dijous, 6 de novembre del 2008

La sociedad fragmentada.

El último número de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (octubre-diciembre de 2008, CIS, Madrid, 2008, 282 págs.) trae una serie de trabajos sobre aspectos muy diversos de nuestra sociedad y tratados a mi entender con distinto nivel de rigor conceptual.

El ensayo de Manuel Arias Maldonado (La globalización de los movimientos sociales y el orden liberal. Acción política, resistencia cívica, democracia) es un muy interesante intento de comprender y explicar la creciente actividad transnacional de la acción colectiva a partir del hecho de que en buena medida los movimientos sociales globales son movimientos antiglobalización (p. 14). Este movimiento antiglobalización es fluido, diverso y difícil de entender con los parámetros clásicos de análisis de los movimientos sociales (p.22). Establece el autor una conveniente distinción terminológica entre las formas de los movimientos sociales: a) movimientos sociales transnacionales; b) movilización colectiva global; y c) movimiento social global, un movimiento social emergente que se nutre de la resistencia a la globalización. No estoy muy seguro de que la distinción entre b) y c) sea verdaderamente útil. Entra después Arias en la conexión entre los movimientos antiglobalización y la democracia representativa con el intento de aquellos de superar las instituciones de esta democracia (p. 29). En el límite el sujeto de la acción es la multitud que las instituciones liberales no pueden asimilar y que suscita la acción cívica global (p. 31). Este activismo cívico posee un factor sentimental muy fuerte que lo convierte en un estilo de vida (p. 34) Pero, señala el autor, corre el peligro de la asimilación mercantil de la cruzada antiglobal y lo ejemplifica con la paradoja del concepto situacionista de la sociedad del espectáculo de Debord al que se rechaza con los mismos instrumentos que denuncia (p. 36). No acabo de entender por qué ha de ser paradójico que al concepto debordiano le suceda lo que él dice que les sucede a los demás. Concluye Arias que la globalización de los movimientos sociales ha reforzado el proceso de su paulatina integración en el sistema político liberal (p. 39) lo que, aparte de oscurecer la distinción conceptual de que partía ya que no parece que movimientos sociales y movimientos antiglobalización sean cosas categóricamente distintas sino distintos momentos de la misma cosa, no dice nada que sea habitual en la dinámica social y deja sin explicar por qué la "integración en el sistema político liberal" haya de ser contraproducente ni siquiera.

José Ángel Bergua Amores (Diseñadores y tribus. Una aproximación sociológica a la creatividad en el ámbito de la moda) es un original ensayo de investigación cualitativa a base de entrevistas en profundidad hechas a diseñadores de la provincia de zaragoza y tribus del mismo lugar para tratar de averiguar algo desde un punto de vista sociológico sobre el proceso creativo de la moda. Apoyándose en Maffesoli, atribuye a las tribus los rasgos de querer vivir el presente, el fomento de la "religancia", la consideración de la vida colectiva como un teatro y la coparticipación estética de los sujetos (pp. 48/49) Los datos del universo de diseñadores que toma en cuenta para la muestra fueron la edad, el género, la situación profesional y la provincia así como el ámbito concreto de la actividad (p. 55). En las entrevistas en profundidad separa la faceta exotérica de la esotérica del acto creativo (p. 56). Todo lo cual le permite enumerar una serie de curiosas consideraciones que presenta como una "salida" o "exoducción" para alcanzar una mejor conocimiento de la creatividad. Son éstas: 1) la alta costura empezó en los ambientes aristocráticos y se ha ido popularizando hasta buscar inspiración en los ambientes "pobres"; 2) los jóvenes presentan dos tipos de diferencias: la differance de Derrida y la fragmentación; 3) los creadores tienen que montar espectáculos y escenificar para mostrar sus creaciones; 4) en las sociedades contemporáneas prevalece una heterogeneidad débil después de que la postmodernidad haya rescatado el concepto de multitud como más originario que el constructo de "Pueblo" y en el que se integran de preferencia los jóvenes; 5) cuando reaparece la creatividad estética espontánea de la gente se manifiestan los coolhunters y los diseñadores que cultivan el coolhunting con una función similar a la que tendría el Pueblo frente a la multitud; 6) la comprensión de la creatividad de los diseñadores puede hacerse por medio de metáforas que luego van complicándose, la de las tribus están mucho más alejadas de la imaginación sociológica, razón por la cual el diálogo entre élites o expertos es siempre más sencilla que con las gentes; 7) al juntar las reflexividades de los diseñadores, las tribus y la sociología se ve que los primeros (diseñadores y tribus) tienen un saber hacer, pero no un conocimiento teórico de lo que hacen; ese es el que aporta la sociología que, en cambio, debe reconocer que no tiene conocimiento del saber hacer. Todas esos apartados de la "exoducción" dan que pensar si el fenómeno de la moda no es intrínsecante fragmentario, contingente, tornadizo para la elaboración de una teoría cualquiera, cosa que ha quedado clara, entiendo, casi desde los comienzos de la sociología y, a mayor insistencia, si existe una posibilidad de aproximación teórica al proceso creativo que, no siendo una especie de determinación de su contexto material y empirico, tendría que aventurarse en algo parecido a una lógica de la invención.

Luis Camarero y Rosario Sampedro (¿por qué se van las mujeres? El continuum de movilidad como hipótesis explicativa de la masculinización rural) abordan el fenómeno de la masculinización rural poniendo a prueba la hipótesis explicativa tradicional de la huida ilustrada según la cual, la marcha del campo viene movida por mayor nivel formativo (p. 77). La metodología que emplean es un estudio generacional de cohortes originales con seguimiento de los nacidos en áreas rurales de ciertas regiones para determinar cuál es su lugar de residencia y trabajo. Se centran en Castilla y León y emplean la Comunidad Valenciana como elemento de comparación y contraste. Los datos proceden del censo de población de 2001 del INE y las cohortes son los nacidos entre 1952-56 y entre 1967-71. Las mujeres de la cohorte 1952-56 es la llamada "generación ausente", pues quedan menos de la quinta parte en las áreas rurales. Si se atiende a los niveles formativos que, por primera vez, eran similares en los dos sexos, se da que a mayor formación, mayor emigración pero sin que haya diferencias apreciables entre hombres y mujeres. Esa diferencia se da, en cambio en los niveles formativos inferiores (p. 88). Para los nacidos entre 1967 y 1871, hay ya más diferencias en el nivel formativo de varones y mujeres pues aparece una clara sobreformación femenina. El resultado es que crece la sobreemigración femenina y aumenta la masculinización rural (p. 91) Como resultado final: se mantiene la masculinización rural en los colectivos con menor nivel educativo. El nivel de estudios sigue teniendo relación con el continuum de movilidad pero diferenciada por sexos. En los varones los altos estudios significan menor práctica del commuter (frente a la emigración) que en las mujeres (p. 99). No hay pues indicios de que remita la masculinización rural (p. 101).

David Luque Balbona (Un análisis regional de la actividad huelguística en España) advierte que los distintos métodos de cálculo de huelgas (si por horas o jornadas) pueden dificultar las comparaciones. Los indicadores en el estudio comparativo de huelgas son: número de huelgas, número de participantes y número de jornadas no trabajadas (p. 113). La fuente de datos es la Estadística de Huelgas y Cierres Patronales (EHCP) del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Hay un acuerdo más o menos general en el sentido de que en los EEUU la incidencia de las huelgas es procíclica (mayor actividad huelguística con ciclo alto; menor con ciclo bajo y con mayor paro). En Europa no hay una pauta clara (p. 115). En España, gran parte de las huelgas de los decenios de 1980 y 1990 estuvo ligada a las reconversiones minera, naval y siderúrgica. En el periodo de 1986 a 2006 hubo 19.459 huelgas lo que da una media de unas 900 huelgas al año, si bien es cierto que en la segunda mitad del decenio de 1990 estos números descienden sensiblemente (p. 118). Las causas parecen ser: a) cambio estructural de la economía española; b) buena marcha de la economía desde la mitad de los noventa; c) crecimiento de la cantidad de trabajadores por cuenta propia y contratados con contrato temporal; d) el aumento de las presiones competitivas a causa de la globalización (p. 121). A su vez el análisis por Comunidades Autónomas (CCAA) permite al autor establecer tres grupos: a) huelgas frecuentes y de pequeña magnitud (Asturias, Castilla-La Mancha, Cantabria, País Vasco, Navarra y La Rioja); b) huelgas poco frecuentes y de gran magnitud ( Murcia, Andalucía, Madrid, Cataluña, Extremadura y Comunidad Valenciana); y c) huelgas poco frecuentes y de pequeña magnitud (Galicia, Aragón, Canarias, Castilla y León y Baleares) (p. 124). Al disponer de series temporales y secciones cruzadas por CCAA acude a regresiones de efectos fijos con datos de panel en las que las variables dependientes son las huelgas (por cada 100.000 asalariados), la magnitud (cantidad de huelguistas por huelga) y el volumen (jornadas no trabajadas por cada 1.000 asalariados) mientras que las variables independientes son la distribución sectorial del empleo, la tasa de paro, la de temporalidad, el porcentaje de trabajadores con convenio y una variable binaria según que las CCAA tengan o no sistemas de solución extrajudicial de conflictos laborales (p. 125). Añade dos variables adicionales: una la existencia de pactos regionales de empleo y la otra el porcentaje de votos de los partidos de izquierda en las elecciones autonómicas (p. 125). Todo lo cual permite alcanzar las conclusiones siguientes: la mala situación del mercado de trabajo da lugar a menos huelgas (procíclico); la participación de los agentes sociales en el proceso de formación de políticas tiene un efecto positivo sobre la reducción de las huelgas; con los gobiernos de izquierdas los sindicatos ganan peso y las huelgas disminuyen (p.128).

