un humor excelente. Este monarca, que habla como si estuviera comiendo puré de Kartoffeln, es una mezcla de español castizo y francés del Périgord. Es dicharachero, da palmadas en el hombro y cuenta chistes con la misma gracia que podría tener Lutero y la prueba es que solo se ríe él, eso sí, con carcajadas a lo Rabelais. Después de tratar sucintamente el asunto de Europa lo abordé en el que nos interesaba y este es el diálogo que mantuvimos y que trascribí de memoria al salir del palacio. Ya sabe Su Excelencia que mi memoria es buena, pues me eduqué en el Instituto Federico El Grande.

Botschafter (embajador). Majestad, se dice que van a juzgar a los golpìstas de febrero.

König (rey).Calla, calla Reimut. Tengo un disgusto...

B. ¿Por qué, Majestad?

K. ¿Te parece bien juzgar a esos hombres, a esos patriotas como si fueran unos delincuentes?

B. Pero, Majestad, es lo que son.

K. ¿Delincuentes? Embajador, es como si me dices que el conde Klaus von Stauffenberg era un delincuente cuando está claro que se trataba de un héroe que quiso librar a su patria de la tiranía.

B. Señor, Von Stauffenberg conspiró contra una dictadura, una horrorosa tiranía que...

K. ¡La que hay en España! La tiranía de la mayoría, la plebe, los bolcheviques y los masones. Gente de la peor calaña que no sabe manejar los cubiertos a la mesa.

B. Bueno, las elecciones democráticas se basan en la mayoría.

K. Ese es el fallo de la democracia, Reimut, que mandan los mediocres cuando debieran hacerlo los mejores, la aristocracia, los grandes de España, los títulos de Castilla. Es el problema: otorgas el sufragio universal y la chusma elige a la canalla.

B. Señor, los golpìstas...

K. Reimut, los héroes.

B. Los héroes golpistas me parecen un puñado de fanáticos dementes que embiste sin ningún raciocinio.

K. ¡No querrás que se hayan leído la La razón pura de la crítica!

B. (Obviamente el Rey no domina la cultura alemana) No sé si serán capaces de leer el Catón.

K. Ni falta que les hace. Están movidos por el amor a la Patria y quieren lo mejor para España.

B. ¿Para España o para ellos? ¿Para España o para Vos?.

K. Ellos son España, Reimut. Yo soy España. Vosotros los teutones no lo entendéis desde que os hicisteis republicanos tras expulsar al buen Kaiser Guillermo.

B. Entonces Su Majestad simpatiza con Tejero y quizá supiera lo que se estaba tramando.

K. No, hombre. ¡Qué cosas dices! Además, ese es de la Guardia Civil, un matagitanos. Vas a ser la ruina de la dinastía. Pero, desde luego me pareció una reacción de caballeros españoles, hartos de ver cómo la patria era ultrajada todos los días con banderas separatistas, afrentas a los símbolos sagrados de España, a su glorioso ejército. Te lo repito, embajador, ¿qué hizo Von Stauffenberg cuando Hitler mancilló el honor de la Wehrmacht?.

B. ¿Honor el ejército español? Pero si la única guerra que ha ganado en trescientos años ha sido contra su propio pueblo.

K. ¡Ay, embajador, qué obnubilados estáis en Europa con la leyenda negra! El ejército español no ganó la guerra del 36/39 contra su propio pueblo, sino contra el comunismo internacional que nos había invadido. En cambio, al vuestro, el comunismo lo aplastó con ayuda de la plutocracia anglosajona y a pesar de los esfuerzos de la insigne División Azul. Y ahora, perdóname, Reimut, tengo que dejarte. He de hacer unas llamadas a ver si los jueces me tratan bien a Milans.

B. Ese era el cabecilla, el que sacó los Panzer a la Strasse. ¿Vos lo habíais hablado con él?

K. ¡Y dale! Pesado como buen prusiano. Claro que Jaimito Milans y yo somos amigos de siempre y lo hablamos todo. Pero no vas a conseguir que cometa una indiscreción y admita algún tipo de conocimiento del... del...

B. Putsch, Majestad, Putsch, intentona, Majestad, asonada, pronunciamiento, coup d'État, insurrección, sublevación, traición.

K. Venga ya, Reimut, no te pongas tremendista que te va a dar algo y ya no eres un crío. Una exaltación de la juventud alocada, encendida de amor a la Patria y que no duró 48 horas. Un escarceo. Pero que no te quepa duda: como cuentes algo de esto lo negaré de plano. Yo no podía apoyar esa ingenua aventura porque estaba mal planeada y abocada al fracaso.

Con estas me despedí del rey de los españoles pensando que es una suerte que no se le entienda casi nada cuando habla.

(La imagen es una foto de Amio Cajander, con una derivación propia, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 7 de febrer del 2012

Los años de Arenas.

Javier Arenas es el actual candidato a la presidencia de Andalucía por el PP en las próximas elecciones de 26 de marzo. En un mitin ayer con las Nuevas Generaciones de su partido dijo algo sorprendente; dijo que Los que estaban hace 30 años no pueden conquistar el futuro. No puede ser y además es imposible". Original eso de "no puede ser", pero no se ve por qué. No se ve por qué haber estado mucho tiempo en un sitio imposibilite para seguir estando. Al contrario, hasta parece que es un dato positivo para conseguirlo. Si uno lleva treinta años en un lugar voluntariamente, lo más probable es que se quede. Pero si Javier Arenas lo dice, a lo mejor es cierto.

Habrá que entender la imposibilidad de algún otro modo porque, si se le aplica a él que, como se ve en la imagen, lleva no treinta sino treinta y tres años en política, la conclusión no es lo más prometedor para una campaña electoral. En estos treinta y tres años Arenas ha sido de todo: teniente de alcalde en Sevilla, parlamentario andaluz, presidente del PP de Andalucía, dos veces ministro con Aznar y con Aznar vicepresidente del gobierno, secretario general del PP y ahora candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía.

No obstante el candidato sostiene que "el futuro no se conquista desde el pasado", una frase que no quiere decir nada pero suena rimbombantemente y, además, destructiva porque ¿en dónde está el propio Arenas tras haber toreado durante treinta y tres años en todos los cosos políticos del país?

Si no estoy equivocado esta es la quinta vez que Arenas opta al cargo de presidente de Andalucía. En las otras cuatro quedó derrotado. Seguramente se refiere a que no se puede "conquistar el futuro" cuando se está treinta años en el gobierno. Es posible. Pero la oposición también es gobierno; un gobierno en la sombra que cada cuatro años se presenta en busca del apoyo ciudadano igual que el gobierno a la luz. Hasta la fecha este lo ha conseguido y Arenas, no. Según su propio razonamiento, ahora tampoco.

(La imagen procede del muro de FB de Juan Ledesma Puerta).

La lección de Tàpies.

En la obra de Tàpies está toda la pintura del siglo XX, el surrealismo, el expresionismo geométrico, el abstracto, el art brut, el informalismo, etc y, si no está en su obra, está en su formación como artista. Y todo ello cristaliza en una obra personalísima e inconfundible que mezcla pntura con escultura, escultura pintada y pintura que es bajorrelieve.

