dimarts, 14 de desembre del 2010

Cortina y recortina de humo.

El humo asfixia, intoxica, provoca alucinaciones. Algo de eso viene sucediendo al señor Pons que, de tanto humo como tiene en la cabeza, que lo suelta cada vez que habla, ya no distingue un humo de otro y todo se le vuelve humo. El Gobierno, dice el señor Pons, ha empleado el caso de la operación Galgo como una cortina de humo para desviar la atención del Estado de alarma. Pero el mismo señor Pons acusaba al mismo Gobierno de haber decretado el estado de alarma como una cortina de humo para ocultar la retirada de los 426 euros de subsidio a los parados de larga duración. Una de dos: o Rubalcaba, chivo expiatorio predilecto de la derecha, presa de un extraño frenesí, oculta un humo con otro humo o los humos de Pons no le dejan ya razonar.

Cada vez que Pons desprestigia la labor de la policía, la guardia civil, los jueces y fiscales, convirtiéndolos en el humo que saca de la fogata Rubalcaba, está torpedeando a sabiendas el Estado de derecho en el que se presupone que los órganos y poderes del Estado actúan con independencia y sujeción al principio de legalidad. Igual que se presupone que un partido parlamentario, especialmente uno de gobierno, no puede actuar como si fuera un partido antisistema, cuestionando los fundamentos del Estado de derecho cada vez que la acción de éste pone en entredicho la actuación de sus militantes. Pero esto es exactamente lo que hace y es imposible que, por mucho humo que tenga en la cabeza, Pons no se dé cuenta de que su proceder no es de recibo.

Tanto más cuanto que no son uno o dos exabruptos sino un leit Motiv. Con motivo del asunto SITEL Pons volvió a la carga llamando "mentiroso" a Rubalcaba, lo que obligó al ministro a mostrar los contratos del servicio de SITEL (escuchas telefónicas) firmados por Rajoy y De Cospedal en sus respectivos momentos en Interior.

Tanto, tanto más cuanto no es solamente la actitud de Pons sino la del partido en su conjunto como se echa de ver escuchando las generalmente estridentes intervenciones de De Cospedal. La detención de José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación de Alicante en un asunto de una contrata de basuras (vaya por Dios) había sido, según la Secretaria General del PP un episodio de los hombres de Harrelson con indebida publicidad, siempre para desviar la atención de los urgentes problemas del país, etc., etc. De nuevo algo después la detención del gerente de urbanismo del Ayuntamiento de Murcia por un asunto de recalificación de terrenos volvía a ser una operación mediática a cargo del Rasputín de la política española, capaz de conseguir que las fuerzas de seguridad, los fiscales y los jueces bailen al son de su malvado timing.

Y ya, de cortina de humo en humo de cortina, De Cospedal decide elevar sus acusaciones a categoría política y sostiene con su habitual desparpajo que Rubalcaba tiene un estado policial propio de una dictadura. El humo es verdaderamente denso y no permite a De Cospedal ver que está por nacer la dictadura a la que quepa decir en sus narices que es eso, una dictadura.

Pero tanto humo es ya demasiado humo y tiene uno la sospecha de que esas declaraciones no se hacen a humo de pajas; el humo viene de sustancias más enjundiosas.

Porque héteme aquí que cuando la derecha no está detectando cortinas de humo del Gobierno comienza a soltarlas ella con verdadera fruición y, desde luego, perseverancia. ¿Qué era lo del chivatazo del bar Faisán? Una cortina de humo. ¿Qué lo del ingente patrimonio de Bono? ¿Qué lo de la supuesta corruptela de Chaves? Cortinas de humo. De mucho humo y pocas nueces; es más, ninguna nuez judicial. En esos escandalazos no suele pasarse de las airadas denuncias en los medios, las habladurías, la machaconería de las tertulias y la agria retórica en el Congreso. Y cuando se pasa, se sigue el archivo o la absolución. Pero el resultado es que, bien porque lo detecta, bien porque lo provoca, la derecha vive en un perpetuo estado humeante y tiene al país humeando.

Los psicólogos dan un nombre a esta extraña manía de atribuir a los demás los comportamientos que uno mismo ostenta y condenarlos por ello. Lo llaman "proyección" y abre un fascinante pozo sin fondo de especulación filosófica acerca de ese ir a castigar en el otro la imagen de uno mismo. Pero eso debe quedar para los especialistas. Aquí y ahora tengo clarísimo que toda esa humareda no es el producto de comportamientos desequilibrados, compulsivos, aunque a veces lo parezca, sino de un cálculo electoral frío y perfectamente pensado. La derecha acusa a la izquierda de emplear cortinas de humo porque es lo que ella hace, a tal extremo que también convierte en tales los actos de las diversas instituciones del Estado, según se ha visto.

Y tanto humo, ¿para qué es? Para tapar el caso Gürtel que es el más grave y con mucho de todos los que asedian al PP. Todo lo que haga la derecha de aquí a marzo de 2012 será cortina de humo. El Gurtel tiene que estar fuera del debate como sea. Porque obviamente fiar en que la corrupción no pasa factura electoral es mucho, demasiado fiar. Así que lo mejor es que no se hable de ello y si, en el ínterin, se puede conseguir la anulación de la causa por defecto de forma, nulidad de las pruebas, prescripción de los delitos, miel sobre hojuelas. No hay en la actitud del PP un deseo de que se haga justicia sino de que no se haga.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que se presenten candidatas a puestos electivos personas que están imputadas en procesos penales? Seguramente la explicación que den los interesados será que como les consta que son inocentes y que, al final, serán absueltos, no tienen por qué cesar en sus actividades representativas. Pero por la misma razón un ciudadano mal pensado puede dar en la idea de que los imputados se presentan a las elecciones con ánimo de conseguir la inmunidad parlamentaria. Es decir, en estos casos, el proceso electoral es una argucia de su defensa penal. Para que esto no se vea hay que llenar el escenario de humo y, a ser posible, de bombas fétidas.

(La imagen es una foto de UN MANUÉ, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 13 de desembre del 2010

¿Guerra o revolución? La multitud ya está aquí.

Sí, sí, esa multitud de la que hablan los teóricos postmodernos, a la que remontan a los tiempos de Spinoza. La multitud, recuperación de un concepto que permite cerrar el periodo de las clases y, por ende, de la lucha de clases. La clase ya no es sujeto de nada, dicen, ahora es la multitud, esto es, un conglomerado amorfo, de multiple composición y con muy distintas orientaciones vitales. Esa multitud hará la revolución; pero, claro, ésta ya no será a la antigua usanza, con barricadas en las calles y asalto a algún edificio emblemático, como la Bastilla, el Palacio de invierno o el cuartel Moncada. Los nostálgicos de estas formas del pasado ignoran que están viviendo otra época y lo ignoran porque siguen creyendo que luchan por el futuro. Pero no por el futuro de hoy sino por el de ayer. Así que nada de extrañar la situación calamitosa en que se encuentra la izquierda analógica.

La multitud se ha manifestado con motivo del ataque de los Estados, encabezados por los EEUU, al sitio de WikiLeaks y a su fundador, Julian Assange, actualmente detenido a disposición de un juez británico. A los ataques a WikiLeaks con expulsión de sitios y portales ha respondido la multitud mediante la operación Payback con contraataques que han tumbado Amazon, Paypal, un banco suizo y, por unos momentos, la página web del Senado de los Estados Unidos. La multitud está hecha de hackers, cientos, miles, decenas de miles en todo el mundo, que se relacionan de modo absolutamente líquido, que diría Baumann, a través de la página de los anónimos www.anonymous.org que a su vez, según parece, trae causa de otra, 4chan. Son los anónimos los que reividican las acciones. Supongo que se habrá observado la proliferación de máscaras en las manifas por WikiLeaks. Las caretas son el rostro del anónimo. Cualquier puede ser anónimo. Si se entra en su página, lo primero que se recibe son las instrucciones para borrar la IP de nuestro ordenador y navegar sin dejar rastro ni ser detectados. De todas formas esto último ya lo anunciaba Google. ¿Qué más multitud que decenas de miles de anónimos? Tiene una organización con una estructura laxa que además cambia con frecuencia a través de las comunicaciones de los miembros. Esto implica que las decisiones de atacar un sitio u otro y atacar de una u otra manera se toman de modo asambleario y espontáneo, lo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

Lo importante es que no hay núcleo dirigente, jefatura o dirección. Cualquiera es anónimo. Cualquiera puede haber dejado escritas las siguientes palabras: "Llevo años merodeando en torno a la 'próxima guerra de internet'. No digo que sepa cómo ganarla. Pero digo que ha comenzado". Por eso señala un asesor del Gobierno de los EEUU en asuntos de internet que "los hackers atacan desde la sombra y no temen respuesta alguna. No hay normas de combate en esta guerra emergente"". Suena a teoría clásica de la guerra de guerrillas. A guerra, a revolución. En el ciberespacio y con armas nuevas. Véase el vídeo siguiente, la samba de WikiLeaks. Aparte de poder descargarlo directamente, cabe ir a la página de Sonic disobedience, un evidente juego de palabras con civil disobedience.



