dimecres, 13 de juliol del 2011

La dictadura del capital.

La Unión Europea vive horas dramáticas. Las noticias parecen llegar de unos campos de batalla en una guerra no muy lejana que nadie entiende pero que ya tiene tres bajas: Grecia, Portugal e Irlanda, cuya deuda acaba de ser declarada basura por ese oráculo impredecible e inexpugnable que son las agencias de calificación, en este caso, Moody's. Durante la semana las baterías han concentrado su fuego sobre las líneas españolas e italianas, dos países cuyos gobiernos están contra la cuerdas por la situación política interna. Ya hace tiempo que hay quien dice que la lucha final por la supervivencia del euro se librará en España. La lucha final ya no será entre el proletariado y la burguesía, como supone el himno, ni entre comunistas y excomunistas, como decía Koestler, sino entre el euro y los insaciables mercados. ¿Qué es lo que ha pasado?

La globalización tiene aquí mucho que ver: un proceso de internacionalización prácticamente total en lo económico, comercial, financiero, pero muy poco avanzado en lo político y apenas iniciado en lo jurídico. Y, dentro de ese proceso absurdo, la región más avanzada del mundo, la que, orgullosa, señalaba al resto el camino que hay que seguir, era Europa. Europa se ha constituido en un solo mercado, al extremo de compartir una única moneda (no todos los Estados), pero, al no haberse unificado el continente política ni jurídicamente, esa moneda no tiene autoridad que la respalde. Ni siquiera frente a los ataques procedentes de su propio campo. ¿O es que la mayoría de los tenedores de deuda española, inversores, especuladores en definitiva no reside en otros países de la Unión?

La palabra mágica aquí es mercado, el instrumento a través del que se ejerce la dictadura del capital, un instrumento intangible, inasible, sin rostro ni entidad, algo a lo que los medios, desesperados por darle alguna forma, designan en plural, los mercados, en la esperanza de que estos sean alguna substancia aristotélica frente a la inasible idea platónica del mercado, una entelequia. Sin embargo es el mercado lo que domina, no los mercados, no las plazas bursátiles de Milán, Madrid, París o Franfurt; estos no son más que los escenarios de un drama profundo que se expresa en fríos porcentajes, tasas, tipos, primas, bonos, deuda, puntos, etc. Meros apuntes contables que tienen efectos sociales devastadores, echan a la calle a decenas de miles de griegos a pegarse con la policía o generan un amplio movimiento pacífico en España, el 15-M que se opone precisamente a la dictadura del mercado.

Dominio del capital a través del mercado el que sus apologetas consideran la forma más racional de asignación de recursos. Racionalidad económica, se entiende, que consiste en atender a un único objetivo: el lucro individual con independencia de todo lo demás. El mercado no tiene valores como patria, dios o ley. Sin duda cuenta con que la gente los tenga y hasta piensa que debe tenerlos; pero con el mercado no rezan. El mercado no tiene más patria que el interés, más dios que Mammon ni más ley que la del beneficio y, por tanto, si hay que renegar de la patria, apostatar o delinquir, se reniega, se apostata o se delinque.

El mercado no se rige por otro criterio que la maximización del beneficio privado en el que cada cual va a lo suyo, con lo que se piensa que esto permite predecir el comportamiento del conjunto, de ese ente que no tiene rostro ni dirección ni identidad, como el resultado de cientos de miles, millones de decisiones simultáneas de individuos privados que tratan de maximizar sus beneficios y minimizar sus pérdidas. Este comportamiento de suma racionalidad desemboca en la suma irracionalidad según la célebre tragedia del común de Garret Hardin.

Y mientras llega el momento en que los bárbaros entran en Roma, podemos ir contabilizando las bajas. Al capital le sobra el Estado del bienestar porque no es rentable. Concebir la educación o la salud como derechos universales es un absurdo. La educación y la salud, como la vivienda y, desde luego, la pensión, son negocios porque esos bienes tienen un precio y deben quedar reservados para quienes puedan pagarlo; los demás, que arreen. Lo que el mercado está pidiendo es que se suprima el gasto social

En realidad, al capital, en el fondo, le sobra el Estado sin más o eso cree él. Es lo que viene a decir un representante de los empresarios andaluces en Córdoba, que los funcionarios son unos privilegiados y que eso del empleo de por vida es un gran error. Sólo han ganado las elecciones municipales y autonómicas y ya quieren desmantelar la estructura misma del Estado. Desde un punto de vista mercantil, de racionalidad pura, no tiene por qué haber funcionarios vitalicios, ni jueces, ni médicos, ni profesores universitarios o de enseñanza media, ni policías, ni abogados del Estado. Cada partido que gane las elecciones, que traiga los suyos y que se los lleve cuando las pierda. Estos apóstoles del anarco-capitalismo no entienden ni siquiera la idea obvia de que el capital necesita un contexto de seguridad jurìdica para prosperar, cosa imposible cuando ésta depende de los partidos políticos. Claro que, desde el punto de vista del capital, ¿para qué sirven los partidos políticos? Los empresarios ya tienen sus propagandistas, para predicar su verdad, y sus somatenes, para imponer su orden. Al capital también le sobra la democracia y, como ha demostrado muchas veces, convive plácidamente con la dictadura. Al fin y al cabo ¿no acaba de descubrir ese genio de Aznar que las mayorías democráticas no determinan la verdad? Naturalmente que no. La verdad la determina él, a quien, como es sabido, los dioses han otorgado luces portentosas.

A esta situación se llega cuando la gente no depende de la ley sino de la voluntad omímoda y el capricho de los empresarios, un proyecto al que sobran los funcionarios que son un obstáculo a esa situación en que todo el mundo dependa de la magnanimidad del patrón y de su disposición a protegerlo con su policía privada y ampararlo con su jueces particulares. Una sociedad en la que nadie esté seguro de nada (¡la seguridad social es un invento de los rojos!) y todos estén a merced de los caprichos de los capitalistas, sin seguridad en el empleo, sin garantías ni derechos es el mejor de los mundos. Nada de jornada laboral, contratación colectiva a prohibicion de trabajo de los niños. Nada de ley, que ya están las bandas de la patronal para imponer la suya. La implantación de la racionalidad absoluta del mercado lleva a una feudalización de la sociedad en la que los ciudadanos son reemplazados por siervos. Esa es la naturaleza de la dictadura del capital.

dimarts, 12 de juliol del 2011

Los sueldos ilegales de los políticos

¿Por qué no quiere mostrar Javier Arenas su declaración de la renta? Es de suponer que no será porque la procedencia de sus ingresos sea inconfesable pues en tal caso no podría declararlos. Tendrá que ser por su cuantía que, desde luego, es altísima. Al respecto de poco sirve haberla sustituido por un acta notarial porque en ella el probo fedatario público certifica que el político del PP se lleva un buen pellizco todos los meses; más que el presidente del Gobierno andaluz y el español. Efectivamente, el problema está en la cantidad escandalosamente alta para un país con un salario mínimo casi de hambre y uno medio que da para comer pero poco más. La cuantía, desde luego, la cuantía es el problema. Como lo es en algún otro caso suficientemente conocido, como el de María Dolores Cospedal que, hasta la fecha, ha estado ganando cantidades astronómicas que el contribuyente ha pagado para que ella haga realidad su sueño de salir de presidenta con su mantilla y peineta el día del Corpus.

Pero ¿por qué ha de ser un problema la cuantía de los ingresos de estas personalidades en un país en el que el sueldo del presidente de Bankia está en el orden de los millones? Precisamente por la procedencia, por el desglose. Tanto en el caso de Arenas como de Cospedal esos ingresos son la suma de dos o más sueldos con cargo al erario público, un hecho que mucha gente cuestiona por el volumen final del ingreso pero nadie, creo, por su inmoralidad, cuando no su ilegalidad. Y, sin embargo, son inmorales, si no ilegales.

La Ley de Incompatibilidades (Ley 53/1984, de 26 de diciembre, de Incompatibilidades del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas) dice taxativamente que no se podrá percibir más de una remuneración con cargo a los presupuestos de las Administraciones Públicas. Sin embargo, todo el mundo parece aceptar que determinados políticos de los dos grandes partidos cuando menos (Rajoy, Arenas, Cospedal, Pajín, etc) compatibilicen dos sueldos públicos: el que les paga el órgano representativo al que pertenecen (Congreso, Senado, Comunidad Autónoma) y el que les asigna su respectivo partido por el desempeño de algún cargo orgánico en él. Asunto en el que no hay controversia alguna entre socialistas y conservadores, como siempre que los políticos descubren una canonjía que puede beneficiarlos con independencia del partido al que pertenezcan.

El busilis de la cuestión por el que estas gentes se saltan a la torera la Ley de Incompatibilidades, el subterfugio que esgrimen y todos parecen aceptar sin más es que los partidos políticos no son órganos del Estado, no son parte de las administraciones públicas sino que, de acuerdo con la más acrisolada doctrina, son asociaciones privadas. Por tanto, estos pluriempleados en época de paro general no reciben dos sueldos con cargo al erario público sino solo uno. El otro es privado.

Ahora bien, los partidos son asociaciones privadas que cumplen fines públicos y, en reconocimiento de ello, se financian casi en su totalidad con fondos públicos. Es decir, es posible que quienes compatibilizan estos dos salarios no falten a la letra de la ley pero sí a su espíritu. Y, si esto es así, se trata de una especie de fraude de ley que afecta a los dos partidos. Y si queda alguna duda, la dicha Ley es no menos taxativa al afirmar que no se reconocerá compatibilidad del funcionario (o representante político) para "puestos de trabajo que requieran la presencia efectiva del interesado durante un horario igual o superior a la mitad de la jornada semanal ordinaria de trabajo en las Administraciones Públicas". Lo único que hay que hacer ahora es ver cuánto tiempo dedicaba Cospedal al Senado (por donde no aparecía) y cuánto al partido. Y, si eso no es saltarse la ley habría que saber qué lo es.

