diumenge, 21 d’octubre del 2007

La chapuza europea arranca de nuevo.

En los últimos lustros, la dinámica de la Unión Europea ha venido pareciéndose a aquellos coches de los años cuarenta y cincuenta cuando no tenían bien equilibrado el carburador y hacían una mezcla pobre o rica con las que el motor se paraba después de dar un par de petardazos y así varias veces hasta que, por fin arrancaba, pero ya se sabía que había que mirarle el carburador. Algo parecido con la Unión Europea (UE): se lanza a una reforma utópica, como aquel famoso proyecto constitucional del eurodiputado Alterio Spinelli, el proyecto se da una chufa, la UE peta y se pasa una temporada escuchando a los agoreros de la crisis final de la Unión, un fracaso, oiga Vd., el continente jamás llegará a unificarse políticamente y todo dará marcha atrás. Luego, ya in extremis, se sale adelante con una solución improvisada, una chapuza, una trapallada, que dicen en Galicia y que resulta ser mucho más adecuada para la pervivencia de la UE que cualesquiera programas nítidos de reforma, articulados en textos teóricos perfeccionistas. Es la teoría de la chapuza europea. Del fracaso del proyecto Spinelli salió en Acta Única de 1986, un paso importante adelante. Este nuevo paso arranca ¿de qué fracaso?

De la chufa que se dio el proyecto de Constitución Europea (que tampoco se llamaba así) en los referéndums de Francia y Holanda en 2006. Luego de meses de agonía y lamentaciones por el triste destino de Europa, condenada a la irrelevancia política mundial, los Jefes de Estado y de Gobierno (JEG) de la Unión se reunieron hace un par de días en Lisboa y aprobaron una serie de medidas que, en lo esencial, recogen las contenidas en el fracasado proyecto de Tratado Constitucional, dejando fuera las simbólicas, como la bandera, el escudo, el himno, etc. Europa es como una España en grande, siempre dudando de su misma existencia simbólica, pero una realidad práctica.

El Primer Ministro portugués, señor José Sócrates, anfitrión de la cumbre por ser Portugal presidente semestral de la Unión, no cabía en sí de gozo cuando vio que se empezaba a hablar ya del Tratado de Lisboa como un nuevo impulso de la Unión. Por supuesto, en la mejor tradición chapucera europea, el Tratado de Lisboa no es un tratado sino una serie de reformas de los tratados preexistentes que contribuirá a convertir a estos en una indescifrable maraña.

Lo más importante en la época de la imagen es que el Tratado de Lisboa pone cara a la Unión decretando que ésta tendrá un Presidente elegido en el seno del Consejo por un mandato de dos años y medio prorrogable por otro igual. También se la pone al Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común (AR para la PESC), al que se hace Vicepresidente de la Comisión y se le dota de infraestructura organizativa de la que carecía. Y la prueba de que ambos cargos suscitan interés y serán eficaces es que ya tienen candidatos.

De mucha importancia asimismo el hecho de que la declaración europea de derechos sea vinculante en cada país y directamente alegable en los tribunales. Se han autoexcluido Gran Bretaña y Polonia. Los británicos han mantenido sus four red lines con posibilidad de excluirse en materias de justicia e interior, defensa y asuntos exteriores, seguridad social y derechos fundamentales. Como los polacos. ¡Qué razón tenía el general De Gaulle cuando vetó el ingreso de Gran Bretaña por considerarla cabeza de puente de los EEUU! Pero una Europa sin Gran Bretaña tampoco es pensable. El continente "quedaría aislado".

Otro avance notable: justicia e interior pasa a decidirse por mayoría cualificada y no por unanimidad. Ésta sigue siendo necesaria para la política exterior, la fiscal, la social y la reforma de los tratados. En lo demás rige el principio de la "doble mayoría" (esto es, para decidir se necesita el 55% de los estados y el 65% de la población), morigerado por la cláusula de Ioannina, que permite aplazar la entrada en vigor de alguna medida, para tranquilizar a Polonia que es uno de los países que más se hace pesar en la política europea aun siendo un recién llegado.

El Parlamento disminuye en número de diputados de 785 a 751, en el entendimiento de que el Presidente no vota. La Eurocámara recibe ahora plena competencia en materia presupuestaria, lo que la hace definitivamente autónoma. Y también la Comisión sale reforzada pues ya no estará compuesta por veintisiete comisarios uno por cada país sino por dos tercios del total de países de la Unión.

El Tratado de Lisboa es, como se ve, una pieza esencial en el avance a ese punto ignoto al que llamamos Europa y de ahí que el señor Sócrates esté tan contento. Lisboa se suma a una ya larga lista de ciudades europeas que dan nombre a alguna forma de tratado de o con la Unión: hay tratados de Roma, de Maastricht, de Amsterdam, de Niza, sin contar con el "compromiso de Luxemburgo".

La chapuza de Lisboa funcionará porque respeta la diversidad de "velocidades" de la Unión. Si los países que la componen admiten en su seno situaciones de gran variedad y diversidad, ¿por qué no la propia Unión con respecto a aquellos?

Las 13 rosas en clave personal.

Apenas de regreso de Galicia he ido a ver Las 13 rosas, la peli de Emilio Martínez-Lázaro que acaban de estrenar. En algún lugar he leído que, según el director, las trece rosas es una leyenda de la izquierda de la que hacía diez años que no se hablaba. Esto último no es exacto, nunca se ha dejado de hablar. Jesús Ferrero publicó una novela, Las trece rosas, en 2002 y el periodista Carlos Fonseca un libro de reconstrucción de los hechos y los tiempos, Trece rosas rojas, en 2004. De este año también es el documental Que mi nombre no se borre de la historia que versa sobre lo mismo.

Pues sí, una leyenda de la izquierda de siempre que a mí me contaron siendo crío. En mi infancia y adolescencia en mi casa me relataron la epopeya de los vencidos no como un lamento sino como un canto de alegría. Luego yo me ocupaba de contrastar esa epopeya con la de los vencedores que me tragaba en el colegio. La leyenda de las trece rosas no tenía contraste posible porque los vencedores no la narraban. Eso sólo se hacía en los cenáculos de rojos, que fue en donde me crié. Se la he oído contar con lágrimas en los ojos a más de uno. Así que no se espere de mí una crítica objetiva porque no puede haber objetividad en algo en que esté involucrada la infancia y la adolescencia de uno.

La historia misma es muy fuerte y muy dramática por versar sobre unas chicas también adolescentes. Parafraseando a Marcel Proust cabría decir que se trata de La sombra de las muchachas en flor, una edad especialmente injusta para ser víctima. Al lado de ese drama de la vida segada en agraz la forma en que está contada la historia es lo de menos. Porque el guión de Ignacio Martínez de Pisón es confuso e inverosímil a partes iguales. Es confuso en el desarrollo de la trama en los primeros meses de l franquismo y es inverosimil en el reflejo de la situación de la cárcel de Las ventas que más que un lugar lleno de infecciones donde se hacinaban miles de mujeres muchas de ellas con niños parece un internado de señoritas del Ejército de Salvación.

Se trasmite bien la situación de avasallamiento ideológico de las reclusas a las que se obliga a cantar el Cara al sol brazo en alto o a ir a misa. Pero lo que podía minar la moral de las mujeres, cosa que estaba calculada para que sucediera era el hambre, la suciedad, las infecciones, la sarna. Y de eso en la película no hay nada.

Pero tampoco me parece tan importante. Lo que trasmite de modo felicísimo y sin que se nos pueda escapar es que los vencedores en la guerra entraron en el país como entraron en la capital, contando con la rendición incondicional del enemigo, considerándose en tierra conquistada y tratando a la población como prisioneros de guerra y sospechosos de haber ayudado a la rebelión militar, que es el tipo delictivo que encontró Franco en el código de justicia militar para condenar a quienes se habían opuesto a la rebelión que él encabezó, así como a su familia, deudos y allegados y al que pasaba por allí. Lo que trasmite bien es la situación de una población entregada sin defensa posible a la vesania de los ganadores de la guerra que podían hacer literalmente lo que quisieran con la gente.

Y lo hicieron. A la vista está. La tiranía que aquellos criminales establecieron y mediante la cual gobernaron durante casi cuarenta años, creó un país virtual con sus instituciones, sus normas, sus procedimientos, sus usos y costumbres pero basado en el terror, la arbitrariedad, la impunidad de los criminales (fueran curas, militares, falangistas o civiles afectos al régimen), la delación mutua, la tortura y el asesinato seudojudicial de los opositores, los sospechosos o los simples neutrales.