Pero Tàpies busca a su modo una obra de arte total, probablemente una de las huellas que deja en él su juvenil entusiasmo por Wagner. Mas la totalidad no consiste en fusionar distintas manifestaciones del arte sino en imbuir la obra de arte en una visión filosófica, mística, trascendental de la existencia. Hay una estética budista en muchas de sus obras. Por esta vía se desmaterializa el arte por entero y se convierte en una idea, en una abstracción y ahí es donde Tàpies lo confronta con la más rotunda materialidad y por eso llaman a su estilo "pintura matérica".

Pero es una confrontación que mueve de inmediato al espectador a la región de lo sublime y de la angustia existencial. Todo el mundo siente entonces el impacto de un arte que hace chocar visiones en sus formas más extremas: la pura abstracción en forma de colores desvaídos y alguna geometría contra la más basta realidad de la arpillera, el cáñamo, la tierra. El espíritu y la materia frente a frente. La paleta del pintor, en la que predominan los marrones que le recordaban a San Francisco, da el tono de esa visión filosófica de la pintura concentrada en el destino del hombre. Es imposible que haya quien diga en serio que es pintura decorativa. Nada que conmueva el espíritu de este modo puede ser decorativo.

Por supuesto no quiero pasar por alto el hecho de que el régimen franquista llegó a encarcelar a Tàpies por defender y expresar ideas políticas catalanistas y democráticas. Muy típico del franquismo, encarcelar el genio. Otra dualidad y confrontación a la que Tàpies no faltó: la libertad contra la tiranía.

(La imagen es una foto de canalhub.fotos, bajo licencia de Creative Commons).

El cine de Eastwood.

Clint Eastwood produce y dirige y por desgracia ya no interpreta sus propias películas. Lo hacía muy bien. Desde los tiempos de los inolvidables spagetti westerns con música de Ennio Morricone. Como director no se anda a sí mismo en zaga; sigue siendo él: épica del lugar y mucho tiroteo. Pasaba en Gran Torino y pasa aquí, en esta biopic de John Edgard Hoover, el sempiterno y todopoderoso jefe de la Oficina de Investigación Federal, del FBI, el origen de una leyenda contemporánea. El lado "bueno" de la investigación y la inteligencia estadounidenses. El malo es la CIA.

La peli es un largo (más de dos horas) relato desestructurado, muy rápido, a veces fugaz de la vida de uno de los hombres más poderosos de su tiempo, uno que acumulaba ingente cantidad de información sobre medio mundo y que tenía chantajeados a los sucesivos presidentes, Roosevelt, Kennedy, Nixon.

La interpretación de Leonardo di Caprio es fantástica al dar vida a un personaje mezcla de fanático anticomunista, autoritario, con una visión mesiánica de su función en el mundo y, al mismo tiempo, un carácter desequilibrado, dominado por su madre y que lleva una vida torturada por su relación homosexual con su ayudante en una época en la que la homosexualidad se considera como una mezcla de enfermedad y delito. No está verificado por entero que esta relación existiera pero Eastwood opta por el camino más razonable de suponer que así era. Hoover está muy bien caracterizado. Los demás, fatal, sobre todo su secretaria y su amante que, al envejecer, parecen momias.

Asistimos a algunos episodios históricos como la masacre de policías de Chicago, el juicio y deportación de Emma Goldman, la captura del asesino del hijo de Charles Lindbergh, por entonces un héoe nacional y, sobre todo, a la creación de una Oficina central de investigación criminal dotada de medios científicos (creación de un registro centralizado de huellas digitales).

Pero, finalmente, la figura de Hoover, su inestabilidad, su carácter contradictorio acaban absorbiendo el relato.

dilluns, 6 de febrer del 2012

La crítica en IU.

Juan Torres López es un joven y reconocido catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla que, a su buen hacer académico, añade una constante preocupación con los problemas prácticos económicos y políticos de la sociedad en que vive. Es hombre de izquierda y su actividad, muy valiosa, va orientada a suscitar el debate y proponer vías y medios para articular un propuesta sólida y viable sustitutiva del capitalismo no ya solo en este momento de crisis aguda sino como modo de producción. Su prestigio es merecido y considerable en los círculos de la izquierda y no únicamente de IU, con la que más se relaciona. Palinuro no coincide con él en sus puntos de vista. Pero lo sigue con atención y le agradece el esfuerzo que realiza por aportar soluciones en un panorama cada vez más sombrío. Si toda la izquierda a la izquierda del PSOE se expresara en los términos abiertos, argumentados, claros a la par que radicales en que lo hace Torres es posible que saliera del marasmo en que se encuentra.

Recientemente Torres ha publicado un artículo, (Frustrante Izquierda Unida) en el que señala cuatro defectos en esa organización que le parecen indignos desde un punto de vista ético de la izquierda que Palinuro comparte. Son de diferente calado. Hay dos que podríamos llamar de supuesta corrupción ad usum, otro de habitual zancadilleo orgánico en este caso a Gaspar Llamazares y otro, probablemente el más escandaloso, de unas Juventudes Comunistas cuyo equipo de alpinismo se llama Ramón Mercader. El artículo está escrito con mesura, sin hostilidad pero sí con desencanto y es muy digno de tenerse en cuenta.

IU es una organización de masas del Partido Comunista, con la que este disfraza sus siglas en la retórica tradicional de la unión de la izquierda. El PCE evita así competir en el terreno político democrático con su propio nombre que no cuenta con un apoyo electoral significativo, como sucede siempre con las opciones comunistas en todo el mundo, que jamás han ganado elecciones democráticas salvo en algún caso extraordinario y aislado, como en el Nepal. La táctica de parapetarse tras organizaciones de nombres no comunistas pero a las que se controla, es tradicional en el movimiento comunista desde el VII y último Congreso de la IIIª Internacional en 1935 que consagró la fórmula del frente popular. Este frente no puede aplicarse ahora porque el PSOE no quiere por lo que, haciendo de necesidad virtud, al hablar de los socialistas, los comunistas vuelven a la política de los años veinte, de "bloque contra bloque" y a calificarlos de "socialtraidores" si no "socialfascistas" que es lo que en el fondo se persigue al equipararlos con la derecha. El objetivo es claro y doble: desprestigiar a los rivales socialistas y acaparar para sí, monopolizar, el término "izquierda", dejando en la oscuridad el de "comunista", que no tiene tan buena prensa.

Los comunistas viven en la esquizofrenia de hablar un lenguaje de izquierda amplia, abierta y plural hacia fuera mientras cultivan una cultura y orgullo de partido con intensa retórica bolchevique... de puertas para dentro. Así se refleja continuamente en su vocabulario, tachonado de expresiones como revolución, lucha, clase, camarada, proletariado, trinchera y otras que, no por ser deslavazadas y carecer de armazón teórica que les dé sentido, dejan de ser reveladoras de una mentalidad que vive rememorando nostalgias de una revolución fracasada. Uno de los rasgos de dicha cultura es el valor que se da al ejercicio de la crítica y la autocrítica en el seno de las organizaciones revolucionarias a la que, en teoría, consideran acicate de la acción política. La crítica, principio de la dialectica de la negatividad, es el motor del progreso humano y la prueba de que los revolucionarios, que la aceptan y aplican sin ambages, son la parte pura de la humanidad.

