Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Homosexualidad.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Homosexualidad.. Mostrar tots els missatges

divendres, 5 de novembre del 2010

Rajoy tiene razón.

Es verdad, el debate sobre la posibilidad de invertir el orden de los apellidos es secundario en España y la propuesta del Gobierno, "innecesaria". Esa posibilidad está abierta desde la reforma del derecho de filiación in illo tempore. Un servidor luce en primer lugar el apellido materno, cosa que hizo pasando por el registro civil correspondiente y con el beneplácito del juez hace muchos años. Parece que el proyecto actual viene a colmar alguna laguna del tipo de qué sucede cuando los padres no están de acuerdo, pero eso es harto improbable y, en todo caso, tampoco es muy relevante. Por tanto, Mariano Rajoy tiene razón a mi entender al advertir que se trata de una cuestión que "no interesa a los españoles".

Lo que sucede es que eso es lo que dice siempre que se hace algo o se debate algo a lo que luego resulta que se opone con uñas y dientes. Debates "innecesarios", para "distraer la atención de los asuntos urgentes" fueron, si no yerro, la ley de la igualdad, la de la memoria histórica, la de reforma del aborto, la de los matrimonios homosexuales, la reforma del Estatuto de Cataluña, la prohibición de las corridas... todo lo que fastidia o molesta a la derecha (que es todo lo que reforme el orden existente en un sentido progresista, de mayor libertad y mayor igualdad), es innecesario, superfluo, "cortina de humo", secundario. Pero luego esa misma derecha se agita furiosamente en contra de los proyectos (con manifestaciones callejeras de obispos incluidas), como si fueran de la mayor trascendencia.

Lo hace hasta cuando los temas son de verdad menores, como este de los apellidos. Es más, lo que los convierte en mayores es precisamente la empecinada oposición que practica el PP, hasta el punto de que cabe preguntarse quién realmente recurre a las "cortinas de humo", si el Gobierno al plantear un proyecto menor o la derecha al convertirlo en mayor. Porque problemas más graves, acuciantes, urgentes, en efecto, hay varios. Pero no es seguro que Rajoy quiera que se debatan públicamente, razón por la cual quizá la famosa "cortina de humo" -¡vaya nombrecito belicoso!- a quien beneficie sea al PP.

Asunto grave y urgente es la homofobia del PP, tan aguda que lleva a Rajoy a anunciar que modificará la ley de matrimonios homosexuales diga lo que diga el Tribunal Constitucional ante el que la tiene recurrida. Lo que importa a Rajoy este asunto se echa de ver en el gesto que tiene en la foto del reportaje sobre la irrupción de la Drag Queen en el acto de presentación de un libro sobre los liberales. ¿Cómo va a renunciar la derecha a seguir estigmatizando a unos u otros ciudadanos en función de su opción sexual?

Asunto gravísimo es el alcance de la corrupción que afecta al PP de lleno en Madrid y Valencia. Cualquier cosa que sea dejar de explicar porqué no solamente no dimite Camps sino que será candidato en las próximas elecciones autonómicas es una "cortina de humo". Al caso Gurtel se une el caso Brugal que es un Gürtel II con desviaciones y ramificaciones que superan los delitos habituales de cohecho, prevaricación, etc. para expandirse por el código penal, con fraude, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales. Todo ello presunto, por supuesto, pero que toca directa o indirectamente a cargos del PP, muy señaladamente al presidente de la Diputación de Alicante cuya santa esposa lleva un tren de vida que parece un tren de vida de alta velocidad.

Y si de importancia y trascendencia se habla, ¿qué tal si se afronta ya de una vez el imprescindible asunto de cómo buscar, encontrar e identificar a todos los asesinados por el franquismo y enterrados en las cunetas; a todos los niños secuestrados y entregados a familias afectas al Régimen? Porque el hallazgo de la fosa de Valencia con los diecisiete asesinados por los franquistas en circunstancias, parece, de crueldad, ensañamiento y sadismo inimaginables es como un aldabonazo, el enésimo, en la conciencia moral de los españoles. Mientras haya desaparecidos, presumiblemente asesinados y enterrados en fosas comunes, la democracia española será indigna.

