dimecres, 13 d’octubre del 2010

Los abucheos.

Andan todos muy consternados por los abucheos que la manga de fascistas en agraz y los revenidos han dedicado este año, como todos los anteriores, al presidente del Gobierno durante el desfile del día de la Hispanidad. Todos, no; la señora Aguirre defiende a los abucheadores en nombre de la libertad de expresión porque, al ser estos de las Nuevas Generaciones del PP, según se prueba en el diario Público y en el blog de Netoratón (véase la prueba en Twitter), probablemente entre los berreones y rebuznantes habrá muchos conocidos y allegados suyos: niñatos de Serrano y sus señoras mamás, Marujas y Maripuris del barrio de Salamanca, así como sus papás, próceres liberales de misa diaria y manceba, con asiento en la subvencionada CEOE. La fuerza viva de la sociedad. Ya el mero hecho de invocar la libertad de expresión supone mala conciencia porque, ¿alguien la ha atacado? Casi todos los asistentes se han limitado a decir que los abucheos son desagradables y algunos añadimos que típico trance fascista: la algarada, el tumulto, lo que organizan sus señorías de la derecha (lo de extrema sobra) en el Parlamento siempre que tienen ocasión. Decir eso no es atacar la libertad de expresión; es ejercerla, con permiso de la señora Aguirre que, si no abucheaba, no sería por falta de ganas, pues a fuer de Grande de España es muy campechana, por más que a algunos les parezca una verdulera.

El Rey y el Príncipe de Asturias han "lamentado" los abucheos aunque quizá con cierto alivio de no ser ellos por una vez los objetos de la pitada. Pero si creen que su pronunciamiento ejercerá algún tipo de influencia sobre el comportamiento del facherío de la zona nacional en virtud de su carácter de Rey y heredero es que viven en la inopia. La derecha no conoce lealtad alguna más que a sus privilegios y, si el Rey se pone en su camino, como decía un famoso diputado de la derecha durante la República cuando se invocaba el Evangelio para hacer la reforma agraria: "¡nos haremos cismáticos griegos!" Estos se harán republicanos antes que dejar de bramar contra un presidente socialista.

Por lo demás, el Gobierno, su presidente, los ministros, el PSOE, se lo tienen ganado. Según Rodríguez Zapatero, los abucheos forman "parte del guión de la Fiesta Nacional", falsedad lamentable. Si en lugar de ser él el presidente del Gobierno lo fuera uno del PP, no habría abucheos. Así que de "guión de la Fiesta Nacional", nada. Como todos sus juicios sean así de acertados lo llevamos claro. Los abucheos son parte del guión de la derecha de atacar a la izquierda siempre que se pueda, al coste que sea, en fiesta o en sepelio, sin reparar en medios, día y noche, por tierra, mar y aire.

Dice Rubalcaba a su vez que "es una pena que la extrema derecha se apropie de la Fiesta Nacional". Primero lo de la "extrema derecha" es lamentable prueba de cobardía léxica. Nuevas Generaciones son la derecha; no la extrema derecha. En segundo lugar, ¿qué quiere? ¿Convencernos a todos de que aceptemos como "Fiesta Nacional" el desfile franquista de la Victoria, al que han vestido de seda como a la mona? Están locos estos socialistas: se meten en los nidos de víboras y se quejan de que los muerdan.

La derecha no se "apropia" de la Fiesta Nacional porque la ha hecho ella. A los demócratas nos corresponde hacer otra cosa, no contemporizar con la moral de los abucheadores. "Otra cosa" significa celebrar el 12 de octubre, día de la Hispanidad como fiesta de fraternidad entre los pueblos, sin militares, sin armas, sin amenazas. Suprimir el desfile, las banderas, las oriflamas, las fanfarrias. Mientras los sociatas sean tan cobardes que no se atrevan a devolver a la gente su fiesta, secuestrada por los militares, se merecerán los abucheos de estos impresentables en ejercicio de la libertad de expresión de la señora Aguirre.

dimarts, 12 d’octubre del 2010

El día nacional: la fiesta de la Hispanidad.

Si es que no tenemos arreglo. El espíritu reformista, consensuado, sincrético de la Transición da frutos difíciles de tragar. Había que conservar la tradición franquista del desfile militar para que no se enfadaran la derecha y los "poderes fácticos", pero parecía conveniente separarlo de la vinculación a la Victoria pues la parada militar siguió llamándose "de la Victoria" cuando menos hasta 1973, según se comprueba en el vídeo más abajo. Por ello decidióse trasladarlo de fecha haciéndolo coincidir con el día de la Hispanidad, el 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar y en otras épocas, día de la Raza. De ese modo, pensaban los impulsores de este cambio, se mataba el segundo pájaro de librar al ejército del secuestro a que lo tuvo sometido el franquismo al servicio de su bandería política durante cuarenta años, devolviéndolo a una efeméride nacional, de todos los españoles. Así que aquí está la Legión, los novios de la muerte, con su proverbial gallardía, al paso de marcha legionario, a celebrar el día de la Hispanidad, reconvertido en fiesta nacional española. La Legión, ese invento de Millán Astray calcado de la Legión Extranjera francesa, compuesta por prófugos, delincuentes, desertores de otras guerras, apátridas, etc, como el Tercio de Extranjeros español.

Qué tenga que ver esto con la Hispanidad es un misterio. La Hispanidad en sí misma es un misterio, objeto de todo tipo de críticas, contracríticas y desacuerdos no solamente a ambos lados del Atlántico sino en cada uno de los países que la integran. Las diferencias de interpretación son abismales, desde quienes consideran el descubrimiento de América la puerta de entrada del mundo a la Modernidad hasta quienes dicen que, de descubrimiento, nada: el primer genocidio de la historia. La Hispanidad, el concepto del cura Zacarías de Vizcarra, recogido y ensalzado por Ramiro de Maeztu, hizo fortuna singularmente entre los falangistas ilustrados al estilo de Giménez Caballero pero no solamente entre ellos ya que, por ejemplo, es la base del gentilicio gringo de Hispanic, que se usa mucho como elegante intermedio entre el blanco y el negro. La Hispanidad, ese terrain vague en el que se libra el eterno contencioso de España consigo misma.
Es en la propia Hispanidad en donde vuelan los botellazos. Por ejemplo, no es casual que muchos países latinoamericanos celebren el desfile militar en conmemoración de su independencia de España. La Hispanidad está hecha por pueblos que se separaron de España mediante la guerra. y, unos más que otros, han mantenido relaciones difíciles con la Madre Patria. Sin embargo eso no quiere decir que no haya entre ellos conciencia de comunidad hispánica. El domingo se celebró en Nueva York el desfile del día de la Hispanidad, precisamente presidido por España y con participación de los países latinoamericanos. Pero fue un desfile civil, pacífico, festivo.
Esa es la gran diferencia. ¿A quién diablos se le ocurre celebrar el día de la Hispanidad con un desfile militar que es siempre algo amenazador, una demostración de fuerza y, encima, inútil? ¿Cómo defender una idea de la Hispanidad en tanto que comunidad de lengua y cultura mandando por delante al Tercio de Extranjeros? Si los españoles queremos constituir algo parecido a la Commonwealth o a la Francophonie, que nos queda un trecho, tendremos que mostrar algo más de tacto.
Propongo suprimir el desfile militar (ese "coñazo", al decir de un espontáneo y sincero Rajoy) de una vez por todas, el 12 de octubre o cualquier otro día y sustituirlo por una alegre fiesta y parada civil con participación de los países latinoamericanos de los que hay amplia representación en España. Eso contribuirá algo a su integración.
Por otro lado, si de lo que se trata con el desfile es de disuadir a algún potencial enemigo, bastará con enviarle un pen drive con un estado general de las fuerzas armadas con el detalle que se juzgue estratégicamente conveniente.

Actualización a las 13:00.
Suprimiendo el desfile nos ahorraríamos los abucheos que son la forma del rebuzno con que los zangolotinos de Nuevas Generaciones y sus mamás y papás del barrio de Salamanca obsequian todos los años a Zapatero, al Rey y, de paso, a esos caídos que tanto dicen honrar

(La imagen es una foto de Roberto García Fadón, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 11 d’octubre del 2010

La monarquía comunista

Bueno, ya está: el Líder Supremo o Querido Líder Kim Jong-il, Presidente de la Comisión Nacional de Defensa, Comandante Supremo del Ejército Popular de Corea y Secretario General del Partido de los Trabajadores de Corea (PTC) (partido comunista), el mandamás absoluto de Corea del Norte, parece haber decidido que su sucesor sea su tercer hijo, el jovenzuelo Kim Jong-un, de 27 años. Previamente lo ha hecho nombrar General de Ejército o sea, el máximo mando del ejército por debajo del Capitán General; también lo ha cooptado al máximo órgano de dirección del PTC. Tras este vertiginoso y sin duda merecidísimo ascenso, insisto, a los veintisiete años, el mozalbete se ha mostrado junto a su padre (quien, como se ve, siempre decide en bien del pueblo) en el día de fiesta más grande del país después del de cumpleaños del Querido Líder: el de las fuerzas armadas. Hay un elemento iconográfico camp en ese hecho. Recuerda las apariciones (y desapariciones) en la tribuna presidencial de la Plaza Roja en Moscú durante los desfiles del 1º de mayo y del aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria. Los kremlinólogos entonces y los coreanólogos ahora, interpretaban los leves movimientos de aquel poder paquidérmico y hierático escudriñándolos en busca de señales sobre las tendencias, favores y desgracias.

