dissabte, 24 de gener del 2009

El desempleo en españa.

Si alguna vez se hizo un cartel electoral que había de resultar inoportuno fue ésta. El señor Rodríguez Zapatero muere por la boca, como el pez. Su "pleno empleo" deja chiquita la baladronada de Felipe González de crear ochocientos mil puestos de trabajo cuando al final de la legislatura se habían destruido cuatrocientos mil. Algo parecido a lo que ha ocurrido esta vez con el señor Rodríguez Zapatero que empezó hablando del pleno empleo y puede terminar su mandato en pleno desempleo. Los socialistas parecen fallar en este punto tan delicado y peligroso.

Es verdad, cual no se cansa de repetir el señor Rodríguez Zapatero, que la crisis es general, es global. Ciertamente pero al mismo tiempo la tasa de paro española es la más alta de todas las de los países desarrollados; es el doble de la media europea y el doble de la de los Estados Unidos. Es verdad que esto tampoco es de hoy y que un diferencial positivo de la tasa de desempleo en España es fenómeno crónico. La cuestión radica en averiguar por qué pasa eso en España y la respuesta viene dada en lo que acabamos decir: porque es el menos desarrollado de los desarrollados y si es que se le puede considerar "desarrollado" en sentido estricto algo así como lo que sucede con Irlanda.

Da la impresión de que el presidente no acaba de comprender el problema. Se nota cuando dice muy orgulloso que somos la octava economía del mundo sólo porque nuestra renta por habitante ha superado a la italiana. Pero eso no quiere decir que nuestro país esté más desarrollado que Italia; quiere decir que ha crecido más. Crecimiento y desarrollo no son lo mismo. Así que como el país no es una sociedad desarrollada en el sentido del crecimiento armónico de todas sus partes, sino más como una sociedad que experimenta fuertes crecimientos en un modelo de producción muy especializado en dos sectores, construcción y turismo y cuando estos sectores se contraen los otros no pueden absorber el excedente porque están sin desarrollar. De ahí que, como se dice, España hace lo que los demás pero exagerando: cuando se crece, crece más que nadie y cuando se decrece, se contrae más que nadie.

De lo anterior se sigue que las políticas contra la crisis que elabore el Gobierno tienen que ir dirigidas a los sectores de la producción que están menos desarrollados y que, por lo tanto, tengan mayor potencial de crecimiento y puede además condicionarlas a que los gobiernos que las reciban las distribuyan bien y con hilo ecologista de oro cosa que no está nada garantizada.

Sostenella, no enmendalla.

El diario francés conservador Le Figaro trae hoy una entrevista con el señor Aznar en la que éste exhibe esa actitud tan suya de pronunciarse de modo tajante sobre asuntos sobre los que nadie lo hace y en oposición al sentir mayoritario, prácticamente unánime con lo que la posición es la del entrevistado y nadie más. Así, la culpa de la actual crisis no es del liberalismo sino del fracaso de los mecanismos de regulación y de intervención del Estado en un sector que ya está muy regulado, el sistema bancario. Es decir, la crisis se debe al exceso de intervencionismo o, por decirlo más a lo señor Aznar al intervencionismo a secas, ya que todo intervencionismo por definición es excesivo.

Y cuando se le pregunta qué propone él para remediar tan lamentable situación dice: "Estamos obligados a salvar los bancos porque no hay economía que resista sin un sistema financiero sólido. Pero sobre todo (o sea, lo más importante) hay que hacer reformas económicas. Más flexibilidad y libertad en la economía (lo que debe leerse como despido libre) menos impuestos, menos gastos (especialmente los sociales). Más estabilidad presupuestarioa y menos intervención del Estado". (Los paréntesis son míos). O sea menos intervención del Estado una vez que haya salvado a los bancos.

Cuando el periodista le hace ver que eso es lo contrario de lo que están haciendo los Estados europeos contesta el señor Aznar que ya lo sabe y que por eso saldrán más tarde de la crisis mientras que los EEUU, que son mucho más flexibles, saldrán antes. Al parecer el señor Aznar no se ha enterado de que los Estados Unidos están haciendo lo mismo que los europeos y que en este momento el Estado gestiona ya o interviene directamente en buena parte del sistema financiero.

Creo que estos despropósitos periódicos aznarinos son parte de la sal de la vida pública española. Deberían nombrar al ex-presidente patrono del esforzado columnista que suele tener tema sólo con escucharlo un par de minutos.

(La imagen es una foto de Dr Case, con licencia de Creative Commons).

divendres, 23 de gener del 2009

Los espías que nunca fueron.

Muy bravos salieron ayer los altos mandos autonómicos a negar las informaciones difundidas sobre espionaje a políticos y amenazar a quienes las propalen. La señora Aguirre, nueva Cayo Mucio Scevola, dijo poner su mano en el fuego por sus consejeros, por el supuesto espía y el espiado. Ya veremos si tiene la entereza del patricio romano en el caso de que su mano empiece a quemarse. Mal avisada cosa esta de poner la mano al fuego por otros. El País es un periódico serio, no es El Mundo y, le guste o no a la señora Aguirre, sus informaciones tienen más crédito que su palabra y la de sus consejeros todas ellas sumadas. Pues ¿no es esta la gente que se encaramó en la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) tras conseguir que se repitieran las elecciones merced a una jugada sucísima de traición de dos bergantes que nunca se aclaró? ¿Cómo se hizo aquella operación? Es evidente que con estos procedimientos de seguir a la gente, investigarla, averiguar de qué pie cojea, extorsionarla o sobornarla, en fin prácticas todas ellas hediondas que no sería extraño estuvieran reproduciéndose.

¿Y el vergonzoso asunto del hospital Severo Ochoa? ¿Acaso no se empleó todo tipo de trucos sucios, infundios e informes falsos para atacar el crédito y la categoría profesional del doctor Montes? ¿No se trató de una campaña repugnante orquestada desde una Consejería de la CAM que los tribunales acabaron desbaratando sin que ninguno de los políticos que se prestaron a aquella infame campaña aceptara responsabilidad alguna?

Ese señor vicepresidente del que todo el mundo admite ya que fue investigado indebidamente pero no se sabe por quién, ¿no es uno que se fue de viaje con su señora a Sudáfrica en compañía del empresario al que benefició con una adjudicación restringida y a quien, sin embargo, negaba conocer el día anterior? Dice que el viaje se lo pagó él de su bolsillo y que si alguien cree que hubo malas prácticas, que acuda a los tribunales. A los tribunales, de momento, no. Lo que ha de suceder es que la oposición en la Comunidad Autónoma debe exigir en sede parlamentaria las pertinentes explicaciones del señor vicepresidente y si éstas no son satisfactorias o la oposición -que debe tener acceso irrestricto a toda la documentación del caso- cree que hay lugar a ello, debe, entonces sí, acudir a los tribunales.

Da la impresión de que hace aguas el modelo "ultraliberal" de política de la CAM, basado en a) llegar al poder con trampas; b) malvender a empresas privadas el patrimonio público de los madrileños; c) andar a la greña con las gentes de su propio partido y (si es cierta la información de El País) espiarlas para obtener sus fines.

Por lo demás, por más furia que le echen en sus comparecencias públicas los dirigentes autonómicos, cada cual es hijo de sus obras y las de la señora Aguirre desde siempre apuntan en la dirección que tanto dice que le disgusta.

(La imagen es una foto de Fenchurch!, con licencia de Creative Commons).

¿El fin del capitalismo?

El otro día, en una entrevista muy pesimista, en El País, el señor Pedro Solbes decía que vivimos una situación insólita y distinta a lo ocurrido nunca y que vamos a algo muy excepcional, lo que viene a significar que no tiene ni idea de lo que está sucediendo ni de cómo salir de ello. No tiene ni idea él ni nadie, para qué engañarnos, y menos que nadie el señor Rajoy que salió enseguida recomendando al ministro de Hacienda que se marchara si no se le ocurría nada, como si él fuera un inagotable manantial de sugerencias.

No, nadie tiene ni idea de qué está pasando o cómo resolverlo. Nadie lo previó, nadie lo diagnosticó correctamente y nadie propone nada que tenga visos de funcionar a corto, medio o largo plazo. A largo plazo, ya se sabe, todos calvos, pero es que tampoco el medio plazo es tranquilizador.

Hay una crisis. Eso lo sabemos todos. Es una crisis general del capitalismo. También lo sabemos. Viene a una velocidad insólita y tiene una capacidad destructiva sin parangón. Muchos dicen que es la más grave después de la de 1929. No es cierto: ya es más grave que aquella. Lo que sucede es que en 1929 había menos mecanismos de amortiguación, no existían los Estados del bienestar y los efectos fueron más visibles y catastróficos. Pero los de esta crisis son ya peores.

