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divendres, 6 de març del 2015

El valor y la cobardía en política.


Todo el mundo está familiarizado con el apotegma del pesado prusiano von Clausewitz, de que "la guerra es la continuación de la política por otros medios". Menos gente conoce el retrúecano del efervescente poitevino Foucault de que "la política es la continuación de la guerra por otros medios", conclusión que Palinuro tiene por tan cierta como la del teutón.
La política es guerra de otra forma ¿Qué cualidades debe tener un líder, un caudillo, un dirigente? Clarividencia, desde luego, y carisma, mucho carisma, esto es, encanto personal, crédito y atractivo de masas. ¿Y qué más? Valor. Sobre todo valor. El valor es lo esencial porque, siendo la única virtud que, como dice Napoleón, no se puede fingir, debe estar presente en el líder militar y el civil, en el general y el político. ¿Y qué es el valor? La capacidad de enfrentarte a lo difícil, quizá lo desconocido, lo que puede vencerte y poner en peligro tu supervivencia, tanto en el orden físico como en el intelectual. La capacidad de jugártela con quien puede vencerte. Quien puede demostrar que eres peor estratega en el campo de batalla, que no tienes ideas militares ni civiles, que no tienes recursos, que defiendes teorías inferiores o falsas. O mentiras.
Por eso no es infrecuente que los líderes escurran el bulto, se nieguen a los enfrentamientos o debates, o solo los quieran amañados, con diálogos preconvenidos o debatientes de segunda o tercera.
¿Es valor enfrentarse a enemigos inferiores o que no pueden defenderse? No; es cobardía y, si el valor no puede fingirse, la cobardía no puede ocultarse.
¿De quién se habla aquí?
Juzgue el lector.
De tod@s los dirigentes que se den por aludid@s. Ell@s saben quiénes son.  

dimarts, 27 de gener del 2015

Nivelazo.

Segundos fuera. Esto va de primeros, de líderes. La hegemonía paulina se extiende por el coso como la gripe. Ya están todos rodando por los platós, explicándose. Hacen cola para que los entrevisten. No hay programa desdeñable. Las televisiones, exultantes. Todos a chupar cámara, al estilo Pablo Iglesias, aunque este les saca diez cuerpos con el añadido de un discurso educadamente abrasador y una telegenia nonchalante que los hace aparecer a todos como una mezcla de conserjes de casino y boy scouts. Por eso nadie acepta los retos que Iglesias lanza como pregón de justa medieval. A ver quién quiere medirse con él. Todos arrugados como lo que son: mindundis. Ninguno osa salir a defender la virtud de la doncella constitucional frente al coletas que viene dispuesto a romper el candado de su cinturón de castidad y provocar un "proceso constituyente", algo que suena a promiscuidad de rojos aficionados a jugar a la ruleta rusa.

Ayer estuvo Rajoy en la Cinco a colocar su monserga. Él, como su exministra Mato, la Infanta, el marido de esta, la esposa de aquel, el consejero, su primo, el de la lotería, el de los terrenos, los trajes , los balnearios o los viajes a las Islas Afortunadas, no sabe nada de nada, no recuerda nada, no ha visto nada. ¿Caja B? No ha visto nunca una caja B, por lo tanto la caja B no existe. Recuérdese, todo el PP sigue al pie de la letra la doctrina filosófica del idealismo subjetivo. Si no percibimos la caja B, la caja B no existe. ¿El juez, el fiscal, la abogacía del Estado dicen que la caja B existe? Los habrán educado en las perniciosas teorías del materialismo más grosero. Si usted, entrevistador, dice que existe, la llevaría ese señor Be a erre ce ene a ese en su faltriquera. ¿Que con esa inexistente caja B se pagó la reforma de las sedes del PP en Palma, Logroño o Madrid? Imposible. Luego, esas sedes no existen. La sede de Génova no existe. El despacho de Rajoy en la sede no existe. Rajoy tampoco. Ya tal.

El presidente piensa haber encontrado un subterfugio lingüístico: nunca ha cobrado, dice, en sobres. Pero en su comparecencia parlamentaria en 2013 reconoció que en el PP se habían pagado sueldos adicionales, pluses, sobresueldos, para entendernos. Y no excluyó haberlos cobrado. Que fueran en sobres o en carretas de bueyes es indiferente. La cúpula del PP parece llevar veinte años cobrando sobresueldos, hasta cuando eran ministros. Y eso es lo inadmisible.

En otra televisión, el innombrable llama presunta delincuente a doña Esperanza Aguirre, que viene de batallar contra las hordas bolcheviques. Esta, cuya elegancia natural brilla sobre todo en las reyertas callejeras, puede lucir su ingenio advirtiendo de lo mal que se curan hoy los chorizos.
 
Es un nivel, ¿eh?

dimecres, 21 de gener del 2015

Así que... la casta, ¿eh?


No hace mucho, Pablo Iglesias aseguraba a sus enfervorizados seguidores en Cataluña que nadie lo vería abrazarse con Artur Mas, despreciable epígono de la casta. Por entonces venía de tomar café con pastas en una reunión secreta con José Bono y Rodríguez Zapatero, no menos despreciables miembros de la no menos despreciable casta. Dirigentes del PSOE, que, como todo el mundo sabe, es igual al PP que, como todo el mundo sabe es igual a CiU. Todos iguales en la amalgama de la casta, gente que teme al pueblo, que no da la cara, que se esconde en reuniones y conciliábulos secretos. A él, Iglesias, nunca se lo vería en una de estas porque todo lo hace al descubierto, a la vista de la gente, coram populo, ante todos los compañeros y compañeras, las bases, las asambleas, a quienes se informa de todo y toman las decisiones en público.

Porque decía en una entrevista en 20 Minutos Nosotros no somos de cosas secretas. Eso queda para la gentuza de la casta, para la castuza.

Y hoy se entera la gente de que este puro adalid de la publicidad se reunió en secreto con Zapatero y Bono hace unos meses. Y se entera porque lo revela la periodista Esther Palomera en el Huftington Post, no porque ninguno de los dos asistentes, Iglesias y Errejón, lo revelara. Estos, que no son de cosas secretas, estaban callados como muertos. Alguien se ha ido de la lengua. ¿Quién?

Averígüelo Vargas o el que esté interesado en este tipo de cotilleos, que hay muchos, porque la política española consiste básicamente en esto, en cotilleos.

Descubierto el secreto conciliábulo, los que intentaron ocultarlo dicen ahora que es la cosa más normal del mundo, que no tiene nada de malo. Entonces, ¿por qué lo han ocultado? Pues por eso, porque carece de importancia pública que cuatro personas se reúnan privadamente, a hablar de teoría política, de literatura y quizá de los manuscritos del Mar Muerto, explicaciones que amontonan innecesariamente porque están convencidos de que la gente es idiota y se le puede contar lo que sea. Sin embargo, estas personas no son personas privadas cualesquiera sino los principales dirigentes y exdirigentes de importantes formaciones políticas que, cuando aparecen en público es, justamente, para insultarse. ¿Cómo no va a tener interés general una reunión secreta entre quienes dicen a los demás lo que tienen que hacer, pensar, votar y que, en público, entre sí, se atacan?

La reunión tenía que ser secreta y, al parecer a ello se comprometieron los asistentes, cumpliendo, sin duda por ignorancia, el famoso dicho kantiano de que "todo aquello que, afectando a terceros, no puede hacerse público, es malo".

Claro que hay grados y grados de maldad. En el caso de los dos socialistas es explicable. Bono, un seudosocialista nacionalcatólico cree que la política es esto, pura intriga, maniobra, conciliábulo y mentira institucionalizada. Zapatero, algo mejor persona, pero bastante limitado, hace cualquier cosa con tal de estar en la pomada. Que ninguno de los dos dijera nada a Pedro Sánchez quien, por supuesto, debería estar enterado de que miembros de su partido hablan a escondidas de él con gente que va por las corralas poniéndolo de chupa de dómine, demuestra de qué estofa moral está hecha la alta militancia en el PSOE y qué grado de compañerismo hay en él. Vamos, que Palinuro -cuya simpatía por Sánchez es nula- le manda un abrazo y le compadece por los felones que tiene que soportar en su partido pues, anticuado como es, piensa que los hombres, antes que socialistas, católicos o de Podemos deben ser nobles.

¿Y los otros dos? Los del asamblearismo, puertas abiertas, transparencia, los legatarios de los bolcheviques en la paz de Brest-Litovsk, cuando Trotsky anunció a un mundo perplejo que los revolucionarios renunciaban a las cláusulas secretas en la diplomacia porque el pueblo tiene derecho a saber siempre qué hacen sus gobernantes. Los herederos del 15M que sí representan a la gente, le dicen lo que piensan y hacen y toman las decisiones de abajo arriba. ¿Qué hacían esos dos?