En la teoría. En la práctica las cosas son muy distintas. Que yo sepa, el articulo de Torres López ha suscitado dos respuestas. Una de Salvador López Arnal titulada Matices a unas críticas sobre Izquierda Unida y la frustración magnífica por el fondo y por la forma. En ella se admiten civilizadamente puntos de la crítica de Torres, se cuestionan otros en función de las fuentes de información del crítico y se relativizan otros. Siempre en un campo de elegancia y entendimiento que es básico para el debate político fructífero. Palinuro cree que la crítica de Torres sigue teniendo su fuerza, pero es cierto que debe objetársele si ha contrastado bien sus fuentes.

Una segunda respuesta, en cambio, firmada por Javier Parra, concejal de IU (Juan Torres López, un lastre para Izquierda Unida) con un estilo y un ánimo tan insultantes, intransigentes y pretenciosos que convierte en premonitoria la crítica de Torres quien quizá debiera añadir a sus causas de frustración que alguien pueda escribir textos como éste. No hay en él una sola respuesta a los hechos y razones de Torres López sino un ex-abrupto pobrísimo, cargado de descalificaciones y "argumentos" ad hominem perfectamente irrelevantes pero todos con la muy aviesa intención de hacer daño personal, y un artículo que compromete a IU porque el autor lo firma como concejal de la coalición. Un texto en el mejor estilo de los linchamientos a que los comunistas que estaban "en la línea" sometían a los que no lo estaban desde las páginas de Pravda o Izvestia. Una respuesta inquisitorial, amenazadora, despreciativa y bronca.

Y muy típica de los comunistas. Entiendo que Torres López ya es mayor para saber con quién está tratando y sacar las conclusiones pertinentes. Pero me permito el lujo exponerlo con claridad: lo de menos en esa lamentable pieza de sectarismo dogmático es ella misma. Lo importante es lo que el autor, sin querer, viene a confesar y que quizá haga meditar a Torres el sentido de sus esfuerzos, esto es que, en efecto, IU no es otra cosa que una tapadera del Partido Comunista de España que, en el fondo de su corazón, sigue siendo el heroico partido de José Díaz, Dolores Ibarruri y el glorioso padrecito de los pueblos, José Stalin. ¿Se duda? Démosle la palabra el señor Javier Parra: "Quizá se olvide el señor Torres que el 90% de los carteles que pega Izquierda Unida los pegan comunistas; que el 90% de los actos que organiza Izquierda Unida los organizan comunistas; que gran parte de las sedes de Izquierda Unida son de los comunistas". ¿Entendido? Comunistas, espíritus de acero bolchevique, hombres entregados hasta el martirio, que no se corrompen, no son enchufistas, no ningunean a los camaradas valiosos y, por supuesto, tienen derecho a bautizar sus clubs de alpinismo como les parezca sin que haya de venir ningún apesebrado putativo del PSOE a decirles lo que tienen que hacer.

Una última palabra respecto al hecho de que alguien pueda bautizar una organización de alpinismo de las Juventudes Comunistas con el nombre de Ramón Mercader (quien, por cierto, yace en su tumba en Moscú, escrita en caracteres cirílicos), que tiene su aquel. Si el mundo fuera distinto y viviéramos en un paraíso angelical, la idea del nombrecito tiene gracia porque Ramón Mercador fue hábil con el manejo del piolet, instrumento simbólico del alpinismo. Pero, siendo la realidad como es y habiendo sucedido lo que ha sucedido en la historia, quien haya puesto ese nombre a una organización del Partido Comunista es un analfabeto, un demente o un tipo al que conviene no perder de vista.

¿Y qué son sus superiores? No lo sé, pero es claro que, si IU no es otra cosa que una pantalla tras la que asoma su peluda oreja el Partido Comunista, el Partido Comunista tampoco es otra que una organización en la que sigue latente -bien se ve- el espíritu criminal del estalinismo.

diumenge, 5 de febrer del 2012

Cambio de tercio.

Les ha salido de cine a los socialistas la renovación. Con los mil ojos del Argos de los medios concentrados en el congreso de Sevilla, han dado un ejemplo de cambio democrático y civilizado. No ha habido tensiones graves ni fracturas y hasta en el aspecto humano se han ganado un aplauso los dos candidatos por su elegancia en el trato mutuo.

Hablábamos ayer de anécdotas. Todas se concentraron en una: la duración del recuento. Dos horas para contar 956 votos mientras los delegados que los habían depositado esperaban en el auditorio dieron pie a todo tipo de cábalas y rumores. Hasta se temió un empate y muchos cayeron entonces en la cuenta del error de tener un número par de delegados. En el hashtag #38congresopsoe (ahora hay que mirar siempre Twitter cuando se quiere saber cómo va algo) menudeaban las hipótesis y comentarios, muchos humorísticos. En el eskup de El País el plumilla de guardia no sabía qué escribir. Entre tanto, todas las redacciones digitales con las dos biografías, la de Rubalcaba y la de Chacón, preparadas para colgarlas al saberse la noticia. Tengo para mí que emplearon el tiempo en ponerse de acuerdo en cómo actuarían al conocerse el resultado. Por eso les salió tan espontáneo; porque lo habían preparado.

Rubalcaba está en el penúltimo peldaño de una larga carrera política. De él se podrán decir, y se dirán, muchas cosas menos que carezca de experiencia y experiencia valiosa. Haber sido el ministro del Interior que acabó con ETA es suficiente para legitimarlo. Ahora le toca algo también muy difícil: levantar un partido que acaba de sufrir dos amargas derrotas electorales y todavía puede sufrir otras dos en Andalucía y Asturias.

Rubalcaba es un veterano y sabrá qué hacer pero, como opinar es gratis, Palinuro lo practica con frecuencia y este es un buen momento. El nuevo Secretario General tiene cuatro años de oposición en los que deberá preparar su partido ideológica y orgánicamente para ganar las elecciones generales de 2015. En cuanto a la ideología, el asunto está muy claro por lo que Rubalcaba ha dicho repetidas veces: reconstruir la socialdemocracia. Para esto, Palinuro se remite a sus tres propuestas de ayer como eje vertebrador: 1º) defensa de derechos, libertades y Estado del bienestar; 2º) separación de la iglesia y el Estado; y 3º) elaboración de un programa socialdemócrata europeo para conseguir una salida de izquierda de la crisis. De todo ello y de más en este terreno tienen que ocuparse las fundaciones del PSOE, especialmente la Fundación Ideas, que deben actuar como think tanks. Hace ya muchos años que el socialismo ha descuidado la perspectiva teórica, acuciado por un pragmatismo gubernamental y ahora tiene un largo trecho por recorrer. La teoría no se inventa. Hay que elaborarla.

