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dimarts, 23 de juny del 2009

El discurso de Sarkozy.

El discurso de Sarkozy en Versalles ante el Congreso justifica en buena medida la pompa y el boato de que lo ha rodeado el presidente que, superando en esto a su modelo DeGaulle, se preparó un escenario real, en Versalles. Habiendo derogado la vieja norma republicana de que el Jefe del Estado no pudiera dirigirse personalmente a la Asamblea Nacional, M. Sarkozy reunió a las dos cámaras en el Congreso Nacional y les espetó un discurso de tres cuartos de hora sin esperarse luego a escuchar sus comentarios. Algo parecido hacía Franco cuando reunía las Cortes Generales: iba, hablaba y se largaba. Como el señor Sarkozy aunque en cutre.

Lo interesante de este discurso, sin embargo, aparte del cesarismo que respira la mise en scène, es, cosa rara, el contenido. Porque ha sido un discurso importante, con enjundia, digno de ser escuchado y de pensar sobre él. Vaya por delante que el señor Sarkozy suena en sus primeros compases igualito que el señor Zapatero: también él quiere cambiar el modelo productivo; también quiere ocuparse de los más desfavorecidos, como Zapatero de los que no reciben subsidio; también apunta a nuevos sectores de actividad económica que permitan salir de la crisis e igualmente tiene un discurso moralizante sobre ésta que ha sido posible gracias a la codicia de los seres humanos.

También es muy zapateriano el procedimiento: la intervención masiva del Estado, con incremento del gasto público a mansalva y recurso al déficit. Por cierto, lo mismo que se hace en los Estados Unidos, en Inglaterra, en Alemania... por doquier; no se hable de la China. Está clarísimo que la receta neoliberal del abstencionismo estatal ha fracasado estrepitosamente. De hecho, sólo queda el señor Aznar diciendo que hay que reducir el gasto público y poner al Estado en su sitio, que es ninguno.

Sarkozy ha abordado otros temas de cierto interés, como el del burka. No habrá burkas en las escuelas porque Francia es un país laico. Además, el burka no es un signo religioso sino un símbolo de subordinación de la mujer. Más claro, agua. Este M. Sarkozy es un hombre desconcertante: ha dado un giro de 180º en su programa electoral neoliberal de desmantelamiento del Estado del bienestar. Ahora todo se hace a través del Estado. Entre otras cosas, M. le President ha explicado a sus señorías que hay dos tipos de déficit: el malo y el bueno. El malo es el producido por la burocracia y los gastos de mantenimiento mientras que el bueno, el suyo, es producido por las inversiones productivas en los tiempos en que aun no son rentables; porque tanto él como el señor Zapatero ven la salida de la crisis para el año que viene. Es curioso estos franceses: nos copian y, al final, somos nosotros quienes tenemos que aprender de ellos.

(La imagen es una foto de azrainman, un arreglo del famoso cuadro de David, Napoleon cruzando los Alpes bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 29 d’abril del 2009

El nuevo pacto de familia.

Como ya sabían los cultivadores de aquella sospechosa disciplina llamada Geopolítica, la geografía es destino. La situación de España en el extremo suroeste de Europa hace que el país dependa por entero de Francia para sus comunicaciones terrestres con el continente. Francia tiene la llave del acceso de España a Europa, igual que España tiene las del acceso de Portugal, y esa situación ha marcado el destino del país dado que Francia no ha mostrado nunca interés especial por facilitar aquel acceso. Pregunten Vds. por túnel de Canfranc y se harán una idea aproximada.

La situación sigue siendo más o menos la misma. En estas reuniones de mandatarios con consortes en pleno lujo y boato que probablemente hacen las delicias de las televisiones y a mí se me antojan lamentables, ya lo he dicho, en un país con cuatro millones de parados, según parece, el Rey ha presionado al señor Sarkozy para que agilice los proyectos de comunicaciones de España con Francia y, a través de Francia, con el resto de Europa. En su comparecencia ante las Cortes Generales y en la rueda de prensa que ha dado con el presidente del Gobierno español el mandatario francés se ha comprometido a hacerlo. Son tan amargas las experiencias de los españoles con los franceses que basta con que estos se muestren accesibles, aunque sea con esa actitud condescendiente del señor Sarkozy para que a aquellos se sientan en el séptimo cielo. La prensa se hace lenguas de la visita de Estado y de las excelentes relaciones de España con Francia, supongo que con el sordo cabreo del PP. Casi parece que estuviéramos viviendo una reedición de los desafortunados pactos de familia del siglo XVIII. Ojala no nos pase nada. Para halagar aux petits espagnols, Sarkozy dice que la prensa francesa habla del eje Madrid-París-Londres. No dice que lo haya; dice que la prensa lo dice. Ya veremos qué sucede si al señor Rodríguez Zapatero se le ocurre dar por supuesto que el eje existe.

Sólo he visto un eje en Europa que fuera beneficioso para España y funcionara: el hispano-alemán. Espero que deslumbrados por el gran vendedor Mr. Sarkozy y su bellísima esposa los españoles no olviden que su aliado en Europa es Alemania, de quien los otros dos no acabarán nunca de fiarse.

Y eso porque hablamos de los españoles socialistas, que oscilan entre los alemanes, los británicos y los franceses. Si consideramos a los conservadores del PP la cosa se complica porque estos no entienden nada de ejes en Europa y se echan siempre que pueden en brazos de los Estados Unidos, el último país que ganó una guerra a España.

Los términos en que se expresó en la conferencia de prensa el señor Sarkozy me parecieron condescendientes, lo que los ingleses llaman patronising y hago votos porque, con todo, España se beneficie de esta visita y ello en un clima de buenas relaciones entre iguales. Nada de Pacto de familia. Para nosotros es muy importante. Piénsese que uno de los aspectos más claramente geopolíticos es el hecho de que el territorio francés haya sido durante muchos, demasiados, años santuario de terroristas y asesinos etarras. Sarkozy ha formulado un principio bello en sí mismo y con bastante elegancia al decir que Francia, lugar de origen de los derechos humanos (que lo sepa el anfitrión) se deshonraría si diera cobijo a terroristas que atentan contra el derecho humano básico, el de la vida. En el aire queda siempre flotando la cuestión de que hubo un tiempo en que ese cobijo honraba a Francia que no acogía y protegía a terroristas sino a demócratas y luchadores contra la dictadura asesina franquista.

Por cierto, échese una ojeada a la imagen de la derecha: ¿qué pinta ahí esa señora o señor de pelo cano? ¿Es la traductora? El presidente del Gobierno de España ¿tampoco habla francés? Esto es algo inaudito. Propongo que el Parlamento tome una decisión en los términos que estime oportuno que obligue a quien quiera ser investido presidente del Gobierno de España a que hable cuando menos dos lenguas vivas europeas así como una de las que se hablan en España.

(La primera imagen es una foto de 20 Minutos; la segunda, una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons), ambas bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 29 d’agost del 2008

Problemas de hoy.

El último número de Sistema (Fundación Sistema, nº 205, julio de 2008, Madrid, 143 págs.) aborda algunas de las cuestiones más importantes de nuestro tiempo como la globalización, el cambio climático y la sociedad de la información desde perspectivas distintas y con un nivel razonable de rigor y documentación. El primer trabajo, de Josep Borrell, ¿Hay otras alternativas a la globalización liberal? tiene un arranque prometedor al sostener que la "globalización no es un proceso ideológicamente neutro sino el resultado de una forma de entender las relaciones sociales y económicas" (p. 3) y al enumerar las críticas que pueden hacerse a la globalización liberal: a) no hay tal globalización sino una integración regional; b) es dudoso que se haya reducido la pobreza; c) hay un aumento significativo de la desigualdad en todos los niveles (entre regiones, entre países y dentro de los países mismos); d) hay señales de que aumenta la economía informal y el tráfico de personas; e) no se están tomando suficientes medidas para atajar el cambio climático (pp. 4/5). Tras este acertado diagnóstico Borrell sostiene que la izquierda tiene que buscar sus propuestas propias cuenta habida de que las "terceras vías" no han sido más que adaptaciones al modelo neoliberal dominante (p. 11). Por desgracia ya no está tan claro qué es lo que el autor propone en concreto para dar satisfacción a esa necesidad. Afirma que hay que tender a una cohesión social a nivel mundial pero no cómo pueda lograrse fuera de partir de la Agenda del Trabajo Decente propuesta por la Organización Internacional del Trabajo y que tiene ya sus añitos pues es de 2000. Del mismo modo cabe suscribir que sea necesario regular y hacer más transparente la liberalización financiera así como conseguir que la liberalización del comercio internacional lleve a un comercio más justo. El problema es cómo.