Desobediencia civil, eso es lo que más define la actitud de Assange y la de sus seguidores, colegas, amigos. Desobediencia civil, actitud de no obedecer al poder legítimo cuando éste impone normas que el desobediente considera inicuas. Esa acción desinteresada es la que le granjea el apoyo de tantos voluntarios, dispuestos a entrar en una guerra de su lado.

El Gobierno de los EEUU, prácticamente todos los gobiernos, ha perdido la primera confrontación: no ha conseguido acallar WikiLeaks ni frenar el torrente de información de los 250.000 cables. Al contrario, estos se han difundido por el mundo entero; no solamente a los cinco periódicos de referencia sino a los cerca de 1100 mirrors (réplicas) que hay ya en la red. WikiLeaks ha conseguido su objetivo, los 250.000 cables se han extendido por el mundo entero.

Los gobiernos también tienen perdida la guerra de antemano. La multitud está en todas partes, como dice la canción de anonymous, las paredes oyen. En la habitación de al lado puede haber un anónimo. Tu cónyuge puede serlo. Imposible detectarlo. A las tres famosas cosas que no dejan huella (el pájaro en el aire, el pez en el agua y el hombre en la mujer) hay que añadir hoy el internauta en el ciberespacio. La única forma que se me ocurre por la que los Estados y los gobiernos podrían pensar en contraatacar a la multitud en pie de guerra es infíltrándose en ella al amparo del anonimato. Llenarla de algo parecido a los trolls pero no exactamente porque la misión de estos es desconcertar y la de los infiltrados sería la de conducir a la multitud por otro sendero.

Con todo esto es harto difícil porque si el discurso de la revolución y la emancipación es claro y directo. el de la reacción y la sumisión es oscuro y torcido.

(La imagen es una foto de alyceobvious, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 12 de desembre del 2010

El partido del orden.

El rasgo más característico del discurso de la derecha en España es que no guarda relación inteligible alguna con la realidad. No es un discurso que la defienda, la afirme, la describa, la niegue, la rechace o la disfrace, no; es que la ignora. Solamente en la mayor ignorancia de la realidad puede entenderse que Rajoy dijera el otro día en la clausura de un encuentro nacional de presidentes provinciales e insulares de su partido que éste debe ser exigente ante la corrupción. Y que lo dijera en presencia del presidente del PP de Alicante, José Joaquín Ripoll, imputado en el caso Brugal, por el que se investigan delitos de soborno, extorsión y tráfico de influencias en la adjudicación de contratos públicos en concursos de gestión de los servicios de recogida de basuras en varias localidades alicantinas. Es decir, Rajoy hablaba como si Ripoll no estuviera allí escuchándolo, como si el PP no estuviera trufado de casos de corrupción. Y no sólo parece ignorar la realidad sino que lo reconoce, como cuando afirmó hace unos meses que ni siquiera sabía si Camps estaba imputado en el caso de los trajes. Debe de ser el único español que desconozca algo tan notorio. Cabe suponer que el presidente del PP ignora la situación procesal de una buena parte de su partido, tanta que no es exagerado pensar que se trata no de presuntos delitos cometidos por unos u otros militantes y cargos sin conexión entre ellos, sino de verdaderas estructuras partidistas erigidas para esquilmar los caudales públicos en complicadas redes de las administraciones y empresas privadas a beneficio de cargos del PP que trincan lo que pueden, empresarios sinvergüenzas que pillan la pastuqui y la colocan en paraísos fiscales o la blanquean en los EEUU y del propio PP que se financia ilegalmente. Todo ello supuesto, por supuesto.

No son casos aislados sino una posible compleja trama de la que los ejemplos más llamativos son:

  • El caso Jaume Matas en Baleares, con sus palacetes y presuntas malversaciones.
  • El caso Gürtel ramificación Madrid con presunta financiación ilegal a través de Fundescam.
  • El caso Gürtel, ramificación Valencia, con presuntos expolios a cuenta de la visita del Papa en 2006, con una pastuqui afanada de más de cinco millones de euros; entre otros.
  • El caso Fabra, una historia con visos de realismo mágico en la forma de una estirpe de cuatro generaciones de caciques presidentes de la Diputación de Castellón.
  • El caso Ripoll y la contrata de la recogida de basuras en la provincia, una presunta práctica en la que el supuesto delito describe simbólicamente el conjunto de ellos y sus partícipes, empresarios o cargos implicados: basura.
  • Muchos otros casos menores en multitud de municipios o colaterales, como las supuestas corruptelas de los gobiernos de Murcia y Castilla y León, ambos del PP.

El PP aparece como un partido minado por la corrupción. Y con una actitud frente a ella de típica doblez: mientras exige la dimisión de cualquier cargo del PSOE que aparezca imputado en algún proceso penal, al tratarse de los suyos confunde la responsabilidad penal con la política y no toma medida alguna. Es más, en las próximas elecciones de 2011, habrá numerosos casos de candidatos del PP imputados en causas judiciales penales. Los imputados del PSOE deben dimitir ipso facto; los del PP deben ser elegidos en cargos de responsabilidad. Así es posible que algún candidato haya de interrumpir su campaña electoral para comparecer ante el juez y puede que la proclamación como cargo electo coincida con su condena. Es obvio que, aunque no medie sentencia condenatoria, políticamente no es presentable que haya candidatos sentados en el banquillo de los acusados.

A lo anterior une el PP el mayor índice de machismo de la política ibérica. Las famosas declaraciones del alcalde Valladolid sobre Leire Pajín son como un eco de las muchas de ese tenor que hacen los tertulianos de la derecha, a veces rayanas en la pederastia. Todo ello se quintaesencia en el famoso apotegma de Aznar, receta de valor mundial, de que a él le gusta la mujer, mujer que, dentro de su estulticia, trasluce con claridad el espíritu del dicente.

Y no sólo machismo. En el partido hay un componente xenófobo fuerte. El famoso vídeo electoral en el que se veía a la candidata del PP a la Generalitat, Alicia Sánchez-Camacho, matando inmigrantes e independentistas y que el partido hubo de retirar, sosteniendo que era un error. Con ello diagnosticaba correctamente el mal pero equivocaba el paciente. El error no es el vídeo; el error es el PP.

Minado por la corrupción, machista y xenófobo es el partido político que saca casi veinte puntos porcentuales en intención de voto al PSOE. Ese es el drama de la democracia española.

(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 11 de desembre del 2010

Por qué debemos defender WikiLeaks.

I

Por la libertad de expresión. Elemento esencial de la condición humana, algo sin lo cual la vida se degrada. Piedra angular de la cultura occidental. Fundamento mismo de los EEUU a través de la 1ª enmienda de la Constitución y que los EEUU de ahora parecen dispuestos a quebrantar al perseguir a Assange por ejercerla ¿Hasta dónde cabe defender este derecho? Hasta donde sea humanamente posible. Es cierto que la libertad de expresión no es un derecho absoluto. No hay derechos absolutos. Pero debe acercarse cuanto pueda a serlo. Los límites a la libertad de expresión deben estar justificados por algo más que por la mera invocación de los secretos de Estado, especialmente por cuanto, digan lo que digan las autoridades norteamericanas, los secretos revelados no afectan a la seguridad nacional sino, si acaso, a la imagen de los EEUU y de muchos otros países, organizaciones, personas, etc.

II

Por la libertad de circulación. La naturaleza de internet permite hablar de circulación y no solamente de la de las ideas en un mundo tradicional. Internet es un espacio nuevo, distinto, un continente inmenso aún por explorar que acaba de emerger o, mejor, una nueva mar océana. ¿No se habla de navegar en la red? ¿No son los usuarios internautas? ¿No utilizan para sus desplazamientos navegadores? En esa mar océana virtual no solamente circulan ideas sino órdenes, proyectos, ataques, contraataques; hay logística y combate. Y si algo cabe defender aquí es la vieja doctrina de la libertad de los mares. Las interferencias en esa libertad son actos de piratería. Con todos los respetos, lo que los EEUU están tratando de hacer es un acto de piratería. Por eso, los neocons (en sentido inglés) más cons (en sentido francés) insisten en que se declare a Assange enemigo combatiente lo que en román paladino quiere decir que pueden secuestrarlo y encerrarlo en Guantánamo, por ejemplo, privado de los más elementales derechos civiles.

La verdad, produce sonrojo ver que quienes se muestran dispuestos a cometer tal atropello afean a la República Popular China que haga lo propio con su propio disidente, Liu Xiaobo, a quien ha condenado y, por lo menos, mejor o peor, ha juzgado. Aquí, en el Occidente de las libertades, los jueces brillan por su ausencia o por su servilismo. ¿Qué juez ha ordenado el cierre de sitios web de WikiLeaks, su dominio, su alojamiento en hosts y servidores, Amazon, etc? ¿Sólo puede navegar por la red quien se pliegue a los EEUU?