Orgánicamente el partido necesita una sacudida de arriba abajo. Es llamativo que el PSOE tenga menos de la cuarta parte de mlitantes que el PP. Es casi como si quisiera convertirse en una máquina electoral al servicio de un partido de cargos. Que quizá no sea mala idea, pero sería preciso debatirla. De momento está claro que la baja militancia es un efecto de la financiación pública de los partidos que, al tener los ingresos más o menos asegurados, no necesitan hacer campañas de afiliación. Mientras se decide la cuestión, lo sensato es procurar nuevos militantes y, con ello, rejuvenecer el partido. Al propio tiempo cabe explorar formas nuevas de adhesión, innovar en el modo en que el PSOE se relaciona con la sociedad. Al menos es lo que creo entender cuando Rubalcaba habla de "abrir el partido a la sociedad". Aquí lo lógico parece ser explorar las posibilidades que ofrece el ciberespacio para este tipo de pretensiones.

En todo caso, la tarea del PSOE es diferenciarse claramente de la derecha (con la que se le ha asociado a raíz de las políticas económicas neoliberales del Gobierno de Zapatero II) y de la izquierda a su izquierda, de la que se llama a sí misma izquierda transformadora y cuya cabeza visible es IU. La diferenciación sólo puede hacerse, de nuevo, mediante la clarificación de un proyecto socialdemócrata hoy por hoy muy confuso. La socialdemocracia, en cuanto gestión alternativa del capitalismo debe ser opuesta a la gestión neoliberal de la derecha, cosa que se ha perdido en gran medida a causa de la crisis.

La socialdemocracia es también el elemento distintivo frente a esa otra izquierda que se llama a sí misma transformadora sin haber conseguido transformar nada en los últimos 35 años y que también puede llamarse radical o revolucionaria, pero solo de puertas para dentro.

Un partido socialdemócrata con un programa socialdemócrata y cuatro años para convencer al electorado español y para hacer casa común los socialdemócratas europeos.

dissabte, 4 de febrer del 2012

Habemus ducem.

Más de dos horas ha durado el recuento que ha dado la victoria a Rubalcaba por 487/465. Y durante esas dos horas, el país entero estuvo esperando el resultado, como si se tratara de una elección del colegio cardenalicio. Una prueba más de lo que dice Palinuro de que el congreso ha sido un éxito mediático para el PSOE, del que hay pendiente mucha más gente de la que él mismo sospecha y sus adversarios quisieran.

Una diferencia tan ajustada de votos impide hacer ninguna valoración en términos de diferencias entre uno y otra candidata o de razones por las que uno ha ganado y la otra no. 22 votos de un total de 956 equivale a una diferencia de 2,3 puntos porcentuales que bien podrían haber sido a la inversa quizá por razones puramente fortuitas. Los dos candidatos llegaban al final muy igualados porque habían hecho campañas civilizadas y respetuosas, con lo que no había manera de destacar a uno sobre otro. Es el precio que hay que pagar por la democracia: se toman las decisiones, pero el griterío se queda en casa. En todo caso, corresponde dar la enhorabuena a ambos candidatos. Han sido ejemplares.

Ahora el nuevo Secretario General tiene ante sí el reto de su vida: reunificar el partido (cosa relativamente fácil pues la división ha sido coyuntural por las elecciones); levantarlo (cosa más difícil con los últimos dos batacazos electorales y el que puede recolectar en Andalucía); y llevarlo a las cotas de 1982 (cosa aun más difícil porque ya no son aquellos tiempos) y en el plazo de una legislatura porque, si pierde las elecciones de 2016, tendrá que repensarse qué hace.

Sabido es que la victoria tiene muchos padres y la derrota ninguno, pero el programa de Rubalcaba debe recoger en lo que pueda el de Chacón porque, al fin y al cabo, casi la mitad de su partido ha apostado por ella y esos afiliados y militantes merecen la misma atención que los votantes de Rubalcaba en proporción a su número. En lo que afecta a Palinuro, este aconseja al nuevo Secretario General inaugurar su mandato dando forma a lo que muchas veces ha repetido durante la campaña electoral, en lo esencial, tres cuestiones que debieran ser su compromiso desde el mismo principio y hasta el final:

1ª) Dejar muy claro que se opondrá con uñas y dientes a todo retroceso de derechos y libertades de los españoles que pretenda el gobierno de la derecha en cualquier campo y que, llegado el momento, derogará todas las medidas restrictivas que el PP pueda haber aprobado.

2ª) Denunciar el Concordato con el Vaticano, anular los acuerdos con la Santa Sede de 1979 y completa y definitiva separación entre la Iglesia y el Estado en todos sus ámbitos, en especial, el económico.

3ª) Formular una política económica neokeynesiana para salir de la crisis como parte de un programa común de la socialdemocracia europea de reconstrucción del estado del bienestar y refundación del capitalismo.

Con esos tres puntos debidamente desarrollados puede el PSOE aspirar a ganar las próximas elecciones cuando sean.

(La imagen es una foto de La Moncloa.es en el dominio público.

Crónica de las primarias del PSOE, XII.

El día de hoy, al menos hasta la votación decisiva, promete ser largo y quizá pródigo en anécdotas. Es de esperar que sean simpáticas. Incluso en los momentos de mayor tensión o dramatismo en la vida debe conservarse el sentido del humor. El PSOE ha demostrado ser, como señalaba ayer Iglesias, un partido democrático y, añade Palinuro, bastante bien avenido. Ojalá las próximas horas no desmientan estos juicios.

Ayer habló mucha gente, excepto los candidatos que son a quienes todo el mundo quiere escuchar. Es lo propio de toda elección. En tanto los candidatos no hablen y la votación no se produzca, los demás quedan reducidos a la modesta condición de "teloneros". Su presidente, su secretario general, su secretario de organización, todos teloneros, glosadores, comentaristas.

Rodríguez Zapatero hizo un discurso de despedida y balance no de su gobierno, sino del famoso giro de mayo de 2010. Los asistentes lo ovacionaron al llegar y él sabía que contaba con un auditorio claramente empático, con esa empatía que siempre provoca el que se despide. Ya Palinuro se despidió del Secretario General hace unos días (Carta de Palinuro a Rodríguez zapatero) y no tiene nada que añadir. Zapatero ha concluido pidiendo a su partido que se una como una piña detrás del candidato ganador. Va de suyo. Por cierto, su despedida es TT en Twitter #graciasZP.

Los demás intervinientes se quedarán tras la elección y los medios filtraron sus palabras, sus silencios, hasta sus saludos, en busca de algo de bronca, que siempre se vende bien o de algún signo o clave que permita vaticinar el resultado, que se vende mejor. Pero todo fue correcto y anodino como si, en lugar de elegir un secretario general y probable candidato a la presidencia del gobierno, se tratara de designar al presidente de una comunidad de vecinos. Las emocionadas referencias a la historia del PSOE, su carácter democrático, la bravura de los socialistas, sus ánimos, su capacidad de respuesta, la dimensión heroica en definitiva sonaban a business as usual.

