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dijous, 1 de gener del 2009

Los que no descansan.

En el día de ayer, día de jolgorio universal en el que hasta quienes marchan con calendarios distintos, como los chinos o los musulmanes, estaban celebrando el tránsito del año, dos organizaciones terroristas estuvieron presentes en su ordinario quehacer, como señalando que para ellas no contaba la festividad y que era día laborable como otro cualquiera. ETA por un lado y el Estado sionista por otro. Debieron de pensar que, pues lo suyo es el fuego, era cosa de sumarse a los de artificio y festejo del momento.

ETA atentó contra el edificio de la televisión vasca con una bomba previamente avisada. Los israelíes siguieron bombardeando Gaza en preparación del ataque que lanzarán previsiblemente en las próximas horas. En ambos casos estos actos de barbarie tienen interpretaciones que no pueden dejar de hacerse.

Los etarras comunican a la sociedad que, como el buey, vuelven al surco, que si no matan es porque no quieren. Lo de menos es el sitio del atentado: la televisión. Subrayarlo sólo sirve para acrecer la autoconciencia de los medios sobre su propia importancia. Pero ETA atenta y atentará contra cualquier valor simbólico, incluidos los asilos de la tercera edad, excepto los eclesiásticos, según muy atinado comentario de Max en esta entrada. Lo que los etarras pretenden con su estólida insistencia es que se cuente con ellos y con sus pretensiones. Como éstas consisten en liberar al pueblo vasco de la oprobiosa tiranía española, son justas por definición y por el intrínseco valor de la raza, sólo desistirán si hay una negociación. En su primitivo concepto del ser negociar significa salirse con la suya tous azimuts. El sentido de la historia está con ellos. Es un discurso que no deja lugar a dudas, y las cosas seguirán así hasta el fin de los tiempos. No hay nada que hacer sino aceptar un porvenir hecho de policía, jueces, cárceles, más bombas, más policías, más jueces, etc.

En el caso de los sionistas, atrapados en su política genocida, tampoco pueden hacer algo distinto. Desde que empezaron las ocupaciones, esta situación estaba preescrita. La estrategia la marcan los ultras. Los llamados moderados, los israelíes comprensivos, los demócratas, sirven de hoja de parra para que los genocidas que quieren limpiar Palestina de lo que no sean ellos se salgan con la suya. Son como ETA pero a diferencia de ésta, llevan las de ganar. Entre tanta gente como hay en Palestina siempre habrá grupos dispuestos a morir matando antes que vivir humillados, de rodillas, permanentemente maltratados, esquilmados, preteridos. Igual que hay terroristas suicidas individuales hay decisiones colectivas suicidas. Obligar a Israel a exteriorizar y acelerar sus planes de exterminio puede ser una decisión táctica de los palestinos o de la parte radical de ellos. Quizá su único recurso: forzar a los demás países musulmanes y los occidentales a reconocer y tragarnos que estamos siendo cómplices de un genocidio que dura ya sesenta años. Ignoro cuál será su rendimiento. Pero es cierto que no tienen opciones.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 28 de desembre del 2008

Hasta la kippá de estos genocidas.

Igual que sucede con los atentados de ETA, faltan ya las palabras para condenar la fría, sistemática, premeditada, permanente, masacre del pueblo palestino a manos de los israelíes. A unos nos faltan porque ya las hemos gastado todas y ahora resultan pobres, vacías, ridículas ante la magnitud de la civilizada barbarie sionista. A otros les faltan porque no quieren condenar. Y no quieren condenar porque en el fondo están de acuerdo con los crímenes cometidos, como en el caso de Batasuna, ANV y el presidente Bush, quien tampoco condena el nuevo y enésimo crimen israelí en Gaza. Lo curioso es que, así como Batasuna, ANV etc caen por ello en la ilegalidad, la confiscación y la persecución, el presidente Bush pose de ejemplar defensor de la civilización occidental.

Faltan las palabras por innecesarias. Lo que está haciendo Israel, lo que lleva sesenta años haciendo Israel con los palestinos es un genocidio en todo igual al que los nazis quisieron perpetrar con los judíos. Con las dos importantes diferencias, causalmente relacionadas, de que los sionistas disponen de mucho más tiempo para segurarse del carácter sistemático, completo, total de su política de exterminio y de que pueden hacerlo porque gozan del auxilio incondicional de los Estados Unidos, que han respaldado el genocidio desde los orígenes, lo han amparado y justificado.

