Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Media. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Media. Mostrar tots els missatges

dissabte, 21 d’abril del 2012

El gobierno contra el Estado.

El Consejo de ministros de ayer fue un aquelarre, un consejo de guerra contra el Estado social y democrático de derecho que consagra la Constitución. El Estado social ha recibido dos tremendos golpes en su pilar de la sanidad y en el de la educación. El Estado democrático de derecho en la libertad de expresión y el derecho a la información por medio del decreto-ley que modifica la vigente Ley de Radio Televisión de 2006 en cuanto a la forma de elección del presidente del Consejo de Administración. El Estado a secas, en el principio general de justicia con ese indulto a los dos últimos condenados en el caso del Yak 42 por no otra razón sino porque es el caso específico del PP, siendo Trillo ministro de Defensa, actualmente premiado con la embajada en Londres.

En realidad todo esto pasa porque el PP actúa en la convicción de que, para llegar al poder, vale todo, incluso la mentira. Ni uno solo de los solemnes compromisos de Rajoy durante la campaña electoral del 20-N ha quedado de pie en cinco meses de acción de gobierno: no iba a subir los impuestos y los subió; no iba a tocar las pensiones y las tocó y dos veces; no iba a meter la tijera en sanidad y educación y les ha asestado dos tajos mortales. Mentira tras mentira se llega a adquirir oficio y, en efecto, Rajoy dice siempre lo que cree que le conviene sin preocuparse si tiene sentido o no, entre otras cosas porque no comparece nunca a dar cuentas y, si lo hace, no admite preguntas. Admira ver con qué tranquilidad el presidente dice una cosa, hace la contraria y no presta atención alguna a las críticas ni, por supuesto, las responde. Para eso tiene a sus ministros que comparecen y muestran que son lo que son: Ana Mato está empeñada en cargarse la sanidad pública por muy diversas vías y José Ignacio Wert en terminar con la educación pública básicamente por dos: reduciendo becas y aumentando tasas.

Se comprende que, teniendo que atentar tan gravemente contra el Estado del bienestar, el gobierno recurra al decreto-ley. Pero la base de este no es que aquel se vea en apuros sino que haya causas objetivas de urgencia y necesidad. De todas formas da igual ya que el gobierno tiene asegurada la mayoría parlamentaria de sobra para convalidar los decretos-leyes más agresivos que quepa imaginar contra el Estado social y democrático de derecho. No es de extrañar que la oposición, singularmente el PSOE, hable de "golpe de Estado". Pues sí, es una especie de golpe de Estado al modo de hoy. Ya no se sacan los tanques a la calle entre otras cosas porque no hace falta. Al fin y al cabo, la función principal de los tanques era siempre tomar los centros de comunicaciones: telefónica, radios, la televisión. Ahora eso se hace directamente, por la vía civil. Telefónica es una empresa privada a las órdenes del gobierno conservador y con el decreto-ley el gobierno se garantiza imponer unilateralmente el presidente del Consejo de Administración de la Corporación de Radio Televisión

Este episodio que, como vemos, pone fin a un modelo de Radio Televisión autónoma e independiente es el producto de la táctica de la mentira más descarnada, tan reveladora de un modo de entender la política. Correspondió a Dolores de Cospedal la tarea de atacar RTVE acusándola de parcial y sectaria contra toda evidencia. La elección es buena pues Cospedal carece de escrúpulos en cuanto a los medios que deban emplearse para conseguir el objetivo. Si hay que mentir, se miente. Con ese mismo desparpajo puede la dirigente popular criticar la supuesta falta de imparcialidad de RTVE sin mencionar siquiera los casos de TeleMadrid y Canal Nou, dos canales públicos literalmente al servicio del PP. No del poder, sino del poder del PP. Lugares en donde la imparcialidad exigida a RTVE tiene tanta realidad como el unicornio.

La mala fe en el juego democrático desprestigia las instituciones. La política pasa a ser una actividad de demagog@s, falsari@s y corrupt@s y los principales interesados en fomentar la errónea percepción popular de que todos los políticos son iguales son los políticos del PP, a su vez interesados en el deterioro del prestigio del sistema. No es, pues, menuda la tarea que ha caído encima de la oposición, sobre todo del PSOE que quiere ser leal con el sistema pues la de IU se plantea en términos radicales y, de ser posible, de sustitución de aquel tanto en su organización económica como en su superstructura política. El PSOE, en cambio, se ve como un partido dinástico, como la izquierda dinástica, si se quiere. Rubalcaba prodiga sus declaraciones imbuidas de respeto a las instituciones, oposición "constructiva", respaldo al gobierno cuando sea preciso, etc.