Al margen de ello, entre bambalinas, unos u otros barones revelaban sus preferencias: Tomás Gómez por Chacón, Rodríguez Ibarra por Rubalcaba, etc. Se producían movimientos tácticos de los respectivos equipos, reaccionando al instante frente a los actos del otro, merced al uso y abuso de las redes sociales. Twitter es realmente un sistema de megafonía digital. Y los plumillas más enterados advertían de cómo un tal dirigente no saludaba a tal otro, por más que crecieron juntos en su tierra natal. Todo el mundo tiende a hacer algo cuando se siente partícipe en un acontecimiento que después se considerará histórico, aunque solo sea para la historia del partido. Que aquí es en parte la de España también porque el PSOE es partido de gobierno, una izquierda democrática, no radical, con aspiración razonable a obtener el voto de millones de personas. Así lo ve todo el mundo y por eso este congreso fue TT en Twitter (#38congresopsoe).

Lo esencial es lo que suceda hoy. Doy por descontado que no aparecerá un tercer candidato venido de la estratosfera en petición de avales, aunque todo sea posible en la vida. El orden en que hablen los candidatos lo determinará la suerte, que es el método democrático por excelencia y, a continuación, los delegados votarán. Cuando se sepa el resultado, el PSOE se orientará en un sentido u otro, sin olvidar que los dos tienen mucho en común. Registra Palinuro cierto predominio de expectativas del lado de Chacón. En la encuesta palinuriana va ganando y hay una mayoría de comunicadores que así la ven. Pero la decisión no es claramente previsible porque el voto es secreto y, cuando el voto es secreto y los delegados son delegados y no compromisarios, el resultado puede ser distinto al esperado. El método no es muy bueno porque los delegados han sido elegidos a su vez y, en muchos casos, los habrán sido por apoyar a uno u otra candidata. Lo cual implica, sí, cierto mandato. Desde luego, el delegado que cambie su voto sólo tendrá que responder ante su conciencia y por eso es de esperar que el sistema se cambie y pase a ser de compromisarios o pedir el voto a todos los militantes. Lo de las primarias abiertas pertenece de momento al ámbito de la utopía.

La crítica nueva.


Judith Butler (2011) Violencia de Estado, guerra, resistencia. Por una nueva política de la izquierda. Barcelona: Katz/CCCB, 81 págs.



Judith Butler es una interesante filósofa contemporánea norteamericana que escribe sobre una amplia gama de temas, filosofía, teoría política, crítica literaria, historia, feminismo, guerra, etc. Algunas de sus obras han conocido una gran difusión en muchos idiomas y es muy valorada por su alto espíritu crítico, su afán de renovación de aquello que toca y el indudable impacto que produce, por ejemplo en el feminismo o en su visión de la identidad.

Esta de la identidad es una reflexión particularmente rica en ella, que la vive a la vez como sujeto y objeto pues su propia constitución cultural es un verdadero crisol: estadounidense nacida en Cleveland de padres judíos practicantes (la madre, húngara; el padre, ruso), que fue a la escuela hebrea y ha dedicado sus trabajos intelectuales a la teoría feminista, la teoría queer, la teoría de la identidad y el cuerpo, en una especie de estela de la biopolítica foucaultiana que, a su vez, también es vivida en primera persona pues, si no ando equivocado, su defensa de la transexualidad y hasta la no identidad sexual, empieza por serlo de sí misma.

Su obra, en verdad, es un torbellino y está llena de complejidades no siendo la menor la densidad de su lenguaje, con continuas referencias implícitas a conceptos, teorías, sistemas, que se presuponen. La misma conferencia que da cuerpo a este opúsculo es una muestra de lo anterior. La violencia de Estado, etc pasa de ser una reflexión sobre la guerra o, mejor dicho, sobre la visión de la guerra a una consideración minuciosa del conflicto palestino-israelí, dejando por el camino muchas sugerencias o consideraciones colaterales muy dignas de reflexión. En cuanto a la guerra no vamos muy allá. Se refiere a su teoría de la guerra como "marco" (se entiende, como frame de visión) y a ella se atiene. Saca mucho partido de los misiles drone, y recuerda un poco los comienzos de la cibernética, siempre tan fascinante para quienes se mueven en el campo de las humanidades, pero que tampoco es tan nueva. Una ojeada a los sistemas autopoiéticos de Luhmann da una buena idea de las posibilidades y limitaciones de esta reflexión.

En el análisis del conflicto palestino-israelí el punto de partida es el habitual en la izquierda, el propalestino; pero en el curso de la disertación se perfila notable comprensión por la causa israelí. Hasta tal punto que, en algún momento, afirma Butler lo paradójico que es que dos comunidades condenadas a convivir sean mutuamente tan hostiles. Puede ser paradójico pero es también lo habitual en todo el mundo cuando dos comunidades luchan por el dominio de un territorio. No hay nada específico, nada único, en este conflicto del Próximo Oriente e ir a buscarlo en territorios confusos como la etnia, la religión o la cultura solo sirve para embellecerlo. En la lucha por el dominio del territorio lo habitual es la política de exterminio y esta puede adoptar muchas formas y disfrazarse de mil maneras. Pero es exterminio.

La entrevista que forma la otra parte de este breve texto, hecha por Daniel Gamper oralmente y por escrito, es muy ilustrativa de la personalidad y los intereses de Butler. Pero, como se pretende abarcar en ella la totalidad de una obra tan amplia y compleja, hay muchas cosas que no quedan enteramente claras. En todo caso es como una especie de mosaico del pensamiento de la filósofa, pero un mosaico sin un motivo central, sin un plan, ni siquiera un fractal, que reproduce en serie una unidad primigenia. Resulta curioso que la actitud crítica de Butler hacia la postmodernidad sea compatible con un pensamiento típicamente postmoderno en cuanto a la ausencia de sistema y su carácter fracturado.

Por si cupiera alguna duda, considérese la respuesta que da a la pregunta que ella misma plantea sobre una nueva política de la izquierda: "No estoy segura de que todas las luchas sociales que forman parte de la izquierda tengan una cosa en común y no estoy segura de que la necesiten." Palinuro está de acuerdo pero, teniendo esto en cuenta, ¿en qué puede consistir exactamente una nueva política de la izquierda?

divendres, 3 de febrer del 2012

Crónica de las primarias del PSOE, XI.

Hoy se inaugura el 38º Congreso del PSOE después de una campaña de primarias que ha estado bastante bien. Buen estilo, juego limpio en general y transparencia. Queda claro que el socialista es un partido democrático. La elección de su secretario general mediante primarias no ha llegado al nivel de inclusión de las que se han llamado primarias francesas o primarias a la francesa, pero va en la buena dirección. De momento son los delegados, o sea el partido, quienes eligen. Dadas las circunstancias es bastante pues probablemente unas primarias abiertas no hubieran sido factibles. El PSOE no es Bélgica, que puede estar año y medio sin gobierno. Necesita una dirección con cierta rapidez ya que tiene que hacer oposición en un momento en que el país la necesita como nunca. Sin oposición y con un PP con mayoría absoluta todos los avances legislativos de los gobiernos de Zapatero pueden irse por el desagüe de los dogmas nacionalcatólicos.