En este caso ya no es una tendencia sino un hecho práctico que Corea del Norte es una monarquía comunista. Alguien podría pensar que este enunciado es un oxímoron como El banquero anarquista de Pessoa. Pero igual que el banquero razona y demuestra que se puede ser banquero y anarquista (incluso, que la única forma de ser anarquista es ser banquero) sin duda los comunistas podrán demostrar que cabe la monarquía comunista y que la única forma de implantar el comunismo es a través de la monarquía. Con lo cual no se explica porqué tienen esa manía al Borbón actualmente reinante en España, cuando bastaría con convencerlo de que se afiliara al partido o, mejor, que aceptara la Secretaría General. Y él, demócrata como dice ser, seguro que lo hacía encantado una vez que hubiera visto lo bien parado que queda el monarca coreano con una prensa sumisa y unos medios que lo aclaman mientras que en esta seudodemocracia española todos y todas se creen con derecho a criticar a la Corona e, incluso, pedir su sustitución por una república, como este impertinente bloguero.

Porque de monarquía se trata se pongan sus partidarios como se pongan. La esencia de la monarquía es el carácter hereditario del poder dentro de la misma familia. Es verdad que ha habido monarquías electivas, como el Sacro Imperio pero el meollo de la monarquía es el principio dinástico, la trasmisión de la corona de padres a hijos que, en el fondo, es la trasmisión del Reino en su concepción premoderna de propiedad del Rey. Y eso es lo que sucede en Corea del Norte. Y no porque el "Príncipe de Asturias" coreano haya aparecido en el desfile, desatando especulaciones que pueden ser o no ciertas, sino porque su señor padre, el omnisciente Kim Jong-Il, a su vez, fue en su momento el heredero del suyo, abuelo del actual sucesor y fundador de la gloriosa dinastía Kim, Kim Il-sung, padre de la Patria, secretario general del PTC y creador del Estado de Corea del Sur.

En teoría el comunismo y la monarquía no son compatibles. ¿Será entonces que Corea no es comunista? Los comunistas, como suelen, están divididos: unos dicen que sí y otros que no, admirable prueba de unidad doctrinal. Quienes dicen que sí razonan que no hay que perder el tiempo en consideraciones superestructurales sino atender a la vida real de la gente y el modo de producción, la enseñanza, la sanidad, el nivel de vida, etc., etc., lo que suele invocarse para justificar la tiranía. Y apoyado en una variante simpática del pragmatismo de Mel quíades Álvarez y su teoría de la accidentalidad de las formas de gobierno. Gato blanco, gato negro; lo importante es que cace ratones. Rey o plebeyo, lo importante es que el comunismo avance. Pero esto último no suena nada convincente.

Los comunistas "negativistas", los que niegan que Corea del Norte sea un Estado comunista salen mejor parados a corto plazo, pero mucho peor a largo porque deben explicar qué sea entonces un Estado comunista. Y héteme aquí que no lo hay. Tampoco la República Popular China, aunque dice ser comunista, es comunista de verdad para los negativistas. De serlo tendrían los comunistas que explicar cómo sería compatible el comunismo con las formas más brutales de acumulación primitiva de capital con explotación salvaje de la mano de obra tanto en beneficio privado como del Estado.

A su vez, tampoco la Unión Soviética era una sociedad verdaderamente comunista. En realidad, se hundió precisamente porque no era comunista. Esto se oye y se lee, no me lo invento. He llegado a oír que, cuando se hundió, la Unión Soviética era en realidad un Estado fascista. Y si la Unión Soviética (sobre cuya naturaleza como Estado llegó a debatirse tanto como sobre la cantidad de ángeles que cabían en la cabeza de un alfiler en la Edad Media) no era un Estado comunista, ni mención merece hacerse de sus hijuelos en Europa central y oriental. En verdad unas satrapías en las que la corrupción de la metrópoli moscovita se intensificaba y adquiría colorido local. Personajes como Ceaucescu, Ladislao Gomulka o Erich Honecker eran tan comunistas en su actitud vital como el banquero de Pessoa era anarquista, pero mucho más indecentes y despóticos.

Ningún país comunista ha sido verdaderamente comunista. Entonces ¿qué es el comunismo? Una teoría que no se puede refutar ni siquiera a través de los resultados que ella misma produce es una teoría inefable, una teoría no científica según los criterios de Popper. Y eso para el comunismo es mortal porque siempre ha sostenido ser científico. Y no; resulta ser utópico: una doctrina excelsa, suma de todo bien sin mezcla de mal alguno (como la virtud en el catecismo del Padre Ripalda), siempre que no se aplique en la realidad. Cuando se hace, da lugar a unas monstruosidades de las que, como se ve, reniegan sus propios partidarios... cuando, para suerte propia, pueden hacerlo porque viven en otra parte.


El lector avisado habrá observado que queda fuera de la consideración el caso de Cuba. No merece la pena entrar en una manigua de tanta pasión y en la que los españoles suelen perderse por razones afectivas. A los efectos del post puede señalarse la variante cubana de la sucesión, que no es de padre a hijo sino de hermano mayor a hermano menor. El caso es que prevalezca la familia, célula básica de una sociedad católica como la cubana.


(La primera imagen es una foto de The Globe and Mail, uploaded on en.wiki 08:20, 30 September 2010 by Harro5 and transfered on Commons. En cuanto a la licencia, se invoca el siguiente criterio de Wikipedia: An image of historical importance as the first photograph of Kim Jong-un officially released by the Democratic People's Republic of Korea. The image was first published in Rodong Sinmun, as BBC News reported. An equivalent free version would be difficult to obtain, since Kim Jong-un makes few public appearances, and North Korea is a closed country).

(La segunda es una foto de Inmigrante a media jornada, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 10 d’octubre del 2010

La clave humana.

Es emocionante el rescate de los 33 mineros atrapados a más de seiscientos metros bajo tierra. Es un prodigio de ingeniería. Una máquina capaz de perforar a tanta profundidad hasta dar con el habitáculo en que se encuentran los 33 hombres es algo difícil de imaginar. Y mantenerlos con vida durante los más de sesenta días que llevan sepultados, enviándoles alimentos y objetos e imágenes así como recibiendo las de ellos por medio de una sonda ha sido casi un milagro y ha permitido que los más de dos meses pasen más rápidos. La tecnología es decisiva en la vida del hombre. Lo lleva a la luna y lo arranca con vida de las entrañas de la tierra, el reino de los muertos. Es Zeus que ordena a Hades que devuelva a Perséfone, secuestrada y sepultada en los infiernos, a la faz de la tierra y la presencia de su madre.

Pero lo más emocionante ha sido el factor humano. El buen ánimo de los sepultados, la solidaridad de las familias que han acampado en la explanada a la entrada de la mina, han mancomunado sus esfuerzos y han evitado vivir el drama en el aislamiento y soledad de sus hogares. Todo ello ha sido el principal impulso en las tareas de rescate. La existencia de un mundo virtual compuesto de imágenes, voces, sonidos entre las dos orillas ha sido un elemento decisivo en la conservación de la esperanza y el espíritu. He aquí una situación en que lo virtual demuestra su extraordinaria aportación a la mejora de la vida, que no todo ha de ser esa crítica tan frecuente mezclada de queja de que vivimos en un mundo virtual y perdemos la noción del contacto con el mundo verdadero. En realidad el virtual es más verdadero que el verdadero porque sin el, ¿qué sabríamos de éste? ¿Cómo imaginaríamos que estarían los hombres atrapados? ¿Qué pensarían ellos que habría pasado con los de arriba?

Es siempre la clave humana la que tiene la explicación de las cosas, pero no se recurre a ella porque se considera muy subjetiva, poco científica. Además lo humano suele ser cambiante y engañoso y no cabe acercarse a ello por medio del raciocinio sino de forma empática, cosa que se presta a todo tipo de confusiones. Pero es que la realidad es muy confusa; casi parece fantasía.

En los últimos días ha habido sus más y sus menos en el PSOE acerca del liderazgo de Rodríguez Zapatero. Ha sido una de las consecuencias de la derrota del Presidente en las primarias de OK Corral. El cuestionamiento del liderazgo del líder, procedente de algún llamado barón territorial (los de Extremadura y Castilla-La Mancha) ha tropezado con una especie de toque a rebato en el campo socialista de forma que todos han cerrado filas en torno al jefe asegurando además que es el más adecuado para sucederse a sí mismo, que es la forma más simple de sucesión que se conoce. Hasta el presidente castellano-manchego, Barreda, que insistía en la idea de limitar a dos los mandatos en la Presidencia del gobierno, acabó dando marcha atrás y reconociendo haber metido la pata, aunque en términos más comedidos. La reacción adversa, encabezada por la vicepresidenta del Gobierno para quien no hay más líder que Zapatero y ella, su sibila, dejó a Barreda tambaleante haciendo protestas de lealtad canina al lider cuyos mandatos pretendía limitar.

El aparato del partido, sus dirigentes intermedios, aquellos militantes destacados que aspiran a más altos designios tienen prisa por aclarar las condiciones del juego para plantear su estrategia. Las carreras políticas no llevan todas el mismo ritmo. Ni el tiempo es el mismo para todas. Los más jóvenes tienen prisa; los más longevos van al ralentí. Y en algún caso la clave humana, la gran olvidada, reaparece exigiendo antención.