Pero el sistema se obstina en funcionar mal. El enésimo esperpento real de la cacería en Botsuana, tiene la Monarquía in angustiis, digan lo que digan los dos partidos dinásticos, la prensa monárquica y los hacedores de opinión. Aqui hay una foto mostrando a Corinna zu Say-Wittgenstein, publicada por el Bild Zeitung en la que se ve a la gentil dama alemana seis u ocho respetuosos metros por detrás de Juan Carlos en una recepción de Jefe de Estado, como cuando las esposas turcas van unos metros por detrás de sus maridos. Es una situación absurda. De darse una relación triangular, ese caballero Juan Carlos debe divorciarse de la reina y casarse o juntarse con la elegida de su corazón sin más alharacas. La cuestión es si la Corona aguantaría esta situación, si la propia monarquía la soportaría. Obsérvese que el mero hecho de que se plantee como problema prueba a las claras el estrafalario carácter de la institución.

No es un acierto convertir el PSOE en un partido dinástico. No le va en ello la supervivencia ya que el sistema admite e integra partidos antidinásticos, republicanos y hasta revolucionarios. No hay razón para que el PSOE se despoje de su alma republicana tradicional y se convierta en puntal de un sistema político que arrastra un problema de legitimidad de origen ya que, en definitiva, la Monarquía es la que impuso Franco cuyo régimen ha condenado el PSOE en repetidas ocasiones sin que sea fácil entender ahora que se condene un régimen pero no sus obras. Nada obliga al PSOE a ser lo que sus militantes no quieren ser, esto es, monárquico. Puede mantenerse fiel a su republicanismo. Puede ser leal con la legalidad pero no compartir el criterio de legitimidad. Parece una tontería de la que las gentes prácticas no se ocupan, pero no lo es.

divendres, 20 d’abril del 2012

Así que eran lo mismo, ¿eh?

El gobierno de Rodríguez Zapatero reformó radicalmente el estatuto y gestión de la Radiotelevisión española, dejándola saneada y en el pináculo de su prestigio en punto a objetividad, pluralidad y profesionalidad puesto que no era un apéndice del gobierno sino un medio imparcial y de calidad. La RTVE con el PSOE fue un modelo. Al PP le irrita todo lo que no sea supeditación ciega a sus designios, lo que no sea un un gabinete de agitación y propaganda del partido en manos de comisarios políticos cerradamente sectarios y, además, mentecatos, pues lo uno suele ir con lo otro. Así que, muy fastidiado con el ejemplo sentado por el PSOE desplegó una táctica en dos momentos para destruirlo. En un primer momento lanzó a Dolores de Cospedal -probablemente la política más mendaz y falsaria de toda la panoplia- a atacar RTVE asegurando contra toda evidencia, que era un modelo sesgado, no neutral y anti-PP. En el segundo, un golpe de mano: se destruye la normativa del PSOE con el cuento de que hay un bloqueo que es absolutamente falso, se cambia la norma y se consigue que el presidente de RTVE se nombre por mayoría absoluta del Congreso, es decir, por el PP. Vía libre, pues, para poner la RTVE en manos de alguno de sus sicarios en los medios, que hay muchos. Igual que Aznar en su día no tuvo inconveniente en nombrar a un diputado de su partido, López Amor o, luego, un ridículo turiferario como Urdaci, no cabe duda de que Rajoy y los suyos buscarán a alguien entre los Buruagas, Tertschs, Urdacis, Dávilas, Villas, Losantos, etc, etc y la gavilla total de propagandistas de la reacción.

Personalmente me da igual porque no veo la TV ni escucho la radio. Nada. Así que, por mí, como si el gobierno contrata a Adolf Hitler o Francisco Franco, que ganas no le faltarán. Pero todos los mendas que decían que el PP y el PSOE son lo mismo y están pegados a la pantalla y a la radio, por fin se van a enterar de que esa estupidez era falsa y mal intencionada. Les deseo que disfruten largas horas viendo y escuchando a Buruaga, Urdaci, Losantos y otros "comunicadores" de similar factura.

¿Y la sanidad? La mitad de ella está en trance de privatización y la otra mitad, la pública que quede, el PP está encareciéndola fuera del alcance del común de los mortales. Los genios que decían que PP y PSOE son lo mismo, que vayan hacerse una ecografía a un hospital de Castilla La Mancha, región en la que la sanidad ha pasado a ser de las mejores del mundo a ser de las peores. ¡Ah, pero PSOE y PP la misma mierda es!