Miguel A. V. Ferreira (Una aproximación sociológica a la discapacidad desde el modelo social; apuntes caracteriológicos) adopta una actitud sociológica que interpreta la discapacidad como resultado de las "estructuras opresoras de un contexto social poco sensible a las auténticas necesidades de las personas con discapacidad" (p. 143), esto es, da por supuesto que hay una especie de construcción social de la discapacidad y que si no se hace según unos postulados que le parecen más acertados se hace según otros que lo son menos. La nueva Clasificacón Internacional de la Funcionalidad (CIF) propone un esquema bio-psico-social para abordar la discapacidad como una condición multidimensional de la persona que supera la clasificación anterior pero que, a juicio del autor, todavía tiene lagunas (p. 146). Aún no se tiene bien en cuenta la dimensión social de la discapacidad y no se ha acometido como se debe el hecho de que la definición de "normalidad" también es un constructo social (p. 147). Propone Ferreira en consecuencia un proceso de deconstrucción analítica de la discapacidad que ya se ha iniciado desde perspectivas marxistas y feministas (p. 152). Se aislan así tres vértices de la construcción social de la discapacidad: 1) la existencia cotidiana del discapacitado está dominada por una singularidad; 2) esa singularidad lo homogeneiza con los demás, abstrayendo su singularidad; 3) la homogeneización implica su inclusión en la estructura jerárquica de la sociedad (p. 153). En consecuencia, la identidad social de la persona con discapacidad está impuesta desde fuera, desde un entorno no discapacitado, lo que implica heteronomía y, con frecuencia, exclusión (p. 159). Entiende el autor que las tareas pendientes en la sociología de la discapacidad son: a) toda medida orientada a la discapacidad debe hacerse en el marco de comprensión de las personas que la sufren (p. 164). Por lo tanto hay que emprender investigaciones concretas que den voz a los protagonistas del fenómeno (p. 166). Todo lo cual debe ser el fundamento para la elaboración de una Teoría Sociológica de la Discapacidad consistente epistemológicamente (p. 167), si bien no estoy muy seguro de si esta reclamación está correctamente planteada. Da la impresión de que ya existe una Teoría Sociológica (que el autor de pruebas de manejar con soltura) no específica de la discapacidad (que estaría por ver si es posible) sino perfectamente capaz de dar cuenta de ella que es la que tiene la raíz en la fenomenología de la construcción social de la realidad y en la obvia medida en que la discapacidad es parte de dicha realidad. Más bien parece que de lo que se trata es de aplicar con mayor ahínco esa teoría para obtener recomendaciones prácticas que permitan afrontar el problema de la discapacidad de acuerdo con unos valores que no se hacen explícitos pero que se dan por supuestos respecto a una concepción kantiana del valor de la vida humana; de toda vida humana.

dimecres, 5 de novembre del 2008

La Presidencia y las dos cámaras.

VICTORIA

A estas alturas es innecesario decir que la elección presidencial de ayer en los EEUU es un hito histórico mundial. Ya lo han dicho todos los periódicos, radios, cadenas de televisión del planeta probando así una vez más que las elecciones a la presidencia de Gringolandia son las elecciones a presidente del mundo entero. Palinuro que siguió la campaña electoral muy de cerca desde el comienzo de las primarias estaba emocionado esta madrugada, una emoción que según pudo comprobar compartía también con medio mundo.

Se prueba igualmente que, a pesar de todo, los EEUU son un gran país con una sociedad dinámica y abierta capaz de adoptar decisiones colectivas transgresoras y audaces. Una sociedad que pasa de estar gobernada por un inepto, tradicional representante de la más agresiva idiocia neocon, de la que también hay abundante representación en España, a estarlo por un mulato de clase media, progresista, socialdemócrata, que representa los valores de la izquierda moderada en todo el mundo y por el que ningún "experto" hubiera dado un ochavo hace dos o tres años.

Un hombre que ha recogido el fruto de un trabajo bien hecho porque sólo el carisma que indudablemente posee no le hubiera llevado a donde está. No es con mero carisma sino con una táctica innovadora que sabe hacer uso de las nuevas tecnologías de la comunicación con lo que se llega a todos los sectores de la población, incluidos los más reacios a votar y se moviliza a los más jóvenes y dinámicos. Y no es con mera táctica sino con una estrategia clara y propuestas justas y populares como se puede derrotar dos veces al establishment blanco, una en la persona de su rival a la nominación del Partido Demócrata y otra en la de su antagonista republicano, ambos rotundos wasps y la señora Clinton con el plus añadido de ser mujer.

Ahora es cuando el tema de la raza que ha estado prudentemente oculto en la campaña electoral cobrará toda su dimensión y fuerza porque, gracias al color de su piel, Obama es un símbolo y representa un avance y una esperanza no solamente en los Estados Unidos sino en todo el mundo, una esperanza que atraviesa sectores y clases sociales: se puede ser negro y presidente de los Estados Unidos. Ya sólo hay que conseguir que eso pueda suceder en todas partes. Y ahora también es cuando hay que ver qué tienen que decir los sabelotodo que sostienen que no hay diferencias entre los candidatos gringos a la presidencia y que tanto da quién gane las elecciones. Seguramente Obama no va a proclamar el soviet de Washington ni la dictadura del proletariado (ni falta que hace) pero no es baladí la perspectiva de que se acabe la insoportable hegemonía de la reacción fundamentalista, ultrarreaccionaria y belicosa que ha gobernando el país hasta ahora y con el país el mundo, y que la derecha europea ya no tenga tanto eco al otro lado del Atlántico ni encuentre allí tanto pábulo a sus desmanes, sean estos arbitrariedades de presidentes polacos o provocaciones de reinas españolas.

Y ¿qué decir de los próximos tiempos? Está claro que el señor Obama tiene ante sí una ingente tarea de reconstrucción nacional e internacional para reparar los desastres y destrozos que ha provocado la estúpida arrogancia neoconservadora tanto en los Estados Unidos como fuera de ellos, una arrogancia que ha llevado a los gringos a pensar que pueden dirigir el mundo sin consultarlo y de conformidad con una ideología primitiva hecha de fanatismo religioso, simplezas económicas y un sentido instrumental de la moral próximo al fascismo. Una actitud cerrada de "conmigo o contra mí" que sólo podían aceptarles quienes se rebajaran a servirlos y secundarlos en sus fechorías, como el señor Aznar.

En el interior el señor Obama tendrá que empezar de cero a reconstruir y mejorar el Estado del bienestar, aumentando la cohesión social, estableciendo un sistema nacional de salud y volviendo a una política fiscal más justa y redistributiva que recorte las clamorosas desigualdades de una sociedad muy polarizada. Al mismo tiempo tendrá que poner remedio a la deriva autoritaria y contraria al Estado de derecho de la administración anterior restaurando el pleno uso de los derechos y libertades civiles a los ciudadanos, garantizando su libertad y debido proceso legal para todo el mundo incluidos los secuestrados en Guantánamo.

En política exterior me gustaría pensar que el señor Obama sabrá resistir la tradicional tentación demócrata de hacerse perdonar sus políticas sociales dentro adoptando actitudes autoritarias y agresivas fuera. Espero que haga lo que hizo en su día el señor Rodríguez Zapatero, esto es, retirar las tropas del Irak. Será más largo y más complicado, es evidente, pero tiene que hacerlo. Como tiene que encontrar una solución en Afganistán y Paquistán que no sea seguir con el desastre. E igual que tiene que comprometer a Gringolandia en una política internacional acorde con el derecho internacional, el principio de la multilateralidad, el respeto a las Naciones Unidas, la plena colaboración del país con todas las iniciativas justas (desde el protocolo de Kyoto hasta el Tribunal Penal Internacional) y la renuncia a la política de ataque preventivo del Gobierno del señor Bush que había convertido a su país en el rogue State más peligroso del mundo. Es decir tiene que hacer del mundo un lugar más seguro y más saludable para todos, empezando por los propios States, en el entendimiento de que la seguridad y la paz no significan sólo ausencia de guerras sino políticas activas de ayuda al desarrollo de las zonas más deprimidas del planeta, en especial ese continente del que proviene su familia paterna.

Y tiene que enfrentarse a la crisis económica que es algo que afecta al interior y al exterior de los Estados Unidos y posiblemente sea la herencia más peliaguda que le deja la ineptitud del señor Bush y todos sus consejeros neocons. Es de esperar que el señor Obama restablezca el justo equilibrio entre el Estado y el mercado y aplique a la solución de la crisis políticas keynesianas y postkeynesianas, pero sobre todo las primeras que son de eficacia probada pues gracias a ellas se reconstruyó Europa en la postguerra y se garantizó el periodo de crecimiento sostenido más prolongado de los últimos tiempos. Asimismo tiene que empeñarse en una tarea multilateral para poner freno a los movimientos especulativos del capital internacional, consolidar el sistema financiero internacional, garantizar el libre y justo comercio, ayudar al desarrollo sostenible y comprometerse con los Objetivos del Milenio pues, si queremos, aún estamos a tiempo.