III

Porque es en donde debe estar la izquierda. Puesto que la lucha está en donde está y no en otra parte. WikiLeaks quiere decir libertad de expresión, trasparencia, rendición pública de cuentas, revelación de corruptelas, de conjuras, de delitos en contra de los intereses del común. Todos ellos objetivos típicos de la izquierda, al menos en teoría. Otra cosa es la práctica, cuando la izquierda ocupa los gobiernos y su teoría muda. Cierto que hay quien dice que si la izquierda cambia cuando accede a los gobiernos es porque no era "verdadera" izquierda. Pero esta es una pelea propia de la casa que ya aburre a las ovejas que apacientan las ovejas. El hecho desnudo es que la vieja teoría según la cual para transformar el mundo hay que estar en el gobierno porque, de lo contrario, te consumes en la irrelevancia, ya no funciona: el que no está en el gobierno es irrelevante a la hora de reformar la sociedad; y el que está, también. Los gobiernos ya no cambian nada, carecen de margen de acción (sin duda, unos más que otros), a merced de fuerzas económicas y financieras y coyunturas económicas que no controlan y contra las que nada pueden.

Por supuesto, estar en el gobierno es mejor que no estar. Pero es quimérico y erróneo concentrar toda la atención de la izquierda en la acción de gobierno. Hay nuevos actores, un nuevo territorio en la sociedad civil en el que la acción es más importante que en el ambito político-estatal.

El capitalismo, en su desarrollo frenético, ha acabado convirtiendo en mercancía y mercancía al alcance de todo el mundo la información, toda la información. Recuérdense las famosas autopistas de la información, de Al Gore. ¿Por qué hay que exceptuar la información relativa a los secretos de Estado? Sobre todo teniendo en cuenta que es el propio Estado el que decide qué es y qué no es secreto.

Al poner la información al alcance de todo el mundo, el capitalismo difunde el poder entre la gente, empowers the people, apodera a la gente. El poder está más en la gente que en los gobiernos. Pero tiene que aprender a usarlo. Esa es tarea de la izquierda: aumentar su propia digitalización, que es muy escasa, e irrumpir en el mundo virtual en busca de la perdida hegemonía ideológica que le ha arrebatado la derecha a través de los medios de comunicación tradicionales. Los medios clásicos son abrumadoramente de derecha porque es la derecha la que tiene el dinero. Basta con mirar las TDTs, todas de derecha.

La izquierda debe concentrarse en internet, más al alcance de sus posibilidades y con las mayores posibilidades de difusión. Es el propio capitalismo el que juega a favor de esto, desde el momento en que está interesado en que haya acceso universal a la red ya que tiene que vender computadoras y todo género de gadgets tecnológicos, todos ellos conectados a la red.

IV

Porque defender WikiLeaks es defender internet. O sea, defendernos a nosotros mismos, defendernos de los yugos que nos quieren poner las "gentes de la hierba mala", como decía Miguel Hernández.

(La imagen es una foto de Flopod, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 10 de desembre del 2010

El eterno masculino.

El eterno femenino:

1. m. Conjunto de caracteres supuestamente permanentes e inmutables de la psicología femenina. (DRAE)

Como no existe la correspondiente entrada para eterno masculino en el diccionario, Palinuro ofrece las bases para crearla.


Dice: "la mujer en casa con la pata quebrada", y actúa en consecuencia; le quiebra la pata.

Dice: "Todas son unas putas menos mi madre", y actúa en consecuencia; trata a todas como a putas, incluida su madre.

Dice: "cuando vuelvas a tu casa dale una paliza a tu mujer. Si tú no sabes porqué, ella sí", y actúa en consecuencia; zurra a su mujer de palabra y obra.

Dice: "cherchez la femme", y actúa en consecuencia; las mujeres son responsables de lo que hacen los hombres, hay que buscarlas y castigarlas

Dice: "yo por la buenas soy muy bueno pero por las malas...", y actúa en consecuencia; está siempre de malas.

Dice: "el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso", y actúa en consecuencia; se pone borde.

Y todo esto lo dice con aires de haber descubierto algo mientras los amigos de sobremesa, entre copa (grande), café (fuerte) y puro (largo), celebran las ocurrencias.

Está convencido de que si muestras dulzura en el amor te toman por lo que no eres; que es suicida exponer las debilidades propias; que si no atacas, te atacan; si no pisas, te pisan; que no puedes fiarte de nadie y menos de la legítima; que la vida es lucha; que toda cortesía es afeminamiento y todo afeminamiento, mariconería; que si das la mano, te toman el brazo; que todas son iguales y buscan lo mismo; que basta con mirarlas para verlas rendidas; que la política y el robo son para los políticos, la religión y la moda para las mujeres y el deporte y el sexo para los hombres; que todo el que habla se delata; que si las cosas han sido siempre así por algo será; que nadie da nada por nada; que al final tú pagas el pato y nadie te echa una mano; que a él no se la dan.

Es grosero, taimado, acomplejado, presuntuoso, servil, desconfiado, intransigente, vanidoso, vacuo, insensible.

Grita, gesticula, bravuconea, maldice, insulta, agrede, se pelea, pega, mata.

También dice: "nadie es perfecto".

(La imagen es una foto de Paul Lowry, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 9 de desembre del 2010

Luchas en espacios simbólicos,

El euro se tambalea. El rostro claro, nítido, visible de la Unión Europea, pues que todos los demás, humanos o institucionales, son borrosos (¿alguien recuerda últimamente algo del evanescente señor Van Rumpuy?), está en peligro. La propuesta de Jean-Claude Volcker, el PM de Luxemburgo y presidente del Eurogrupo (el único político con altura de miras de la UE, según Helmut Schmidt), de emitir eurobonos y poner en marcha para ello una institución europea de crédito se ha dado de bruces con la obstinada negativa de Alemania. La señora Merkel no quiere que su país acabe pagando los platos rotos de los Estados endeudados. Volcker piensa que los alemanes son "simples"; pero Austria y los Países Bajos los apoyan. Si se emiten eurobonos, los países en riesgo de quiebra aflojarán en sus esfuerzos por salir de la crisis.

Muchos, entre ellos el presidente del FMI, piensan que hay que reforzar políticamente el euro, que hay que avanzar hacia una mayor integración de la UE, especialmente de la Eurozona, si se quiere que el euro sea una moneda creible. Mientras esto no suceda será vulnerable y corre el riesgo de hundirse. Y en esto la señora Merkel parece tener las ideas muy claras: "si fracasa el euro", dice, "fracasa Europa". El euro es pues una idea, un símbolo, el símbolo de Europa, de la legendaria y mítica Europa, la del rapto. Merkel, por supuesto, no quiere pasar a la historia como la enterradora del euro; pero tampoco quiere que sea Alemania quien pague el rescate.

No sé si fracasaría Europa; ni siquiera si fracasaría la Unión Europea; en todo caso, lo haría la Eurozona, es decir, esa clara manifestación de la vieja idea de la Europa de las dos velocidades. Lo que Frau Merkel no parece entender es que, en cualquiera de los dos casos, euro sí (con eurobonos) o euro no, Alemania pagará las consecuencias. Con la diferencia de que, en el caso del no, las consecuencias las pagará también el proyecto de integración política de Europa, que sufrirá un marcado retroceso. Justo en el momento en que, cara a una crisis global, lo más sensato que puede hacer Europa es integrarse hasta constituir una entidad económica y políticamente relevante en el escenario global y no un mero conjunto de Estados a quienes los chinos compran y venden lo que quieren y los Estados Unidos dan órdenes.

La moneda es un testimonio, un termómetro, un monitor de cómo se encuentra una economía perteneciente a una entidad política; pero es imposible evaluar la situación de una economía perteneciente a dieciséis entidades políticas.


El otro simbolismo del momento, el episodio WikiLeaks, continúa haciendo estragos. No contentos con intentar criminalizar como terrorista a Assange, algunos políticos yanquies, como el senador Joe Lieberman, que parece haber perdido la Minerva, amplian el rango de sus diatribas y apuntan ahora a la prensa, como el New York Times. Y quien dice el NYT dice The Guardian, etc. Van por los periódicos. Resulta obvio: si se acepta que WikiLeaks ha infringido la ley de secretos oficiales (o la que sea), lo mismo han hecho las cinco publicaciones que han difundido los cables fatídicos. Si se persigue a Assange, hay que perseguir los periódicos. Hay que ser consecuente, pensará Mr. Lieberman.

A propósito de los periódicos hay una curiosa campaña en la blogosfera para pedirles que, ya que se han beneficiado de los papeles de WikiLeaks, contribuyan ahora cuanto puedan a la defensa y liberación de Assange. Se pueden escribir cartas al director que se encuentran en los respectivos idiomas del medio en el blog El Teleoperador. Pues sí, creo que está en el interés de los periódicos defender su fuente y ayudar a Assange en su lucha por la libertad de expresión.