Estos son los privilegios de los políticos a los que hay que poner fin, aunque no sea más que por decencia. Arenas no quiere mostrar su declaración de la renta. Quien no debiera mostrarse es él mismo. Ni ningun@ de l@s que cobran o han cobrado dos sueldos pagados por unos contribuyentes muchísim@s de l@s cuales apenas llegan a fin de mes.

(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 11 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada XIX

La marcha sobre Madrid


Los indignados peregrinos vienen en dirección a Madrid desde todos los puntos cardinales, caminando de día por las carreteras, acampando por las noches, predicando por los pueblos, manteniendo viva la llama del 15-M.

Pensarán que están teniendo menos atención meditática de la que merecen. Por supuesto para los participantes directos quizá se trate de la experiencia de sus vidas: treinta días en camino en defensa de una causa, treinta días en la carretera en proyecto colectivo, es algo que no se olvida y que gusta ver reflejado en los medios. Hay que tener un poco de paciencia. Ahora están a mitad de camino. Según vayan acercándose a la capital, menudearán las informaciones, los artículos, reportajes, declaraciones. Seguro. Tanto más cuanto que llegarán en época de sequía informativa estival.

Claro que esa coincidencia disminuirá mucho el eco de la concentración en Madrid porque, cuando lleguen, el Parlamento estará de vacaciones. Aunque los indignados siempre pueden pedir que los reciba la Diputación Permanente o, incluso, solicitar de ésta que convoque un pleno extraordinario en agosto para fastidiar las vacaciones a los diputados. Además, una vez en la capital, también pueden escenificar un Parlamento espontáneo en la Carrera de San Jerónimo y constituirse en una atracción turística más de la capital. Los autobuses de visitas guiadas pueden incluirlo en su itinerario. Para el movimiento en sí esto es conveniente porque significa publicidad. Y ya hemos dicho que el 15-M es un movimiento público en todos los sentidos del término.

Pero es que la eficacia del 15-M no es solo la directa que se deriva de sus acciones concretas. Hay que añadir la indirecta que ese movimiento tiene en el funcionamiento de las instituciones y en la vida política en su conjunto. Esos cientos de peregrinos convergiendo sobre Madrid son como el lejano retumbar de un pueblo en marcha, si se me permite esta escapada lírica. Un sonido que se hace oír en los cónclaves políticos de todo tipo. ¿Alguien cree que Rubalcaba iba encabezar una reforma de la Ley electoral contra la que acaba de votar de no ser porque hay peregrinos del 15-M en marcha en toda España?

El caso es que el candidato del PSOE promete acometer la reforma electoral y como meta fija el sistema alemán, del que Palinuro se hace lenguas. Pero el sistema alemán en España requiere la reforma de la Constitución porque ésta establece que la circunscripción es la provincia, siendo así que aquel tiene otros dos tipos de circunsripciones, las uninominales, de carácter distrital y las plurinominales, que son los Länder o Estados federados. Y la reforma de la Constitución en España son palabras mayores.

Como sea que la del sistema electoral se ve como la clave para desbloquear el sistema político español (otra cosa es que lo sea de verdad), no hay duda de que es un punto en que puede darse una unidad de la izquierda. Y también parece razonable que, salvo que se doten de alguna forma de partido u órgano representativo, los indignados tendrán que dirigir su voto a los partidos que propugnen la reforma del sistema electoral porque ésta es una de las primeras reivindicaciones del 15-M.

(La imagen es un gráfico del blog Toma la plaza, bajo licencia de Creative Commons).

Una nota personal.

De vez en cuando hay que recordar lo evidente.

Palinuro es un blog personal e independiente. Quien pinche en el enlace Sobre este blog en la columna de la derecha leerá lo siguiente: Un blog tranquilo, un territorio de opinión sin estridencias y sin filiaciones políticas. No está adscrito a ningún partido, grupo, tendencia o línea colectiva de pensamiento, llámese como se llame. Tampoco a empresa alguna, ni a ninguna red o agregador de blogs. O sea, que es estrictamente personal. La perspectiva sobre la actualidad política, cultural, literaria es independiente. Hay una genérica adscripción a la izquierda y a los valores republicanos.

Parece bastante claro, ¿verdad? Pues no es infrecuente oír que Palinuro es partidista, falto de independencia, incluso que está vendido a algún partido, normalmente el PSOE porque, dentro de la izquierda, es con el que más simpatiza. Hay gente que, siendo incapaz de debatir en el terreno de las ideas, lleva toda discusión al de los intereses personales.

Los partidos políticos suelen agrupar tres tipos de personas: a) los afiliados de buena fe que quieren ayudar en el gobierno de la cosa pública desde una opción ideológica en la que creen; b) los arribistas y trepas que están en un partido para forrarse o ser alguien en la vida y que, si no lo consiguen en uno concreto, muchas veces se pasan a otro, por distante que sea; c) los necios y sectarios que están en el partido porque son incapaces de razonar por su cuenta y necesitan que alguien les diga lo que tienen que pensar y ese alguien normalmente es del grupo b).

Los afiliados de buena fe son gente tranquila, civilizada, capaz de argumentar en el terreno de las ideas. Los otros, no. Los otros se enorgullecen de militar en el partido, un término que siempre me ha parecido repulsivo porque implica la aceptación de la disciplina militar de mando y obediencia de modo voluntario. Y parte de esa militancia consiste en rebajar todo debate objetivo a cuestiones de motivaciones y actitudes personales o en insultar. Resulta así que quienes militan en un partido (bien porque hacen carrera o porque pacen intelectualmente en él) acusan a otros de hacer carrera en otros partidos o de estar vendidos a ellos. Hace falta ser necio para militar en un partido o coalición y acusar al prójimo de militar en otro.

Palinuro no tiene partido ni debe obediencia a ninguno, jamás ha obtenido beneficio alguno de la política, ni ha ostentado cargos públicos, ni nombramientos, ni ha sido ni es asesor o pelota de nadie; no habla en nombre de nadie sino de sí mismo. Tampoco está integrado en circuito mediático alguno, de esos en donde los enchufados incrustan sus blogs para tener amparo corporativo de la tribu y no cabalgar en solitario, que siempre impresiona un poco.

Sí, a veces es preciso recordar lo evidente: que algunos decimos lo que pensamos y no lo que nos interesa.

diumenge, 10 de juliol del 2011

Rubalvelt suena bien.

Tenía el candidato muy estrecho margen. Pero lo ha apurado con maestría; tanta que hasta le ha sobrado algo, como se verá luego. Ha sido un discurso bien pensado, convincente, pronunciado con un estilo sencillo, próximo, casi coloquial, para insuflar nuevos bríos a una alicaída militancia a la que tenía ganada de antemano. Fuera del recinto la audiencia llevaba la respuesta preparada: todas esas prometedores intenciones, ¿por qué no las has puesto en práctica mientras estabas en el gobierno? Es decir, tenía un problema de verosimilitud, el de presentarse como innovador (innovación es uno de los términos claves de su mensaje) de un gobierno del que aún forma parte. Para salvar esa objeción dio un golpe magistral: contar la conversación con Zapatero la noche del nueve de mayo de 2010, cuando un gobierno socialdemócrata tuvo que aplicar de la noche a la mañana una serie de medidas neoliberales por razón de emergencia nacional. Su argumentación es verosímil: hubo que aparcar la política socialdemócrata para sobrevivir; ahora que hemos sobrevivido volvemos a esas políticas. El argumento es aceptable salvo para quienes consideran inaceptable cualquier argumento de Rubalcaba, que son bastantes.

El hecho es que el candidato ha pasado cómodamente la prueba de iniciación. Y desde el punto de vista mediático ha conseguido fijar varias propuestas claras, que tienen amplio apoyo social, aparecen ligadas a su iniciativa y suenan con melodía de izquierda. La tasa a las transacciones financieras (el objetivo de Attac hace más de veinte años), la asignación de parte de los beneficios bancarios a la creación de empleo, la reintroducción del impuesto sobre el patrimonio a los ricos, la lucha contra los paraísos fiscales (aunque resignadamente se condicione a una acción internacional concertada), blindaje de la sanidad pública, no al copago y sí a la familia, a todos los tipos de familia (referencia a los derechos de las minorías), prioridad a favorecer a los emprendedores (quien diga que no ve diferencia con los empresarios es que no quiere verla) y reforma de la ley electoral en favor del modelo alemán (que es el que Palinuro propugna también) para recoger la reivindicación más inmediata y significativa del 15-M.

Todo esto quiere conseguirlo Rubalcaba insistiendo en las tres fortalezas de la economía española que serán yacimientos de empleo, esto es innovación energética, cambio climático y dependencia. Ahí ve él la potencialidad para remontar. Ahí y en la cruel enseñanza que ha dejado la crisis, esto es, que el déficit no es admisible, afirmación que equivale a la estaca en el corazón del vampiro keynesiano. La propuesta es mantenimiento del Estado del bienestar en el marco de la ortodoxia presupuestaria, lo que presupone una economía saneada y competitiva a través de los citados y otros pasos prácticos.

Pero la mañana iba a ser para la política a cuya regeneración convocó el candidato con una repetida expresión también de efecto mediático, como una política limpia que parezca limpia. El tono regeneracionista afectaba sobre todo a la corrupción y detestables prácticas adyacentes y se condensaba en la petición, exigencia, que anunció de comportamientos austeros que juzgo una forma elegante de revisar los privilegios de los políticos, al menos quiero creerlo.

En abierto contraste con su apariencia informal, cercana, coloquial, el discurso rebosó de figuras retóricas de comprobada eficacia, hipérboles, epanadiplosis, pleonasmos que ayudaron a dar a veces un tono ideológico-sentimental. La llamada a la conciencia socialdemócrata se hizo reivindicando como nuestra la política de igualdad de oportunidades y el eco de Roosevelt sonó en la afirmación de que el PP es el adversario pero los enemigos son el miedo, la inseguridad, la injusticia, la intolerancia, la desigualdad, algo que recuerda las célebres "cuatro libertades" de aquél para sacar adelante a su país frente a la crisis y la guerra.