Rafael Caparrós Valderrama, en La esterilidad de la 'soft-governance' neoliberal en las políticas económica y de I+D+i europeo-comunitarias parte de que Europa presenta un retraso de veinte años en relación con los EEUU y el Japón en innovación tecnológica (p. 20). Sostiene que la globalización neoliberal (o "el golpe de Estado neoliberal", como la llama Bauman) en los términos en que la defienden sus partidarios (por ejemplo Guillermo de la Dehesa) no es satisfactoria y que en cambio las políticas socialdemócratas clásicas siguen siendo válidas como sostienen entre otros Gough, Turner, Navarro o Castells (p. 29), igual que es válido el "principio de la diferencia" de Rawls. Si no se avanza en ese sentido en la Unión Europea se debe, a su juicio, a la sistemática negativa de los Estados miembros de aumentar la integración política del continente (p. 31). Únicamente una mayor integración política (que es altamente problemática a mi modesto entender) permitirá una política más dinámica de I+D+i en el continente (p.45). En el caso específico de España que el autor considera singularizadamente cree que, aunque ha habido avances notables con la más reciente normativa, en especial la creación de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios en 2006 (p. 48), todavía queda mucho por hacer. Uno de los puntos que propone es difundir la práctica de lo que Román del Río llama zaraísmo (del éxito de la empresa Zara) (p. 47) que en lo esencial consiste en adaptarse al concepto de Castells de la "sociedad red" y operar en consecuencia (p. 52). Se me ocurre que estas recomendaciones son una prueba más de la dificultad intrínseca de pensar los problemas de políticas públicas (o cualesquiera otros) en términos comunitarios ya que se hacen siempre en la escala nacional.

Eguzki Urteaga publica un interesante trabajo sobre Los electorados políticos en Francia que es una especie de balance de la situación del mapa electoral francés desde las ultimas elecciones presidenciales de mayo de 2007. Singulariza los seis bloques distintivos: 1) extrema izquierda; 2) comunistas; 3) socialistas; 4) verdes; 5) derecha; 6) extrema derecha y hace unas breves y generalmente atinadas observaciones sobre su situación actual y perspectivas, bien basadas en los datos electorales y no sólo los de las elecciones presidenciales. Contiene acertadas observaciones sobre la consolidación de la extrema izquierda, la irremediable decadencia del voto comunista, la inconstancia del socialista, la veleidosidad del verde, la congruencia ideológica de la derecha y el derrumbe de la extrema derecha. Todo ello en un panorama de alta participación y voto concentrado (pp. 66/67).

Óscar Diego Bautista en Los valores en el servicio público hace un Estudio comparativo sobre los códigos de Gobierno de Estados Unidos, Reino Unido, España y México que en realidad tiene poco de comparativo ya que es un análisis de los distintos códigos de normas éticas de las diferentes administraciones públicas pero consecutivo. El de los EEUU fue una respuesta al escándalo de Watergate y el del Reino Unido, resultado de los trabajos de la famosa comisión Nolan contiene un código ético basado en siete principios: desinterés, integridad, objetividad, responsabilidad, transparencia, humildad y liderazgo (p. 78). En el caso de España el Código de Buen Gobierno de los miembros del Gobierno y Altos Cargos de la Administración General del Estado, de 2005 y el Estatuto Básico del Empleado Público (2007) recogen los postulados que en su día presentara la filósofa Victoria Camps en unas Jornadas sobre Ética Pública de 1997: 1) servicio al interés general; 2) imparcialidad y transparencia; 3) uso adecuado de los bienes públicos; 4) responsabilidad profesional; 5) lealtad a la Administarción (p. 83). México a su vez dispone también de un Código de Ética de los Servidores Públicos de la Administración Pública Federal (p. 87). Uno tiene la sospecha de que tan abigarrada profusión de normas, dictadas al rebufo de los escándalos de corrupción detectados en la década anterior estén en relación inversamente proporcional a su eficacia real. No es disparatado pensar así. El propio autor reconoce que los países en los que menor es la incidencia de la corrupción, los países escandinavos, carecen de estos códigos de ética (p. 91).

Rosario Solà, Christian Oltra, Roser Sala y Nuria Gamero, en Cambio climático y opinión pública en España: percepción del problema y política energética, presentan una encuesta dentro de un proyecto del Massachussets Institute of Technology administrada en España mediante quinientos cuestionarios telefónicos de la que se deduce que el cambio climático es el primer problema medioambiental para los españoles si bien estos consideran que hay otros problemas sociales y personales más graves. Hay un grado alto de desconocimiento sobre las causas y consecuencias del cambio climático y cierta confusión con otros problemas medioambientales, como la capa de ozono. Los jóvenes aparecen con mayor conciencia que los adultos y todos en general piensan que los gobiernos debieran hacer más por contrarrestarlo, si bien la predisposición a implicarse personalmente en la lucha contra el problema es reducida. Por último no hay acuerdo respecto a las distintas alternativas para hacer frente al cambio climático: un 26% cree que "se desarrollarán nuevas tecnologías", otro 26% piensa que "cambiaremos nuestro estilo de vida para reducir el consumo energético", un 20% sostiene que "nos adaptaremos a un clima más cálido" y un 21% piensa que"el cambio climático es un problema pero España no hará nada" (que no está mal como índice de fatalismo del personal); únicamente un 1% sostiene que no hay que hacer nada ya que "el cambio climático no es un problema" (p. 102), lo que da una idea del apoyo electoral que pueden tener los neocons enfrentados a las políticas de lucha contra este problema.

Por último, casi como fuera de programa, Gaetano Pecora, en Las virtudes del laicismo que es una especie de nota con motivo de la traducción al italiano del libro de Henri Pena-Ruiz Qu'est-ce que la laicité? hace una interesantísima síntesis de las objeciones de los laicistas al punto de vista de los Papas sobre la libertad de conciencia y los derechos de los individuos. Tras coincidir con Gaetano Salvemini en su sólido dictamen de que "una democracia que anula la igualdad de derechos y deberes entre los ciudadanos y reconoce jurídicamente a una parte de ellos el deber de obedecer a una autoridad extraña (se refiere a los casos de Concordatos entre los Estados y el Vaticano) y el privilegio de ser representados y estar protegidos por una autoridad extraña, ya no es democracia" (p. 109) que suscribo de la cruz a la fecha, aborda el problema en su línea filosófica más clara. El Papa Ratzinger se hace lenguas del respeto a la libertad de conciencia y el valor fundamental de los derechoas del individuo. Sigue en ello la doctrina de Juan Pablo II que también exalta la libertad, aunque la vincula "a la aceptación de la verdad". En Centesimus annus, Juan Pablo II decía que "la obediencia a la verdad sobre Dios y sobre el hombre es la condición previa a la libertad" (p. 114). Celebraba así el Papa polaco, maestro del actual, el centenario del Papa León XIII quien en su encíclica Libertas praestantissimum decía que: "la cosas verdaderas y honestas tienen derecho (...) Los errores, peste de la mente, los vicios, contagio de los corazones y de las costumbres, es justo que sean reprimidos diligentemente por la autoridad pública para impedir que se extiendan como daño común" (p. 116). ¿Se ve cuánta razón tenía el gran Salvemini? Un Estado que tiene un Concordato con quien cree que los que no comulguen con sus ideas y se aferren a la "peste de la mente" deben ser reprimidos jurídicamente por la "autoridad pública" no es una democracia porque o incumple este mandato o persigue a los ciudadanos cuyas creencias no coincidan con las de los católicos.

dimarts, 22 de juliol del 2008

Notas de verano.

Estaba pensando escribir un post sobre la reforma de la Constitución francesa que ha salido adelante por un voto sobre la mayoría de tres quintos que se exige en el procedimiento de revisión. Han votado a favor el presidente del Congreso (reunión de la Asamblea y el Senado), lo que no es corriente, y el ex-ministro de Cultura emblemático de la izquierda mitterrandiana, Jack Lang. O sea, de chiripa. Es que no queda claro por qué no había de votar a favor la izquierda cuando la reforma propuesta por Sarkozy (y que el Congreso le ha rebajado mucho) tiene elementos de derecha y elementos de izquierda, como suele hacer nuestro hombre para demostrar de calle lo que dice de que no hay diferencia entre la derecha y la izquierda hoy día. A primera vista uno consideraría de derecha la posibilidad de que el Presidente de la República se dirija a la Asamblea Nacional, pues aumenta los poderes de aquel y la limitación a dos mandatos presidenciales (a estilo estadounidense) pues limita el alcance de la voluntad popular. Igualmente podría considerarse de izquierda la ampliación de poderes de la Asamblea Nacional y el referéndum de iniciativa popular. Se trata de un caso más de esa amalgama actual entre la derecha y la izquierda que practican ambas y predican muchos, muchísimos, que no se apellidan Sarkozy. Tan general es la costumbre que lo importante no es si se da o no sino con qué ánimo se recibe, si con alegría por vivir un momento nuevo de la política o con tristeza por la pérdida de valores consagrados.

Da la impresión de que la izquierda ha votado en contra no por el contenido de la reforma sino por el modo de tramitarla. Sarkozy ha evitado un referéndum sobre su proyecto al someterlo al Parlamento constituido en Congreso, según reza el art. 89, 3. Supongo que la izquierda habrá dicho que se trata de métodos cesaristas que soslayan el pronunciamiento popular y votado en contra. Pero su objeción no puede ser al contenido mismo de la revisión. En el sistema francés todo absolutamente todo puede ser objeto de reforma con dos excepciones orgullosamente proclamadas en los apartados 4 y 5 del mismo artículo 89; el primero garantiza que no se tramitará reforma alguna de la Constitución que afecte a la integridad del territorio y el segundo hace intangible la forma republicana de Gobierno vía modificación constitucional. Son dos provisiones que hubieran evitado muchos sobresaltos al sistema español si el constituyente los hubiese adoptado en 1978, especialmente el de la integridad territorial que los españoles sustituyeron por el mucho más brutal del art. 8, 1 de la Constitución vigente, que hace depender la integridad territorial del Ejército. Hay una clara diferencia: los franceses tienen una conciencia nacional que los españoles no tienen o creen que no tienen.