En el congreso hay que fijar una posición programática acorde con los tiempos actuales y decidir entre los dos candidatos. Se oirá decir mucho que ha llegado la hora del siempre mencionado debate teórico. Pero eso equivale a desconocer la naturaleza humana. El congreso va a echar humo hasta el momento de la votación porque eso es lo decisivo ahora. En realidad, todo el mundo está pendiente del resultado, lo cual es un notable éxito de comunicación del PSOE. Si realmente fuera un partido tan atribulado y al borde de la irrelevancia como le diagnostican algunos notorios afiliados a nadie le importaría quién se alzara con la Secretaría General. Pero importa, es primera en periódicos y abre telediarios. Y no se hable de las redes.

Parece que el resultado se presenta muy reñido, con ambos candidatos igualados. Supongo que no hay posibilidad de que negocien una lista única o candidatura conjunta. Tampoco es necesario ya que el peligro de que el partido se divida, como a veces se señala, es una evidente exageración. Pero el tiempo hasta el resultado será de efervescencia.

Rubalcaba partió con una cierta ventaja que mantuvo a lo largo de la mayor parte de la campaña. Pero luego intervino El País con el famoso artículo en contra de Chacón y las tornas se invirtieron. El partido cerró filas en torno a la agraviada y eso la puso desde entonces por delante de su rival. Este contraatacó ayer con un acto de afirmación feminista en el que compareció en compañía de Amelia Valcárcel que es algo así como un peso pesado del feminismo. Eso está bien. La perspectiva de género debe ser obligada en el PSOE. Pero el acto no puede contrarrestar el hecho de que Chacón sea mujer y el feminismo se le presuponga.

Palinuro no se pronuncia porque no le corresponde y porque tiene a los dos por candidatos excelentes. Pero sí llama la atención sobre la inevitable consecuencia de una victoria ajustada: sea cual sea el candidato triunfador disfrutará de una gran legitimidad para hacer cambios en el partido porque su triunfo ha sido muy difícil.

(La primera imagen es una foto de HombreDHojalata, y la segunda, una foto de PSOE de Extremadura, ambas bajo licencia de Creative Commons).

La revolución es cosa de mujeres.


Juan Sisinio Pérez Garzón (2011) Historia del feminismo. Madrid: libros de la catarata, 255 págs.



Juan Sisinio ha escrito un libro ameno, de agradable lectura, sobre uno de los temas de nuestro tiempo. No es una obra académica, carece de aparato crítico, está concebida más en ánimo divulgativo pero con bastante rigor y trae una orientación bibliográfica final muy útil.

Inicia el autor el estudio en los tiempos más remotos y no de la realidad histórica sino del mito, con mención a los de Eva y Pandora para fijar la idea de que desde el origen de los tiempos en la humanidad ha predominado la misoginia. Este proceder caracteriza todo el libro que es una historia intelectual del feminismo y sólo en el último siglo esa historia intelectual se convierte en real en la medida en que los debates teóricos prenden en la sociedad con instituciones y políticas concretas.

Misógino es el cristianismo y, desde luego, la iglesia católica en mayor medida que el cristianismo reformado. En todo ese tiempo no hay feminismo y la excepciones (Christine de Pisan, Poulain de la Barre) son eso, excepciones. El feminismo arranca en realidad con la Ilustración, la revolución francesa y el liberalismo posterior. El liberalismo, que postulaba la libertad del individuo será la puerta por la que entre el feminismo de igual forma que entra el abolicionismo. Juan Sisinio recuerda con mucha razón que ya a mediados del siglo XIX, luego de la revolución de 1848, el feminismo toma la forma de sufragismo en cuanto emancipación política de las mujeres que estas vinculan expresamente a la abolición de la esclavitud (p. 93) .

Sin duda en el liberalismo se encuentra el núcleo del feminismo y del abolicionismo pero no lo parece en un primer momento. Jefferson, que firmó la declaración de independencia de los EEUU, en la que se proclamaba verdad evidente en sí misma que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, Jefferson, digo, era propietario de cientos de esclavos. Una disonancia cognitiva típica. La misma que lleva a los revolucionarios franceses a guillotinar a Olympia de Gouges que postulaba una Declaración de derechos de la mujer y la ciudadana.

Productos de la Ilustración, aunque en diferente medida y con distinta repercusión son la Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft y el caso de Flora Tristán. La obra de la primera responde a Burke pero es, en realidad, una especie de Antiemilio que rompe el dominio absoluto de la pedagogía de Rousseau al afirmar el derecho y la necesidad de la educación de las mujeres. La segunda dejó fórmulas que harían luego fortuna, como la de "proletarios del mundo, uníos" o la concepción de la mujer como "proletaria del proletario" (p. 80); más o menos lo que hoy se considera como "feminización de la pobreza".

Como buen historiador, el autor estudia el contexto en que se da esta historia intelectual y subraya tres aspectos decisivos: la importancia del paulatino acceso femenino a los estudios; el impacto de las dos guerras mundiales, que obligaron a incorporar a las mujeres al trabajo en la retaguardia, lo que asimismo forzó que se les reconociera el derecho de voto; y, por último, el desarrollo del capitalismo, con la expansión de los electrodomáticos, que posibilitó una mayor libertad de aquellas.

El libro pasa demasiado deprisa pòr el episodio del feminismo y la revolución soviética. Hace buena valoración de la obra de Alejandra Kollontai durante el bolchevismo y de Clara Zetkin (quien aun siendo alemana, actuó sobre todo al final en el ámbito soviético y en el de la IIIª Internacional (p. 127). Pero estaría bien prestar algo más de atención a la involución estalinista en materia de emancipación femenina.

Hay un buen tratamiento del llamado "feminismo de la segunda ola" en las figuras de Simone de Beauvoir ("no se nace mujer; se llega a serlo") (p. 192) y de Betty Friedan, cuya Mística de la feminidad fue el aldabonazo que necesitaba el feminismo para echar a andar de nuevo en los años sesenta del siglo XX (p. 197). También son interesantes los análisis de las relaciones del feminismo con las concepciones revolucionarias de los sesenta y el nacimiento de un feminismo "radical" en cuyo campo se tratan las obras de Kate Millet (Política sexual) y Sulamith Firestone (Dialéctica de la sexualidad), que son asimismo las que más influencia ejercieron en España. Es curioso que no haya sido en otros casos en que hubo obras tanto o más radicales, como En contra de nuestra voluntad, de Susan Brownmiller y El eunuco femenino, de Germaine Greer.

El feminismo de la segunda ola es, en cierto modo, producto del Estado del bienestar. Se ha conseguido la igualdad jurídica de las mujeres pero no su igualdad real, impedida por la supervivencia del patriarcado. Y en ello es preciso concentrarse. En realidad es un espíritu análogo al que lleva a T. H. Marshall a formular su teoría de los derechos al amparo de ese mismo estado del bienestar, haciendo hincapié en los derechos económicos y sociales.