Un defecto y varias carencias observo en el discurso. En cuanto al defecto, entiendo que el espíritu rooseveltiano de recuperación de la crisis no debe dirigirse exclusivamente a los socialistas. El enfoque de la acción de gobierno de Rubalcaba debe orientarse también a los votantes de otros partidos a efectos de construir una especie de consenso nacional para que pueda decirse de Rubalcaba lo que se decía de Roosevelt, que era un presidente demócrata al que también votaban los republicanos.

En cuanto a las carencias, (lo que le ha sobrado del estrecho margen, como se decía al principio) son de diversa índole y, probablemente se deban a razones distintas, pero son llamativas y algo tendrá el candidato que hacer. Ni una palabra del discurso sobre la Iglesia, ETA/terrorismo e inmigración y muy pocas, casi ninguna, sobre las redes sociales y las tecnologías de la información y la comunicación y sobre las relaciones exteriores de España.

De las reacciones no cabía esperar mucha variedad. El PP reitera su petición de elecciones ya; es decir, hable o no hable Rubalcaba, como el que oye llover. IU, en cambio, por boca de Llamazares juzga el discurso de una forma asombrosa, asegurando que Rubalcaba se disfraza de izquierda. Menudo disparate. El disfraz de Rubalcaba era el de neoliberal; el de socialdemócrata no es un disfraz sino su propio traje. Pero lo curioso es que, de acuerdo con el comunista Llamazares, resulta que sí, que ser socialdemócrata es ser de izquierda. Avanzamos.

dissabte, 9 de juliol del 2011

La izquierda.


El que lo hace no lo dice y el que lo dice no lo hace.


Se atisban elecciones en un horizonte impreciso que, incluso cuando es lejano, es cercano porque el más largo plazo ya no llega a ocho meses y cuando es cercano, es inmediato porque pueden convocarse a la vuelta de las vacaciones. Esto hace que cunda el nerviosismo en los partidos que se preparan para la campaña y la votación. No es el caso de la derecha cuyo partido lleva preparado para las elecciones desde 2006 y desde entonces no ha dejado de pedirlas. Pero sí lo es para la izquierda que se encuentra en este momento en una situación calamitosa. El PSOE acaba de perder unas elecciones estrepitosamente y su expectativa de voto es mucho más baja de lo acostumbrado. IU, aunque ha mantenido el tipo el 22 de mayo, aparece sumida en la acostumbrada crisis interna y de identidad que merma mucho sus posibilidades electorales. Y, en torno a IU, un puñado de partidos sin representación parlamentaria que aspiran a tenerla manteniendo sus respectivas posiciones cuyas diferencias resultan muy difíciles de entender para amplios sectores de la sociedad. Por ejemplo, ¿cuánta gente, cuántos votantes, serán capaces de explicar las diferencias que haya entre Izquierda Anticapitalista e IU?

En estas condiciones la izquierda parece invadida de nuevo por la fiebre de la refundación, la necesidad de una revisión a fondo de sus postulados, sus programas, sus formas de acción y organización. Y ello por la de presentarse a esas elecciones con una oferta atractiva para un electorado que, pese a sufrir mucho por la crisis económica, parece inclinado a votar a la derecha. Pero no proceden del mismo modo. Unos, los socialistas, van a una refundación sin decirlo y los otros, los de IU dicen que van a la refundación pero no lo hacen. Y en ambos casos no creo exagerado afirmar que el movimiento del 15-M actúa como catalizador.

Empezamos por los socialistas con un recordatorio, el de que Palinuro no acepta el argumento frecuentemente esgrimido de que el PSOE no sea un partido de izquierda. Si la expresión izquierda plural quiere decir algo, será que no hay una izquierda única y que nadie puede arrogarse el derecho a decir qué sea y qué no sea la izquierda. La izquierda reformista es tan izquierda como la revolucionaria que, por no asustar, se llama "transformadora" y si ésta sostiene que aquella no es verdadera izquierda porque reforma pero no transforma, aquella puede decir que quien no lo es es ésta porque no reforma ni transforma.

La izquierda socialista va escenificar hoy esa refundación de la que no habla pero quiere hacer a través del muy esperado discurso de Rubalcaba. Ayer Palinuro ya señalaba que anunciar este discurso como si fuera un hito en la historia del país es un error. Ya tiene el discurso que ser innovador, creativo, verosímil, audaz factible y razonable, cosa difícil en las actuales circunstancias. Si no lo es, el batacazo puede ser mayúsculo. Ayer se decía que la repentina salida de Rubalcaba del Gobierno se debe a la necesidad que tiene el saliente de concentrarse en la campaña electoral. Es cierto, pero aun me parece más cierto que su permanencia en el Gobierno haría inverosímil su discurso porque, ¿cómo va a resultar verosímil que el portavoz, vicepresidente y ministro del Interior del actual gobierno diga que la política del gobierno que él presida será distinta de la del actual que, sin embargo, es muy correcta porque para eso habla el portavoz, vicepresidente y ministro del Interior?

Aun fuera del gobierno, el margen de maniobra de Rubalcaba es muy estrecho. No parece vaya a anunciarse una política económica diferente de la de ahora, de carácter neoliberal. De haber cambios habrá de ser en la decisión de quién haya de pagar los costes y aquí el margen también es angosto. El capital está protegido por la globalización que le da una capacidad de presión sobre los gobiernos inmensa y estos, los gobiernos, están maniatados por la obligación de jugar con las reglas de los ricos en el selecto club de la Unión Europea. El mayor campo para explayarse lo tendrá Rubalcaba en la política social y la de ampliación y consolidación de los derechos. Pero eso se da ya por descontado y hay una impresión muy extendida de que, antes que seguir por ese sendero, hay que salir de la crisis. Lo que vuelve el discurso al fastidioso campo de la política económica.

Por otro lado, IU se abre ahora a la constitución de frente con las otras izquierdas, la enésima refundación o intento de dar con una forma viable o, cuando menos, reconocible, por los votantes. Pero ya en el momento mismo del anuncio de la disposición a una especie de frente amplio de la izquierda han surgido las discrepancias en torno a lo de siempre: ¿quién lidera el frente? IU no tiene duda: el liderazgo le corresponde porque es la fuerza mayoritaria. En realidad esto equivale a decir que corresponde el liderazgo al Partido Comunista, que es la columna vertebral de IU. Pero ya hay otros partidos, necesarios en esa alianza o convergencia, como Equo, que cuestionan el liderazgo de la coalición.

Si a esto añadimos que, además de aglutinar a otras fuerzas políticas, el proyecto de IU incluye también variadas iniciativas en torno a manifiestos, declaraciones, mesas de convergencia así como el parecer del movimiento 15-M, no es difícil concluir que este esfuerzo no se verá coronado por el éxito. Las elecciones son procesos de simplificación; el voto se concentra en las opciones más nítidas, unitarias, y huye despavorido de las confusas, montadas sobre alianzas de todo tipo y género, con un perfil impreciso que aboga, por ejemplo, "por dar una salida de izquierda a la crisis" pero es incapaz de ponerse de acuerdo acerca de qué sea la izquierda. Y eso sin contar con el resultado catastrófico que puede IU esperarse a raíz del incomprensible asunto de Extremadura.

(La imagen es una foto de HowardLake, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 8 de juliol del 2011

El candidato. Ahora sí, chic@s

Pareciera como si los responsables o encargados de imagen en el PSOE hubieran tomado en cuenta el post de este blog hace unos días (El candidato) porque han corregido todos los errores que señalaba Palinuro en el cartel/tarjetón anterior, aquella espantosa sinfonía en rojo: han devuelto la cabeza a Rubalcaba, le han quitado la papada y la guillotina apuntando directamente al cuello. Además hacen valer un rotundo apellido, frente a la extraña fórmula gringa del Alfredo P. Rubalcaba. Asimismo, le han borrado el gesto adusto de la primera foto, de ministro de la cachiporra, y lo muestran sonriente y afable, como candidato cercano. Sólo hay un defecto nuevo: ese puño es muy forzado, no tiene nada que ver con el emblema naïf del PSOE y parece que el retratado esté dándose una puñada para obligarse a sonreir. Si su función es ocultar la sotabarba colgante, es mejor recurrir a photoshop, pero fuera el puño, a ver si van a llamarlo Rubalcaba "puñoenrostro".

Los tres infinitivos dentro de la semillave que apunta a su cabeza, escuchar; hacer; explicar están bien elegidos y son fuertes. Palinuro también insistía en la tarea de "explicar". El PSOE tiene mucha pedagogía por delante y Rubalcaba puede hacerlo porque le sobra cabeza para ello. Por eso era importante que se la devolvieran. Es su tarea pendiente. En los otros verbos, "escuchar" y "hacer" ha mostrado suficiente dominio. Rubalcaba ha sido y es un político dialogante y ejecutivo al tiempo; sabe escuchar, se forma una opinión y la aplica de modo expeditivo. Por eso Palinuro tiene dicho que le parece el mejor ministro del Interior de la democracia. Los ha habido muy buenos, pero éste es el primero que puede haber acabado con ETA y eso le da una dimensión difícil de calibrar. Palinuro hubiera hecho las cosas de otra manera pero reconoce que la de Rubalcaba ha dado un resultado óptimo hasta la fecha, lo cual demuestra que en política nunca hay una sola forma de proceder sino varias. Lo esencial es que sean sinceras. Y Rubalcaba, a quien sus enemigos equiparan con Maquiavelo, Fouché o Rasputin, inspira confianza. ¿La prueba? Es el ministro mejor valorado popularmente desde tiempo atrás y siempre por encima del aprobado, cosa que poquísim@s logran.