¿Y la educación? La no universitaria se divide ya en privada/concertada, que tiene todo el apoyo y el dinero de la administración y la pública, en un estado de abandono y decrepitud. La universitaria queda ya reservada a los ricos. Con su habitual petulancia y falta de inteligencia, Wert ha reducido las becas y ha subido una enormidad las tasas. ¿Para qué quieren estudiar los pobres? Y si, para alcanzar tan católico como ruin intento hay que mentir con todo descaro, ahí está Wert dispuesto a decir que en California hay menos universidades que en España cuando hay el doble. Quienes votaron al PP o desmovilizaron el voto al PSOE con el argumento de que este es igual que aquel merecen lo que les está pasando. Lo malo es que también nos pasa a los demás, que no caímos en la trampa de las mentiras electorales de la derecha y tenemos que aguantarnos. Nos queda el consuelo de saber lo que hacíamos y que no somos estrictamente estúpidos.

dimarts, 10 d’abril del 2012

El rostro de un cobarde

Aquí está el presidente del gobierno español de la derecha, el que tenía cuajo, el que exigía en tono apocalíptico a Zapatero que diera la cara, el que iba a darla sin esconderse, el líder que esperaban los españoles, a quien no temblaría el pulso, el que sabía lo que había que hacer y lo haría pese a todo, el que tenía las ideas claras y sabía como defenderlas. Aquí está, en efecto, corriendo como una conejo asustado por los pasillos del Senado en una escena que avergonzaría al más pusilánime. Aquí se le ve llegar hasta los periodistas e, incapaz de decir nada, ni de mantener el tipo, dar medio vuelta y salir huyendo como alma que lleva el diablo, seguido por sus guardaespaldas, pelotas y tiralevistas varios, tratando de escaparse.

Un hombre que presume de afrontar los problemas como eso, como un hombre, pero que resulta ser inconstante, imprevisible y temeroso como un cervatillo no es que no merezca ya crédito (no le queda nada después de este fin de semana) es que no merece la consideración ni el respeto de sus conciudadanos.

Ignoro qué manejos tendrán que montar mañana los comics La Razón y el ABC para disimular la vergonzosa huida de Rajoy ante las cámaras, cómo se las ingeniarán para hacerlo aparecer como el gran lider que necesitan los españoles. Y ya, después de lo que hemos visto, da igual. Que vuelvan a poner la foto de los legionarios. Hasta ahora sabíamos que Rajoy era ambiguo, huidizo, oculto, taimado, poco inteligente y muy convencional; pero no sabíamos que, además, es un cobarde.

¿Cómo va a defender a su pueblo un cobarde?

(La foto es una captura de un vídeo de Público.

diumenge, 1 d’abril del 2012

La Tuerka: vida y crítica contra el adocenamiento..



El 29-M, el día de la huelga, después de una jornada reivindicativa agotadora nos reunimos a charlar sobre la HG en el cuartel general de La Tuerka, el programa de TeleK que no tiene parangón en la oferta televisiva del país. Cinco contertuli@s (seis contando con el moderador, Pablo Iglesias, con el que hay que contar siempre) sin inhibiciones ni cortapisas. Algo sin par frente a esos programas relamidos de las televisiones comerciales que oscilan entre los arrumacos seudoacadémicos y la vocinglería de jayanes tabernarios, pasando por la catequesis cuartelaria de Telemadrid. La verdad es que lo paso bien. Hay una diferencia notoria de edad y planteamientos entre el resto y un servidor, pero nos entendemos y el programa da mucho juego pues los puntos de vista son, por lo general, libres, espontáneos y radicales.- Por cierto, el personal de TeleK hace prodigios de profesionalidad con medios escasísimos y merece un aplauso. - Me considero privilegiado por participar en un programa así y, en lugar de gimotear por su escasa audiencia, lo miro desde el punto de vista de la minoría selecta que accede a productos no al alcance del consumo del rebaño.

dimarts, 27 de març del 2012

El Consejo Editorial de Püblico.

Se recordará que hace unos días tuvimos una reunión del Consejo Editorial de Público, a ver qués se podía hacer al haberse cerrado la edición de papel. Como siempre que se reúne gente de pluma, al final nos pusimos de acuerdo en redactar un editorial colectivo que es el que reproduzco más abajo. Decidimos enviarlo a la web de Público.es, para dejar constancia de nuestra preocupación y nuestro propósito. Pero, como no parece que en la web se decidan a sacarlo, lo hago yo en Palinuro:


SIN PÚBLICO.

El Consejo Editorial.