Engañar, mentir, defraudar como bellacos. Por eso no querían que la reunión se conociera. Porque era una reunión con dos de los más destacados miembros de la casta, uno de los cuales nada menos que el artífice de la reforma del artículo 135 de la CE a espaldas del pueblo. Del otro, el siervo devoto de sor Maravillas ni merece la pena hablar.

Palinuro se ha sentido tan estafado y burlado por estos farsantes como, supongo, el resto del personal. Y eso que nunca se tragó el rollo del empoderamiento que los de Podemos van soltando por ahí para engatusar a la gente del común y hacerle creer que pinta algo cuando no pinta nada porque, bien se ve, el juego de estos nuevos predicadores es el mismo que el de la casta, concepto que, como todos los que manejan está copiado, literalmente plagiado, de elaboraciones ajenas.

En los últimos días venía lloviendo sobre mojado. En Sevilla, Iglesias vilipendió y zahirió a Pedro Sánchez, mientras callaba sobre el desastre del gobierno de la derecha; insultó a la izquierda llamándonos "trileros"; y difamó a la presidenta de Andalucía sin que, hasta la fecha, haya probado las acusaciones ni se haya disculpado. Todo con la arrogancia y la prepotencia de los jayanes del PP.

Sabiendo con quién se reúne en secreto a hablar de "teoría política", la verdad, no es extraño.

Si se miente a 4.000 personas, ¿por qué no a 47 millones?

La mentira es uno de los recursos habituales de los politicastros de la vieja y corrupta escuela. En el PP mienten hasta los notarios y nadie cree una sola palabra de lo que dice Rajoy o cualquiera de los cobradores de sobresueldos a sus órdenes.

En el mitin en Sevilla, Pablo Iglesias acusó ante 4.000 personas a Susana Díaz de haber prohibido que la TVA lo entrevistara. Poco después, la directora del programa desmentía en directo la acusación afirmando no solamente que la censura o prohibición no se había producido sino que, al contrario, la cadena lleva meses solicitando una entrevista con el dirigente de Podemos sin conseguirla hasta la fecha.

La acusación de censura a un medio de comunicación es muy grave. Ataca la dignidad de los profesionales. Al comentar el asunto Palinuro sostuvo que ese incidente no puede quedar así: o Iglesias demuestra su acusación o se retracta. Después de las explicaciones de los periodistas,  si no hay prueba ni retractacion, hay mentira. Y, si alguien es capaz de mentir a 4.000 personas en su cara, ¿por qué no va a mentir a 47 millones?

Palinuro añadía que, si se probaba que Díaz había dado orden de que en su televisión no se entrevistaba al coletas, debía dimitir. Y lo mantiene. Pero ahora añade que si, por el contrario, resulta que el que ha mentido es Iglesias, es él quien debe dimitir e irse a su casa.

¡Qué tontería! Pero hombre, Palinuro, dice la sabiduría convencional, esto es España, lugar en el que miente todo el mundo, empezando por el gobierno. Y no dimite nadie, nunca, por nada.

Verdad es, pero estos de Podemos, ¿no venían a desterrar tan malos hábitos y regenerar el país?

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Actualización: leo que Podemos ha divulgado un comunicado según el cual la entrevista estaba acordada pero TVA la canceló sin previo aviso ni explicación. Aportan un whatsup con TVA que parece probarlo, aunque de una forma imprecisa porque puede referirse a la entrevista de Iglesias o a cualquier otra. Y hubo otra. Eso vuelve a poner la pelota, al menos en parte, en el tejado del canal público. ¿Son suficientes las explicaciones de la directora del programa? ¿Estaba o no acordada la entrevista? Y, si lo estaba, ¿quién la canceló, por qué y por qué no se explicó? Eso en cuanto a la cadena. En cuanto a Podemos, el whatsup obliga a parar un instante; pero solo un instante. Para que lo que dicen sea creíble, han de probar que esa entrevista concreta estaba apalabrada. De no hacerlo la mentira quedará como mentira.

Y en cualquier país del mundo con el que Podemos quiere equipararnos, mentir en público, mentir a la gente, a los electores, es el fin de la carrera política del mentiroso.

diumenge, 28 de desembre del 2014

Ya no basta con mentir.


Efectivamente, ya no basta con convocar una rueda de prensa, comparecer solemne en carne mortal y no en plasma y soltar la acostumbrada sarta de trolas y embustes. Después de tres años de engaños, silencios y excursiones por los cerros de Úbeda, no es que el crédito del presidente esté "bajo mínimos". Es que está en el cero absoluto. Nadie lo cree. Ni él mismo.

Por eso ya no se molesta en hacer verosímiles los datos que habitualmente manipula. Ahora ha decidido recurrir a la retórica, incluso a la licencia poética. Así, el 11 de diciembre anunciaba que la crisis ya es historia, una frase autorreferencial, destinada a hacer historia, como la de "ya no hay Pirineos" o "vine, vi, vencí". Pero la opinión descreída se la tomó a chirigota y hasta los suyos le dijeron que redujera el redoble. Se vistió entonces de experto ténico y anunció que 2015 será el año del despegue definitivo de la economía. Ciberlandia sacó su más afilado sarcasmo y apostó porque el despegue se haría desde el aeropuerto de Castellón de la Plana.

Escarmentado de tanta burla Rajoy redujo el núcleo de su habitual patraña a su mínima expresión, confiando en hacerla más aceptable a fuer de modesta:   "España ha conseguido superar la peor etapa de la crisis sin menoscabar lo sustancial del sistema de protección social" . Pero ya es tarde hasta para la modestia. Ni los suyos lo creen. Zarzalejos, un periodista de acrisolada tendencia a la derecha del PP, califica el año que resta de legislatura de año políticamente agónico.

Efectivamente, ya no basta con mentir, ni siquiera en sordina. Hay que echar mano a otros recursos para mantener quieto el Reino. Y a no dudarlo, se recurrirá a ellos:

La amalgama. Una vieja táctica, consistente en meter en el mismo saco a dos o más adversarios, asegurando que son todos iguales. Los estalinistas la emplearon con gran éxito en la Unión Soviética y en España, asegurando que los trostkistas eran colaboradores de los nazis. Los comunistas también se la aplicaban a los socialdemócratas en los años treinta, hablando del socialfascismo. Ahora se oye mucho hablando de la igualdad entre PP y PSOE y, desde luego, el partido del gobierno recurre a ella con fruición equiparando a Podemos con el comunismo, el chavismo y el populismo en general, y al soberanismo catalán, cómo no, con los nazis, en aplicación de la Ley de Godwin.

La intoxicación. A estas alturas no debe quedar aspecto de la biografía de los líderes adversarios más populares, especialmente en Podemos y el consabido soberanismo catalán, que no se haya escudriñado milimétricamente en busca de cualquier asunto, por insignificante que sea, que se pueda agrandar hasta convertirlo en escándalo y desprestigio. Y, si no se encuentra, se inventa. Para eso el gobierno y su partido tiene prácticamente comprados a todos los medios escritos en papel y audivisuales con la misión de cantar sus alabanzas y denigrar a sus adversarios, incluso al modo torticero en que lo hace a veces RTVE, cuando enmarca noticias sobre Podemos con anagramas de Bildu, por ejemplo.

La oración. Este recurso no debiera figurar aquí de ser España un país normal. Pero no lo es. Este gobierno no echa solamente mano del BOE, de los informes oficiales, los expedientes administrativos y los códigos para gobernar sino también, y mucho, del misal. Vari@s ministr@s ponen sus políticas públicas bajo la advocación de diversas Vírgenes, otros se asesoran directamente en las sacristías y otros hacen pública ostentación de su fe. ¿Por qué no convocar procesiones y oraciones colectivas para salir de la crisis y ganar las elecciones igual que las gentes sencillas impetran la lluvia?

La represión. El espíritu es fuerte pero la carne es débil. La gente es de una contumacia insoportable en la protesta, sobre todo los catalanes, a quienes no parecen tranquilizar las jaculatorias del Rey. Hay que estar preparados para defender el orden. La crisis y los recortes no han pasado por el ministerio del Interior que lleva años pertrechando a las fuerzas de seguridad con medios materiales de todo tipo para hacer frente no ya a manifestaciones pacíficas y alguna algarada ocasional sino a sublevaciones en toda regla, como las de los campesinos en Alemania o la revuelta de los payeses en Cataluña. Lo peor no es que estas fantasías puedan realizarse. Lo peor es que quizá haya alguien interesado en provocarlas. La nueva Ley Mordaza es la verdadera clave del sentido de la legislatura. La prueba definitiva de que estamos saliendo de la crisis es que se prepara un Estado policial.

Ya no basta con mentir.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 27 de desembre del 2014

Epiménides el cretense en La Moncloa.