Los dos menús de redes son un acierto. Quien no está hoy en Facebook, Tweeter, Youtube y Flickr, no está en el mundo. En cuanto a los programas en el otro menú, vídeo, PDF, Slideshare (mucho más potente que powerpoint) y el podcast, también muy bien. Ahora lo esencial es que toda esa coraza tecnológica funcione con espíritu 2.0; es decir, que sea interactiva. No hay nada que desanime y/o cabree más a los internatuas que las páginas mal trabajadas, mal enlazadas , que no se actualicen o que no respondan. Lo esencial en la red no es abrir un blog sino mantenerlo a un nivel aceptable de interés. Excuso decir los vídeos, especialmente los vídeo-blogs o las presentaciones.

Explicar es la tarea pendiente y supongo que Rubalcaba lo hará bien: trae ideas, sabe exponerlas, no pierde la compostura, es rápido y tiene fondo. Pero su gente no está ayudándolo mucho (y eso que se ha rodeado de comités y comisiones repletas de expert@s y gentes en el ajo) porque ese anuncio del discurso del sábado a bombo y platillo, sublimado como el gran momento, el del giro de España entera, con un antes y un después (¡por favor!) es un error de principiante. Nunca hay que levantar expectativas desmesuradas que siempre empequeñecerán el resultado que al final se obtenga. Porque si el discurso está a la altura de las expectativas, parecerá no estarlo; si está por encima, quedará a la par. Y que los dioses le libren de estar levemente por debajo.

Además explicar no es suficiente; hay que convencer, cosa mucho más ardua. Por eso es muy buena noticia (ahora no sé si la he inventado o está, porque no la encuentro para enlazar) de que Rubalcaba abandonará el gobierno la semana que viene. Eso era obvio. Desde el Siglo de Oro se sabe en España que casa con dos puertas mala es de guardar y cualquier estratega de medios pelos os dirá que si tenéis dos frentes abiertos os atacarán por los dos a la vez. El ministro Rubalcaba ha dejado el listón muy alto. El que tiene que hacerlo ahora es el Rubalcaba candidato. Y tiene que hacerlo él.

La izquierda de la izquierda está a la derecha

No hay modo de justificar esa abstención de los tres diputados extremeños de IU que ha dado el gobierno de Extremadura a la derecha. Se puede decir que igual hace el PSOE aquí o allá y que para pinza la del PSOE con el PP y otras formas más o menos toscas del argumento "y tú más" que nadie de izquierda puede aceptar pues el error del vecino no justifica el mío. También se pueden invocar falacias, como que son los electores quienes han decidido que sea el PP el que gobierne cuando lo que los electores han decidido es que gobierne una unión de la izquierda. Igualmente cabe recurrir a subterfugios más o menos ladinos como que fueron las bases las que pronunciaron cuando también hubieran debido decidir los votantes, votantes cuyo voto ha ido a parar al PP. Se puede decir lo que se quiera pero, al final, el hecho desnudo es que IU ha propiciado un gobierno de la derecha en Extremadura.

¡Y qué gobierno! El señor Monago suena a veces como el Che Guevara con un sentido de la oportunidad inversamente proporcional al del ridículo. Dígase si acaso no resulta ridículo elaborar un discurso tecnocrático en la región más pobre de España y una de las más pobres de la Unión Europea, cuya pobreza echa raíces en una estructura social injusta que se pierde en la noche de los tiempos. Un discurso tecnocrático cuyo eje es negar que haya diferencias entre la derecha y la izquierda, algo que la derecha invoca cuando le conviene. Cuando no le conviene dice que Zapatero es un radical de izquierda. Y no se descarta la posibilidad de que diga ambas cosas al mismo tiempo si también le conviene. La ideología, qué caramba, es un batiburrillo incomprensible y aquí lo único importante es conseguir el poder porque es con él con el que se transforma la realidad en un sentido o en el otro. Y eso es lo que IU ha posibilitado en un caso que va mucho más allá de los ajustes de cuentas porque tiene un gran valor simbólico.

Que esto es así se sigue de que la dirección federal de la coalición abra expediente informativo a los tres diputados extremeños. Por cierto que es de esperar que esta decisión del conjunto de la organización haga reflexionar un poco a los energúmenos que se dedican a insultar a quienes sostenemos que esa abstención no es aceptable. Porque eso es exactamente lo que dicen los órganos federales de IU que declaran a los responsables extremeños literalmente fuera de la política de Izquierda Unida. A ver si se enteran de que no somos los analistas o comentaristas los que lo hacemos (cosa además imposible pues no somos quiénes), que son sus propios órganos federales quienes añaden que no se responsabilizan de lo que suceda en el futuro en Extremadura. Así pues, si no pueden dejar de insultar (vaya izquierda), que insulten a sus representantes.

Ya sé que lo que más irrita al personal es la obvia conclusión de que si los órganos federales de IU dicen que propiciar un gobierno del PP no es de recibo (de donde se sigue que habría que propiciar el del PSOE) es porque, diga lo que diga la teoría de las dos orillas, no son lo mismo. Porque si lo fueran daría igual el uno que el otro y no sería necesario abrir expediente informativo a nadie.

Además de lo anterior IU debe encarar el hecho de que ya está metida en otra de sus habituales broncas en las que los estatutos suelen utilizarse como las mazas medievales. Broncas que suelen provocar escisiones, abandonos, recriminaciones, plantes que dan una imagen de gallinero a un año de la solemne refundación y ocho meses de las elecciones cuyo efecto sobre la intención de voto de los electores es devastador. Cuanto más unida dice estar la izquierda más desunida está y puede llegar un momento en que sus miembros sólo puedan hablarse en la Comisión Federal de Garantías. Francamente, de pena.

(La imagen es una foto de iuelviso, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 7 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada (XVIII).


Lo que piensa el pueblo.


Muy oportuno el último barómetro del CIS, correspondiente al mes de junio. Tiene mucha miga. Por cierto, hay que felicitar a la casa por tener la flexibilidad y sensibilidad precisas para preguntar por el 15-M que no es otra cosa que un movimiento puesto en marcha por un estado de opinión, al fin y al cabo el material con el que trabaja el CIS: la opinión. Podían haberlo omitido pretextando que es muy reciente, muy impreciso o que puede ser efímero. Pero no lo han hecho y han levantado acta de lo que la gente piensa de él, lo que es muy útil.

Algo más de la mitad de la población dice haber seguido el 15-M con mucho o bastante interés y un cuarto con poco interés. El otro cuarto no ha tenido ninguno. Entre los interesados el 70 por ciento tiene una impresión positiva del movimiento y sólo el 12 por ciento la tiene negativa. Esto coincide con lo que es perceptible en la calle: la gente simpatiza con el 15-M y, cuando se le ha pedido que muestre esa simpatía, lo ha hecho masivamente, como en la manifa del 19-J. Además, cerca del 40 por ciento cree que el movimiento perdurará y otro 20 por ciento piensa que desaparecerá pero volverá a surgir.

En definitiva, el 15-M tiene un grado alto de apoyo social, lo que significa que tendrá que acometer la tarea de su progresiva institucionalización. Ya sé que esto fastidia mucho a quienes confían en las virtudes de la espontaneidad y desconfían de toda forma de organización, especialmente de los partidos. Pero no se me ocurre de qué forma puede ser eficaz el 15-M si no es organizándose. (Por cierto, ya ha quedado claro que el 15-M se desvincula clara y oficialmente del partido MAC2012). Cabe pensar que pueda serlo sin organización, a base acción política asamblearia, por ejemplo. Pero, mientras las asambleas no estén provistas de poder legislativo, que no parece vaya a ser el caso, las decisiones habrá de tomarlas el Parlamento. Si éste toma en consideración las propuestas asamblearias de los indignados actuará como cuando toma en consideración otro tipo de propuestas de otros ámbitos y todos ellos lo harán como "grupos de presión". O se es partido o se es grupo de presión. A veces se es ambas cosas como suele suceder con la Iglesia.

Lo fundamental del 15-M, se dijo más arriba, es que es un estado de opinión. Y el examen del barómetro del CIS ilustra mucho acerca de qué caldo de cultivo ha tenido. La pregunta por el grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia en España es reveladora. Hay un 40 por ciento en la gama de los insatisfechos y un 32,8 en la de los satisfechos mientras que el resto, un 23,9 por ciento es ni fu ni fa. Es decir, en España hay una mayoría de desafectos a la democracia, lo cual explica la exigencia y el título de uno de los componentes del 15-M, Democracia Real Ya (DRY).

Muchos dicen que eso se nota en el hecho de que los políticos se hayan convertido en el tercer tema de preocupación de los ciudadanos, por detrás del paro y los problemas de índole económica, pero no estoy muy seguro, primero porque la magnitud es muy baja comparada con la del paro más los problemas de índole económica y segundo porque sospecho que ese índice de preocupación por los políticos y los partidos está habitualmente en ese orden. Por lo demás, puestos a examinar, cabría decir algo acerca de ese magro 0,7 por ciento que cosecha el terrorismo y ETA; algo bueno obviamente. ETA ya no es una preocupación para los españoles, como no lo es el estatuto de Cataluña, el terrorismo internacional, o el funcionamiento de los servicios públicos.

La desafección democrática tampoco se basa en la percepción de la corrupción que se queda en un mísero 2,2 por ciento de respuesta espontánea. Resulta claro, a mi entender, que esa desafección viene producida por la crisis económica y se agudizará si ésta se agrava. Por eso es tan importante que el movimiento político suscitado por la crisis sea, a su vez, profundamente democrático y no violento. La crítica a la democracia se hace en nombre de la misma democracia, no de alguna de sus alternativas, aunque a la derecha le faltó tiempo al comienzo para calificar de totalitario el movimiento y, en un alarde de imaginación, compararlo con Hitler, Mussolini y Franco.