Y ¿qué decir del franquismo residual en el PP? ¿No es asunto de gravedad para la convivencia de los españoles? Cómo debe entenderse que la señora Rudí diga que Zapatero tiene la obligación de asistir a la misa del Papa? ¿A qué suena esto? El problema no es que la señora Rudí ignore que el Estado español no es confesional, pues eso puede resolverse si se lee la Constitución. El problema es la falta de respeto de la señora Rudí hacia las creencias o no creencias de los demás, concretamente aquí de Zapatero porque eso ya tiene difícil arreglo dado que sólo se aprende en casa y de joven. Y todavía más, el problema es el cristianismo de la señora Rudí al que parece bien que un no creyente asista a la ceremonia más importante de su liturgia haciendo un simulacro, un paripé, que dicen los castizos. Si yo fuera católico me parecería un sacrilegio pedir y hacer algo así.

Estos son algunos temas importantes para los españoles que el señor Rajoy quiere ocultar mediante la "cortina de humo" de convertir en casus belli el asunto intrascendente del orden de los apellidos.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 4 de juliol del 2009

Día del orgullo gay.

Pues nada, que lo pasen Vds. muy bien en su día. Hay que ver qué vistosas son sus manifestaciones públicas, con tanta gente semidesnuda, tanta referencia a la sexualidad y música y pitorreo. Son Vds. la prueba viviente de cuánto ha avanzado la especie humana, al menos la especie humana que habita en lo que se llama "Occidente". Uno no se plantea siquiera que pueda haber desfiles de esta naturaleza por las calles de Teherán, gane Ahmadinejad o Musaví, ni en El Cairo, ni en Pekín. Tanto es así que cabe definir "Occidente" como aquel lugar del planeta en que mayor libertad sexual hay. Así que, en buena medida, los amantes de la libertad en todos sus registros, tenemos una deuda con estas colectividades de gays, lesbianas, bi y transexuales.

Este año, según se ve en el cartel lo dedican a un asunto incendiario, como todo lo que tocan, que es el de la sexualidad en la adolescencia. Entiendo que quieren acabar con los "armarios" en los centros educativos. Siendo así que la adolescencia es una época de turbulencias, tratar con ella con este criterio equivale a ir pidiendo bronca. Ya me parece escuchar a los sectores bien pensantes de la sociedad diciendo: además de abortar quieren que nuestras menores se hagan lesbianas".

Más específicamente, la parte lésbica de la organización sale pidiendo visibilidad, esto es la condición de "ser visible" porque esta gente ha estado durante siglos, desde siempre, en realidad, sometidos a algo peor que el secuestro al que se pone fin con el derecho de habeas corpus pues en su caso no existían, no tenían ni "cuerpo", pues no podían decir cómo era.

Y en esto de los transexuales se puede ver un margen grande no solo para una restitución de siglos, sino para compartir un mundo con mayores libertades. Porque, la verdad, un cambio de sexo es mucho más radical y de previsibles mayores consecuencias que un cambio de ideología política o, incluso, de religión. Tiene algo de gran aventura en la vida.

En resumen, me parece estupenda la celebración del día del orgullo gay. En lo único en que discrepo es en ese contencioso que ha comenzado ya a emerger con los vecinos de Chueca que se quejan del barullo. Ahí mi ánimo se divide en dos: apoyo el orgullo gay pero detesto a la gente ruidosa que molesta a los demás. Ese empeño que tiene la organización de FEGLT de celebrar sus festivales en la plaza de Chueca no puede mantenerse si ha de ser en contra de la voluntad de los residentes. O el festival baja el tono o los organizadores debieran llevárselo a dónde no moleste.

(La segunda imagen es una foto del blog Fiestas y festivales de España).

dimarts, 23 de desembre del 2008

¿Quién como Dios?

Vuelve SS Benedicto XVI a la carga contra los matrimonios homosexuales e incrementa el calibre de su artillería. En su alocución a la Curia romana que publicaba ayer L'Osservatore romano propone la adopción de una "ecología humana" (supongo que quiere decir un "ecologismo humano") para salvar al hombre de su autodestrucción. Digo yo que hace falta ser Papa para diferenciar un ecologismo humano del ecologismo a secas, como si la destrucción del planeta no fuera ya "autodestrucción" del ser humano. El agente perverso de esta tarea destructiva es el matrimonio homosexual, dado que éste (el matrimonio) no puede ser otra cosa que "el vínculo vitalicio entre el hombre y la mujer como sacramento de la creación".

La toma el Papa con la adopción del concepto de Gender ("género") que cita en inglés, ignoro por qué. El Pontífice piensa que este término implica "la autoemancipación del hombre frente a lo creado y frente al Creador". Tampoco se entiende por qué. Hay mucha gente a la que molesta que, por influencia del feminismo, cada vez se hable más de "género" que de "sexo" pero lo que no veo es que quienes hablan de "género" traten de emanciparse del Creador. Me da la impresión de que el término es una mera excusa y que lo vituperable desde el punto de vista pontifical y lo que, por lo tanto, le interesa, es esa pretensión de emanciparse del Creador. De algún modo tenía que llevar Benedicto XVI el matrimonio homosexual a ese punto crucial en la visión católica de la sublevación contra Dios porque, al fin y al cabo, querer emanciparse de tan próvido Padre equivale a sublevarse contra él. El hombre homosexual es luciferino. Y el Papa Benedicto XVI le lanza el reto del arcángel San Miguel: "¿quién como Dios?".