Entre las escasísimas virtudes de Rajoy nadie, que yo sepa, le ha reconocido la de haber resuelto por la vía rápida la famosa paradoja de Epiménides. Ayer, en su comparecencia ante los medios, la última de este año, hizo un balance triunfalista de los tres de legislatura, puro acto de propaganda, tan repleto de embustes, medias verdades y engaños como todas sus intervenciones públicas. El embustero compulsivo y presunto cobrador de sobresueldos dice que él, a diferencia de Epiménides, nunca miente. Y vuelve a mentir.

El enunciado esencial del acto es que 2014 fue el año de la recuperación y 2015 será el del despegue. El empleo de este término debe de ser aportación de algún asesor que leyó en su juventud la célebre obra de Walt Whitman Rostow, Las etapas del crecimiento económico, libro que, significativamente, se titulaba "un manifiesto no comunista". La mención se convirtió en chirigota de los internautas, especialmente los tuiteros. Un tuit de gran difusión decía que el despegue de 2015 se hará desde el aeropuerto de Castellón de la Plana. Si tenemos en cuenta que, en la aplicación del modelo rostowiano a España suele considerarse que la etapa del despegue o take off se dio en 1959, puede verse cuán errado anda Pedro Sánchez al exigir a Rajoy que no hable de "recuperación" hasta alcanzar las magnitudes de 2006, antes de la crisis, cuando precisamente quiere ponerla en 1959.

Para justificar su optimismo -propaganda para esta larguísima campaña electoral de un año que se avecina- Rajoy echa mano de una serie de datos que hablan de crecimiento cuantitativo del empleo, de más puestos de trabajo, de las afiliaciones a la seguridad social, de más pensiones, y lleva su falta de sentido del ridículo a presentar como jugosa prueba dos escuálidos aumentos de 0,25% las pensiones y 0,5% el SMI, lo que suena más como una tomadura de pelo. Tomadura de pelo sangrante cuando se recuerda que, al parecer, él se subió el sueldo un 21% hace un par de años, sin contar los sobresueldos que estuvo otros veinte percibiendo.

Por supuesto, hay una andanada de datos que desmienten de raíz la afirmación presidencial. Según las magnitudes que se elijan y los años de comparación, puede fingirse una recuperación, como hace Rajoy, o constatar que estamos peor que hace un año, como puede ver cualquiera. En realidad se han destruido más puestos de trabajo de los creados y el paro no ha disminuido, sino que ha aumentado. El más de millón de personas que han emigrado en los dos últimos años y son parados que no se contabilizan como tales lo prueba. El 35% de contratos son basura y su reflejo en la seguridad social un puro engaño. El miserable aumento del PIB se debe a que estos sinvergüenzas han empezado a contabilizar la prostitución y el tráfico de drogas. El día en que contabilicen lo que ellos mismos roban estaremos en cabeza del crecimiento mundial. Por no hablar de los desahucios, los índices de pobreza y desigualdad, la deuda, la gente buscando comida en los contenedores, etc. Todo en la comparecencia del sobresueldos fue mentira. Como siempre.
 
Rajoy comenzó su mandato haciendo lo contrario de lo que prometió en la campaña electoral y reconociéndolo paladinamente con la curiosa fórmula de que "no había cumplido sus promesas", pero había cumplido con su deber". Su deber, por tanto, era mentir. ¿Cómo puede decir ahora que "nunca ha engañado a los españoles" si no ha dejado de hacerlo? O de intentar hacerlo, porque la verdad es que en el país no le cree nadie. Más del 80% de los ciudadanos, según los barómetros del CIS no le concede crédito. Así que da igual lo que diga.

¿Para qué vamos a molestarnos en demostrar lo archidmostrado, esto es, que el presidente no solo ha engañado (o pretendido engañar) a los españoles y sigue haciéndolo? No merece la pena. Un somero repaso al cuadro de la derecha ilustra sobre las ocho más obvias mentiras de Rajoy a lo largo de esta triste legislatura que no es si no una historia de mentiras, engaños y propaganda. Este gobierno de presuntos corruptos llama:
  • "Partido político" a una asociación de supuestos malhechores;
  • "seguridad ciudadana" a un Estado policial de inseguridad e impunidad represiva;
  • "gratuidad de la justicia" a imponer tasas que imposibilitan el acceso a los tribunales;
  • "defensa de los derechos del no nacido" a negar los derechos de las mujeres;
  • "patrimonio cultural" a la tortura de animales;
  • "libertad de expresión" a un régimen de censura con periodistas esbirros a sueldo;
  • "democracia" a negar el voto a los catalanes.
Si nos atenemos a los resultados, es cierto que el sobresueldos no ha engañado a los españoles, pues no le cree nadie. Pero si nos atenemos a las intenciones es evidente que el gobierno no ha hecho otra cosa desde 2011 que mentir e intentar engañar a la gente.

dilluns, 15 de desembre del 2014

El fin de la historia y las mentiras de Rajoy.


En los 90, según Francis Fukuyama, la crisis del comunismo puso fin a la historia. En 2014, según Rajoy, la historia de la corrupción pepera ha puesto fin a la crisis.  ¿Qué es peor, la estupidez o la mentira? Arduo dilema, pero fácilmente evitable porque en el caso de Rajoy, ambas van juntas.
 
El presidente del gobierno, acusado de llevar veinte años cobrando sobresueldos en B y presidente tmbién de un partido, a su vez acusado por los jueces de ser una especie de asociación de malhechores, afirma sin inmutarse (ignoro si el ojo traidor lo delató), que la crisis es ya historia.
 
Y eso se lo dice a un país en el que:
  • Hay 5.400.000 parados y más de la mitad, sin prestación.
  • 2/3 de las familias de desempleados tienen todos sus miembros en paro.
  • La quinta parte de los habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza.
  • La desigualdad social es la mayor de toda Europa.
  • El 63% de los contratos a tiempo parcial son indeseados.
  • Más del 50% de las horas extras no se pagan.
  • 1/3 de los asalariados cobra menos de 645€ al mes.
  • Los desahucios afectan a más de 400.000 familias.
  • La deuda pública es más de 100% del PIB y supera el billón de euros.
  • El gobierno ha saqueado ya el 36% del fondo de reserva de las pensiones.
  • El paro juvenil supera el 50%
  • La emigración económica forzosa ha aumentado un 15%.

Y, para que no falte de nada, el mismo día en que este embustero compulsivo soltaba lo del fin de la crisis se sabía que el crecimiento del IPC era negativo por cuarto mes consecutivo. Es decir, España está en deflación, antesala de otra recesión.

Está claro que, para propagar tanta falsedad, el presidente posiblemente más corrupto de la historia de España y, desde luego, el más incompetente y peor valorado por la opinión pública, necesita controlar todos los medios de comunicación, convertidos en nidos de esbirros al servicio del gobierno y, por si eso no fuera bastante y a la gente le diera por protestar, una Ley Mordaza que es una verdadera ley de excepción de cuño franquista.

Porque lo que sí se ha acabado es la historia de que la crisis sea ya historia.

dimarts, 25 de febrer del 2014

Cuatro motivos para destituir fulminantemente al ministro del Interior.

Primero. Su proyecto astro, su Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza, es inconstitucional. Palinuro lleva meses diciéndolo. Pero ahora es el Consejo General del Poder Judicial el que se pronunciará sobre un informe elaborado por dos consejeros que consideran "de dudosa constitucionalidad" muchos de los artículos de su proyecto, todos los que amplían los poderes de la policía para reprimir ciudadanos en ejercicio de sus derechos y libertades y para involucrar en tareas de orden público a vigilantes de empresas privadas. Y de eso de constitucionalidad el Poder Judicial sabe bastante más que el ministro. Ya la anterior Ley de Seguridad Ciudadana, hoy vigente, llamada "Ley Corcuera", del nombre del entonces ministro socialista del Interior, fue cuestionada por el Tribunal Constitucional que, en sentencia 341 de 18 de noviembre de 1993 declaró nulo el apartado 2º del artículo 21, razón por la cual el mentado ministro dimitió.  La Ley es hoy conocida como Ley de la patada en la puerta. La agresividad del ministerio se ha intensificado y, en consecuencia, esta ley de Fernández Díaz puede acabar conociéndose como Ley de la patada en la boca. Y, por supuesto, debiera llevar aparejada la dimisión de su máximo responsable.

Segundo. Ha mentido reiteradamente en sede parlamentaria en sus declaraciones sobre la actuación de la guardia civil en el terrible asunto de Ceuta, que ha costado la vida a quince seres humanos. A medida que el ministro enhebraba sus "explicaciones", estas eran desmentidas por los vídeos que la propia guardia civil había grabado y que el ministerio se negaba a hacer públicos. Mentiras, pues, adobadas de ocultación de pruebas. Toda una marca para un miembro del Opus Dei, secta cuyos sectarios tienen a gala no mentir jamás.