Desde aquel Zapatero exultante que en 2004 prometía no fallar y en 2008 alcanzar el pleno empleo hasta el de hoy ha pasado la más profunda crisis del capitalismo desde la de 1929, como si fuera el carro de Moloch por el huerto. El impulsivo gobernante de la primera legislatura, referencia europea de la socialdemocracia de izquierda, se ha convertido en una figura abrumada, casi noqueada que se obstina sólo por fuerza de voluntad en mantenerse en el cuadrilátero. Se ha empeñado en domeñar una crisis que no previó, no predijo y se negó a admitir hasta que el cielo le cayó en la cabeza. Trabajar, trabaja probablemente hasta la extenuación y vive entregado a esta tarea como se delata por su apariencia taciturna y expresión ausente, pero el caso es que nadie y, menos que nadie, él sabe si tendrá éxito o no. Esperar a averiguarlo puede ser mortal para un partido que va catorce puntos por debajo en intención de voto respecto a la derecha y cuyo líder tiene un grado de desprestigio ya similar al de la oposición. Plantarse ahora puede ser peor porque se atisban signos de recuperación y, de todos modos, no hay tiempo de fabricar un líder a no ser que se repita el fenómeno de las primarias madrileñas. Es el dilema al que se enfrentan todos los jugadores: pasar o apostar.

Da la impresión de que Rodríguez Zapatero pide tiempo hasta 2011 para comunicar si se presenta o no precisamente porque está haciendo ese muy humano cálculo. Ahora las perspectivas son malas; según como sean en enero/febrero, el hombre tomará una decisión. Pedirle que haga otra cosa es pedir lo excusado, en primer lugar porque no suele hacer caso a lo que le piden y, en segundo, porque la que ha tomado seguramente es la decisión más acertada: aplazarla. Wait and see.

(La primera imagen es una foto de Globovision, bajo licencia de Creative Commons).

(La segunda es una foto de Downing Street, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 8 d’octubre del 2010

El Nobel, la ideología y el poder.

Ayer disfruté mucho viendo cómo había coincidido en mi entrada sobre Vargas Llosa con el parecer de algunos de los escritores y columnistas que más me gustan: la razón de que este Nobel haya despertado tanto entusiasmo es que el premiado es extraordinariamente popular en todas partes, muy conocido y apreciado. No es infrecuente que la Academia sueca otorgue el galardón a escritores sin duda de mucho mérito pero muy desconocidos fuera de su propio país y de algunos reducidos círculos literarios. A Vargas Llosa lo han leído multitudes de todos los países en todos los continentes.

Es un escritor best seller de altísima calidad literaria y ensayística, lo que lo hace doblemente merecedor del galardón. Los estatutos de la Fundación Nobel explican que por "literatura" no sólo entienden las "bellas letras", sino otro tipo de escritos que por su forma o estilo tengan valor literario. Esto es lo que explica que el premio de 1953 recayera sobre Winston Churchill, fundamentalmente por sus obras de historiografía, en especial, la Historia de los pueblos anglohablantes.

Bastantes de los ensayos son políticos, aunque los hay de todos los tipos, de crítica literaria, autobiográficos, de reportaje. Y por ese lado de la política viene una polémica que me parece lamentable. En algún sitio he leído, a modo de denuncia que debe de creer que se justifica en su mero enunciado, que Vargas Llosa es un anticomunista. Es sorprendente, cual si ser anticomunista fuera algo afrentoso, delictivo, pecaminoso, algo como ser pederasta o asesino, cuando se trata de una opción ideológica tan legítima como ser antifascista, anticlerical, anticapitalista o antisionista. Otra cosa es que sean pertinentes a la hora de valorar una obra literaria que es de lo que aquí se trata.

Jamás me ha parecido de recibo que la opción política de un autor sea determinante para enjuiciar el valor de su obra artística, trátese de literatura, pintura, música... Hay escritores de opciones radicales antagónicas muy buenos y muy malos. Y, por supuesto, tampoco me convence que la obra de un autor sufra un cambio de juicio de calidad en el momento en que él muda de ideología política, como pudo pasar con Dos Passos o con Koestler, Fischer, Spender, Gide o Silone, entre otros (los que escribieron El dios que fracasó), o Malraux, todos los cuales cambiaron de chaqueta pero no de pluma. Es más, llevo mi convicción a su lógica consecuencia de considerar irrelevante para la calidad literaria de una obra el hecho de que el autor haya sido o sea de extrema derecha o fascista o nazi: No veo cómo se puede negar la calidad de Céline, Jünger, Pound, Benn, etc por el hecho de que hubieran defendido alguna de esas ideologías. Como tampoco pone nadie en duda la de Brecht o Aragon por el de que fueran comunistas. ¿Qué diablos tiene que ver la calidad de La casa verde con el hecho de que su autor sea anticomunista? Con todos mis respetos, esa objeción es de una pobreza mental que da pavor. O ¿se quiere decir que si se es anticomunista no se puede escribir, que era lo que sucedía en la Unión Soviética? ¿Hay algún escritor ruso contemporáneo del comunismo y contemporizador con él superior a Solzhenitsin? ¿Sholojov? Venga ya...

Pero héteme aquí que no sólo la supuesta izquierda ataca el Nobel de Vargas Llosa por razones políticas sino que la derecha, muy parecida a la izquierda en tantas cosas, sale vociferante a defender los méritos del autor de La ciudad y los perros, como si le hiciera falta y también por razones políticas. En un blog estupendo que acabo de descubrir de José María Izquierdo en El País leo una interesante entrada titulada Nobel, y no es comunista, a través de la cual me entero de que a José María Aznar y a Esperanza Aguirre les ha faltado tiempo para arrimarse a la gloria ajena por razones bastardamente políticas. Aznar con un articulito en La Razón titulado así a lo chulapo Enhorabuena Mario y Aguirre Gil de Biedma con otro más largo en el mismo diario titulado El mejor en nuestra lengua. En ninguno de los dos se hace mención a la obra literaria de Vargas Llosa pero sí se resalta hasta la saciedad la amistad que los une, así como el vigoroso ideario liberal del premiado. Aznar silencia que su amigo rechazara en su día una oferta de cargo que él le hizo y Aguirre dice que ha hablado mucho con él pero no se le nota porque el liberalismo de ambos no es coincidente.

Eso de negar el valor del Nobel porque el autor sea anticomunista me recuerda mucho aquel episodio en que los colegas encargados de dictaminar negaron la cátedra universitaria a Georg Simmel porque era judío. Es vergonzoso. Pero no lo es menos instrumentalizar un reconocimiento literario universal a los intereses mezquinos de una bandería política. Claro que Vargas Llosa es liberal pero entre su liberalismo y el de Aznar median mundos. Aznar viene del falangismo; Vargas Llosa del comunismo. Y eso se nota. Vargas Llosa sabe de lo que habla. En cuanto a la lideresa de Madrid, que fue ministra de Cultura, su artículo es un divertido cotorreo de postín. Ninguno de los dos aventura el más mínimo juicio sobre la obra del autor, pero los dos exclaman al unísono: ¡es de los nuestros! En fin...


Y después de la ideología viene el poder que añade al dislate una porción de brutalidad e imposición. El comité delegado del Storting ha concedido el Nobel de la paz a Liu Xiaobo, disidente chino condenado por "subversión" a once años de cárcel por el régimen formalmente comunista de la República Popular China (RPCh). Este Comité (cuya composición varía) tiene a sus espaldas decisiones indiscutidas como el Nobel de la Paz a Martin Luther King o a Nelson Mandela y decisiones aberrantes como la concesión a políticos belicistas y cómplices con golpes de Estado y crímenes, como Henry Kissinger o terroristas o ex terroristas como Yasser Arafat o Menahem Begin. Alguna de estas aberraciones las ha criticado hasta el agraciado, como es el caso de Barack Obama que dice con toda razón que no se lo merece y que hay otros a los que corresponde con más razón que a él. Cierto.

Pero en este caso de Liu Xiaobo me parece que el Comité ha dado en la diana. Prueba en contrario es la furia de la reacción de las autoridades chinas que amenazan a Noruega con el empeoramiento de relaciones y hasta han llamado al embajador a exigir explicaciones. Estos exabruptos apuntan a dos tipos de asuntos muy curiosos: en primer lugar pone de manifiesto el carácter despótico del régimen chino a la par que su ignorancia. El Gobierno noruego no tiene nada que ver con la concesión del Nobel de la Paz; es el Parlamento, el Storting, y tampoco él, ya que se limita a nombrar el comité independiente que es el que toma la decisión. No sé cómo va a explicar el embajador noruego a los camaradas chinos que el gobierno de su país no controla la prensa ni los tribunales ni los comités que elige el Parlamento ni nada al extremo en que el Gobierno de la RPCh controla los mil doscientos y pico millones de chinos.

En segundo lugar, y más al fondo de la cuestión, la ira de los mandatarios chinos refleja su idea de que el modo en que las autoridades traten a sus ciudadanos no es asunto de incumbencia de nadie fuera del país, que es una cuestión interna en el marco de su soberanía y su rechazo a lo que considera injerencia en sus asuntos domésticos. En el mundo, sin embargo, en los últimos años viene ganando terreno la convicción de que, siendo los derechos fundamentales ilegislables y anteriores al Estado, no está éste legitimado para violar los de sus ciudadanos y compete a la comunidad internacional o a cualquiera de sus miembros realizar las acciones que estimen oportunas para defender esos derechos. Por eso es Garzón, pese a quien pese, un avanzado de está concepción progresista de la justicia universal.