Por eso es tan importante que haya un acto de memoria que airee estos asuntos y ponga al pasado en los términos en que se produjo. Porque aquellas trece muchachas de las Juventudes Socialistas Unificadas (la fusión de las Juventudes del Partido Comunista de España con las del PSOE, que quedaron bajo influencia comunista) murieron fusiladas en un acto de represalia por la muerte de un delincuente del Régimen en la que ellas no tuvieron nada que ver. Un fusilamiento a título de escarmiento, igual que el de sus cuarenta y tres compañeros de las JSU, para aterrorizar a la población. Como los que hacían los nazis en los territorios que ocupaban.

dissabte, 20 d’octubre del 2007

Blogorismos.

WATSON, APABULLADO.

El premio Nobel de Fisiología o Medicina James D. Watson ha hecho unos comentarios con tintes racistas en menoscabo de los negros y se ha armado un follón que lo ha obligado a pedir disculpas en público a toda velocidad. Pero no le han servido de gran cosa pues ya lo han depuesto de su cargo académico en un instituto de investigación, le han cancelado una conferencia prevista y una gira de publicidad de un libro que acaba de publicar. De honorable ciudadano ha pasado a apestado. En la conciencia contemporánea no hay lugar para el racismo, esa odiosa forma de pensar. Es un escandalazo genuino porque, si los juicios racistas hubieran sido contra los judíos siempre habría alguien que hablaría de la fuerza del lobby semita, cosa que da mucho lustre. Los agraviados aquí son los negros sin embargo, que no tienen lobby, carecen de influencia (esto es, poder) real en el mundo y ni siquiera han dicho esta boca es mía.

Al mismo tiempo, tanto escándalo y aspaviento es un poco sospechoso. Suena a mala conciencia porque todos sabemos que lo que dice el doctor Watson es un prejuicio que comparte muchísima gente; es un tópico, un lugar común. Sin ir más lejos hace como quince años los profesores estadounidenses Richard J. Herrnstein y Charles Murray publicaban La curva de Bell, un libro en el que sostenían que los negros tienen un coeficiente intelectual equivalente al 85% del de los blancos mientras que los asiáticos alcanzaban el 115% también por referencia a los blancos. Un libro que levantó igualmente mucha polvareda por el mismo motivo.

Mi inclinación es a considerar el racismo un delito. Pero hay que admitir que las opiniones no delinquen. Nos gusten o no. Y no creo que se combata el racismo persiguiendo a quienes emiten opiniones racistas, sino debatiendo con ellos y demostrando que son opiniones falsas e inmorales. El racismo en nuestras sociedades es rampante y hay que luchar contra él convirtiéndolo en asunto de debate público. Que no es cosa simple. Por ejemplo, el racismo no es una perversión mental de blancos, también hay negros, asiáticos, judíos racistas...

MAYOR OREJA, INHIBIDO.


El señor Mayor Oreja, pillado en un renuncio bastante tonto, quiere arreglarlo diciendo que él no condena nada (todo por no condenar el franquismo) de la historia de España, supongo que por ser historia porque si es por ser de España, el señor Mayor Oreja no tendría arreglo. En cuanto a la historia, si nuestro hombre no condena, tampoco puede aprobar, con lo que pasa por la vida como si no fuera con él. "Humano soy", parece que quiere decir el señor Mayor Oreja como si fuera Marcial, "y todo lo humano me es ajeno." Pues sí, como a las bellotas.

ALCARAZ, ARGUIDO.

Indignados andan el señor Alcaraz, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y los medios de derechas por el hecho de que aquel haya de declarar en la Audiencia Nacional por un presunto delito de injurias al Gobierno. Esto es lo que se llama dar a alguien a probar de su propia medicina. El señor Alcaraz, la AVT, el foro de esto y la mesa de aquello se han pasado los últimos tres años denunciando en vía judicial no ya el hecho de que se hayan dicho cosas más o menos gruesas sino simplemente de que se haya hablado y/o negociado. Y ahora les molesta comparecer ante el juez en condición de imputados por haber dicho que el señor Rodríguez Zapatero y ETA se ponen de acuerdo y que aquel es una marioneta de ésta.

MARAGALL, REBOTADO.

El señor Maragall sigue los pasos de su esposa que, si no ando equivocado, se dio de baja en el PSC hace unos meses. Y lo hace sembrando cizaña. Maragall es un político temperamental, con mucha personalidad y escasísimas dotes diplomáticas. Hace poco,en un artículo, decía que él no es independentista, como tampoco lo es,según él, el señor Pujol.

Eso de que un nacionalista no sea independentista es tan difícil de entender como los cristianos que dicen no ser practicantes.Si un nacionalista no es independentista, no es nacionalista. Otra cosa es que quiera la independencia hoy, como el señor Carod-Rovira; mañana, como el señor Ibarretxe; pasado mañana, como el señor Mas o en el día del valle de Josafat, como el señor Durán i Lleida. En mi modesta opinión, el señor Maragall es un nacionalista que había creído que, al menos él, ya era independiente y se ha encontrado con la amarga realidad de que no es así.


ESCENAS DE MATRIMONIO, CENSURADAS.

La Federación de Mujeres Progresistas pide a Tele 5 que saque de la parrilla la serie de "comedia de familia" Escenas de matrimonio. Dice haber recibido muchas denuncias, algunas de hombres, que hablan de que la serie maltrata la imagen de las mujeres, glorifica los tratamientos vejatorios y es caldo de cultivo para la violencia de género.

Parece que la serie tiene una audiencia enorme. He oído que como seis millones de personas. He visto algún trozo que otro porque la dan inmediatamente después del telediario de TV1 y, por lo que he visto, la serie me parece bochornosa, grosera y estúpida. No dudo de que también tendrá lo que dice la FMP. Pero estoy en contra de prohibirla. Eso es censura. Ya se sabe que todo censor tiene siempre poderosísimas razones morales para usar la tijera. Lo que sucede es que, si admitimos unas tenemos que admitir todas y, según eso, nadie podría poner comedia, drama o narración alguna porque siempre habrá alguien con razones muy poderosas para prohibirlo.

Si la FMP quiere que la serie desaparezca de la parrilla, que convenza a la gente de que lo que está viendo es infame. Y verá cómo Tele5,que sólo está interesada en el beneficio, la suprime de un plumazo.

Como siempre, un problema de educación porque mira que es malo y desagradable lo que yo he visto.

divendres, 19 d’octubre del 2007

La reforma de la Constitución.

Los señores Alejo Vidal Quadras, Santiago Abascal, Iñaki Ezquerra, Francisco Caja e Inmaculada Castilla de Cortázar se reunieron ayer en un hotel de Madrid y presentaron un proyecto de reforma de la Constitución para frenar a los nacionalismos periféricos, fijar de una vez por todas el Estado autonómico y garantizar la unidad de la Nación española. Son objetivos que están más o menos en el aire y que se asemejan a los que postula la UPD de los señores Rosa Díez, Fernando Savater et al., así como en buena medida el partido Ciutadans. Los primeros señores mencionados hablaron en nombre de sus respectivas organizaciones, a saber, la Fundación Concordia, la Fundación para la Defensa de la Nación Española, el Foro de Ermua y la asociación Convivencia Cívica Catalana, asegurando que la iniciativa no tenía nada que ver con el PP (aunque el señor Rajoy estaba al tanto) y a pesar de que algunos de los citados son militantes del partido de la derecha y uno en concreto eurodiputado del PP. ¿Cabe hablar, como hacen ellos mismos de un resurgir de la sociedad civil española? Para mí que no. Si tomo en consideración a los otros grupos mencionados (UDP y Ciutadans) más me parece un resurgir del nacionalismo español, ese nacionalismo que no admite que en España puedan convivir varias naciones en pie de igualdad que es exactamente lo mismo que sostienen los nacionalismos periféricos. Si es además una rebelión de la sociedad civil podrá verse en un futuro ya cercano.

¿Y cómo hemos llegado hasta aquí? No diré que "degenerando" como hizo en cierta ocasión Belmonte cuando le preguntaron cómo había llegado a gobernador civil uno de sus monosabios. No diré "degenerando" porque no quiero ganarme más enemigos que ya tengo muchos pero sí "evolucionando". Las sociedades evolucionan como lo hacen los individuos, sacando conclusiones de las experiencias pasadas, adoptando su comportamiento a nuevas circunstancias, analizando sus errores y beneficiándose de sus aciertos. No lo hacen por medio de entes colectivos ilusorios como la "conciencia colectiva" o el "espíritu del pueblo", sino por medio de debates públicos en los que se va formando ese otro ente magmático e indefinible, la opinión pública, de la que sólo conocemos sus huellas en forma de resultados electorales periódicos.