Los homosexuales, hombres o mujeres, lo tienen muy crudo. Según informa El País prácticamente todos los países excepto el Brasil y Burkina Faso niegan la adopción de niños a parejas monoparentales u homosexuales. No es de extrañar con tanto anatema papal. En esa pretensión de los matrimonios homosexuales el hombre se comporta con la soberbia del doctor Frankenstein o, como lo expresa el Papa: "quiere hacerse a sí mismo y disponer siempre y de modo exclusivo de todo lo que le concierne." Se me alcanza que esto tiene que sonar muy mal a oídos de los muchos homosexuales creyentes que no querrán emanciparse de su Dios y mucho menos ocupar su lugar. Por otro lado, aun suena peor a oídos de quienes, sin ser homosexuales, creemos que el hombre es y debe ser dueño de sus destinos y de todo cuanto le concierne.

(La imagen es una foto de Sospensorio, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 20 de desembre del 2008

El progreso y la reacción.

En el habitual confusionismo lingüístico que la carcunda nacional pretende sembrar no es raro que utilice el término "progre" en sentido despectivo y que trate de usurpar la terminología progresista y de desvirtuarla diciendo que la reacción es el verdadero progresismo y el progreso una añagaza rancia de la izquierda. Es el discurso habitual para cretinos de nuevas generaciones de la señora Aguirre. Se hace necesario así de vez en cuando demostrar claramente en dónde están las líneas y en dónde está cada cual. Veámoslo:

Progresista es el proyecto de resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas presentado por Francia y los Países Bajos y firmado por sesenta y seis países de un total de 190 que, además, es un texto muy moderado. Se limita a pedir al Consejo que, en atención a los artículos 1, 2, 3 y 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el artículo 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Decisión del propio Consejo en el caso Toonen v. Australia de cuatro de abril de 1994 inste a la abolición universal del llamado "delito de homosexualidad" y de todas las "leyes contra la sodomía" y de las leyes contra los llamados "actos contra la naturaleza" en todos los países en los que existan. Nada más. Eso es lo progresista: que cada cual pueda realizar la opción sexual que elija sin que el Estado, la Iglesia o quien diablos sea venga a inmiscuirse en sus decisiones privadas y en con quién se va a la cama. Para que lo entienda la manga de reaccionarios seudoliberales que pasa el día hablando de que el Estado no intervenga: que el Estado ni nadie intervenga en la libre sexualidad.

¿Y qué es lo reaccionario? Simplemente, oponerse a lo anterior. Oponerse como ha hecho Siria que apadrina un escrito firmado por otros sesenta países la mayoría de ellos de la Conferencia Islámica Internacional que rechaza dicha despenalización y que, en el colmo de la demagogia y la corrupción moral equiparaba la homosexualidad con la pedofilia, aunque la versión definitiva del documento suprime esta equiparación. Porque estaría bueno, ¿verdad? ahora que está bien claro que la pedofilia es sobre todo un comportamiento propio de los varones heterosexuales al que se dedica con particular celo parte del clero católico.

¿Más reaccionarios, aparte de los islamistas? Por supuesto, los primos hermanos del Vaticano. L'Osservatore romano de hoy incluye la jesuítica intervención de su representante en la ONU aceptando despenalizar la homosexualidad pero oponiéndose a ella al mismo tiempo, así como una aclaración en la que, entre otras mentiras, dice que el proyecto de Francia y los Países Bajos abre la vía al reconocimiento de los matrimonios homosexuales y a su derecho de adopción. Mentira porque, aunque los patrocinadores, probablemente, son partidarios de los matrimonios homosexuales y de su derecho de adopción, al igual que Palinuro, el proyecto no dice ni una palabra de esto sino que se limita a pedir la despenalización universal de la homosexualidad.

Pero lo verdaderamente divertido y lo que demuestra la mala fe de la carcunda es que el mismo diario vaticano ataque el proyecto de resolución porque dice que va en contra de... ¡la libertad de religión! dado que obstaculizaría el derecho de las religiones a transmitir su enseñanza de que, "aunque el libre comportamiento homosexual de los fieles no sea penalizable no lo consideran moralmente aceptable."