Incidentalmente los teóricos y prácticos neoliberales no aceptarán jamás responsabilidad alguna por el desastre. Al contrario, los más tontos siguen empecinados en sus elementales sandeces. No obstante está claro para cualquiera que no se gane la vida engañando y mintiendo a la gente con la bazofia del no intervencionismo, la desregulación y la autorregulación que esta crisis desastrosa es el toque de difuntos del neoliberalismo. Y menos mal que los sistemas políticos occidentales so opusieron a las políticas de desmantelamiento del Estado del bienestar. De no haber sido así la crisis ya estaría teniendo consecuencias pavorosas.

Las dimensiones de este desastre carecen de parangón. Dos datos bastarán para aquilatarlas. Uno: varios países están en quiebra o al borde de ella: Islandia, que ya lo ha reconocido, Irlanda e Inglaterra, en donde ha empezado a hablarse de recurrir al Fondo Monetario Internacional. Dos: en todas partes se han puesto en marcha planes gigantescos , de miles de millones de salvamento de los bancos sólo para comprobar que no funcionan, lo que está poniendo a la orden del día una posibilidad que ya enunciaba Palinuro en una entrada de febrero del año pasado, titulada ¿Y si nacionalizamos la banca? Porque, en definitiva, de eso es de lo que se está tratando aquí, eso es lo que han hecho en Islandia, lo que consideran seriamente hacer en Inglaterra y lo que convendría que empezáramos a planear en los demás sitios porque ¿cuál es el sentido de emplear los dineros públicos en rescatar unos negocios privados que no solamente no mejoran sino que cada vez están peor? ¿Cuál el de emplear los dineros de los contribuyentes en unas operaciones de rescate de unas entidades en cuya gestión y dirección la gente no puede decir nada porque siguen en manos privadas, devorando dineros públicos? Visto lo visto, lo mejor es nacionalizar.

Ahora bien, supuesto que los gobiernos sacaran la fibra necesaria para dar ese paso tan conveniente la cuestión es que nadie sabe cómo seguir a continuación. No hay plan, guía o blueprint. ¿Cómo funciona un capitalismo en el que la banca es pública? ¿Se le puede seguir llamando capitalismo? Está claro que no es socialismo; al menos no lo es del tipo que conocemos que requiere que no sólo el crédito sino todos los medios de producción estén socializados, la producción planificada, no haya iniciativa privada y menos un mercado. Pero tampoco será capitalismo porque en éste el mercado del dinero es privado.

En lo que se me alcanza, se trataría de un híbrido de economía de libre mercado alimentado por una banca socializada. Esto querría decir que las siguientes medidas deberían ser políticas, esto es, orientadas a forjar sistemas políticos capaces de gestionar sistemas financieros nacionalizados de forma democrática. Este control social democrático de la banca orientaría la financiación a aquellos proyectos productivos que, además de ser rentables en el mercado, cumplieran los requisitos adicionales de ser mediambientales y compatibles con criterios igualitarios y redistribucionistas, así como, desde luego, favorables al reparto mundial equitativo de la riqueza y el desarrollo sostenible del Tercer Mundo.

En buena medida la crisis actual se ha acelerado a causa del grado avanzado de globalización que hay en el mundo. Esto quiere decir que la globalización debe emplearse ahora precisamente para corregir los inconvenientes más obvios de esa misma globalización. Las grandes decisiones de la nueva economía híbrida, mezcla de capitalismo y socialismo, habrán de tomarse en un escenario internacional multilateral en el que deben fortalecerse los organismos internacionales que funcionen como foros del debate democrático entre los pueblos del mundo y de adopción de decisiones respaldadas por esa especie de órganos decisorios mundiales.

Definitivamente, nadie que esté en su sano juicio puede sostener que la salida de la crisis sea un regreso al estado anterior a la fiesta, como si no estuviera suficientemente claro que no es solamente el modelo neoliberal del capitalismo el que ha fracasdo; es el propio capitalismo el que no tiene futuro. Dar forma de propuestas políticas viables a esta figura híbrida del capitalismo y el socialismo podría ser el contenido de los debates de la izquierda en Occidente. Al menos de la izquierda no corrompida con su colaboración con el capitalismo y tampoco aislada en la franja lunática de los que creen que se puede repetir la revolución bolchevique y, además, están de acuerdo con ella.

(La imagen es una foto de elmada, con licencia de Creative Commons).

Las bobadas francesas.

Seducido por una publicidad que la presentaba como la peli más divertida del año me fui a ver esta de Dany Boon que aquí se llama Bienvenidos al Norte entre otras cosas porque no es posible traducir más fielmente el título original. Ya empecé a escamarme cuando vi que sólo se proyectaba en versión doblada: nada de V.O. Pero, en fin, tampoco era de extrañar ya que, en buena medida, la comicidad de la peli está basada en la peculiar forma de expresarse de la gente del norte de Francia, más concretamente, Nord-Pas de Calais (Norte-Paso de Calais), sus giros, modismos y acento. Así que en definitiva, la gracia consiste en pasarse hora y media manejando topicazos regionales. Algo así como si la señora Nebrera se hubiera hecho directora de cine y hubiera rodado una peli de andaluces. Bastante insoportable.

Añádase a ello una historia de una pequeña oficina de correos en un pueblito, Bergues, con las tiernas y muy humanas historias de la gente sencilla: el matrimonio de un directivo del servicio postal que no funciona, un noviazgo entre el repartidor de correos y la chica de la ventanilla frustrado por la presencia agobiante de la madre del novio y unos actores secundarios característicos, encargados de dar vida a los prejuicios y todo ello en plan "simpa" o de rechinar los dientes, que viene a ser lo mismo. Este tipo de comedieta francesa que no hay dios que aguante. Las películas del insoportable Fernandel eran mejores.

La historia se corona con un final feliz generalizado en el que el noviazgo cuaja por fin porque la madre resulta ser encantadora y el matrimonio del directivo se arregla pues todo era un penoso malentendido entre los dos cónyuges que se aman como el primer día. Todavía no entiendo cómo se me ocurrió ir a ver esta peste. Y todavía entiendo menos por qué se distribuye en España como no sea como una especie de pago en especie por los favores que nos hacen los franceses ayudando a perseguir a los etarras.

dijous, 22 de gener del 2009

Oficio de riesgo.

El Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) parece haberse convertido en un nido de espías. Según El País los agentes de la T.I.A. al servicio del Consejero de la Presidencia, Justicia e Interior, señor Granados, también espiaron al consejero señor Prada que se pasó al nefando campo de don Mariano Rajoy, razón por la cual la señora Aguirre lo destituyó fulminantemente, después de enterarse cumplidamente de dónde comía, con quién cenaba y cómo se lavaba los dientes.

La verdad es que estas prácticas, de revelarse ciertas -y tienen muchos visos de serlo- van a dejar en claro por fin lo que todo el mundo venía barruntando desde el sucio asunto del Tamayazo: que la política madrileña es una sentina y la gente que gobierna la CAM una manga de impresentables capaces de cualquier cosa, empezando por su presidenta cuya chulaponería y frescura no pueden ocultar un temperamento para el que todo vale con tal de alcanzar sus objetivos.

Por otro lado, según han ido evolucionando los acontecimientos, es de pensar que El País haya administrado sabiamente su información. Soltó el primer globo sonda hace un par de días, hablando de un gabinete de espionaje al servicio del señor Granados, lo que permitió que tanto éste como su jefa, la señora Aguirre, reaccionaran escandalizados, ofendidos, negando radicalmente y amenazando con todo tipo de acciones judiciales. Al día siguiente se añadía la noticia de que el espionaje afectaba al vicepresidente de la CAM, adversario político del consejero Granados, quien corrió a poner una denuncia. Hoy el periódico revela que el espionaje afecta asimismo al consejero Prada. Es como si hubieran tendido una trampa a los gobernantes implicados en este actividad para que patinen y se la den. Que es lo que han hecho, en compañía por cierto de sus perspicaces mentores mediáticos que ayer atribuían el espionaje al vicealcalde señor Cobos al alcalde mismo, señor Ruiz Gallardón.

En cualquier caso, de no ser porque de todos los confines llueven las más cerradas condenas que hablan de hechos "gravísimos", etc, etc, la verdad es que el asunto es de risa. Uno se imagina a los ex-agentes de la guardia civil y la policía nacional a las órdenes de un Mortadelo dando un golpe, una historia propia de la mejor tradición del país que tuvo su Bienvenido Mr. Marshall, como puede tener hoy su Rififí de Chamberí.

La verdad, no veo por qué tarda tanto en dimitir este hatajo de ineptos.

(La imagen es una foto de pt, con licencia de Creative Commons).