Tanto el senador Joe Liberman como todos cuantos piden persecución penal para Assange por revelación de secretos debieran sopesar los pros y contras de su empeño. Quienes dramatizan con voz engolada la cuestión de la defensa nacional deben precisar de qué diablos hablan. Pasan los días, los secretos se amontonan a la vista del respetable y aquí no sucede nada; no estalla una guerra, ni hay atentados o secuestros, ni siquiera disturbios callejeros. Todo lo que sucede es que los Estados Unidos se revelan ante el mundo como un Estado de matones y los demás, excepción hecha de la China, en parte Rusia y Francia, y los irreductibles Cuba, Venezuela y Bolivia, aparecen como lacayos y tiralevitas. Pero nada más. Es incómodo y vergonzoso para los implicados, pero no es peligroso para nadie. El impacto de WikiLeaks se da más en el terreno simbólico que en el real. En el simbólico es una bomba; en el real, apenas se percibe. Por eso es tan absurdo hablar de defensa nacional. Es no querer ver que la cuestión, la guerra, es virtual, digital, por la justificación y permanencia o no de unos u otros métodos de gobierno.

Los contra son muy importantes. De insistir en la persecución penal de Assange se causará un daño irremediable al principio de la libertad de expresión, que es la piedra angular de Occidente. Cargar contra los periódicos ya muestra claramente el síntoma. Detrás vendrán los libros, el teatro, las películas y tendremos la censura establecida de nuevo, fisgando y rastreando todos los días la red. Un panorama imposible.

Aunque parezca un chiste, está previsto que este año de 2011, del primero al tres de mayo, Washington acoja la celebración del Día mundial de la UNESCO de la libertad de expresión. Si se leen con atención la exposición de motivos y los criterios por los que se regirá la otorgación del premio está clarísimo que tendrán que darselo a Assange.

(La primera imagen es una foto de hegarty_david; la segunda, de gwydionwilliams, ambas bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 8 de desembre del 2010

WikiLeaks: la revolución en marcha.

Hasta de la crisis se han olvidado. Todos los medios, todos los focos se concentran hoy en la figura del activista detenido ayer en Londres. Los gobiernos no gobiernan; las bolsas, los bancos han pasado a segundo plano. Hay una crisis del euro en marcha y no consigue captar la atención. La batalla es ahora por el alma, el corazón mismo de la cultura y la civilización humanas; es por la libertad de expresión. O sea, por la libertad a secas, esa que, al decir de Azaña, nos hace hombres, esa por la que la vida se ha de dar, según don Quijote. Es una revolución, pero no es nueva sino una batalla más en la larga lucha de la humanidad por liberarse a sí misma de sí misma. A un lado, la Grecia clásica, la revolución inglesa, la Ilustración, el racionalismo, el positivismo, internet; al otro, las diversas formas que los despotismos han ido tomando a lo largo de la historia, desde las tiranías griegas o persas hasta los totalitarismos del siglo XX, pasando por la Inquisición o la Santa Alianza. A un lado Platón (en la Apología de Sócrates), Milton, Locke (el padre espiritual de los Estados Unidos), Mill, Russell, Assange y al otro Aristófanes, Jerjes, Filmer, Torquemada, Calvino, De Maistre, Stalin, Hitler y Bolton, el ex-embajador yanqui en la ONU que traía Palinuro ayer, un hombre tan enterado que piensa que se puede cerrar internet "apagándole los electrones".

Sé que suena algo grandielocuente, pero esos son los stakes. Ya lo ha dicho Naughton: o aceptamos vivir en un mundo transparente o cerramos internet que es como apagar el mundo. Ahora que se estaba poniendo apasionante. De un golpe como de relámpago, en menos de seis meses, con más de 400.000 documentos en diversos grados de secreto circulando en el ciberespacio, ha quedado clara la verdadera naturaleza del poder de los EEUU, un Estado al que cabe clasificar de Estado que fomenta el terrorismo de acuerdo con su propia definición. La verdad, siente uno tristeza por esos sesudos analistas que llevan años estudiando la naturaleza del poder de los EEUU, como Joseph Nye y su bendita teoría del "poder suave o blando", frente al "poder fuerte o duro" que, de todas formas tampoco era tan nueva. Ya el bueno de Teddy Roosevelt, a comienzos del siglo XX, decía que había que hablar suavemente y blandir un buen garrote. Lo que WikiLeaks ha puesto en claro es la esencia de ese garrote o de esa suavidad: todo tipo de trampas, chanchullos, ilegalidades y delitos. Para los EEUU el Estado de derecho, the rule of law es una filfa.

A estas horas, la peripecia personal de Assange, su via crucis legal, sigue su curso. Porque el hombre, respetuoso con la ley, se ha entregado pero no quiere que lo extraditen a Suecia pues tiene fundadas sospechas de que la causa sueca no es más que un montaje político en el que están involucrados los EEUU a través de sus organizaciones anticastristas. Veremos qué sucede pero vaya por delante que Assange no es un delincuente sino un desobediente civil que acata las decisiones de la justicia. Esto es muy importante para que sepamos cómo valorar en su justa medida la avalancha de criminalizaciones e invitaciones al asesinato de que Assange ha sido víctima en los últimos días, algo increíble.

Y, sin embargo, por bochornosa, inquisitorial y odiosa que sea esta persecución contra un hombre y una organización que están defendiendo la libertad de expresión, lo más llamativo del asunto es que, además, es inútil. En este terreno, el baranda mayor del mundo y sus agentes, lacayos y palafreneros tienen perdida la guerra.

He salido de dudas: es imposible silenciar WikiLeaks en la red y mucho más eliminar los tropecientos mil documentos probatorios. En este mismo momento cualquiera puede recorrer los cables, debidamente clasificados por fechas, países, etc, en The Guardian, El País o en la página de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y en infinidad de sitios, desde Islandia a Vuanatu.

Esa guerra está perdida para los Estados. ¿Para qué quieren a Assange? ¿Para hacer un mártir de él? ¿Para dar a un movimiento ya imparable un rostro humano? Porque cabe preguntarse si no será posible acabar con WikiLeaks y todo lo que representa por otros medios. A este respecto, Der Spiegel hace un estudio minucioso de la situación que se llama No es posible frenar WikiLeaks. Ningún otro mecanismo va a funcionar. Cerrar los sitios WikiLeaks carece de sentido ya que hay centenares de réplicas y cada vez más. Ahogarlo financieramente, supuesto que se pueda, con bancos (suizos), cartas de crédito o Paypal, no impedirá que cada vez le llegue más dinero, a través de alguna fundación (esta la he sacado de Der Spiegel) u operando en países en que WikiLeaks no esté prohibido, como Francia. Tampoco es posible eliminar el movimiento en favor de WikiLeaks en Twitter o Facebook porque eso pondría a los millones de clientes en contra. Twitter es el canal por el que WikiLeaks está presente en todo el mundo en todo momento.

Esta guerra está perdida: liberad a Assange, contad la verdad a la gente acerca de los gobiernos, los de primera y los de vigésima séptima (¡qué espectáculo, voto a tal, el de ese ministro lloriqueando a Condoleeza Rice!), obligad a los bancos a decir la verdad, a las grandes farmacéuticas, las petroleras, abrid los paraísos fiscales. El mundo va a cambiar de base.

¿Que queda la China? Desde luego, con ese cordón de acólitos que ha formado para abuchear al premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, para una vez que se lo dan a alguien que parece merecerlo. La China puede hacer lo que quiera. Tendrá que adaptarse. Y lo hará.

(La primera imagen es una foto de The /G/TM; la segunda,una foto de alyceobvious, ambas bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 7 de desembre del 2010

La realidad no soporta la realidad.

Este de la izquierda, Julian Assange, a quien Palinuro considera Un héroe de nuestro tiempo, resulta ser el enemigo público número uno. Un enemigo público global, como corresponde a la época. No es raro que los enemigos públicos sean vistos como héroes.

Pero ¡qué cacería! Hay verdadera furia. Quieren declarar terrorista a Assange, WikiLeaks, lo que sea; asesinar al hombre; expulsarlo de la red; ahogar el portal; terminar con esta pesadilla. El mundo no soporta verse como es. Todos los actores políticos de todos los países quedan muy por debajo de la imagen que les gusta proyectar de sí mismos. Todos los equilibrios internacionales, hechos de pactos, chanchullos, componendas están saltando en explosión incontenible. Por eso, cuando se escucha al Fiscal General de los EEUU, Eric Holder, decir que están haciendo lo que pueden para contener este flujo de información a uno le suena a una situación mucho peor que lo de las fugas de petróleo en el Golfo de México. Mucho peor porque este "flow of information" ya no hay quien lo pare. Está en la red y multiplicándose por miles cada minuto a través de los mecanismos P2P. Así que ese planteamiento es erróneo.