¿Se apuestan Vds. algo a que hoy o mañana sale la carcunda nacional-católica española, con la señora Aguirre, la ultraliberal, a la cabeza haciendo causa común con el Vaticano y la Conferencia Islámica Internacional? Y hasta es posible que el señor Rajoy diga que ese proyecto es un intento del señor Rodríguez Zapatero de desviar la atención de los problemas que verdaderamente interesan a los españoles, que es lo que dice este balbuciente Demóstenes cuando, como suele suceder, no sabe qué decir.

(La imagen es una foto de philippe leroyer, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 31 d’octubre del 2008

Carta abierta de una lesbiana a la Reina Sofía.

Todavía estoy riéndome a mandíbula batiente de la sarta de necedades de marujona que, según El País ha soltado la Reina a la periodista Pilar Urbano. No es difícil imaginar a la pareja de cacatúas chismosas mano a mano horrorizándose de hasta dónde vamos a llegar con la perversión y licencia de costumbres actuales mientras beben té encorvando el meñique y comen pastas con melindres de gazmoñas añosas. Ya lo decía el asesino Francisco Franco, figura admirada por ambas, sobre todo por doña Sofía que tantas veces fue con él del ganchete a los chundaratas de aquella Dictadura de delincuentes cuya continuidad ostenta su marido: que no había que confundir la libertad con el libertinaje. Y es que hoy se confunde todo. Bien está que se casen los homosexuales (puesto que ya no lo pueden impedir), pero que no le llamen "matrimonio" a su casorio. Se está perdiendo la honradez y la decencia. Hasta su hija anda divorciándose como si fuera una cupletista de ese apolíneo galán que escogió por marido y su hijo unido en lamentable coyunda con una divorciada. Los cimientos morales se hunden.

¿Y qué decir del aborto? He aquí un derecho de las mujeres reconocido por la ley en vigor al que la Reina se opone frontalmente. Pues nada, hombre, que hagan a esta señora mascota de Fuerza Nueva y, en su defecto, del PP que también está a la última en materia de respeto a derechos reconocidos por la ley. No se dirá que no es original tener una Reina que está en contra de la ley vigente.

¿Y del creacionismo? A los niños hay que enseñarles no lo que diga la ciencia sino las patrañas y las leyendas de las que vive un sujeto como Rouco Varela y en las que esta señora cree a pie juntillas, haciendo escaso honor a su nombre.

Iba yo a seguir desgranando aquí mis cavilaciones sobre la egregia metedura de patoncio de doña Sofía cuando recibí un e-mail de mi amiga Dulceflor que es una lesbiana muy activa y presidenta de una asociación de gays, lesbianas y transexuales de mi pueblo indignada contra la esposa del Rey y preguntándome si Palinuro le cedería su espacio para publicar una carta abierta a doña Sofía de Grecia. Le dije que Palinuro será siempre partidario de dar voz a quienes no la tienen y que mandara la carta cuando quisiera. Aquí está, íntegra y sin aditamentos:


CARTA DE DULCEFLOR A DOÑA SOFÍA

Señora de Borbón: se atreve Vd. a negarnos el derecho a llamar a nuestras uniones como nos parezca y en concreto a emplear la palabra "matrimonio" para ellas. ¿Qué pasa? ¿Es Vd. la dueña de las palabras? Las palabras son reflejo de las ideas y, si no podemos llamar a las cosas con las palabras que queramos es porque tampoco estamos autorizadas a pensarlas como queramos. ¿También es Vd. la dueña de los pensamientos ajenos? ¿Hay que pedirle permiso para pensar? ¿En dónde se ha creído Vd. que está y que estamos? ¿En qué tiempo piensa que vivimos? ¿Son sus pensamientos mejores que los nuestros? ¿Lo son sus palabras? ¿Lo es su "matrimonio"? Vd., Señora, no piensa ni ha pensado jamás; no sabe qué es eso. A Vd. se lo ha dado todo pensado una caterva de cantamañanas repleta de curas, tiralevitas y aduladores como lo eran Vd. y su señor marido cuando tenían que arrastrarse a los pies de Franco para que éste los dejara reinar a su muerte.

Presume Vd. de sensibilidad artística por el hecho de pasear por los museos y asistir a conciertos cuando tiene Vd. tanta de esa como un pollino y quizá menos. Porque ¿qué sensibilidad puede tener quien niega a los demás sus derechos, incluido el muy elemental de llamarse como deseen? Por su boca hablan la ignorancia, la petulancia y el desprecio de siempre de los parásitos aristócratas hacia la gente sencilla. Vd. y la otra sinsorga que la ha entrevistado dan la medida de la abyecta supeditación de las mujeres indignas en una cultura patriarcal regida por los mandatos de esos enemigos de la especie humana que son los curas.