Si analizamos ahora la evolución en los últimos treinta años en España vemos que tres decenios de intentos de acomodar a los nacionalismos periféricos en una España común no han dado fruto, que estos no han depuesto sus objetivos últimos de independencia y, en consecuencia, no han sido leales con el Estado, situándolo permanentemente ante una reivindicación abierta con amenaza de separación que a la larga entorpece mucho el gobierno de España. Treinta años de congraciarse con los nacionalismos periféricos no los han moderado sino que los han exacerbado de forma que hoy la bandera española oficial no puede ondear en muchas partes del territorio y si vas por ahí hablando de España te puede caer un chufa proveniente de los cuarteles nacionales periféricos que tienen sus banderas hasta en el retrete y se llenan la boca a hablar de entes de voluntad política como "Euskal Herria" o los "Països catalans". Tengo amigos que, con buen juicio, se niegan a hacer el ridículo bailando sevillanas y dando vivas al Cura Merino El empecinado pero es porque prefieren hacerlo bailando sardanas y vitoreando a Sabin Arana.

A mi modesto entender los del hotel madrileño aciertan en el diagnóstico de que el nacionalismo periférico no es leal a una España compartida y no es "recuperable", como también lo hacen los de UPD y ciutadans en lo que tienen de común con aquellos. Estos prometen la movilización de los sectores del nacionalismo español democrático y liberal para demostrar que no tiene por qué ser siempre fascista, golpista, excluyente y criminal. Ojalá tengan razón; faltan menos de cinco meses para verlo. Pero no es el caso de los del hotel madrileño.

¿Por qué? Porque proponiendo una gran coalición PSOE-PP para cumplir el requisito de mayoría que se exige para la reforma de la Constitución, lo primero que dicen es que hay que derrotar al PSOE en marzo para forzarlo así a la gran coalición. Es decir no solamente no creen que el PSOE sea un partido nacional español como pueda serlo el PP (como de hecho es y en muchos casos más que el propio PP) sino que anteponen los intereses electorales de este partido a los que presumen son los generales del país. Mienten pues en relación con el PSOE como hace el PP. Pero mientras en el caso del partido la mentira es comprensible en función de la batalla electoral no así en el caso de organizaciones que dicen ser la sociedad civil.

No sé de dónde saldría esa base electoral del nacionalismo español democrático y liberal (el "demoliberalismo", del que hablaban con ira los fascistas españoles, desde Franco a Arrese, pasando por Girón, Giménez Caballero, Beneyto, etc) pero, de estar en algún sitio, habrá de ser en parte en el PSOE y en parte en el PP. No hay más cera que la que arde. De existir ese nacionalismo, cosa que me haría feliz, pues me considero nacionalista español no impositivo y respetuoso con el derecho de autodeterminación de quienes componen la actual nación española, me atrevería a hacer una propuesta de reforma constitucional sobre la que llevo un tiempo meditando.

Antes de nada,la justificación: creo que, en efecto, se impone una reforma de la Constitución a la vista del hartazgo que suponen unos partidos nacionalistas periféricos no leales con el Estado y que, manteniendo abierta la opción independentista obtaculizan lo que pueden -que es mucho- la política española siempre en su propio beneficio convirtiéndola en un continuo rifirrafe en el que todo se cuestiona bilateral o multilateralmente, desde la recaudación de impuestos hasta el lugar de las banderas, pasando por todos los protocolos imaginables, las selecciones deportivas y los nombres de las ciudades. Todo. Lo que resulta escasamente fructífero y muy tedioso.

Mi propuesta de reforma de la Constitución tiene dos bloques. El primero es el de los arreglos institucionales, en el que tengo coincidencias con los grupos mencionados. El segundo, el del reconocimiento del derecho de autodeterminación en el que sé muy bien que no hay la más mínima coincidencia. En cuanto a los arreglos institucionales entiendo que hay que cerrar al menos por un período razonable el Estado de las autonomías, delimitar con claridad el régimen de competencias del Estado y las Comunidades Autónomas, racionalizar las de éstas y, si es necesario que el Estado reasuma algunas de ellas, que lo haga. Asimismo hay que reformar el sistema electoral que tanto beneficia a los partidos nacionalistas para obstaculizar o impedir si se puede que haya representación de intereses territoriales en el Congreso canalizando ésta hacia el Senado. Ello obliga, por supuesto, a una reforma radical del Senado como cámara no necesariamente electiva pero con auténticos poderes políticos de veto de la política del Estado, al estilo alemán.

Ciertamente, esto no se puede hacer por imposición, a la brava, como pretenden hacer los del hotel madrileño (de ahí que crea que no representan un nacionalismo español democrático y liberal) , sino por medio de una negociación y acuerdo común. Así, junto a la reforma constitucional "institucional", que garantice la unidad nacional española, propongo otra más de contenido: el reconocimiento del derecho de autodeterminación de cualesquiera entidades territoriales administrativas dentro de los límites que a cada cual atañen en el marco de la entidad administrativa superior, esto es, el derecho de los municipios a decidir en referéndum si quieren seguir formando parte de una provincia o incluirse en otra; el derecho de cada provincia a decidir en referéndum si quiere seguir formando parte de su Comunidad Autónoma o sumarse a otra o articularse como Comunidad Autónoma propia, que ya tendría gracia ver al Gobierno de Lakua gobernando para la provincia o herrialde de Álava; el derecho de cada Comunidad Autónoma a decidir en referéndum si quiere seguir siendo Comunidad Autónoma de España o adherirse a otro ente nacional o montarse su propia experiencia como Estado independiente y sujeto de derecho internacional.

Por supuesto el ejercicio del derecho de autodeterminación debe estar sujeto a una serie de garantias: no se puede estar planteando cada lunes y cada martes; no pude incluir por la fuerza a las provincias, territorios o herrialdes que no quieran hacerlo o que haciéndolo muestren deseos distintos a los de la mayoría y tiene que producirse en un ámbito pacificado, sin violencia y sin amenaza de violencia.

Y no se me diga que con esto reduzco indebidamente las posibilidades de acción política de los partidos nacionalistas porque esas posibilidades están basadas en un defecto de funcionamiento del sistema político español (un sistema bicameral cuya cámara alta no funciona) y porque las mantienen incólumes en el orden autonómico, que es al que pretenden reducirse voluntariamente, incluido el derecho a propugnar (y eventualmente conseguir) la independencia.

La cosa consiste en buscar alguna salida legal, práctica y pacífica a una situación que, como está, no la tiene.

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Blogosfera triunfans.

A Galicia nos hemos venido,a un curso de la UIMP sobre las relaciones entre sistemas políticos y sistemas mediáticos. O sea entre la política y los medios de comunicación, que es uno de los temas más interesantes del estudio de la cosa pública en nuestros días. Había que hacerlo, además, en una perspectiva ascendente (o descendente, según se mire) de lo local a lo nacional a lo europeo y a lo global. Menuda tarea. Es tema sobre el que llevo trabajando en los últimos años por encontrarlo lleno de matices, de problemas y de promesas. Los estudios tradicionales que se han concentrado en las relaciones política-medios concluían en la aparición del medio astro hasta hace poco tiempo, la televisión. Pero la revolucionaria irrupción de internet en los últimos quince años está poniendo patas arriba todo el saber adquirido sobre el asunto. El carácter fuertemente interactivo de la red, su universalidad, capaz de romper incluso las barreras idiomáticas, está generando un activismo político planetario y una opinión pública cosmopolita en la que puede estar in nuce un sistema político mundial.

Y allí estuve, dando vueltas a la blogosfera. Feliz coincidencia, pues el día 15 de octubre fue el día del blog y la celebración arrastró a más de veinte mil blogs con más de veintitrés mil posts y ¡catorce millones de visitas! Eso es movilización y a su lado palidecen la prensa,la radio y la televisión juntas.

La UIMP gallega aloja a los conferenciantes en el monasterio cisterciense de Aciveiro, en Forcarei, un lugar perdido de la sierra del Candán, a medio camino entre Ourense y Pontevedra. Incluyo un pequeño mapa en el que se advierte que el monasterio está alejado del mundanal ruido y hasta del mundanal silencio. Es y no es parte de este mundo,como una especie de Shangri-la cristiano. El bello conjunto románico tardío del siglo XII se encuentra en un pequeño y feraz valle o circo, protegido por los montes circundantes del Candán, con una especie de microclima muy agradable en la entrada del otoño.

El monasterio se ha adaptado perfectamente a su moderna función de hotel, conjugando la severa sillería monacal con las más modernas tecnologías, incluyendo wi-fi en las celdas, quiero decir en las habitaciones. Ha perdido muy poco de su carácter originario y ha ganado mucho en comodidad y buen gusto de diseño, que no es ostentoso, como sucede en otros lugares reformados de este tipo. Y digo que ha perdido poco de su carácter originario porque la iglesia parroquial adjunta al cuerpo del monasterio mantiene el culto y gestiona un pequeño cementerio también parroquial y asimismo adjunto al monasterio.