Pero bueno, la cosa era de indiferencia entre la izquierda y la derecha y con ánimo de hacer un post liviano, propio de vacaciones. ¿Cómo indiferencia? Izquierdas y derechas son iguales, ambas derechas, según cierta izquierda comunista que dice que la socialdemocracia es solo una variante de gestión del capitalismo pero no una doctrina para sustituirlo por otra cosa, lo que es estrictamente cierto. Ningún socialista en un país desarrollado piensa en subvertir el orden constituido a cambio de algo radicalmente distinto, sino en su reforma moderada y paulatina, sin ningún fin eficaz a la vista. Se acabaron los tiempos de expectativas revolucionarias. Si mantener éstas es lo que hace a alguien de izquierda, la izquierda es hoy una magnitud exigua y menguante de las fuerzas políticas europeas y en buena parte mundiales. Y, si embargo, la divisoria izquierda/derecha es la única hoy visible y palpable en todos los países del mundo en que rige libertad de asociación aunque sea relativa y, al fin y al cabo, esto de existir tiene su importancia cuando se trata de dilucidar si algo es cierto o no, esto es, la indiferencia entre derechas e izquierdas.

En todo caso, ¿cómo van a ser iguales izquierda y derecha si la izquierda ni siquiera es igual a sí misma? Por ejemplo, desde el punto de vista de los comunistas los socialistas no son la izquierda y conozco a muchos de izquierda para quienes si se es nacionalista no se es de izquierdas en tanto que para otros lo cierto es lo contrario, sólo se es verdaderamente nacionalista cuando se es de izquierda. O más o menos algo así. Y no sigo con el nacionalismo por no dar un espectáculo de los Prom, que tienen sus fans, igual que Wimbledon o el Royal Ascot. Según Gustavo Bueno no hay una sola izquierda sino varias; las tiene contadas. Cuando se dice que la derecha es igual a la izquierda tendrá que especificarse a qué izquierda. Normalmente se lleva la palma la socialdemócrata, pero todo puede darse.

Por último es más frecuente y propio de la izquierda que de la derecha jactarse de su orientación política. Véase la ilustración, con qué orgullo proclaman los que la han hecho ser de izquierdas y serlo de izquierdas en plural. La foto lleva como pie en Flickr una larga tirada programática que comienza:

¿Quiénes somos?

Somos un movimiento social y político, formado por personas de izquierdas de diversas procedencias y sensibilidades, que tienen en común sobre todo, que no se sienten en absoluto representados por ninguno de los partidos políticos que se presentan a las elecciones.

Somos, no nos importa insistir, un movimiento formado por personas, por ciudadanos, no por profesionales de la politica. Etc.

Se lee íntegro aquí.Y no es por mala uva, pero hay que ver qué larga declaración en cierto modo "antipolítica" para fundamentar el lanzamiento de una opción electoral, es decir una más en el conjunto del juego político democrático desde la perspectiva de la "verdadera" izquierda. Cada vez que ésta, o la derecha, se refunda asegura ser "nueva" o "verdadera", lo que quiere decir que aspira a contraponerse a otra "vieja" o "falsa". No hay mucho en donde escoger.

(La imagen es una foto de Álvaro Herráiz, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 3 de maig del 2008

Bicentenario II.

¡Qué oportuna filtración traía ayer La Vanguardia del proyecto de sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto de Autonomía de Cataluña! Según el periódico El Tribunal Constitucional avala que Catalunya sea nación. Ni más ni menos. Luego, la letra pequeña es menos rimbombante: el término "nación" se encuentra en el preámbulo del texto estatutario que, según el TC carece de valor jurídico. Además, no se dice expresa o taxativamente que Cataluña sea una nación sino que se emplea la alambicada forma de que, recogiendo el sentir popular, el Parlamento catalán ha definido a Cataluña como nación y que la Constitución Española (CE) reconoce este extremo en su artículo 2, al hablar de "nacionalidad". Por último, según cree saber La Vanguardia, el TC pretende compensar esta concesión con la eliminación de los aspectos de bilateralidad que contiene el Estatuto.

Un galimatías: ¿se reconoce o no condición nacional a Cataluña? Me parece que sí: a) el TC dirá lo que quiera sobre los preámbulos, pero está claro que orientan e informan al resto del articulado y que, aunque no tengan efectos jurídicos inmediatos, habrán de tenerlos mediatos. Por "efectos jurídicos" debe entenderse aquí derecho a constituirse en Estado independiente (véase mi post de ayer más abajo).

b) La referencia al artículo 2 de la CE está envenenada y viene paradójicamente a dar la razón a los parlamentarios de derechas, empezando por el señor Fraga que, en el debate de la Constitución hace treinta años, advirtieron de que el término "nacionalidad" acabaría siendo sinónimo de "nación". Con esta interpretación del TC, de ser cierta la filtración, ya se ha realizado la sinonimia y, de paso, se ha convertido al artículo 2 -que nunca fue un prodigio de elegancia o claro razonamiento- en un texto perfectamente absurdo pues proclama la exclusividad de la "nación" española para negarla a continuación al afirmar que reconoce y ampara las nacionalidades siendo así que éstas también son naciones.

c) La negativa del TC a admitir la "bilateralidad" será un jarro de agua fría a las aspiraciones catalanistas que ya creían haber hecho realidad su antigua pretensión de relacionarse con España de igual al igual. No obstante, al admitirse que el Principado es nación, esta nación volverá a plantear la reclamación, que viene de antiguo, de que se aplique al caso el principio eclesiástico del aeque principaliter.

Entre tanto el Rey engolaba ayer la voz para hablar de la "conciencia nacional" del pueblo sublevado el dos de mayo de 1808, y la señora Aguirre gorjeaba admiraciones al sentido de la libertad de aquel y su seguridad acerca de lo que era España. Por supuesto, al hacerlo como reproche implícito al desvaimiento nacional actual lo que hacía era poner de manifiesto que tampoco aquel heroico momento fundacional de la nación debió de ser tan exitoso cuando a los doscientos años hay que seguir luchando por imponer un concepto de nación que, al parecer, no es una verdad apodíctica. Y tan no lo es que el TC sanciona que en el solar patrio hay cuando menos dos naciones (aunque una sea "sin efectos jurídicos"), abriendo así el paso a que sean más, quien sabe si tres o diecisiete o incluso más porque, ya puestos, también tendrá algo que decir el Cantón de Cartagena.

Al comienzo de la Historia de la Revolución Francesa, Jules Michelet dice lleno de orgullo que la France a fait la France ("Francia ha hecho a Francia"), de donde se sigue que la condición de "nación" es un avatar que una Francia preexistente experimenta, un atributo que se asigna para constituirse en sujeto jurídico frente al Rey. Por lo que entiendo del discurso del Rey (el español) y el punto de vista de quienes se lo hayan redactado, la constitución de España en nación es simultánea con la constitución de España a secas. Antes de ser nación, España ni siquiera es España. De forma que habría que proseguir la propuesta de Michelet para que diga que la France a fait la France et l'Espagne.

Por el contrario, en el discurso de la señora Aguirre, la sublevación del dosde es la de una nación preexistente, humillada por el infame gabacho. No me importa decir que coincido con ella en este punto porque será el único en el que coincida y de modo limitado. Yo también creo que los españoles poseen una clara conciencia de formar una colectividad específica que se va abriendo paso en la Edad Media y cuaja en el Siglo de Oro. El problema es lo que vino después, en el siglo posterior (de la "decadencia") en el que se deshizo lo que se había hecho antes y el hecho de que, aun con la llamarada de la guerra contra el francés, esa nación española más o menos en agraz entonces ha mostrado estar muy mal avenida en los siguientes doscientos años, hasta llegar al día de hoy en que se discute acaloradamente (incluso a tiros y bombazos) si hay o no una única "nación española" en la parte de la Península Ibérica que corresponde con el Estado español o esta nación española coexiste con otras a las que, de paso, oprime.

Se celebren los fastos que se celebren, ¿es posible soslayar este debate en España hoy? A la vista de la interpretación que según La Vanguardia da el TC al artículo 2 de la CE está claro que no.

dijous, 27 de desembre del 2007

Si la envidia fuera tiña...

Este viaje del presidente de la República Francesa, señor Sarkozy (cincuenta y dos años), con la señora Carla Bruni Tedeschi (treinta y nueve) a extasiarse ante los templos de Luxor y pasear, imagino, cerca de la esfinge de Gizeh, contiene todos los ingredientes para ser un escandalazo, comidilla de fin de año y gran debate teológico-político sobre los atributos de la Jefatura del Estado de la République o, por lo menos, una redefinición de qué quiera decir cada cual cuando habla de las "virtudes republicanas". Aunque quizá no sea necesario esto último. Supongo que sólo en España y por el beaterío general del terruño se habrá entendido por "virtud republicana" una disposición moral y religiosa según quiere el catolicismo. Allende las fronteras se atenderá más al significado real del término que tiene que ver con el sentido renacentista, como actividad, eficacia para conseguir algo, fuerza de ánimo; y de esto se admitirá que el señor Sarkozy ha dado muestras probadas. Aun más, si vamos a la acepción prístina, la etimológica, esto es, virtud como la fuerza del espíritu viril, también parece que el señor Sarkozy da nota alta.