Dice Vd. que si todos los heterosexuales salieran de manifestación lo ocuparían todo o algo así de bobo. Pero si Vd. no es nada, Señora; a Vd. la han hecho con un molde de simpleza y la prueba es que ni para poner ejemplos vale. ¿Para qué van a salir de manifa los heteros si el mundo es suyo, si son ellos los que han hecho las leyes, las instituciones, las palabras? ¿Contra qué se iban a manifestar? Ni Vd. misma lo sabe porque no tiene ni idea de lo que pasa en el mundo, en la sociedad, en la vida en que los demás bregamos. En el fondo, lo que Vd. quiere decir, pero lo ignora (o eso espero por su bien) es si los heteros salieran a la calle a masacrar a los homosexuales, que es lo que les va siempre a quienes andan por ahí dando órdenes y diciendo a los demás cómo tienen que vivir sus vidas, qué palabras pueden utilizar y qué deben hacer. Pero como por ahora no están las cosas para que Vd. y los que son como Vd. enseñen su verdadero rostro, tiene Vd. que lloriquearle sus frustraciones a otra pobre de espíritu, tan estrecha de criterio y corta de talla moral como su entrevistadora.

Dice Vd. asimismo que no entiende el orgullo gay. Claro, Vd. no entiende nada que no sea vulgar, chato anodino, nada que sea transgresor, rebelde, único. Es Vd. reina, sí, pero tiene alma de botijo manoseado, de bota de vino mugrienta, de horizonte pequeño y bastante ruin. Lea Vd. algún libro de vez en cuando mujer, a ver si se le despejan las ideas

¿Pensará Vd. que tiene Vd. altura moral para decir a los demás cómo deben comportarse? ¿No está Vd. casada con un perjuro? ¿No juró su marido fidelidad a los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional que luego traicionó en cuanto pudo? Y Vd. misma, ¿no cambió de rito y liturgia religiosa por conveniencias mundanas? ¿No renunció Vd. al rito ortodoxo por el católico? Nosotros, los homosexuales, trans y bisexuales no faltamos a nuestros juramentos ni negamos nuestra religión, cuando la tenemos, por intereses mundanos así que puestos a saber quién tiene más integridad y más dignidad moral, el asunto no me parece difícil de averiguar.

Entre tanto, Señora, reciba Vd. el testimonio de mi más absoluta desconsideración.


Hasta aquí la carta de mi amiga Dulceflor que no tiene desperdicio y pone a cada cual en su sitio. Por mi parte añadiré tan solo que la nota hecha pública por la Casa Real no resuelve nada y demuestra que ese ente llamado "Casa Real" está compuesto por personas tan ignaras, soberbias y despreciativas hacia el común de los mortales como los titulares a los que representan. Vd. se sienta a hablar con una periodista que le dice que va a publicar un libro con lo que se hable en la entrevista ¿y sostiene Vd. que estaba Vd. en un "ámbito privado"? ¿No es evidente que quienes así razonan piensan que las gentes somos estúpidas dispuestas a creer que una cosa es verdad simplemente porque la diga el Rey y aunque contradiga las normas elementales del sentido común?

Vayamos un poco más allá: esta nota no es suficiente porque lo que tiene que hacer la señora del Borbón es pedir disculpas públicamente por su estúpida falta de sensibilidad para con unos ciudadanos. Porque éstas no son opiniones de doña Sofía, que no es nadie, sino de la Reina de España. Es más, esta señora no es Reina por ser Sofía sino que, al revés, es Sofía porque es Reina. Ella personalmente no pinta nada y sus opiniones no le interesan a nadie. Como Reina quizá sí. Pero precisamente como Reina no puede hablar sobre asuntos que dividen a la opinión pública y mucho menos sobre los que están sub iudice porque, como es evidente, se dé ella cuenta o no, es una interferencia de la consorte del Rey en los asuntos políticos, una extralimitación de funciones, un abuso.

Lo que tiene que hacer la Reina es callarse y no infligir a sus súbditos ese conjunto de vaciedades, convencionalismos y meras barbaridades reaccionarias que le bullen en la cabeza o lo que funja como tal.

(La segunda imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons, la tercera, la portada del diario Público de hoy).

divendres, 3 d’octubre del 2008

El fundamento moral de la comunidad (II).