Tercero. Malversa los caudales públicos en ceremonias y supersticiones propias de su religión y ajenas a su normal cometido de gobernante y administrador. Ayer, su ministerio concedió la Medalla de Oro al Mérito Policial a la virgen María del Amor. Ya el año anterior había concedido otro galardón a la Virgen del Pilar. El ministro es muy libre de adorar y venerar las imágenes, ídolos, iconos, reliquias o tótems que estime pertinentes, hacerles sacrificios y vestirlos de oro si quiere. Pero con su dinero, no con el de todos, y sin poner en marcha la maquinaria del Estado, no ya solamente por razones de responsabilidad administrativa, sino por no seguir haciendo el ridículo. ¿Qué pasaría si, en lugar de ser fervoroso católico, fuera adorador de Kali, una esposa de Siva,  que, según leyendas, otorga favores a cambio de sacrificios humanos?

Cuarto. También despilfarra caudales públicos en satisfacer sus inquinas personales. No lo dice Palinuro, sino la juez del juzgado número cinco de lo contencioso quien ha resuelto la demanda presentada en octubre por el funcionario de Interior, Jaime Nicolás Muñiz contra el ministro por "acoso laboral" y de la que Palinuro dio cuenta hace casi dos meses en una entrada titulada Mi amigo Jaime. La juez no considera que se trate de un caso de mobbing o acoso laboral, como sostenía Jaime quien, probablemente, apelará, pero sí sentencia que ha habido despilfarro de dinero público. Es evidente que un cargo público de quien los jueces dicen que despilfarra el dinero público no puede ejercer de  ministro de nada. Por muy creyente que sea.

dijous, 2 de gener del 2014

Ni Rajoy cree a Rajoy.


No pudiendo seguir escudándose en el plasma, ni dando esquinazo a los periodistas, ni entrando por la puerta de servicio, ni soltando necedades estilo la segunda ya tal, nuestro hombre no tuvo más remedio que comparecer en rueda de prensa hace unos días, a dar cuenta del año que se acababa. Hiló así uno más de sus discursos antológicos, hechos de mentiras, olvidos, perogrulladas, ignorancias y silenciamientos. Otro insulto a la inteligencia. Otro más.

Ignoro quién prepara las intervenciones públicas, las comparecencias, las peroratas de este remedo de presidente de gobierno democrático. Ignoro si lo hace por dinero, por convicción ideológica o porque está cautivado con la personalidad y el encanto, por no hablar de la dicción, de este político desacreditado, desprestigiado, sospechoso y acusado de corrupción, embustero compulsivo y considerado en la UE como el líder más incompetente de toda Europa. Sea quien sea, está llevándolo de cabeza al precipicio de la desafección más absoluta. Casi parece un submarino del PSOE, empeñado en mostrar a Rajoy tal cual, por desgracia, es: un marrullero autoritario, nacionalcatólico, oportunista, corrupto hasta la médula y falto de toda credibilidad ante la ciudadanía.

Rajoy intentó circunscribir su comparecencia a sus habituales mentiras en los asuntos económicos de los que no quiere salir para no mencionar los temas escabrosos que lo acechan y son los verdaderamente interesantes: cuántos sobresueldos cobró mientras pedía austeridad y sacrificios a los demás, qué relaciones reales tenía con Bárcenas (y que aún están por averiguarse porque él miente de forma sistemática), a cuánto asciende la contabilidad B de su partido, esa que él niega mientras las pruebas la afirman. Inútil también preguntarle qué piensa de la ley mordaza, de la ley contra las mujeres y otras normas represivas perpetradas por su gobierno. Hace como que no oye; ignora las preguntas. Inútil igualmente preguntarle cómo piensa resolver el problema catalán: no tiene ni idea, pero no dice que no la tiene. Simplemente, como siempre, calla.

A los dos años de emplear esta desvergonzada táctica, el muñidor de la imagen de Rajoy debiera, quizá, cambiar de tercio. El bajísimo índice de valoración que del presidente del gobierno reflejan las encuestas es una pista de algo por lo que todavía no se pregunta pero que podría empezar a hacerse: el altísimo grado de desprecio, burla e irrisión que este hombre despierta. La gente ha calado a un granuja timador, capaz de decir cualquier cosa con tal de salirse con la suya, un politicastro de tres al cuarto que está empleando todo el poder del Estado en aumentar los privilegios del cuerpo de registradores de la propiedad, al que pertenece y el poder de las diputaciones provinciales, su auténtico mundo mental.

No había acabado este presunto cobrador de sobresueldos de leer las mendacidades que sus escribas le habían apuntado en el papel y ya estaba un reconocido economista experto en estos temas en una televisión demostrando que el discurso del presidente no era más que una sarta de mentiras, que los datos económicos en que basa su triunfalismo y sus afirmaciones de estar saliendo de la crisis, son falsos, están manipulados y solo pretenden trazar un cuadro optimisma para oscurecer los asuntos procesales, de corrupción, de robo y saqueo, los escándalos de su gobierno y su partido y el carácter autoritario, fascistizante y nacionalcatólico de su política.

Es patente para todo aquel que no se nutra del pábulo intelectual de tebeos como La Razón. Y tanto es así que, según rezan los sondeos, nadie presta crédito al presidente en España. El 71% de los españoles no cree en la "recuperación" de Rajoy. Ni siquiera le creen los votantes del PP. Es más, seguro que a Rajoy no lo cree ya ni Rajoy.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 27 de desembre del 2013

La mendacidad de los corruptos.


El leader más incompetente de Europa, según feliz definición del eurodiputado británico Nigel Farage, el dirigente más mendaz, falso, desacreditado y tramposo del continente comparece ante los medios y porque no le queda otro recurso. Si por él fuera, reduciría los medios a uno solo y fiel a su dictado, como hacia su modelo e inspirador ideológico, Franco. Eso ya no es posible (al menos de momento) y, al no haber otra salida, acepta la rueda de prensa pero solo para colocar la acostumbrada sarta de mentiras, responder -si le place- las preguntas cómodas e ignorar la otras con su característica chulería de cacique de provincias, su verdadera naturaleza. Los periodistas y, a través de ellos, los ciudadanos, experimentan la impotencia de quien es ignorado, burlado en sus derechos por un individuo sin autoridad, dignidad, ni categoría, sospechoso de corrupción, amparador y cómplice de corruptos y hasta delincuentes, embustero, cínico e inmoral; un individuo al que sus lacayos en la prensa celebran con alharacas y que se vale de una autoridad ilegítimamente conseguida para violar todas las normas de la moral pública.

El balance del jefe de esta asociación de presuntos mangantes que se hace pasar por partido político por lo de las subvenciones, corona un año de arbitrariedades, latrocinios, mendacidades, ridículos, estulticias y abusos con una intervención que podrá pasar a los anales de la de indecencia discursiva de no ser porque es igual a todas las suyas.

El año 2014, dice el mendaz, será el de la recuperación. Dicho 24 horas después de que el gobierno "congele" el salario mínimo en 645 euros mensuales. Otra mentira de estos embusteros empedernidos porque no es una congelación sino una bajada o reducción, ya que si el dicho salario se mantiene pero todos los precios suben (transportes, luz, etc), no es una congelación sino una bajada, una reducción, un recorte, otro latrocinio de quienes permiten que los banqueros supuestamente delincuentes se lo lleven crudo.

El PP, prosigue el mendaz, seguirá "colaborando con la justicia". Eso cuando la policía ha entrado a registrar la sede central por orden del juez. No se le ocurre -o se le ocurre, pero no lo dice- que lo lógico cuando la policía registra la sede de tu partido en busca de pruebas de tus fechorías es dimitir y convocar nuevas elecciones. Ni hablar, añade el mendaz, continuaremos colaborando con la justicia como hemos hecho hasta ahora: destruyendo discos duros, suprimiendo registros de entrada, borrando los correos de los imputados, o sea, ocultando pruebas. Seguiremos colaborando con la justicia obstruyéndola, amenazando y persiguiendo a los jueces independientes.

La ley Rouco/Gallardón contra las mujeres que el untoso ministro de Justicia ha bautizado con un nombre tan falso como cursi (fiel trasunto de su personalidad) es, dice el embustero compulsivo, "equilibrada". Una expresión cuya estolidez pretende señalar que la ley no suprime todos los derechos de las mujeres sino solamente los que molestan a los curas y su monaguillo Gallardón.

El mendaz compareciente corona su sarta de engaños y embustes asegurando que él esta siempre dispuesto al diálogo excepto sobre aquello sobre lo que no le da la gana. Y eso es lo más infumable de esta historia: que a la mendacidad del sujeto se una siempre la arrogancia, la prepotencia, la chulería de quien, en el fondo, no se considera representante o delegado de los ciudadanos sino su amo y señor.