Porque la señora Bruni Tedeschi, además de rica de familia, distinguida, exitosa como modelo y cantante, es una belleza. Así que la relación de ambos levanta todo tipo de bajas pasiones, empezando por la envidia. Además la señora no solamente es una belleza sino que no oculta gran cosa, como podrán comprobar quienes vayan a Google "imágenes" y tecleen Carla Bruni: hay algunas fotografías de la dama muy ligera de ropa o incluso algún desnudo, todo lo cual empezará a circular ahora por la red. ¿Qué más se quiere para provocar rugidos de primate en la caverna machista, reservorio de la civilización occidental?

No sabían por dónde meterle el diente y han decidido armarla con el vuelo en el jet privado de un millonetis amigo del señor Sarkozy, el que también le dejó un barco o una casa o una isla o el Taj Mahal, que no ando muy informado de los pormenores de estos cotilleos. No estoy muy seguro de que esta crítica sea justa. La alternativa ¿cuál hubiera sido? ¿Emplear un avión de las fuerzas aéreas gabachas? Ahí si que lo crucifican: si este pillastre quiere correrla con la manceba, que se lo pague de su bolsillo.Alguien dirá que ni tanto ni tan calvo, que podían ir en un avión de línea, "Air France", por ejemplo o "Air Egypt". No sé qué dirán las normas de protocolo al efecto, ni siquiera si dicen algo, pero supongo que M. le Président mueve un séquito, aunque sólo sea en escoltas, que haría difícil tramitar los billetes. En cualquier caso, cabe admitir que el señor Sarkozy pudo haberselo gestionado privadamente: se pone un peluquín y va incognito; aunque cuando se lleva al lado a la señora Bruni es difícil guardar el incognito.

En todo caso esto se me antoja cuestión menor. Es más, se entiende muy bien cuando se adopta una visión crítica/marxista de la sociedad al estilo Wright Mills. Con el señor Sarkozy los franceses han elegido a un hombre de la élite del poder. Y eso se nota. De haber elegido a la señora Royal (que era mi opción, ¡ay!) habrían puesto en el Elíseo a una dama con fibra y coraje, típica representante de la clase media pero de la que los círculos del poder económico no se fían. Prefieren a uno más claramente a su servicio. Por eso le dejan barcos, aviones y lo que haga falta. Lo que sucede es que luego, él, se liga a la señora Bruni (o al revés) y muestra tener su propia personalidad e iniciativa. Pero eso es algo que dicha élite del poder, básicamente compuesta por empresarios, aplaude.

A su vez la señora Bruni lleva adelante asimismo una vida, una carrera, despampanantes: retoño de un magnate, mujer de mundo, elegante, admirada, modelo, cantante de éxito (ya se ha dicho) y compositora de casi todos sus temas que interpreta en italiano, francés o inglés, imagino (pues no sé nada de su vida personal) que habrá tenido algunos amores conocidos y sonoros. Acostumbrada a ocupar el proscenio, ha escalado un lugar realmente alto en la pirámide social y política. Resta por ver si el señor Sarkozy la lleva a actos oficiales en condición de "primera dama in pectore".

La verdad es que es difícil saber cómo reaccionará la opinión pública ante este comportamiento pero resulta evidente que el señor Sarkozy ha puesto patas arriba la tradición de la República gaullista, desde el cambio en política exterior hasta el desmantelamiento de la hipocresía y l gazmoñería con que el Elíseo ha tratado siempre los asuntos sentimentales de M. le Président de la République cartesienne . Supongo que las revistas del corazón estarán encantadas. Menudo negocio.

dilluns, 5 de novembre del 2007

Caramba con don Nicolas.

En las últimas elecciones presidenciales francesas yo hubiera votado por Ségolène Royal por ser de izquierdas. Perdimos. Era evidente que el señor Sarkozy había hecho mejor las cosas, con lo que habría que aprender de él. Mi opinión sobre el Presidente electo fue cambiando y el once de junio pasado escribía:

"Confieso que cada vez me cae mejor este señor Sarkozy, en quien veo un estilo original; pero la verdad es que tiene un porte autoritario que ya está notándose. Sólo la mentalidad autoritaria puede proponerse en serio acabar con el "sesentayocho" porque fue un movimiento esencialmente antiautoritario."
Mi opinión se mantiene en ambos sentidos. Me cae bien porque, con ese nuevo estilo, ha resuelto el problema de cuatro compatriotas mías y tres suyos que estaba pasándolo mal. Pero autoritario es un rato largo. Autoritario y colonial. Insisto, estoy encantado con que las cuatro azafatas y los tres periodistas franceses estén en sus casas, pero ¿qué es eso de pillar un avión y presentarse en la antigua colonia sin avisar, como si fuera el gallinero, a interferir en un proceso judicial abierto? Es un acto de propotencia imperial grandioso.

Para mayor escarnio, en su declaración en el aeropuerto de Barajas, de escala a París, el señor Sarkozy, en presencia del señor Rodríguez Zapatero, ha tenido la humorada de decir que la operación se había hecho con pleno respeto a la souveraineté du Tchad. Por supuesto, por supuesto.

dilluns, 18 de juny del 2007

Segunda vuelta, devuelta.

Supongo que es el momento de soltar un rollo sobre la "sabiduría del electorado", en este caso, el francés, que ha otorgado al señor Sarkozy una mayoría absoluta, pero no aplastante, como vaticinaban las encuestas. En la imagen, que saco de Le Monde, basada en las encuestas de Ipsos, CSA y Sofres se ve cómo la derecha ha ganado las elecciones pero ha perdido treinta o cuarenta diputados mientras que la izquierda las elecciones las ha perdido pero ha ganado unos cincuenta diputados. El mensaje que la "sabiduría" del pueblo ha mandado a las élites dirigentes es: reformad, sí, pero contando con la oposición. El señor François Fillon, presidente del Gobierno francés, con loable celeridad, ha reconocido la importancia de la oposición, garantizando sus derechos y ha coronado su explicación con una imagen que le sale del fondo del corazón: ya no hay, dice, franceses de izquierda o de derecha; sólo hay franceses. Siempre que escucho a alguien estableciendo estas unidades me acuerdo de emperador que lamentaba que el pueblo no tuviera una única cabeza para cortársela de un solo tajo.

Confieso que cada vez me cae mejor este señor Sarkozy, en quien veo un estilo original; pero la verdad es que tiene un porte autoritario que ya está notándose. Sólo la mentalidad autoritaria puede proponerse en serio acabar con el "sesentayocho" porque fue un movimiento esencialmente antiautoritario.

Más en el territorio del análisis político, parece razonable pensar que los socialistas se han beneficiado en masa de los votos de Movimiento Democrático de Bayrou en la segunda vuelta. De algo sirvió que doña Ségolène se marcara el debate en TV con Bayrou como el que se marca un tango en la segunda vuelta de las presidenciales; los electores del centrista han sido caballerosos.

dilluns, 11 de juny del 2007

La reválida de Sarkozy.

Ayer tocó primera vuelta de las legislativas en Francia y, como puede verse en la imagen que saco de Le Monde, la prensa habla de "plebiscito" de la derecha. Desde luego, aunque sólo estamos en primera vuelta y todavía falta la segunda, las proyecciones confirman los sondeos de una avalancha de la derecha, con el consiguiente desarroi en el campo de los adversarios. El Partido Socialista se mantiene a duras penas. Todavía está por ver si gana algún diputado o pierde un puñado de ellos.

Pero lo más llamativo es el hundimiento total del centro. M. Bayrou sale escaldado, después de lo felices que se las prometía en la primera vuelta de las presidenciales, con su flamante casi 19% del voto, que iba a replantear el sistema político francés. Ahora, con el 7% y de uno a cuatro diputados, como no se replantee a sí mismo, no se le ve mucho margen de maniobra. La otra opción del centro se ha alzado con cinco veces esa representación, a costa de plantear un curioso problema geométrico: ¿cómo puede haber dos partidos de centro? Son genialidades de la política. Los verdes pueden perder su representación parlamentaria. A ver qué interpretación le dan. Y el caso de los comunistas es patético. Hasta pueden perder el grupo parlamentario. El partido del futuro tiene un futuro tan negro que está pensando vender su sede en París (¡ah, tiempos!) para hacer frente a la merma de ingresos de dineros públicos. Desde el hundimiento de la Unión Soviética los partidos comunistas del mundo entero están más o menos en suspensión de pagos. Queda alguno, como el chino, pero es un partido tan proteico que parece estar presidiendo sobre la restauración del capitalismo en la república Popular. La historia tiene ironías que desbordan la imaginación humana.

Bueno, a estas horas, ya han salido elegidos sesenta y tres diputados y los comunistas parecen haber perdido Marsella, pérdida simbólica donde las haya. La abstención es enorme, casi y 40%. Ya imagino a los radicales izquierdistas dando saltos de alegría porque la abstención es el segundo partido en votos, prueba evidente de la irremediable podredumbre de este sistema repugnante. Este análisis suele estar hecho por gente que cree que todo el mundo está tan cabreado como ella.