Vamos con la segunda entrega de la reseña del interesante libro de Sandel (Filosofía pública. Ensayos sobre moral y política, Barcelona, Marbot ediciones, 2008, 366 págs), la que se refiere al modo en que la jurisprudencia constitucional del Tribunal Supremo (TS) estadounidense ha tratado dos cuestiones morales que son decisivas en el debate con el liberalismo "basado en los derechos", el aborto y la homosexualidad. Me parece asimismo la parte más brillante de la obra en la que el autor toma la decisión que autoriza el aborto en la famosa sentencia de Roe v. Wade (1972) como punto de referencia para la jurisprudencia sobre la homosexualidad. De ahí que, aunque afirme que tratará ambas cuestiones, la reflexión versa casi exclusivamente sobre la homosexualidad.

Afirma Sandel de entrada que hay dos modos de condenar tanto el aborto como la homosexualidad, el que él llama "ingenuo", consistente en afirmar sin más que ambas prácticas son moralmente malas y el "sofisticado", según el cual la decisión sobre si autorizarlas o no debe reservarse a la de la mayoría sin pronunciamiento alguno previo sobre su bondad o maldad (p. 171).

El arranque del tratamiento aparece en el caso Griswold v. Connecticut (1965) en el que el TS anulaba una ley de Connecticut que prohibía el uso de preservativos argumentando que violaba el derecho a la intimidad del demandante y negando el del Estado a inmiscuirse en ella. Es decir empleaba la vía "sofisticada" en lugar de la ingenua y no se pronunciaba sobre la cuestión de fondo. Posteriormente en un caso parecido (Eisenstadt v. Daird, 1972), el TS anulaba otra ley estatal que no prohibía el uso de preservativos pero sí su distribución y daba un paso muy significativo en el entendimiento de la intimidad puesto que afirmaba el derecho de los particulares a tomar las decisiones que quisieran en el ámbito de su privacidad; es decir había un comienzo de una valoración moral positiva de la intimidad lo que, a juicio de Sandel abría ya el camino a Roe v. Wade (1972) (p. 180). En el mismo sentido había ido otra sentencia en el caso Stanley v. Georgia (1969) que afirmaba el derecho de los ciudadanos a tener materiales obscenos en la privacidad de sus hogares. Se deducía de todo ello que para el TS la intimidad está protegida por el principio de autonomía (p. 187)

Sin embargo cuando se volvió a plantear en este contexto el problema de la homosexualidad o sodomía el TS adoptó una actitud más estricta y en Bowers v. Hardwick (1986) afirmó que aquel principio de autonomía que cubría la intimidad afectaba a la pornografía, el uso y/o distribución de preservativos o el aborto, pero que nada se había dicho de la sodomía, que continuaba siendo un comportamiento vituperable y delictivo. Bowers v. Hardwick contó con un interesante voto particular discrepante del juez Blackmun que argumentaba que pues el derecho de intimidad en las relaciones sexuales protegía la libertad del individuo para elegir la forma que quisiera darles, ese derecho tenía que amparar también las relaciones homosexuales. (p. 184)

Hasta aquí llegaba la construcción jurisprudencial del TS del derecho a la intimidad, argumentada en función del principio de autonomía enarbolado por el liberalismo "basado en derechos" que a nuestro autor le parece criticable por dos razones: 1ª) porque no está claro que se vaya a alcanzar siempre un acuerdo suficiente para la autonomía y siempre ha de haber algún tipo de acuerdo y, sobre todo, 2ª) porque la calidad del respeto que garantiza a ese derecho que dice proteger es muy baja. Asegura Sandel, con mucha razón: "el intento de dejar al margen las cuestiones morales topa con sus propias dificultades, unas dificultades que dan la razón a la visión "ingenua", según la cual la justicia o la injusticia de las leyes contra el aborto y la conducta homosexual tiene algo que ver finalmente con la moralidad o la inmoralidad de las prácticas en cuestión (p. 195)

Por si lo anterior parece algo abstracto, Sandel da cuenta de cómo Bowers v. Hardwick fue revocada por la decisión Lawrence v. Texas (2003) que anulaba una ley del Estado de Texas que penalizaba lo que llamaba "relaciones sexuales desviadas" (p. 196) afirmando a las claras, no ya el derecho de cada cual a hacer de su capa un sayo en el seno de su intimidad, sino la legitimidad moral de la homosexualidad (p. 197), esto es, el hecho de que los bienes morales que se procuran (y hay que proteger) con las relaciones heterosexuales son los mismos que los que se procuran con las homosexuales. Por eso concluye triunfantemente Sandel que: "...ni la tolerancia liberal ni la sumisión al principio de la mayoría pueden evitar la necesidad de la argumentación moral sustantiva" (p. 198) que, además de coronar el debate sintetiza admirablemente el punto principal de contradicción que el autor tiene con los liberales estilo Rawls.