Solo hay otro pájaro en esta manga de presuntos mangantes empeñados en hablar de política cuando lo suyo es el trinque, que se iguale al primer mendaz: el engreído que ha perpetrado ese proyecto de ley contra las mujeres. Dice este necio con ínfulas de intelectual que él tendría un niño con graves malformaciones por convicción personal. Es tan estúpido, tan fascista y totalitario, que no le parece repugnante imponer por ley a los demás sus convicciones personales. Tenga usted todos los hijos que quiera y como quiera pero, ¿de dónde saca que tiene derecho a obligar a los demás a hacer lo que usted hace por "convicción personal"? ¿No ve que eso es de bárbaros? Bueno no solamente este bárbaro no se considera bárbaro sino que mostrando la raíz misma de su muy justificado complejo de inferioridad, sostiene que su bárbara ley feminicida acaba con la "superioridad moral de la izquierda". Esta pandilla de mangantes lleva casi quince años acabando con la "superioridad moral de la izquierda". Empezó hace decenio y medio Esperanza Aguirre y en ello siguen con lo que demuestran ser en esto tan buenos como en todo lo demás.

¿Merece respeto este mendaz y la banda de presuntos que encabeza? No, en absoluto, en la medida en que un presidente de un gobierno supuestamente corrupto y tan supuestamente corrupto como ese mismo gobierno, comparece ante la prensa a mentir descaradamente a toda la ciudadanía -como ya lo hizo en el parlamento- y a despreciarla con altanería y soberbia cuando ni siquiera se digna contestar las preguntas que le hacen los periodistas y que son las que le plantean los ciudadanos. ¿Respeto un embustero patológico, presunto cogedor de sobres en negro, amigo de delincuentes, amparador de corruptos que lleva dos años escurriendo el bulto por los pasillos, ocultándose de la prensa, falseando las comparecencias, mintiendo en sede parlamentaria, censurando, engañando y abusando de la autoridad que detenta? Ninguno.

Y él lo sabe de sobra. Por eso ha encomendado a ese amigo suyo, sectario del Opus, neurótico del orden público con fantasías de omnipotencia infantil, una ley mordaza monstruosa para reprimir a la población cuando sus embustes y mendacidades provoquen indignación y protestas. En contra de lo que dice Milton, la mentira se impondrá siempre a la verdad a base de abrir la cabeza a la gente a palos.

dissabte, 21 de desembre del 2013

Dos sofismas de la ley contra las mujeres.

Toda la ley de ese hipócrita ultrarreaccionario respira misoginia. Está dictada directamente por los mayores enemigos de las mujeres, los curas, los que las consideran siervas de Satán, condenación de los hombres y no sé cuántas estupideces más. Toda ella, desde el principio al final.

Pero contiene dos cuestiones que llevan el sello inconfundible del engreimiento de este ministro que se piensa un nuevo Kelsen y no es otra cosa que un monaguillo bobo a las órdenes de los clérigos. Son la legalidad del aborto por violación y la irresponsabilidad penal de las mujeres en caso de interrupción del embarazo.

La violación. Si, como afirman estos falsos santurrones, de lo que se trata es de proteger la vida del concebido, ¿por qué se permite el aborto en caso de violación? También podría preguntarse por qué se permite en caso de riesgo para la madre. Pero aquí la respuesta podría ser porque el peligro de vida de la madre puede poner en riesgo la del hijo. Pero no hay tal cosa en la violación. El niño puede ser robusto y viable y la madre también, ¿por qué, sin embargo, se admite el aborto?  Porque no se atreven a prohibirlo, como, mucho más consecuentes con su inhumana doctrina, hacen los católicos en varios países latinoamericanos. La violación está aquí mal vista (gracias a la lucha de la izquierda y las feministas) y estos sinvergüenzas no se atreven a decir lo que piensan, esto es, que algo habrá hecho la violada y que prevalece el derecho del nasciturus. Como no es el caso, es claro que hay algo que está por encima del "derecho" del feto. Y si lo está la violación, ¿por qué no otras circunstancias, incluida la libre voluntad de la mujer de parir o no parir según decida? La violación, sí; la libre voluntad de la mujer, no. ¿Por qué? Porque le da la gana a esta manga de clericalfascistas.,

La irresponsabilidad penal de las mujeres. El ministro Gallardón es tan presumido, tan estúpido y tan soberbio que vende como un hito progresista que la ley no haga reproche criminal a la mujer que haya abortado sino a todos los demás que hayan intervenido. Afirma que es un paso adelante en la lucha de las mujeres por su emancipación. Lo de menos es que este medida esté copiada de las recomendaciones para poner fin a la prostitución, esto es, castigar al proxeneta y al cliente, pero no a la puta. Ya es bastante repugnante comparar una situación de explotación sexual de la que la mujer suele ser las víctima con la libre decisión de abortar. Pero hay más: a este sofista barato no parece habérsele ocurrido que proclamar la irresponsabilidad penal de las mujeres en actos libremente consentidos equivale a seguir tratándolas como menores de edad, como enajenadas. O sea, como mujeres desde el punto de vista de esta derecha insoportable, fascista y meapilas.

(La imagen es una foto de La Moncloa aquí reproducida según su ”aviso legal”).

dilluns, 16 de desembre del 2013

Cuando solo queda la desobediencia

"Cuando un gobierno encarcela a la gente injustamente, el verdadero lugar de un hombre justo es la cárcel." Eso decía Henry David Thoreau, teórico de la desobediencia civil, hace más de ciento sesenta años. Y así sigue siendo a día de hoy.

Cuando un gobierno injusto, tiránico y arbitrario reprime a la población, coarta sus libertades, la castiga con leyes desproporcionadas, confiscatorias e inicuas, cuando persigue la disidencia, trata de silenciar la protesta y de acallar las críticas, cuando ciega todo cauce de manifestación pacífica y suprime la libertad de expresión e información, a los ciudadanos no nos queda más remedio que recurrir a la desobediencia civil.

Cuando ese gobierno comete las iniquidades a fin silenciar toda manifestación de disconformidad frente a sus políticas rapaces, ladronas, esquilmadoras, que empobrecen a la ciudadanía, la despojan de sus medios de vida, la cargan con exacciones ficales abusivas e injustas, privan a la gente de su sustento diario, le arrebatan su vivienda y en no pocas ocasiones también la vida, los ciudadanos no tenemos otra salida que la resistencia pacífica, entre otras cosas porque este poder tiránico está armado hasta los dientes con los medios represivos que adquiere con el dinero de todos los contribuyentes. Probablemente no haya espectáculo más repugnante que esos policías antidisturbios pateando bestialmente a ciudadanos indefensos que son quienes, con sus impuestos, pagan los salarios de esos animales coceadores.

Además de tantas iniquidades el gobierno es ilegítimo de origen y ejercicio, carece de todo crédito y autoridad moral al estar dirigido por un embustero compulsivo y sospechoso de corrupción y compuesto por ministros posiblemente tan corruptos como su jefe así como apoyado en un partido que, según los papeles a disposición del juez, es más una banda de malhechores que un verdadero partido. Por todo ello, la desobediencia a esta iniquidad es, además de una actitud ética, también estética. Que no se nos confunda a los ciudadanos con una banda de truhanes.

El ministro del Interior, miembro del Opus Dei, y más atento a los delirios de esta secta siniestra que al bien común de los ciudadanos, dice, con esa desfachatez que caracteriza a esta banda que su Ley Mordaza, pensada para amedrentar a la población, silenciarla e imponerle multas absolutamente desproporcionadas, confiscatorias mejora el derecho de manifestación. Es el mismo criterio, la misma falta desvergonzada de sinceridad y honradez que lleva a lo lacayos del diario ABC a sostener que, con su censura férrea y su trato de favor a los lameculos, La Moncloa ha devuelto la libertad de expresión a las ruedas de prensa.

Todo pura neohabla de esta asociación de presuntos malhechores que mienten cada vez que abren la boca. Mienten en el Parlamento (y al Parlamento), mienten a los jueces, mienten en los medios de comunicación, engañan y mienten sistemáticamente en sus declaraciones, a la par que agreden a insultan a los discrepantes.

En esas condiciones, ¿qué sentido tiene que los demás hagan como si el país no estuviera dominado por esta banda que lleva años robando y cumplan la función que les correspondería en el caso de que todo funcionara normalmente? ¿Qué sentido tiene que la prensa acuda a unas ruedas protagonizadas por un trilero que decide quién hace las preguntas e incluso las pacta de antemano para llevar las respuestas escritas pues él es incapaz de hablar sin chuleta? Ninguno, salvo que los periodistas quieran que se rían de ellos.

¿Qué sentido tiene que la oposición acuda a un parlamento que es un cuartel de obediencia cerrada al gobierno y en el que no le dejan cumplir función alguna en defensa de los intereses de los ciudadanos y, al contrario, se les convierte en objeto de injuria, cuando no de amenaza de agresión física, como ya ha intentado alguno de ellos, especialmente matonil y chulo? Ninguno, salvo justificar este remedo de democracia que no es sino una dictadura de hecho.