La aplastante mayoría de la derecha se interpreta ya como un cheque en blanco a Sarkozy, un mandato de transformación tous azimuts. Vía libre a la "americanización" de la política en Francia. No obstante, quien crea que M. Sarkozy tiene la misma actitud de abediencia a los estadounidenses que tenía el señor Aznar, que se lo quite de la cabeza. M. Sarkozy ha visitado Alemania, Inglaterra y España antes que los EEUU. Sobre todo la visita a España ha sido muy significativa. Asimismo, ha protagonizado un enfrentamiento con Mr. Bush en Heiligendamm a propósito de la actitud de éste sobre los gases de efecto invernadero. O sea, americanización de la política, pero sin supeditación a los gringos y con fortalecimiento de Europa. Me gustará más o menos lo que haga M. Sarkozy en los próximos años pero, por primera vez en mucho tiempo, vuelvo a tener claro que Europa tendrá una Constitución. Será un texto breve y genérico, según postula el flamante presidente, pero será.

Los socialistas franceses que, con un poco de suerte, pueden quedarse como estaban, tienen ahora cinco años (las malas lenguas dicen que diez) para arreglar los destrozos del enfrentamiento interno y recomponer la casa. El porvenir, no obstante, pinta oscuro. Para los socialistas y para el conjunto de la izquierda. Es difícil erigirse en abanderado de un cambio de sociedad sin tener ni idea de en qué dirección ni de qué características pueda tener. Y hablar de la "revolución" en un tiempo que se caracteriza por la inestabilidad, la extraordinaria rapidez de cambios y la volatilidad, casi no quiere decir nada.

divendres, 1 de juny del 2007

Rodriguez Sarkotero y Nicolas Zaparozy.

Buen hombre este Sarkozy. Ha venido al caladero español después de haber visitado a Frau Merkel en Alemania para recomponer el eje Berlín-París-Madrid. Gran idea. El contenido de la visita ha girado en torno al relanzamiento de Europa. El "no" francés y el "sí" español al proyecto de Constitución (Tratado-Constitución o como se llamara aquel engendro) tienen que unirse en un "ní" o un "so", en fin, una figura intermedia, otro proyecto viable, una chapuza para salir del atasco. Recuérdese: las chapuzas son lo único que funciona y los planes perfectos, y las Constituciones detalladas y sublimes que se los lleve el diablo. Corresponde ahora a los alemanes preparar un texto flexible y breve (para lo que tendrán que hacerse verdadera violencia en su teutónica Gründlichkeit) que pueda tener el apoyo de los 27 países. Una tarea que ha empezado con buen pie.

Además, M. Sarkozy ha impartido una buena lección a la oposición española al decir que el terrorismo es un asunto de Estado y ser respetuoso con la política antiterrorista del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero. Supongo que hoy se arrancarán en la COPE hablando de los pactos secretos entre Sarkozy y De Juana Chaos. Sin querer, M. Sarkozy ha dado en el meollo de la llamada "cuestión vasca" al decir que ETA "est un problème espagnol". Él quiere decir que no es un problema francés (aunque esté dispuesto a tomárselo tan en serio como si lo fuera), pero la obvia lectura que hay que hacer a este lado de los Pirineos es que es eso, un problema español. ¿Me explico? ETA no es un problema vasco; es un problema español y hay que tratarlo con la seriedad y el sentido de Estado que se merece. Sería muy de agradecer que los señores del PP se metieran esta simple idea en la cabeza y dejaran de utilizarlo para sus mezquinos fines. Pero eso, me temo, es más que pedir peras al olmo; es pedir fresas al alcornoque. ¿No están ya movilizando al principal representante de este tipo de árbol con que cuentan para volver a las pancartas y a exigir que De Juana Chaos dé de nuevo con sus huesos en la cárcel?

dimecres, 23 de maig del 2007

La kermés de la derecha (I).

Los primeros movimientos de M. Sarkozy han llenado a la derecha de júbilo. ¡Por fin se hace realidad su acrisolada doctrina de que eso de la derecha y la izquierda es una antigualla irrelevante! ¡Todos unidos bajo Sarkozy que, al nombrar un ministro socialista, otro centrista y una ministra de origen magrebí ya no es "de derechas", sino un arc-en-ciel. "De hoy en adelante no reconozco izquierdas y derechas" -arengaba el Kaiser Guillermo II a las tropas que mandaba a la matanza de la 1ª Guerra Mundial- "sólo reconozco alemanes". Igual que Sarkozy, que sólo reconoce franceses.

No hay a estas alturas opinante, columnista, tertuliano o parlanchín en general que no se haga lenguas de la audacia, la resolución, la intuición, la perspicacia, la ambición, la valentía de M. Sarkozy. ¿Y los intelectuales? Esos ya levitan. Sobre todo si vienen de la herencia de mayo 68, que M. Sarkozy se propone exterminar cual plaga de gorgojo. Francia unida como un solo hombre bajo su mando y en camino de recuperar el sitio que le corresponde en el concierto de las naciones.

Sin embargo, estas medidas demuestran lo contrario de lo que se interpreta. Tránsfugas los hay en todas partes; pero se trata de eso, de personas que cambian su opción política por algún beneficio. Ello sólo habla de la corruptible naturaleza humana, no del hecho de que no haya diferencias entre la derecha y la izquierda porque, de ser así, podía haber nombrado a la dos tercios de su gabinete del PSF, de los centristas, etc. No es el primer caso, ni será el último. Cuando el dirigente comunista Óscar Pérez Solís, luego de unos añitos en la cárcel, abandonó el comunismo y retornó a la fe católica, Primo de Rivera le dio un cargo en la CAMPSA, el monopolio estatal del petróleo. El general tampoco reconocía comunistas, anarquistas, etc, sino sólo españoles. Españolazos.

Lo del nombramiento de la ministra magrebí tiene también muchos bemoles; es como el nombramiento de negros (Colin Powell, Condoleeza Rice) o hispanos (Roberto González) en el gobierno de los EEUU; no se debe a que destaquen en su lucha por mejorar la deplorable situación de los suyos, sino a que se identifican por entero con los criterios de la derecha; es decir, son nombramientos justificativos y embellecedores, de "cipayos", que recuerdan mucho aquella decisión de Leni Riefenstahl quien, acusada de nazi, se pasó años fotografiando a los Nuba del África (arriba en la foto; por cierto, fotos bellísimas) para demostrar que no era racista, sin parar mientes en que eso era precisamente lo que probaba cuán racista era.

¿Y qué decir del golpe de efecto de rescatar para el pantéon de la patria a un joven resistente comunista asesinado por los nazis? Algo tan importante como el segundo hallazgo del soldat inconnu: Francia generosa acoge a sus hijos díscolos, aunque hayan sido de izquierdas y sobre todo si están muertos.

No es que uno sea contrario a romper moldes, buscar vías nuevas o cambiar de costumbres. Lo que sucede es que esto no es más que política de gestos que en nada merman el programa autoritario, xenófobo, antisindical, neoliberal y proestadounidense de este hijo de inmigrantes húngaros en Francia. Y decir que un programa así puede ser suscrito por la izquierda es como creer que la izquierda europea esté representada por el señor Blair.

Esta grande e general algazara de la derecha es también la que fomenta la aparición de formaciones como la que patrocinan, entre otrxs, lxs señorxs Savater, Díez y Gorriarán, asunto sobre el que postearé mañana, pues hay que prestarle la atención que merece y no se puede despachar alegremente.

dilluns, 7 de maig del 2007

Mi gozo en un pozo.

Mi candidata ha perdido la carrera al Elíseo. Y yo que ya la veía tan rechulífera de presidenta de Francia... De nada sirve lamentarse. Ha sido una clara derrota, como se ve en el gráfico que saco de Le Monde. Es evidente que el rival lo hizo mejor y convenció a más gente. Así que es preciso analizar qué hizo bien el señor Sarkozy y mal la señora Royal. Por supuesto, es bastante probable que la elección estuviera decidida antes de la primera vuelta incluso y que la campaña entre ésta y la segunda haya servido de poco a la hora de cambiar el rumbo. Pero eso es indemostrable y jamás lo sabremos. De forma que tiene sentido analizar la campaña de la segunda vuelta y ver si se pueden extraer enseñanzas de ella.

A primera vista parece claro que el candidato de la derecha supo dar buena imagen de sí mismo, no siendo tan duro y amenazador como acostumbraba y mostrándose dialogante, comprensivo y abierto. En cuanto a la señora Royal ando pensando que lo que tomamos como éxitos fueron fracasos. Y, en concreto, el famoso debate de la tele. Sigo creyendo que lo ganó en toda la línea; pero la extraña reacción posterior de la gente me hace barruntar que, a veces, conviene no ganar los debates de la tele porque eso asusta; a veces puede interesar perderlos, dar una imagen de candidatx avasallado por la prepotencia del adversario (justo la que dio Sarkozy) para movilizar el voto de quienes se pronuncian siempre por el underdog. La candidata socialista resultó demasiado afirmativa, impositiva, dura. Y esa fue la impresión que siguió dando en los breves días entre el debate y la elección.