Guantánamo, año cero.

Mr. Obama ha empezado bien, como debía: cerrando la vergüenza del campo de tortura para secuestrados de los Estados Unidos en Guantánamo, Cuba.

Suspende el señor Obama los juicios militares por ciento veinte días y pone plazo de un año para el cierre definitivo. Parece bien y razonable pero no suficiente. Al fin y al cabo si una administración toma una medida así es porque trata de poner fin a algo que está mal, que quizá sea un delito. Así que, además de cerrar Guantánamo, el Gobierno gringo debiera establecer una comisión de expertos que estudie la cuestión en sus aspectos político y jurídico y recomiende qué otras medidas deben adoptarse. Por ejemplo, se me ocurre que si se establece que en Guantánamo se violaron sistemáticamente los derechos humanos, dado que era un centro que dependía exclusivamente del Gobierno de los Estados Unidos, sea el presidente de éste entonces, el señor Bush, quien responda penalmente por este atropello.

Afirmo que no entiendo bien por qué varios países europeos se niegan a recoger presos de Guantánamo cuando me parece que estas personas tienen un derecho de asilo por partida doble: porque huyen de sus países, en los que no se respetan los derechos humanos, y de los Estados Unidos, donde tampoco.

(La imagen es una foto de Roberto Rizatto, con licencia de Creative Commons).

Fascinante fascismo.

Cuando leí las memorias de Leni Riefenstahl (Memoiren, Albrecht Knaus, Munich y Hamburgo, 1987, 926 págs) hace ya unos años tuve la clara impresión de que se trataba de un texto exculpatorio en el que Frau Riefenstahl intentaba sobre todo justificarse, ocultar su estrecha vinculación con el III Reich en general y con Hitler y Goebbels en especial y subrayar aquellos rasgos de su trayectoria posterior que pudieran presentarla como una mujer abierta, sin prejuicios raciales y demócrata. Todo eso era evidente en el libro. Bastaba ver cómo hablaba de los Nubas del Sudán para darse cuenta de que sólo una racista puede creer que se quitará la fama de tal y de nazi a base de fotografiar negros desnudos y alabar su belleza. Pero eso era una impresión, muy nítida desde luego, más sólo una impresión que se obtenía de la lectura del libro. Para probar que éste era falaz, que se había escrito para redibujar la biografía de Leni Riefenstahl, la directora preferida de Hitler, se necesitaría una investigación en profundidad. Que es lo que ha hecho Steve Bach con este libro (Leni Riefenstahl, Circe, Barcelona, 2008, 455 págs.).

El problema que plantea la vida y la personalidad de Leni Riefenstahl es el de la medida de responsabilidad y culpabilidad en que incurren artistas, y artistas geniales como ella cuando ponen su arte al servicio de un régimen odioso y tiránico y contribuyen a glorificarlo actuando de propagandistas. Es muy conocido el caso de Leon Furtwängler de quien se dice que, al no haberse exiliado y continuar dirigiendo e interpretando música en el III Reich, en el fondo contribuía a legitimarlo. Y si esto puede decirse de Furtwängler a pesar de que él se limitaba a dirigir e interpretar la música clásica alemana, qué se dirá de Leni Riefenstahl que rodó filmes expresamente dirigidos a glorificar el régimen nazi (como La victoria de la fe, El día de la libertad y, sobre todo, su obra cumbre, la genial El triunfo de la voluntad) o bien orientados a la misma glorificación pero indirectamente, como en Olimpiada.

La obra de Bach, minuciosa y muy bien documentada, trata de dar respuesta a esta cuestión a base de hacer un retrato psicológico completo del personaje contrastando las informaciones que proceden de la propia Leni con lo que dicen de ella sus contemporáneos y cotejando asimismo lo que dice con lo que hace en cada momento. Tengo la impresión de que la biografiada, a pesar de todo, ha conquistado al biógrafo, algo que me explico perfectamente porque en buena medida me sucede a mí: tras haber leído mucho sobre y de Leni Riefenstahl, visto sus películas, sus libros de fotos del África, no tengo dudas de que fue (y, probablemente siguió siendo su larguísima vida) una racista, nazi y gran admiradora de A. Hitler; tampoco de que además era un carácter inestable, que oscilaba entre la exaltación y la depresión, infantil y narcisista. Tenía un afán mórbido por la gloria, la popularidad, las candilejas. Pero era un genio. Sólo El triunfo de la voluntad merece figurar (y de hecho figura) entre las diez mejores películas de todos los tiempos. Y lo mismo pasa con Olimpiada con sus cuatro horas de duración, sobre aquellos juegos olímpicos en los que el héroe absoluto para berrinche soberano de Hitler fue Jesse Owen, un atleta negro. Uno siente cierta recriminación moral cuando admira los planos, el montaje, el ritmo, la belleza de El triunfo de la voluntad y se piensa que con esa película se glorificaba la barbarie de la tiranía nazi. En términos más generales la pregunta es si la obra de arte está por encima del juicio ético o debe someterse a él. Y, en lo que a mí respecta, la respuesta es imposible porque es sí y no al tiempo. El triunfo de la voluntad es una obra de arte y, al mismo tiempo, glorifica el nazismo. Y no de forma adjetiva o indirecta sino de modo directo, consciente y sustantivo.

De la exhaustiva investigación de Bach se sigue que Leni Riefenstahl tuvo desde siempre, desde su niñez, una vocación artística que siguió von pasión, vocación que intentó encauzarse primero como bailarina y luego como actriz hasta que se fijó en su condición de directora. Los años en que Riefenstahl trabajó como actriz sobre todo de las películas de la serie llamada alpina, por ejemplo La montaña sagrada, que la lanzó al estrellato mundial, fueron los de su formación como directora. Y el hombre que más influyó en ella y el que le enseñó cuanto aprendió fue el más famoso director de películas alpinas, Arnold Fanck (p. 62). Y así llegó a dirigir e interpretar al tiempo La luz azul, consiguiendo un gran éxito y consagrándose como directora. El impacto que La luz azul causó en él es lo que llevó a Hitler a decidir que Leni Riefenstahl sería quien dirigiera sus películas. Fue un buen juicio, típico de los nazis que tuvieron siempre y desde el principio un gran sentido para la propaganda política (115). Así alcanzó la gloria de La fuerza de la voluntad, un documental sobre el Congreso del partido nazi en Nurenberg en


(Por si alguien cree que exagero, aquí hay poco más de un minuto de El triunfo de la voluntad con un acto del "Servicio Alemán del Trabajo" en memoria de los caídos en la Iª Guerra Mundial, al son de Yo tenía un camarada.. Téngase en cuenta que es un documental de un acto único, que no se podía ensayar ni repetir si salía mal y que se trata de campesinos militarizados que forman no con fusiles sino con palas y picos).


1934 sobre la que Bach dice lo siguiente: "Ella procuró obtener reconocimiento de su arte al tiempo que rechazó, hasta el final de su vida, toda responsabilidad moral por su contenido o sus consecuencias. Sólo contaba una cosa: había realizado una película ejemplar, llena de imágenes seductoras que, por inquietantes que sean para nuestros ojos, no se han disipado con el tiempo, sino que sobreviven a las cenizas y las tumbas que con justicia pueden juzgarse como parte de su legado." (p. 171).

Bach demuestra no solamente que la imbricación de Riefenstahl en el nazismo fue total, en contra de lo que ella sostuvo siempre después, durante la desnazificación y posteriormente, sino que había hecho lo que luego negó haber hecho. En concreto, recién nombrada corresponsal de guerra, autorizada a filmar la entrada de los alemanes en Polonia, siempre negó haber presenciado la matanza de Konskie, un pueblito polaco en el que los nazis asesinaron a tiros a un grupo de civiles judíos a quienes antes obligaron a cavar su propia fosa (p. 228); sin embargo, lo hizo. Más adelante, en el rodaje de su película de ambiente español Tierra baja siempre negó haber utilizado como extras a gitanos sacados de un campo de internamiento a los que no pagó por su trabajo y que luego fueron enviados a campos de exterminio de los que sólo regresó un puñado de ellos. Pero fue verdad. (p. 245).