Venir a este lugar de paz, recogimiento y meditación a debatir sobre el ruido y la furia de la acción política y los medios de comunicación demuestra la fabulosa capacidad sincrética del ser humano.

Mañana daremos una pequeña vuelta por las tierras de mis antepasados antes de regresar a Madrid.

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dijous, 18 d’octubre del 2007

Menos da una piedra.

Prefiero una ley de la memoria histórica pacata que abra la puerta aunque sea tímidamente al justo resarcimiento de tantas víctimas de la guerra civil iniciada por los fascistas españoles y de la posterior represión de la dictadura a que no haya ley alguna, con lo que las canalladas cometidas por los franquistas seguirían en el oscuro olvido y la frustración de quienes directa o indirectamente las padecieron aun aumentaría más. Decididamente, prefiero una ley corta a una no ley que es lo que la derecha española actual (directa descendiente de los franquistas, pues fue fundada por un exministro de Franco) pretende, con el habitual apoyo de esa extrema izquierda (ERC en este caso) que coincide con aquella so pretexto de que, no siendo la ley que ella quiere, prefiere que no haya ninguna.

Una ley insuficiente se puede modificar, mejorar, perfeccionar en su paso por el Parlamento. La no ley, situación que deja impune la barbarie franquista, no se puede tocar porque no existe. Dentro de las posibles mejoras cabe señalar alguna. Por ejemplo, parece ser pretensión del legislador "despolitizar" por entero la Basílica de Cuelgamuros y el Valle de los Caídos para hacer de ellos un monumento que honre a todas las víctimas de la guerra civil. Es un piadoso propósito pero se me ocurre que sería mucho mejor convertir la basílica en un museo de los horrores del franquismo. Esa sería una de las mejores formas de honrar a las víctimas. Sería además ilustrativo y pedagógico para las generaciones futuras.

Me parece estupendo que se obligue a los ayuntamientos a retirar todos los recordatorios de aquella guerra y de los criminales que gobernaron España en los casi cuarenta años siguientes. Fuera las plazas del Generalísimo, de José Antonio, del dieciocho de julio. Fuera la parafernalia de la Dictadura. Me permito recordar que el primero que hay que quitar es el Arco de la Victoria que hay en Moncloa, en Madrid y en el que todavía se encuentran las dos inscripciones en latín que justifican y ensalzan al franquismo, asegurando que fue el reconstructor de la Ciudad Universitaria cuando, en realidad, había sido su destructor. Ese: "Munificentia regia condita ab hispanorum Duce restaurata, etc, etc es una vergüenza.

También me parece de perlas que los hijos y nietos de los exiliados a causa de la guerra consigan la nacionalidad española si así lo quieren. Al fin y al cabo es una mera restitución de un derecho que les fue arrebatado contra toda razón.

Y lo que sería estupendo y bien podría salir del Parlamento sería una condena explícita y sin paliativos del franquismo y la declaración de nulidad de todas las sentencias de sus tribunales en los procesos políticos.

Es importante averiguar por qué dan tantasseñales de inquietud los del PP cuando se abordan estas cuestiones. Dice el señor Mayor Oreja que no condena el franquismo y el señor Acebes lo ampara. Naturalmente, no pueden condenar tal cosa porque hacerlo sería como condenar sus orígenes. ¿Cómo va a condenar el franquismo el señor Fraga Iribarne que era ministro de Franco en 1963, cuando se dio por enterado y no hizo nada por evitar el asesinato de Julián Grimau? ¿Cómo va a hacerlo el señor Aznar, un admirador de José Antonio Primo de Rivera? ¿Y cómo el señor Rajoy, hechura política del señor Aznar, a su vez hechura política del señor Fraga?

Las razones de la derecha para oponerse a esta ley de la memoria son pura demagogia que queda patente en cuanto se examinan:

Que la ley divide de nuevo a los españoles. Como si eso les importara mucho a los sucesores ideológicos de quienes iniciaron una guerra contra las instituciones legales, poniendo a unos españoles frente a otros con las armas en la mano.

Que reabrirá viejas heridas ya cerradas. ¿Quién puede dar por cerradas las heridas que dejan la tortura y el asesinato de seres queridos a manos de unos delincuentes sino es quienes las padecieron y que, al contrario, hoy más que nunca, se afanan por encontrar los restos de aquellos en las fosas comunes y las cunetas de los caminos?

Hay que mirar el futuro y no al pasado. ¿Por orden de quien? ¿Y quién es el señor Rajoy para decir a dónde hay que mirar y obligar a hacerlo al futuro? ¿El mismo que dice que no se puede discutir la nación española porque es la más antigua de Europa y que realizó grandes gestas en el pasado?

Guerra y literatura.

La Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores ha editado este año el novelón de Vasili Grossman Vida y Destino. Parece que hubo una primera edición en los años ochenta, que estaba traducida del francés. Menudo disparate. Supongo que el producto final de tan alambicada trasmigración lingüística tendrá solo una leve similitud con el original. Esta edición, no obstante, es traducción directa del ruso y bastante buena, por cierto.

La novela es una especie de grand tableau de la vida en Rusia en los años cuarenta, muy especialmente, de la batalla de Stalingrado, de agosto de 1942 a febrero de 1943, que es uno de los ejes centrales de la historia, pero se derrama asimismo a través de relatos que se entrecruzan por campos de concentración alemanes, de trabajo soviéticos, la Lubianka, un laboratorio de física de la Academia de Ciencias, un cuerpo de tanques, un escuadrón de cazas, la central eléctrica de Stalingrado, la estepa calmuca, etc, etc. Y se entrecruzan a través de una gran cantidad de personajes de todo género y condición, militares, civiles, hombres, mujeres, libres, prisioneros, ancianos, jóvenes, comunistas bolcheviques, mencheviques, rusos, alemanes, judíos, hombres del aparato, opositores, etc.

Es la novela de Stalingrado igual que Berlin, Alexanderplatz es la novela del Berlín de la entreguerra. La del infierno de Stalingrado. En aquella batalla, que costó millón y medio de muertos, se decidió el destino de la Segunda Guerra mundial. Los rusos derrotaron a los alemanes. Luego llegaría el segundo frente y la necesidad de que los aliados occidentales consiguieran poner pie en Alemania antes de que la Unión Soviética la hubiera ocupado por entero.

El caso es que, por su amplitud y su horizonte se suele oír que Vida y destino es como Guerra y paz. El mismo Grossman se refiere a la obra de Tolstoy varias veces al final de su novela, aunque el autor ruso que más sale en el libro, al que Grossman profesa casi veneración es Chejov y puede decirse que, por su concisión, economía y elegancia, el estilo de Grossman es "chejoviano". Además de ello la novela me trajo a la memoria desde el primer momento el Manhattan Transfer de Dos Passos, aquel intento de hacer vivir una ciudad entera a través de una red de historias y relatos que a veces se entrecruzan y a veces van en paralelo. Como en Guerra y paz, junto al relato de las múltiples vidas y conflictos de todo tipo hay descripciones de algunos momentos decisivos (por ejemplo, el avance de los carros de combate) en la batalla de Stalingrado. Algo parecido a la descripción de la batalla de Borodino en la obra de Tolstoy con la nada desdeñable diferencia de que Grossman escribía sobre lo que había visto pues fue corresponsal de guerra durante el transcurso de ésta, mientras que Tolstoy recreó la batalla de Borodino pues Guerra y paz es muy posterior a las guerras napoleónicas. El estilo tolstoiano es literario, sublimente literario, el de Grossman es más de reportero y eso es lo que le presta su fuerza novelística, su plasticidad.

Hay instantes de este gigantesco relato particularmente emocionantes, por ejemplo, el de las cámaras de gas, cuando la doctora Sofía Ósipovna Levinton sostiene el cuerpo sin vida de un niño judío gaseado segundos antes de morir ella misma gaseada, los siniestros interrogatorios de la Lubianka o las condiciones de vida en un campo nazi de concentración.

Grossman recoge dos momentos tensos de ruptura en la historia comunista rusa, el del enfrentamiento entre bolcheviques y mencheviques en 1903 y el de los procesos de Moscú en 1937, los estalinistas contra todos los demás. Del primero se ocupa como recordatorio en un campo de concentración ruso en el que todavía queda algún menchevique junto con otros comunistas bolcheviques que siguen dando vueltas a aquel primer enfrentamiento en el seno del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que luego se llamaría Partido Comunista.