Luego está la cuestión de los programas. El de Sarkozy es muy, muy conservador y muy, muy de derechas. Como sabemos, Le Pen lo acusa de haberle robado ideas. Es un programa centrado en "los franceses primero", seguridad y orden, claro y muy rotundo. El de Royal, para mí más convincente, por ser de izquierdas, era aventurado, experimental, innovador, pero no daba tanta seguridad como el otro y parece obvio que la gente no ha querido arriesgarse.

Porque el voto ha sido de continuidad y de más de lo mismo. Sólo en el terreno del discurso político, cuyas relaciones con la lógica son surrealistas, puede el candidato de la derecha, miembro del gobierno francés hasta días antes de las elecciones y ministro del Interior, decir que "Francia ha votado por el cambio". ¿Cambio de qué, si ha puesto de presidente al ministro del Interior?

Por último, en un mes, el 10 de junio, hay elecciones legislativas en Francia. Van a ser apasionantes porque en ellas, la segunda vuelta no reduce las opciones a dos y al Parlamento llegarán varios partidos. Se estrenará el Partido Demócrata, de François Bayrou y la cuestión para el Socialista es si se presenta como tal, lo que le daría posibilidad de pactar con los de Bayrou, o si va a la constitución del gran Partido progresista que comprenda todo el arco político, desde el centro a la extrema izquierda y los verdes, como propugnan el señor Cohn-Bendit y otrxs. El asunto no es especialmente relevante para estas elecciones, dado que no es previsible que la UPM vaya a perderlas. Pero sí lo será para el futuro y para la constitución de la izquierda francesa en este siglo XXI en que hay un corrimiento general cada vez más claro hacia la derecha que Pepín Vidal viene analizando con bastante acierto por entregas en El País .

diumenge, 6 de maig del 2007

Día D.

No pinta bien el día para mi candidata a causa de las encuestas...de las malditas encuestas de las que Mme. Royal no se fía y moi, non plus. Porque de verdad que no tiene sentido: las votaciones a pie de debate de la TV (tanto en Arte como en el sondeo de Le Monde) daban claramente ganadora a Ségolène Royal. Sin embargo, misteriosamente, en las encuestas del día siguiente, las proporciones se habían invertido: más del 55% daba ganador a Sarkozy y no llegaban al 40 % quienes creían que había ganado Royal. Y no es esto la más llamativo: también inmediatamente después del debate, un 60% de los anteriores electores de Bayrou se decanta por la señora Royal. Pero, al día siguiente parecen habérselo pensado mejor y la proporción de posible votantes de Bayrou por la candidata baja al 30%.

Líbreme Dios de insinuar que los sondeos estén trucados, pero lo cierto es que no se compadecen con los hechos. Veamos: toda la izquierda ha recomendado votar por Mme Royal, el señor Bayrou ha dicho que él no votará por Sarkozy y el señor Le Pen ha recomendado a sus seguidores la abstención. ¿Cómo le sigue saliendo a Ipsos un porcentaje del 55% para Sarkozy en la segunda vuelta? ¿Será que los votantes de esos tres grupos han decidido desobedecer al unísono a sus dirigentes y votar por el candidato conservador?

Vuelvo sobre una sospecha que he manifestado un par de veces a lo largo del proceso: el voto por razones de género, que está tanto más presente cuanto menos se habla de él. Se recordará: la presentación de la candidatura de la señora Royal desató una tempestad de improperios y estupideces machistas. Luego, el tema no volvió a tocarse. Sin embargo, en una sociedad tan masculinista como la francesa, con una de las tasas de participación femenina en las instituciones más baja de Europa, esa candidatura iba a tropezar con muchos inconvenientes. Y así parece haber sido.

Si no echo mano de este tipo de razonamiento tendré que acabar creyendo que el lamentable espectáculo de André Glucksman pidiendo el voto para Sarkozy comosi fuera el Gran Timonel hace mella en la voluntad del electorado.

Claro que, precisamente por todo ello, abrigo una última y secreta esperanza en que el voto de las mujeres francesas vaya en masa a una de las suyas porque, con todos los ditirambos de Glucksman sobre la manifiesta voluntad de cambio de Sarkozy frente al inmovilismo de la izquierda, el verdadero cambio, el que todos quieren ocultar diciendo que estamos más allá de esas pequeñeces y que lo que juzgamos son ideas y no formas...corporales, el verdadero cambio, digo, es el hecho de que, por primera vez en su historia, Francia pueda estar gobernada por una mujer de izquierdas.

Se me hace muy cuesta arriba creer que los franceses no vayan a aprovechar esa oportunidad única. Se dirá que soy un optimista incorregible pues aún tengo esperanzas de que gane la señora Royal. Ya dije desde el principio que no sabía quién fuera a ganar. Lo único que sabía es quién quiero que gane y en ese deseo me mantengo tras haber seguido laa campaña electoral muy de cerca.

Por cierto, Le Monde trae uno de esos tests que sirven para saber si uno es partidario de Ségolène o de Nicolas. Es muy curioso. Yo lo he hecho y he salido "segoleno" en una proporción 17/20. Quien quiera hacerlo, que pinche aquí


dijous, 3 de maig del 2007

Alors, ça bouge! El debate de anoche.

Vi el debate íntegro de la cruz a la fecha. Vaya paliza que dio doña Ségolène a don Nicolas. No le dejó hueso sano. No sé quién ganará las elecciones el domingo, ya veremos qué dicen los sondeos el viernes, pero lo que está claro como el agua es que el debate lo ganó la señora Royal holgadamente. Y no lo digo yo, no crean. Lo vi en Arte TV, que es una cadena franco-alemana, que permitía votar sobre la marcha. En la imagen de la izquierda puede verse cómo iban las votaciones a los, más o menos, 20 minutos de programa, en que Royal había hablado 8'43'' y Sarkozy 11'27''. La línea roja son los votos de los telespectadores por Royal, la azul por Sarkozy. Una diferencia contundente. Compárese con la imagen al final de este post, obtenida minutos antes del fin del programa, cuando los candidatos ya habían hablado durante 140', aproximadamente 70' cada uno. Se verá que el gráfico canta la misma historia: superioridad neta de la señora Royal a lo largo de todo el debate.

Por lo demás, lo mismo reflejan los primeros sondeos, por ejemplo, el que publicaba Le Monde a las 01:15 de la madrugada: Ségolène 52,6%, Nicolas 36,7% con 16.541 votos. Muy comprensible. La candidata demostró más competencia, más iniciativa, más conocimientos y mayor flexibilidad que el hombre de la derecha, que se limitaba a dos vías: a) elaborar un discurso autoritario hecho de disciplina, respeto, autoridad por doquier (¡esa idea de que los alumnos se levanten en clase cuando entre el profesor!) con semblante dulce; y b) tratar de acorralar a la señora Royal, pillándola en algún renuncio. Estuvo a punto de hacerlo al hablar de la energía nuclear (en el gráfico de más abajo es el pequeño remonte que muestra a la altura del minuto 75) pero luego resultó que él tampoco se sabía la lección nuclear, que desconocía el porcentaje de consumo en Francia y confundía las generaciones de prototipos. Los asesores -a los que debería despedir ipso facto- le insistieron en que limara asperezas y eso lo perdió porque un reaccionario autoritario jamás dará buen juego de tolerante, dialogante y comprensivo. Y todo lo que dijo sobre la inmigración, el África, Turquía, Europa, metía miedo. Hablando de Europa creo haberle entendido que propone un impuesto nuevo sobre las importaciones. Este hombre está loco.

A su vez, la señora Royal estuvo precisa y contundente y con propuestas originales. Interrumpía demasiado, para mi gusto, y se mostró a veces dura, despreciativa con el adversario, lo que supongo le va a restar votos centristas. Ganó sin duda en toda la línea en el momento en que el otro metió el patoncio, tratando de hacer demagogia con los discapacitados; ahí doña Ségolène hizo sangre y proporcionó los primeros titulares de prensa.

Me llamó la atención la cantidad de veces que salimos a relucir los españoles y el señor Rodríguez Zapatero como referentes tanto para la una como para el otro. No sé si alguien del PP habrá seguido el debate, pero ya puede ver que los franceses tienen una opinión de España mucho mejor que la que ellos abrigan. Por último, en los tres minutos finales es donde el señor Sarkozy acabó de fastidiarla. Repito que debiera despedir fulminantemente a sus asesores porque el asunto no consiste solamente en ponerse una camisita azul, sino en aprovechar esos tres minutos vitales de declaración programática para dirigirse al electorado, a lxs francesxs. En su lugar, el señor Sarkozy se dirigió a los periodistas Arlette Chabot y Patrick Poivre d'Arvor que, por cierto, lo hicieron muy bien, y a la señora Royal. Al contrario, ésta, en su turno, no perdió ni un segundo, dirigió la mirada a la cámara, se encaró con millones de francesxs y les soltó un discurso vibrante, hablando de la VIª República, de la democracia participativa, de la democracia social, de que es madre de cuatro hijos, y pidiendo el voto de lxs indecisxs.

Un debate estupendo entre la izquierda y la derecha en Francia y, por encima de Francia, en Europa. No sé si el domingo ganará la señora Royal, pero se lo merece de todas todas.

dilluns, 30 d’abril del 2007

La racaille c'est lui.