Queda para mañana ver sí en el terreno más estrictamente filosófico-político Sandel se impone tan bien como en el filosófico-jurídico.

dijous, 14 d’agost del 2008

La izquierda y los derechos.

Ya está en la calle el número de verano de la revista Trasversales que viene dedicada a los derechos, los de los inmigrantes y los de las mujeres y las minorías de una u otra orientación sexual. Francamente oportuno.

El artículo que más me ha interesado esta vez es el de Luis M. Sáez quien, bajo el título de ¿Quién ganó las elecciones del 9 de marzo? dice, y estoy de acuerdo, que la segunda legislatura del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero se ha escorado tanto a la derecha que parece estar rivalizando con el PP, como se prueba por el frenazo a las reformas en materia de aborto, eutanasia o reforma religiosa. Por no hablar del vergonzoso palmarés en el Parlamento Europeo. y del feísimo asunto Taguas. Sáez dice que si no hay rectificación en la "directiva de la vergüenza" ni él ni otros cientos de miles de ciudadanos votarán al PSOE en las elecciones europeas del año que viene. No sé si serán tantos pero sí sé que eso también lo he dicho yo, con lo que ya somos dos que no votaremos al PSOE si no hay rectificación que no la habrá porque han decidido que los españoles y los latinoamericanos somos idiotas y se nos puede vender cualquier moto. ¿O no se ha visto a la vicepresidenta del Gobierno diciendo en el Nuevo Mundo que la directiva no se aplicará nunca en España? Eso quiere decir que piensan gobernar eternamente y que, además, valoran la bondad de una norma por el hecho de que no se aplique, lo que es pintoresco.

En el capítulo de derechos de mujeres y minorías, Manuela Cárdaba et al., (Nosotras decidimos) abogan por una ley de plazos y por sacar del todo el aborto del código penal; yo también pero díganselo al Gobierno que hasta hace poco sostenía que no hay "demanda social". Sonia Tridente (Custodia compartida...desde el nacimiento) aborda una cuestión de interés: eso de que muchos padres pidan la custodia compartida durante el divorcio y consideren una discriminación que los jueces la otorguen mayoritariamente a las mujeres. Si el cuidado de los hijos fuera compartido desde el nacimiento, dice la autora, eso no se produciría. Por último me ha parecido muy brillante un artículo de Beatriz Gimeno titulado El armario como coartada. El caso de las lesbianas. Brillante y muy cierto. Su argumento es que así como los gays han salido del armario (esto es, han conseguido invertir la pseudotolerancia liberal que permitía la homosexualidad siempre que fuera asunto privado, íntimo, secreto) a la luz pública, las lesbianas siguen encerradas en él, invisibilizadas y con la complicidad de ellas mismas, esto es, de aquellas lesbianas que,temerosas de la reacción social encuentran más cómodo "armarizarse" que romper el tabú de lo privado y conquistar su derecho a parecer lo que son. Es también un artículo valiente porque señala como cómplices de la situación a las feministas lesbianas que siguen en el armario.

En lo tocante a la inmigración hay un artículo de Esteban Ibarra (Las mentiras de la xenofobia) que señala cinco prejuicios de esos que sirven para atizar las pasiones en contra de los inmigrantes. Son muy conocidos pero está bien que los sistematice y demuestre que son falsos: a) sufrimos una invasión de inmigrantes; b) perdemos nuestros puestos de trabajo; c) consumen nuestra seguridad social; d) no quieren integrarse en nuestra cultura; d) son delincuentes. Que sean mentiras quiere decir que son falsos pero no con el mismo orden de falsedad; por ejemplo: no es verdad que consuman más servicios sociales que los nativos pero si no quieren integrarse en nuestra cultura eso no es verdad ni mentira; simplemente tienen el derecho a no hacerlo. Sobre inmigración versa también un largo y académico ensayo de Sandro Mezzada (Capitalismo, migraciones y luchas sociales) en el que se postula el principio de la autonomía de las migraciones, se repasan las teorías clásicas de la integración y se afirma que la integración contemporánea se hace a través de la clandestinización. Tiene una interesante reflexión sobre el valor de las aportaciones comunitaristas (de Martin Walzer) a la cuestión migratoria así como un juicio perspicaz sobre la perspectiva de género en las migraciones. El principal problema que plantean éstas es que ponen en tela de juicio las teorías recibidas de la democracia.