Es una tarea inmensa pero él la prometió al hablar de "cambio" y está en situación de acometerla porque, además de haber ganado la presidencia, el Partido Demócrata tiene mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado de forma que nada se opone a que lleve adelante ya en los primeros cien días la totalidad de su programa. Los republicanos no están en situación de bloquear u obstaculizar nada y bastante tendrán en los próximos tiempos con recomponer su unidad y hacer la crítica de cómo haya sido posible que el "viejo gran partido" fuera secuestrado por una pandilla de fanáticos ignaros. De acuerdo con los resultados electorales de la noche pasada los gringos parecen haber dado un cheque en blanco al primer presidente negro de su historia.

Permítaseme una penúltima disquisición de orden teórico. El pragmatismo fundamental que constituye el fondo filosófico de los Estados Unidos hace que estos pongan ahora a prueba empírica y experimental una cuestión que los europeos acostumbramos a plantear en las regiones inevitablemente brumosas de la teoría sin haber encontrado una respuesta hasta la fecha y ella es la de la importacia del individuo en el desarrollo de la historia. ¿Qué deja más huella en el devenir de la humanidad, la acción del héroe, la labor callada de las masas o la acción indiferente de las leyes de la historia?

Como dije en una entrada anterior, lo único que me preocupa es que, aprovechando el vacío de poder que se produce desde el cuatro de noviembre al veinte de enero, fecha de toma de posesión del nuevo presidente, los israelíes hagan alguna jugada, como bombardear el Irán, para enfrentar al señor Obama con los hechos consumados (como hacían los nazis) y desencadenar un conflicto de proporciones incalculables. No siendo así:

Go Obama!


(La imagen es una foto de tonx, bajo licencia de Creative Commons).

Francia e Italia en España.

Invitados por nuestros amigos Mari Pepa y José Antonio, a quienes los dioses colmen de venturas, hace un par de días fuimos de visita al Real Sitio de la Granja de San Ildefonso, para completar un recorrido que empezamos en el verano de 2007 y del que ya dejé una entrada titulada El real sitio. Por entonces prometimos volver y hacerlo en otoño, para pasear por los jardines y parques y visitar el palacio, que no tuvimos ocasión de ver la vez anterior.

Desde luego los jardines son impresionantes. Los bosquetes de castaños y tilos con sus tupidos follajes que empezaban a dorarse, dando al aire esa luz ambarina que parece mágica invitaban al paseo. Las fuentes estaban todas cerradas y los jardines en remodelación, motivo por el cual pongo una foto de la fuente de Andrómeda en momentos más felices en los que, como se ve, el dragón suelta un chorro de agua por sus horribles fauces mientras Perseo, montando sobre Pegaso, se apresta a librar de su cautiverio a la infeliz princesa de Trapisonda. Todas las fuentes del Real Sitio son de plomo con pátina de oro o bronce, de estilo francés (como obras todas ellas de escultores franceses) típico rococó.

Este Real Sitio es puro afrancesamiento. Lo mandó construir Felipe V, que se encandiló con el lugar y quiso reproducir aquí una especie de mezcla de jardines de Marly y Versalles, como lo que él había visto de niño y joven en su patria. Era hombre débil y acomodaticio, un vividor comodón, como se ve claramente en el espléndido cuadro de la derecha, obra del francés (cómo no) Louis Michel van Loo, hijo del pintor de cámara de Luis XIV y pintor de la corte de los Borbones españoles. Se aprecia el porte escasamente guerrero del Rey y su afición a rodearse de su extensa familia (una costumbre muy borbónica) en un ambiente de lujo y boato claramente italianizante, en tanto que un grupo musical interpreta una melodia en el balcón tras el drapeado rojo mientras que por el arco del fondo divisamos los jardines que tanto placían al monarca. El original del cuadro está en el Museo de El Prado; el que se ve aquí, en La Granja, es una copia. Felipe V quiso retirarse a este lugar y abdicó en su hijo Luis I, pero la temprana muerte de éste lo obligó a retomar los asuntos de Estado y, desde entonces, el palacio quedó ya como lugar de veraneo hasta la muerte del Rey en 1746. A partir de entonces fue la residencia de su segunda mujer, Isabel de Farnesio, quien continuó con la tarea de ampliación y embellecimiento del Real Lugar a cargo fundamentalmente de arquitectos italianos. Por cierto, ese monopolio cortesano de extranjeros, primero con los Austrias y luego con los Borbones, que ha durado prácticamente toda la historia de España explica en buena medida por qué en nuestro país no se desarrollaron jamás tendencias o escuelas autóctonas en artes, ciencias, profesiones u oficios. No por una especie de indolencia o ineptitud nacional, sino por una actitud básica antipatriótica de unos reyes que a veces ni siquiera hablaban la lengua del país y unos cortesanos aduladores dispuestos a seguir los gustos germánicos, afrancesados e italianizados de sus señores.

Pasear por los suntuosos salones del Palacio de San Ildefonso es como hacerlo por una mezcla de Versalles y Villa Borghese. Español en la concepción de la obra me parece que no hay más que la planta general del edificio, originariamente concebido según la del Alcázar de Segovia. La imagen de la izquierda, correspondiente a la llamada "sala de las lacas" es un ejemplo acabado del gusto imperante en el XVIII por las llamadas chinoiseries, algo realmente fascinante pero que tiene tanto que ver con el estilo castizo castellano o español en general como la coleta de Fu-Man-Chú. No obstante, no se crea, la visita merece la pena. Impresiona contemplar el lujo desmedido en que vivía la familia real, sobre todo si lo compara uno con las condiciones de miseria en que estaba la inmensa mayoría de la población en la época. Por cierto, así seguimos, más o menos: con unos reyes extranjeros que viven opíparamente a costa de una población en la que, según los datos de Cáritas hay ocho millones de pobres.

Las habitaciones reales están en la planta principal, en donde también se exhiben algunos (no todos ni mucho menos) de los preciosísimos tapices de la Real Colección. Los paños de Flances, confeccionados entre los siglos XV y XVII, muchos de ellos sobre cartones de pintores célebres, como Gossaert o Mabuse, reproducen por lo general abigarradas escenas de la Biblia y la mitología grecorromana en una alegre mezcolanza y con un sentido iconográfico libérrimo, pero todos ellos con una innegable funcionalidad moralizante cristiana. Creo no exagerar si digo que uno puede pasarse las horas muertas contemplándolos porque son muy hermosos y están llenos de lecciones. La Real Colección de Tapices de España debe de ser la mejor del mundo y si el Patrimonio Nacional, que los administra, se decidiera a unificarlos (ya que ahora se exhiben en diversos lugares y palacios) sería un punto de atracción de curiosos y expertos de primer orden.

La planta baja del palacio había de contener la rica colección de estatuas que mandó comprar Felipe V en Italia entre ellas las de la colección de Cristina de Suecia y, de hecho, aún se contemplan algunas pero la mayoría tambien ha sido trasladada a El Prado de forma que lo que puede verse en el Real Sitio son vaciados en yeso cuyo interés reside en que se hicieron antes de que se procediera a restaurar los originales para trasladarlos, con lo que nos hacemos una idea muy buena de cómo eran los que los Borbones tenían para su exclusivo disfrute. Dejo aquí una de las más curiosas y originales, obra del italiano Antonio Corradini, La fe velada que se encuentra en la sala de la Justicia.

Visitar el Real Sitio es una experiencia histórica y estética que lo conecta a uno con los lugares donde pasaron mucho tiempo las sucesivas familias reales españolas porque aunque, desde el ferrocarril, los reyes prefirieron el norte (San Sebastián y Santander), la Granja de San Ildefonso continuó en mucho uso hasta bien entrado el siglo XX. Don Juan el ninguneado, hijo de Alfonso XIII y padre del actual Borbón, nació aquí.

Me propongo volver porque todavía me quedan por visitar las múltiples dependencias anejas al palacio en donde se intalab la corte.

(Todas las imágenes proceden de la Guía del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso y Riofrío de José Luis Sancho y Juan Ramón Aparicio y editado por el Patrimonio Nacional, de donde salen también algunas de las noticias de la entrada).

dimarts, 4 de novembre del 2008

Lo de la Reina.

En este asunto de las declaraciones de la Reina a la numeraria de la secta del Opus Dei, doña Pilar Urbano, no está todo dicho. Hay quien cree que hizo muy bien dando a conocer su opinión sobre temas sensibles que dividen a la ciudadanía; quien cree que no hizo bien ni mal, sino que usó su libertad de expresión; quien cree que Su Majestad metió la real gamba; y hay quien, como este humilde bloguero, cree que las manifestaciones de la Reina fueron una provocación y una agresión.

Quienes sostienen los tres primeros puntos de vista piden que el asunto se deje pasar, que se olvide. El caso más patético es el del Gobierno que, atacado en su labor legislativa, se limita a ordenar a sus militantes que guarden silencio como corderos. Quienes creemos que se trata de una provocación no queremos que se olvide sino que se continúe aireando para que, aparte de exigir a la Reina una rectificación pública, sigan sabiéndose más detalles de cómo se fraguó esa agresión a las ideas de la mayoría de la ciudadanía pues cada vez está más claro que los Borbones vuelven por sus fueros: un Rey zascandil y una Reina beata en manos de la correspondiente Sor Patrocinio o "monja de los milagros", personificada en esa secretaria suya personal también miembra numeraria de la secta del Opus Dei.