¡Atiza! Resulta que el señor Sarkozy ha identificado al enemigo de Francia y, por extensión, de la civilización cristiana occidental: mayo del 68. ¡Qué razón tenían los revolucionarios entonces cuando decían que "mayo 68: comienzo de una lucha prolongada". Y tan prolongada que 39 años después, el candidato a la presidencia de la República francesa promete extirpar lo que queda de él y que al parecer es mucho y malo: prohibido prohibir, relativismo, relajación de costumbres, todo vale, igualdad absoluta, desconsideración de la familia, la patria, la République, falta de sentido de la disciplina, del trabajo, del honor... Bien, bien, no sigo, ¿para qué? Echen una ojeada a las causas de la decadencia del Imperio romano y listo. Original punto de vista: ¡Ah, la degradación de las costumbres, Mme. La Marquise! Dice El País que el que escribe los discursos al señor Sarkozy es un genio de la retórica. A mí me parece un tipo convencional lleno de prejuicios darwinistas.

Enfrentarse hoy al "espíritu del 68", como quien decide retejar la casa después de 40 años, equivale a enfrentarse a la imaginación, la originalidad, la innovación, negar que el 68 ha impregnado todo, desde la reflexión filosófica hasta las pautas estéticas hasta el día de hoy, pretender extirparlo suena un poco a frenesí lunático aunque, desde luego, siempre podrá este hombre poner en marcha un ministerio orwelliano para rehacer nuestras memorias: nada de The Beatles: Adamo; nada de Sartre: Charles Maurras, que hay que volver a las esencias.

Parece que el señor Sarkozy ha contado con el apoyo de André Glucksman, a quien tenía obedientemente sentado a sus pies y a quien ha exhibido después, arengando a los 35.000 citoyens d'ordre a regenerar a Francia de la gusanera sesentayochesca. A mí me ha recordado de inmediato lo que hizo Sapor I con el emperador Valentiniano cuando lo cogió prisionero: un trofeo con su pellejo que exhibian los persas en su templo.

Como sesentayochero estoy encantado de ser objeto de las iras de Mr. Sarkozy que se parecen a las del General De Gaulle antaño. El general hablaba de la chienlit; éste habla de la racaille pero, en el fondo es el mismo espíritu cuartelario. Sólo que aquel, cuando menos, era un militar y un gran militar, mientras que éste sólo es un chusquero civil.

diumenge, 29 d’abril del 2007

Aúpa, Ségo.

Ayer vi el debate -diálogo lo llamó la señora Royal- entre doña Ségolène y don François Bayrou. Hora y media en el hotel Westlin, centro de París, que se dio en directo por la BMF TV y la radio RMC. No sé qué audiencia tuvo, aunque imagino que debió de ser alta, dado que el hecho no es frecuente y había expectativa. La verdad es que ambxs participantes estuvieron muy bien: se expresan con corrección y elegancia y resultan convincentes. Por supuesto, Ségo me resulta más convincente... excepto en su propuesta de salario mínimo europeo; no porque no me resulte atractiva, sino porque no parece realizable, cosa que le señaló Bayrou, a lo que ella no dio respuesta aceptable. En todo caso, se trata de dos políticxs de altura a lxs que da gusto escuchar: sin latiguillos, sin frases hechas, sin redundancias, ni barbarismos, con conceptos claros y precisos, sin demagogias ni bobadas. En fin, no estoy pensando en nadie en concreto. Quien quiera verlo, que pinche en Le Monde .

Que el debate ha sido un éxito para ambxs se sigue de la extemporánea reacción de Mr. Sarkozy, que lo ha descalificado como "maniobra en un hotel de París" y luego se le ha ido el estro diciendo que es una práctica estalinista, un délit de faciés y un delito de opinión que abre el camino a la alianza con la extrema izquierda. Vamos, como si se tratara del señor Acebes que practica la máxima cristiana de "contra sustos, insultos".

El sondeo de Ipsos/Dell publicado ayer da un 52,5% de intención de voto para Sarkozy y un 47,5% para Royal. La cosa promete. Entre tanto, los movimientos unitarios se aceleran: Cohn-Bendit habla de una alianza PSF-UDF-Verdes y Henri Emmanuelli, un pope del socialismo, sugiere que el partido socialista forme un "partido progresista" incluyendo a los "antiliberales" de la izquierda. Esta última propuesta me sugiere dos ideas:

1ª qué suerte tienen los franceses de tener las ideas tan claras de forma que el término "antiliberal" no traiga las connotaciones negativas que tiene aquí, en donde todos los fascistas se llaman "liberales".

2ª: Qué suerte tienen los franceses asimismo de que el término "progresista" no sufra, como sucede aquí, el ataque de la extrema derecha y de sus comparsas ideológicas de la izquierda fetén.

Con un poco de suerte, la izquierda gana las elecciones presidenciales en Francia. La izquierda democrática y progresista, sí señor; la que hace algo más que hablar en el café; la que cambia la realidad aquí y ahora en un sentido favorable a lxs desfavorecidxs, las mujeres, lxs inmigrantes, lxs jóvenes, lxs pensionistas, la que quiere una política exterior independiente de la hegemonía estadounidense. En fin, la izquierda a secas.

divendres, 27 d’abril del 2007

¿Bonapartista?

Don Felipe González publica hoy un artículo en El País, titulado Cuál es la batalla, analizando la situación en Francia a diez días de la segunda vuelta. Los artículos del señor González suelen ser interesantes. En esta ocasión, sin embargo, hay algo que falla. Dice el articulista que la cuestión en estas elecciones en Francia es entre "modernizadorxs" y "bonapartistas", una oposición que cruza la divisoria tradicional izquierda/derecha que, en consecuencia no puede dar cuenta de ella. Ahora bien, cualquiera sabe (o cree saber) qué sea un(a) modernizador(a) pero, ¿qué es un(a) bonapartista? Desde el momento en que don Felipe no lo define, su contraposición es incomprensible. Dado que el término aparece contrapuesto a "modernizador(a)", se entenderá por bonapartista un(a) retardatarix, un(a) retrógradx. Pero para ese viaje no hacían falta alforjas. Hasta el señor Aznar, probablemente, puede entender que en todas partes hay quien está por avanzar y quién por retroceder o quedarse quietx. Eso es una vulgaridad y no merecería la pena emplear el término "bonapartista".

En política se entiende por bonapartismo el sistema político populista, autoritario/democrático que puso en marcha Napoleón III en Francia. Pero, al margen de otras cuestiones, ese sistema fue muy "modernizador" y, pr lo tanto, la contraposición carece de sentido. Como también carecería si por "bonapartismo" se entendiera el sistema imperial del primer Napoleón, todavía más "modernizador" que el segundo. Así que, con todos mis respetos, creo que el artículo del señor González es ininteligible o, por una vez en la vida, el señor González no sabe de qué habla. Más bien lo segundo.

La fascinación de la segunda vuelta, de esta segunda vuelta es que está siendo una segunda vuelta a tres, lo que ha cogido al señor Sarkozy, que había planificado una campaña a dos (Ségo vs Sarko), a contrapié. El señor Bayrou no hace mutis y está obligando a los dos candidatos mayoritarios a ocuparse de él. Al anunciar que no hace recomendación de voto y que funda el Partido Demócrata, sobre la base de los siete millones de votos obtenidos, este hombre entierra la derecha liberal y subordinada de la UDF, recrea el centro (ausente de Francia desde el MRP de la IVª República) y pone la vista en las elecciones legislativas de junio con una "tercera fuerza política" que, según dice (y merece la pena escucharlo) va a cambiar a Francia. Ha criticado duramente a Sarkozy, subrayando su carácter autoritario ("bonapartista", en definitiva, del bonapartismo de "Napoleon le petit") pero ha aceptado una invitación de Ségolène Royal a debatir con ella sobre sus tres puntos programáticos básicos: la democracia, el tejido social, la economía. Es posible que ese debate no pueda producirse en la TV porque es contrario a las normas sobre los tiempos de pantalla de los candidatos, pero ambos están interesados en hacerlo y lo harán de un modo u otro. Bayrou dice que también está dispuesto a debatir con Sarkozy, pero Sarkozy no responde porque no quiere compartir la campaña con el centrista.

¿Y qué enseñanza sacamos hasta ahora de la situación? Primera, que Bayrou consigue estar en la segunda vuelta de modo muy inteligente, aun sin ser candidato, forzando su éxito en las legislativas posteriores. Segunda, que Ségolène Royal ha ganado la primera baza por la mano a Sarkozy, adaptándose a la situación y reconociendo esa presencia de los centristas de Bayrou.

¿Modernizadorxs/bonapartistas? Aquí lo que hay es que Mr. Sarkozy ha perdido el primer combate y tiene difícil parar la marea del "tout sauf Sarkozy". Podría seguir haciendo consideraciones, pero no merece la pena. El cartel de más arriba, un cartel contra Sarko que obtengo de uno de los envíos colectivos de mi amiga Pilar (gracias) tiene su chiste. Lo que hay entre el "ensemble" y el "tout" es lo que puede hacer perder las elecciones a Sarzozy.

dilluns, 23 d’abril del 2007

Ségolène, présidente.