A su vez, la señora Clinton ya dijo en su día que la difusión de los cables fatídicos era un ataque a la Comunidad Internacional. Es pintoresco que hable de ataque a la Comunidad Internacional quien supuestamente ordenó que se espiara al Secretario General de las Naciones Unidas. En fin, espiar no es atacar; sólo es prepararse para hacerlo. El que ataca es quien revela el espionaje y con él no debe haber piedad. Lo que suena algo ridículo.

En el frente de la persecución personal del australiano la cosa parece decidida: hoy lo tendrá Scotland Yard en aplicación de una orden europea de extradición y lo llevará de inmediato al juez. La causa en Suecia es muy sospechosa: se presentó, se retiró y volvió a presentarse por otro lado. Acusaciones de violación y abusos sexuales. Tiene toda la pinta de un montaje, pero hecho en un terreno muy delicado para la sensibilidad de la época. Con ello no solamente parece pretenderse encarcelar a Assange sino desprestigiarlo también. Eso de la violación tiene muy mala prensa. Es de esperar que el activista salga bien librado de ésta.

Porque en el mundo no parece que haya lugar para él. Ha atacado todos los Estados descubriendo sus secretos y los Estados están coaligándose en su contra. Como quiera que los Estados ocupan todo el planeta, va a serle difícil encontrar un hueco. De momento se trata de si el Reino Unido lo extradita a Suecia; pero puede haber más demandas de extradición y el propio Reino Unido puede abrir una causa penal contra él invocando siempre el principio del secreto oficial y la defensa nacional. No es difícil. Otros están haciéndolo, por ejemplo Australia, su país de origen.

Se trata del primer objetor de conciencia a escala global, un objetor en nombre de la conciencia del mundo. Es una objeción que los Estados, especialmente los Unidos, no van a tolerar. Assange tiene pinta de ser la primera víctima de la guerra digital entre internet y los Estados.

Así que lo que interesa es entender esa guerra. El Guardian, que está haciendo una cobertura del WikiLeaks extraordinaria, publica hoy dos artículos que representan los dos polos entre los que se juega esta guerra; porque es una guerra y va en serio. Uno de ellos es de John Bolton, titulado Cables de WikiLeaks: Barack Obama es un peligro mayor. Suena un poco a discurso de Rajoy en España: Zapatero es culpable de todo. No es de extrañar. Este Bolton, a quien le parece que sobra la ONU y que fue, claro, embajador en la ONU en tiempo de Bush, dice sin ambages que hay que perseguir penalmente a Assange, cerrar WikiLeaks y sacar de la red todo el material dañino. Lo que sucede es que el gobierno de Obama, que es como un Zapatero, no tiene agallas. Discurso típico de halcón.

El The Guardian publica asimismo otro artículo de John Naughton titulado Vivid en un mundo wikilikeable o cerrad la red. Depende de vosotros. Se dirige a los políticos, claro. No se da punto medio, como no se da entre la libertad y la tiranía para un alma noble: si hay red, es libre. Lo mejor es que no la haya. Pero ¿puede haber un mundo sin red? Me parece que no. Y si es que no, está claro que nadie podrá contener ese condenado flood of information. Es imposible que los Estados prevalezcan en un mundo de trasparencia total. Así que si quieren sobrevivir tendrán que reinventarse porque las cosas ya no son como antes.

(La imagen es una foto de biatch0r, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 6 de desembre del 2010

Creced y multiplicaos.

Ahora que los controladores están marcando el paso y como se descuiden comen las uvas en el calabozo, y que es poco probable que vuelvan a cometer tamaño desafuero en un tiempo razonable, podemos regresar al asunto de verdad candente de nuestros días que es la aventura de WikiLeaks. Me preguntaba en una entrada anterior si sería técnicamente posible sacar a alguien de la red, excomulgarlo, excomunicarlo, desaparecerlo del ciberespacio. Parece que, en principio, es posible hacerlo cuando se tiene el poder de los Estados Unidos para ir presionando a servidores y portales a fin de que no alberguen WikiLeaks; así lo han echado de Amazon y, como los yanquies son pragmáticos, también han ido a cegarle la fuente de financiación consiguiendo que Paypal le cierre la cuenta. Un buen momento para que todos cuantos apoyamos WikiLeaks nos demos de baja en ambos lugares. A su vez, el servidor que alojaba su DNS también lo ha quitado con lo que WikiLeaks ha tenido que refugiarse en Suiza.

Este procedimiento, el de la persecución sitio por sitio, es muy primitivo y siempre habrá algún lugar que acoja al proscrito. No tengo muy claro qué pueda hacer la ICANN pero empiezo a sospechar que nada. Entre tanto Assange ha sabido moverse y se ha curado en salud de un posible black out por el curioso procedimiento de multiplicar el sitio WikiLeaks a través de un sistema de réplicas, de espejos, como en La dama de Sanghai. En el momento de escribir esto WikiLeaks estaba funcionando en 208 sitios. Es más hay una página que rastrea de modo automático las nuevas réplicas, lo que permite acceder a ella en los servidores más extraños. De ese modo ya no es necesario aprenderse la dirección IP de la organización aunque, por si acaso, es ésta 213.251.145.96, al parecer cedida por un dirigente del Partido Pirata suizo.

Así pues lejos de desaparecer del ciberespacio WikiLeaks está por doquier al grito de hagamos que los gobiernos sean abiertos. Es decir los Estados Unidos con esa ingente potencia militar que tampoco les sirve para ganar guerras no consiguen acallar la voz de un hombre solo que anda exponiendo sus más tristes vergüenzas a la luz pública. Bueno, el hombre es la cara de una organización que está haciendo una revolución en el ciberespacio desde el momento en que pone en práctica lo que muchos han formulado en la teoría pero no hecho realidad: que en la era de internet no puede haber nada secreto, que no hay forma de impedir la libre difusión de la información. Viene inevitablemente a la memoria el archicitado dictum de Kant de que nada que no pueda hacerse público es justo. Curiosa paradoja la de que los mayores traficantes de secretos sean los poderes públicos.

En todo caso, si es imposible acallar a alguien en la red y no hay forma de guardar secretos, que son las peanas de las mentiras, el mundo va a dar un giro espectacular y a una velocidad de vértigo. Si alguien lo duda lo invito a que, volviendo un poco la vista atrás compare el Obama de 2008 y el de 2010, el Zapatero de 2008 y el de 2010. Es lamentable que hayan de ser estos dos izquierdistas moderados de buena fe los que tengan que salir en defensa del sistema capitalista, de sus latrocinios, corruptelas y delitos, como si fuera un dechado de virtud democrática. La vida es dura pero la razón y la verdad están del lado de quienes desafían al Estado en nombre de la revolución de hoy, la de la transparencia total.

Frente a estas pretensiones es poco lo que el mundo tradicional y las gentes de bien pueden hacer y lo poco que pueden ya están haciéndolo: amenazar de muerte a Assange. Algunas de esta amenazas y peticiones de que lo asesinen proceden de las elites gobernantes estadounidenses, de donde se sigue con claridad que estamos gobernados por asesinos. Por ello Assange toma sus precauciones poniendo en manos de mucha gente un archivo cifrado con información sobre el asunto de BP en el golfo de México y el de Guantánamo. En el caso de que le suceda algo los poseedores de la información recibirán la clave de inmediato.

Puede que Assange sea detenido hoy. La cuestión es si se lo extraditará a Suecia cuenta habida de que parece confirmarse que la oscura causa judicial que allí se le ha abierto es un montaje político en el que se instrumentaliza a unos jueces proclives o poco escrupulosos para acabar con Assange. Algo parecido a lo que sucedió con Garzón en España. Acabar con Assange quiere decir entregárselo después al gran Inquisidor, los Estados Unidos. Si en el Reino Unido queda un adarme de respeto por the rule of law no se extraditará al australiano, haya o no euroorden, en tanto no quede claro que Suecia está tratando el asunto con la exigible legalidad y respeto al habeas corpus, cosa que no parece. Porque si los suecos ya colaboraron como siervos en los famosos vuelos de la CIA, ¿por qué no iban a hacerle ahora el trabajo sucio a los gringos?

(La imagen es una foto de biatch0r, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 5 de desembre del 2010

Cielos tormentosos.

Todo fue muy rápido y perfecto, casi como si estuviera preparado. Y quizá lo estuviera. En menos de cuarenta y ocho horas ha quedado resuelto uno de los conflictos laborales más agrios y de más ruinosas consecuencias de los últimos años. La prensa internacional se hacía cruces de lo que estaba pasando en España. En el plano simbólico el asunto tiene su ironía. Todos los periódicos decían que se decretaba el estado de alarma por primera vez en democracia. No decían que lo hacía el PSOE por primera vez en su historia. Y puro simbolismo ya: ver el ejército ocupando instalaciones a las órdenes del poder civil para preservar el Estado de derecho; algo sin precedentes en España. La democracia es firme en el país. Nadie en el extranjero ha hecho un mal chiste.