Aquí se abre una observación que tiene su interés: el 15-M nace en un clima de desafección con la democracia pero, a su vez, su misma existencia contribuye a esa desafección, al darle forma teórica. Un discurso que sostiene que los medios de comunicación manipulan, los partidos son nidos de corruptos, los diputados no nos representan, el gobierno obedece a los mercados y los jueces no cumplen con su deber genera necesariamente desafección democrática. La cuestión ahora es arbitrar un mecanismo de reforma que acabe convirtiendo a los desafectos en afectos. Algunos indignados proponen abrir un proceso constituyente, lo que no está mal, pero no parece pueda conseguirse a base de asambleas de barrio, salvo que éstas paralicen el país. Pero entonces se tratará de una revolución. Y eso es otra cosa.

(La imagen es una foto de PictFactory, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 6 de juliol del 2011

Los mercados: la razón de la sinrazón.

Una de las quejas más frecuentes de la insatisfacción y la indignación ciudadanas es que los Estados están gobernados por los mercados y no por sus respectivos gobiernos. Por mercados internacionales, entes vagarosos, sin domicilio fijo, sin rostro ni nombre, pero cuyos movimientos, siempre temidos, provocan seísmos económicos y desastres sociales. Si esto es así, se dice, la soberanía nacional y/o popular es una quimera; la del Estado, una ilusión. Y, por tanto, la democracia no pasa de ser una farsa en la que los ciudadanos eligen periódicamente unos gobernantes que no gobiernan nada sino que se limitan a aplicar los dictados de esas fuerzas oscuras pero ampliamente publicitadas en todos los medios de comunicación que se llaman mercados. Si el gobierno es el timón y el gobernante el timonel, los mercados son la mar brava que fuerza los navíos, los Estados, a la deriva. Son los elementos ciegos de la sinrazón.

¿Ciegos? No tanto. Los mercados se mueven por las indicaciones de las agencias de calificación que son los jueces últimos e inapelables del destino de todos los que emiten títulos de deuda del tipo que sea, organizaciones, empresas, Estados...Estas agencias (las tres más importantes son Moody's, Standard and Poor's y Fitch Rating) son empresas privadas cuyo negocio consiste en valorar el crédito de los emisores (lo cual incide sobre el tipo de interés de la deuda) según criterios exclusivos de maximización de beneficios dinerarios. Su peligro reside en que sus calificaciones no son sólo descriptivas sino performativas, en el sentido de que precipitan los problemas que dicen temer. La profecía que se autocumple. Moody's acaba de rebajar la deuda de Portugal al nivel de bono basura, lo que contribuirá en buena medida a que se produzca el desastre que se teme, la necesidad de un segundo rescate. Y Standard and Poor's amenaza con considerar el segundo rescate griego como un impago selectivo, lo que supondría la suspensión de pagos de Grecia. Y en todos los desastres hay gente que hace fortunas.

Con razón estas agencias provocan exasperación pública y no es infrecuente escuchar propuestas de que se las someta a escrutinio económico o jurídico, que se legisle sobre ellas o todo a la vez. La cuestión es sin embargo que operan porque tienen la confianza de los inversores que son muy conscientes de la ventaja que poseen al contar con tan poderoso instrumento de presión. Y que, en principio, sus criterios son puramente de beneficio, sin contaminarse de ninguna noción patriótica, de justicia social o de conservación del Estado del bienestar o de un nivel de vida digno. Los mercados tratan a los Estados como los acreedores a las familias morosas: si no hay dinero para pagar la deuda, se empeñan las joyas de la abuela o se vende la heredad familiar. La esclavitud por deudas está prohibida hace tiempo, pero siempre pueden econtrarse fórmulas. La definición de "esclavitud" no es tajante, como tampoco lo es la de "tortura".

A esta situación hemos llegado por el predominio irrestricto de los mercados que son la manifestación de la racionalidad pura atendiendo a un único criterio: el lucro privado. ¿Qué es lo que hay que escrutar o legislar en materia de empresas privadas que actúan como agentes racionales en un mercado libre? Lo único, como ya ha hecho el Congreso de los Estados Unidos, es ver si hay prácticas ilegales de concertación o conflictos de intereses. Son los acconistas de estas empresas los que más se benefician de sus decisiones pero esto no implica conflicto de intereses. No siendo esto, a los mercados y a las agencias no se les puede exigir que tengan en cuenta factores patrióticos, de justicia social , de solidaridad y que por ello reduzcan sus beneficios. Es de suponer que en épocas de emergencia, de guerra, si se pueda. Pero ésta no es situación de guerra o de emergencia salvo por la que las propias agencias provocan. Lo malo de la sinrazón actual es que es muy racional.

(La imagen es una foto de Publik 15, bajo licencia de Creative Commons).

Crónica de la revolución indignada (XVII).


¿Partido?


El debate sobre partido sí o no viene dándose desde el comienzo del 15-M. En la medida en que éste consiguió dejar algunas cosas claras, una de ellas fue que como movimiento se consideraba ajeno a los partidos y sindicatos y sin deseo de crearlos. Muchos hemos sostenido que los movimientos pueden nacer espontáneamente pero no es probable que se conserven sin organización y que la más eficaz, hasta la fecha, es la de los partidos. No sólo el modo más eficaz de conservarse sino también el único de actuar en la esfera pública para propiciar cambios del sistema de gobierno, del económico, etc.

La crítica a la política institucional, uno de cuyos elementos es que la democracia ha degenerado en una forma de partitocracia, hace al movimiento casi apolítico y contrario a la idea de configurarse como partido. Pero en un movimiento como el 15-M, que es espontáneo, plural, policéntrico, es imposible conseguir unidad de criterio al cien por cien. Así, ya hay indignados que han registrado un partido político del 15-M, de los indignados. Son valencianos y, aunque parecen que han sido ya desautorizados por el 15-M y DRY (Democracia Real Ya) es más que dudoso que esas desautorizaciones tengan efecto práctico pues no hay relación orgánica de dependencia. Los destinos de este partido dependerán de su apoyo electoral. De momento el nombre parece de broma: MAC 2012, esto es Movimiento Anti Crisis 2012. Suena a una mezcla de MacDonald's y MacIntosh y la fecha es tan a corto plazo que mueve a risa. Parece un partido concebido como cartel electoral para las legislativas de 2012 y nada más y, según interesante investigación hecha en el blog de Hugo Martínez Abarca Quien mucho abarca, dirigido por un menda, de nombre David Enguita, que trabaja en es.radio, una emisora de Libertad digital y que parece tener tanta idea de política como del imperio incaico. Debo esta información a Gustavo García Espejo, quien me ha alertado de que se trata de una maniobra entre la necedad y la provocación. Gracias, Gustavo porque yo también estaba tomándomelo en serio.

Da la impresión de que MAC 2012 es es una bobada de niñato con ganas de notoriedad (en el blog citado aparece en una foto con Belén Esteban) o un grupo que sirva para fines personales de ultraderecha, como el partido Regeneración del periodista de Intereconomía Enrique de Diego, que lo emplea para montar altercados con el PSOE o tratar de colarse en el 15-M, pero pone de relieve una carencia del 15-M: la falta de una estructura orgánica que le permita alcanzar sus objetivos de la única manera en que esto es posible en democracia, esto es, mediante la representación parlamentaria. Un partido político o coalición electoral. Porque, si no lo crea el propio movimiento, se arriesga a que lo haga algún freak de los que nunca faltan en una sociedad tan abigarrada como la nuestra y es posible que a alguno le salga bien la operación como en su día les salió a tipos de historieta que en circunstancias normales nadie hubiera tomado en serio, como Hitler o Mussolini.

(La imagen es una foto de El coleccionista de instantes, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 5 de juliol del 2011

Crónica de la revolución indignada. (XVI)


Los contraindignados


"¡Pero cómo! -clama la ultraderecha de Provida furiosa- ¿Es que la calle es solamente de la ultraizquierda? También estamos nosotros". Héteme aquí que ahora mismo hay un par de docenas de jóvenes contrarios al aborto y a la ley de la muerte digna acampados en el propio lugar que los indignados convirtieron en emblemático de su revolución durante un mes.

A estos se les ve de inmediato su carácter político de respuesta de la derecha y también su ignorancia pues sostienen que, como la calle es del ministro del Interior (que no sé de dónde lo han sacado), eso quiere decir que volvemos a los tiempos de la dictadura. Ignoran que el ministro del Interior que dijo lo de la calle fue Fraga, el fundador del PP, pero lo ligan a la dictadura, que no está mal traído ya que aquel fue ministro del dictador autoritalitario. Estos grupos de la derecha muestran escasa imaginación como activistas porque suelen plagiar los métodos de la izquierda (y lo siento por los indignados pero están más a la izquierda que Marat, quien sucumbió al puñal justiciero del catolicismo defensor de la vida): manifestaciones multitudinarias y, ahora, acampadas. Intergestualidad, dirían los que disimulan los plagios. "¡Ah! -exclaman los provida-. Nosotros somos los verdaderos indignados; llevamos tres años indignados con el aborto." Y es cierto. Pero les faltaba la palabra porque, como toda la gente supersticiosa, creen que la magia reside en la palabra. Ellos también están indignados. Ahora se trata de que la sociedad se vuelque en su apoyo como ha hecho con los otros, los pulgosos.

Al margen de la cuestión de plagio que en política cuenta poco porque todo el mundo copia todo, la acampada provida representa un verdadero problema para el 15-M. El problema de un enfrentamiento que los indignados primeros trataron de evitar a toda costa y quizá por ello eran mudos respecto a la Iglesia y la omnipotencia del catolicismo en la sociedad española. Pero la Iglesia no pacta salvo que no pueda imponer su criterio. Con frecuencia cree que puede y no le falta razón. Y, si cree que puede, cree que debe, con lo que al 15-M no le ha servido de nada omitir toda referencia a la Iglesia. Ya está ésta aquí con un movimiento indignado fabricado desde las sacristías. Sin duda cabe esperar unos días a ver cuál sea el respaldo social de este contramovimiento porque una cosa es que veinticuatro jóvenes acampen en Sol y otra que sean cientos, semanas, en toda la geografía nacional y que, además de acampar, hagan asambleas y dialoguen con la sociedad cuya reforma proponen.