Porque un genocidio es que un Estado armado hasta los dientes, pertrechado con todo tipo de instrumentos mortíferos de alta tecnología, incluida la bomba atómica, proceda militarmente a lo bestia contra la población civil apiñada en Gaza, agobiada por la necesidad y la miseria, y protegida/chantajeada por unas ridículas milicias de Hamas armadas con cohetes hechos con botes de coca-cola y que a saber si no están financiadas y alentadas por los propios servicios israelíes. Dicen los amigos de los sionistas -que son muchos en el mundo, preferentemente en la derecha pero también en la izquierda- que Israel "tiene derecho a defenderse". Lo cual es obvio. Pero lo pierde cuando la defensa rompe toda proporción con el ataque. Y ello es así, no hay que ser ingenuos, porque sus represalias no son defensivas sino que son a su vez ataques largamente planeados y premeditados para conseguir su último objetivo que es el exterminio de los palestinos y la aniquilación de Palestina. Un genocidio en pleno siglo XXI y bendecido directa o indirectamente por la llamada "comunidad internacional", ramillete de cómplices o simples cobardes.

Toda la verborrea, todos los garabatos, planes, contraplanes, hojas de ruta, proyectos, condiciones, tratados y demás basura no son más que los jalones con los que los israelíes han ido ganando tiempo durante sesenta años para culminar su objetivo genocida que jamás se ha tomado en serio el supuesto plan de un Estado palestino por la misma razón por la que jamás se ha acatado y mucho menos cumplido una sola de las numerosas resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en relación con el conflicto.

Cada vez que alguien dice lo que han podido Vds. leer líneas más arriba se le acusa de antisemita. Dejando de lado el hecho, ya de por sí inadmisible, de que, siendo los árabes tan semitas como los judíos, éstos pretendan apropiarse el término étnico, despojando de él a los árabes, la única respuesta frente a esta acusación es que se vayan a freír puñetas. Considero que el Estado de Israel viene aplicando una política deliberada de exterminio genocida de los palestinos desde su fundación y eso no me hace más antisemita que obispo. También se dice que, al fin y al cabo, Israel es una democracia y los Estados árabes o los palestinos, no. Es posible. Pero por encima de la democracia están los derechos humanos y una democracia que no los respeta y cuya política es genocida no es una democracia, aunque elija a sus representantes.

Conozco Israel; conozco Palestina; he estado allí, he estado en Gaza, Cisjordania, Jericó y sé de lo que hablo cuando digo que los judíos jamás se irán voluntariamente de los territorios ocupados y jamás permitirán que los palestinos tengan su Estado propio porque su finalidad -que arranca de la promesa de su Dios en la Biblia- es exterminar a los filisteos, los philistins, los pelistim, los palestinos. Eso sólo sucederá si se los expulsa y si se los expulsa militarmente, cosa que no está al alcance de los Estados árabes y mucho menos de los palestinos.

En consonancia con ello todas las declamaciones de la comunidad internacional, los gestos compungidos de nuestras autoridades, los melindres de la Unión Europea y los mohínes de la diplomacia internacional son pura hipocresía cómplice. La tímida advertencia a Israel de que si sigue con su política genocida, sus asentamientos, sus bloqueos, sus muros, sus provocaciones, sus expropiaciones, sus asesinatos y su barbarie perderá su autoridad moral y el respeto internacional es la más acabada muestra de cobardía, miseria moral y colaboración con el genocidio.

Porque es un genocidio.

Una última consideración. Está claro que este nuevo ataque a Gaza responde a la deliberada intención de explotar el vacío de poder en la Casa Blanca, aprovechar las últimas horas de un presidente que tiene mucho de criminal de guerra y situar al señor Obama ante un hecho consumado, exactamente como hacían los nazis. Es en este terreno en donde se podrá calibrar la categoría de Mr. Obama llegado el momento.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 18 de maig del 2008

La madre de todos los conflictos.

Para conmemorar el sesenta aniversario de la creación del Estado de Israel, el señor Bush ha hecho una visita al país y se ha dirigido al Knesset israelí en solemne sesión. De este modo no sólo celebra el aniversario del Estado judío sino que también pone broche de oro a su segundo y último mandato al frente de la Casa Blanca con un balance del que seguramente estará orgulloso: ni hoja de ruta, ni proceso de paz, ni creación del Estado palestino, ni nada de nada. El conflicto está más enconado, la situación de los palestinos más desesperada y los israelíes más prepotentes y agresivos que nunca.