La ira viene de que la China no puede oponerse racionalmente a este criterio y por eso insiste en que Liu Xiaobo no es un preso político o de conciencia, sino un preso común, condenado por un delito por la justicia penal. Pero todo el mundo sabe que eso es un cuento chino. Todas las dictaduras encarcelan por razones de opinión (a veces también las democracias) pero nadie lo reconoce, nadie admite tener presos políticos, sino que son todos comunes.

Precisamente esa es una de las grandezas de los presos de conciencia (aquellos encarcelados por sus opiniones, no por ejercer la violencia) que han de mantenerse en la integridad de su actitud incluso contra maniobras moralmente viles, como la de negarles la condición de preso político. Porque para que la grandeza pueda exponerse al mundo es necesario que exista. Un ser humano capaz de arrostrar la persecución, el encarcelamiento y hasta cosas peores por sus ideas frente a un aparato de poder, maquinaria burocrática, policial y militar que todo lo aplasta será siempre el símbolo de la Humanidad en su lucha por la libertad. El Nobel a Liu Xiaobo hace visible su causa a los ojos del mundo entero, ilumina de golpe las mazmorras del régimen chino, pone en evidencia su naturaleza represiva y totalitaria. Tanto que muchos comunistas occidentales aclaran que, para ellos, la China no es un Estado verdaderamente comunista. Este Nobel ha obligado asimismo a los Gobiernos occidentales a superar la vergonzosa actitud de "razón de Estado" que han adoptado hasta la fecha, esgrimiendo la golosina económica que son las posibilidades de inversión en la China, y los ha forzado a reaccionar de acuerdo con los fines que dicen profesar. Después de las amenazas chinas, Obama ha pedido la liberación del disidente y, con muchas dudas y miedos, la Unión Europea ha seguido el ejemplo, pidiendo lo mismo.

Los mandatarios chinos quieren seguir encerrados en el hermetismo y por eso todo intento de obligarlos a rendir cuentas ante los demás países les enfurece. Basta recordar la agresiva reacción que provocó la campaña internacional en favor del Tibet cuando los juegos olímpicos pequineses. Y ahora el asunto es más complicado porque no se trata de un pueblo o un territorio sino de un solo individuo y un individuo que está en la cárcel por subversión, es decir, por pedir que en China rijan los principios de los Estados occidentales en materia de Estado de derecho y respeto a los derechos fundamentales.

En resumen que el Nobel a Xiaobo es un pendant perfecto del Nobel a Vargas Llosa. Ambos defienden lo mismo; ambos a través de la palabra; pero la diferencia radical está en que el último vive en libertad y el primero está en la cárcel.

(La primera imagen es una foto de Daniele Devoti, bajo licencia de Creative Commons).

(La segunda imagen es una foto de K-ideas, bajo licencia de Creative Commons).

Es un tipo macanudo.

Alharaca nacional y no por nimio motivo. Vargas Llosa empequeñece la reciente hazaña de la Roja. La literatura como suceso mediático. Y ¡qué literatura! Depurada, elegante, apasionada, autobiográfica, costumbrista, histórica, psicológica; con todos los recursos de perspectiva, tiempos, narradores; con un estilo templado, clásico, que encierra todas las formas de expresión desde las descripciones pastorales hasta las turbulencias morales dostoievskianas. Una literatura que comprende todas las literaturas, una literatura que desborda todos los moldes tras haberlos empleado magistralmente y que es ella misma un mundo, el del autor, quien lo ha ido exponiendo a lo largo de su obra ante la atónita mirada de sus lectores con una inigualable profundidad humana y tan sin afectación, engolamiento ni endiosamiento que, sumo misterio del arte, parece fácil de hacer, con esa graciosa facilidad que desprende el siempre sutil toque del genio.

Los llamados "fenómenos mediáticos", excepción hecha de los deportivos que, como las danzas de la lluvia, tienen una función latente más importante que la manifiesta, suelen tomar pie en los estratos más oscuros y elementales de la conciencia colectiva. Por eso es magnífico que el país aclame y aplauda a un intelectual de compleja versatilidad, a un novelista en clave mayor. Conversación en La Catedral, con esa resonancia de Elliot, una novela que recrea un país, el Perú y una época, la dictadura de Odría y, con ellos, al conjunto de Hispanoamérica tiene más de setecientas páginas. Mayor al estilo de Tolstoi o, mejor, de Victor Hugo, sobre cuyos Miserables ha publicado un gran ensayo. Y lo aclama y con el país toda América Latina porque lo conoce, lo ha seguido a lo largo de sus peripecias vitales, cuando no en la realidad real, sí en la realidad poética. Esa obra increíble de La tía Julia y el escribidor narra su vivencia personal que ya era suficientemente atípica; atípica para el común de los mortales pero muy típica en él pues, tras divorciarse de su tía se casó con su prima. Qué no me digan que no hay ahí una ambigüedad remotamente incestuosa o, por lo menos, clánica. Y algo tendrá esto que ver también con las difíciles, kafkianas, relaciones de Vargas hijo con Vargas padre. Estas cosas y otras también muy personales hacen que el tipo sea muy popular en el mundo hispanohablante. Y que sea popular un hombre tan genial, tan creador, tan profundo, es un orgullo.

Porque ¿quién no ha leído algún libro de Vargas Llosa, un flaubertiano de exuberancia dumasiana o balzaquiana? Los que no lo hayan hecho probablemente se cuenten entre quienes nunca leen un libro; que los hay y son muchos. Y aun estos saben quién es el personaje porque lo han leído o lo han visto en la prensa, como autor o como noticia o en la televisión con motivo de sus muchos premios, o en el teatro también como intérprete de su propio personaje, Odiseo, tenía que ser para un culo de tan mal asiento, si no en Mérida que es lugar difícil de alcanzar, sí en la ubicua TV. Vargas Llosa debe de ser uno de los nombres más familiares de la cultura hispánica, alguien sobre el que todos los juntaletras de ambos hemisferios tenemos algo que decir, magnífico pretexto para hablar de nosotros mismos.

Recuerdo haber topado con La ciudad y los perros unos años después de su publicación, en 1968, junto con Cien años de soledad un tiempo después de haber leído Rayuela. Era el famoso boom latinoamericano que luego se convirtió en catarata, en feraz floración como si él mismo fuera un producto del universo mágico que describía. Y, al igual todo el mundo que conocía, quedé tan impresionado que imitaba servilmente el estilo en mi correspondencia, como si estuviera mesmerizado. Realmente, las Américas nos habían sorbido el seso, como las novelas de caballería a Alonso Quijano: la del Norte, primero con la generación perdida y luego con los beat que fue la que nos echó a la carretera y la del Sur con el famoso boom. Pero La ciudad y los perros era más que el boom, pertenecía a la realidad en su forma más cruda, un internado militar que evocaba el duro mundo de los Gymnasien alemanes que muchos teníamos en algún lugar de la memoria colectiva familiar y así estaba en una corriente mucho más amplia, la de los Bildungsromane, como "los años de aprendizaje del Joven Törless", por ejemplo, algo que impresiona mucho cuando se está cercano a la edad de los personajes porque es el amanecer de la vida, allí en donde te formas como persona, algo por lo que todos pasamos y razón por la cual viene bien tener un ejemplo a mano.

Dice al parecer el premiado que espera que le hayan dado el Nobel por su obra antes que por sus opiniones políticas. Lo cual demuestra que el hombre es verdaderamente macanudo porque las opiniones políticas que profesa, el neoliberalismo, normalmente se manifiestan de forma muy arrogante. Que no es su caso, primero porque es un neoliberalismo moderado y matizado con una sensibilidad de artista preocupado por las injusticias sociales de todo tipo; segundo porque, aunque él realmente creyera lo que dice y no lo dijera sólo por modestia, sus opiniones son determinantes de su obra, de toda su obra. ¿Qué diantres es La guerra del fin del mundo sino una profunda reflexión filosófica sobre la irracionalidad del comportamiento humano? Una trova. ¿O La fiesta del chivo, la recreación de una sociedad y unas relaciones humanas durante la dictadura de Trujillo y después de su asesinato con un entrelazamiento literario que implica una reflexión sobre todo, sobre la dictadura y sobre el tiranicidio y sus consecuencias?

Esto de las opiniones políticas de Vargas Llosa tiene varias facetas. La que más escuece a la izquierda radical es la crítica feroz del novelista a Cuba y Venezuela. Me parece, sin embargo, una crítica muy sensata y realista y estos países harían bien en prestarle oídos en lugar de rechazarla de plano por ser reaccionaria, proimperialista, antirrevolucionaria, etc. Las otras ideas políticas de Vargas Llosa, el neoliberalismo moderado, presidido por una concepción moral de la acción política, tienen el valor añadido de que el tipo ha descendido a la arena política, a pelearlas en el orden práctico, en aplicación de la undécima Tesis sobre Feuerbach, de Marx. ¿No había comenzado el joven Mario militando en el Partido Comunista? No es lo mismo exponer la propia doctrina política en tertulias y papeles, que es lo que suelen hacer los intelectuales, que batirse el cobre en unas elecciones y nuestro hombre se presentó candidato a la presidencia del Perú en 1990 por un partido del centro-derecha. El hecho de que lo venciera en la pugna Alberto Fujimori, presentado con el lema populista de un político que iba acabar con la política (como las guerras dicen querer acabar con las guerras), es una especie de alegoría del sentido de la época. Vargas Llosa se convirtió en el principal crítico de Fujimori y, unos años después, se nacionalizó español. Hoy es Nobel de literatura y Fujimori está en la cárcel. Nada más. Si acaso una reflexión sobre los caprichos del destino: hubiera sido elegido y quizá no hubiera conseguido el Nobel.