La indignación social, la depresión económica y el empobrecimiento de la democracia en España se encuentran en una situación especialmente necesitada del ojo informativo, analítico y crítico de Público, y en general, de publicaciones que no se plieguen al pensamiento único. En estas circunstancias, el Consejo Editorial del diario Público (CEP) se ha visto sorprendido por la interrupción de la versión en papel del periódico y ha decidido sumar su voz a la del resto de los lectores, suscriptores y simpatizantes del diario.

Nuestro proyecto sigue siendo el originario de Público. Aquel que dio cabida a los lectores de la izquierda, sin preguntarles de dónde vienen sino a dónde quieren ir. Un proyecto, desarrollado en tiempo de crisis, en el que los editorialistas han sido libres de expresar sus análisis como en ninguna otra prensa comercial. Público ha sido un medio de formación de la opinión pública con una concepción nueva y dinámica que ha conectado con los valores de generaciones distintas y de corrientes de pensamiento progresistas. En cuatro años, Público llegó a ser el referente diario de la izquierda democrática.

La crisis económica y factores concomitantes han hecho imposible la continuidad del proyecto empresarial en su conjunto. Pero esperamos que el capital humano, informativo y político-cultural acumulado por el diario durante estos años no se dilapide, y que se consiga mantener la edición digital, Público.es que, con sus cinco millones de visitas, constituye una excelente base para acomodar el proyecto inicial a la comunicación en la era tecnológica. Mientras tanto, el CEP interrumpe su actividad ordinaria hasta que se aclare cuál es el destino de la cabecera y la web.

El Consejo sabe de la dificultad material que entraña acometer este u otro proyecto de similar naturaleza comercial y compromiso cívico, pero se hace eco del interés y de la movilización de los lectores para no darse, aún, por vencido. Sin Público, los mencionados sectores sociales, más activos, abiertos e igualitarios se quedan sin un diario que refleje sus preocupaciones y sus ideas, en un momento crucial de la historia de España y Europa, cuando la reacción está empeñada en devolver la sociedad a épocas pasadas. Sin Público, ¿quién nos librará del pensamiento único?



Al mismo tiempo he de confesar que no soy el mejor ejemplo de abstencionismo, dado que hoy me han llamado del periódico pidiéndome un artículo y, al estar las elecciones andaluzas tan recientes, lo he enviado. Es una posición contradictoria; lo sé, pero lo único que se me ocurre es aferrarme a ella. Quizá nuestra condición sea de imposible cumplimiento dado que nadie sabe qué sucederá con la web de Público.es y nadie puede preverlo. Pero, mientras se dilucida, el tiempo pasa y, si no se alimenta, dejará de tener visitas y su valor decaerá. Es posible que, al final, el destino de la web no sea de nuestro agrado como gente de izquierda. Será entonces cuando cada cual decidirá si sigue escribiendo o no.

divendres, 23 de març del 2012

Involución.