Al margen de la cuestión numérica, el 15-M hará bien en calibrar el riesgo de implosión del movimiento si éste no articula sus discrepancias con el contrario que pretende ocupar su sitio pero con objetivos distintos. Entiende Palinuro que el 15-M tendrá que decir qué opina del aborto y del derecho a la muerte digna y, ya de paso, sería recomendable que también se pronunciara sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la financiación de la Iglesia, el Concordato, los Acuerdos de 1979, los privilegios eclesiásticos de todo tipo y la próxima venida del Papa con cargo al erario público.

Que los objetivos son distintos es patente. Los provida pretenden la derogación de dos leyes (por lo menos) en vigor, sustituidas por nada, por lo que hay ahora: nada en cuanto a la muerte digna y muy poco en cuanto al aborto y esto también quieren derogarlo los provida que pretenden que toda interrupción voluntaria del embarazo sea delito. Los indignados del 15-M tienen un abanico mucho más amplio y más abstracto: quieren cambiar el modo de gobernar, hacerlo más trasparente, más democrático, más proporcional, menos corrupto. Hay propuestas legislativas concretas, de aprobar o derogar normas específicas, bastantes. Pero lo esencial es que es un movimiento de amplio vuelo que afecta a cuestiones de legalidad y de legitimidad.

Siendo así no entiendo que el 15-M no aclare que está en contra de que se nieguen derechos a determinados seres humanos porque sobre ellos pese una circunstancia involuntaria que merma su condición humana: ser mujer o moribund@. En realidad esto sólo puede sostenerse cuando se piensa que la vida misma es intangible porque es un don de Dios. Pero esta es una creencia filosófica que no todo el mundo comparte. Hasta hay quien cree que es un don del diablo y otros, lo que es peor desde el punto de vista dogmático, piensan que es un producto del azar que se ha vuelto sobre sí mismo mediante un bucle reflexivo que es incapaz de explicar. Vamos que Kant tenía razón al despedirse de la metafísica; o Shakespeare en el célebre apotegma de Macbeth: "la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia y que no significa nada".

En fin, no creo que el 15-M deba ponerse shakesperiano pero sí que tendrá que explicar en qué se diferencian las indignaciones de los veteranos y las nuevas generaciones de indignados.

(La imagen es una foto de simplifica, bajo licencia de Creative Commons).

El pandemónium extremeño
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Hace unos días Santiago Carrillo dictaminaba que Cayo Lara tiene una escasa autoridad política, previendo que no conseguiría imponer su criterio, el de los órganos federales, a la díscola federación extremeña. Es un buen comienzo para considerar el enésimo conflicto interno en IU. Y menos mal que ésta se refundó hace un año, demostrando así la insuficiencia del viejo dicho de renovarse o perecer. También cabe renovarse y perecer.

Carrillo, el príncipe maquiavélico por excelencia porque es viejo zorro y viejo león, pone el acento en la autoridad. Sus orígenes bolcheviques salen a relucir y habla de príncipe jubilado a príncipe en activo. Pero la federación extremeña contrapone la voluntad democrática (esto es, mayoritaria) de los militantes. Los tres diputados ejercen aquí como aquellos "poderes intermedios" de las doctrinas políticas del XVII, los hugonotes, los jesuitas. Los poderes intermedios se interponían entre el pueblo y el príncipe y tenían reservado el derecho a declarar a éste tirano, lo que en una época en que muchos consideraban el tiranicidio un deber moral, no era algo cómodo para el declarado.

La mala uva política presume en estos tres representantes abstencionistas algún fin no declarado, alguna esperanza de ventaja personal, lo que tampoco es condenable en sí mismo. Nadie hace nada por nada ¿o es que los demás perjudican sus intereses cuando se presentan voluntariamente a unas elecciones? La única objeción válida a la decisión de los extremeños es queno se haya consultado a los votantes porque lo que estos votaron era que ni por pasiva ni por activa IU dejará que haya acuerdos con el PP. Sí, es un argumento fuerte y me temo que, frente a él, sólo cabe recurrir a la vieja conseja de que "el hombre propone y Dios dispone", de no ser porque la izquierda es atea.

Se dice que el problema es que las relaciones de los militantes de IU en Extremadura con los del PSOE han sido muy malas debido a la prepotencia de los sociatas. Debido a lo que sea pero la verdad es que esa ha sido siempre la situación entre comunistas y socialistas desde que existen los primeros y en todos los países. En Europa central y meridional (los países nórdicos son otra cosa) en noventa años de existencia de la división entre socialistas y comunistas, ¿cuántos frentes populares ha habido? ¿cuántas unidades de acción? ¿Cuántos programas comunes de la izquierda? Los comunistas se quejan de que los socialistas normalmente prefieren aliarse con la derecha pero el comportamiento parlamentario de los comunistas alemanes en Weimar y, por supuesto, el pacto germano-soviético, muestan a unos acusadores acusados y acusados de algo terrible.

El caso extremeño tiene una relevancia especial. Puede que eso sea injusto y que, mientras se pone en solfa el supuesto acuerdo PP-IU en Extremadura, nadie habla de otros entre el PSOE y la derecha en otros lugares. Es muy posible pero es lo que hay. Extremadura es noticia; Navarra, no. Y eso es por algo y no por la conspiración de los medios. Exactamente ¿qué? Exactamente la pelea de la izquierda. En toda pelea hay que preguntar quién va ganando y parece claro que el PSOE que puede mostrar en Extremadura con la eficacia plástica de la propia doctrina de IU que es ésta la que está en la misma orilla que el PP. Tanto que los órganos federales están pensando qué tipo de sanción aplican a un comportamiento que no autorizan. En el horizonte, las elecciones generales de 2012 y la decisión que, a la vista de Extremadura, vayan a tomar los votantes socialistas cabreados, que son muchos.

(La imagen es una foto de Izquierda Unida, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 4 de juliol del 2011

Dos mujeres más asesinadas.

¿Qué tiene que cambiar para que cese este horror? Una nadería, una bagatela: tenemos que cambiar a los hombres. Pero no en eso tan socorrido de las pasiones, el temperamento que, en el fondo, es un eco de la teoría del "crimen pasional", siempre visto con condescendencia porque afecta a un "no sé qué" (¡qué razón tenía el Padre Feijóo al atacar esa fórmula del "no sé qué" que oculta indigencia mental o moral!) que los hombres no pueden controlar porque está por encima de sus fuerzas: razón por la cual, en el fondo, no son responsables.

Sin embargo la experiencia muestra que quienes terminan las relaciones amorosas asesinando a su pareja son normalmente los hombres. Hay quien dice que eso es fortuito y que las mujeres matarían más si no fueran el sexo débil. Para matar la fuerza ayuda, sin duda, pero no es imprescindible y, además, hay cosas quizá peores que matar. Un frasco de vitriolo, como se hacía en el siglo XIX, destroza la vida de una persona. Sin embargo, a la vista está que las mujeres no atacan físicamente. Lo hacen de otra forma, ya que en este mundo no hay ángeles, pero no físicamente que es de lo que se trata aquí.

Es que no son los instintos lo que hay que cambiar en los hombres sino sus estructuras mentales y para eso no basta con la educación, como creen las almas generosas convencidas de que la educación puede hacer milagros. Y no basta con la educación porque ésta se proporciona con unos materiales y en unos contextos que condicionan la mentalidad de cada cual. No se trata de lo que piensa cada hombre sino de lo que piensan los hombres con un lenguaje cuya misma estructura es misógina; dentro de una confesión religiosa (de cualquier religión) que menosprecia invariablemente a las mujeres; en una tradición filosófica antifeminista de más de dos mil años, si no rabiosamente misógina, como en el caso de Schopenhauer; con un arte y literatura que glorifica el patriarcado y justifica los "crímenes pasionales". Se trata de cambiar la mentalidad de unos hombres que, desde niños, vienen escuchando a los gramáticos, los curas, los filósofos, los artistas y literatos, que las mujeres son seres inferiores y que la autoestima del varón radica en que esos seres inferiores acepten resignadamente su inferioridad y sus consecuencias.

Recuérdese: los asesinos de mujeres son de todas las nacionalidades, clases, colores, religiones, edades, profesiones y estado civil.

El candidato
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La foto del tarjetón es muy mala. El truco de ocultar la calvicie de Rubalcaba dejándolo sin cráneo, a él que pasa por ser y en buena medida lo será, la eminencia gris del gobierno, es lamentable. Lo más criminal es esa sotabarba colgante en la izquierda del rostro. ¿No tienen photoshop en el PSOE? Ya sé que estas cosas son de mera imagen. Pero la imagen es esencial y hay que cuidarla. ¡Esa raya que le apunta directamente al gaznate, como si fuera una guillotina! En fin, que hay que esforzarse algo más en lo iconográfico.

En lo lingüístico tampoco hemos empezado muy bien. Rubalcaba es un hombre inteligente, mide sus palabras y sus tiempos; no es un bocazas como son muchos políticos; transmite la impresión de sinceridad, no parece el menda que vaya a tratar de venderte un pepla; tiene sentido del humor, rasgo importantísimo, y lo que dice suele ser razonable. Por eso ese deseo formulado recientemente de que quiere que la gente lo conozca como "Alfredo" y ya no como "Rubalcaba", lo que traduce una intención de proximidad, es audaz, desde luego, pero muy arriesgado. En el siglo XX sólo dos políticos han sido conocidos por su nombre de pila: José Antonio y Felipe. El primero no cuenta, pues no ejerció gobierno; queda sólo Felipe, en un país que ha tenido cinco Felipes reyes y un Felipe príncipe. Es el modelo de Rubalcaba pero me temo que no va a salirle. Y menos con la fórmula que han encontrado los genios del tarjetón de Alfredo P. Rubalcaba, que parece de gobernador de Nuevo México.