Pero eso es en el orden simbólico. En el real los hechos se sucedieron a toda velocidad, como si hubieran sido ensayados previamente, como si respondieran a un guión. Ya hace días que los controladores venían amenazando con paros en las Navidades dentro de su tradicional política de presión y práctica extorsión que aplican en momentos cruciales. Pero el acto desencadenante fue la aprobación del nuevo régimen retributivo de estos trabajadores en el Consejo de ministros del viernes que también dio paso a la privatización de la gestión de Barajas y El Prat, cosas que están claramente relacionadas.

Entendiéndolo como una provocación (y todo hace pensar que lo fuera) los controladores respondieron de la peor manera posible cesando en la prestación del servicio sin previo aviso, sin declarar conflicto laboral y cerrando de hecho los cielos al tráfico aéreo en el momento en que cientos de miles de ciudadanos iban a volar en un puente. Fue una respuesta temperamental, probablemente dictada por la soberbia que no calibró el desastre que provocaría no solamente a esos 600.000 pasajeros, sino a la industria hotelera y de turismo en general, sin contar con el deterioro de la "marca España".

Los huelguistas de hecho no se dignaron dar explicación alguna probablemente por pensar que, al encontrarse en una situación límite, el Gobierno cedería como han hecho todos los gobiernos anteriores. Su sindicato, USCA, en otro alarde de cinismo, no se responsabilizaba de nada ya que, aseguraba, no había una huelga sino una revuelta popular y decía estar pidiendo a sus afiliados que volvieran al trabajo como si no fueran ellos mismos sino marcianos. Así pues sólo cabía suponer que el motivo del plante fuera el decreto ley que modificaba las condiciones salariales de los controladores. Vino a confirmarlo en un primer momento Mariano Rajoy quien, atrapado en Tenerife antes de sus vacaciones, hizo gala de sus habituales escasas luces dando a entender que condonaba la actitud de los huelguista y culpando, como siempre, al Gobierno por la inoportunidad de la aprobación del citado decreto. Es decir el PP sabía de antemano lo que se venía enima y consideró que era buena ocasión para sacar ganancias electorales del cabreo de la gente por sus vacaciones rotas. Más tarde, debidamente aconsejado, Rajoy ya no hablaría más del "cambio de medidas" y se limitaría a atacar al Gobierno.

Los controladores, pues, saltaron como fieras, entraron al trapo seguramente alentados por sus previas conversaciones con el PP sin calibrar las consecuencias ni tampoco el hecho de que, para bien o para mal, tienen muy mala fama en España en donde muchísima gente piensa, sea ello correcto o no, que se trata de privilegiados con sueldazos y condiciones laborales excelentes debido a que tienen gran capacidad de presión sobre el Gobierno y la usan siempre para apalancar sus privilegios. Así que en veinticuatro horas el Gobierno decretó el estado de alarma y los militarizó, igual que hizo Reagan en 1980. Una operación contundente que da la impresión de haber estado preparada y que ha cortado de raíz la protesta de los controladores por el momento y para las fechas que vienen. Eso no se lo esperaban los controladores, acostumbrados a ver claudicar a la autoridad ante su arrogancia y sus exigencias.

Ahora se abre el tiempo de las responsabilidades. Muchos controladores pueden haber cometido delitos, de sedición u otros, por los que tendrán que responder ante los tribunales. Y van a pasarlo mal porque hay mucha animadversión hacia ellos y porque es de justicia que el país exija castigos ejemplares para quienes no tienen inconveniente en causarle enorme quebranto, sabotear su recuperación y destrozar las expectativas de cientos de miles de sus ciudadanos sólo para engrosar sus nóminas. Y no solamente castigos ejemplares: ya hay 2000 ciudadanos constituidos en plataforma de damnificados que van a llevar a los controladores a los tribunales por la vía penal y civil en exigencia de daños y perjuicios. Como debe ser. Que estos desaprensivos no se vayan de rositas y respondan con su patrimonio del desbarajuste ocasionado. Porque, por muchas y razonables que sean sus reivindicaciones (que no lo son), no puede tolerarse que un puñado de trabajadores con ínfulas de aristócratas se valga sistemáticamente de la población como rehén para obtener desorbitadas condiciones salariales, muy superiores a las de sus colegas europeos.

Pero la responsabilidad de más envergadura que será preciso aclarar es esa acusación de Gaspar Zarrías de que el PP está detrás del plante a raíz de unas reuniones que hubo en las semanas previas entre el partido de la oposición y los controladores. Habrá que saber qué se dijo en esas reuniones, pero está claro que Rajoy lo sabía. Y en todo caso, cabe pensar que este plante repentino traiga causa de lo hablado con el PP, partido cuya lealtad a la democracia y al Estado de derecho termina el día en que pierde unas elecciones. A lo mejor por eso hablaba la USCA de "revuelta popular". Este extremo es de averiguación imprescindible porque, de haber delito de sedición, el PP sería cómplice y debe pagar por ello ante los tribunales ya que, como se demuestra con la corrupción que lo mina, su electorado no le tiene en cuenta los desmanes.

(La imagen es una foto de Vte.Moncho, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 4 de desembre del 2010

Revelaciones y revoluciones.

Cuando Reagan militarizó a los controladores aéreos

(Gracias, Félix)

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Los papeles de Assange son como esos almacenes de productos de pirotecnia que un buen día se incendian y los artificios empiezan a estallar uno tras otro con los más diversos efectos. Hoy te enteras de que la vicepresidenta del Gobierno socialista, la que parecía levitar en presencia de los dignatarios de la Iglesia, se comprometía a intervenir en procesos judiciales para favorecer a los Estados Unidos y mañana de que el señor Aznar no desecha la idea de volver. Necesita, sin embargo, que España lo necesite. No es para menos en quien dio en considerarse a sí mismo como un milagro. Son tracas, petardazos. No llegará la sangre al río; pero lo curioso es comprobar la mentalidad providencialista del personaje cuyo altísimo concepto de sí mismo no conoce límites. Ni los del ridículo.

En fin los papeles de WikiLeaks suponen tal sacudida de los pilares del mundo que la imagen más apropiada es la de Sansón derribando el templo, pero no vista como se acostumbra desde el lado de Sansón, que está ciego, sino del de los filisteos, a los que se les cae el templo encima. Assange viene a ser Sansón, aunque no dé mucho el tipo.

Por cierto que ya se ha puesto en marcha el procedimiento legal y Scotland Yard, que tiene localizado a Assange o eso dice, espera que los suecos cursen la orden de extradición. Seguramente sea el primer paso del final para este hombre al que Palinuro, en una entrada del 24 de octubre calificaba de Un héroe de nuestro tiempo. De Suecia lo extraditarán a los Estados Unidos y, una vez ahí, desaparecerá en alguna prisión federal del interior. O quizá no porque provoca auténtico entusiasmo en amplios sectores de la opinión y habrá escándalo. Lo que nos jugamos aquí es la libertad de expresión.

Porque los cientos de miles de cables filtrados son una revolución.Tanto que ya han comenzado a aparecer explicaciones por la habitual vía conspirativa. WikiLeaks y Assange están, dicen algunos, al servicio del Imperio, son hechura de la CIA o quizá algo peor: un intento de Israel y el Pentágono de azuzar contra sus enemigos, acabar con ellos y alcanzar el control absoluto de internet, eliminando toda opinión crítica. Este tipo de disparates son muy frecuentes, sobre todo dada la paranoia de cierta izquierda dizque pensante. Siempre hay alguien que sabe que el atentado de las torres gemelas lo perpetró el Pentágono o algo así. A esto suele llamarse teoría de la conspiración, lo que es injusto para las conspiraciones, de las que ha habido muchas y muy sonadas en la historia, desde la que acabó con la vida de Julio César hasta la que estuvo a punto de hacerlo con la de Hitler con la Operación Valkiria. Estas otras no son conspiraciones; son disparates, generalmente producidos por alucinados.

En España se producen también otras revelaciones sensacionales al haberse levantado el resto del secreto del sumario de Gürtel. Por lo que se sabe ahora, los imputados hasta la fecha parecen haber tenido montada una empresa para realizar sus latrocinios. Una empresa con una contabilidad minuciosa que ha ayudado mucho a la investigación. Lo más llamativo a la par que condenable es que la red empresarial estaba imbricada en la del partido. Que no solamente se beneficiaban presuntamente los empresarios civiles sino también los cargos públicos y, por último, el propio partido, al que se le financiaban las campañas electorales en dinero negro. Debajo de cada tarima a la que se haya subido la sandunguera señora Aguirre a mitinear en unas elecciones había jugosas operaciones mercantiles que luego repecutían en los generosos mecenas en forma de muchos contratos con la administración pública, otorgados a dedo por el procedimiento fraudulento del troceado de presupuestos. De ser cierto este relato, la imagen que proyecta es la de la España eterna.