Una vez más se comprueba que las sugerencias y propuestas (cuando las hubo) del señor Bush para resolver el conflicto del Oriente Próximo eran puras mentiras para seguir ganando tiempo a ver si, en el ínterin, los israelíes acababan con los palestinos. Una vez más se comprueba que los EEUU no son un mediador sino parte beligerante del conflicto en contra de los palestinos y que esto es así esté quien esté en la Casa Blanca. Ningún presidente, republicano o demócrata, se atreverá jamás a enfrentarse al poderosísimo lobby judío en Washington. Ni el señor Obama, estoy convencido.

Por eso es tanto más oportuno este libro de José Luis Ferrando Lada (Palestina e Israel. El interminable laberinto de la paz, UNED, Valencia, 2008, 124 págs), buen conocedor de esta zona del mundo en la que vivió mucho tiempo mientras era franciscano y en el que ha continuado viajando luego de dejar el estado regular.

La obra se compone de dos partes bien diferenciadas: una primera, sistemática, que traza un cuadro del conjunto de Palestina (Israel más Palestina hoy día) histórico, político y geográfico que constituye una buena introducción para quien quiera familiarizarse con el trasfondo del actual conflicto. Éste hunde sus raíces en circunstancias milenarias en las tierras del Libro que las tres grandes religiones monoteístas, la mosaica, la cristiana y la musulmana, consideran sagrado. La historia actual del dicho conflicto se abarca aquí desde los orígenes del Estado de Israel (la resolución de las Naciones Unidas de 1947, la guerra de 1948, etc) hasta la muerte de Yasser Arafat en 2004.

La segunda parte es una serie de artículos aparecidos en la prensa diaria sobre el tema Israel/Palestina entre 2004 y 2008; el último, fechado en enero de 2008, con lo que está claro que el libro es de innegable actualidad en una zona del planeta en la que los sucesos se producen a un ritmo vertiginoso. Los artículos siguen el día a día de las conflictivas relaciones entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (el organismo paraestatal que surgió de los acuerdos de Oslo de 1993) deteniéndose en el análisis pormenorizado de la situación política interna en ambas partes.

Ferrando Lada trata de mantener una trabajosa imparcialidad entre las dos partes pero se le observan mayores simpatías hacia el lado palestino probablemente porque durante todo el tiempo que viene durando del conflicto ha sido el underdog. No obstante tengo la impresión de que es pesimista respecto a las posibilidades de solución definitiva en la zona. A estas alturas ya no tiene confianza alguna en la "hoja de ruta" estadounidense y parece confiar más en las posibilidades del famoso "cuarteto", un absurdo adefesio perfectamente asimétrico puesto en pie por los EEUU, la ONU, la Unión Europea y Rusia con el fin de legitimar la política de permanente interferencia de los estadounidenses. Cree el autor que el nombramiento del señor Tony Blair al frente del tal cuarteto es buen augurio. Mi opinión es la contraria. Si Blair está ahí es porque su supeditación lacayuna a los EEUU lo convierten en idóneo para lo que se persigue: seguir permitiendo que los israelís acaben con los palestinos por todos los medios a su alcance: agresiones directas, asfixia económica y sanitaria, asentamientos indebidos, separación mediante muros... un genocidio, en definitiva, por tierra, mar y aire, a cámara lenta y a la vista del mundo entero que, si acaso, a veces advierte a Israel de la conveniencia de no ser demasiado duro para no soliviantar a las buenas conciencias occidentales.

Por supuesto, los permanentes enfrentamientos internos en el campo palestino que Ferrando Lada sigue de cerca no ayudan en modo alguno a su causa, pero es difícil no entender que es una situación consecuencia del acoso israelí y el abandono a que se ven sometidos los palestinos cuyo verdadero enemigo son los Estados Unidos de América.

dimecres, 5 de març del 2008

CONVOCATORIAS.

FIESTA DE LA IZQUIERDA.

Los amigos de No Nos Resignamos organizan una fiesta de la iniciativa PARA QUE EL CAMBIO AVANCE. POR EL LAICISMO, LA IGUALDAD Y MÁS DERECHOS POLÍTICOS Y SOCIALES. POR UN VOTO DECIDIDO Y EXIGENTE A LAS IZQUIERDAS. Es el jueves, 6 de marzo en la Sala Clamores, Alburquerque 14, Madrid, de 19,30 h. a 21,30 h., con la actuación de... MIFUNNE, HOLGADO, MIGUEL Y MONIKA, FLAMENCO Y PUNTO. Presenta: Iñaki Guevara.-

Ya se sabe, somos los que animamos al voto a la izquierda: al PSOE, a IU, a ERC, a la formación de izquierda que pete a cada cual; los que queremos que ni un voto de izquierda se quede en casa el nueve de marzo. Y menos con ese rollo del "todos son iguales" que, si dicho por la derecha es reaccionario, dicho por la izquierda es, además, estúpido.