La tercera ola, la actual, aparece con la reivindicación del feminismo de la diferencia, cuya autora principal es Luce Irigaray (228). Los debates actuales se dan en este último ámbito, la acción positiva, la discriminación positiva, el ecofeminismo o el ciberfeminismo (p. 232). estaría uno tentado a considerar que se trata de un feminismo postmoderno.

En resumen, una obra de síntesis, clara y relevante. Da una idea completa del nacimiento y desarrollo de una revolución de extraordinaria importancia en la historia de la humanidad y que se diferencia de las anteriores (la estadounidense, la francesa, la bolchevique) en que no es de raíz nacional alguna y no se manifiesta como un hecho histórico único y concreto sino como un proceso paulatino y prolongado cuyas consecuencias, sin embargo, son tan importantes como las de las dos primeras y mucho más que la tercera, la bolchevique, de la que no queda gran cosa.

Una última consideración meramente terminológica. Acepta el autor la versión latinoamericana de empowerment como "empoderamiento" (p. 247). Probablemente será inevitable pero no hay que rendirse demasiado pronto. El término es espantoso y, si no quiere usarse "apoderamiento", intentémoslo con el castizo "habilitación", aunque suene un poco burocrático.

dijous, 2 de febrer del 2012

La casta y la pasta

Tiene gracia la nueva versión del toro nacional adaptado a los tiempos que corren de predominio de la corrupción y el más puro bandidaje financiero. Tiempos que se redoblan ahora con el gobierno de la derecha cuyo ministro de Educación y Cultura ya ha demostrado la mucha que posee anunciando que vuelven los tiempos de las vacas gordas (y nunca más a cuento) para los toros o, mejor dicho, para los que hacen negocios toreándolos y matándolos para solaz de públicos de gustos refinados y exquisitos, como él mismo.

¿Por qué será que uno tiene la sospecha de que la llamada "fiesta nacional" forma parte de la tradición de una España que quiere ser eterna de insensibilidad, incultura, señoritismo, servidumbre, caciquismo, corrupción y miseria generalizada? Miseria material y miseria moral, que es tan mala como la primera o peor. La idea de que las corridas de toros tienen que ver con la cultura, que predican entre otros los señoritos de derechas, igual que los señoritos de derechas del nacionalismo catalán ensalzan los "correbous" (cuya única ventaja parece ser que no son españoles) parte de un concepto de "cultura" tan pedestre y rudimentario que también permite sostener que el soborno es asimismo una forma de cultura. Los pueblos mediterráneos..., ya se sabe... ¡ah, la picaresca, esencia misma de la cultura hispana! El cacique, el siervo y el toro, trinidad eterna de los páramos de España.

Los genocidios nacionales.

En España ha habido hasta la fecha dos genocidios. Uno de ellos se perpetró con la conquista y colonización del Nuevo Mundo, en las que perecieron cientos de miles, millones de indígenas, torturados, degollados, ejecutados, esclavizados en las encomiendas, en las minas, en las obras públicas. Matanza por razón de la raza. El segundo genocidio se perpetró a raíz de la guerra civil y durante la postguerra, cuando cientos de miles de ciudadanos fueron perseguidos, encerrados, torturados y unos ciento treinta mil asesinados y enterrados en fosas comunes anónimas. Matanza por razón de las ideas políticas. Y sin contar las decenas de miles de niños secuestrados.

Por supuesto, no hay acuerdo acerca del nombre de genocidio en ambos casos. Mucha gente los llama de otro modo. Al genocidio americano, "evangelización y civilización del Nuevo Mundo"; al genocidio de la postguerra, "liberación nacional". Pero eso pasa siempre. Los turcos no reconocen el genocidio de los armenios y mucha gente en Occidente, más de la que parece, niega el Holocausto.

Pues bien, ahora mismo, con el llamado juicio de la vergüenza a Garzón, está perpetrándose el tercer genocidio; de modo simbólico, metafórico pero, curiosamente, muy real. Consiste no solo en negar la justicia a las víctimas del genocidio anterior sino también en procesar al juez que quiso hacérsela.

Los impresionantes testimonios que se oyeron ayer en la sala, dos ancianas que contaron realidades espeluznantes y pidieron justicia, primeras de una serie de otras quince intervenciones, expusieron en sede judicial el horror del exterminio sistemático perpetrado durante quince años que era, precisamente, lo que se trataba de ocultar con la querella contra el juez Garzón. Conclusión: esa lamentable querella, lamentablemente auxiliada por un juez instructor "progresista", va a conseguir lo contrario de lo que se proponía. No es muy inteligente pero sí lo que sucede cuando se actúa cegado por las pasiones. Una vez el mundo entero haya terminado de oír esos relatos de aceite de ricino, rapaduras al cero, violaciones, palizas, torturas, secuestros, asesinatos, tendrá los elementos de juicio para comprender cómo fue la vida de una población inerme entregada a un proyecto sistemático de exterminio y de terror durante años a manos de pandillas de matones falangistas o de la policía o la guardia civil, que se diferenciaban en poco, muchas veces con el concurso del cura del lugar.

Un plan sistemático de exterminio que está documentalmente probado (del puño y letra del general Mola) y prácticamente comprobado en los miles de excavaciones que están haciéndose es un genocidio. Y así será calificado antes o después por los tribunales de justicia, primero probablemente por los extranjeros y luego por los nacionales porque el delito de genocidio no prescribe.

Y porque si no se hace así, estará perpetrándose el tercer genocidio español, un genocidio moral en los descendientes de las víctimas del genocidio anterior. Algo que quedará patente a la luz del día. Le ha costado una indigna persecución al juez Garzón. Pero ¡qué gran servicio ha hecho a la causa de la justicia y de la memoria histórica en España al poner al descubierto precisamente lo que se quería mantener oculto!

Del honor y de la muerte

El teatro Compac trae una temporada de ópera con Rossini, Verdi y Puccini que está bien dentro de un clasicismo que quiere ser apuesta segura pero no consigue llenar la sala ni de lejos. No es Madrid ciudad aficionada a la ópera, salvo los grandes fastos del Real y ahí intervienen ya otros factores, aparte de los músicales y propios del género mayor. Me refiero a la afición de medios pelos, la de los burgueses que eran los que sostenían en todas partes el teatro y la ópera. Aquí se ha dado además la competencia del género chico.

El Compac es un teatro sorprendentemente amplio para el tipo de edificio en que se encuentra en la Gran Vía y se pueden hacer muchas cosas en un gran escenario. Creo recordar haber visto aquí una representación del Sueño de una noche de verano, que tiene su tela. Otra cosa es que la compañía Estudio Lírico se maneje con soltura, pues ayer tuvo un percance con los decorados y hubo de salir el director a pedir disculpas. Y conste que no creo que se deba a falta de experiencia sino, al contrario, a exceso de ella. Tiene la compañía un despacharse de forma algo confiada y rutinaria y ese espíritu se contagia a la obra, lo que la hace desmerecer.