Salvando estos defectos de comunicación, el PSOE tiene un candidato muy sólido, seguramente el mejor. Por eso interesa que hable y explique su programa y no haga declaraciones sonoras como la de que sabe lo que que tiene que hacer para crear empleo, si no puede demostrarlo fehacientemente y eso sin contar con que alguien le diga que, si lo sabe, cómo es que no lo ha hecho ya desde el Gobierno. Sin duda Rubalcaba está al mando pero da la impresión de que tiene razón Felipe: cuanto antes salga del Gobierno, mejor para él. Más tiempo para preparar su campaña.

Porque lo que tiene enfrente son dos baterías que no van a parar de machacarlo, la batería de la derecha (gobierno de izquierda radical, del paro, de la deuda, de la crisis y de la recuperación de ETA) y la batería de la izquierda (gobierno de derecha, neoliberal, al servicio de los empresarios y el capital, antisocial) enfiladas sobre su posición. Y ninguna de ellas va a perder un tiempo precioso cañoneando a la otra. En el discurso del PP, IU no existe y en el de IU, en el fondo, el PP, tampoco. El enemigo común es el PSOE. En este caso, Rubalcaba, probablemente el mejor ministro del Interior de la democracia, a quien la izquierda acusa de los GAL y la derecha de amigo de ETA.

Además de todo lo anterior Palinuro cree que a Rubalcaba hay que reconocerle valor.

diumenge, 3 de juliol del 2011

Lo recto, lo torcido y lo retorcido.

El poder ciega. Está la Iglesia tan acostumbrada a tratar de pecado lo que condena y, cuando puede imponerlo, también como delito, que el solo hecho de dejar de hacerlo le parece una magnánima concesión por la que todos debemos estar agradecidos. Agradecidos de que a algunos ciudadanos ya no se los considere delincuentes por su opción sexual y no se los condene a penas de cárcel. Agradecidos de que no se use la ley para imponer opciones subjetivas.
Nada de agradecimiento; al contrario, suscita irritación comprobar que esa misma Iglesia decida reciclar a los antiguos pecadores y/o delincuentes en enfermos invocando para ello su magisterio. Declarar a otro "enfermo" por razones morales es algo atroz y no deja de serlo porque el que comete la demasía diga, como dice el Obispado de Alcalá de Henares, que lo hace desde el más exquisito respeto hacia todas las personas. Todas, no; a los homosexuales, no. Y no sólo a los homosexuales masculinos, tampoco a las femeninas, aunque éstas no cuentan para la Iglesia porque no cuentan para la Biblia. El patriarcado asoma siempre la pelambre. Hasta para delinquir hay que ser varón.
Sostener que una opción sexual es una enfermedad es, lo sabemos desde Foucault, una forma de represión. La enfermedad preferida para estos fines represivos es la mental. La Unión Soviética, presumiendo que los opositores políticos eran unos dementes, utilizaba la psiquiatría como un arma de represión, cosa que escandalizaba a los psiquiatras occidentales. Decretar como enfermedad mental una opción sexual no es menos escandaloso.
Sin embargo, este criterio puede no ser solamente un error y una agresión; puede ser también un cálculo interesado, un cálculo retorcido. Si la opción homosexual es una enfermedad, la pederastia también. La paidofilia puede ser una enfermedad o no; eso ahora no importa. Pero, desde luego, es un delito. Por eso sabemos que la hay, porque las víctimas denuncian, porque hay víctimas. En cambio no sabemos cuántos curas y monjas son homosexuales porque la homosexualidad, al ser comportamiento privado entre adult@s que consienten, no es un delito. No hay víctimas. Hacer pasar por enfermedad un delito es inmoral como también lo es tachar de enfermo el comportamiento que, sin perjudicar a nadie, no aprobamos por razones morales.
Con esta obsesión por fiscalizar lo que hace la gente en la intimidad, la Iglesia muestra ser en verdad muy de este mundo. En tiempos del nacionalcatolicismo de Franco se encerraba a los homosexuales (es decir, a los más indefensos) en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes de la República. En algunas partes del planeta la homosexualidad se castiga con la muerte y en muchas otras con penas de prisión. La ONU propone despenalizar la homosexualidad en todo el mundo, cosa a la que, por supuesto, se oponen varios países musulmanes y el Vaticano. Una coincidencia de religiones muy reveladora.
Y ya, puestos a razonar con sentido común, eso del celibato del clero, ¿es enteramente sano? ¿No produce desequilibrios? ¿Obsesiones quizá? En todo caso es algo coherente con el odio de la Iglesia a la sexualidad, disimulado bajo la celebración de ésta en el terreno exclusivamente reproductivo cuyo símbolo máximo es la madre de dios, que cumple la función reproductiva sin perder la virginidad. Un odio sublimado en un absurdo: la sexualidad es santa cuando es reproductiva; pero la perfección se alcanza no ejérciéndola, manteniendo la castidad que es la no-reproducción Y quienes creen y viven en este mundo de delirio osan llamar a otros enfermos.

dissabte, 2 de juliol del 2011

Dos casos de manual.


I.- Strauss-Kahn en el Ox-Bow Incident.

Cuando estalló el escandalazo de Dominique Strauss-Kahn (DSK) Palinuro mantuvo un prudente silencio a riesgo de que los críticos, que no pasan una, lo acusaran de no mencionarlo debido a sus supuestas simpatías sociatas. No había tal. Antes bien, había que el caso era demasiado típico, casi perfecto, evidente. Tanto que suscitaba sospechas razonables. De un lado podía construirse una historia melodramática muy convincente y que suele ser ideal para consumo de masas, siempre dispuestas a soliviantarse moralmente con las perversiones de los ricos, famosos, poderosos. El caso del gran banquero (aunque sea por delegación), acostumbrado a hacer lo que le da la gana y la oscura y modesta camarera, inmigrante para más señas, víctima de las demasías de los crápulas de las alturas. De otro lado se añadía que DSK, el modelo de triunfador, es socialista y se aprestaba a subir más en la jerarquía social presentándose candidato a la presidencia de la República francesa. Dos datos que añadían picante y morbo a la truculenta historia.
En cuanto al primer aspecto, el señor y la plebeya, el asunto recordaba las indignantes aventuras del malvado baronet y la infeliz huérfana a su merced, típicos de los melodramas de Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca con las que se amenizaban y moralizaban al tiempo las tristes vidas de los españoles en los años pre-televisivos del Invicto. Podía ser y, en verdad, puede seguir siendo cierto mientras las cosas no se aclaren del todo. Pero resultaba demasiado tópico, demasiado perfecto. Era tan increíble que obligaba, cuando menos, a suspender el juicio y esperar para no parecer los honrados ciudadanos de Bridger's Wells, en la magnífica peli de William A. Wellman, The Ox-Bow Incident, sobre la aun mejor novela de Walter Van Tilburg Clark. Unos adeptos a la ley de Lynch cuelgan a tres presuntos asesinos y cuatreros sin darles la oportunidad de defenderse ante un tribunal de justicia.
Pero en contra de esa restricción hablaban los dos datos picantes mencionados: un socialista y probable candidato a la presidencia de la République en lid con el hombre de la derecha, Sarkozy. Demasiado fácil: no se puede presentar a un violador como candidato a nada honorable. La derecha respiraba tranquila porque DSK era una amenaza cierta. Ahora sólo tendría que vérselas con alguien como Martine Aubry de quien se ha llegado a decir que quizá quedara en tercer lugar en la primera vuelta de las presidenciales, por detrás de la hija de nacional Le Pen, cosa tampoco tan extraña pues ya le sucedió a Lionel Jospin con el propio Le Pen.
En la izquierda, esa que se ve a la izquierda de la socialdemocracia, la cuestión era evidente en sí misma: el afán socialdemócrata de contemporizar con los ricos, los capitalistas, corre parejo con la perversion e inmoralidad de su comportamiento que reproduce el de estos, con su tradicional desprecio por las clases populares, a las que someten a todo tipo de sevicias, incluidos los asaltos sexuales. El asunto no puede ser más absurdo porque implica extraer consecuencias morales de cuestiones políticas sin que haya base alguna para hacerlo. La sola insinuación de que la opción política determina un tipo de comportamiento moral personal es tan disparatada que no merece ni comentario. La base de todas las opciones políticas es el ser humano y el ser humano es igual (y distinto) en todas partes. Pero que sea disparatado no quiere decir que no sea útil. Porque, al fin y al cabo, si la derecha quiere cerrar el camino de DSK a la presidencia, la izquierda "izquierdista" también quiere sacar tajada: que la socialdemocracia desaparezca para ocupar su lugar, y puede caer en la tentación de emplear este medio tan falso para conseguirlo.
En el caso de que haya caso penal contra DSK, que está por ver y hasta hay quien dice que no lo habrá, el acusado lo será por su comportamiento personal, no por su opción ideológica directa o indirectamente. Y por lo tanto, a juicio de Palinuro, lo correcto, en todos los sentidos del término, hubiera sido callar y esperar. Puede que, después de todo, efectivamente, DSK sea culpable; pero no es seguro y hasta es posible que no lo sea en cuyo caso el tremendo daño que se le habrá infligido como persona ¿no dará que pensar? ¿O es que por ser socialista y/o rico ya no es persona?
II.-Teddy Bautista y la presunción de inocencia.