CONTRA EL GENOCIDIO EN GAZA.

Y los de Avaaz quieren que firmemos una declaración dirigida al Primer Ministro israelí, Olmert, pidiendo un alto el fuego en Gaza para que puedan restablecerse las negociaciones. Vale. Me parece poco. Tendríamos que pedir que llevaran a ese Olmert y al resto de genocidas israelís ante la Corte Internacional de Justicia pero, como no parece que caiga esa breva dadas las circunstancias, pues, en efecto, lo menos que puede hacerse es firmar a ver si, por casualidad, conseguimos parar esa masacre de palestinos. Incluyo la referencia a la página de firma. Por mi parte añado la exigencia de que mi Gobierno amenace al de Israel con acciones diplomáticas si éste no cesa en su actividad criminal en Gaza de inmediato.

diumenge, 2 de març del 2008

Genocidio, holocausto, exterminio.

Llámenlo como quieran que por el nombre no ha de quedar. Esa matanza, esa destrucción metódica de los palestinos que lleva a cabo Israel desde 1967 es ya insoportable. Lo de menos es aquí si los palestinos radicales de Hamas (que a saber cuántos de ellos son agentes provocadores israelíes) lanzan pocos o muchos cohetes Kassam porque, si no los hubiera, Israel encontraría otra excusa para seguir machacando Gaza de momento. Más tarde continuará con Cisjordania, cuando haya conseguido masacrar a los palestinos que sigan en Gaza luego de que quien pueda la haya abandonado. Que no quede por nombres. El señor Abbas, primer ministro palestino, dice que lo que hace Israel en Palestina es un holocausto. Pudiera parecer una desmesura. Nada de eso pues con el holocausto ha amenazado un ministro israelí a los palestinos, aunque ahora diga el gobierno judío que no, que shoah sólo significa "catástrofe", lo que tiene tanto valor como cuando el señor Elorriaga se desmiente a sí mismo.

La táctica de Israel está más clara que el agua. De vez en cuando admite algo parecido a un prolegómeno de un intento de acuerdo para considerar la posibilidad de que en un futuro todavía por determinar se establezca en algún territorio de Palestina que también está por fijar algo parecido al germen de una administración de los asuntos corrientes de los palestinos en su propia casa camino de una autonomía que habrá que acordar. Cuando lo ha firmado, en menos de seis meses encuentra una excusa para ignorarlo y reanudar sus ataques. Es una política de deliberado exterminio de los palestinos hecho con los tiempos del Dios de la Biblia que son largos.

La voluntad es evidente: los palestinos nunca tendrán un Estado en Palestina. Ya pueden decir lo que quieran, reconocer el Estado de Israel, abominar de su primigenia intención de arrojar al mar a la "entidad sionista", plegarse a las condiciones que en todo momento dicte Israel: su suerte está echada y nada pueden hacer los hombres ya que el pueblo elegido quiere recuperar la tierra prometida. Pueblo elegido y tierra prometida... de Dios.

Los únicos que están en situación de frenar a los israelíes son los países occidentales, especialmente los EEUU, esto es, los que más claramente apoyan y financian al Estado israelí desde sus orígenes en 1948. Pero no quieren. Al contrario, se prestan a la farsa de hacer creer a los palestinos que median en los acuerdos a los que estos se dejan llevar y que son solamente meros paréntesis entre ataque y ataque de Israel. Es una hipocresía difícil de asimilar. Ayer mismo el Consejo de Seguridad de la ONU condenaba muy serio tanto las agresiones palestinas (los cohetes Kassam apenas alcanzan un objetivo a doce kilómetros y hace falta tirar cincuenta sobre una ciudad en hora de mercado para que muera un israelí) como la violencia israelí que sólo en el ataque de ayer causó doscientos heridos y cincuenta muertos, sin contar los destrozos materiales, procediendo así como los llamados "equidistantes" españoles entre la violencia criminal de ETA y la legal del Estado.

Estamos siendo cómplices de un genocidio. Hoy llega a la región Mr. PESC, don Javier Solana, el de los "daños colaterales". Un millón y medio de "daños colaterales". Llega a pedir paciencia a los palestinos en su sufrimiento, discreción a los israelíes en su acción de matanza sistemática y a administrar unos raquíticos fondos de ayuda humanitaria a unos palestinos carentes de agua, luz, atención sanitaria y las condiciones mínimas de subsistencia y que suponen la milésima parte de lo que los EEUU vierten sobre Israel para seguir armándolo hasta los dientes y aumentar su capacidad de destrucción.