La Reina debe pedir excusas públicamente o dejar de ser Reina. ¿Cómo? "Averígüelo Vargas", que decía otra Reina, Isabel la Católica, de perpetua memoria en estos reinos. Que lo averigüe Vargas, pero que lo averigüe, porque el asunto no debe minimizarse.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons

Por qué puede (y debe) ganar Obama.

Hace cinco años la idea de que un mulato ("el negro", como lo llama el señor Chávez) pudiera ser presidente de los EEUU hubiera movido a risa. Hoy es muy probable que los EEUU elijan a un presidente mulato.

Resumen de la campaña electoral, que Palinuro ha seguido atentamente y repaso a los factores que han llevado al señor Obama a las puertas de la Casa Blanca:

a) los ocho años (seis de mayorías coincidentes ejecutivo-legislativo) de gobierno neocon con sus secuelas de injusticia social y desigualdad económica, ataque a las libertades públicas, avance del oscurantismo religioso y la intolerancia y política internacional agresiva;

b) la provocación de una de las guerras más injustas, criminales, de destrucción y pillaje que se hayan visto, basada en mentiras deliberadas, que ha quebrantado el muy endeble orden jurídico internacional y aniquilado el poco respeto de que los EEUU gozaban en cualquier parte del mundo que no fuera Israel;

c) consecuencia de la guerra y las estúpidas recetas neocons, la mayor crisis económica del capitalismo, mayor que la de 1929, de consecuencias aún imprevisibles y de la que, si no se echa a los neocons de la Casa Blanca, quizá no se salga sin otra guerra y ésta ya de exterminio.

¿Por qué votarán los gringos al señor Obama? Porque su cambio es la única alternativa a la desastrosa herencia del señor Bush mientras que Mr. McCain es más de lo mismo.

(La foto es la que tomó mi hija Inés en Indiana hace unos días y que repito aquí porque tiene mucha calidad).

Caminar sin rumbo (VIII).

Aforismos sobre la vida y la muerte para el camino.

Siguiendo tradición del cristianismo cultural iniciamos la jornada pensando en los novísimos, como Dios manda y siendo en consecuencia la alegría de la huerta.

Vivir es sobrevivir.




Hay quien dice que la vida vulgar tiene su poesía.




Me he pasado media vida haciendo disparates y la otra media justificándome. Pero no consecutiva, sino simultáneamente.




Peor que oponerse a lo inevitable es rendirse a ello.



La única compañía que nos dura toda la vida es la muerte.




Todo está poblado de muerte.





Muerte, tuya es la victoria; tuyo el aguijón.


(Las imágenes son, por este orden, Juan de Juanes, Calavera (Memento mori); Mabuse, Díptico Carondet; Memling, reverso panel izquierdo del díptico San Juan Bautista y la Verónica;Harmen Steenwijck, Vanitas, 1640;las dos siguientes, Van Gogh, Calavera (1887-88); y la última también Van Gogh, Calavera con cigarrillo encendido (1885-86), estos flamencos...).

dilluns, 3 de novembre del 2008

Los Borbones insultando, como siempre.

Dos veces en el último siglo y medio ha echado el pueblo español a los Borbones y dos veces ha vuelto esta familia a lomos de militares para seguir viviendo a costa de la gente al tiempo que la insulta. Los parásitos no entienden de dignidad. La última vez, con este Juan Carlos de Borbón, alevín del genocida Francisco Franco, perjuro y enemigo de su propio padre, a quien se saltó en la sucesión al trono por capricho del tirano. Y con él llegó su esposa, una señorita griega que cambió de religión por conveniencia personal y se pronuncia ahora en asuntos políticos, morales y científicos que no le competen y algunos de los cuales están sub iudice lo que implica que, para servir a la secta del Opus Dei, esta señora ha transgredido el ordenamiento jurídico. Lo verdaderamente estúpido es que el presidente del Gobierno salga en defensa de una señora que, si pudiera, le haría comerse sus leyes y en sentido estricto.

Se le suma una de las miembras de la familia, una infanta Pilar, hermana del Rey, que vive, como todos ellos, de los impuestos de los españoles, insultando y diciendo que el escándalo montado por la reaccionaria de su cuñada es una "chorrada". Aquí, señora mía, no hay más chorrada que Vd. y su clan de gorrones que, siguiendo sus atavismos, ya no ocultan más el desprecio que sienten por este pueblo que los mantiene.

¿Por qué no volvemos a echarlos? A lo mejor, a la tercera de verdad va la vencida y nos quitamos por fin de encima a esta manga de ineptos, reaccionarios e insultones.

(La imagen es la cubierta de un libro publicado bajo seudónimo por los hermanos Bécquer en 1868-1869 en el que se burlaban de la Reina Isabel II, tatarabuela del actual monarca y mujer de costumbres licenciosas, al frente de una corte de corruptos, cornudos, adúlteros, ladrones y sinvergüenzas).

Hasta el último momento.

Mr. Obama encara el último día antes de estas elecciones (las más reñidas e interesantes de los últimos tiempos) en una posición de ventaja. Pero no será porque los otros no hayan recurrido a todos los trucos posibles, a veces con resultados negativos. El señor Dick Cheney, vicepresidente con el señor Bush, anunció que votaba por McCain, creyendo en su ciega soberbia de neocon que así contrarrestaba el efecto de la declaración de Mr. Colin Powell anunciando su voto por el señor Obama. Como si pudiera acercársele.

De igual modo, los israelíes hicieron las elecciones adelantadas en Israel y, dado el resultado (75 por ciento a favor de McCain y 25 por ciento a favor de Obama) lo trompetearon a los cuatro vientos por si pueden influir en el voto de los gringos mañana. El lobby sionista es contrario a Mr. Obama. Tanto que he empezado a pensar que si sale elegido el afroamericano es posible que los israelíes bombardeen el Irán para enfrentar a aquel con un hecho consumado a partir de enero de 2009. Y quizá con la complicidad de Mr. Matorral-pato-cojo a quien sin duda se lo habría recomendado dios.

(La foto fue tomada por mi hija Inés hace unos días en Indiana y es estupenda).

La barbarie.

Si quieren Vds. leer una historia espeluznante, vayan al artículo de Lali Cambra en El País del 1º de noviembre, titulado Asha: adolescente, violada y lapidada. Lo que en él se narra es tan indignante e inhumano que uno no sabe qué decir. De hacer ya no hablemos. En el fondo de nuestras conciencias, supongo, todos sabemos que todos somos responsables de lo que nos pase a todos en todas partes, incluyendo a una niña desconocida en un remoto lugar de Somalia. Pero ¿cómo hacer real esa opción moral?


El sueño es vida.

La otra noche soñé que leía un libro de Juanjo Millás. Había subido al ascensor de casa con otra persona quien, sin que yo le dijera nada pues no suelo hablar con desconocidos en los ascensores, me dijo que aspiraba a ser Juanjo Millás y que para lograrlo había escrito un libro que me rogaba leyera para darle después mi opinión.

"¿Mi opinion de qué?", le dije.

"De si puedo ser Juanjo Millás". Acto seguido me dio una tarjeta y se apeó en el tercero. Mientras yo subía al quinto, que es mi piso, vi que la tarjeta decía: Juan José Millás. Escritor. Y traía un domicilio y un número de teléfono. El manuscrito que había depositado en mis manos se llamaba Los objetos nos llaman y no era muy voluminoso.

Entré en casa, saqueé el frigorífico, me instalé en el diván del salón, encendí el televisor que tengo siempre mirando hacia la ventana para que lo vea el vecino, razón por la que no necesito ponerle sonido, y me dispuse a leer el manuscrito del extraño. No sé cuánto tiempo tardé. Ni siquiera sé si lo leí de verdad o me quedé dormido soñando que estaba leyendo un libro de Juanjo Millás.

El caso es que, sin saber cómo, descubrí que era de día avanzado y me aprestaba a llamar por teléfono al desconocido del ascensor. Me detuve ante el espejo preguntándome:

"Alto ahí. ¿Qué vas a hacer?

"Voy a llamar al que me ha dado el manuscrito".

"Para decirle ¿qué?".

"Que no se preocupe, que conseguirá lo que quiera porque es más Juanjo Millás que Juanjo Millás."

"¿Por qué?"

"¿Cómo que porqué?" grité a mi imagen que se encogió un poco porque teme siempre a mis accesos de ira. "¿Cómo que por qué?" Porque todo lo que hay en este manuscrito es Juanjo Millás en estilo puro, tanto en el fondo como en la forma, forma y fondo, fondoforma, formafondo, fordofonda, fonmafordo...

Algo no estaba funcionando pues yo era incapaz de dejar barbotar construcciones alocadas, fonfordoma, forfomado, mafordofon... mientras que mi imagen no cesaba de hacerme muecas. Pensé que estaría bueno que todo estuviera pasando en el sueño o, más inquietante aun, lo que me parecía insinuar mi imagen, que yo fuera un personaje de Juanjo Millás. Pero hice un esfuerzo, detuve el torrente de palabras que salía de mi boca por el procedimiento infalible de cerrarla, me enderecé, forcé a mi imagen a hacer lo mismo y sólo entonces proseguí:

"¿Cómo que por qué? Porque todo en este manuscrito -que blandí ante su aterrorizada mirada, como si fuera a estampárselo en la crisma- es suyo, de la cruz a la fecha. Son historias cortas que versan bien sobre los comportamientos sorprendentes y absurdos de las cosas, los objetos de la vida cotidiana bien sobre imaginaciones de fantasía kafkiana, del Kafka de La metamorfosis con quien Millás tiene mucho en común".