De hecho Riefenstahl pasó los últimos 58 años de su vida (que fue larga, pues murió en 2003 con ciento uno) justificándose, reescribiendo su pasado, reinventándose. Lo cual tampoco debió de ser muy difícil para ella que, según viene a decir Bach, aunque no sea concluyente, tuvo que falsificar su "Prueba de descendencia", un documento obligatorio en tiempos de los nazis para probar que no se tenía ascendencia judía, para ocultar a una abuela que lo era (p. 143). Dice el autor que Leni se aferró a su leyenda de mártir inocente perseguida (p. 291) pero la verdad es que, efectivamente fue perseguida. Cada vez que trató de poner en marcha algún proyecto, se le frustraba; se le retiraban las invitaciones a festivales o a dar conferencias y pleiteó cientos de veces tanto para recuperar los derechos de sus obras que le habían sido confiscados como para querellarse por injurias. Unas veces ganó, otras perdió; unas veces llevaba razón, otras no. Pero el hecho es que, después de Tierra baja, ya no volvió a dirigir película alguna y hubo de transferir sus dotes creadoras a la fotografía, con los libros sobre los nubas, que fueron éxitos mundiales y, por último, la fotografía submarina, a la que se dedicó ya con ochenta años y que le permitió rodar un documental que también tuvo mucho éxito, aunque es bastante kitsch para mi gusto. La pregunta ahora es quién haya perdido más impidiendo que Riefenstahl volviera a dirigir una película, el mundo o la propia Riefenstahl.

El recurso a los nubas como medio de exculparse también vino movido por un genuino afán creativo. Había visto una famosa foto de un nuba desnudo a caballo sobre los hombros de otro al que había vencido, una foto de Robert Rodger, uno de los fundadores de Magnum, junto a Henri Cartier-Bresson y Robert Capa y decidió que iría en busca de los nubas y los fotografiaría para demostrar que no era racista (p. 316). Pero no lo consiguió. A raíz de la aparición del libro The last of the Nuba en los Estados Unidos Susan Sontag publicó un ensayo sobre las "inquietantes mentiras" que había en el libro de Riefenstahl y que se llamó Fascinante fascismo. (pp. 326/327). Un acierto de título.

Este mismo sería también el punto de vista de otro crítico, Wilhelm Bittorf que en un artículo en Der Spiegel titulado Blut un Hoden ("Sangre y cojones"), decía: "El entusiasmo -e incluso adicción- con el cual Leni celebró una vez los cultos de los nazis y los cuerpos de los participantes olímpicos lo dedica ahora a los cultos y los cuerpos de los nubas... Para ella los nubas son, en definitiva, mejores nazis, bárbaros más puros, los verdaderos teutones."( p. 329). Puede parecer injusto pero algo de eso hay. Y, al mismo tiempo, las fotos de los nubas son bellísimas.

La obra de Bach hace también un recorrido por el Berlín de la república de Weimar que no está mal y traza unas pinceladas del III Reich con bastante acierto. Pero el mérito esencial del trabajo es haber un trazado un retrato realista de Leni Riefenstahl, su intensa vida, su vocación creadora, su lucha por reinventarse (sin conseguirlo), su inestabilidad emocional sus complicadas relaciones amorosas que llegaron hasta el final, con un cámara checo al que sacaba más de cuarenta y cinco años. Un libro que quiere ser una crítica a la biografiada y acaba siendo un homenaje.

Por último, la traducción es detestable; está demasiado pegada al inglés y repleta de errores de bulto, de esos de "falsos amigos" muchos de los cuales mueven a risa como confundir "actual" con "real" (p. 220), ignorar que en español los "juicios marciales" se llaman "consejos de guerra" (p. 231) o llamar obstinadamente a Baviera "Bavaria" (passim). A la larga, una tortura.

dimecres, 21 de gener del 2009

Decíamos ayer...

En una entrada titulada La mafia madrileña ya se comentaba la afición detectivesca del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid. Y El País golpea el hierro caliente con un reportaje en el que se asegura que el Gobierno de Aguirre espió al vicealcalde de Madrid durante la fase de mayor encono en el enfrentamiento entre partidarios de Aguirre y partidarios de Ruiz Gallardón en la pelea por la posible sucesión del señor Rajoy.

Supongo que la señora Aguirre tomará rauda el camino más corto al juzgado de guardia a tenor de la contundencia mostrada ayer para hacer lo propio cuando se supo que alguien había estado espiando al vicepresidente de la CAM, señor González. Da toda la impresión de que los responsables políticos últimos del espionaje quieren averiguar cómo lo han hecho. Y ya es extraño.

Es como si de pronto se hubiera desatado un frenesí de espionaje que pone a la CAM a la altura de una especie de departamento del Komintern y el Kominform con los agentes secretos fotografiando a los directores generales cuando van al retrete. Bromas aparte, de ser cierto lo que dice El País, esta gente es capaz de todo. Por supuesto, lo del Tamayazo se entiende ahora mucho mejor. Probablemente ya habían ejercido sus habilidades en el pasado y estaban al cabo de la calle de por dónde atacar a los dos diputados autonómicos cuyo cambio de voto arrebató el gobierno de la Comunidad a los socialistas. Lo bueno es que ahora los pavos que anden en la aventura tendrán enfrente a otro Fiscal General, uno que hará lo que tenga que hacer en cumplimiento de la legalidad.

El Watergate fue un escándalo en el que el Partido Republicano espiaba al Partido Demócrata. Un delito. En este caso, de ser cierta la información, se da el mismo delito y un plus de estupidez porque se espía al propio partido. El caso es que este servicio secreto al estilo de la T.I.A. ha conseguido ganarse la enemistad de todo el mundo. No solamente del otro partido (que dirá que si se espían entre sí, qué no habrán hecho con la oposición) sino del sector espiado del propio partido. Y, por supuesto, esas actividades ilegales y delictivas de espionaje se financian con dineros públicos. Los contribuyentes costean que un politiscatro acumule información en busca de algo comprometedor sobre un rival del mismo partido.

Este asunto es muy gordo y ya al margen de lo que suceda en Cajamadrid, en donde los populares verdaderamente liberales están dando un espectáculo de no intervencionismo, la señora Aguirre Gil de Biedma debe ir pensando en dimitir. Por espiar o permitir que se espíe en su nombre y beneficio.


(La imagen es una foto de jovike, con licencia de Creative Commons).

Utopía.

Ayer fue el estreno absoluto de la Utopía de Leo Bassi en el teatro Alfil de Madrid. El espectáculo protagonizado por quien se define a sí mismo como bufón no es un mero monólogo sino que viene amenizado con música a base de órgano eléctrico y proyecciones en una pantalla al fondo del escenario así como algunos números de variedades a cargo de Bassi. Las proyecciones contienen, entre otras cosas, metrajes con escenas de la primera guerra mundial, de la revolución bolchevique y otros acontecimientos de los primeros veinte años del siglo XX. Los números incluyen un carrito de bebé en el que se supone que Bassi saca a pasear a un rorro que se llama Santiago y es el destinatario de las Cartas a un joven español de José María Aznar, el momento en que se machaca una esponja y si está Vd. sentado en primera fila, como era mi caso, lo salpica, un número de malabarismo con unas bandejas de copas, una curiosa proyección de una maqueta que representa la manifa contra Israel del otro día en la Puerta del Sol y un gigantesco pato inflable en el escenario.

En cuanto a la historia, la trama, el relato propiamente dicho es relativamente simple: Bassi piensa que la izquierda está aletargada, desvencijada por haber perdido la creencia en la utopía; que la izquierda europea actual se ha hecho moderada, centrista y ha perdido su capacidad de ilusionar en pro de cambios profundos. Opina que tenemos mucho que aprender del siglo XIX que, heredero de la revolución francesa, tuvo fe en la utopía. La ruptura, el hundimiento, vino con la Iª Guerra Mundial que él ve como una conjura de los ricos contra sus respectivas clases obreras.

Venidos al momento presente, que es con lo que arranca Bassi su monólogo, la crisis financiera y económica con los último datos, la estafa de Madoff y el salvamento del Royal Bank of Scotland, la conclusión es que las ideologías neoliberal y neoconservadora han fracasado. Sus teorías de no intervención del Estado y desregulación no funcionan. Es, por lo tanto, el momento de que la izquierda recupere su creencia en la utopía y salga proponiendo alguna. La utopía, por lo demás, también es la poesía. El caso es que, preocupado el hombre por citar algún ejemplo práctico de la cosa, da con dos ideas que no me parecen mal, aunque mucho más fácil de aplicar la primera que la segunda. La primera es la que propone que acordemos un calendario universal, aceptable para todos y que no sea necesariamente el cristiano-occidental. Por otro lado me da la impresión de que lo que ya hay en la realidad es que se da por válido el cristiano en el entendimiento que cada cual puede utilizar el suyo en su territorio; es decir, el asunto no es imprescindible y la idea que implica me parece muy en su punto, obligándonos a un único calendario y que cada cual haga con el que tiene como guste.

La segunda idea de Bassi es que nos pongamos todos de acuerdo para atajar el aumento de la población y no solamente atajarlo sino de hecho revertirlo; ponernos de acuerdo para conseguir que en el planeta, en vez de los casi siete mil millones que somos, seamos quinientos. Esta es la parte "utópica" de la utopía de Bassi.