Los opiniones políticas de Vargas Llosa son una versión conservadora del humanismo clásico revestido de liberalismo. La versión extrema de ese neoliberalismo es la que profesa su hijo, Álvaro Vargas Llosa, coautor de un bodrio llamado Manual del perfecto idiota latinoamericano al que su bondadoso padre puso un prólogo que demuestra cómo hasta los genios faltan al viejo adagio de si se es más amigo de Platón que de la verdad. Porque Mario Vargas no puede ignorar la pobreza intelectual del manualito, especie de sarta de vulgaridades sobre la teoría y la práctica de la izquierda, psicosociología barata a modo de libro de autoayuda. Pero el prologuista es padre, al fin y al cabo y, con la mejor voluntad del mundo, ayuda a su retoño a perderse sólo en una lucha estúpida por los principios incapaz de comprender, como Pantaleón en lo más profundo de la Amazonia, que a veces haya que traicionarlos para ser consecuente con ellos. Eso es lo que lo convierte en macanudo.

Dicho sea sin contar con que, opiniones o no opiniones, se ha metido en los avisperos contemporáneos más agitados, sin cejar en sus ideas, recientemente en Palestina y en el Congo, a donde ha ido en busca del Corazón de las tinieblas, como Coppola en el cine y, según parece, su última novela, a punto de salir, es una consecuencia de esa especie de fascinación por el mal que late en el conjunto de la experiencia. Un hombre que investiga en el mundo que lo rodea, que trata de comprender los grandes conflictos humanos en todas latitudes y culturas con independencia de sus idiosincrasias porque, como buen liberal, cree en el carácter racional y universal de los principios morales del individualismo, un hombre así es macanudo.

Y ¡qué contento se ha puesto con el premio! Lo confiesa con una ingenuidad que desarma. Todos sabemos que el Nobel de Literatura está lleno de historias dramáticas, como el hecho de que nunca se lo dieran a Borges, candidato sempiterno, o emocionantes, como el de que Jean-Paul Sartre lo rechazara, algo que nadie más ha hecho, ni siquiera Harold Pinter quien, sin embargo, pronunció un alegato incendiario contra el orden social del que el Nobel es pieza importante de legitimación. Amenazaba la de que Vargas Llosa seguiría los pasos de Borges; al fin y al cabo ya lo había obtenido su alter ego antagonista, García Márquez. Dárselo ha sido la reparación de una injusticia histórica porque Vargas Llosa y García Márquez no tienen nada que ver, como no tienen nada que ver en sus opiniones políticas. Y aun coincidiendo con ellas, tengo la impresión de que las de García Márquez son menos genuinas que las de Vargas Llosa.

dijous, 7 d’octubre del 2010

Apostillas a lo que se oye y ve por ahí.

En su ardorosa y documentada defensa de las corridas de toros el senador Pío García Escudero dice que si él fuera toro preferiría morir en el ruedo a acabar en la oscuridad de un matadero tras una vida aperreada de pueblo en pueblo. Vamos que el toro es como el negro de Nicolás Guillén que pedía su pan "de puerta en puerta". Si don Pío fuera toro no podría preferir nada porque habría otro don Pío prefiriendo por él y en su nombre.


Diz el mismo senador que al final Picasso quería ser toro; es posible. Cierto que se veía como el Minotauro. Pero el Minotauro no es un toro sino la imagen de alguien que piensa como un toro y embiste como un hombre.


La próxima visita de SS. Benedicto XVI a esta tierra liberada de sarracenos será un negocio espiritual y económico, promete monseñor Martínez Camino, ese clérigo tan atildado. ¡Quién iba a decir a Cristo que lo refutarían sus propios seguidores y que sí, que se puede servir a Dios y a Mamón al mismo tiempo!


Para que haya postzapaterismo es preciso que haya habido zapaterismo, cosa que no consta, al menos con la densa machaconería que se dio al felipismo.


Seis meses de cárcel por atar a su perro al coche y arrastrarlo durante 700 metros. Bien, muy bien. Y ¿qué condena recaerá sobre los que alancean toros, los matan a golpes, los abrasan o los rematan tras una lucida faena, probablemente porque han nacido para el luto y el dolor? ¿Sobre los que precipitan cabras al vacío?


España ha vivido por encima de sus necesidades, según el gobernador del Banco de España. Ahora le toca vivir por debajo, en justa penitencia. Y ¿quién determina las necesidades justas? Eso es algo tan quimérico como el precio justo o la guerra justa.


Además, el Banco de España, ¿es de España?


La SGAE hackeada a lo grande. Aquí se juega algo muy importante: el derecho de propiedad privada. Uno puede poner un aviso de Prohibida la entrada en un terreno, un bosque, un prado, un local, pero no puede ponerlo al comienzo de una sinfonía o una novela. Algo está mal. ¿No?


El Gobierno teme que Venezuela se convierta en una base de etarras, como lo fue Francia en su día. Pero ¿no era Venezuela el lugar al que otro gobierno español de Felipe González mandaba los etarras a puñados a raíz, creo, de las conversaciones de Argel? Los venezolanos deben de alucinar ante la volubilidad hispana.


Michelle Obama no es la mujer más poderosa del mundo sino la esposa del hombre más poderoso del mundo, que no es lo mismo.


El Fondo Monetario internacional quiere un "plan B" del Gobierno español, por si falla la reducción del déficit, lo que es la vía más segura para que la reducción del déficit falle.


El Danubio bajaba azul para los enamorados...

...ahora, si Dios, que es todo amor, no lo impide, bajará rojo.


(La primera imagen es un grabado de la Tauromaquia de Goya, "Juanito Apiñani en la plaza de Madrid", que está en el dominio público.)

(La segunda imagen es una foto de LuChOedu, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 6 d’octubre del 2010

Rastacuero.

Suele pasarnos en España que han de venir de fuera a decirnos lo que tenemos en casa; en lo bueno y en lo malo. El reportaje de Foreign Policy, Bad Exes, dice que el ex presidente Aznar es uno de los cinco peores ex presidentes del mundo, que ya tiene pecado; un mundo lleno de Blairs. Lo de menos es en función de qué parámetros ha llegado a esta conclusión porque, sean los que sean, Aznar sin duda se lleva la palma. Estoy, además, seguro de que encabeza el pelotón compuesto por Schröder, Obasanjo, Estrada y Shinawatra. La revista cita alguna de las más sonadas declaraciones de un hombre al que, dice, caracteriza su "retórica extremista", como cuando niega de plano que el calentamiento global sea cierto, exige que los árabes pidan perdón por la invasión de la Península Ibérica en el siglo VIII, reclama su derecho a beber al volante o descalifica a Barack Obama.

Pero no debe de ser lo extemporáneo de tales declaraciones el motivo de la mala nota. Hay ejemplos mucho peores, como el del ex presidente Bush hijo, cuyas disparatas salidas de pata de banco son legendarias en su país. Es algo más, es ese espíritu altanero y agresivo de que siempre van revestidas. Aznar no abre la boca sino es contra algo o contra alguien, generalmente lo mismo y los mismos: todo lo que huela a multiculturalidad, progresismo, ecologismo y socialdemocracia; todo lo que provenga de Zapatero, a quien ya juzga peor que Felipe González, dando por supuesto contra toda evidencia que éste fuera malo.

Y es también el hecho de que muchas de estas declaraciones en contra de Zapatero y su gobierno las hace en el extranjero, en donde suenan como declaraciones en contra de España. Pocas cosas están tan claras como que en democracia la política exterior debe estar por encima de los partidos.Y quien no lo respete, sobre todo si es personalidad relevante, sentará plaza de desleal y felón. Esto de la lealtad a la Patria, que la derecha invoca sin parar es, sin embargo, su punto débil porque su concepción patrimonial de la Nación, le hace pensar que ésta se desintegra si no la gobierna ella, la derecha.

Si la citada revista hubiera enviado un reportero a la intervención de Aznar en un foro organizado por el diario La Razón, tendría materia para una crónica amplia. El ex presidente, en presencia de Rajoy, De Cospedal, Sáez de Santamaría y Gallardón entre otros, ha desplegado su panoplia catastrofista, en perfecta ignorancia de su propia actitud. Dice que el Gobierno pone en duda la Transición y hasta la Constitución de 1978; él, que escribió un libro en 1994 (ideario para ganar las elecciones de 1996) titulado La segunda transición y que, en sus años más mozos de falangista independiente, rechazaba la Constitución que ahora idolatra porque amparaba una organización autonómica que él consideraba una "charlotada intolerable".

La artimaña de que se vale el Gobierno para tan monstruoso fin es la Ley de la Memoria Histórica que, según Aznar, es un dislate perpetrado con el "pretexto" de juzgar el franquismo. En román paladino: el franquismo está más allá de todo juicio. No hacía falta decirlo. Emitir un juicio sobre el periodo más sangriento y vergonzoso de la historia de España es dividir a los españoles. ¿Cómo va a decir verdad alguna hoy un hombre que quiere consagrar la mentira con el manto de la Historia?

Los ataques al Gobierno español por su carácter antinacional, que la derecha resume en la expresión del "pacto del Tinell", la conjura para el desmantelamiento de España, se hacen sobre el trasfondo de aquella primera legislatura de Aznar sin mayoría absoluta en el Congreso y en la que éste compró literalmente su investidura a los nacionalistas catalanes y vascos a un precio tan alto que hizo exclamar a Arzallus que habían conseguido más con Aznar en días que con González en años. La derecha pasa del "antes roja que rota" al "antes rota que roja" con la facilidad con que se derrite el hielo al sol.