Mucha mayor importancia tiene la segunda ruptura (que ya había empezado a darse en los años veinte y con la "deskulakización"), la que enfrenta a Stalin con la vieja guardia, la que convierte a los comunistas en víctimas de otros comunistas en una perversa espiral de la represión que acaba siendo la columna vertebral del régimen y es característica general de los de tipo comunista, al tiempo que el segundo eje central de la novela. Una sociedad aterrorizada por el miedo a la delación que provoca la aparición de mayorías silenciosas, que no se atreven siquiera a preguntar por el paradero de unos u otros ciudadanos que, de pronto, simplemente, desaparecen, arrestados por la policía y no retornan. Por ello mismo este ambiente asfixiante que pone todo, todo lo social, lo económico, lo político, lo militar, lo cultural al servicio del parecer del partido que, a su vez, es el gabinete personal de uno u otro lider constituye la forma más atosigante de la tiranía, la que existía en la Unión Soviética del Gulag.

Pero, como buen chejoviano, Grossman tiene siempre matices y acaba explicando los casos más enrevesados aludiendo a la forma habitual de la paradoja y la contradicción. Los seres humanos no están hechos de una pieza, sino que son un cúmulo de facetas a veces mal avenidas. Los verdaderos bolcheviques tienen que luchar en una "Gran Guerra Patria" en defensa de la tiranía que los asesina para impedir que los nazis derriben el primer Estado obrero del mundo. Cruelmente paradójico.

Así que Grossman, comunista de estricta obediencia, corresponsal de guerra que veía las cosas como eran (su descripción de los comisarios políticos es insuperable) acabó pensando que si Stalin y Hitler se habían enfrentado con tanta saña, a muerte, era porque sus dos sistemas totalitarios eran básicamente lo mismo.

La GPU le confiscó la novela, en un intento de impedir que se publicara en el extranjero, pero el autor había dado otras dos copias a dos personas distintas, una de las cuales consiguió sacarla de la Unión Soviética hacia 1960. Me parece que el autor murió sin verla publicada. Y no sé si puede considerarse una de las mejores novelas del siglo XX que tiene muchas de gran categoría pero sí que se inscribe en la gran tradión rusa de la literatura que refleja el "universo concentracionario", entre cuyos exponentes aparecen nombres como el de Dostoievsky con Recuerdos de la casa de los muertos y Solschenitzin con El archipiélago Gulag .

dimecres, 17 d’octubre del 2007

Josep Lluís.

Estuve viendo el programa de TV1 Tengo una pregunta para Vd., dirigido y moderado por Lorenzo Milá. Desfilaron Llamazares, Durán i Lleida y Carod-Rovira. Los tres me dieron buena impresión, iban sobrados, tenían soltura y dominio y se movían bien por el plató. Son tres mendas acostumbrados a los focos y los micrófonos y con muchas tablas. Fueron hábiles, fajadores, acertados y, sobre todo, lo que es más de agradecer, no mitinearon sino que estuvieron distendidos y coloquiales. Quizá algo más rígido el señor Llamazares, pero bien los tres. Me gustaron.

El que no me gustó fue el público. Da pena ver a la gente tan nerviosa, sin saber expresarse, haciendo consideraciones que llevan días preparando pero son embarulladas. A lo mejor es consecuencia obligada del hecho de que haya que componer una muestra equilibrada y representativa de la población, mezclando consideraciones de género, procedencia geográfica, profesión, orientación política, estado civil, condición sanitaria, nacionalidad y que en conjunto los españoles nos expresamos como se vio anoche.(Nota bene: el término "españoles" no es un intento de imponer tal condición a quienes dicen no serlo; abarca tanto a los que lo son "por convicción", como dice el señor Rajoy como quienes lo son por "imperativo legal"). A lo mejor merece la pena al programa incluir otra variable como "capacidad de expresión" o "soltura". Donde comen seis comen siete. O, por lo menos, emplear un tiempito en adiestrar a los seleccionados para que pierdan el miedo a las cámaras.

El que más gustó fue el señor Carod-Rovira con cuyo independentismo no coincido en absoluto. Creo que estuvo muy bien al cortar en seco el intento del chaval primero y la mujer después de hacer el habitual atropello nominal español, consistente en castellanizar los nombres propios y hasta los apellidos. Durante años la prensa de derechas ha escrito Ibarreche porque eso de la castellanización de los nombres propios es una forma de lucha contra el nacionalismo. Y es irritante porque demuestra notable falta de consideración y respeto a los demás. Si alguien se llama Josep Lluís, se llama Josep Lluís y es una impertinencia y una falta de consideración llamarlo de otro modo. Y cuando se hace suele ser para fastidiar. Así que mis aplausos al señor Carod-Rovira. No acabó de convencerme lo de los 29 departamentos de catalán en universidades alemanas y mi pregunta sería si alguno de ellas recibe subvenciones de la Generalitat, pero eso es lo de menos.

Lo de más y lo muy de agradecer es que el señor Carod Rovira defienda su objetivo de la independencia para Cataluña en una actitud dialogante, pacífica e irreprochablemente democrática. Lo que más agradezco al señor Carod-Rovira es el haberse convertido en la prueba viviente de que es mucho mejor y más productivo defender el objetivo independentista democrática y pacíficamente que a través de la delirante vesania etarra.

En cuanto a esa irritante manía española de faltar a la gente desfigurándole el nombre y sin pretender que pueda tratarse de una excusa, merece la pena recordar que es una especie de antigua costumbre patria. De siempre se han castellanizado muchos nombres y apellidos extranjeros, empezando por Almanzor hasta Carlos Maurrás, pasando por Martín Lutero, Luis XV, Federico Nietzsche y Julio Verne. No hay reglas. Unos nombres se castellanizan y otros, no. Shakespeare es William pero Stevenson es Roberto Luis y de milagro que no es Estevenson. Y no suele haber mala intención en estas castellanizaciones; a veces traducen dificultades de pronunciación. El Josep Lluís tiene una elle catalana que raros castellanohablantes saben pronunciar y, cuando va al final en vez de al comienzo de las palabras el resultado es muy cómico. Fíjense cuando algún locutor de radio, de esos que hablan de la circulación, comente algo de Martorell.

No es exagerado decir que toda castellanización de nombres propios, al menos catalanes y vascos, puede comportar un intento de humillación de quienes los llevan. En todo caso, el señor Carod-Rovira estuvo oportuno y tajante y fue muy de reconocer que condicionara siempre escrupulosamente toda opción independentista al logro de las imprescindibles mayorías democráticas. Sólo que reducía éstas al ámbito catalán y, me temo, habrá de necesitarlas asimismo en el español.

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Goya perenne.

En su Espacio para el Arte, (horario de 18:00 a 21:00) Cajamadrid inauguró el lunes una interesante exposición de dibujos de Laurie Lipton. Hay que ver lo que los bancos y cajas hacen por el arte. Supongo que son actividades que financian mediante acuerdos desgravatorios con Hacienda que les resulten beneficiosos porque, francamente, no veo a los banqueros mermando la cuenta de resultados para dar a conocer artistas de vanguardia o exponer obra clásica. Pero sea como sea es muy de agradecer porque abren oportunidades. No conocía a esta Laurie Lipton, dibujante neoyorquina afincada en Londres y considerada como una artista surrealista contemporánea. Y la verdad es que es una dibujante extraordinaria.

La exposición presenta una serie de obras bajo el título común de El sueño de la razón cuyo hilo conductor es una reinterpretación y actualización de algunos disparates, caprichos y desastres goyescos y también, cuando menos, una pintura del genio de Fuendetodos, como la que ilustra la tarjeta de invitación y que es una versión de Cronos devorando a sus hijos, con el muy significativo título de "Para comérsela" (2002). Las técnicas del lápiz y el carboncillo trasmiten una minuciosa y cruel expresividad.

Los dibujos de Lipton son estremecedores y está muy bien considerada como surrealista en la medida en que reproduce la realidad en una clave onírica o absurda pero siempre con una fuerte carga crítica.El estupendo dibujo de la derecha, de título "Espejito, espejito" (2002), que recuerda vagamente a La dama de Shangai tiene mucha profundidad y no sólo de campo mediante el juego del espejo que se reproduce hacia dentro sino filosóficamente por lo que ese reflejo hace en la imagen que reproduce, que se va avejentando a medida que se aleja. La vinculación entre la imagen y la vejez y el paso del tiempo traen a la memoria El retrato de Dorian Gray. A su vez el título de la obra (que imagino será original pues no creo que los responsables de la exposición se atrevan a bautizar las piezas según su Minerva) enlaza con el cuento de Blancanieves y la madrastra donde lo que ésta quiere conseguir del "espejito" es la confirmación de ser la más bella. En definitiva, la locura de ir a mirar en el espejo lo que somos y encontrarnos siempre con lo que querríamos ser.