Mi imagen me contemplaba con una sonrisita que me sacaba de quicio y se la hubiera borrado de un guantazo de no ser porque descubrí para mi sorpresa que no tenía manos, ni brazos, ni pies. En realidad era una cabeza sobre un valador que hablaba sin parar, sin poder contenerme:

"Y las cosas, los objetos de la vida cotidiana que de pronto toman propiedades asombrosas vienen a actuar como ese supuesto que imagina Ortega cuando habla sobre las creencias y piensa en la posibilidad de que, en un momento dado, las creencias nos fallaran, que no hubiera escalera al salir a la calle o que no hubiera calle. Eso es lo que le pasa a Millás continuamente. Sin contar con las veces en que descubre que está muerto o que es invisible, que su tío se ha convertido en un caballo, que su primo se ha multiplicado por tres o que su madre... ¡deja ya de hacer el idiota que estás poniéndome nervioso!".

Hacía un rato que mi imagen tomaba las formas que iba yo recitando: un muerto, un invisible, un caballo, tres personas... Supe entonces de cierto que seguía soñando porque esas cosas sólo pasan en los sueños. Pero los que sueñan no saben que están soñando, ¿cómo podía saberlo yo si no era porque se trataba de un sueño dentro de un sueño? Estaba claro que allí no había libro, ni manuscrito, ni espejo, ni imagen ni nada. Efectivamente, me encontraba de nuevo en el salón, con el móvil en la mano, marcando el número que venía en la tarjeta del desconocido pero en el diván había alguien que se me parecía sospechosamente, agarrado a un manuscrito y que me interpelaba:

"Sigue, sigue. ¿Qué más va a decirle?"

"Que es Juanjo Millás tan claramente que hasta el título de la obra es un juego que remite a ese mundo fantástico que está creando, que lleva años creando, como gran escritor que es. Ese Los objetos nos llaman es una variante del que ha citado en alguna ocasión, Los objetos me llaman, atribuyéndoselo a un autor de su invención, un tal Pierre Clausaut".

"Bueno", me contesté con displicencia, "en la literatura todo es invención, imaginación fantasía..."

"Claro", atajé dejando de llamar por teléfono de momento, "pero es que la cita que le conozco es de un artículo del diarío El País, titulado Dudar de uno mismo.

"Eso es peor. Es transgresor porque se entiende que la prensa debe ser testigo fiel...".

"Ja. No lo sabes tú bien. Por ahí hay un infeliz que ha dejado una pregunta en internet, en el Foro Millás pidiendo orientación para encontrar el libro de Clausaut. O sea que está ocurriendo como con el Necronomicón de Lovecraft, que Borges decía haber encontrado en la Biblioteca Nacional cuando fue su director siendo así que se lo había inventado el autor de los mitos de Cthulhu al que Borges adoraba. Claro que estos van por lo trascendente y Millás va por lo inmanente porque consigue dar dimensión fabulosa, insólita, a la inmanencia misma. Es como Hoffmann..."

El yo mismo del sofá rompió a reír diciendo:

Kafka, Lovecraft, Borges, Hoffmann...chico, pareces un crítico pagado. ¡Vaya compañías que buscas a Millás!

Ignoré olímpicamente su insinuación de venalidad y marqué el número que aparecía en la tarjeta: no existía. Me asaltó una sospecha. Miré la dirección en Google: tampoco existía; la calle terminaba diez números antes de lo que rezaba la dirección. Tenía que enfrentarme a la realidad: aquel individuo del ascensor me había engañado. O a lo mejor tampoco existía y lo había inventado yo como Millás la ropa interior de mujer de pétalos y raicillas. Finalmente, ¿acaso no estaba soñando? Pero cuando volví al salón, descubrí sobre el diván el manuscrito de Los objetos nos llaman y ya no supe qué pensar. Claro que aquello era Millás en estado puro: narraciones sorprendentes, divertidas en su mayoría, con mucho punto surrealista y del absurdo. Ionesco flota por varios de los relatos huyendo del muerto que va ocupando su casa como los muertos ocupan parte importante de la narrativa de Millás. Muertos que tienen una vida subrepticia como en ciertos relatos de Fernández Florez, otro pariente cercano del Premio Nacional de literatura de este año.

Como no sabía qué más decir ni hacer, olvidándome de mi propia presencia en el diván decidí que para librarme por fin de tan extraño sueño, lo mejor sería tumbarme en la cama a dormir o a hacerme el muerto. Pero de nada me sirvió porque al instante me tenía a mí mismo al lado diciéndome, como la madre de Millás a su padre: "A mí no me engañas. Sé perfectamente que te has muerto."

Fue entonces cuando desperté. ¡Qué extraña pesadilla había tenido! Un desconocido en el ascensor que quería ser Juanjo Millás cuando, como todo el mundo sabe, Juanjo Millás soy yo.

Juan José Millás, Los objetos nos llaman Barcelona, Seix Barral, 2008, 245 págs.

diumenge, 2 de novembre del 2008

Segundos fuera.

En dos días se deciden las que probablemente sean las elecciones estadounidenses más importantes desde el triunfo de Franklin D. Roosevelt en 1932. Casi todas las predicciones hablan de una participación nunca vista, en torno a ciento treinta millones de votantes, con una gran movilización de los sectores jóvenes y las minorías negra e hispánica. Esa movilización se aprecia ya en quienes han hecho uso del voto anticipado, por cierto, mayoritariamente demócrata. El país ha seguido con inusitado interés tanto el proceso de las primarias, en especial la batalla entre Mrs. Clinton y Mr. Obama, como la campaña propiamente dicha, desde las convenciones de los partidos hasta mañana. Y no solamente el país, esto es, los EEUU, Gringolandia; también se ha seguido fuera, en Europa, en Asia, en todas partes y en todas, como en los EEUU mismos, hay una aplastante mayoría a favor de M. Obama.

El viento en las velas del señor Obama viene de varios puntos. En primer lugar su propia condición de mulato, an African-american con perspectivas reales de ganar la Casa Blanca y ser el primer presidente no blanco de un país que hace cincuenta años todavía tenía leyes segregacionistas en vigor y en el que abundan los racistas, supremacistas y otros retrasados mentales. Además su condición de demócrata de izquierda (para los gustos gringos), no excesivamente contaminado con la corrupción política tradicional de Washington y en posición imponer un cambio en el estilo del país que la mayoría desea desde hace tiempo. ¿Pruebas? Ha sido capaz de recaudar 640 millones de dólares, mucho más que McCain y Hillary Clinton y sólo su campaña tiene 2.200.000 seguidores en Facebook ya que ha conseguido configurarla con pleno uso de las posibilidades de internet y las nuevas tecnologías en general. En tercer lugar, del otro lado, la desastrosa campaña del Senador Republicano McCain que, en todo el tiempo no ha podido remontar en los sondeos, no ha encontrado un punto débil en la trayectoria de su adversario a pesar de haber intentado todo tipo de juego sucio y, por último, ha cometido el garrafal error de buscar como candidata a la vicepresidencia a una mujer a todas luces inapropiada para el cargo. En cuarto lugar la catástrofe sin paliativos de los ocho años de presidencia de ese increíble inútil del señor Bush que no solamente ha metido al país en una guerra de rapiña de la que no puede salir, sino que ha implantado un régimen de ataque a las libertades civiles de los EEUU desde la práctica de la tortura hasta los secuestros de personas, para terminar provocando la mayor crisis financiera y económica del país desde la de 1929, una que amenaza con ser la mayor del capitalismo mundial. Un necio convencido de que Dios le habla y al que ya están colgándole el sambenito de haber sido el peor Presidente de la historia de los EEUU, un hombre que sólo encuentra simpatía en gente como el señor Aznar.

En conclusión, un conjunto de circunstancias que hacen prever una landslide, un triunfo abrumador del candidato demócrata que irá asimismo acompañado por la victoria del partido del burro en ambas cámaras legislativas, dando pues a los demócratas carta blanca para poner en práctica sus muchas promesas. Victoria por landslide.

¿O no?

El tramo final de la campaña se ha visto oscurecido por el incidente de la tía de Obama, residente ilegal en Gringolandia. La tía contribuyó a la campaña de su sobrino con doscientos sesenta dólares que ahora el señor Obama tendrá que devolver ya que las donaciones de extranjeros están prohibidas. Además puede hacerle mucho más daño que esta futesa económica pues el asunto de los inmigrantes ilegales (de los que se calcula que hay diez millones) es tan sensible en el país como en cualquier otro y con él puede hacerse mucha demagogia.

Aun así cabe suponer que el entusiasmo que el señor Obama ha despertado, el apoyo que ha levantado durante los meses de la campaña podrá barrer este último obstáculo y empujarlo definitivamente hacia la Casa Blanca. Confieso que es lo que me gustaría. Ya he dicho en alguna ocasión que por pocas que acaben siendo las diferencias entre ambos senadores (que tampoco serán tan escasas, espero) estoy firmemente a favor de Obama y en contra de McCain. Y sobre todo, como muchos otros millones de personas, estoy contra ese insoportable insulto a la inteligencia humana que es Mr. Matorral-pato-cojo. Recuerdo haber aplaudido desde el principio con la campaña de Anybody but Bush y ahí sigo y me fastidiaría que saliera elegido un Bush II (que sería Bush III), en la persona de este neocon desdentado con sus batallitas de Vietnam y su estúpida decisión de quedarse ¡diez mil años! en el Irak. Pero...