Convoca de nuevo el líder mesiánico a los españoles a un gran "proyecto nacional" de recuperación, regeneración y reformas. Lo señalado de esta retórica bombástica de "proyectos nacionales" es que ahorra entrar en detalles molestos acerca de las medidas prácticas que se arbitrarán. Qué, quién, cómo y cuánto. Detalles que Rajoy se ha negado sistemáticamente a dar, sugiriendo la idea de que es el hombre que sacará el país del (supuesto) atolladero en virtud de una fórmula tan secreta como la de la Coca-cola.

Termina Aznar su última andanada con un aparente neologismo que sólo muestra que el hombre habla por hablar, empleando términos de grato sonido y nulo significado por ignorar el que normalmente tienen. Dice el héroe de las Azores que el Gobierno español es "transformista", como queriendo contraponerlo al hipotético de Rajoy, que sería "reformista". Pero "transformista" en este contexto carece de sentido ya que los suyos son el de una parte de la teoría evolucionista y el del carácter del Estado italiano entre la instauración monárquica y la llegada de Benito Mussolini; a no ser que se refiera al "transformismo" en el fútbol, que consiste en jugar para dos selecciones nacionales distintas.

Cosa la última nada de extrañar pues el presidente del Gobierno cree (o creía) que el de Nación es un concepto discutido y discutible. Algo que el ex presidente considera abominable puesto que la existencia de la nación española es incontrovertible. Él, por ejemplo, trabaja para ella como asesor de Murdoch, en cuyos medios se ataca a España de modo permanente.

Bien es verdad que se trata de la España socialista. O sea, la anti-España.

(La imagen es una foto de Thundershead, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 5 d’octubre del 2010

Las elecciones lo arreglan todo.

Finalmente el señor Díaz Ferrán, ese que encontraba cojonuda a la señora Aguirre (calificativo que nadie ha sugerido se refiera al atractivo físico de la dama, faltaría más, sino a sus dones morales y dotes políticas) se ve obligado a resignar el cargo convocando unas elecciones para ello. Es como si se tratara de una insurrección de las bases de la patronal aunque parezca un contrasentido. Como una sublevación del parlamento frente al monarca absoluto.

La patronal tiene veintiún vicepresidentes a todos los cuales les parece un despilfarro que el Gobierno de España tenga tres. Y una parte apreciable de ellos ha dicho a Díaz Ferrán en el curso de un almuerzo, en donde los jefes deliberan y deciden, que debe pedir el finiquito. Que lo han despedido, vamos. No habrá sido necesario explicarle las razones que están en el ánimo del país entero: ¿cómo puede un empresario que ha organizado una catástrofe en sus empresas, dejando tras él un reguero de damnificados, nóminas por cobrar, dineros de la seguridad social por ingresar, cómo puede representar a los demás empresarios?

Unas elecciones convocadas a tiempo resolverán tan enojosa situación, porque las elecciones todo lo legitiman en función de la regla de la mayoría y de la soberanía popular, que no son idénticas, aunque muchos crean que sí, pero se aproximan. Principio esencial de la época: ¿hay un problema en la candidatura del PSOE a las próximas elecciones autonómicas? Se soluciona con unas elecciones primarias. ¿Hay un problema en la continuidad de Díaz Ferrán al frente de la CEOE? Con unas elecciones internas se soluciona.

Pero precisamente por su fuerza legitimatoria, las elecciones son fuente de problemas, de otros problemas inesperados. Las primarias de Madrid, que se han contagiado a algunos municipios de la provincia, tienen gran fuerza expansiva en el seno del partido, lo que puede provocar su transformación. Si para hacer carrera política el militante ya no puede confiar en el dedo ungidor del aparato sino que tiene que ir a primarias, el partido va a cambiar mucho.

Las elecciones de la CEOE son las primeras en las que no hay un "tapado", un candidato de consenso; lo cual abre la vía a sorpresas, por ejemplo, la de que se presente Joan Rosell, presidente de Foment del Treball Nacional, la patronal catalana que en la meseta se hace llamar Fomento del Trabajo. Es posible que de ésta también cambie la actitud de la CEOE que últimamente estaba convertida en una especie de gabinete económico del PP. Cuesta pensar que Rosell encuentre cojonuda a la señora Aguirre.

Pero también puede volver a presentarse Díaz Ferrán quien contará con su clientela y, político como es, dirá que estas elecciones son un voto de confianza. En el caso, para mí incomprensible, de que lo ganara, no habría cambio de la CEOE, cosa tampoco tan extravagante dado que, por diversas razones, a los empresarios les va de cine con la crisis actual y las medidas que se toman para acabar con ella.

Realmente, las elecciones ¿lo legitiman todo? Da la impresión de que la respuesta del señor Camps sería un estentóreo ¡sí! Y a probar este punto de vista se encamina el Molt Honorable habiéndose ya proclamado unilateralmente candidato a la Presidencia de la Generalitat valenciana. Pero ese ¡sí! parece el de un enajenado. No hay elección por apabullante que sea su resultado que legitime un comportamiento delictivo condenado por los tribunales. Las elecciones no son eximentes de la responsabilidad penal, pero la responsabilidad penal sí es incompatible con cualquier cargo de representación de la colectividad porque es en el nombre de ésta en el que se condena un delito. Pudiera ser el caso del señor Camps ya que si te acusan hay más probabilidades de que te condenen que si no te acusan. Y pues tal pudiera ser el caso, ¿cómo puede el señor Camps pensar siquiera en presentarse a un cargo electo?

Esta idea de que las elecciones lo legitiman (casi) todo está muy extendida en la sociedad. El PP la aplica a rajatabla pues no hay constancia de que, habiendo perdido una elecciones, no esté al cabo de dos meses reclamando elecciones anticipadas. Para legitimar, siempre para legitimar.

(La imagen es una foto de mermadon 1967, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 4 d’octubre del 2010

El corredor de fondo.

¡Qué gran acierto el de los sociatas madrileños con sus primarias! Es incomprensible que siga habiendo gente en contra, especialmente en el PSOE. Si lo que quiero es ganar unas elecciones, que son como las carreras, será avisado proponer al que ya ha ganado algunas... y darle un espaldarazo haciéndole ganar otras. De forma que Esperanza Aguirre, triunfadora incuestionada, se enfrenta ahora a un ganador también incuestionado, un corredor de fondo que ha ganado siempre que se ha presentado. Precisamente por eso lo propuso como Secretario General del PSM el mismo que luego, en una especie de iluminación repentina, como la de Saulo camino de Damasco, quiso que se retirara. Será pues un duelo de triunfadores.

La alternativa, la victoria de Trinidad Jiménez, hubiera puesto frente a Aguirre a una triunfadora asimismo, pero que sólo había ganado esa elección y sin poder quitarse de encima el juicio de que lo hizo por ser la protegida del mando. Y aunque en un principio también en el PP pensaron que Jiménez era un peligro, parece que, al final, el entorno de Aguirre intuyó que el peligro real no era la paracaidista sino el corredor de fondo que, además, se conoce la Comunidad Autónoma porque se la ha trabajado.

Unas primarias limpias, bastante correctas, hasta elegantes en ocasiones y que han terminado con un espectáculo de unidad, todos juntos tras el ganador, al estilo Partido Demócrata de los Estados Unidos. Hasta parecía un poco almibarado para la rancia pelambre hispánica. Pero ese espectáculo ha hecho más por el PSM-PSOE que todos los afanes de Gómez durante estos tres años de paciente y discreta labor tratando de recomponer un partido que semejaba un campo de batalla. La abstención ha sido la habitual en las elecciones generales pero unos diez puntos inferior a la media de las elecciones autonómicas. Prueba de que había interés y de que el PSM ha encontrado un líder. Para eso sirven las primarias.

Aprovecho para sostener mi propuesta de que las primarias, además, sean abiertas, esto es, que pueda votar en ellas el electorado en general. Precisamente el juicio antagónico que había en el PP acerca de cuál de los dos era el candidato más peligroso demuestra la inconsistencia del argumento contra las primarias abiertas que avisa del peligro de que voten también los electores de otro partido y lo hagan a favor del peor candidato... para el PSOE. Es obvio, los electores del PP tienen tanta idea acerca de cuál sea el peor candidato del PSOE como los electores de éste acerca de cuál sea el mejor. Con las primarias abiertas seguramente el resultado hubiera sido más contundente a favor de Gómez. Por una sencilla razón, porque el Gobierno tiene sometida a su control una proporción de madrileños muy inferior a la de socialistas.

Porque aquí hay un elemento esencial de estas primarias que, negado una y otra vez, ha sido evidente en todo el proceso: Trinidad Jiménez era la candidata de La Moncloa y, en consecuencia, de la dirección federal y el aparato del partido. Se le añadieron públicamente personalidades relevantes, ministros, trajo en tándem a otro miembro del Gobierno para la alcaldía, como si fuera un ticket yanqui. Era también la candidata de la prensa progresista. El País la apoyó con alguna encuesta que, en cierto modo, venía a corroborar el mítico sondeo que esgrimía La Moncloa para pedir la retirada de Gómez. No es de extrañar, Jiménez da el tipo de El País, de dama bien aisée que gusta mucho en Prisa. Gómez, no; tiene el origen proletario demasiado cerca. Público andaba con el alma dividida: oficialmente estaba por Jiménez, pero la redacción respiraba más por Gómez, que parece más de izquierda.