Los cuatro meses de gobierno de la derecha han dejado claro que no se trata solamente de arbitrar un conjunto de medidas excepcionales para hacer frente a una situación también excepcional sino de aprovechar la circunstancia para acometer mudanzas de mayor calado en el conjunto del sistema de convivencia en España. Se trata de cambiar reglas del juego básicas que afectan a la democracia, reglas laborales, industriales, administrativas, de ejercicio de los derechos, educativas, profesionales, etc. Reformar el modo de funcionamiento de la democracia en un sentido claramente autoritario. Esto es, un frenazo al proceso de ampliación y profundización de la democracia y una clara deriva involucionista.
La derecha cuenta con imponer su programa gracias a la unidad de acción de sus tres elementos, el gobierno (la política), los empresarios (la economía) y los medios (la comunicación) Y todo ello bendecido desde fuera pero con gran pompa por esa organización que lleva en sí misma las tres acciones (política, económica y mediática), esto es la iglesia católica, una organización homófoba y misógina, típicamente involutiva.
Cuando la izquierda ocupa el poder esta misma expresión es ya una licencia poética pues nunca ocupa todo el poder sino solo una parte de él. Nunca llega a formar una piña de los tres citados ámbitos: no controla todo el gobierno, No es infrecuente que haya estamentos de la administración que se opongan al PSOE. La única huelga que los jueces han hecho en España se la han hecho a los socialistas. Mucho menos controla el PSOE la economía. Sus relaciones con los empresarios (que están más cercanos al otro partido) son inexistentes y con los sindicatos no son ni mucho menos tan intensas como las de los empresarios con su gobierno. Basta recordar a Díaz Ferrán, el excapo de la patronal, ahora imputado penalmente, al definir a Esperanza Aguirre como cojonuda. Las relaciones del PSOE con los medios son muy endebles. Suele decirse que el gobierno de Zapatero tenía un problema de comunicación. En realidad lo que tenía y tiene el PSOE es una batería de medios contraria y prácticamente ninguno a su favor. Y así es muy difícil comunicar, salvo que se haga de forma original.
En las tres esferas la involución de la derecha avanza a toda máquina:
En la política. El gobierno no ha perdido el tiempo y ha impuesto una reforma laboral que revienta el sistema de garantías jurídicas de los trabajadores sin dialogar con los sindicatos a los que, en realidad, está hostigando y provocando con ánimo, quizá, de que haya un enfrentamiento que justifique la mano dura del gobierno. La reforma laboral es un trágala con claros ribetes de provocación. Por si esta no fuera bastante, la delegada del gobierno, Cifuentes, añade provocación a la provocación prohibiendo que la manifa de los sindicatos del día llegue hasta la Puerta del Sol. Esta evidencia arbitrariedad. Están buscando camorra. Y también están aprestando le medios para imponer la involución. El gobierno quiere endurecer las penas por desobediencia a la autoridad. Disciplina, orden seguridad. Prepara igualmente una ley de transparencia de todas las administraciones que, en sí misma, es cosa buena pero que incita a la desconfianza dado que el la ejecutoria del PP en este campo no es ejemplar. ¿Hasta qué punto puede el PP imponer criterios cuando los primeros en no aplicar las normas endurecidas o no endurecidas han sido sus gobiernos y él mismo como partido. Los dos códigos éticos aprobados por Aznar y Rajoy eran papel (o bit) mojado antes de ver la luz. Es posible que Cospedal acate y cumpla la ley de transparencia cuando esta sea realidad. Pero, entre tanto, su gobierno no cumple la propia de la Comunidad Autonoma bajo su autoridad.
En la economía. La unidad de ación entre la patronal y ls empresarios es completa. El gobierno es manifiestamente uno de empresarios en mucha mayor medida que uno socialista lo era de los sindicatos. La reforma laboral, la niña bonita de la derecha, se ha hecho de acuerdo con los deseos evidenciados por los empresarios que ya están reclamando más y en concreto una reducción del derecho de huelga de los trabajadores. El gobierno está aplicando el programa involucionista de la patronal como lo recibe al dictado.
En los medios. La batería de los de la derecha es impresionante y ahora se le añaden los de titularidad publica que aún no tenía el PP bajo su control, con lo que se apunta en España una situación de asfixia de la libertad de expresión similar a la de Berlusconi en Italia. Así sucederá cuando el gobierno imponga su criterio en RTVE que ya se presenta como un claro retroceso respecto a lo conseguido en tiempos de Zapatero. La tónica va estar marcada por audiovisuales como Intereconomía e impresos con El Mundo.
En resumen, una involución en todos los terrenos que evidencia a las claras la necesidad de la huelga general del día 29.
(La imagen es una foto de La Moncloa, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 22 de març del 2012