Puede pasar. No se olvide que por mucho que se diga antes de las elecciones y por mucho más que se explique después de éstas (que en eso de "posdecir" hay verdaderos genios) toda elección política tiene una fuerte carga de incertidumbre y en unas tan críticas como éstas con mayor razón. Durante la campaña, los sondeos han venido dando una diferencia consistente a favor de Obama de entre cinco y once puntos porcentuales. Sin embargo, las proyecciones de ayer mismo, publicadas por John Zogby, al frente de una empresa de sondeos de prestigio, que ha hecho un seguimiento de tres días, acortaba las distancias entre ambos a cinco puntos y hasta daba ganador a McCain en el último día por un punto. ¿Podría estar produciéndose un corrimiento subyacente de opinión a favor del republicano y darse al final una sorpresa como las que hubo en los años 2000 (Al Gore) y 2004 (John Kerry) cuando los sondeos daban ganadores a los demócratas y venció Mr. Matorral ahora Pato Cojo? Podría. Por supuesto, los demás sondeos siguen vaticinando victoria demócrata por una media de siete puntos. Pero la derrota no es descartable. El llamado efecto Bradley está en el ánimo de todos: los electores dicen ir a votar por el candidato negro pero luego votan por el blanco.

Curiosamente ambos campos etán interesados en afirmar que las distancias se achican y que Mr. McCain está recuperando territorio a toda velocidad. El campo republicano, como es obvio, para animar a sus votantes y movilizar hasta el último sufragio en la esperanza de que, además, funcione la tradicional simpatía yankee por el underdog. Al fin y al cabo, he aquí un auténtico héroe gringo hoy en el tramo final de su vida con la ilusión de ser útil a su país una vez más. No conviene tocar mucho esta tecla porque, de ganar McCain, sería el presidente que empieza mandato más viejo de la historia del país y la posibilidad de que haya de substituirlo una pava como Mrs. Palin pone la carne de gallina. Por otro lado, en el campo demócrata temen que la conciencia de ganadores opere como desmovilización del electorado, así que les interesa asegurar que nada está ganado y que todos deben ir a votar. Por cierto se calcula que los negros lo harán en masa y los hispanos también pues el señor Obama cuenta con cerca de un 70 por ciento del voto de este segmento de la población. Pero su auténtico peligro está en los trabajadores blancos. De ahí que, si no consigue generar un efecto bandwagon, le interese cuando menos mantener la angustia de la incertidumbre para que sus seguidores no se confíen.

Incertidumbre nada difícil de mantener dado que es lo que hay. El martes puede pasar cualquier cosa. Obviamente hay más probabilidades de unas que de otras. Por ejemplo, es más probable que gane el señor Obama por escaso margen que el señor McCain; algo menos probable pero aun así probable que gane por avalancha; todavía menos probable es que gane el señor McCain por escaso margen y lo más improbable de todo es que gane por gran diferencia. Pero no es imposible.

Como dicen los gringos: todas las opciones están abiertas. La mía es que gane Mr. Obama por mayoría aplastante y que los demócratas dominen la Cámara y el Senado. Ya se sabe que los demócratas es lo más a la izquierda que puede llegar al Gobierno en los Estados Unidos. Pero tampoco hay que ponerse muy estupendos a la vista de la izquierda que llega al Gobierno en los países europeos, empezando por el nuestro.

(La segunda imagen es una foto de Mr. Wright y la tercera es de de Stevegarfield, ambas bajo licencia de Creative Commons).

Caminar sin rumbo (VII).

LA VIDA INTERIOR.

El viaje no es una opción abierta al ser humano porque no puede no viajar en un sentido metafísico de la cuestión, el que asimila la vida al viaje. Sólo muriendo puede uno apearse de ese viaje, pero no dejar de viajar y seguir viviendo. Hasta quien está en estado de quietud completa, bien por fuerza mayor, bien por decisión propia, viaja, viaja continuamente, viaja dentro de sí mismo, pasa por las memorias como la silla de posta por las postas, descarga y recoge viajeros, anuda conversaciones en el trayecto, pasa por la misma posta por la que pasó en la jornada anterior, pero ya no es la misma posta, según aclara Heráclito, llamado el "oscuro" por razones incomprensibles porque en su visión se acumula una experiencia más, lo que permite nuevas, distintas, variadas consideraciones, como con las variaciones musicales. Qué duda cabe de que, cuando de repente se me viene a la memoria un recuerdo de niñez, arrancado de un olor, de un color, de un sonido, de cualquier tipo de asociación de ideas y le he encontrado una explicación o una interpretación, si después, en un segundo momento, me vuelve al recuerdo ya no sólo será mi recuerdo de niñez, sino el recuerdo de niñez envuelto en la interpretación que le di en el primer encuentro. Así se tejen las telas de araña de la vida interior. De la vida interior se ocupa la peli de Paul Auster, La vida interior de Martin Frost que todavía no he visto pero he de ver porque promete y, si no, véase el trailer


¿A que tiene buena pinta? (*)

La vida interior a la que me refiero es algo más genérico, supongo, el conjunto de facultades mentales, emotivas, sensitivas (si es que no son todas la misma) que forman esa madeja en que consistimos aunque muchas veces queramos dividirla con intención analítica diciendo: he aquí la inteligencia, aquí la fantasía, aquí la pasión y otros sentimientos sin estar muy seguros de que tal procedimiento sea posible.

Pero entiendo que alguien me diga que voy muy deprisa para no ir a ninguna parte y que haga el favor de moderar el paso molestándome en ilustrar, por ejemplo, cómo puede uno quedar reducido a la inmovilidad absoluta, esto es, alcanzar la quietud completa a la fuerza o de grado. De buen grado. En quietud completa queda el afectado de una parálisis total, por ejemplo, que sólo deje en funcionamiento la actividad mental. La quietud completa de grado o voluntaria la alcanzan los yoguis y diversas variantes de budismo y de otras filosofías, por ejemplo el Tao. El Tao Te King dice en el aforismo cuarenta y siete que El sabio sabe sin necesidad de viajar. Claro, siempre que no se llame viaje a lo que hace la vida interior. Pero es que es viaje. La vida interior está en perpetuo movimiento porque es vida; si no sería muerte interior y ésta sólo es posible con la muerte tal cual. O sea, que es posible.

Si tuviera que poner un ejemplo de vida interior nada me parece más propio que la historia borgiana del jardín de los senderos que se bifurcan que es lo más aproximado a lo que pienso, si bien no exactamente lo mismo porque me da que lo interesante sería preguntarse si, cada vez que uno retorna a un recuerdo en el que uno actuó del modo “A” le fuera dado rehacer y actuar ahora del modo “B”. Cuestión contrafáctica en donde las haya, ciertamente, pero cuestión muy pertinente porque en el terreno especulativo y sobre todo en el literario, lo contrafáctico carece de pegada. Toda la literatura es contrafáctica. No lo sería si no lo fuera. Y siendo así, ¿que pinta tendría una vida que estuviera rehaciéndose continuamente como sucesión de senderos que se bifurcan? Pues lo más seguro es que no pudiera vivirse, que la vida absorbería de tal modo al que la vive que acabaría por aniquilarlo. Vale, pero... es que eso es exactamente lo que pasa en la vida ordinaria, en la normal, en la no contrafáctica, esa que damos como exterior, como real y verdadera, la que protagoniza enunciados ásperos como hierros herrumbrosos del tipo de "la dureza de la vida", "las enseñanzas de la vida", "las amarguras de la vida". Claro que también hay "bellezas de la vida" y gentes que afirman ¡Qué bello es vivir!, un tipo de comedia ligera que no obsta para que lo que generalmente aparece adherido a la vida sea su dureza. ¿Hay vidas muelles o dulces? En un sentido puramente material sí pero no en uno espiritual.

Así que vida interior y vida exterior son un batiburrillo. El lugar de ese batuburrillo, allí donde vida interior y vida exterior coinciden es el rostro humano. De ese del que se dice, bien de todo él, bien de alguna de sus partes, como los ojos, que es "el espejo del alma". Somos rostro, aquello que nos trabajamos a lo largo de la existencia según nos vamos viendo en los espejos y corrigiéndonos para conseguir parecernos a la imagen que queremos proyectar y que no tiene por qué ser siempre la que pueda considerarse "objetivamente" más agradable o más hermosa, ni mucho menos. Uno puede deleitarse en componerse un rostro repulsivo. Hay gente para todo. Pero en todo caso, el rostro. Por eso, si vamos al arte, ¿qué podemos decir de los famosos retratos del Fayum que vemos en esta entrada? Pintura hecha al encausto o témpera o guache entre los siglos I y III d. d. C. en el Egipto bajo dominación romana. La concepción del dibujo es romana, sin duda alguna. Representan semblantes de mujeres y hombres ciudadanos de cualquier ciudad del Imperio, burgueses, comerciantes y se visten como tales. Son retratos además muy realistas. Pero tienen algo indudablemente egipcio: que son todos retratos póstumos; es más son retratos de personas muertas que luego se pegaban sobre las momias antes de introducirlas en los ataúdes y se llaman también "retratos de momias". Son retratos de muertos pintados como vivos. (Esta costumbre volvió a Europa en los siglos XVI y XVII y ya hablaremos de ello). Todos esos rostros que nos parecen tan vivos son de personas que en realidad están muertas ¿Puede el rostro seguir siendo espejo del alma cuando el cuerpo está muerto? ¿No es ésta la aplicación fáctica de aquella máxima que solían aducir los dramaturgos griegos de "nunca digáis de un hombre que fue feliz en tanto no haya muerto? Lo interesante de plantear preguntas en el ámbito literario es que no hay obligación de responderlas. Desde luego. Pero ¡qué idea de la vida y de la muerte tenían estos egipcios que encaraban el que llamamos "viaje del más allá" con los ojos bien abiertos!