El desgarrado, el trágico Verdi ha de representarse siempre como si fuera lo último que fuese a hacerse en la vida; si no, el conjunto decae. Lo fastidioso es que el genio de la ópera es eso, genio, y ha hecho una obra muy complicada y de doble simbolismo. Una mitad tiene un tono liviano y festivo en la tradición de Don Juan en la corte de Mantua, la otra un tono grave y trágico en la tradición del mito de Alcestes. La engañada por el Duque está dispuesta a morir en su lugar. Este giro de la situación refleja el del protagonista, el contrahecho bufón Rigoletto quien, por su liviandad en la primera parte, cae víctima de la maldición en la segunda con la forza del destino. El ensamblaje entre lo cómico y lo trágico o, mejor, la conversión de lo cómico en trágico es el punto más delicado de esta condenada ópera porque decirlo es fácil pero hacerlo no lo es.

Rigoletto tiene alguna de las melodías más pegadizas y famosas del mundo pero es una obra con una gran variedad de composiciones y varias de ellas, singularmente los duetos, impresionantes, mucho mejores que aquellas. Nuestra compañía hace una labor digna y en los momentos decisivos en las arias del tenor este pone todo de su parte; se añaden los coros muy bien traídos y una interpretación de un Rigoletto tan pendiente de su voz que a veces se olvida de que es contrahecho por fuera y por dentro. Y por eso sufre un tramendo castigo.

dimecres, 1 de febrer del 2012

Carta al juez Garzón.

Señor juez: como usted sabe perfectamente el poder judicial no reside en órgano colegiado alguno sino que está investido en cada juez por separado. Usted es el poder judicial y el poder judicial que usted ha sido es honra y prez de la administración de justicia, cosa que se le reconoce fuera del país pero no dentro. Y eso es lo que explica la presencia de observadores internacionales en este proceso. Hay mucha gente en el mundo interesada en saber cuál será el desenlace. Lo cual nos humilla como país pero es la mejor garantía posible para usted. Las injusticias son más difíciles de perpetrar a la luz pública; prefieren la oscuridad.

La coalición contra usted agrupa a reaccionarios y franquistas, presuntos delincuentes que pretenden conseguir la nulidad de sus acciones y colegas animados por la más negra envidia corporativa. Es una alianza fuerte pero, aunque lo fuera mucho más, no prevalecerá porque para prevalecer hace falta tener ideas y profesarlas sinceramente, no de un modo cínico, bastante frecuente. Aquí las ideas y los ideales los tiene usted y la audacia de realizarlos, también. Frente a esos ideales nada podrán la mañas, las triquiñuelas artificiosas y los pelos del rabo de la esfinge, que diría Unamuno, de la siniestra coalición.

En todos los casos en que ha tomado decisiones lo ha hecho con respeto a la legalidad y animado solo del deseo de hacer justicia. Es posible que en ocasiones se haya equivocado. Pero una equivocación, suponiendo que la haya, no es un delito. Además, las normas son interpretables por naturaleza. La función del juez es precisamente esa, interpretar las normas. Puede que algunas interpretaciones sean erróneas pero eso tampoco es delito. Construir tres casos judiciales prácticamente de la nada y mantenerlos vivos a toda costa, al extremo de seguir adelante sin la acusación del ministerio fiscal y con un tribunal que ya se ha fracturado casi a la mitad en la decisión sobre proseguir el caso o no revela una clara intencionalidad política. Como la revela claramente el hecho de perseguir penalmente a un juez por discrepancias en materia jurisdiccional.

De todos modos el firmante de esta carta y quienes quieran adherirse queremos manifestar que el juez Garzón ha ejercido sus funciones de forma ejemplar, que el país le debe mucho y que, en esta hora aciaga para él, somos muchos, muchísimos quienes lo consideramos un juez extraordinario, un ciudadano modelo y un hombre cabal.

Una de sicarios.

En el Matadero están poniendo El montaplatos, una pieza de Harold Pinter de los años cincuenta, de cuando estaba empezando y su teatro pertenecía al llamado teatro del absurdo. Este estaba capitaneado entonces por Beckett y Ionesco. Esperando a Godot es el modelo sobre el que está calcado El montaplatos: dos personajes en un espacio indefinido esperan algo o a alguien que no saben si se producirá o vendrá. Mientras tanto, hablan, se comunican en la espera. La pieza consiste en ese diálogo que por lo minucioso, superficial, absurdo, vulgar, reiterativo, reproduce la forma y contenido de la comunicación cotidiana. En esto consiste el efecto del absurdo. Los personajes de Pinter son dos pistoleros que aguardan la orden de matar a alguien. A diferencia de los de Beckett, tienen un cometido y sabemos cuál es. Hay una determinación que en Godot no existe, ni en Final de partida, otra obra muy característica de este tipo de teatro. Pero esa es la mayor diferencia. Esa y que los personajes de Pinter, a contrario de los de Beckett, no paran quietos. Creo que Guillermo Toledo, incluso, sobreactúa porque no deja de moverse y de medir el escenario de un lado al otro a largos y sonoros pasos, lo que llega a fatigar.

La obra está bien montada, con criterio minimalista: todo forrado de plástico negro y dos camas en las que al comienzo están durmiendo los dos sicarios. El diálogo es muy rápido y tiene buenos momentos en que el choque entre lo anómalo de la situación y la trivialidad de lo que se dice, mueve a risa y el público rió de buena gana en dos o tres ocasiones. Porque, en efecto, el absurdo da risa. El problema es si solo da risa. Porque aquel teatro, como todo el teatro, por lo demás, estaba pensado como una denuncia, como una crítica de un tiempo tan anodino, falso y convencional, que era preciso ponerlo delante de su caricatura: la vaciedad de un tiempo satisfecho de sí mismo. Pero ese tiempo ha pasado hace muchos años. El presente no tiene nada de autosatisfecho, al contrario: no hace falta mostrarle su esencia absurda; ya se ve todos los días.

Dos sicarios esperando recibir la orden de matar a alguien. En México los sicarios matan a la gente por docenas, le cortan la cabeza y largan los cuerpos desde los camiones. En Afganistán los soldados del Imperio orinan sobre los cadáveres de enemigos muertos en combate y todo el mundo lo ve. El teatro del absurdo ya no es nada porque no ataca una realidad aparentemente sensata y racional ya que la que es absurda es la realidad. Por eso probablemente, en su obra posterior, Pinter hizo un teatro más político y menos metafísico. En él ya no hay problemas trascendentales de la condición humana sino problemas del capitalismo, del imperialismo, del militarismo, problemas tangibles como los de la catástrofe financiera actual que acongoja a la ciudadanía en una situación absurda en la que los ricos son cada vez menos y más ricos y los pobres cada vez más y más pobres.

El grupo Animalario merece aplauso porque tiene un forma de actuar asamblearia, deliberante y la dirección es colectiva. Pero tiene que actualizar el repertorio.

Por cierto, creía haber leído que las naves del Matadero exhiben el yate de Franco, el "Azor" y así es, es un paralelepípedo hecho de pacas de metal prensado, de esas que comprimen las máquinas en los parques de desguaces que salen tanto en las pelis. El "Azor" convertido en chatarra, para que se sepa en qué acaban las glorias del mundo. Podían ponerlo junto a la tumba del Invicto para que siga pescando cachalotes en el más allá.