¿Qué sentido tiene que los ciudadanos cumplamos nuestras obligaciones cuando los gobernantes no cumplen las suyas? Y no solamente que no cumplan las ya mencionadas, sino ninguna.

Hemos de mantener nuestra dignidad ciudadana frente a los desmanes de un poder tiránico y arbitrario que, no teniendo suficiente con emplear a la fuerza pública como una partida de la porra al servicio de sus intereses, ahora se propone enrolar mercenarios privados, probablemente para "ajustar las cuentas" a los ciudadanos más críticos o díscolos. O sea, a los que tienen dignidad.

La desobediencia general y universal frente a la tiranía es la única salida.

(La imagen es una foto de Insumissia, con licencia Creative Commons).

diumenge, 24 de novembre del 2013

Voces y silencios.

Por primera vez estaba guapa esa chata mole del edificio España. Greenpeace colgó un cartel gigante, muy en su estilo, en contra de la Ley Antiprotesta, que es hashtag (#LeyAntiProtesta). De ese modo daba rostro a las masivas manifestaciones de ayer en toda España en contra de los recortes del gobierno y de sus numerosas tropelías. Las mareas, los colectivos, las asociaciones, la base social, paradójicamente representada por la Cumbre Social, se movilizó a la voz de No, de basta ya.

De las tres famosas opciones abiertas según Hirschman a los ciudadanos ante el poder, salida, voz y lealtad, muchos, cientos de miles (los jóvenes, los mejores) se han decidido ya por la primera; muchos otros (los que no pueden irse) por la segunda. Las voces clamaron en 55 ciudades de España en contra de la agresiva política de recortes de derechos políticos, sociales, económicos. Pero el gobierno dirá que prefiere escuchar a la mayoría silenciosa, lo cual vuelve a reputarlo de vago pues, siendo silenciosa la mayoría, nada hay que escuchar. Solo el silencio que Rajoy, ladinamente, pretende atribuir a la tercera opción de Hirschman, lealtad. Cosa irrisoria por cuanto, como bien se ve, la mayoría solo es leal a Belén Esteban.

Greenpeace, además, define perfectamente ese bodrio antijurídico, semifascista de ley que el gobierno quiere perpetrar. No es una ley de seguridad ciudadana sino una de inseguridad ciudadana, arbitrariedad administrativa e impunidad policial. En resumen, una #LeyAntiProtestas que parece específicamente pensada para criminalizar la forma de acción pacífica de Greenpeace hace ya años. Y, con Greenpeace, a todo el que pretenda hacer uso de sus derechos de reunión, manifestación, expresión e información. Es una ley profundamente antidemocrática, que pretende juridificar una política autoritaria, represiva y arbitraria con un concepto del orden público típicamente fascista.

Una ley mordaza. Una ley del silencio. Una ley hecha por quien, acusado de todo tipo de corrupciones, menos autoridad moral tiene para ello. Una ley para sofocar, reprimir, silenciar. Una ley de un demente.

Silencio como el que guarda el gobierno después de hacerse público el demoledor auto del juez Ruz sobre la financión ilegal del PP durante casi veinte años. Un silencio espeso como el betún. Y del mismo color. Por cierto, ejemplo práctico de la parábola de los sepulcros blanqueados: cuando el PP se echaba las manos partidistas a su colectiva cabeza y pedía a gritos castigo por el caso Filesa del PSOE, estaba haciendo lo mismo.

Frente al clamor de la gente en la calle, el silencio de un gobierno sin legitimidad y sin crédito alguno, presidido por un hombre que ha mentido en sede parlamentaria sobre un asunto que afecta a su partido y a él y su honradez personal. Silencio ante la comprobación judicial de la veracidad de los papeles de Bárcenas y del carácter general y sostenido de la corrupción en el PP. Ocultos en sus guaridas los prebostes, una vez más ha tocado a un monosabio balbucear algo parecido a una explicación. González Pons afirmaba que el PP y sus dirigentes son 'tan honrados como todos'. No da para más.  Como están las cosas, tampoco es decir mucho. Al contrario, equivale a aceptar la imputación.

Se pide nueva comparencia de Rajoy. No debiera ser necesaria pues tendría que haber dimitido ya. Un tipo que cobraba sobresueldos a las escondidas mientras pedía sacrificios a la población y luego se los imponía. Un embustero autoritario, un corrupto sin escrúpulos, un hombre sin integridad, dignidad ni crédito. Un presidente que nunca debió ser presidente.

dissabte, 23 de novembre del 2013

La banda de los presuntos.

¿Qué queda de aquella orgullosa declaración de Aznar hace tres años de que el PP era y debe seguir siendo incompatible con la corrupción? Nada; no queda nada. Y después del auto del juez Ruz dando por indiciariamente probado que el partido del gobierno lleva años, quizá veinte, administrándose con una contabilidad paralela, una caja B, menos que nada. Ese auto, expresión motivada y razonada de una convicción general en España, convierte en certidumbre la sospecha de que el PP no es propiamente un partido político, sino una asociación de presuntos malhechores.

Los papeles de Bárcenas, el innombrable, han probado ser el anunciado museo de los horrores. Rompiendo el silencio y la desinformación decretadas por el gobierno expone cotidianamente un estado de corrupción, ilegalidad y presuntos delitos que apuntan en general al partido (a la organización, a sus Comunidades Autónomas, a toda su gestión) y en concreto y singularizadamente a sus principales dirigentes, ninguno de los cuales está libre de sospecha, ni Rajoy. Ese el que menos, pues parece el principal responsable (y beneficiario) de este desaguisado.

Veinte años cobrando sobresueldos de orígenes dudosos tramitados a través de la caja B; de hacer todo tipo de chanchullos; de expoliar las arcas públicas mediante contrataciones fraudulentas; de financiar ilegalmente las elecciones y, por lo tanto hacerlas inválidas por tramposas, han destruido los cimientos morales de la democracia española, si existieron alguna vez. 

Todos los partidos -menos el PP, supongo- piden la comparecencia urgente de Rajoy en el Congreso. ¿Para qué? Para que explique por qué mintió en la anterior del 1º de agosto al negar la existencia de caja B en el partido del que era y es presidente, condición en la cual nombró tesorero al hombre cuyo nombre se negó luego a nombrar pero al que enviaba SMS de ánimo a las escondidas. A partir del lunes, la guardia pretoriana del PP en el Congreso se empleará a fondo en impedir la comparecencia del jefe. Claro. ¿Qué puede hacer Rajoy, aparte de dimitir, como debiera haber hecho hace dos años en lugar de empecinarse en arrastrar el país a esta bochornosa situación? Seguir mintiendo. O decir cualquier disparate. Porque ya no es un presidente, sino un sospechoso en frenética huida hacia delante.

Seguramente no habrá comparecencia. Ni modo legal de forzarla. El gobierno de la banda de presuntos no solo ha destruido los cimientos morales de la democracia sino que ha desactivado sus mecanismos institucionales de vigilancia y control. Ha puesto la fiscalía a sus órdenes; controla el Tribunal Constitucional por medio de un presidente militante suyo; el Tribunal de Cuentas no sirve para nada; la defensora del pueblo defiende al gobierno; los medios de comunicación (todos los públicos suyos y la mayor parte de los privados, también suyos) son su central de propaganda. Recientemente se ha asegurado el favor del Consejo General del Poder Judicial a través de un pacto con el PSOE del que este debería avergonzarse porque rompe su promesa de no pactar con un partido tan manifiestamente antidemocrático. También el PSOE falta continuamente a su palabra. 

Del parlamento no merece la pena hablar. La mayoría absoluta de la derecha, empleada sin contemplaciones, lo ha convertido en una cámara de aplausos, ovaciones y agresión a la oposición. Esta, al menos el PSOE, vuelve a hablar de moción de censura. Como en el cuento del pastor y el lobo. A ver si reúne ya el valor de presentarla. Está obligado a ello y no es tan difícil. Desde luego, no la ganará, ni servirá para nada. Pero tendrá algún impacto político y dejará claro cómo el estilo de gobierno de la derecha ha destruido todos los mecanismos democráticos sin dejar de agredir a la población en su conjunto.

Para curarse en salud y blindarse aun más, el gobierno anda tramitando una Ley de "Seguridad" Ciudadana que criminaliza toda forma de protesta y pretende proteger a la policía cuando esta cometa excesos en la represión violenta de las movilizaciones ciudadanas, ocultando sus fechorías. Es una censura, una mordaza, una ley de impunidad para el delito. Una ley fascista, antipopular, producto de un espíritu enfermo, criminal. El espíritu de un gobierno y un partido que delinquen, obstaculizan sistemáticamente la acción de la justicia y, cuando por fin esta se da, indultan a los delincuentes.