¿Y nosotros? ¿Cómo vemos esos ojos abiertos? ¡Cuántas veces nos hemos asomado a unos en nuestro diario vivir y sólo hemos visto la muerte en ellos! ¡Cuántas miradas son de guache y cuántas palabras que acompañan a las miradas!


(*) Creo que publicaré estos textos del viaje a ninguna parte en papel. En ese soporte desaparecerán las referencias que llevan a la red por impracticable. Se quedan en el blog, que es un multimedia, pero se quedan como incrustaciones, no como líneas que deban o puedan seguirse porque en tal caso el texto en papel se haría incomprensible.

Cumple.

Ayer celebré mi cumple que había pospuesto desde el día veintinueve porque era laboral, en compañía de un montón de amigos y amigas que, en su mayoría, tuvieron el gesto de desplazarse a cien kms de Madrid, con el tiempo que hacía, para ayudarme en el trance. He cumplido sesenta y cinco años, una cantidad que sigo sin realizar (en el sentido inglés del término) porque no me parece verosímil. Pero sí, aquí está y para quedarse. Una edad en la que la inmensa mayoría de la gente está jubilada. En la Universidad podemos seguir hasta los setenta, que es lo que pienso hacer. Aunque me da mal fario. Mi abuelo, que también era catedrático, se jubiló a los setenta y, apenas jubilado, murió. Quizá hubiera debido jubilarse antes para prepararse, ¿quién sabe? El caso es que seguiré y, por cierto, cuando llegue a esa edad espero que la ley haya cambiado la edad de jubilación haciendo ésta libre: quien quiera jubilarse a los sesenta y cinco (quizá a los sesenta) que lo haga; quien no, que siga mientras esté capacitado para ello.

Subo esta foto de Celia, los niños y un servidor porque, por desgracia, no conseguí ninguna en que estuvieran todos los asistentes y, para dejar a unos fuera y otros dentro o poner varias, desde distintas perspectivas, repitiendo a algunos y no teniendo seguridad de incluir a todo el mundo, decidí sacar sólo al hard core de la familia. Si me he equivocado, ya me lo dirán.

Me cayó un montón de regalos, bastantes de ellos libros; en verdad tengo lecturas hasta las Navidades. También hubo objetos muy refinados, alguno de los cuales pienso usar en un futuro próximo. Lo pasé muy bien; los niños, de cine; Celia estaba encantada y os agradecemos muchísimo el haberos llegado hasta aquí. Cuando se fue el último de vosotros se quedaron vuestras risas rebotando por las paredes de la casa. También os lo agradecemos a quienes no pudísteis venir y hubiérais querido hacerlo. A todos/as: salud.

dissabte, 1 de novembre del 2008

El guirigay de la Reina.

Las declaraciones que la Reina Sofía ha hecho a la miembra numeraria de la secta del Opus Dei doña Pilar Urbano quien, por cierto, estará encantada de la publicidad gratis, fueron ayer objeto de todo tipo de valoraciones, juicios, encomios y denuestos en el foro patrio. Supongo que puede ponerse como ejemplo de funcionamiento de la acción comunicativa habermasiana: la ciudadanía informada y crítica debatiendo en público para llegar a alguna conclusión consensuada que permita el funcionamiento democrático. ¿Fue así? Por supuesto, tras leer y escuchar a todos (creo) quienes tuvieron algo que decir, pienso que llegué a un par de conclusiones. Pero no espero que sean de general acuerdo.

Empezó la Casa Real con un comunicado (véase entrada de ayer), prodigio del doble lenguaje, en el que trataba de exonerar a la Reina por el carácter crudo y reaccionario de algunas de sus opiniones, echando la culpa a la periodista de un modo cicatero y ruin, hablando de que se trataba de opiniones en el ámbito privado. Al dar esta mendaz excusa, la Casa Real está reconociendo implícitamente que las tales opiniones no son de recibo. Pero, además, hace falta ser caradura y abusón para decir que opiniones que se dan a una periodista que está escribiendo un libro sobre la opinante (cosa que la opinante sabe de sobra) pertenecen al ámbito privado. Eso es tomar a la gente por idiota. Claro que no serán los únicos que lo hagan en este asunto, según veremos. Ahora lo lógico sería pedir otro comunicado de la Casa Real aclarando si con esa "explicación" pretende tomar a los ciudadanos por idiotas.

La señora Urbano salió al paso del intento real de matar al mensajero con bastante dignidad, reafirmando que cuanto en el libro se dice es lo que la Reina largó. Con la misma dignidad (pero mucho menor acierto) añadió la señora Urbano una defensa del derecho a la libertad de expresión de la Reina. Menor acierto porque si la Reina es parte del genérico "Corona", carece de ese derecho en el sentido en que lo tenemos los demás. ¿Por qué? Porque a los demás nos procesan y condenan por meternos con el Rey (también parte de la "Corona") que tiene una protección especial y, además, no es responsable penalmente. ¿Se puede permitir que alguien se ampare en tales privilegios e inmunidades y, al mismo tiempo, quiera tener el disfrute de los derechos que tenemos quienes no disfrutamos de tales privilegios? No, ¿verdad? La Reina no puede decir lo que quiera. Eso que, al parecer, ignora la señora Urbano, lo sabe muy bien la Casa Real que no defendió a la Reina lenguaraz con el hipotético derecho a la libertad de expresión sino con la circunstancia de que era comunicación "privada", que no lo era.

Vinieron luego los partidos políticos que, en un primer momento, recordando la anglofilia de todos los estamentos conservadores del país, ordenaron a sus huestes guardar silencio sobre las declaraciones de la Reina. Pero, no siendo fríos gentlemen británicos sino cálidos bocazas latinos, no guardaron la orden arriba de media hora. Empezó el señor González Pons, portavoz del PP, censurando las tales declaraciones y pidiendo que los miembros de la Corona guarden el principio de neutralidad, cosa que a mí me parece muy bien pero que sacó de quicio a un ultra aznarista de ese partido, el señor Elorriaga que, a su vez, considera que las afirmaciones de González Pons son intolerables. Jesús, María y José (José María Aznar, claro es). ¿Lo ve Majestad? ¿Ve qué follones se arman entre sus leales súbditos cuando pierde Vd. la compostura?

He de decir, sin embargo, que la reacción más lamentable, por lo más tristemente esperada, fue la del Gobierno. No sólo no respetó su recomendación de callarse sino que se aplicó con denuedo a defender a la Reina, menospreciando de paso el cociente intelectual de los ciudadanos, empezando por sus votantes. El señor Rodríguez Zapatero y la señora Fernández de la Vega elaboraron el mismo discurso que probablemente habían apalabrado antes: la Reina ha tenido siempre un comportamiento constitucionalmente ejemplar, los ciudadanos debemos estar orgullosos de ella, la Monarquía goza de enorme prestigio en España y todos la queremos mucho, especialmente a la Reina. O sea: cállate niño, que estas cosas son de mayores. No encuentro palabras para calificar esta reacción de unos gobernantes supuestamente de izquierda que no solamente no se mantienen en silencio (cual podían haber hecho) sino que pierden literalmente el culo por defender lo indefendible y, además, tratando de cegar el debate, que el asunto no se discuta, que no se hable, que no haya acción comunicativa, digan lo que digan Habermas y ese gurú filosóficopolítico, Pettit, que diz que ilustra al señor Rodríguez Zapatero. ¿Cómo que el asunto "no da para más", según dice el presidente del Gobierno? ¿Cómo que nos callemos? Pero esto ¿qué es?

Yo no sé si en el pasado la Reina ha cumplido sus obligaciones constitucionales, cual dice el señor Rodríguez Zapatero, porque sólo la he visto en actos protocolarios o en la portada de revistas del corazón ocupándose de lo que, si no se me toma a mal, me parecen chorradas para marujas. Pero es que por muy ejemplar que haya sido, una sola metedura de pata, puede dar al traste con ese "siempre" y para "siempre". Un general habrá ganado todas las guerras pero puede bastar una batalla perdida para que lo pierda todo. Un juez puede haber sido todo lo justo que se quiera en la vida pero la comisión de un solo delito, uno solo, termina con su carrera de juez. Y es razonable que sea así.