Y luego está, la contumaz injerencia de La Moncloa en las elecciones madrileñas. Porque una cosa es que la dirección nacional del partido proponga los candidatos y otra que los imponga. Me extraña que ningún socialista, henchido de patriotismo de partido, haya comparado estas primarias con un nuevo dos de mayo. Los madrileños se sublevan contra el invasor. Esa figura de rebeldía ha favorecido mucho a Gómez y reviste al PSM de una legitimidad impensada. Los electores madrileños (y no sólo los militantes socialistas) gustan de tener un presidente/a que se las tenga tiesas al jefe de su partido porque Madrid es rompeolas de las Españas. De ahí viene parte de la simpatía que despierta Aguirre. De ahí viene también, y con más razón porque su rebeldía es más clara, la que despierta Gómez.

Las interpretaciones del resultado ya están siendo muy simpáticas. El titular de El País, un monumento al disimulo: Gómez gana a Zapatero en Madrid. A Zapatero y al grupo Prisa, aunque ahora quiera olvidarlo. Más incluso al grupo Prisa porque Zapatero, al admitir las primarias, se limitó a señalar que Jiménez era su candidata y se hizo a un lado. El grupo Prisa, en cambio, se empleó a fondo a su favor.

En realidad ese argumento de que, ganando Gómez, pierde Zapatero, que se oye mucho, no parece muy sólido. ¿Por qué va a perder Zapatero? Sólo en un sentido técnico. Desde el momento en que aceptó las primarias, el Presidente tenía que descontar la posibilidad de que su candidata las perdiera. Las elecciones son como las batallas: se sabe cómo se entra en ellas, pero no cómo se sale. Pero perder una batalla no es perder la guerra sobre todo si, además, se pierde por candidata interpuesta.

Más perdería, en el fondo, si su partido en Madrid dejara caer a su Secretario General para seguir mansamente la voluntad del jefe máximo, porque mostraría que eso no es un partido sino un rebaño. ¿O quiere decirse que pierde Zapatero porque en Gómez se perfila ya un rival a la presidencia del Gobierno? Para eso tiene éste que ganar las próximas autonómicas pero precisamente por esa posibilidad, Gómez subirá en intención de voto de los madrileños a quienes gustará ver a uno de los suyos en tan alta magistratura; además, su presidente. Pero, aunque esto fuera así, Zapatero no tiene nada que perder ya que, si decide presentarse de nuevo al cargo, que aún no se sabe, Gómez no se lo discutirá. Él mismo se ha encargado de decir que es "zapaterista", como demuestra oponiéndose a una decisión de Zapatero. En el fondo es un gesto para probar que una cosa es la lealtad (al fin y al cabo, fue Zapatero quien lo propuso en primer lugar) y otra el servilismo.

Las primarias socialistas han dado la señal de partida en la carrera a la Comunidad de Madrid y Gómez que, como buen corredor de fondo, venía trotando desde el principio hace tres años, llega ahora en buena condición para lanzar el sprint final. Es mucho más conocido que antes y no hay excusa para que no se pida su parecer cada vez que la Presidenta tome alguna decisión, con lo que estará en los medios no tanto tiempo pero sí tantas veces como ella. Porque ya es oficiosamente el candidato del PSOE a la Comunidad, aunque aún no lo haya proclamado así el órgano correspondiente.

Pues nada: enhorabuena a Tomás Gómez y a los gomecistas que ahora, supongo, serán todos, incluido Pedro Castro.

(La imagen es una foto de Secretario General del PSM-PSOE, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 3 d’octubre del 2010

La pugna por Madrid.

Madrid tiene mala fama en España. Los vascos, por ejemplo, al menos los nacionalistas, llaman "Madríz" a todo lo que no es ellos. Para los catalanes, especialmente los barceloneses, es una ciudad parasitaria, llena de funcionarios pero con la que hay que estar relacionado. Para el resto del país la capital es un lugar alegre y acogedor a pesar de estar lleno de madrileños, seres hoscos, ultraserios, que hablan con voz engolada. Madrid, ciudad en obra perpetua que acabó siendo capital del Reino por fin en el siglo XVII, es decir, hace nada y por chirimbola porque pudieron serlo y con más méritos, Toledo, Valladolid, Barcelona, Sevilla y contando por lo bajo.

Sin embargo es el centro de la vida del país no sólo como sede de todos los poderes del Estado sino por derecho propio, como ente político específico. Madrid es importante para España también como ente autonómico y municipal. Es probable que casi todos los españoles sepan como se llaman el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad Autónoma; dudo mucho de que pase algo parecido con los equivalentes de otras autonomías. Quizá Montilla pero ¿el nombre del alcalde de Barcelona? ¿El de Sevilla? ¿El presidente de Castilla y León? Las elecciones de ámbito madrileño tienen proyección nacional.

Si a eso se añaden las primarias del PSOE que se dirimen hoy se ve cómo el partido ha extraído el máximo provecho de las circunstancias adversas: una popularidad muy alta de la Presidenta del PP, un práctico anonimato del hipotético candidato socialista y unas horas bajas del Gobierno. Las primarias han servido para catapultar a la fama a Tomás Gómez, muy conocido en Parla (lo votaba el setenta por ciento) pero una nonentity en el resto del país. Gómez se ha apuntado también el tanto de comparecer a las primarias con la bandera de la rebeldía ya que éstas se convocaron cuando Zapatero no consiguió imponer sin más a su candidata, Trinidad Jiménez. El aura de resistencia a la autoridad, de lucha desigual entre el pequeño héroe y la maquinaria del poder, tiene buena prensa y es popular. Ahí Gómez lo borda.

A su vez, Jiménez cuenta o contaba con una mayor popularidad por haber sido una ministra bien conocida, aunque no muy bien valorada. El asunto de las vacunas contra la gripe porcina le hizo mucho daño. Cuenta asimismo su condición femenina en una época especialmente inclinada a favorecer a las mujeres en su lucha por la emancipación completa. En su perjuicio aparece la acusación de paracaidismo como persona teledirigida desde La Moncloa que quiere tener mainmise en la política del foro.

Dado que no ha habido debate entre los dos candidatos será muy difícil que los votantes puedan elegir con conocimiento de los respectivos programas a los que no creo se haya hecho referencia alguna en la campaña. Ambos se han limitado a asegurar que ella o él estaba más capacitado/a para arrebatar la mayoría absoluta a Esperanza Aguirre. Aguirre es mucha Aguirre lo que explica porqué ninguno de los candidatos aspira a derrotarla directamente. Con arrebatarle la mayoría absoluta será suficiente por cuanto eso quiere decir que la alianza estilo frente popular funcionaría. Los electores tendrán que tomar en consideración los rasgos personales de los candidatos, su telegenia, su biografía en el partido y sus ocurrencias en la campaña. No es mucho.

No obstante, el cálculo sobre la pérdida de la mayoría absoluta de Aguirre puede estar equivocado porque se hace sin tomar en consideración la presencia de UPyD. Es probable que este partido obtenga representación en la Asamblea de Madrid y que sea determinante para la formación de gobierno. Esto cambiaría las reglas del juego madrileño y en Madrid, cómo no, se jugaría el destino posterior de UPyD en las legislativas de 2012.

Las primarias han sido un salto a la fama de los dos candidatos del PSOE que han estado permanentemente en los telediarios dejando en la sombra a Esperanza Aguirre, cosa harto difícil. Es fascinante el poder de los medios. ¿Qué retienen los auditorios, los votantes? Sobre todo, la imagen: una señora de larga melena rubia, bien vestida, que habla con firmeza y parece saber a dónde va y cómo llegar; un joven algo desgarbado que parece despierto y con fuerza de voluntad, aunque no esté claro si sabe a dónde va.

Además de la cuestión iconográfica, ha sido necesario discutir sobre algo y, a falta de debate ideológico y/o de políticas prácticas de los candidatos, los medios han entrado en faena con sus propios argumentos. Unos se han inclinado por Gómez y otros por Jiménez en función sobre todo de los sondeos. Hasta ahí ha llegado la teoría. Lo curioso es que también se han pronunciado por una u otra opción los medios de la oposición si bien con el sanbenito de si no estarían haciéndolo maquiavélicamente. También se ha dado cierto debate entre miembros del PSOE acerca de si debe o no haber primarias y, si en éstas, debe vencer Jiménez o Gómez. Se ha hecho con artículos en la prensa comercial, no en la de partido Ya no hay debates de partido, no tendrían sentido. Estos se dirimen a la luz pública a través de los medios. Hasta los debates internos de la superclandestina ETA emergen en la prensa, en donde se debate en pro y contra.

Lo más interesante de las primarias es que no hay quien las pare. Zapatero fue elegido en una forma de primarias y la naturaleza misma de la democracia (y la Constitución española) exige que los partidos elijan a sus candidatos a los puestos representativos en elecciones abiertas, libres y competitivas; que los elijan; no que los aclamen, los unjan o los designen. El PP ha vivido las primarias en un avergonzado silencio habida cuenta de que no existiendo razones en contra de éstas, los otros métodos son claramente autoritarios. El único que puede equivaler en méritos a la elección es el método del sorteo.

Las especulaciones sobre las primarias socialistas tienen eco en la nave capitana del socialismo. Si gana Jiménez, se dice, pierde Gómez; si gana Gómez, pierde Zapatero. Y ahí quiere verse eso que se llama el comienzo del "postzapaterismo". A ello ayuda que el propio Zapatero mantenga la incertidumbre acerca de si se presentará o no en 2012. Si hay un vacío a escala estatal, podría llenarse con el ganador en las primarias, sobre todo si luego gana las autonómicas de verdad.