Después de hacer imposible la política parlamentaria, el gobierno quiere asfixiar la extraparlamentaria. Cercena para ello los derechos civiles y políticos, el de reunión, el de manifestación, el de expresión, el de información, el de huelga, la presunciòn de inocencia, el amparo de la justicia. Todos. 

Y estos presuntos, algunos ya condenados, muchos imputados y procesados y los otros bajo sospecha de haber estado enriqueciéndose durante años, son quienes han procedido a arruinar el país, recortando o suprimiendo derechos sociales y económicos de millones de personas, aumentando el paro, expulsando a los jóvenes a la emigración, arrebatándoles sus becas. Y lo han hecho al tiempo que recuperan los símbolos, el espíritu, el estilo del franquismo, al que no solo no condenan, si no vitorean. Se niegan a hacer justicia a las víctimas de la dictadura y dejan clara su procedencia ideológica.

En estas circunstancias, el margen de actuación de la oposición democrática es muy estrecho. Presentar la moción de censura si Rajoy no comparece y, a continuación, retirar toda colaboración institucional con el gobierno en tanto no dimita en pleno. Palinuro lleva meses diciéndolo: retirada al Aventino. No se puede ser cómplice de una banda de presuntos, cuyo respeto por la democracia es inexistente pues aspira a un régimen en todo similar al de aquel cuya memoria honra: Franco.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 15 de novembre del 2013

Y sigue la estafa.


El gobierno, sus propagandistas, predicadores, periodistas a sueldo, su guardia pretoriana en el Parlamento y secuaces varios afirman gozosos que la salida de la crisis está ya a la vista, todo lleno de brotes verdes, que el PIB crece, que Europa da por concluido con gran éxito el rescate bancario. Ese rescate bancario que, según Rajoy, nunca se había pedido ni existió. Que el tirón de las exportaciones se nota, que la destrucción de empleo ha tocado fondo, que el índice de esto y aquello y la confianza y blablabla, machaconamente, a través de los medios públicos de comunicación, los tebeos que utiliza como "prensa afín" y sus innumerables telebasuras Mentiras y más mentiras. La mentira sistemática como forma de gobierno.


Eso es lo que los gobernantes dedicados al expolio de los españoles y la ruina de España andan diciendo. Lo que hacen es otra cosa. Aumentan las inversiones militares en fuerzas y cuerpos de represión, en compra de material antidisturbios y endurecen el marco penal represivo, tipificando como delito toda forma de protesta. Porque son embusteros, demagogos y expoliadores, pero no tontos. Saben que, si siguen robando a mansalva, privilegiando los bancos, consiguiendo que sus delincuentes no sean penalmente perseguidos, dando dinero a manos llenas a la iglesia católica, expulsando a las gentes de sus casas y obligando a los jóvenes y no tan jóvenes a emigrar del país en busca de trabajo, quizá pueda haber un problema de estallido social al que piensan hacer frente como mejor saben: empleando la violencia y la represión.



Porque la realidad a día de hoy dice lo contrario del aparato de propaganda del gobierno: la deuda pública está en otro máximo histórico del 93,9 por ciento del PIB y acercándose al 100 por ciento ; el Estado, o sea todos los españoles, hemos perdido 37.000 millones de euros en ese rescate tan exitoso que, según el compulsivo embustero del presidente, nunca existió. Y, para coronar el éxito, las UE nos exige otra mordida de 37.000 millones de euros para 2014 que, por descontado, saldrán de los sueldos de los funcionarios, los capítulos de sanidad, educación e investigación y desarrollo y, cómo no, de las pensiones de los viejos, esas que el mismo embustero compulsivo, el que lleva decenios cobrando sobresueldos y ocultándolo, no iba a tocar.

Esta presunta asociación de malhechores no es un gobierno de España; es un gobierno en contra de España.

dijous, 24 d’octubre del 2013

Tragicomedia de España.


"Usted traiciona a los muertos", dijo Rajoy en cierta ocasión a un atribulado Zapatero, presidente del gobierno, que no sabía en dónde meterse. No era cierto, como Rajoy, entonces en la oposición, sabía muy bien. Pero indiferente a toda cortesía, toda contención, toda ética y toda estética, lo soltó porque calculaba que venía bien a sus intereses, consistentes en llegar al poder al precio que fuese.

Ahora es de él de quien ya están diciendo las asociaciones de víctimas del terrorismo que traiciona a los muertos al acatar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en relación con la doctrina Parot. Lo que le exigen es que España denuncie el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que la sentenia invoca. Si no lo hace, estará traicionando a los muertos. Tiene su gracia que le suceda esto precisamente a él. Parecería un caso de alguacil alguacilado, algo simétrico, de no ser porque hay una diferencia fundamental entre las asociaciones de víctimas y este Rajoy a quien ahora presionan. En concreto, aquellas pueden ser radicales y extremas en sus peticiones, pero hay pocas dudas de que son genuinas. Las víctimas han sufrido injustamente y es comprensible que respiren por la herida y reaccionen con extremosidad, a veces demasiada, porque han sido heridas. Pero a nadie se le ocurre que estén fingiendo y que su dolor y su rabia sean impostados. 

No cabe decir lo mismo de Rajoy. Este no era ni es víctima ni allegado a víctima alguna. No estaba cegado por la indignación o el dolor; sabía que era mentira lo que afirmaba de Zapatero; pero le daba igual porque carece de escrúpulos y porque, por llegar al poder, está dispuesto a decir lo que sea: que bajará el paro, no subirá los impuestos, no tocará la sanidad, la educación ni las pensiones, dará siempre la cara, llamará pan al pan y vino al vino y Zapatero traiciona a las víctimas. Lo que sea. Si París bien valía una misa, La Moncloa bien vale un rosario de embustes que no le cuestan mucho porque el pájaro es un redomado mentiroso.

Quienes agitaron las calles contra ZP en su día se echarán a ellas de nuevo el domingo pero esta vez contra su sucesor que ahora no se atreve ya ni a esconderse, como es su inveterada costumbre. Y con el añadido de que se suman gentes muy significadas de su mismo partido. Gentes levantiscas que ya se la tenían jurada de antes por considerarlo demasiado blando con el secesionismo catalán. Él, que acusaba a Zapatero de romper España, se ve ahora acusado de lo mismo por su inactividad y negligencia. Al final parece que será el PP entero, como banda organizada que es, quien se sumará a la manifestación del domingo para evitar que esta se vuelva contra el gobierno.

Que en el siglo XXI un partido de gobierno de un Estado de derecho en un país civilizado se manifieste en contra de la sentencia de un tribunal de justicia es algo tan asombroso que parece un chiste. 

Las desventuras nunca llegan solas. El nombre de Bárcenas, tan obstinadamente silenciado, en lugar de sumirse en el olvido, está en todas las noticias todos los días, recordando perpetuamente que el caso Bárcenas es el caso Rajoy. A veces desde la severa austeridad de una sala de vistas judiciales, a veces en un escenario rocambolesco como de vodevil. Un intruso armado que, según la policía, no tiene bien la azotea, ha entrado en la vivienda del ex-tesorero, ha maniatado a su familia y ha exigido sus pen drives y discos duros portátiles. Venía el hombre medio disfrazado de cura, esgrimía un revólver de la guerra de Cuba y su ánimo era arreglar los problemas de España. Justo lo mismo que dice Rajoy, que no puede distraerse con habladurías pues está concentrado en resolver los problemas de España.

De momento no se le ha visto con alzacuellos ni portando un pistolón pero no es algo impensable.

Siempre que los necios al uso creen estar llamados a resolver los problemas de España solo se consigue que aumenten la confusión, la humillación, el desorden, la injusticia. Y, como directa consecuencia, la policía tiende a extralimitarse en sus funciones. En un par de días las agentes de servicio en el Congreso parecen haber vejado a una invitada obligándola a desvestirse, aunque sostienen que no es cierto; la policía ha entrado en el campus de la Completense en Somosaguas y el de la Autónoma sin permiso de la autoridad académica; unos seis u ocho mossos catalanes parecen haber matado a un hombre a patadas en plena calle. Todo esto para que vayamos enterándonos de cómo las gastan los matones y granujas de uniforme y con armas que pagamos todos con nuestros impuestos; incluidos los que mueren bajo sus coces.

Y así vamos a estar otros dos años. Arreglando los problemas de España.

diumenge, 20 d’octubre del 2013

Segunda tanda de mentiras.


Va a ser cierto eso de que, acogotado por las deudas, producto de la mala gestión, El País se ha pasado al bando (o banda) del gobierno. Este pretende estar la segunda parte de la legislatura trompeteando sus éxitos, un mensaje optimista, la salida de la crisis, la recuperación y, en el horizonte, el pleno empleo y la vuelta de la bonanza. El caso es preparar psicológicamente a la población para ganar las elecciones europeas de 2014 y las generales de 2015, aunque sea a base de mentiras. Tampoco es táctica tan nueva. Quien ganó las legislativas de 2011 mintiendo y gobernó faltando a la verdad no verá gran inconveniente en concluir la legislatura y asegurarse nuevos triunfos electorales acumulando más embustes. Todo depende de que se consiga monopolizar los medios, manipular la información, censurar o acallar a los discrepantes. O sea, lo de siempre, mentir.