Este dibujo es una interpretación del muy famoso capricho de Goya Hasta la muerte, que reproduce una escena de como de farsa que enlaza el esperpento goyesco con la pintura medieval de género moralizante: la vieja casquivana que busca en el espejo y hasta ve contra toda evidencia que conserva la lozanía y tersura que perdió hace decenios.

Dejo aquí el capricho goyesco para que se vea que la señora Lipton se ha buscado una buena inspiración.

Es una imagen clásica. Repárese en las expresiones de los tres circunstantes.

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dimarts, 16 d’octubre del 2007

El juste milieu

Hoy recibe el señor Rodríguez Zapatero en La Moncloa al señor Ibarretxe que viene a pedir permiso para ponerse fuera de la Constitución y, si puede, de España. Antes de que los dos políticos configuren esa unidad de la foto, conformando un solo ser, el señor Zaparretxe, el señor Rajoy ya ha dicho al Presidente no sólo lo que tiene que decir, esto es, “No”, sino cómo tiene que decirlo, “por convicción” (esto es, insultando) y nada de por cálculo electoral. Porque lo que es el señor Rajoy y el PP, su partido, ¿cuándo han hecho ellos algo por cálculo electoral?

”Jamás”, dice el señor Zaplana, cuya fuerza de convicción es notoria.

Son la Escila y Caribdis de Odiseo Zapatero en esta mar tempestuosa de la singladura nacional. La nación, tema de los temas en España. Es algo que unos discuten (minorías) y otros (¿mayoría?) sostienen que no se puede ni discutir. La nación no puede discutirse (caramba, caramba) porque, según dice el señor Rajoy, es la más antigua de Europa. Sobre no estar claro por qué la antigüedad esté libre de discusión (cosa que sólo puede convencer a alguien conservador), el dato no es cierto. En el Concilio de Constanza, a comienzos del siglo XV, se decide que las votaciones se harán por naciones y se determina que hay cinco: Italia, Alemania, Francia, España e Inglaterra. Y si nos vamos a las memorias de estudiantes inscritos en las paredes de la Universidad de Bolonia, fundada en el siglo XI, hay tantas naciones que verlo produce estupor.

En todo caso, la izquierda parlamentaria ya adelantó ayer la respuesta al señor Ibarretxe: “No”. El señor Rodríguez Zapatero va a decirle, según asegura, que “no” y que vuelva con una propuesta consensuada con los demás vascos (lo veo difícil) mientras que el señor Llamazares dice que el “no” no debe significar cerrar todas las puertas, que viene a ser como decir lo mismo. Esto es, la izquierda parlamentaria adoptará un curso medio, un juste milieu. “Vuelva Vd. mañana, señor Ibarretxe y traiga los deberes hechos”. En verdad, no se me ocurre que el Gobierno pueda o deba hacer algo distinto de lo que va a hacer.

Imagino que desde el punto de vista de la extrema izquierda, la extraparlamentaria, lo que hay que hacer es escuchar al señor Ibarretxe y reconocer de inmediato el derecho de autodeterminación, también llamado “derecho a decidir”. No estoy de acuerdo. El derecho de autodeterminación debe reconocerse pero no posibilitar su uso si no en sociedades pacificadas desde años atrás y en las que el miedo no pueda deformar el sentimiento de los electores. Pretender que hay condiciones en el País Vasco siendo así que la amenaza de ETA puede afectar a miles de vascos no es un argumento sino una falsedad. La coña esa de que también están las "fuerzas de ocupación" ya no cuela ni entre los suyos. Aquí los que amenazan, extorsionan y amedrentan son los del tiro en la nuca que quizá se haya convertido en el "tiro en el hombro" , escala intermedia entre el tiro en la nuca y la kale borroka, que todo hay que medirlo.

En la extrema derecha ya ha salido el señor Aznar disparando cizaña contra todo lo que se mueva. El Gobierno de hoy es el de un partido desleal, infame y traidor. Supongo que si alguien se arranca así su acto siguiente será agarrar un fusil . No es cosa de animarse, pero tampoco de arredrarse. Hasta el señor Aznar tendrá que entender que los tiempos de hacer política a base de insultar están enterrados en el Valle de los Caídos, junto a sus padrinos espirituales, José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador jerezano, y Francisco Franco, dictador por derecho propio, quien estableció un régimen en España que el señor Mayor Oreja no considera conveniente condenar porque representaba a un sector muy amplio de españoles.

Claro, hombre, claro ¿cómo van a condenarse a sí mismos?


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dilluns, 15 d’octubre del 2007

Españoles todos...

Continúa el cante del señor Rajoy con la banderita. Se multiplican las parodias del famoso video en la red, aunque la mejor de todas, como dice Escolar en su blog, es la que hace el propio parodiado. Desde luego, desde luego. Pero no está de más que le pongan el chundarata del No-Do de Franco, a cuyo mundo ideológico, estético y psicológico pertenecen las rimbombantes vaciedades del señor Rajoy sobre lo nacional, la bandera, el orgullo, el corazón y demás zarandajas en las que no cree ni él mismo, como demostraron hace unos días los de El Plural, al dar cuenta de cómo los guardaespaldas del dirigente popular confiscaron las banderas rojigualdas que sus seguidores llevaron a un mitin de aquel en algún lugar de Euskadi. Bandera, sí, pero sólo al sur del Ebro.

A decir verdad creo que lo que más me fastidia de esta obsesiva manía del señor Rajoy por ser más aznarista que Aznar es que haya conseguido ponernos a la altura de los nacionalistas que tanto critica. Estábamos los españoles tan tranquilos con nuestra(s) bandera(s), sin hacer esa ostentación hortera que hacen de las suyas los periféricos (por el "dime de qué presumes..."), quien con la rojigualda, quien con la tricolor, y tenía que venir este cantamañanas con la pretensión de ponernos a todos a desfilar, cuando somos una nación posmoderna que sólo se reconoce en la necesidad de arrepentirse y sosegar los horrores del pasado, cometidos en el mismo espíritu que anima al señor Rajoy. Un aguafiestas.

Por cierto al decir servidor que se disponía a celebrar su bandera, la republicana, un amable lector me preguntaba que por qué precisamente el 12 de octubre, día de la Hispanidad, día de la Raza (esa por la que "hablará el espíritu" en tonos hegelianos), día del descubrimiento de América. Pues tiene razón. Quizá fuera más acertada la celebración el 14 de abril. Y puede que aun más acertado ningún día del año, para que lo sean todos. Al fin y al cabo yo tengo la tricolor desplegada en mi casa los trescientos sesenta y cinco días del año, uno tras otro. Pero sigo inclinándome por el doce de octubre por la muy intransferible razón de que es el santo de mi difunta madre, una mujer excepcional. (Ya voy, ya voy con lo del homenaje...).

Vale. Es el caso que sale hoy El País diciendo que los "estrategas" del PSOE y del PP están convencidos de que las diferencias entre ambas formaciones son muy pequeñas y que las próximas elecciones se decidirán en un puñado de provincias que, como sabe todo Dios, son las circunscripciones electorales. Coincide con esta apreciación cuanto experto suelta doctrina por cualquier medio que le pongan a su alcance y las sesudas consideraciones se suceden unas a otras con la variedad y la originalidad de los cangilones de una noria: el Gobierno no sabe explicarse, los del PP hacen mucho ruido, fracasó la apuesta principal originaria del proceso de paz, se nota mucho el electoralismo, la gente está preocupada con la deriva soberanista de los nacionalistas, la fortaleza del PP y su techo/suelo/paredes electorales son envidiables, el electorado de izquierdas es crítico y abúlico mientras que el de derechas vota como un solo hombre...

Todo eso está muy bien. ¿Qué sería de los "estrategas" y otros magos si entráramos en períodos electorales en que todo estuviera cantado? Por fortuna eso es imposible porque el comportamiento del ser humano es impredecible. Faltan casi cinco meses para las elecciones y cualquier pronóstico de ellas que se haga ahora sólo puede ser a beneficio de inventario. Pero si fueran mañana, en serio, tengo para mí que la tunda que se llevarían los populares sería tan gruesa como desagradables las intervenciones en el Senado del señor Pío García Escudero pidiendo al gobierno que adelante lo que sólo puede ser una catástrofe para el PP.

Y mientras don Pío siga haciendo de Carrero Blanco, que el señor Rajoy continúe hablando como el Caudillo. "Españoles todos..." De verdad, qué falta de imaginación.

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diumenge, 14 d’octubre del 2007

Los amigos poetas.