Entre tanto poca gente se atreve a plantar cara a los sionistas, incrustados en los centros de decisión políticos y económicos más importantes del mundo y decirles lo que se merecen: que por una macabra ironía de la historia, como un gigantesco síndrome de Estocolmo, las víctimas de los nazis se han convertido en nazis.

(La imagen primera es una foto de Anomalous NYC con licencia de Creative Commons); la segunda no tiene atribución pero también está bajo licencia de Creative Commons.)

dissabte, 26 de gener del 2008

Gaza.

Lo que está pasando en Gaza, ¿no es un genocidio? Que el Estado con el mayor y mejor armado ejército de la región que cuenta, aunque no se diga, con armamento atómico, esté exterminando de hambre, sed y necesidad a millón y medio de civiles indefensos, ¿no es una repetición del Holocausto? Que la llamada Comunidad Internacional no pare los pies a los criminales israelíes ¿no es monstruoso? Que se responda con un bloqueo en toda regla a los miserables cohetes katiushas que lanzan los militantes de Hamas, ¿no es una medida cruel, desmesurada y despiadada, ejemplo típico de las demasías nazis? Que Israel no haya cumplido ni una sola de las decisiones de la ONU que le afectan ¿no es una muestra de desprecio al foro mundial y de ánimo delincuente en la vida práctica? Que la Unión Europea siga considerando a Israel un Estado democrático cuando está empeñado en el exterminio de un pueblo, ¿no es tan criminal como hacerlo? Que los Estados Unidos continúen prestando su apoyo militar y económico y su pleno respaldo a la política genocida del gobierno israelí ¿no es una canallada? Que Egipto, supuesto hermano musulmán de los palestinos no sea capaz de reaccionar de otra forma ante la desesperación de esos palestinos que con la represión ¿no es propio de sicarios, cipayos y asesinos a sueldo? Que se haya obligado a los palestinos a realizar elecciones democráticas y luego no se hayan aceptado los resultados, forzándolos a admitir gobiernos que no son los que eligen ¿no es un acto de prepotencia y abuso que nos hace a todos cómplices de la barbarie israelí? Que se siga engañando a los palestinos prometiéndoles hoy una paz anhelada y mañana un Estado propio, mientras los israelíes siguen asesinándolos, robándoles sus tierras, derribando sus casas, en definitiva, exterminándolos, ¿no es una de las grandes vergüenzas, de los grandes baldones que racaen sobre este Occidente civilizado, tolerante y democrático?

Hay que fastidiarse.

(La imagen es una foto de 3arabawy - صَحـَـفي مِصـْـري's photos, bajo licencia Flickr).

dimarts, 27 de novembre del 2007

La conferencia de Annapolis.

Annapolis, a unos cincuenta kilómetros de Washington, es una ciudad histórica en los EEUU; sede de la primera convención constitucional en 1786 que dio lugar a la definitiva de Filadelfia al año siguiente, se considera una de las cunas del país. A partir de hoy acogerá una multitudinaria conferencia de paz de un día a la que, además de los palestinos y los israelíes, asistirá el "cuarteto para Oriente Próximo", compuesto por los EEUU, la UE, la ONU y Rusia, bajo la presidencia de Tony Blair, los veintidós Estados de la Liga Árabe, incluyendo -y es un triunfo- Arabia Saudí y Siria y así hasta cincuenta países y organizaciones internacionales. Por estar estará hasta el Vaticano que no quiere perderse tan egregio acontecimiento.

Un acontecimiento del que prácticamente nadie espera resultados tangibles, para variar, por más que el Gobierno del señor Bush lleva dos semanas trompeteando sus alegres esperanzas de conseguir -por fin- un acuerdo de paz duradero entre los dos archienemigos de la zona. Es interesante comprobar cómo las manifestaciones de los políticos suelen ser palabras que se lleva el viento. ¿Quién recuerda los comienzos de esta presidencia, cuando el señor Bush decía que no pensaba hacer nada en Oriente Próximo, que ya lo había intentado el señor Clinton y sólo había conseguido la segunda intifada? Luego vino la exigencia de que Palestina prescindiera del señor Arafat (y su presunto envenenamiento), la famosa "hoja de ruta" y la aceptación de la idea de un Estado palestino. Ahora, la Casa Blanca ha dado un giro de ciento ochenta grados, la señora Rice se ha pateado varias veces la zona y los EEUU abanderan una "solución duradera". Lagarto, lagarto.