Para la operación, aparte de las mesnadas habituales de los medios de comunicación privados propicios (los públicos son ya un aparato de propaganda desvergonzada), el gobierno ha movilizado reservistas de solera. Ahí salió el otro día Botín, del brazo de Rato, hablando de un momento feliz y alabando la lluvia de oro que lo cubre como si fuera Dánae. El Príncipe Felipe encareció ante empresarios latinoamericanos que la economía española ha encontrado su camino, que no compromete a nada en concreto pero queda muy principesco y optimista. Optimismo es la consigna. Rajoy ha ido a contagiárselo a los mandatarios iberoamericanos en la XXIII Cumbre Iberoamericana, en Panamá. Pero solo lo habrá conseguido con los presidentes de Panamá (anfitrión), Costa Rica, México, Colombia, Paraguay, Dominicana y Portugal. Los demás, han hecho pellas y no se han presentado. ¿Se puede llamar Cumbre Iberoamericana un encuentro en el que faltan Nicaragua, Cuba, el Ecuador, Venezuela, el Perú, Bolivia, Uruguay, la Argentina, el Brasil y Chile? Por llamar, se le puede llamar lo que se quiera, pero resulta un poco ridículo. Más parece una reunión de amigos, una tertulia.  El mismo ridículo que rezuma la consigna de optimismo y recuperación a la que se ha sumado, según puede verse, El País, que emplea sin ambages la consigna del gobierno: recuperación. Su base es la subida de la bolsa, los 10.000 puntos del Ibex, la prima de riesgo, el aumento de la confianza de los inversores, la alegría de los mercados y otros datos financieros y subjetivos.

Merece la pena preguntarse qué se entienda por recuperación. El mismo periódico dice que los indicadores seguirán siendo negativos, que continuará destruyéndose empleo, bajando el consumo, aumentando el índice de morosidad. Al parecer, por recuperación debe entenderse no que estemos avistando magnitudes positivas, sino que esté ralentizándose la destrucción provocada por la crisis; es decir, que en realidad estamos avistando el fondo. No es igual. Es más, el periódico se matiza a sí mismo casi hasta contradecirse y habla de una recuperación en la que se mantendrán: 0% (crecimiento anémico), 25% (tasa de paro enorme), 50% (caída esperada de los precios inmobiliarios) y 100% (deuda pública con relación al PIB). La euforia en los mercados es solo el toque de gong que da inicio al primer asalto.

En estas circunstancias, eso del "primer asalto" suena bastante extraño y lo de "recuperación" más parece un insulto. Sobre todo teniendo en cuenta que las estadísticas sirven al gobierno para hacer lo que mejor sabe: mentir. Los 6.000.000 de parados son, en realidad, más de siete millones puesto que no se contabilizan las 700.000 personas que han emigrado en busca de trabajo y que aquí estarían paradas y los 500.000 desempleados más que la inenarrable ministra de Trabajo hace desaparecer manipulando los datos seguramente con la ayuda de la Virgen del Rocio, ahora que la jueza Alaya ha tenido a bien dejar prescribir unos presuntos delitos de sus familiares que podrían haberla alcanzado a ella.

¿Puede haber recuperación si no se restablece el nivel de vida de la inmensa mayoría de la población; si no se crea empleo? ¿Cabe hablar de recuperación -incluso de estabilización- cuando los gobiernos locales y autonómicos tienen que seguir recortando servicios sociales de todo tipo en 2014 por valor de 15.000 millones de euros? ¿Puede hablarse de salida de la crisis cuando el último BOE recoge más repagos farmacéuticos a enfermos crónicos y supresiones de servicios sanitarios o la enésima congelación de los sueldos de los funcionarios? ¿No suena a guasa? Todavía no hace una semana el Banco de España recomendaba seguir bajando los salarios y la patronal proponía abolir el salario mínimo. El FMI no auguraba nada bueno y decía que era preciso seguir reformando el mercado laboral y las pensiones, lo que ya se sabe qué quiere decir: más penurias, más estrecheces, más miserias, en medio de los aplausos de la prensa afín, incluido, según parece, El País.

Esta es la realidad tangible, palpable. El anuncio de la recuperación es una consigna electoral a uno y dos años vista, para ir preparando el camino con una buena máquina de embustes y de etéreas promesas. Porque el presente es el que es. Y dice lo contrario de la propaganda.

dimecres, 9 d’octubre del 2013

La mentira todo lo ilumina.


Al informarme sobre el debate de ayer acerca de las supuestas mentiras de Rajoy en sede parlamentaria, me vino a la memoria la obra de Thomas de Quincey,  Del asesinato considerado como una de las bellas artes. Fui a buscarlo en casa del Tío Google y me topé con un estupendo artículo de Juan Torres López en El País del mes de agosto titulado Rajoy y el arte de la mentira en el que echa mano de la obra de De Quincey para glosar con mucha ironía e inteligencia como una de las bellas artes la capacidad de mentir del presidente. Suscribo todo lo que en él se dice y lamento no haberlo leído antes pues sin duda hubiera enriquecido algunas de las observaciones veraniegas de Palinuro.

Ignoro si sus señorías habían leído el artículo de Torres que les hubiera mostrado en qué jardín se han metido. De todas formas, el presunto mentiroso estaba, como siempre, ausente y el intercambio fue entre los portavoces de los grupos parlamentarios, especializados en decirse lindezas. Los socialistas y los de IU, que apadrinaban las mociones, pusieron cual no digan dueñas al presidente en ausencia (o en rebeldía, según se mire). Los populares contraatacaron con los EREs y procedieron a formar la guardia pretoriana de defensa, rechazando por enésima vez un debate parlamentario en serio sobre las presuntas mentiras de Rajoy. El parlamento está para proteger al presidente del gobierno y ampararlo en su negativa a comparecer, rendir cuentas, dar explicaciones, incluso ante acusaciones tan graves como la de mentir en sede parlamentaria que, por cierto, es una felonía, un delito o falta que la Constitución estadounidense considera motivo de inhabilitación del presidente, vicepresidentes, etc., los famosos high crimes and misdemeanors. La mentira está bunkerizada.

En 1712, Jonathan Swift publicó un panfleto titulado El arte de la mentira política. Luego se supo que, en realidad, era de su amigo John Arbuthnot. El mismo Swift lo contaba en sus Cartas a Stella. Pero sigue publicándose como obra suya. En 1712, en plena guerra de la sucesión española con Francia, tanto Arbuthnot como Swift venían a ser lo que hoy llamaríamos el gabinete de comunicación del gobierno tory de la reina Ana, o sea, su aparato de propaganda. Para defender la causa de la paz con Francia, los dos escribieron un montón de mentiras y crearon símbolos propagandísticos. Arbutnoth, por ejemplo, creó la imagen de John Bull, icono de Gran Bretaña hasta el día de hoy. Esos son comunicadores, caramba. Entre sus producciones, este arte de la mentira política que debe de ser libro de cabecera de Rajoy y en el que se define la mentira política como el arte de convencer al pueblo de una falsedad saludable con algún buen fin. 

Pues tal cual. Puro Rajoy, que sigue al pie de la letra el tratadillo del mentiroso político. Solo comete un error. Convencido, quizá de esa atribución apócrifa a Goebbels de que una mentira mil veces repetida se convierte en verdad, repite la suya sin parar. Grave error. Goebbels dice algo muy distinto: que debe repetirse la mentira pero no hasta hacerla inservible. Obvio. Lo decía también Arbuthnot: las mentiras deben ser variadas y no conviene insistir obstinadamente en una de ellas. Por ejemplo: no estamos acabando con el Estado del bienestar.

La guardia del pretorio parlamentario también es fiel discípula de Arbuthnot/Swift y sigue a pie juntillas su recomendación de que el mejor modo de contrarrestar una mentira no es con la verdad sino con otra mentira. Ejemplo: 

Mentira: Rompí con el señor Bárcenas cuando me enteré de que era un delincuente.

Opciones:

A.- Verdad: Siguió relacionándose con él después de saberlo a través de SMSs.

B.- Otra mentira: El presidente ya ha dado todas las explicaciones en el Parlamento.

Obviamente, es más provechosa la opción B. Esta puede adornarse, calificando a Rajoy, como hace uno de sus seguidores de hombre justo y honrado. Pero esto pertenece ya al reino de los invertebrados.

Queda solamente por preguntar al PSOE, sin ánimo de atosigar, cuándo interpondrá su moción de censura.