Fuera de programación, como si dijéramos, hay dos artículos más. Uno de Alain Lipiertz, eurodiputado verde francés, sobre La catástrofe irlandesa en el que, si lo he entendido bien, pone a bajar de un burro a los irlandeses por carcundas y manipulados por lo más reaccionario de la iglesia (cuestión del aborto), se escandaliza (literal) de que el 53% del 45% del 1% de los votantes europeos (o sea, 840.000) fastidien a quinientos millones, habla maravillas del Tratado de Lisboa y por último sugiere que los irlandeses vayan a hacer compañía a los noruegos mientras el resto de Europa sigue adelante con el proceso. La pieza me parece un exabrupto y una pasada que sólo demuestra lo cierto del viejo dicho según el cual "hay más parecido entre dos parlamentarios uno de los cuales es un revolucionario que entre dos revolucionarios uno de los cuales es un parlamentario." Este europarlamentario verde me parece un poco verde en otro sentido del color y un mucho gris.

Juan M. Roca escribe un artículo sobre el 68 que quiere hacer justicia al movimiento sesentayochero en los EEUU (El largo 68 norteamericano), más o menos diciendo que los franceses se llevaron las candilejas en el mayo del 68 pero que el trabajo de fondo lo hicieron los yankies a lo largo de todo el decenio. No veo que se puedan contraponer ambos términos, pues son muy disímiles. A lo largo del decenio lo hicimos todos: estadounidenses, alemanes, japoneses, españoles incluso (milagroso fue en las condiciones de la dictadura), franceses, ingleses, italianos , etc; pero el estallido que sintetizó lo que Hegel hubiera llamado la "manifestación del espíritu" tuvo lugar en Francia; y no en Francia, sino en París; y no en París, sino en el Quartier Latin. Y eso ya no hay quien lo mueva.

El número se complementa con unos poemas de Raimon cuyo valor es sobre todo sentimental y una magnífica crónica de Lois Valsa sobre Photoespaña 08 en algunas de sus diversas manifestaciones.

(Las imágenes son el anverso y el reverso de la revista Trasversales.

dissabte, 5 de juliol del 2008

Orgullo lésbico.

La festividad del orgullo gay que ha tenido despendolada este año a Chuecatown culminará en el día de hoy con una marcha del orgullo lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero y travesti. El recorrido de la manifa, que irá desde la plaza de la Independencia hasta la Plaza de España, pasando por Alcalá, Cibeles y Gran Vía demuestra que el movimiento gay ha adquirido respetabilidad burguesa: su itinerario es como el de CCOO o la UGT, dos instituciones puntales del capitalismo tardío en España, un Estado capitalista de segunda línea.

Me encantan esos festivales del orgullo gay y las manifas de todos, los gay, los travestís etc bajo los animados colores del arco iris, pues el movimiento tiene una bandera, algo esencial para llevar adelante la ceremonia pero prescindible en todos los demás movimientos de la sociedad civil. No me sumo a ellos por mis complejos, porque no veo a un oscuro profesor universitario de ya avanzada edad con una diadema de plumas en la cabeza, los labios pintados de bermellón incendiario enfundado en una camisa con espumillón rosa, calzas abullonadas y borceguíes de terciopelo y que además es honrado padre de familia y está en su primer día de casado por lo heterosexual, pero me gusta verlos pasar con sus números, sus músicas y sus bailongos más o menos provocativos y villanos. Me parecen muy bien.

Nos queda mucho por hacer. En el caso de la homosexualidad masculina o femenina se ha avanzado mucho, pero es siempre en el ámbito público, caracterizado por una gran hipocresía e ideolatría; perdón por el neologismo. Es un caso en el que se ve que las leyes en España van por delante de la evolución de las costumbres. Es necesario que las visiones homófobas, propias de la sociedad patriarcal vayan siendo arrinconadas y sustituidas por una visión de España que transcurra en una imagen de convivencia pacífica entre la pluralidad de opciones en lo genério, político, económico o de lo que sea.

Por todo eso me parece también de perlas que la ministra Bibiana Aído encabece la manifa y se ponga una vez más al alcance de los bramidos de la derecha más cavernaria. Ya lo de "miembra" fue un toque sabiamente tañido. ¡Hay que ver la cantidad de sinsentidos que se dijo por entonces! Se veía a los gacetilleros soltando espuma por la boca mientras aporreaban los teclados de los ordenatas: "estupidez", "incultura", "señorita", etc. Esta Bibiana puede causar un destrozo allí donde fuere. Hace bien. Ya era hora.

(La imagen es una foto de Philippe Leroyer, bajo licencia de Creative Commons).