¿Qué está sucediendo? Los tres principales dirigentes en este acontecimiento, George W. Bush, Mahmoud Abbas y Ehud Olmert están, posiblemente, en sus horas más bajas. El señor Bush es el presidente más impopular de la historia de los EEUU; al señor Abbas, a quien queda un telediario, pues su mandato vence en enero de 2009, no le hace caso ni el chico de los recados y parte de su teórico territorio, Gaza, está controlado por Hamas, una organización empeñada en que Annapolis fracase, y el señor Olmert, implicado en varias causas penales, aparece como el responsable de la desastrosa aventura del Líbano el año pasado. Los tres, por lo tanto, necesitan focos, candilejas, algo que mostrar y de ahí que acudan a una cita en cuya eficacia no creen ni ellos.

Ciertamente, han sido incapaces de consensuar un documento previo que sirviera de referencia o nueva "hoja de ruta" de la conferencia y ya nadie habla de una declaración final. De los dos objetivos propuestos en un principio, esto es, el máximo (creación de un Estado palestino antes de que termine el mandato del "liberador del Irak") y el mínimo (poner la primera piedra para un proceso de paz más prolongado, que se desarrollará en los próximos años), todas las apuestas van al segundo.

Los asuntos pendientes de dilucidar, que llevan decenios arrastrándose, no pueden solucionarse en veinticuatro horas. Por si alguien lo había olvidado son los siguientes:

  • Fronteras: los palestinos quieren volver a la "linea verde" del armisticio de la guerra de 1948. Los israelíes quieren conservar todas las colonias que puedan a cambio de ceder territorios no poblados en otras partes. Los palestinos lo admitirían si hay compensaciones.
  • Jerusalén. Los dos la quieren como capital. Podría haber acuerdo a lo largo de la "línea Clinton" (2000) que deja la parte oriental, poblada de árabes, a Palestina.
  • Refugiados. Hay cerca de cuatro millones y medio de palestinos refugiados en el Líbano, Siria, Jordania, Egipto, etc. Israel no quiere readmitirlos en su territorio. Palestina exige que acoja cuando menos a una cantidad simbólica; los demás retornarían a territorios árabes o se quedarían en donde están; tendría que haber compensaciones también.
  • Colonias. Hay 450.000 colonos israelíes en Cisjordania y 200.000 cerca de Jerusalén. Podría llegarse a un acuerdo dejando tres enclaves israelíes en el norte (bloque Ariel), el centro (Jerusalén) y el sur (Gush Etzion) y evacuando el resto, como se hizo en Gaza, aunque sea de esperar que con mejores resultados.

    Como se ve, la cuestión no es baladí. A ello conviene añadir que los sirios acuden porque se ha dicho que en Annapolis se hablará de los altos del Golán, supongo que a beneficio de inventario, ¿Y de Gaza, de ese campo de concentración, vergüenza de la humanidad, en donde se hacina casi millón y medio de palestinos desde 1949 en condiciones que ni viéndolas se creen y que, aunque parezca imposible, han empeorado desde el año pasado? De eso no hablará nadie y ya veremos cómo consigue el señor Abbas y su organización Al-Fatah recuperar algún tipo de control, aunque sea nominal, sobre la franja.

    Por supuesto, no hay que perder las esperanzas. Es posible que este trío de patos cojos, Bush, Abbas, Olmert, consiga lo que otros dirigentes anteriores mucho mejor situados no consiguieron. Y sería muy de felicitarse. Pero es improbable: el señor Abbas cuenta con la oposición de Hamas (¡ni una concesión a los sionistas!); el señor Olmert con la del dirigente de la oposición, Benjamin Netanyahu (¡ni una concesión a los terroristas!) y el señor Bush con la de los halcones en la Casa Blanca (¡nada de forzar a Israel a nada!), con lo que esperar resultados concretos a largo plazo es ilusorio. Lo que no quiere decir que no se cierre la ronda con muy buenos propósitos. Ya hay preparada hasta una "comisión de seguimiento" presidida por el "cuarteto comunitario" que, como todo el mundo sabe, es lo que se pone en marcha cuando se quiere que los problemas se pudran.

    Para animar el cotarro, el señor Bin Laden anuncia una próxima alocución dirigida a los europeos en la que sin duda hablará de Annapolis.

    (Tomo la imagen del Frankfurter Rundschau, habiendo traducido lo que considero más conveniente para entenderla. Refleja la evolución territorial del conflicto del Oriente Próximo).

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  • dimarts, 19 de juny del 2007

    La solución final.