El último número es una especie de fanfarria general de la izquierda con banderas rojas y arco iris ondeando y luciendo el imaginario simbólico izquierdista: el Ché, Lenin, Paz, la A de acracia, Allende, el 68, etc. El público que le era muy adicto ya que le reía los chistes antes de terminarlos, lo pasó muy bien. Yo también porque me encantan estos actos inocentes de afirmación de la simbología tribal. Sabedor de la distancia que hay entre una manifestación en un teatrillo casi cabaret del Madrid viejo y la revolución mundial, Bassi invocó el efecto mariposa (incluso lo escenificó) de la teoría del caos.

Hay un número que es una especie de entreacto con Bassi en la pantalla riéndose de las Cartas a un joven español, de José María Aznar, muy divertido. Para que sea divertido, que es lo gracioso del asunto, basta con leer los textos. Lo sé porque lo he experimentado y funciona: es un libro tan profundamente estúpido y carente del mínimo sentido del humor que sólo leerlo por encima ya mueve a hilaridad. Le dediqué en su día dos entradas, una titulada Jardín de necedades y embustes y la otra La carga de la brigada pesada.

Se notó un montón que era estreno aboluto porque empezó con cuarenta minutos de retraso y hubo multitud de chapuzas a lo largo de la representación que, con el tiempo, supongo, se irán corrigiendo. O sea que más bien vimos un ensayo general absoluto.

dimarts, 20 de gener del 2009

Como estaba planeado.

Hoy, cuando el presidente in pectore Obama tome posesión de su cargo, los israelíes se habrán retirado de Gaza. Como estaba previsto cuando empezaron a planear esta matanza hace meses, cuando calcularon que, ganara quien ganara las elecciones en los Estados Unidos, habría un vacío de poder entre el cuatro de noviembre y el veinte de enero que ellos podrían aprovechar para adelantar en su política deliberada de genocidio en Palestina. Y es lo que han hecho. Lo demás son excusas: ruptura de alto el fuego, cohetes de Hamás, hostigamiento de los israelíes; excusas, pretextos para justificar la barbarie de un bombardeo de veinticinco días sobre una ciudad inerme cuyos habitantes no podían protegerse.

Ahora se han retirado porque quieren dar la mejor impresión ante el nuevo presidente. Pero dejan detrás mil trescientos muertos (de momento: ya se verá cuántos son en realidad cuando se desescombre la ciudad), miles de heridos, cuatro mil casas destruidas y muchas más dañadas. Una ciudad reventada sobre la que ha caído de todo, incluido fósforo blanco como se aprecia en la foto en lugar del azufre que su dios hacía caer sobre las ciudades que quería destruir. Que les viene de lejos la costumbre a los israelíes.

Me sumo a la fiesta.

Llevo tres días subiendo entradas sobre el gran acontecimiento de hoy en el que tan grato es que la humanidad se libre por fin de la peste de un presidente inútil, embustero, presunto criminal de guerra, neofascista y responsable de la peor recesión económica desde 1929 (Por fin se larga) como que se abran nuevas expectativas -que conviene no exagerar- con la llegada del señor Obama a la casa Blanca (¿Qué se espera de Obama?), la primera vez en la historia que un negro ocupa la presidencia de los Estados Unidos. Sin duda un signo evidente de que el tiempo trabaja a favor de quienes siempre hemos sostenido la igualdad de todos los seres humanos con independencia del color de la piel, el sexo o la confesión religiosa y que seguimos sosteniéndola con independencia de la etnia o la orientación sexual, frente a quienes continúan obstinados en negarla.

Por eso, como las entradas anteriores tenían las ilustraciones que sus contenidos requerían, por no repetirme, he decidido poner hoy una mía celebrando el exotismo histórico de la llegada del señor Barak Husein Obama a la presidencia de un país en cuyas ciudades del sur hace cincuenta años los negros no podían sentarse al lado de los blancos en los autobuses. Hoy es un día grande.

La mafia madrileña.

¿Qué gente gobierna la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM)? Veamos: la misma señora Aguirre que en su día se benefició de que dos tránsfugas del PSOE (conste que no digo que fuera ella quien los comprara directamente) dejaran a este partido sin el gobierno de la comunidad sería la que se beneficiaría si un consejero de la Caja de Ahorros de Madrid a quien dijeron que Aguirre le ofrecería un cargo efectivamente hubiera cambiado el sentido de su voto en interés de la señora. Conste asimismo que no digo que haya sido ella quien intentara comprar personalmente al citado consejero. Eso lo decidirán los tribunales, si llega el caso, que ya va siendo hora de que llegue porque el gobierno de esta Comunidad hiede.

La información de El País de que el Consejero de la Presidencia, Justicia e Interior de la CAM, señor Granados dispone de un "servicio secreto" compuesto por ex-agentes, al margen de cualquier fiscalización política o judicial recibió ayer todo tipo de bufidos de la señora Aguirre. Como de momento los bufidos no son prueba alguna en ningún proceso esta señora tendrá que explicar por qué parece ser que su Consejero de la Presidencia, Justicia e Interior espía a políticos de la oposición o de su propio partido con finalidades que no son difíciles de imaginar en una Comunidad donde se practica la compraventa de votos y oscuras actividades conexas. Finalmente, si la información de El País es correcta, alguien tendrá que explicar quién espía al vicepresidente del Gobierno regional y con qué finalidad. Repito la pregunta: ¿qué gente gobierna la Comunidad de Madrid?

(La imagen es una foto de jovike, con licencia de Creative Commons).

dilluns, 19 de gener del 2009

Ruano.

Lo mataron hace cuarenta años. Lo tiraron por el hueco de la escalera desde un séptimo piso. Pudo haber sido cualquiera de nosotros.

Lo habían detenido setenta y dos horas antes y lo tuvieron ese tiempo en Gobernación sometido a "hábiles interrogatorios." Pudo haber sido cualquiera de nosotros.

Luego lo llevaron a su domicilio para presenciar un registro y en el camino, según los policías, Ruano se tiró por el hueco de la escalera; según los familiares y cualquiera que conozca la situación en aquellos años, lo tiró la policía. Pudo haber sido cualquiera de nosotros.

Porque todos sabíamos a qué nos exponíamos enfrentándonos a un régimen de delincuentes, asesinos y terroristas que, como se comprueba hoy fehacientemente, llenaron la faz de España de desgarrones en forma de fosas comunes. Nos enfrentábamos a la persecución, la tortura, quizá la cárcel, quién sabía si también la muerte.

En aquel régimen todo estaba al revés. Gobernaba la ilegitimidad y la ilegalidad conjuntamente y, por tanto, la policía no era mas que delincuencia organizada e institucionalizada. Los elementos de la Brigada Político-Social, criminales y torturadores notorios. Un grupo de estos sicarios asesinó a Enrique Ruano que nos representa a todos.

Porque lo sabíamos todos, también los que prefirieron no enfrentarse, los juicios ahora tienen el valor que tienen. Se oye decir que la gente como Ruano no defendía la democracia sino una u otra forma de revolución y por lo tanto, otra forma de dictadura. Es un intento bastante sucio de denigrar el valor de unas actitudes. Ruano era del Frente de Liberación Popular, una gente que propugnaba una imprecisa forma de revolución distinta de la comunista, que sería consecuencia de los procesos de liberación nacional en el mundo (de ahí su nombre) pero siempre democrática. Pudo haber sido cualquiera de nosotros.

(La imagen es un pastel de Schiele de 1912, llamado Castaño joven junto al lago Constanza)

¿Qué se espera de Obama?

Mucho. Probablemente demasiado. Mr. Obama llega a la presidencia de un país que tiene una determinada estructura político-constitucional que él no va a alterar. Un país con una estructura socio-económica que tampoco va a cuestionar. Un país que tiene unas tradiciones, costumbres, convenciones políticas a las que no va a oponerse. Por ejemplo, la acción política bipartidista en la medida de lo posible. Es una vieja costumbre. F. D. Roosevelt tuvo mucho apoyo republicano, como está sucediendo ya con lo que se conoce como New New Deal del presidente Obama. Y ese apoyo condiciona bastante el grado de pureza política que alcanza.

Por otro lado los ocho años pasados han sido tan siniestros y lamentables que por poco que se haga en contra va a parecer una verdadera revolución. Poniéndonos en el mejor de los casos y descontando ya el efecto vaivén lo que parece razonable esperar es :

- el cierre de la base de Guantánamo;

- un plan de rescate del sistema económico-financiero basado en políticas keynesianas;

- un nivel mínimo de cobertura de derechos sociales;

- un grado mínimo de compromiso con las políticas medioambientales;

- un grado mínimo de normas orientadas a la sociedad de libre mercado y nuevas tecnologías;

- un grado mínimo de implicación en una solución pacífica al conflicto palestino sin sacrificar más los derechos de los palestinos;

- los primeros pasos en pro de una política exterior multilateral y pleno respeto a los organismos internacionales.