Por último, unas palabra sobre la supuesta sedición de los controladores aéreos que obligó a cerrar el espacio aéreo al comienzo del largo puente de la Constitución. El gabinete de comunicación de la organización de estos presuntos huelguistas, que más parecen extorsionadores, debe de estar de vacaciones. La opinión que merecen los controladores es muy mala y, con esta agresión a los usuarios y a los intereses generales seguramente no va a mejorar. Lo de meter a los militares es una prueba más de la importancia que el Gobierno da a la decisión en el actuar. Ha sido una enseñanza de la crisis: que hay que proceder con contundencia frente a la prepotencia de los privilegiados y aplicar la ley sin miramientos cuando, además de la prepotencia se cometan delitos como parece ser el caso con esta sedición que está perjudicando a medio país.

(La imagen es una foto de Gobi, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 3 de desembre del 2010

Wikileaks: el Imperio contraataca.

Lo siento pero Wikileaks es lo más importante que ha pasado en el mundo en mucho, mucho tiempo. Sobre la crisis económica hay ahora una crisis política que, como aquella, es global. Sólo que en la política la crisis es una guerra: las fuerzas revolucionarias están organizadas, son eficaces, saben lo que quieren y van por ello. Al contrario que en la económica en donde la situación es de marasmo.

Más que una crisis, es una convulsión. El mundo entero está convulso. Dar un paseo por los cinco medios en posesión de los 250.000 papeles es presenciar un espectáculo realmente grotesco. No por lo que hacen los medios, que están mostrando gran profesionalidad, sino por los disparates que perpetran a diario las autoridades, sus trapacerías, servidumbres, salidas de tono. Y los medios tienen todavía material para seguir poniendo en solfa el orden internacional y los Estados.

El punto más sorprendente, me parece, es cómo la comprobación de que la realidad es lo que todo el mundo sabía aunque no lo dijera, ha provocado auténticas iras. ¿Alguien dudaba de que Afghanistán funciona merced a la corrupción? ¿Que Rusia es un Estado mafioso y que produce temor su bien llevarse con Italia porque al parecer Putin y Berlusconi hacen negocios sucios con el gas ruso? ¿Alguien ignoraba que a Berlusconi un día le da algo en sus orgías, que Brown cae mal a todo el mundo, que Sarkozy se cree Napoleón y que Karzai es un paranoico? ¿Alguien dudaba de que Marruecos es una monarquía basada en la corrupción, con el rey a la cabeza? Es de esperar que, con esta noticia, el Gobierno español se arme de valor y, confiando en el apoyo de la Unión Europea, plante cara a Marruecos de una vez, en lugar de escurrir el bulto y reprimir a los que protestan. La condena del Congreso a lo sucedido en el Sahara es todo menos una condena y, a pesar de eso, Marruecos se permite el lujo de presionar a los parlamentarios anunciando que piensa revisar sus relaciones con España, cosa que pone de los nervios a los timoratos que gobiernan el país. Porque la respuesta del Presidente de ofrecer diálogo no es precisamente gallarda. Claro que no conviene olvidar que Ceuta y Melilla quedan fuera del paraguas de la OTAN.

De cualquier modo, todo lo que está sucediendo hoy en el mundo se debe a Wikileaks. Los casos concretos, específicos, de gobernantes, gobiernos, países, son muy numerosos y tienden a serlo mucho más. Alguien ha puesto ya en marcha un buscador especial para los 250.000 cables.

Los árboles no nos dejan ver el bosque y el bosque es que Wikileaks es un ataque premeditado y en toda regla contra el principio, la base misma del orden internacional, fundamentado en la soberanía de los Estados, en la razón de Estado. A su vez, el meollo, causa y efecto de la razón de Estado es el secreto de Estado. Si éste se pierde, los Estados entran en aguas turbulentas. De ahí que todos prevean penas de prisión para quien revele secretos oficiales, un delito cercano al de alta traición.

Así que se ha desencadenado un contraataque en todos los frentes para acabar con Assange y Wikileaks. Palinuro los ha relatado en entradas anteriores. Lo más grave es que haya una orden de busca y captura contra él de un tribunal sueco por un presunto delito de violación y abusos sexuales. Si comparece ante la justicia sueca porque lo encuentre la Interpol o se entregue él mismo, en el tiempo del proceso es posible que la fiscalía estadounidense decida acusarlo de revelación de secretos de Estado y pida su extradición a los EEUU. Y aquí tienen Suecia y la Unión Europea un dilema porque una cosa es procesar a Assange por un supuesto delito común y otra hacerlo por el de revelación de secretos que, en su caso, es un típicamente político, de desobediencia civil. Al fin y al cabo, es uno de los nuestros. ¿O piensan los EEUU poner precio a su cabeza?

Los EEUU no quieren limitarse a capturarlo y procesarlo (si deciden hacerlo) sino que pretenden expulsar a Wikileaks de la red, sacarla del ciberespacio como lo han hecho de Amazon, cerrar la boca al portal y retirar su imagen misma de la red, y esto es ya otro asunto. La pretensión es, en la práctica, una condena de excomunión, más propia de la Iglesia católica que de un senador de trayectoria demócrata como Joe Lieberman. Hay aquí dos preguntas: ¿se debe hacer algo así? ¿Es moralmente aceptable callar y hacer desaparecer de la red, o sea, del mundo, páginas web, portales, plataformas, etc? ¿Vamos a restablecer el Índice? ¿Y hacerlo sin resolución judicial, mediante actos administrativos? ¿Puede haber una resolución judicial por la que se prive a alguien del acceso a la red? ¿No atenta eso contra la libertad de expresión? Cierto que esta libertad no puede ser absoluta; pero que sea limitada no quiere decir que pueda no ser

La segunda pregunta es: ¿se puede hacer? ¿Tenemos los medios para desaparecer a alguien del ciberespacio? Entiendo que sí pero la cuestión es cómo se arbitran esos medios y quién controla el proceso. Supongo que el organismo competente para entender será la ICCAN, la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números. Es un organismo internacional que en principio no depende de ningún país pero en el que, por lo que yo sé, la influencia estadounidense es determinante.

El interesante problema ahora es averiguar si la ICANN cede a las presiones yankies y expulsa de la red a Wikileaks o demuestra ser independiente de verdad. Cuestión de esperar un poco. Pero el problema es curioso. Si la ICANN cierra el ciberespacio a Wikileaks, tendrá que cerrárselo a otras plataformas que hagan algo similar, como Ushahidi. Y por cada Wikileaks o Ushahidi que se cierre se abrirán cien; entre ellas Wikileaks con otro nombre. Porque expulsar páginas, portales, plataformas de la red es como prohibir asociaciones, partidos. Y todavía más interesabte es averiguar si, en esta guerra digital es posible generar un segundo ciberespacio, dotado de otra ICANN en el que se pueda navegar de modo alternativo a internet. Si esto fuera posible, que no lo sé, el dominio occidental y, en último término, yanki de la red se habría acabado a manos, por ejemplo, de otro administrado por la China, y si alguien fuera expulsado de un ciberespacio, podría navegar por otro. Se trataría de una proyección del sistema de Estados de Westfalia al mundo virtual, en donde continuaría una guerra que ya no puede librarse en el mundo real .

De no ser así, el camino de servidumbre en nombre de la seguridad parece trazado: se empieza coartando la libertad de expresión (siempre por causas muy nobles, claro es, como la defensa nacional, la pública moralidad, etc), se sigue con la libertad de asociación y se acaba con la libertad a secas. Entonces la seguridad será máxima. Pero ¿para quién?


(La imagen es una foto de New Media Days, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 2 de desembre del 2010

La ciberrevolución.

La historia se les repite a los estadounidenses como una pesadilla: un solo menda, oculto en Dios sabe dónde, está ganándoles una guerra. Julian Assange, refugiado en algún lugar desconocido, se encuentra presente permanentemente en la red en todos los rincones del planeta con bastante más eficacia que el otro terrorista solitario, Ben Laden, en el supuesto de que exista. De que Assange exista a su vez, de que lo haga WikiLeaks, nadie tiene duda alguna y todos miran en torno suyo como los paseantes en una ciudad sorprendida por un terremoto. Caen cascotes por doquier: la Argentina y las Malvinas, Putin y el Estado mafioso, algún sátrapa periférico cometiendo masacres, los ministros, fiscales y altos mandatarios españoles en muy desairada posición de menestrales obsequiosos del Imperio. Es más de lo que el orden internacional, un poco pantouflard desde el fin de la guerra fría, puede soportar.

Tras el pasmo inicial que dejó a todos los dignatarios balbuciendo incoherencias se han desatado las furias de los cielos y los avernos en rugiente coyunda en contra del querubínico neozelandés. Después de que algunos miembros del Partido Republicano pidieran que se declare terroristas a Assange y WikiLeaks, el presidente Obama nombra a un supercomisario de protección de datos para que no vuelva a pasar lo que ha pasado. Al mismo tiempo, las autoridades estadounidenses están viendo por dónde pueden encausar criminalmente al ciberactivista. De momento tiene la Interpol detrás en cumplimiento de una extraña orden de busca y captura de la justicia sueca a causa de una muy poco clara denuncia por abuso sexual y violación interpuesta, al parecer por dos ciudadanas. Incluso me parece haber visto que los tribunales suecos archivaban el caso. Tiene toda la pinta de ser un montaje de los servicios secretos más que nada por lo inverosímil, pero a Assange no le quedará más remedio que responder ante la justicia. Por supuesto, si se declara en rebeldía, el ritmo de esta revolución se acelerará, pero es de temer que su protagonista corra mayores peligros.