    Qué vergüenza. Qué bochorno. Cómo nos estamos prestando los europeos al metódico exterminio de los palestinos, a su expulsión, a su hacinamiento, a su muerte, en definitiva. Menos de venticuatro horas después de que el señor Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), ese remedo de gobierno, instrumento perfecto para que los israelíes puedan seguir con propósito de acabar con los palestinos, aceptara todas las condiciones impuestas por los israelíes y sus poderosos aliados occidentales (EEUU y la UE), estos tres anunciaron a bombo y platillo que desbloqueaban los fondos de ayuda a Palestina que habían congelado injustamente desde enero de 2006. Las condiciones cumplidas por Abás han sido: ilegalización de Hamas, destitución de los ministros de esta organización, empezando por el primer ministro y nombramiento de otro, Salam Fayad, grato a los israelíes y sus amigos.


    ¿Y por qué estaban bloqueados estos fondos, entre ellos los procedentes de impuestos y aranceles que Israel recauda en nombre de Palestina? Simplemente porque, tras las elecciones habidas en enero de 2006 a instancias de la llamada "comunidad internacional" en los territorios palestinos, la organización vencedora fue Hamas, a la que Washington considera "organización terrorista". En consecuencia, Israel y los EEUU se negaron a reconocer al gobierno de Hamas y bloqueron los susodichos fondos. Y lo mismo hizo la UE en un gallardo acto de independencia.

    Es decir: los palestinos tienen que organizarse en forma de democracia, como quieren los occidentales y celebrar elecciones periódicas, pero los resultados de éstas sólo son válidos si salen elegidos aquellos que son bien vistos por los grandes patronos occidentales y el belicoso Israel. Al margen de toda otra consideración que, probablemente, estará muy puesta en razón, esto es algo infumable. Nuestra autoridad moral en este momento está por debajo de cero. Pero no haya problema: tenemos la sartén por el mango. Los palestinos no pueden rechistar y ese infeliz de Abás únicamente tiene que tragar humillación tras humillación, hasta la desaparición final de su pueblo.


    Porque, además de todos estos atropellos, del continuo hostigamiento israelí, del desamparo de los palestinos, a quienes no ayudan ni los suyos (aunque algunos amenacen con el apocalipsis para tranquilizar a sus huestes), que yo sepa, el proyecto de construir el muro que terminará por encerrar a los palestinos que queden en un ghetto, sin tierras prácticamente, sin recursos, sin esperanza, sigue adelante y ya se ha construido más del 50%.

    Sin duda entre los palestinos hay muchos terroristas muy condenables. Pero esta tarea de exterminio de un pueblo, acometida por un enemigo muy superior en armamento y tecnología, con el respaldo incondicional del país más poderoso del planeta y la aquiescencia, complicidad y auxilio de la también poderosísima Unión Europea es un crimen vergonzoso que nos deja a todos, moralmente hablando, a los estadounidenses, a los europeos y a los israelíes a la altura de los canallas que hace setenta años intentaron también el exterminio de estos últimos.

    Me gustaría que el señor Rodríguez Zapatero, que tuvo la determinación y el coraje de contradecir al amo del Imperio sacando a las tropas españolas de una guerra inicua levante ahora la voz para oponerse a este exterminio sistemático.

    diumenge, 17 de juny del 2007

    Palestina ya no existe.

    Israel la ha devorado en algo más de cincuenta años. Cualquiera que eche una ojeada al mapa contiguo (que saco de una página web educativa) se dará cuenta de que el posible Estado palestino es una entidad territorial fragmentada y menguante. Ya la situación que emergió de la guerra de los seis días en 1967 era insostenible; esa propuesta del lado israelí de 2000 es un dibujo de bantustanes, no hay que engañarse, con el territorio de Cisjordania fácilmente troceable en tres partes e indefendible.

    En este contexto, qué más quieren los israelíes que una guerra civil entre palestinos y la división territorial que se ha producido, con la minúscula y superpoblada Gaza independiente de hecho y camino al desastre. La guerra civil entre combatientes del mismo bando es una clarísima premonición de derrota total. Lo mismo pasó con los republicanos españoles en 1937. No me parece envidiable el destino del pueblo palestino. Su exterminio es cuestión de tiempo. Los israelíes lo tienen previsto, los estadounidenses lo alientan y los europeos lo toleran.

    dimecres, 13 de juny del 2007

    Ciegos en Gaza.