El periodismo fábula

Esto no es ya ni periodismo basura. Es en realidad una fábula. El País informa hoy de que El Mundo trató de sobornar a dos testigos protegidos del 11-M para que se desdijesen de su declaración y así ayudasen a exculpar a Jamal Zougam, el principal condenado, a deslegitimar el juicio y sembrar dudas sobre la imparcialidad del presidente, Gómez Bermúdez.
Por descontado, todo esto supuestamente y pendiente de demostración. Pero no hay duda de que está en la línea que El Mundo adoptó desde el principio en el caso 11-M y en donde ya se produjeron hechos suficientemente alucinantes como el del condenado Trashorras, al que el periódico daba cancha cuando denunciaba ser víctima de un golpe de Estado encubierto tras un grupo de musulmanes. Una fórmula que condensa el mensaje de la derecha a la hora de interpretar el 11-M: los islamistas son una pantalla de una oscura y sórdida conspiración en la que están pringados ETA, el PSOE, sectores de la policía y algún servicio secreto, la antiEspaña, en definitiva. Su finalidad: echar al PP del gobierno mediante eso, un "golpe de Estado". Lo sostiene asimismo Aznar: el atentado trataba de acabar por la tremenda con el gobierno del PP al que no podían ganar las elecciones. Y así llevan once años dando la murga con ocurrencias tan peregrinas que las aventuras de Pimpinela Escarlata, a su lado, parecen la rutina de un regimiento prusiano, hurgando entre la chatarra y vociferando desde los titulares. Lástima que el propio Trashorras se fuera de la lengua y acabara confesando aquello tan famoso de "Mientras 'El Mundo' pague, yo les cuento la Guerra Civil". Es decir, siempre aparece El Mundo pagando a cambio de historias imaginarias, fabulosas. Y no de ahora. Ya en el asunto de los GAL, al parecer hubo pagos a Amedo para que contara una historia y no otra. Aquí se trata de imponer frente a la que el periódico y el resto de los conspiranoicos llaman la versión oficial otra que está oculta, pero acabará viendo la luz como una versión mundial (o sea, de El Mundo).
La pregunta inmediata es: ¿para qué está el periodismo, para informar sobre la realidad o para crearla y, cuando menos, inventársela? Pasa la práctica por ser "periodismo de investigacion", pero no deja de ser periodismo de agitación y bastante malo, en el fondo pésimo porque es una imitación andrajosa del mítico Watergate. En verdad no hay diferencia entre este tipo de prensa y aquel primer Informaciones de la Dictadura del que, cuando los alemanes iban perdiendo la guerra y preguntaban por esta a Hitler, el cabo austriaco decía "no tan bien como dice Informaciones pero vamos tirando".
De ser ciertas las denuncias de las dos testigos rumanas, los tratos que aseguran haber tenido con las gentes de El Mundo son casi un estudio de antropología. ¿A quién se le ha ocurrido que las rumanas valorarían, además de una ayuda con la hipoteca y una mejora en el empleo, una camiseta del Real Madrid? Yo, en lugar de los merengues me cabrearía. ¡Tratan nuestras camisetas como si fueran abalorios! Periodismo de fábula, fábula ramplona y ruin, pero fábula. Recuerda este proceder el del tabloide de Murdoch, el extinto News of the World pues plantea la misma cuestión: ¿vale todo en el periodismo? ¿Se puede hacer periodismo cometiendo delitos? Presionar, sobornar, corromper testigos son delitos, igual que las escuchas ilegales.
Uno está tentado de asimilar estas fábulas a las inocentes leyendas de la inmortalidad del héroe o del supremo villano: Elías volverá, pues no murió; Arturo regresará de Avalon porque tampoco murió; ni el rey Sebastián, ni Hitler, ni Walt Disney. Lo unico que distingue la fábula de la versión mundial del 11-M de estas otras leyendas es que está pensada para hacer daño.
(La imagen es una foto de NetraaMT, bajo licencia de libre documentación GNU).

dimecres, 21 de març del 2012

La realidad y la ficción.

El eterno problema de la creación artística, de la literatura. El arte se mueve siempre en el campo de la ficción y entabla complicadas relaciones con la realidad. Pero la realidad está siempre ahí pues engloba la ficción. La ficción forma parte de la realidad pero no esta de aquella. No son dos opciones iguales entre las que quepa elegir libremente, pues la primera precede a todo. Ante todo está la realidad, lo que las personas son; y luego está la ficción, lo que dicen ser. Ambas cosas no tienen por qué coincidir y nuestra sociedad convive con un grado notable de discoincidencia entre lo que somos y lo que decimos que somos. A veces esa oposición es directa, brutal y entonces interviene la justicia para aclarar qué sea cada cual.

En la sentencia ayer conocida de una de las más de veinte causas de Matas, llama la atención la parte correspondiente al otro encausado, el periodista Antonio Alemany, que cobró indebidamente 600.000 € en varios años de dineros públicos malversados por Matas. A cambio, hacía de negro de este, pues le escribía los discursos y cuando no hacía de negro hacía de panegirista pues publicaba artículos encomiásticos del tal Matas en El Mundo. Es decir, Alemany decía ser periodista pero, en realidad, era un mercenario de la pluma, cosa que ocultaba celosamente pues no creo que sus columnas de El Mundo llevaran advertencia alguna de ser publicidad pagada, como eran.

Habrá quien diga que no solo los periodistas sino todos los que escribimos somos mercenarios de la pluma pues todos buscamos algo: criticar una causa, defenderla, en definitiva, arrimar el ascua a nuestra sardina. Es posible, pero no necesariamente a nuestro bolsillo. Conozco mucha gente a la que iría mejor en la vida si no escribiera y publicara lo que escribe. Y, sin embargo, se busca conflictos por convicción, cosa que Alemany probablemente considera un claro síntoma de enajenación mental. Esa diferencia entre lo que se es, la realidad, y lo que se dice ser, la ficción, es particularmente clamorosa aquí porque no se trata de que se hayan estafado unos caudales públicos sino de la comprobación práctica de la existencia de gente que escribe a sueldo y lo que le ordenan.