Su ataque a los Estados lo ha colocado en el punto de mira de los más poderosos que están dispuestos a recurrir a los métodos que precisamente ha revelado el dumping de WikiLeaks. Escuchando al asesor del gobierno del Canadá, un científico, pidiendo que alguien asesine a Assange es evidente que el contenido de los 250.000 cables se queda corto. Y nadie, al parecer, se acuerda de que incitar a la violencia contra las personas es delito. No quiero ni pensar en lo que se estará proponiendo en el ciberespacio de la derecha: que lo troceen por lo menos. El cielo y el averno.

Amazon ha echado a patadas la web de Assange de su servidor y Assange se ha ido a Suecia país en el que se le busca por la mencionada denuncia. Esto cada vez se parece más al peregrinar de Trotski de exilio en exilio. Pero como Assange tiene sentido del humor, el twitter de WikiLeaks resumía la situación con una chanza: si Amazon está tan a disgusto con la primera enmienda (libertad de expresión entre otras) debiera dejar de vender libros. Además, el mismo Twitter de WikiLeaks colgaba una declaración por la que se ve claramente que este terremoto lo está provocando una organización (cuya cabeza visible es Assange); una organización que considera estar haciendo una revolución: WikiLeaks es el primer movimiento Samizdat global. La verdad emergerá incluso ante la amenaza de una aniquilación total. Es fuerte, ¿verdad? A los de mi generación esto nos recuerda mucho los años sesenta. Por ejemplo, el Ejército Simbiótico de Liberación, de Patricia Hearst, que nadie sabía a quién quería liberar. Samizdat es el símbolo de la revolución antisoviética. Un blog, este blog, es parte del Samizdat global. Y hay millones, cientos de millones de blogs. Ahora el desconcierto es todavía mayor. El sistema internacional parece estar entrando en una fase de locura cuando todo el mundo sabe cuáles son las intenciones que animan a los demás y cuán poco cabe aquí fiarse de nadie.

Los poderes de la tierra, los políticos, los económicos, los religiosos tienen que encontrarlo porque, si no lo hacen, este hombre y su organización revolucionan el mundo. Al mismo tiempo no pueden ser tan estúpidos que ignoren que acabar con Assange no es acabar con el problema ni mucho menos en una era en que nada ni nadie puede ya contener la difusión universal de la información. De toda la información. Hay cientos de gentes y sitios en todo el mundo que pueden hacer, y lo harán, lo que hace Assange. Eso habla en pro de que se sosieguen los ánimos y de que no sirve de nada perseguir al activista (salvo que las acusaciones de delitos comunes sean ciertas).

Porque, aunque lo persigan y lo encuentren, el problema tampoco se resolverá. Vamos a suponer que la justicia encuentra a Assange antes de que lo hagan los servicios secretos o una organización de killers profesionales y que, para procesarlo y por su propia seguridad, van a encarcelarlo. Tendrá que ser en un penal especial porque mezclado con otros reclusos ese hombre está en peligro. Y ¿de qué sirve tenerlo en la cárcel? ¿Van a prohibirle el acceso a internet? ¿Eso es admisible?¿Estamos dispuestos a restaurar la Inquisición para proteger lo que creemos que son nuestros intereses?

(La imagen es una foto de adamfeuer, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 1 de desembre del 2010

Realidad dos punto cero.

Hay que seguir hablando de WikiLeaks porque el asunto lo requiere. Público saca en portada a Julian Assange diciendo que Clinton debería dimitir. Y es verdad. Pero como Clinton deberían dimitir todos los políticos, dignatarios, cargos públicos que han hecho o dicho algo vergonzoso, incluso delictivo. Y en el mundo encarna la utopía anarquista porque los gobiernos se desmoronan.

Es muy interesante el caso de Julian Assange. La imagen de la izquierda reproduce su rostro sobre la leyenda que está siendo ya el símbolo mismo de este movimiento y de la propia WikiLeaks: la verdad saldrá a la luz. Una afirmación en la línea de la vieja tradición del radicalismo liberal de Stuart Mill cuando mostraba su fe en que la verdad se impondrá sobre el error siempre que se puedan cotejar libremente. Lo que Assange está mostrando es que eso sucederá incluso aunque, por obra de la censura y el secretismo, los gobiernos traten de impedirlo. La lucha continúa. La lucha entre la razón de Estado de las grandes medianas y pequeñas potencias (que en esto todos los gobiernos del mundo forman una piña de intereses solidarios, desde los EEUU hasta Vanuatu) y la humanidad por su derecho a saber.

Humanidad va a hacerle falta porque truena ya sobre su blonda cabeza y su rostro casi albino. Miembros del Partido Republicano en los Estados Unidos piden que se declare terroristas a Assange y WikiLeaks. Que te declare terrorista el baranda del cotarro debe de ser un plato tan de gusto como cuando algún clérigo iraní de furibunda mirada y poblada barba te lanza una fatua; salvando las distancias, naturalmente, cada vez más cortas.

La entrevista a Time de la que habla Público se celebró por skype desde algún "lugar desconocido", dice la revista. Es como Ben Laden, que también vive en lugares desconocidos. Todo muy natural. Es la guerra digital, que se libra en el ciberespacio. Assange está en todas partes y en ninguna. Sus armas son archivos, en el fondo, bytes. Pero tiene revolucionado el planeta.

Preguntan mucho a Assange que si está en desobediencia civil y dice que no, que él es un obediente civil que quiere que la ley se cumpla. Él dirá lo que quiera pero es obvio que lo suyo es desobediencia civil de manual: alguien que quebranta la ley pacíficamente por razones morales. Porque ley, la hay. En todas partes hay ley de secretos oficiales y violarla está muy penado. Los gobiernos van en principio siempre contra los desobedientes civiles. Luego, si la causa de la desobediencia se extiende, pueden volver sobre sus pasos. Los ejemplos morales suelen tener mucho apoyo social, arrastrar a las masas, como Gandhi o Martin Luther King. En este caso, era digital, esa etapa se ha cubierto ya. Assange es conocido en el mundo entero y proceder contra él despertaría el rechazo de muchísima gente. WikiLeaks es una empresa sin ánimo de lucro y eso da a la actitud de Assange mayor valor moral: está jugándose la vida por una creencia. No por dinero. Y a estas alturas podría tener el que quisiera. Pero no lo hace y pone su codiciado material en manos de medios que son serios, sí, pero tienen ánimo de lucro, porque a la postre son empresas mercantiles. Estos medios han empezado a hablar de cuestiones deontológicas de donde se sigue que se han puesto de acuerdo para no publicar lo que juzguen que puede poner en peligro la vida de personas y no sé si algo más. En definitiva, a censurar, aunque por una noble razón. Claro que no conozco censor que no invoque razones nobles.

El dumping de informaciones revela un mundo por debajo del mundo, una realidad dos punto cero que lo que tiene de más asombroso es cuánto coincide con la imagen que todos teníamos de ella. ¿Alguien se extraña de que el embajador gringo sea un presunto espía? Los embajadores de los Estados Unidos parecen actuar como 007. Pero eso sucede con todos los embajadores del mundo en cuya nómina entra acceder a la mayor información posible del país ante el que están acreditados, sin ser muy delicados en cuanto a las vías. La diferencia está en el poder que tienen. En el caso de los yankies el embajador, además de espía, puede actuar tranquilamente como procónsul imperial. Y así lo hace cuando lo cree conveniente. Esa advertencia de uno de ellos de "se me está acabando la paciencia" en relación con un caso judicial español suena a mafia.

Porque si la actitud de los gringos es eso, imperial, la de sus interlocutores en diversos ámbitos de las instituciones soberanas del Estado es servil. Que parezca que los fiscales reciben órdenes del procónsul produce una impresión lamentable que tiene de uñas al establishment liberal nacional español. Y dentro de lo que cabe, al ser España un aliado clave, al decir del embajador yanki, Mr. Solomon, el trato que recibe el país es de mucha consideración. Donde tienen los estadounidenses un verdadero carajal es en la zona del Irak, Pakistán, Afganistán. Y ahí es en donde le dicen al Jefe del Estado lo que tiene que hacer o lo hacen por él. La vergüenza la ponen de nuevo esos países musulmanes dispuestos a pactar con el Imperio contra otros países musulmanes.

A vista de pájaro, el dumping de WikiLeaks nos ha dejado a todos en plena realidad dos punto cero.

(La primera imagen es una foto de R_SH; la segunda de biatch0,ambas bajo licencia de Creative Commons).