(La imagen es una foto de Mr. Wright, con licencia de Creative Commons).

El peregrino mundo sigue girando.

Esta última novela de Paul Auster (Un hombre en la oscuridad, Anagrama, Barcelona, 2008, 207 págs.) está hecha con los mimbres habituales en la literatura del autor: una historia en el límite de la verosimilitud o abiertamente inverosímil habitada por personajes con problemas de identidad, pérdida de memoria, carentes de referencias o que viven experiencias en las que lo onírico y lo real se mezclan en proporciones variadas. Historias entre lo fantástico y lo real.

En esta ocasión nos encontramos con un personaje, Owen Brick, un mago de medios pelos que se hace llamar Gran Zavello y que, sin saber cómo, se encuentra de pronto vestido de militar, en concreto de cabo, en el fondo de un profundo pozo del que solamente consigue salir con ayuda de otro militar, un sargento que parece conocerlo y le comunica las órdenes que tiene, consistentes en ir a matar a un individuo que es el culpable de que los Estados Unidos estén en este momento en una terrible guerra civil producida por el intento de secesión del Estado de Nueva York al que se le suman otros Estados de Nueva Inglaterra de forma que los bandos son de un lado los llamados "federales" y de otro los secesionistas. El hombre culpable de esta guerra lo es porque está pensándola, es decir, estamos asistiendo a unos acontecimientos que alguien está imaginando y todos quienes actúan en ellos, empezando por el protagonista, Owen Brick, no son otra cosa que seres de ficción, personajes de una historia fabulada por alguien.

Ese alguien es August Brill, un crítico literario y cultural que se encuentra postrado en una cama después de un accidente de coche que le ha triturado una pierna y vive con su hija, Miriam y la hija de ésta, su nieta Katya. Miriam está separada de su marido, cosa que lleva muy mal, y vive concentrada en una biografía de la hija Nathaniel Hawthorne, Rose, que se convirtió al catolicismo y fundó una orden religiosa de beneficencia. A su vez Katya también se encuentra temporalmente acogida en la casa tras haber pasado por la traumática experiencia de la muerte de su marido. En las noches de insomnio August Brill también repasa su pasado y su convivencia con su mujer, Sonia, con quien estuvo casado toda su vida excepto nueve años en que se divorciaron y él se fue a vivir con una mujer más joven que él que por fin lo abandonaría por un pintor alemán.

Así se entretejen los dos relatos: el de Owen Brick en tercera persona y el de August Brill en primera y van discurriendo en paralelo. En la de Brick hay muchos elementos cinematográficos -tengo idea de que Auster también ha dirigido alguna película- con escenarios como de Mad Max o Blade Runner y tiene un elemento de ucronía, con algo que recuerda el expediente del héroe que despierta en un tiempo que no es el suyo y que ya aparece en la Leyenda de los siete durmientes de Éfeso y se popularizaría mucho en el siglo XIX con obras como Un yankee de Connecticut en la corte del Rey Arturo, Rip van Winkle o El hombre de la oreja rota. La de Brill es en cambio una historia realista organizada básicamente en torno a problemas de pareja y de convivencia, casi una historia cotidiana en la que todos los elementos, incluso los más tremendistas y macabros, que los hay, encajan en la experiencia ordinaria de cualquier lector.

Finalmente la historia de Brick, que se niega a cumplir la orden que se le ha dado, llega a un extremo en que no puede seguir y se decide de forma expeditiva. Porque, de otro modo, ¿cómo resolvería el autor la situación en la que el personaje fabulado por Brill realmente lo matara? Sería un indecible literario, incluso para las habilidades narrativas de Auster. Hay pues un punto en que el trenzado de las dos relatos se deshace. El último tercio del libro es ya la historia real de August Brill, que está reinterpretando su pasado con ayuda de su nieta Katya así como sus relaciones con ella y con su hija Miriam.

El punto que unifica las dos historias y el que se utiliza como pretexto para poner en marcha la de Brick es Virginia Blaines, el primer amor de Brill y que también lo es de su personaje en una típica proyección que hace sobre él y por la que estamos seguros de que Brick es una creación y, por tanto, un alter ego de Brill. Mediante la proyección éste finalmente y aunque sea en la fantasía alcanza a dar cumplimiento a su viejo deseo de adolescente que se le había quedado enquistado, de acostarse con su primer amor. Y es una prueba de la consumada pericia narrativa de Auster que, haciéndonos olvidar que la presencia de Blaines en el relato es tan obra suya como la de Brick, la muchacha afirme tener sus mismos deseos como si durante todos aquellos años los hubiera estado alimentando en silencio como él.

La elegancia y sencillez de la trama y su literaria complicación a través de la articulación de dos relatos, un relato y un metarrelato, dan a esta novela un ritmo sorprendente, ayudado también por un depurado estilo narrativo de una enorme economía de medios y una forma clásica de exposición. Los diálogos también son muy buenos, muy ágiles e ingeniosos. Una novela que prueba gran capacidad de artificio y singular maestría en el autor.

Por último el título de esta entrada reproduce un supuesto verso de un poema de Rose Hawthorne. Ignoraba que la hija de Nathaniel Hawthorne, antes de emprender el camino de la santidad, hubiera intentado dedicarse a la literatura, como sí hizo su hermano Julian, y hasta es posible, por todo lo que sé, que se trate de una invención de Auster. Pero el verso es sin duda bonito si bien está claro que no sonará igual en español que en inglés. Yo hubiera dejado también la versión inglesa que, al no conocerla, sólo puedo imaginar.

diumenge, 18 de gener del 2009

Por fin se larga.

Parecía que no iba a llegar nunca el momento pero por fin se larga el mandatario a quien el señor Aznar considera un "gran estadista" y más del setenta y cinco por ciento de los norteamericanos tienen por el peor presidente de su historia. En su discurso de despedida ha apelado al juicio de ésta, como Fidel Castro en su día. Pero a diferencia de Castro, a él la historia no podrá absolverlo porque su presidencia ha sido un desastre completo en todos los frentes. Un breve repaso ilustrará al respecto.

Su fanatismo religioso y su cerrada política neocon lo llevaron a obstaculizar el avance de la ciencia vetando la investigación con células madre. Del mismo jaez o peor fue su apoyo a la difusión del creacionismo en las escuelas en detrimento de la teoría de la evolución. A esta actitud contraria a la ilustración y al juicio científico que tanto daño hace a la formación de los estudiantes lo llaman el diseño inteligente, esto es, la vuelta a enseñar como verdades científicas las patrañas de la Biblia. Contrario asimismo al progreso de la humanidad y al sentido común fue su decidida oposición al aborto que se articuló en dos tipos de medidas: a) de un lado tratando de que el Tribunal Supremo anulara su decisión previa (caso Roe v. Wade) de permitir la interrupción voluntaria del embarazo, cosa que no consiguió; y b) su oposición a financiar las actividades de la ONU en el planeta que implicaran difusión y legalización del aborto. Lo que corona estas prácticas retrógradas es la afirmación del señor Bush de que en alguna ocasión fue el mismo Dios quien le aconsejó adoptar una u otra medida. Obviamente quien afirma tal cosa en serio sólo puede ser un charlatán o un necio o ambas cosas a la vez.

La presidencia del señor Bush estuvo marcada por el ataque terrorista a las torres gemelas y la subsecuente "guerra contra el terror" que desplegó el Gobierno de los Estados Unidos. En el ámbito de la política exterior esa actitud estaba comprendida en la estrategia de la seguridad nacional cuyos elementos decisivos fueron: la substitución del multilateralismo por el unilateralismo, el desprestigio y ninguneo de las Naciones Unidas y otros foros internacionales y la adopción de la "guerra preventiva" para la defensa nacional. La guerra preventiva es una práctica inmoral a la que recurren sobre todo los Estados Unidos e Israel, los dos Estados terroristas más típicos del mundo.

En la práctica estos principios llevaron al señor Bush a una guerra ilegal, criminal, de rapiña en contra del Irak y a algo muy parecido en Afganistán. Asimismo en función de una doctrina perversa de sus asesores según la cual en tiempos de guerra (guerra que declara él mismo) el Presidente de los EEUU está por encima de los demás poderes del Estado que no pueden controlarlo, sus órdenes no tienen por qué respetar las Convenciones de Ginebra. De este modo el Gobierno del señor Bush aplicó un programa de espionaje universal de sus propios ciudadanos, saltándose derechos como el secreto de la correspondencia, la inviolabilidad de las comunicaciones y otros derechos civiles. Ese mismo gobierno legalizó el uso de la tortura que se puso en práctica en los vergonzosos episodios de la cárcel de Abu Ghraib y de modo sistemático en ese campo ilegal en donde se tortura a prisioneros de Guantánamo, un exclave de los EEUU que rompe el principio se soberanía territorial de Cuba.