La realidad y la ficción juegan una contra otra en la convocatoria de huelga del 29-M. La realidad muestra que esta huelga sufre todo tipo de ataques conservadores que, unidos a las prácticas empresariales, pretenden aniquilarla in nuce. El gobierno la da por descontada y dice que es inútil mientras los empresarios la consideran una locura, tratan de impedirla y, para el futuro, quieren legislar sobre ella con clara mentalidad restrictiva y autoritaria. Las fuerzas conservadoras están en contra de la huelga. Las fuerzas progresistas, en cambio, están a favor. O eso se supone, porque el Congreso ha hecho saber que el día 29-M no solamente no hará huelga sino que tendrá una sesión maratoniana. Es decir hara una huelga de las llamadas a la japonesa en la que los huelguistas trabajan más horas que antes. La ficción (estamos con la huelga general) y la realidad (pero no la seguiremos) muestran una llamativa discordancia, como la del periodista Alemany.

La tímida petición de que se inhabilite el día 29 como día de sesión solo pretende que la autoridad resuelva el problema de si los diputados deben ir o no a la huelga y ahorrar a estos el amargo trance de dar ejemplo a la ciudadanía. Porque proclamar una huelga pero no ir a ella es una acción condenable en cualquier lugar del mundo. Es predicar pero no dar trigo, como dice el refrán. Los diputados de la izquierda están obligados a hacer huelga y hacerla en contra de la voluntad de su "empresa", como le piden a la gente. La idea de que los legisladores, como los demás ciudadanos que desempeñan funciones vitales para la sociedad no pueden hacer huelga es errónea. Todos los trabajadores por cuenta ajena deben tener derecho de huelga. Otra cosa es que lo ejerzan civilizadamente, tratando de mitigar los perjuicios que se ocasionen a terceros. Por eso el debate más encendido siempre es acerca del alcance de los servicios mínimos.

Con esta idea de los servicios mínimos, la izquierda puede proponer al Congreso que deje la Diputación permanente en su lugar. Pero eso es algo que la derecha no admitirá. La izquierda no tiene en tal caso más opción que la huelga. Desde luego, si la izquierda huelga, la derecha podrá sacar adelante en sus términos normativa muy importante, como le Ley de Estabilidad Presupuestaria y cinco decretos-leyes de recortes y ajustes. La cuestión, la realidad es, sin embargo, que, con su aplastante mayoría parlamentaria, la derecha podrá sacar adelante su normativa en todo caso. Siendo esto así la izquierda no tiene excusa para hacer coincidir la realidad con la ficción y encabezar la huelga, como es su deber.

(La imagen es una captura del vídeo publicado por El País.

dissabte, 17 de març del 2012

La lucha es por la televisión.