Menuda primera de Público. Está claro que tiene una finalidad connotativa que lleve a asociar la SGAE con ETA o, cuando menos, con la mafia. "Desmantelar" y "cúpula", dos términos de resonancias tremendas. Es un reflejo de la animadversión que concitaba Bautista en sectores amplísimos de la población; más concretamente, tod@s los obligad@s a pagar un canon que no tiene niguna justificación moral y que ha sido desautorizado. Pero no sé si ello puede llevar a poner al acusado desde ya mismo en la picota.
La SGAE se ha convertido en los últimos años en el adalid de los derechos de autor frente al gratis total de la red. Y en eso cuenta también con mucho apoyo. Palinuro, por ejemplo, cree que los creadores tienen derecho a vivir de su trabajo, a cobrar por sus obras. Pero no cree que ese derecho deba imponerse a base de cánones o de convertir en delincuentes sin más a quienes piratean contenidos. Parece razonable pensar que el derecho de propiedad intelectual debe adaptarse a las condiciones del mundo digital y de la red y redefinirse de forma que una mayoría social lo apoye y no se imponga por vía de decreto o de ley que pueda considerarse razonablemente injusta.
El percance judicial de Bautista suena muy verosímil pero también era muy verosímil la primera versión de la historia de Strauss-Kahn. Los delitos societarios, como los sexuales, tienen una especie de prima de crédito, esto es, se creen antes y más simplemente porque coinciden, al parecer, dando razón a un prejuicio: que a los hombres se les va siempre la mano sobre las mujeres y sobre la caja.
Es difícil pedir respeto a la presunción de inocencia para alguien que ha conseguido enemistarse con medio país o más. Pero hay que hacerlo y no dejarse llevar por pasiones que obnubilan el juicio. Bautista está en buenas manos, en manos de los jueces. Serán estos quienes decidan si es culpable o no y en qué medida. Pero sea lo que sea, inocente o culpable, es obvio que lo es con independencia de sus convicciones acerca del derecho de propiedad intelectual. Habrá quien diga que esas convicciones son fingidas. Es posible, pero ello no afecta al derecho en sí, sino al fingidor. No hay relación de causa efecto alguna entre la defensa del derecho de propiedad intelectual y una probabilidad de llevárselo crudo a casa distinta de la de la defensa de los derechos de los animales o de los gays a que los obispos no los llamen pervertidos, precisamente los obispos.

divendres, 1 de juliol del 2011

El ataque al Estado del bienestar.

Allá por 1984 Palinuro publicó un libro, Del Estado del bienestar al Estado del malestar, (Madrid, Centro de Estudios Constitucionales), que se reeditó en 1991, cuando la Unión Soviética estaba viniéndose abajo. Su contenido era el que preanunciaba el título, que resultó profético. A raíz de la crisis del petróleo de 1973 (precedida por la supresión de la convertibilidad del dólar en 1971) se desencadenó un ataque contra el Estado del bienestar en cuatro frentes: teórico, político, jurídico y económico. En el teórico se argumentaba que el Estado del bienestar era insostenible y que había que volver a la teoría clásica, enterrando el keynesianismo (en esencia, la llamada revolución neoliberal; en el político, el hundimiento del comunismo dejó a la izquierda en los países capitalistas sin su "última razón", sin su apoyo empírico; en el jurídico, se puso freno a la juridificación y constitucionalización de los avances en derechos y políticas sociales, a lo que Elías Díaz llamaba la "juridificación de la transición al socialismo"; en el económico, el proceso de globalización ha fortalecido el capital, que se ha internacionalizado, pero no el trabajo, que no lo ha hecho.

Este dato es más importante de lo que parece y permite al capital, en una posición de fuerza, replantear el pacto social-liberal de la postguerra, el del Estado del bienestar y los acuerdos de Bretton Woods. Desde el momento en que una parte importante del antiguo Tercer Mundo, China y el sudeste asiático, pero no sólo ellos, pasa de ser mercado de productos occidentales a convertirse en productor que invade los mercados de las antiguas metrópolis, éstas están sometidas a una competencia feroz que no pueden resistir porque el viejo recurso del proteccionismo ya no se puede emplear. Ha sido el capital internacionalizado en busca de mayor rentabilidad el que, al deslocalizarse, ha puesto en marcha la maquinaria que trae la crisis a los países en los que se originó.

Para poder sobrevivir en una competencia en la que los antiguos mercados se han convertido en potencias financieras y son las que invierten ahora en los países occidentales, bajo sus condiciones, el capital exige la reducción de costes en todos los órdenes, públicos y privados. Esa exigencia, contra la que los Estados del bienestar están política y jurídicamente desarmados (además de deslegitimados por la tremenda ofensiva teórica neoliberal), puede ser la sacudida definitiva para que el edificio se desmorone.

Lo único que puede parar esta destrucción es la movilización de las poblaciones con los consiguientes riesgos de conflictos, disturbios, trastornos sociales, turbulencias de todo tipo. Lo que sucede es que esa movilización no es muy plausible, habida cuenta de que carece de una clara proyección en el futuro. Ningún partido con relevancia política y parlamentaria en Europa propone la socialización de los medios de producción. De todos. Sin embargo, esa práctica es la única alternativa visible al capitalismo que descansa sobre la propiedad privada de tales medios. Y si alguien quiere calibrar en qué medida el capital está ganando la guerra, que considere cómo la consigna del tiempo es privatización y consiguiente desaparición de cualesquiera sectores publicos.

Sin orientación estratégica, la movilización ciudadana (el 15-M, por ejemplo) se limita a proponer reformas tácticas. Estas pueden ser muy importantes; por ejemplo, pueden plantearse como un control democrático de los mercados y del uso de los medios de producción. Así se soslayaría el inconveniente de la socialización. Pero lo que ésta tenía de erróneo lo tenía de claro mientras que es posible que lo que la democratización tenga de acertado, lo tenga de confuso ya que la democracia es término muy contestado. La prueba: la frecuente crítica de que las democracias representativas no son verdaderas democracias. Razón por la cual, se dice, la democracia está ahora en la calle, en la lucha por el Estado del bienestar.

Crónica de la revolución indignada (XV).

Indignados con los indignados

El 15-M es un movimiento multifacético en el que se escuchan propuestas muy diversas y en bastantes casos, contradictorias. No tiene un programa sino una especie de fogonazos, de ideas que lucen como estrellas aisladas entre sí; el 15-M es un mosaico o una especie de cielo estrellado. No tiene un único criterio. Esto es algo lógico: es imposible que dos seres humanos tengan convicciones idénticas, mucho más un conjunto de ellos, reunido de modo espontáneo al calor de una pasión humana, la indignación. Podían haberse reunido al calor del amor o del odio o de la juerga. Pero lo han hecho a la de la indignación. Tod@s están indignad@s pero luego, cada cual es de su padre y de su madre.

Esta circunstancia produce cierta irritación en la gente que quiere saber, como se dice, a qué atenerse. Pero no es para enfadarse. Palinuro, por ejemplo, que está muy mosca con la ausencia de referencias a la Iglesia en el 15-M, reconoce que, dado lo abigarrada de la composición del movimiento, habrá gente de activa confesión católica y hasta meapilas y quizá no convenga enfadarse por esa causa. No es muy convincente pero se puede admitir.

La desconfianza es compatible con el apoyo al 15-M; es lo que se llama eufónicamente apoyo crítico, que se suma al muy extenso apoyo social de que goza el movimiento. Lo curioso son las discrepancias que generan tanta irritación en el discrepante que éste pasa a indignarse con los indignados. A medida que discurren los días y se remansan las aguas del primer choque del 15-M, proliferan estas críticas indignadas. Un bloque de ellas procede de militantes y seguidores de partidos tradicionales que se indignan de no poder defender sus opciones partidistas en el seno del movimiento sobre todo cuando éste subraya una y otra vez, que no es ni quiere ser un partido. Para estos militantes es impensable no poder hacer propaganda de su partido y no parecen caer en la cuenta de que si la hicieran todos los que pertenecen a otros partidos el 15-M se convertiría en un batiburrillo insoportable. Por supuesto es impensable que cualquier partido que se acerque al 15-M por la afinidad que sea no trate de orientar el movimiento en el sentido de su programa. En su extremo más delirante este intento quiere hacerse mediante la infiltración de militantes de esos partidos en los organismos del 15-M.

El otro grupo son los analistas que, por carecer de vinculaciones orgánicas con partidos se piensan au dessus de la mêlée, lo que no es enteramente cierto porque, aunque no militen, suelen comulgar con determinadas opciones políticas amplias, normalmente los partidarios del sistema democrático actual, tanto en su variante maximalista (tenemos la mejor democracia que cabe pensar) como en la minimalista (tenemos la menos mala). En cualquiera de los dos casos, los indignados suscitan indignación, a su vez, por su insistencia en no hacer las cosas según las reglas del juego.

Esta indignación se justifica con poderosas razones numéricas: los diputados, por ejemplo, representan a cientos de miles, millones de ciudadanos mientras que, por todo lo que sabemos, los indignados se representan a sí mismos y si acaso. Pero es innegable que tienen un amplísimo respaldo en la sociedad, incluso entre aquell@s que votan partidos políticos tradicionales. Lo que dicen los indignados de los indignados es que eso está muy bien, pero que se demuestre de la única forma admisible en democracia, que es a través de partidos que se presentan a eleciones. El error está en admitir esta afirmación sin matizarla: los partidos no son los únicos medios de acción política democrática. La Iglesia, la banca, la patronal tienen un enorme peso político y orientan la acción del gobierno sin ser partidos. Pueden estar más cercanos a unos que a otros pero ellos mismos, como actores con influencia, no son partidos. ¿Por qué no va a tener incidencia política real, práctica, el 15-M aunque no se constituya en partido? La lucha contra el sistema no tiene por qué hacerse en los términos del sistema mismo, puede probar con otros. La calidad de la democracia se medirá según cómo ésta consiga integrar esa lucha y esa crítica. Indignarse con los indignados reconociendo que tienen razones para estar indignados pero negándoles crédito porque no pongan en práctica esas razones es confundir la salva sea la parte con las témporas.

(La imagen es una foto de cris_gn, bajo licencia de Creative Commons).