Mi amigo Manuel Trillo, acaba de publicar un libro. Eso no sería especialmente extraño en un tiempo en que hasta los analfabetos lo hacen o los plagian. Empieza a serlo cuando se sabe que es un libro de poesía. ¡Ay, la poesía, el alma/arma de la revolución! Más extraño aun, pues lleva ilustraciones de Kalvellido, ese artista que parece que pinta con dinamita. Y linda ya en lo asombroso cuando se recuerda que el bueno de Manuel, además de poeta, ha sido, es y/o será albañil, herrero, cuidador de enfermos, tasador de girasoles, modelo en Bellas Artes, chamarilero, investigador, conserje y profesor. Y si alguien no me cree, que eche una ojeada a la contrasolapa del libro que reproduzco más arriba.

No lo conocía yo por estas tantas andaduras de la vida, que tiene más que Herman Melville, sino porque coincidimos una temporada en las páginas de InSurGente, batallando ambos contra los mismos pellejos rellenos de vino ideológico fermentado, en donde él aún continúa y en donde podrá el lector disfrutar de su también galana prosa. Precisamente hoy escribe un artículo poniendo a bajar de un burro jurídico al juez Garzón bajo el sugestivo título de No seas pendejo, che. Supongo que el dicho juez estará a estas alturas curado de tales espantos y tantos y tantos (que mira que le arrean al juez "estrella" tous azimuts) pero esta es la faceta en la que llegué a conocer y apreciar a Trillo, hombre bueno, aunque duro de roer. Es por su faceta de "comunista libertario". Supongo que coincido con él en lo que tenga de libertario; nada en absoluto en lo de comunista. Pero, en fin, eso mismo le pasa a él conmigo. Porque las gentes somos múltiples y contradictorias. Sería estúpido coincidir siempre y en todo con alguien; eso no lo hacen ni los enamorados, aunque su particular desvarío los induzca a creerlo. No siendo el amor, sólo el odio permite coincidencias exactas entre dos individuos. Pero uno de ellos tiene que estar muerto y matado por el otro.

Perro Pulgas es un poemario bravío, dulce, sentimental, reflexivo, metafísico, burlón, tierno, erótico, crítico, extemporáneo y muy contemporáneo, experimental, clásico, irreverente, mordaz, angustioso, pesimista, chispeante... y dejo de acumular adjetivos porque me salgo del post. Pero si persiste la duda en el lector (que ya se sabe que es más difícil sacarse el método que la piel) que lea despacio los versos de la derecha. Espero que quede claro. La vida es el heraldo de la muerte, comienza Trillo con tonalidad unamuniana para saltar luego a una polca de calaveras al estilo de José Posada y terminar luego en un retorno al estilo de Dürrenmatt.

Como claro quedará que es un acierto la pretensión sinestésica del editor al machihembrar los versos de Trillo, que parecen virutas de boj sacadas con la gubia del espíritu, con las ilustraciones de Kalvellido que te pone delante de las narices -en todos los sentidos del término- la conclusión plástica del cante trillano.

No me digan que no hay una relación de mutua prevalencia entre el texto y la imagen de la izquierda, hasta no saber qué resulta más sintético a la par que sorprendente y hasta inconcebible.

La poesía no vale nada -ningún escrito, en realidad- si no la dicta la sinceridad, si no sale de lo más profundo (eso del venero, que tanto gusta a los poetas) del autor, si no le cuesta lo indecible, si no se le independiza y se le enfrenta y nos lo muestra como es. Eso lo consigue Manuel, sin embargo, como quien no quiere la cosa, filosofando en verso libre, riéndose de sus filosofías, de sí mismo y levantando, cómo no, amarga constancia de la futilidad de nuestro paso por la tierra.

Aquí lo dejo por si alguien quiere evaluar lo que digo que está dictado por la amistad, claro es; pero la amistad sólo puede provenir de una afinidad electiva.

Por cierto, Manuel, ¿qué tienes contra Werther?

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La pesadilla del Irak.

Dice hoy el general Ricardo Sánchez, comandante en jefe de la tropa yankee en Irak en 2003:

"El Gobierno, el Congreso y toda la acción exterior, especialmente el ministerio de Asuntos Exteriores, tienen que asumir plena responsabilidad por este fracaso catastrófico y el pueblo americano debe exigirles dicha responsabilidad."
¡Bravo, mi general, así se habla! Vamos que poco más y pide que procesen y encierren a Bush y el resto de la panda. No es el único, desde luego, pero sí el único militar estadounidense con rango de general que habla de esa manera.

Hace unos meses, el general Petraeus, en una declaración en sede parlamentaria, hacía equilibrios retóricos, decía que la cosa está chunga pero que, con un poco de suerte, todavía se puede ganar. Trataba el hombre de poner su juicio en línea con las visiones del chiflado de Bush que sigue diciendo que hay un camino hacia la victoria en Irak y que llegarán a ella.

By the way, creo que hay que estar agradecido al señor Rodríguez Zapatero por sacar las tropas del Irak, cosa que le ha costado que el chiflado apenas lo haya saludado en cuatro años. Por supuesto, los del PP no lo hubieran hecho jamás y, a estas alturas, a saber qué estaría pasando con los soldados españoles en ese reñidero sin más orden ni concierto que la ley del Colt. Un país en el que hay gente armada por doquiera: soldados, policías, guerrilleros, milicianos, mercenarios, guardaespaldas, terroristas y sectarios, y ninguno es de fiar, claro. En realidad, todo el mundo está deseando largarse. Los italianos lo hacen con sigilo, para que no se enfaden los gringos. Los británicos también se marchan, devolviendo el control de Basora a los iraquíes, como si estos fueran hoy capaces de controlar algo por arte de magia. Podían haberse marchado antes. Hasta podían no haber ido en primer lugar. Pero más vale tarde que nunca.

El general Ricardo Sánchez, comandante en jefe de la tropa yankee en el Irak en el primer año de la ocupación, el que mandaba cuando lo de Abu Ghraib, si bien parece que él no sabía nada, tiene razón. Hasta se queda corto pues la invasión y posterior ocupación militar del Irak no es solamente un "fracaso catastrófico", como un alpinista que no llega a la cumbre y se despeña, sino que también es un crimen, un delito de agresión y genocidio.

Lo interesante ya no es cómo enjuiciar ese acto de piratería en el Irak. Lo interesante es averiguar por qué no tiene arreglo, por qué el general Sánchez habla de stalemate, tablas. Es obvio, porque sabe que no se puede alcanzar la victoria y se niega a admitir la derrota. Pero es que el asunto es más complicado. Todos los planes y medidas que no sean levantar el campo y ahuecar el ala más que a paso carecen de sentido porque los propios términos de "victoria" y "derrota" carecen de sentido. Como carece de él, en consecuencia, el de "tablas". "Victoria" y "derrota" son términos que se refieren a un enemigo y aquí, ¿en dónde está el enemigo? Por no saber, no saben ni en dónde está Ben Laden, si es que existe y los videos que saca de vez en cuando no los fabrica la CIA.

Sin bromas. Esa ocupación criminal que están ejerciendo los EEUU y sus monagos no es una guerra; no hay frentes, no hay enemigos (y sí los hay, pues están en todas partes) localizables. Así que todos los planes para poner fin a una guerra que no existe son pura pérdida de tiempo. ¿Por qué no reconocer que los EEUU, herederos de la misión imperial anglofrancesa en el Oriente Medio, han acabado pillados en una ocupación militar a la antigua usanza? Intentaron la broma de dejar un gobierno títere, salido de unas elecciones que fueron de risa, pero no les ha funcionado y tienen que seguir en el país y hasta incrementar su presencia militar. ¿Para qué? Pues para controlar el negocio del petróleo y el gas natural de la zona. Como siempre: expolio de materias primas de las colonias para desarrollo de la lejana metrópoli.

Lo que sucede es que esto no puede decirse hoy así. Hay que vestir el santo, fabricar alguna causa, echar mano de la ideología con lo que el discurso público para justificar la presencia militar en el Irak es literalmente incomprensible. Y más que se hace cuando se habla de "victoria" y "derrota" y "tablas" en un escenario militar.

Repito: comprendo que hay mucha gente a la que repatea el señor Rodríguez Zapatero. Todos esos que creen que un hombre público debe aparecer siempre como lo hace el señor Rajoy, esto es, jupiterino, amenazador, cuando menos admonitorio, con el índice levantado, augurando catástrofes y faltando al respeto a la peña, todos esos, digo, se ponen de los nervios cuando contemplan al señor Rodríguez Zapatero afable, sonriente, sin gritar, sereno a la par que contundente. Lo comprendo. Por eso lo acusan de "buenismo" pues bien saben ellos que la condición humana es lobuna. También lo comprendo. Pero se estará de acuerdo en que sacar las tropas del Irak fue una decisión sabia y valiente, porque la de meterlas allí fue necia y cobarde.

(Saco la foto del blog The Soapbox and The Bucket que tiene otras estupendas).

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Los maestros pintores.