En el campo de la política económica los gobiernos del señor Bush aplicaron el más completo programa neoliberal, lo que acabó provocando la mayor crisis económica mundial desde la de 1929. El recetario neoliberal, compatible con la mayor extensión de la corrupción en el Gobierno (en el que los ministros eran accionistas de las empresas que hacían negocios en el Irak destruido por ese mismo Gobierno) consistió básicamente en bajar los impuestos a los ricos y desmantelar cuanto pudo el escaso Estado del bienestar que hay en los EEUU. Esto de bajar los impuestos, sobre todo a los ricos, que es una típica medida de la derecha neoliberal persigue dos finalidades entrelazadas: de un lado favorecer a su base social y electoral y de otro descapitalizar al Estado para que no puede hacer frente a sus compromisos de gasto público. A todo esto hay que añadir la obsesión del gobierno del señor Bush por suprimir todo tipo de controles, normas y regulaciones con los que se pretendía domeñar los altibajos del mercado. Una vez desregulado el mercado se lanzó a una frenética actividad especulativa global habiendo generado asimismo una burbuja inmobiliaria que, al estallar, ha provocado una crisis crediticia con consecuencias en la economía real nunca vistas desde hacía decenios en cuanto al descenso del Producto Interior Bruto, el aumento del paro, la caída de la actividad industrial.

Estamos de enhorabuena: por fin se va este desastre que es un meapilas, un iluminado (que no ilustrado) un terrorista y un genocida por gobierno interpuesto. Un presidente que ha dejado por los suelos la economía y el prestigio internacional de su país y al que el señor Aznar considera "un gran estadista".

(Las imágenes son dos fotos de Bokowsky18 y de Muhammad Adnan Asim (linkadnan)# 2 , ambas con licencia de Creative Commons).

Rafel del Águila in memoriam.

Con algo de retraso me entero del fallecimiento de mi colega y amigo Rafael del Águila. Si toda muerte es injusta, las prematuras lo son doblemente. Del Águila nos ha sido arrebatado en la plenitud de su capacidad creadora, cuando todos podíamos esperar todavía más importantes aportaciones de su indudable capacidad intelectual y perspicacia analítica. No hace mucho que Palinuro reseñaba su último libro, Crítica de las ideologías. El peligro de los ideales en una entrada titulada A la salvación por la barbarie, un magnífico ensayo sobre el peligro que para los órdenes políticos democráticos, posibilistas y pactistas, representan las ideologías.

Rafael del Águila había comenzado su labor publicística con un importante libro sobre los discursos de la transición y fue luego avanzando y profundizando y perfilando sus preocupaciones con mayor precisión, centrándose en el territorio de la teoría política clásica hasta publicar una obra decisiva, La senda del mal: política y razón de Estado (Madrid, Taurus, 2000) en el que aborda con rigor y claridad expositiva el sempiterno problema de la filosofía política entre la ética y el "realismo político" que ya apunta en la sofística griega, se despliega en el nacimiento del Estado moderno con la obra de Maquiavelo sobre quien Del Águila tiene escritas páginas luminosas y llega hasta nuestros días, con el renacimiento de las concepciones de Carl Schmitt.

Al final no somos sino lo que dejamos detrás de nosotros, sobre todo en el espíritu de quienes nos rodean y eso es algo que puede hacerse a través de nuestras obras y a través de nuestra forma de ser. En ambos territorios deja Del Águila una huella indeleble. Sus ideas alumbran otras y ayudan a transitar por el camino del saber; su carácter, sosegado, reflexivo, respetuoso y de una gran curiosidad intelectual que lo asimilaba al de un humanista del Renacimiento es un ejemplo digno de imitación.

Descanse en paz.

(La imagen es la tercera versión de La isla de los muertos, de Arnold Böcklin (1885) que se encuentra en la Nationalgallerie de Berlín).

Caminar sin rumbo (XXXVI).

Conociendo a la gente.

(Viene de una entrada anterior de Caminar sin rumbo (XXXV), titulada Vuelta a casa.

Eugenio los había advertido por el móvil cuando nos faltaba una hora. Una hora que se convirtió en más, como en tres o algo así porque, a la entrada de Jerez el coche sufrió una avería y dejó de funcionar. Hubo que llamar una grúa y luego negociar con el seguro a qué taller se llevaba. Una vez allí nos dijeron algo de una ruptura de una correa y que había que pedir la pieza, que cuando llegara era cosa de un par de horas pero no se sabía cuánto tardarían en recibirla, aunque casi nunca era más de un día. Ellos llamaban ahora y comprobaban que había existencias. Porque también puede suceder que la pieza no esté en stock, con lo que hay que pedírsela a la casa matriz en Madrid y ahí ya no se sabía lo que se pudiera tardar. Hasta cabía la posibilidad de pedir que la grúa se llevara el coche a Madrid con nosotros dentro y una vez en la capital podían arreglar la avería y ganando tiempo. El hombre parecía una buena persona pero sonaba como un disco rayado cuando repitió por tercera o cuarta vez que él no ganaba nada, que no se metía nada en el bolsillo cuando decía lo que había. Buena gana de quedarnos cuatro días allí tirados esperando la pieza cuando podiamos arreglar el asunto en uno pero que en fin, nosotros veríamos, que él no ganaba nada con el asunto y que empezaba ya a llamar.

Nos llevamos la tarjeta del lugar, dejamos al encargado llamando, cogimos un taxi y le dimos la dirección de los amigos de Eugenio a quienes habíamos advertido antes del retraso. Hamilton estaba esperándonos a la puerta de un chalet independiente en la calle Rafael Alberti, muy cerca del parque González Hontoria. Era un negro alto, bastante esbelto que nos recibió con una sonrisa abierta, plantó dos besos en las mejillas de Eugenio, lo estrechó un par de veces contra sí y a mí me alargó una mano que estrujó la mía como si fuera a triturarla. Dijo:

- Estás sorprendido, ¿verdad? Pues sí, no todos los colombianos son blancos o mestizos; también los hay negros y mulatos, e indios y lobos, y albarazados "que todos tiran a mulato". Somos los negros del Caribe o las mezclas, el mulato, el lobo. En América, cabemos todos, de todas las razas y condiciones y cirunstancia. Somos el resultado de todos los cruces. Hay que escuchar nuestro ritmo. Somos únicos en el mundo.

Hamilton era un hombre delgado y anguloso y su mujer resultó ser una blanca rechoncha del interior, de Antioquia; Hamilton era inquieto e impulsivo todo lo que ella era tranquila y pausada; Hamilton era imaginativo y hablador todo lo que ella parecía realista y parca en palabras. A primera vista, un matrimonio bien avenido que daba la impresión complementarse. Yvvy estaba amamantando a su crío menor un mulato regordete, nos dedicó una sonrisa sin moverse y siguió con lo suyo. Eugenio preguntó por el hermano mayor.

- Mayor, mayor...-dijo Hamilton- tiene año y medio. Está durmiendo la siesta. Los bebés se la pasan durmiendo, sobando como dicen Vds.

Parecían buena gente. Nos preguntaron qué queríamos beber. Daban por supuesto que nos quedábamos allí con ellos. Nos tenían preparada una habitación donde podíamos dormir si no nos importaba hacerlo en la misma cama. Él tenía trabajo al día siguiente pero quedaría libre al mediodía y podíamos almorzar juntos.

- ¿Qué trabajo haces?.

- El que hace un veterinario: trato con animales, que es siempre mejor que tratar con según qué personas.- Se veía que era gracia a la que recurría con frecuencia.- Mañana tengo que visitar un par de granjas avícolas cerca de aquí.

Se confirmaba la primera impresión que producía la pareja de llevarse bien. Se respetaban en el uso de la palabra, al contrario de lo que sucede muchas veces con los matrimonios en que los cónyuges, al contar historias que los afectan a los dos, se interrumpen continuamente, no se dejan hablar. También se miraban con cariño y él parecía estar pendiente de los deseos de Ivvy. Claro que eso tampoco quiere decir mucho. Cari yo yo nos llevábamos bastante mal, especialemente en los últimos tiempos en el que las broncas proliferaron, pero hacíamos lo que podíamos para ocultárselo a las visitas. Siempre que había alguien extraño delante tratábamos de proyectar la imagen de un matrimonio tranquilo. El de estos dos parecía serlo y quizá fuera falso aunque, cuando se tienen críos tan pequeños, no es difícil que la vida matrimonial vaya sobre ruedas. Eso mismo nos había sucedido a Cari y a mí. Los conflictos comenzaron cuando los críos eran ya adolescentes.