Porque las declaraciones de la consorte real no son asunto baladí ni mucho menos. Es posible que los gays y lesbianas se hayan dado por satisfechos con las seudoexplicaciones despreciativas de la Casa Real; a mí me parece que así muestran su espíritu de lacayos. Porque dichas declaraciones, todas las que he visto, sobre los gays, sobre el aborto, sobre la violencia machista, sobre política exterior, no son de recibo en modo alguno. Por algún sitio he leído que ya se sabe que la Reina es conservadora, católica y blablabla. Monsergas. Esta señora es una católica conversa por conveniencia y no es conservadora sino directamente reaccionaria, retrógrada, intolerante, y despreciativa con quienes no piensan como ella. Muy del agrado de la secta del Opus Dei, supongo ya que, al parecer, su secretaría privada pertenece a ella. Cómo no. Además está enfrentada a la legalidad vigente del país sobre el que, para nuestra desgracia, reina desde que el dictador anterior, que nombró Rey a su marido como Calígula nombró senador a su caballo, tuvo por fin la gentileza de morirse. Y digo bien: enfrentada a la legalidad vigente en el país, contraria a la ley positiva que autoriza el aborto al que ella se opone. ¿Y su marido? ¿También se opone? Y ¿por qué ha sancionado la ley que lo autoriza?

Vayamos a algo que no traté ayer por falta de espacio: la violencia machista. Viene a decir doña Sofía que la información sobre ella anima a los posibles maltratadores; es decir, está pidiendo que se censure la información, que se silencien los casos de violencia machista y, además, no la condena. Hay mucha gente en el País Vasco procesada por no condenar otra forma de violencia que causa menos muertes al año. Y esta señora no solamente no condena sino que, a fuer de católica, viene a decir que las mujeres se aguanten porque siempre ha sido así y el matrimonio, etc. Doctrina católica.

¿Por qué hemos de aguantar que desde la Corona se difundan tan ponzoñosas doctrinas que sólo placen a lo más siniestro del clero estilo Rouco?

No, esto da para mucho más, diga lo que diga el señor Rodríguez Zapatero, que trata de acallar el debate sobre este asunto como trató de acallar el de la crisis. Da para que se le exija a la señora Sofía de Borbón una retractación pública. Es libre, por supuesto, de creer que cada mujer que aborta en nuestro país es una pecadora y una asesina y de manifestarse en consecuencia en contra del aborto, como monseñor Rouco y otros roucos, pero no de decirlo como Reina. Y si, a pesar de todo, quiere decirlo, que deje de ser Reina que, por lo demás, ya se ve que no se perderá gran cosa.

(La imagen es la portada del diario Público de ayer.

Caminar sin rumbo (VI).

CAMINAR SIN LLEGAR.

Me gusta caminar por la ciudades y por los campos. Me gusta caminar. Por donde sea. Al borde del mar, por una calle concurrida en Manhattan (si puedo), por los bosques de la Selva Negra, por una carretera de Castilla. Por cualquier parte. Lo mío es caminar. A veces, en mi casa, me pongo a ello; voy de mi despacho al salón y del salón a mi despacho, apenas diez o quince metros pero lo suficiente para hacer un intinerario, una trayectoria que me permita concentrarme en lo que esté pensando. Al mismo tiempo, al caminar el paisaje va cambiando y reclama la atención. Cuando camino, por tanto, mantengo una oscilación curiosa, no me atrevería a llamarlo un diálogo porque los diálogos con uno mismo sólo pueden der monólogos, aunque se llamen de cualquier otro modo, un tira y afloja entre la atención que se proyecta sobre el paisaje y la que va hacia las cosas de dentro de uno mismo. Se suceden, se intercalan, se superponen de vez en cuando y hasta se mezclan.

Iba a buscar un recurso para esta jornada del viaje a ninguna parte cuando me tropecé con un anuncio de la editorial Anthropos que me entra por el e-mail, avisando de la reciente publicación de un libro del filósofo Ernesto Grassi que lleva por título Viajar sin llegar. ¡Toma!, me digo un título más o menos como el mío. Sólo que el suyo es anterior y por tanto tiene mejor derecho. Mira que es difícil innovar allí donde no hay nada nuevo bajo el sol. Porque el Viajar sin llegar tiene algo de Viaje a ninguna parte aunque no sea lo mismo. Viajar a ninguna parte no implica no llegar ya que, además de ser eso, un viaje a una meta que no existe, por ejemplo, viajar a la nada, permite viajar sin una meta predefinida pero abierto a la posibilidad de llegar a alguna. Mientras que quien viaja sin llegar puede saber a dónde va, pero lo que le sucede es que no llega. Una segunda ojeada al libro de Grassi anunciado que tendré que leer, claro, indica que tiene un subtítulo, Un encuentro filosófico con Iberoamérica. Por cierto, en algún momento dedicaré alguna reflexión a ese curioso problema que se plantea con los nombres de América, de toda aunque aquí se trate en especial de Iberoamérica, también llamada Hispanoamérica, Latinoamérica, América Latina, según la connotación. Lo que me interesa ahora es eso de viajar sin llegar. Me hace pensar en la Sinfonía 45 en fa sostenido menor de Haydn, llamada del adiós porque el último tiempo termina con un adagio en que los distintos instrumentos van callándose y abandonando el escenario hasta que sólo quedan dos violines. Una sinfonía que no llegó y podía llamarse Inacabada con mayor razón que la octava de Schubert a la que fuera más lógico llamar "interrumpida", que no es lo mismo porque no es lo mismo agotarse en el camino que dejar de pisarlo porque se dedica uno a algo distinto.

Pues lo dominante en todo viajar es el camino. Y si uno es de buen conformar como yo que me gustan todos, el del salón de mi casa y la desierta y brumosa playa del norte, tanto mejor. Y cuando digo que el del salón de mi casa es un camino y da para un viaje, permítaseme recordar uno de los libros más curiosos que conozco, el Viaje alrededor de mi cuarto, de Xavier de Maistre, el hermano del de San Petersburgo. Y si un cuarto, una miserable chambre da para más de cien páginas, el salón de mi casa puede dar para una entrada en el blog. Y más. Sobre todo porque, como digo, alterno los caminos y el salón se troca en una carretera de ínfimo grado perdida en la sierra de la zona de Ayllón. Iba ayer en coche por una de ellas y me salió un corzo al paso que la cruzó de un salto y se perdió como una centella entre los robles que ya tienen las hojas marrones. No ignoro que es completamente desmesurado en nuestro tiempo y lugar atravesado por una miriada de carreteras de alquitrán por las que circulan millones de automóviles, con gasolineras cada cierto trecho y "áreas de descanso" decir que esas apariciones repentinas de animales silvestres en la zona por la que me muevo en Castilla es lo más cerca que he conseguido estar a la experiencia de viajar por lugares recónditos, sin civilizar en los últimos tiempos. En otras épocas me he movido en alguna ocasión más cerca del wild fringe en el África, por ejemplo aunque no hace aquí al caso. El caso es precisamente la pervivencia de lo salvaje entre los pliegues de la civilización. Un corzo entrevisto en la carretera es una llamada de atención a la especie, algo así como si se dijera: "oye, todo lo que tanto os preocupa estar destruyendo sigue aquí, oculto, a la espera" y equivale a esa higuera que brota de la juntura de dos piedras del brocal de un pozo que hace decenios que no se usa o a esas hierbas que asoman en las grietas del asfalto de las carreteras, la esperanza de la regeneración. La posibilidad de que no tuviéramos razón en nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza y de que pudiera enderazarse el camino de modo que el futuro no presentara tintes tan oscuros. Buscar en otras latitudes normas culturales distintas. Eso sí que son viajes.

Por eso Grassi en el libro de Anthropos fija la búsqueda en Iberoamérica y se ve clara su intención al considerar sus enunciados: El encuentro. I. La disolución de la historia y de las categorías históricas. II. Primer encuentro con la naturaleza. III. Vestigios de una vida inactual y la naturaleza ahistórica. IV. Vestigios de una historia olvidada. V. El mundo apocalíptico y la objetividad. VI. La carencia de mundo. VII. La sociedad alienada. VIII. Conclusión. Filosofía y paisaje. Suena mucho aquí lo del multiculturalismo y el eurocentrismo. Asunto que me parece bastante baladí. No porque no sea cierto que lo es y un montón, sino porque su planteamiento encierra una petición de principio, que es el nombre culto del puñetero círculo vicioso. Que el eurocentrismo (aquella idea según la cual los europeos van por ahí pensando que todo lo suyo lo entienden y comparten los demás con ciertas variantes, claro es, pero con una coincidencia general) es cierto se echa de ver en un dato muy sencillo: el eurocentrismo consiste en convencer al mundo de que Europa es un continente cuando es obvio que no lo es de acuerdo con la propia definición de continente elaborada en Europa. El círculo vicioso o petición de principio se observa en el hecho de que el eurocentrismo es un concepto eurocentrista. Una de las características de ese mundo en donde se habla de eurocentrismo es el ensalzamiento de los valores y las culturas indígenas, cuya protección y adelantamiento se consideran cosa buena y equitativa. Supongo que sí, pero no sé en qué grado o en qué sentido puede hablarse de bondad y equidad. He visto un par de reservas indias en Nuevo México, en los Estados Unidos y son reservas de verdad: allí rige la ley india y el gobierno indio y los indios viven del turismo, de cobrar a la gente por hacer fotos del paisaje. Si eso es lo que quieren, bendito sea, pero no tiene nada que ver con la intención de ver en estas culturas un fondo salvífico no ya para los demás sino siquiera para sí mismos. Quizá en otros lugares donde la cultura indígena sea más consistente o robusta peda decirse algo distinto.

Las imágenes son sendos cuadros de Jean François Millet, Le départ pour le travail 1851 y Hombre con azada (1860-62).