El Thyssen tiene una buena exposición del Renacimiento flamenco. Hay mucho Durero y mucho Cranach, tanto pintura como grabado y dibujo y hasta un gran tapiz que cuelga en la sala de exposiciones del Cajamadrid en la Plaza de Celenque, pues esta es una actividad compartida entre el Museo y la Caja. Y también hay obras de Wogelmut, algún Holbein, un par de Bellinis (Giovanni), que debían de pasar por allí, bastante Altdorfer, Baldung, etc. Pero el grueso de la exhibición recae sobre los dos que enuncia el prospecto, Durero y Cranach.

Renacimiento flamenco y alemán, vale decir Renacimiento protestante, que es una perspectiva que a veces se olvida, al tener más presente el Renacimiento italiano, siempre católico. Por ejemplo, son muy de ver las caricaturas que Cranach hace del Papa, León X con cara de cerdo y rodeado de cardenales, también con cabezas de gorrinos. Cuesta identificar en él al hijo de Lorenzo de Medici El Magnífico que lo hizo cardenal a los trece años, el León X para el que Rafael terminó de construir la loggia cuyo segundo piso decoró con frescos bíblicos y al que también retrató en su orondo, refinado y erudito esplendor con algunos cardenales. Las dos miradas de Europa, la reformada y la católica concentradas sobre el mismo personaje. Sólo que para nosotros es menos frecuente la reformada. Y precisamente uno de los puntos fuertes de la exposición es un par de retratos de Martin Lutero, incluido uno que no conocía del rebelde monje agustino con su esposa, bien curioso. Y con los de Lutero, uno muy conocido y notable de Phillip Melachton, pues la Reforma vino acompañada y precedida por el Humanismo. El único Holbein que detecté era precisamente uno de sus retratos de Erasmo.

La exposición merece la pena ya sólo por ver las láminas del Apocalipsis de Durero,. un tema favorito del pintor de Nurenberg que consiguió trabajándolo figuras que han quedado como símbolos para las generaciones posteriores, como los jinetes del Apocalipsis. La que hay a la derecha representa a San Miguel y parte de las legiones celestiales combatiendo con el dragón, con Satán y su caterva de diablos. Esos ángeles y arcángeles de largas cabelleras rizadas, contrapuestos a la odiosa fealdad serpentina del dragón simbolizan el ideal nórdico de belleza masculina, que el propio Durero se había aplicado a sí mismo en sus autorretratos, uno de los cuales, el de 1526 figura en la exposición. El visitante podrá ver también el célebre rinoceronte y la no menos célebre ala de pájaro, las dos procedentes de los fondos de la Galería Albertina, en Viena. Especial interés tiene el impresionante grabado que ilustra el séquito triunfal del Emperador Maximiliano. También son muy de notar los dos óleos que representan a los apóstoles San Felipe y Santiago el Mayor, que siempre me han parecido una exquisita rareza en el conjunto de la obra del pintor de Nurenberg.

La presencia del Imperio es constante en la exposición. Se exhiben muy bonitas y bruñidas armaduras y algunas armas blancas finamente trabajadas. La finalidad debe de ser recordarnos que todo aquello del Humanismo, la Reforma, el comercio y la banca estaba fundamentado en la supremacía militar del Imperio, ya por entonces desafiado por otras potencias, entre ellas Francia.

Me produjo gran placer encontrar el fabuloso Retrato de dama, de Altdorfer, uno de los pintores más interesantes y menos difundidos del Renacimiento flamenco, todavía muy influido por la estética gótica, pero con un registro tan amplio que abarcaba desde escenas bíblicas al gusto medieval hasta un retrato como éste, cuyo uso del color permite equipararlo a la pintura del siglo XX, como una especie de antecedente remoto del expresionismo. Altdorfer que también cultivaba con mucho primor el estilo epopéyico y el alegórico tenía, como se ve, un fortísimo sentido del realismo. Vaya, la de tonterías que pueden llegar a hilvanarse por no decir simplemente que el cuadrito en cuestión (pues es de no muy grande tamaño) me encanta. Además, me recuerda a Zurbarán.

Como hablo de memoria, no recuerdo el tema concreto de un par de desnudos de Baldung; moralizantes, desde luego, o aparentemente moralizantes porque, con el pretexto de la moral, lo que aparece son desnudos femeninos, que nos dan el canon de belleza femenina flamenca, de siempre muy distinta de la latina.

En fin, que merece la pena la exposición.

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dissabte, 13 d’octubre del 2007

Balance: convivencia, cero.

¿En qué se notó que ayer fue el Día de la Nación, el Día de la Hispanidad y el Día de la Raza, según otra denominación no tan antigua? En que acabó la fiesta a trompazos y mojicones, como en las ventas que frecuenta mi señor don Quijote. Esto de la bandera no es nada pacífico, ¿verdad? Y el día que no arde el Rey en efigie lo hacen los señores Ibarretxe y Carod también en efigie. Durante el patrio festejo registré violencia en Valencia, Barcelona, San Sebastián y Madrid. Siempre ligada a la bandera, la Patria, la Nación y el espíritu del pelotón.

Los de España 2000, un partido de fachas valencianos que tiene algunos concejales electos, armaron bronca en la capital del Reino Valenciano y quemaron, dicen, dos mil retratos de los señores Ibarretxe y Carod y símbolos de ETA. La quemada de ETA no creo suscite protestas pero las de los dos dignos políticos vasco y catalán, sí. Imagino. Queda claro: en la Monarquía "democrática" quemar la efigie del Rey es delito perseguible de oficio, pero quemar la de dos probos representantes del pueblo, no. Claro, qué bobada, Monarquía "democrática", o sea del Rey abajo, ninguno.

Algo parecido en Montjuic, en Barcelona, aunque sin cremá valenciana. Eso sí, abundancia de banderas rojigualdas con el águila del escudo franquista. Es lo que le pasa a la bandera bicolor, que tiene dos escudos pugnando por señorear su campo, el águila de San Juan franquista y el águila de la monarquía parlamentaria, más pacífica y burguesa.

En San Sebastián, a bofetada viva, al uso de los vascones. La izquierda abertzale salió a la calle a sobar el morro a unos autobuses de falangistas de "España adelante" o "adelante España", que no estoy seguro pero al encontrarse a la Ertzaintza en su camino ya se liaron con ella y prendieron fuego al centro de la ciudad. En el levante el agua se lleva por delante los coches; en el País Vasco se los lleva el fuego. Somos presocráticos, andamos a tortas con los elementos.

En Madrid, finalmente, los fachas se concentraron vestidos de civil cerca de la tribuna de autoridades del desfile para poder abuchear al señor Rodríguez Zapatero a sus anchas, según liturgia anual. "Libertad de expresión", decía después el Presidente con una sonrisa. Claro, haya libertad de expresión también para el rebuzno, sonido muy humano a la par que asnal. Aunque lo más llamativo de Madrid fue ver al señor Rajoy esgrimiendo una banderita nacional como si fuera un pay-pay. De verdad este hombre carece de sentido del ridículo: anteayer se dirigía a nosotros como si fuera nuestro caudillo y ayer parecía Shirley Temple. Crecidita, claro.

Por favor, ¿alguien conoce otro país del Occidente sedicentemente civilizado en el que los habitantes se zurren la badana por la bandera o la bandera por la badana? ¿Y qué decir del apasionado debate de "yo soy una nación, pero tú no" y "Zapatero discute una nación que no se discute"?

Escucho con gran respeto al señor Rodríguez Zapatero decir que aquí no pasa nada y que el "sistema" aguanta, así como a muy ilustres opinadores argumentando que la nación española está como nunca. Los escucho pero lo que veo es que hay un Cristo montado muy serio, para expresarme con castiza llaneza. Tanto que habría que ir pensando en organizar sendos referéndums de autodeterminación en Cataluña y el País Vasco; si más, ya veremos. Se me ocurre que sería una buena idea ofrecérselo a los catalanes para inmediatamente después de la preceptiva reforma constitucional. Y dejar a los vascos en dique seco, a ver si de este modo entienden los de ETA que ellos mismos son el mayor obstáculo al logro del propio objetivo de que el honrado pueblo vasco decida sobre sí mismo.

En cuanto al "material humano" de estos partidos y grupos de extrema derecha, España 2000, plataforma Adelante España a la vista está que van vestidos de paramilitares y que son bandas agresivas. El Parlamento debiera legislar prohibiendo el uso de uniformes en organizaciones políticas. Que vayan con la bandera pero de civil.

Y más cosas. Hay que ir a la erradicación del fascismo que, en efecto, no es una opinión, sino un delito.

¿A que no sale ningún país de Occidente en que esto suceda? Pues, según algunos, aquí tampoco. "Somos una gran nación". Somos más que eso; somos una "nación milagrosa" porque partes de ella no quieren ser ella.

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