- Y siendo extranjero ¿te dejan trabajar en el ayuntamiento de Jerez? -decía Eugenio.

- Estoy contratado, sí, sin problemas. Y ahora pendiente de que me den la nacionalidad y cuando eso suceda podré hacer oposiciones y quedarme ya fijo.

- ¿Te interesa?

- ¿Tú sabes cómo están las cosas para los inmigrantes en tu país? Yo tengo ahora dos hijos. Yvvy no trabaja y, cuando pueda hacerlo, a ver cómo lo conseguimos aquí. Necesitamos seguridad. Los niños necesitan seguridad. Cuando la tengamos del todo ya veremos.

- Como dejaste la clínica veterinaria...

- Aquello era una explotación. Tenía que trabajar como autónomo, figúrate, me pagaban por servicio, pero tenía que estar allí siempre. Y a Ivvy igual. Sólo tenía contratos temporales: cuatro meses de trabajo y dos en el paro. La vida de los inmigrantes es muy jodida.

- Y eso que sois inmigrantes cualificados, -dije- que si no lo fuérais.

- Es más o menos igual, no creas. No sabes la cantidad de licenciados, sobre todo del países del Este de Europa que trabajan en la construcción de cualquier manera. Hombre, claro, si te contratan ganas más, pero te putean igual.

Ivvy había terminado de amamantar al rorro que entregó a su marido para que le sacara los aires dándole palmadas en la espalda, se abrochó la camisa y suspiró diciendo:

- Es siempre lo mismo.-Se volvió hacia mí, añadiendo- y, además, Hamilton tuvo que salir escapando de Colombia para salvar el pellejo.

- ¡Ah! ¿Sí? ¿Qué le pasaba?

- Eugenio lo sabe. Las guerrillas secuestraron a su papá, pidieron un rescate que su familia no pudo reunir y lo mataron nomás, lo dejaron tiradito en la circunvalar de Bogotá con una carta en un bolsillo en la que decían que pensaban ir por Hamilton.

- Imagínate -completó éste la explicación- teníamos una pequeña explotación a la entrada de la capital y ninguna defensa. Eran los años duros en que la guerrilla y los paramilitares andaban por sus respetos. Ahora la situación ha cambiado mucho, porque el presidente Uribe es muy derechas y todo lo que quieras pero ha conseguido restablecer la seguridad en el país. Antes el solo hecho de ir por la carretera en coche ya era un peligro.

- ¿Y no os interesa volver ahora que las aguas han vuelto a su cauce? -preguntó Eugenio.

Se cruzaron una mirada cargada de sobreentendidos. Se veía que era asunto que habían tratado varias veces quién sabe cuántas. Lo frecuente es que los emigrantes, los exiliados, aprovechen los cambios favorables en su tierra para volver a ellas.

- Quizá sí -dijo Hamilton arrastrando las palabras- y a lo mejor hacemos mal quedándonos aquí. Pero es que vosotros no sabéis cómo estaba aquello. Era invivible. Todos pensábamos en irnos y no volver. Era una situación supremamente jodida. Déjame decirte que cuando han matado a tu papa, que no había hecho nada salvo ponerse en el camino de unos asesinos, cuando pueden venir por ti, cuando tu mamá ha tenido que cerrar la explotación e irse a vivir con una hermana suya a la capital, si sales te quedan pocas ganas de regresar. Aquello era entonces un infierno y puede volver a serlo en cualquier momento.

- Es curioso, uno escucha a García Márquez, lee sus libros y piensa uno que las cosas no pueden ser tan extremadas.

- Pero es que García Márquez es un escritor universal, que no representa lo que es Colombia. La realidad colombiana la retrata mejor Botero.

Una vez en España cuando ya llevaba cuatro o cinco años malviviendo, un buen día conoció a Ivvy en casa de unos amigos colombianos que festejaban un cumpleaños y la vida se le había vuelto a enderezar. Tenían los dos conciencia de que era una segunda oportunidad que no debían dejar pasar. Él había cumplido cuarenta y dos años y ella estaba probablemente al final de la treintena.

- Tengo treinta y nueve cumplidos -dijo riendo-. No me importa decirlo. Tuve a Sergio (el niño mayor) con treinta y siete. Te diré que en el hospital en donde di a luz al mayor me tenían clasificada como "primípara añosa". -Y volvió a reír.

Al final así son las cosas. Mientras yo viajaba por puro placer, porque me divertía y quería tener experiencias nuevas, hay gente que viaja a la desesperada, que no tiene otro remedio, para sobrevivir. Realmente, la pareja Hamilton-Ivvy se había ganado mi simpatía. No hay que andar buscando explicaciones retorcidas, interpretaciones rocambolescas. Lo que la gente quiere es un empleo decente, un salario digno, una vivienda aceptable aunque no sea lujosa y un poco de seguridad, de tranquilidad, de rutina para poder críar a los hijos, ganarse honradamente la vida sin grandes dispendios y llegar a viejos sin sobresaltos. Si eso lo tienes garantizado en tu país, te quedas; si no, buscas otro y al final tu patria es donde puedes hacer realidad tu sueño.

El bebé se había quedado dormido. Su padre lo depositó en la cuna con mucho cuidado y, volviéndose hacia nosotros, nos dijo que se encargaba de hacer la cena. Eugenio empezó a decir que no se molestara, que podíamos arreglarnos yendo a un restaurante cuando sonó mi teléfono móvil. Del taller decían que mañana por la mañana tendrían la pieza y, por lo tanto, podríamos recoger el coche sobre las doce del mediodía. Era una buena noticia y, para celebrarla, decidimos salir a comprar una tarta que coronara la magnífica cena que Hamilton se había comprometido a hacer.

(La imagen es una viñeta de Aubrey Beardsley).

dissabte, 17 de gener del 2009

La desvergüenza de los genocidas.

En esta atroz masacre de civiles que está perpetrando Israel impunemente desde hace veinte días con el aplauso de los Estados Unidos y la Unión Europea, adalides putativos de los derechos humanos, lo que más llama la atención es la absoluta desvergüenza con que los genocidas retuercen los conceptos y rompen las reglas de la lógica. Ahora andan considerando decretar un "alto el fuego unilateral". ¿Alguien sabe de alguna guerra, guerra de verdad, con dos bandos combatientes relativamente equiparables, en que uno de ellos pueda decretar un "alto el fuego unilateral" sin correr el peligro de que el enemigo lo borre del mapa? ¿Qué demuestra esto? Pues lo que es patente: que no es una guerra ni nada que se le parezca sino una atroz matanza de civiles indefensos y sin escapatoria por un ejército armado hasta los dientes, probablemente el hecho más repugnante que se haya producido en siglos y en el que términos como "tregua", "avance", "ofensiva", etc no significan otra cosa que matanza, matanza y matanza.

Con un alto el fuego unilateral los judíos detienen la masacre, que es lo que pide la humanidad horrorizada, pero no tienen por qué retirarse ni cumplir ninguna de las condiciones de Hamás. Es decir, dejan momentáneamente de matar, pero siguen hostigando y oprimiendo a los palestinos en Gaza. Por lo demás, no haya duda de que esta matanza se detendrá el día veinte, día de la investidura del señor Obama, cosa que estaba prevista ya desde que empezó, el veintisiete de diciembre pasado. "Chicos, dijo entonces el Estado mayor israelí a las tropas, tenéis veinticuatro días para machacar Gaza y destripar a la mayor cantidad de gente que podáis, niños, mujeres y lo que sea. Cuantos más mejor. Recordad que el día veinte de enero paramos porque para entonces hay sheriff nuevo y es menester guardar las formas". Que esto es así, que se trata de un genocidio fríamente calculado, planeado y ejecutado con meticulosidad se echa de ver mirando los mapas de la derecha en los que se observa con toda claridad cómo los territorios palestinos van desapareciendo paulatinamente, absorbidos por los israelíes. Y con los territorios, la población que los habitaba.

A los israelíes les molesta sobremanera que los comparen con los nazis sobre todo porque esa comparación rompe el monopolio que pretenden tener de haber sido las únicas víctimas del delirio pardo. Pero no deben preocuparse pues ambas cosas son compatibles: sus padres y sus abuelos fueron víctimas, si bien no las únicas, del holocausto y merecen y tienen el reconocimiento y el afecto del mundo entero. Los hijos y los nietos son unos genocidas canallas que no merecen sino desprecio. Los dos grupos son israelíes.

(Las imágenes son sendas fotos de Amir Farshad Ebrahimi y de Farfahine, las dos con licencia de Creative Commons).