Los datos del Estudio General de Medios lo dicen claramente: los españoles pasan de media al día 237 minutos delante del televisor, prácticamente cuatro horas, la sexta parte del día. Luego dicen que no tienen tiempo de nada. En el extranjero sucede lo mismo; no se trata de una peculiaridad española. Ni siquiera es peculiar la baja calidad del producto, pues la TV viene a ser igual de mala en todas partes. Ningún otro medio concita tanta atención ni dispone de tanta gente al mismo tiempo. Por eso la codician los políticos, los curas, los empresarios y todos cuantos dependen de la publicidad y la propaganda. La TV es la esfera pública por excelencia antes del ciberespacio. A la llegada de este, se ha adaptado haciéndose digital, pero entrando en un terreno interactivo que ya no garantiza la tranquilidad de antaño, cuando el mensaje era en una sola dirección y los receptores no respondían.
Esa esfera pública de la llamada Política 1.0, esto es, unos hablan y otros escuchan, callan y votan es el genuino de la televisión y el que sigue siendo predominante. Es el ámbito de la verdadera batalla política, el que todos luchan por conquistar porque es a través del cual se justifica el poder. De los infinitos estudios sobre el llamado fenómeno Berlusconi (o de cómo un payaso puede convertirse en primer ministro y corromper un sistema politico) lo generalmente admitido es que no hubiera sido posible si Il cavaliere no controlara la televisión italiana prácticamente al 100%.
En España hay una diferencia notoria entre la izquierda y la derecha respecto a la TV. Zapatero dejó la RTVE en el estadio más cercano que haya alcanzado jamás a la neutralidad, imparcialidad y profesionalidad que se invocan siempre como deseables pero nunca se hace nada por conseguir. No nombró comisarios políticos para dirigirla y no consta que haya habido casos de presiones o manipulaciones desde el poder ni, por supuesto, se han dado sentencias de los tribunales parecidas a la que se ganó Urdaci en tiempos de Aznar. Desde un punto de vista ético la regulación zapaterina es encomiable: desde otro político probablemente sea un desastre.
Actitud inversa es la que adopta la derecha, que trastoca la relación entre ética y política. El PP lleva meses empeñado en la tarea de deslegitimar la labor de la RTVE, por boca de Cospedal sobre todo, pero no solo de ella. Según esto RTVE manipula a favor del PSOE, incluso después de que este haya perdido las elecciones lo que, desde el punto de vista de los ultratertulianos, es algo insólito. Eso es lo que explica que haya denunciado formalmente a RTVE por manipulación por haber emitido unas declaraciones de Rubalcaba en contra del copago.
¿Qué idea tiene la derecha de la neutralidad e imparcialidad de los medios? Se ve de inmediato considerando Telemadrid y Canal Nou, de la Comunidad valenciana. Las dos son sendos ejemplos de cajas de resonancia directa del poder político, más parecidos a órganos de agitación y propaganda que a medios de comunicación. Los telediarios están groseramente sesgados; las tertulias son linchamientos sistemáticos de la oposición y la programación en general está al servicio del poder y es beligerante con quienes lo critican. La derecha no quiere perder el tiempo ni marear la perdiz con pruritos de pluralismo democrático, juego limpio y falta de manipulación. Hay que controlar de modo férreo el medio más poderoso que existe, el que llega a todos los hogares a los que machaca cuatro horas diarias. Y hacerlo sin contemplaciones. Sin dignarse siquiera contestar a las críticas. Cuando se controla los medios de forma absoluta (como Berlusconi en Italia o Aguirre en Madrid) las críticas se contestan solas. Simplemente se niega la evidencia y como nadie más puede hablar, la evidencia queda negada. Por eso la derecha da la batalla en los medios. Por eso la iglesia católica tiene su emisora de radio y las TDTs son todas espacios de agitación contra la izquierda.
La izquierda, animada de un afán de juego limpio democrático (eso que Aguirre se obstina en negar diciendo que se trata de una supuesta superioridad moral de la izquierda que la tiene obsesionada) lleva las de perder, al menos a corto plazo. Es una situación fastidiosa pero no cabe responder sino insistiendo en garantizar el pluralismo y la neutralidad de los medios públicos. Lo que no puede producirse con la izquierda es ese bochornoso espectáculo de que sea condenada, como lo ha sido Canal Sur por la Junta Electoral Central por vulnerar la ley al mostrar a Rajoy en una noticia sobre pederastia. Eso es una canallada, similar a la perpetrada en su día por Telemadrid si no ando equivocado (no me cuento entre quienes miran la TV) al sobreimponer el anagrama de ETA sobre el retrato de Rubalcaba o alguna otra granujería de este tipo. La izquierda no puede proceder de este modo y esto es lo que la diferencia de la derecha, le guste o no a Aguirre, quien se queja del hecho, pero no hace nada por evitarlo. Al contrario, puede poner en la calle a un presentador acusándolo de haber "comprado el discurso ideológico del enemigo".
(La imagen es una foto de My Web Page, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 11 de març del 2012

¿Se puede ser más canalla?

Quizá sí, pero debe de ser muy difícil. Cuando el exfalangista y neofranquista Aznar trató de colgar a ETA el atentado del 11-M con el único fin de ganar las elecciones tres días después, no sólo dio la bajísima medida de su calaña moral (que luego ha corroborado al ir por el extranjero hablando mal de su país) sino que sentó un ejemplo que muchos otros, igual de abyectos han seguido, aunque esta vez no con el fin de ganar las elecciones, sino de vender periódicos.

Si querer ganar elecciones mintiendo descaradamente sobre 200 cadáveres es repulsivo, prolongar durante años la misma patraña, la misma superchería sólo para vender periódicos es todavía peor. Es condición humana que el sufrimiento de unos sirva para el enriquecimiento de otros. Pero no suele darse de un modo tan evidente, directo y claro: alimentando las estupideces de la conspiración del 11-M, El Mundo hace caja.

Lo de menos es aquí que, en el camino, se arrastre por el lodo un proceso judicial que fue modélico y se atuvo a todas las garantías, que se difame y calumnie a las fuerzas de seguridad del Estado y a los jueces que no ceden al matonismo de los conspiranoicos. Lo de más es que, aparte de vender periódicos, la contumacia en la propalación de este bulo sin consistencia alguna revela la condición psicótica de quienes lo alientan. Estos mendas son unos megalómanos con fantasías de omnipotencia infantil que debieran ponerse en manos del psiquiatra en lugar de amenazar con reventar la confianza de los españoles en sus instituciones.