Como segoleno de primera hora estoy encantado. No es momento de regodearse en el triunfo, pero tampoco debe dejarse sin comentario el hecho de que ese 25% en primera vuelta equivale a mucho más, pues la candidata hubo de contrarrestar dificultades especiales debido a su condición de mujer que ya empezaron en el machismo de su propio partido. Espero que los dirigentes de éste tomen nota y comiencen a mirar en torno suyo a ver cuántas más ségolènes tienen por ahí discriminadas para darles una oportunidad y que puedan demostrar lo que valen, como ha hecho la señora Royal.

La altísima participación ha sido estupenda, "una lección de democracia", al decir del señor Holande, y bla, bla, bla. Lo que hay que hacer es interpretarla. Ahí va mi interpretación:

La experiencia dice que las participaciones excepcionales se dan en elecciones excepcionales, esto es, en momentos de crisis, de amenazas de guerra civil, de ascenso de algún/a fascista, de catástrofe económica, de conmoción social è cosí via. Nada de esto estaba presente ayer. Al contrario, lxs candidatxs, muy en su sitio; la atmósfera de la campaña, buena; no existen confrontaciones polarizadas y Francia, como el resto de Europa, va económicamente bastante bien. ¿Qué había pues de excepcional en esta elección? Que por primera vez en la historia de las cinco repúblicas francesas una mujer puede llegar a la presidencia. Guste o no, ese ha sido el factor excepcional, el que ha movilizado tan alta participación. Y no queda ahí la cosa. Hay más consecuencias. Doña Ségolène ha trastocado el eje tradicional izquierda/derecha en su versión de monopolio masculino. Me explico. Las mujeres son la verdadera "mayoría silenciosa" de nuestras sociedades. Nadie les ha preguntado lo que pensaban como mujeres de la candidatura de una de ellas. Tengo para mí que ha recibido un importante apoyo de mujeres de la derecha y que, en cambio, ha perdido votos hasta de su propio partido y de la izquierda en general, votos de gentes que prefieren a alguien de la derecha antes que a una mujer. ¿Que de dónde saco estas ideas? Son intuiciones procedentes de mi conocimiento del percal masculino y de mi suposición de que muchas mujeres han votado guiándose por su interés de género antes que por su filiación política. Simplificando, creo que todas las mujeres del PS han votado por doña Ségolène, pero no todos los hombres, y que todos los hombres de la UPM han votado por el señor Sarkozy, pero no todas las mujeres, aunque las proporciones entre ambos partidos seguramente serán muy distintas.

Vamos al campo de la izquierda. Los electores han demostrado tener más sentido común y altura de miras que sus jefxs. Ni uno de los seis candidatos de izquierdas ha llegado al 5%, como se ve en el cuadro que reproduzco de Le Monde. El que más se ha acercado, Besancenot. Los demás, de risa. Entre todxs, han sumado un 10,88% de votos, que si se hubieran agregado a los de la candidata, la habrían puesto en cabeza. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Es de esperar que ese trasvase se produzca en la segunda vuelta. Interesa que lxs dirigentes pidan expresamente el voto para la socialista. Bové y Buffet ya lo han hecho.

¿Y lxs demás? Villiers ha dejado en libertad a sus votantes. No tengo claro a quién votarán lxs del FN de Le Pen. En principio, debiera ser a la UMP de Sarkozy, pero no cabe olvidar que en política, como en las comunidades de vecinos, los mayores odios se dan entre lxs más próximxs. En buena medida, la llave estará en manos de la UDF de Bayrou. Está claro que este centro-derecha tendrá que decidir entre el proyecto de centro-izquierda de la señora Royal (probablemente no muy avanzado pero consistente en lo económico y muy adelantado en lo social, al estilo Rodríguez Zapatero) y el de derecha extrema del señor Sarkozy. Si se inclinan por el de la primera, Francia tendrá una mujer presidenta de la República.

Que, by the way, daría un buen impulso a la candidatura de la señora Clinton en los EEUU. Si bien personalmente prefiero a Barak Obama, creo que el factor género puede hacer que doña Hillary venza al candidato republicano.


diumenge, 22 d’abril del 2007

Franceses: allez-y!

Hoy es el día h en Francia. Mi candidata doña Ségolène Royal llega a menos de un punto de Nicolas Sarkozy, lo que es muy alentador porque hubo momentos en la precampaña y campaña en los que pareció que la señora Royal podría sucumbir a las zancadillas que, por ser mujer y de izquierdas, le pusieron en todas partes, empezando en su propio partido.

Ahora la situación se normaliza: en cabeza, y por este orden, han llegado hasta el día de la votación: Sarkozy (derecha extrema, 26,5%), Royal (socialista, 25,5%), Le Pen (extrema derecha, 16,5%) y Bayrou (centro derecha, 16%). Es decir, en primera vuelta, la derecha cuenta con el 59% de intención de voto de quienes dicen tenerlo decidido, según la última encuesta del CSA-CISCO. Muy típico de lo que pasa con las derechas en general. Llamo derecha extrema a Sarkozy porque, aunque él trate de disimularlo y siga hablando de De Gaulle, tiene tanto de gaullista como yo de astronauta. Es incomprensible que El País se haya tragado la bola porque ¿cómo va a ser gaullista un miñón de los estadounidenses?

Lo pintoresco está en la izquierda. Junto a doña Ségolène se presentan otros seis (6) candidatos de izquierdas: tres trostkystas, una comunista, una "verde" y un altermundialista. Probablemente ningunx de ellxs llegue al 5% de los votos, que es el porcentaje que precisan para entrar en el reparto de suculentos fondos públicos a los partidos, y quizá la única razón por la que algunx se presenta. Suponiendo que obtengan como media 3,5%, es claro que habrán restado a la izquierda mainstream en torno a un 21% del voto. Eso es legítimo, por supuesto, pero bastante estúpido porque es abrir el camino a un gobierno de la derecha. Claro que, para disimular esa estupidez, se acude a otra mayor: a decir que, en realidad, Sarkozy, Le Pen, Bayrou y Royal son la derecha; lo que equivale a sostener que el 85% de los franceses vota a la derecha. Díganme si no es estúpido. De ahí que, para tratar de seguir disimulando tanta estupidez, lxs creyentes en la doctrina de "todo es derecha menos mis cuatro amigxs y yo" prefieran la abstención. Por supuesto, normalmente, quien sostiene eso es alguien a quien un gobierno de la derecha de verdad no va a perjudicar; un señorito, vaya.

No está claro cuándo se sabrán los resultados de esta primera vuelta, pero varias entidades e institutos ya han dicho que darán provisionales entre las 20:00 y las 22:00.

dimecres, 18 d’abril del 2007

Ah, la France!

Vaya, parece que mi candidata Ségolène Royal vuelve a subir en los sondeos. Al menos, el que traía ayer Le Monde de la empresa CSA-Cisco para Le Parisien daba 27% para Sarko, 25% para Ségo, con Mr. Bayrou en un cómodo tercer puesto con 19% y Le Pen en el cuarto y 15,5%. Parece que ya ni las intoxicaciones, ni el juego sucio de las noticias falsas paran la candidatura de la señora Royal. Porque ya le han hecho jugarretas y le han puesto zancadillas dentro y fuera de su partido. Y el personal dirá lo quiera, pero es por ser mujer. La última triquiñuela: que los servicios del ministerio del Interior tenían una encuesta secreta que daba a Sarko y Bayrou empatados en cabeza y Ségo no pasaba a segunda vuelta. Falso, pero pensado para hacer daño, para desmovilizar el voto de izquierda.

Ahorro al personal las acostumbradas especulaciones sobre el voto útil, el estratégico y el pluscuamperfecto. A primera vista tienen toda la pinta de pasar Sarko y Ségo. Y, como decía servidor en un post anterior, et puis, on verra. No me atreveré a pronosticar cómo votarán en segunda vuelta los comunistas de Buffet, lxs trostkistas de Besancenot, lxs altermundialistas de Bové, los también trotskistas de Laguiller y Schivardi y lxs verdes de Voynet y tampoco sé qué harán lxs votantes de la derecha, los de Bayrou, Le Pen, Nihous y Villiers. Sé lo que haría yo y más abajo se verá. En realidad, a los indecisos de la primera vuelta habrá que añadir los desconcertados de la segunda.

Mi amigo Tom Cahill me ha hecho llegar dos direcciones francesas curiosísimas, a saber: mon vote à moi y Politest. Se trata de dos sondeos cada uno de ellos con una batería de respuestas cerradas. Si se cumplimenta, al final te dicen en uno (mon vote à moi) cuáles son los partidos a los que vota alguien como tú y el otro (politest), a qué candidatx apoya alguien como tú. Ambos sondeos vienen en francés, aviso. He respondido a los dos y mis resultados han sido:

a) partido al que vota alguien como yo: en primer lugar el Partido de la Izquierda Radical (que apoya a Ségo) y en segundo lugar, el Partido Socialista (que hace lo mismo); en tercer lugar aparecen los Verdes.

b) Candidato al que apoya alguien como yo (de mayor a menor apoyo): Bové, Besancenot, Laguiller, Ségo, Voynet, Buffet, Bayrou, Sarkozy. Está claro que soy un tiparraco de izquierda. Pero también lo está que, coincidiendo con Bové, votaría por Ségo, porque de lo que se trata es de que gobierne la izquierda democrática que, como se ha visto en toda Europa desde el fin de la guerra y sobre todo en los países escandinavos, es la que aporta progreso a las sociedades.