    Ciegos están los palestinos. Tan ciegos como Sansón cuando los filisteos, enemigos de los israelitas, le sacaron los ojos. Sólo que a estotro Sansón colectivo palestino, descendiente de los antiguos filisteos, los ojos se los ha sacado Israel y, con Israel, los EEUU y con Israel y los EEUU, la Unión Europea. Y ahí los hemos dejado, un millón y medio de personas hacinadas en ese campo de concentración que es de hecho Gaza, sin sueldos desde hace más de diez meses, sin dinero, sin trabajo, sin luz ni casi agua, sin atención senitaria, sin medios para que, ciegos de ira y miedo, se entrematen y ahorren así los últimos (y vergonzosos) pasos de una erradicación y "limpieza étnica" que comenzó en 1948 y se consolidó en 1967, hace hoy cuarenta años cuando , tras la guerra de los seis días, Israel consolidó y amplió la ocupación de los territorios palestinos. Y en esa terrible tarea están en estas últimas jornadas en que, efectivamente, Hamas -los radicales islámicos- parecen haber intentado un golpe de Estado con la lunática intención de forzar un gobierno independiente en Gaza (véase en el mapa), al que se han opuesto los moderados de Al-Fatah, dando comienzo a una guerra civil en ese angosto espacio que puede ser ya la última antes del hundimiento definitivo en el caos.

    El actual conflicto empezó cuando en enero de 2006 Hamas ganó las elecciones legislativas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), una especie de ente político semisoberano en los dos territorios de Gaza y Cisjordania -West Bank en el mapa- que, en realidad son una especie de Bantustanes (unas a modo de reservas en que la hoy extinta Unión Suadfricana trató de recluir a las etnias negras mayoritarias) de reducidas dimensiones. Hamas obtuvo 76 de los 132 escaños y Al-Fatah, 43. Israel y los EEUU se negaron a reconocer esa victoria y cualquier gobierno que se constituyera sobre ella y suspendieron la ayuda económica a Palestina. Israel incluso retuvo los ingresos arancelarios que recauda en nombre de la ANP. La Unión Europea, más ladina, hizo lo mismo, condicionando la ayuda que presta al hecho de que el gobierno palestino reconociera el Estado de Israel. En junio de 2006, el Presidente Mahmud Abas (Al-Fatah) y el primer Ministro, señor Haniya acordaron un documento "sobre los dos Estados", que reconocía implícitamente al Estado israelí. Es el momento en que Israel, pretextando el secuestro de un soldado, agredió a los palestinos y encarceló prácticamente a toda la dirección de Hamas, haciendo imposible el acuerdo.

    En septiembre de 2006, el primer intento de Gobierno palestino de "Unión nacional" entre Hamas y Al-Fatah, cayó víctima de los enfrentamientos entre los dos bandos. El segundo, puesto trabajosamente en pie en febrero de este año gracias a la mediación de Arabia Saudita, es el que se vino ayer abajo en medio de la nueva guerra civil entre palestinos, luego de que el señor Abbas no consiguiera convencer a Hamas el mes pasado de que reconociera al Estado de Israel.

    Ciegos de desesperación, ira y angustia en Gaza, los palestinos -al menos el sector radical de Hamas, mayoritario, no se olvide- parecen preferir morir como Sansón, bajo los muros del templo. Sólo que esta vez Sansón no se llevará a los enemigos por delante sino solamente a su propio pueblo. Ese pueblo que sobrevive en condiciones infrahumanas desde hace cuarenta años en el horror del angosto territorio que es Gaza, con el 70% de la población por debajo del nivel de pobreza y que, en el último año ha visto descender sus ingresos entre un 40% y un 60% más.

    Carece ya de sentido formular las habituales advertencias a los israelíes, esas que se hacen siempre con exquisitos cuidados, diciendo "por el bien del propio Israel", debe cambiar de actitud hacia los palestinos. La nueva operación de Gaza, el muro de Cisjordania, todo, absolutamente todo lo que hace Israel está orientado al exterminio de los palestinos. Con la ayuda de los EEUU.

    Pero como miembro de la Unión Europea, cuyo responsable de política exterior es un socialista español me siento avergonzado de cómo estamos contribuyendo a este nuevo exterminio a cámara lenta (no quier hablar de holocausto para no herir susceptibilidades) de un pueblo sin presente, sin futuro, sin esperanza, humillado, preterido, torturado y acosado hasta cegarlo de tal modo que ya está entrematándose.

    No creo en Dios alguno, ni en el de los judíos, los musulmanes, los cristianos (que, por cierto, parece ser el mismo) ni en ningún otro. Pero si alguno tiene el sentido del humor de existir, bien podía descargar su ira sobre nosotros y no sobre esos infelices cuyos chavales no pueden ir hoy a hacer los exámenes al instituto porque los matan por las calles.