Una última consideración. Todos los cálculos que conozco del posible resultado de estas primarias parecen dar por sentado que votará hasta el último militante de los 18.136 del PSM, por cierto, poquísimos. Y eso se verá hoy. Sería milagroso que no hubiera abstención pero, si ésta es alta, daría un argumento a los enemigos de las primarias en el seno del partido aunque con escasa mordiente.

(La primera imagen es una foto de Pulsarín y la segunda de Cuellar ambas bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 2 d’octubre del 2010

El nuevo tema del tiempo nuevo.

La sociedad moderna es una polifonía; algunos dirán que un guirigay, una turbamulta. Igual que la vida al decir de Macbeth: un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia y que no significa nada. Pero hacemos como si significase en tanto que mecanismo de supervivencia puesto que agarrarse a la conclusión de la ausencia de significado es la vía más breve hacia la muerte por resignación. Y en ese afanarse en encontrar el significado de la acción se nos va la vida en una sensación de creciente vacío.

Las palabras, las aladas palabras de Homero, que unen a las generaciones entre sí se desgastan por el uso y por el hecho de que cada generación a su vez, las entienda de forma distinta; como se desgastan las ideas que esas aladas palabras significan. Los hablantes miran en torno suyo y buscan las fuentes de los nuevos entendimientos pero lo que se les ofrece es una inmensa variedad de fenómenos que nadie puede asimilar en su totalidad porque se precipitan a una cadencia endiablada y abarcan desde los descubrimientos científicos hasta los adulterios de los famosos pasando por un golpe de Estado en algún país latinoamericano, un concurso de mises en Otawa, un temblor de intensidad 7.0 en la escala de Richter en Indonesia o el hundimiento del comunismo. Lo fragmentario, lo líquido, lo postmoderno.

Una infinidad de imágenes desfilan ante nuestros asombrados ojos, las cotizaciones en bolsa, las leyendas amerindias, el sexo en Bombay, un salvamento in extremis, un plagio literario, un nuevo modelo de motor, la muerte de una estrella en sentido real y figurado. A todo ello se añade la fascinante noticia de si el modo de presentar las noticias es o no manipulado; y manipulado en favor y en contra de quién. En todo caso así se manifiesta el contexto social en el que nos movemos y con el que interactuamos. Es una realidad polifacética en la que nos perdemos al modo de la escena de los espejos en La dama de Sanghai. Y no vale disparar porque lo hacemos contra vanas sombras, puras apariencias.

Así actuamos en este rincón del mundo al que llamamos "Occidente". Pero hay otras visiones, procedentes de otros puntos del planeta, cosa de la que ya habíamos tomado nota con cierta displicencia cuando las Américas hicieron que nos topáramos con el "buen salvaje", al que fuimos luego encontrando en otros confines, en Australia, Nueva Zelanda y hasta en el África que había sido próvida despensa de esclavos. Pero ese "otro" lo era desde nuestra perspectiva. El Viernes de Robinson. La conciencia contemporánea del otro lo reconoce, en cambio, como persona y se adapta a la necesidad de ser visto por ese "otro" para el cual el "otro" es yo, en función del aviso machadiano de que "los ojos porque suspiras, sábelo bien, los ojos en que te miras son ojos porque te ven".

Alguien ha dicho que la transferencia de la civilización de Europa a América implica un nuevo giro copernicano porque el viejo continente ha dejado de ser el centro del universo y debe contentarse con un sitio en el gallinero periférico. Es muy posible y también lo es que el término "Occidente" se inventara precisamente para ocultar esa transferencia dado que, además, no hay distancias insalvables. Al fin y al cabo ¿qué es América si no Europa al otro lado del Atlántico? Algunos americanos dicen que es más porque en América hay unas aportaciones indígenas que no se dan en Europa; pero lo que sí se da en Europa es esa capacidad tan americana de incorporar todo lo que viene de fuera aunque venga de dentro.

Al seguir la flecha de la civilización en su rumbo a Occidente ésta llega a lo que para nosotros es el Oriente, la China y la India. El centro geocivilizatorio está emergiendo en algún lugar del Pacífico y Europa queda en una región de las que la Unión Europea llama "ultraperiféricas" con el panache europeo habitual. Tal resultado debe de ser producto de la globalización, pero eso no es óbice para encarar el declive europeo. Su manifestación más habitual y persistente es esta crisis tan peculiar como nueva por la que está pasando el capitalismo que, por primera vez en decenios, aparece en peligro de ahogarse en la arenas movedizas en las que habitualmente se desenvuelve.

Los europeos, conocidos por nuestro sincretismo, tenemos que acomodar los nuevos discursos que proceden de los nuevos "otros", que ya no son "buenos salvajes" sino sociedades de alta capacidad tecnológica y que basan su veloz crecimiento en gran parte en la ignorancia de esa clave de bóveda occidental que son los derechos fundamentales. Sociedades cuya enorme productividad, sin posible competencia, amenaza con aniquilar el "modo de vida" occidental por utilizar una expresión tan ambigua que todo el mundo la entienda.

La habilidad para sobrevivir como sociedades occidentales absorbiendo las nuevas pautas, la habilidad para preservarse reformándose radicalmente es la tarea que la filosofía política del futuro tiene que identificar: un ideal cosmopolita realizable, condición inexcusable para alcanzar una civilización universal que incorpore el espíritu absoluto hegeliano.

(La imagen es una foto de Nuomi, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 1 d’octubre del 2010

El golpe del Ecuador.

Ya tenemos en marcha uno de esos confusos golpes de la nueva escuela, al estilo del de Honduras. Todo el mundo invoca la institucionalidad al tiempo que se cometen atropellos con su legítimo gestor en ese momento, el Presidente. Parece que se ha sublevado la policía y una parte de los militares, aunque no el mando supremo que sigue leal a la Constitución. El Presidente está en algo parecido a un secuestro. El motivo de la sublevación es una ley de la Asamblea por la que se aplican a las fuerzas del orden unas medidas de austeridad como las que venimos soportando en Europa hace un par de años.

En algún sitio se dice que Correa está pensando en disolver el Parlamento, facultad que tiene reconocida en el Constitución. Pero esa misma Constitución condiciona tal facultad de disolución a que se ejerza antes del tercer año de mandato y creo que Correa va por el cuarto.

Si de lo que se trata es de que el Presidente se vaya, éste siempre puede dimitir. Pero cuesta creer que vaya a hacerlo cuando no tiene porqué y menos porque lo pidan unos funcionarios sediciosos. Alternativamente la Asamblea Nacional puede destituirlo mediante juicio político en casos específicos y siempre dentro de los tres primeros años de la legislatura. Pero ¿por qué habría de hacer la Asamblea tal cosa cuenta habida de que en ella están los partidarios de Correa?

Parece bastante claro que lo único que cabe hacer aquí es que el ejército leal reduzca a los sediciosos y restablezca el poder civil, es decir, vuelta a la normalidad. Luego ya se hará justicia. Por cierto que la reacción internacional ha sido ejemplar y enardecedora. Todo el mundo ha pedido el restablecimiento del legítimo mandatario y el fin de esa especie de astracanada ilegal. Los países de la Unasur apoyan al Presidente unánimemente.

Los más cautos, los Estados Unidos, que se limitan a decir que "siguen de cerca" el asunto. Por una vez da la impresión de que no están detrás de los golpistas. Porque está claro que se trata de un golpe de la derecha. Así lo ha dicho el ministro de Exteriores. Otra cosa es que como golpe esté bien organizado. La presencia en el Brasil del líder de la oposición de la derecha, Lucio Gutiérrez, suena un poco a fabricación de coartada: yo no estaba allí, por tanto no tengo nada que ver con los hechos. Coartada prefabricada que no engaña a nadie y pone de manifiesto la ambigüedad habitual a la derecha que juega a la democracia pero no hace ascos a la posibilidad de llegar al poder por algún otro medio y eso mientras, como hace Gutiérrez, acusa de "dictador" al Presidente democráticamente electo; que la derecha, de allá o de acá, anda siempre con la lengua tan suelta como su lealtad al Estado de derecho.

El sólido frente internacional de rechazo es una garantía de que los golpistas no van a ir muy allá en un contexto exterior hostil. El problema realmente está en el interior: ¿qué hacer ahora con unos funcionarios de policía que se han sublevado contra el gobierno legítimo? Y ¿cómo mantener el orden cuando los encargados de hacerlo respetar son los primeros en saltárselo y comportarse como delincuentes?


Actualización a las 08:00

Parece que, en efecto, el ejército ha cumplido con su obligación y ha liberado al Presidente. Encomiable rapidez. Ahora, me temo, habrá de ser el propio ejército el que se encargue de las tareas de orden público mientras las autoridades legítimas deciden qué hacer con semejante cuerpo de policía y los militares que lo secundaron. Hubiera sido un golpe de Estado parecido al de la guardia pretoriana. Algo sin sentido y, al propio tiempo, una señal de advertencia acerca de cómo van estrechándose los márgenes de acción en nuestras sociedades según avanza la crisis y van tomándose medidas de austeridad que, como en este caso, chocan con estatutos corporativos consagrados que se resienten. Realmente hubiera tenido que escribir sobre Irlanda, en donde la situación de crisis provocada por las políticas neoliberales (que algunos que parecen tener serrín en la cabeza siguen preconizando como solución) está a pique de derivar en algo similar a lo del Ecuador.

(La imagen es una foto de Adalbertop, bajo licencia de Creative Commons).