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diumenge, 17 de juny del 2012

Los veintisiete contra Atenas


De ti imploro, oh musa, el arte para narrar aquellos aciagos acontecimientos que, encadenados por el destino, llevaron a la actual situación de caos helénico. Acudía el demos a pronunciarse en el ágora sobre las condiciones de paz dictadas por los nuevos persas. Los dioses, siempre veleidosos, ya no los hacían venir del Oriente de los bárbaros despotismos, sino de las regiones hiperbóreas septentrionales.
Reinaba la disensión en el seno de la Ecclesia y quienes más alto hablaban era el partido del pueblo y el partido de la oligarquía. El primero pretendía hacer frente y resistir a los nuevos persas. El de la oligarquía, al servicio de la corte de la reina bárbara del Norte, prefería pactar con el extranjero a costa del pueblo. Aprovechando la confusión reinante, merodeaban por la polis bandas armadas partidarias de los tiranos que apaleaban preferentemente a los metecos aunque también arremetían contra los ciudadanos con aspecto de demócratas.
El Consejo de los dioses hubo de suspender los preparativos de los próximos juegos olímpicos a punto de celebrarse en una tierra ignota que los atenienses siempre pensaron estaría poblada de monstruos. Acertó a reunirse de urgencia en una cosmología extraña, cerca de la ciudad sagrada de Tenochtitlan. Los dioses del lugar eran muy abigarrados y llamaban G-20 a su Consejo. Los unos y los otros dioses miraban consternados los acontecimientos en Atenas porque si los ciudadanos decidían apoyar el partido del pueblo, este lucharía contra los nuevos persas y no les dejaría ocupar la acrópolis, en donde los germanos querían establecer un banco. Sobre todo les preocupaba que los atenienses rebeldes encontraran apoyo en otros lugares de la ecumene. En muchas colonias de la Magna Grecia había focos que miraban a Atenas, prestos a convertirse también en incendios populares que traerían una oleada de democracia, o sea, de demagogia.
La reina de los bárbaros del Norte ya había advertido a los díscolos atenienses de las consecuencias de la rebeldía: uno de cada diez ciudadanos sería sometido al ostracismo. Pero era poca amenaza. Se necesitaba algo más fuerte. De pronto apareció Hermes, el heraldo de Zeus, portador de un mensaje de los olímpicos a los atenienses: "Desterrad de entre vosotros toda desmesura prometeica, no queráis temerariamente ser hombres y conformaos con ser esclavos como es la voluntad de los inmortales. Abandonad el partido del pueblo y seguid el de la oligarquía, pues corresponde al orden natural de las cosas y apacigua a los dioses que sabrán ser próvidos con vuestras desgracias".
Al otro extremo del piélago, en Iberia, algunas tribus rebeldes, muy cercanas en espíritu al partido del pueblo ateniense hablaron de intolerable injerencia de los dioses en los asuntos internos de la polis ateniense y propusieron hacer como hicieran los griegos. Enfrentarse a los tiranos de la colonia, al servicio de los bárbaros invasores y poner coto a la desmesura de estos. Devolver la autonomía al pueblo ibérico así como la isonomía y la isegoría, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión. Ambas le habían sido arrebatadas por la oligarquía colonial al servicio de los veintisiete tiranos.
Los mismos dioses, oh musa, estaban al servicio de la tiranía de los veintisiete cuya estrategia era someter a servidumbre a los pueblos del sur, siempre incómodos, indisciplinados y revoltosos.Y, sin embargo, en aquella confusión, en aquella turbamulta de bárbaros, dioses, ciudadanos, metecos, oligarcas, demagogos, sicarios, esclavos y estrategas, en donde nadie parecía entender nada, una cosa había quedado clara: era el pueblo el que hablaba y el mundo civilizado entero, los mortales y los inmortales, la tierra y el reino de los muertos estaban pendientes de su palabra.
(La imagen es una foto de Wikipedia en el public domain. Representa la Victoria alada, la Niké de Samotracia, esculpida para celebrar un triunfo naval en el siglo II a. d. C. Se encuentra en el Louvre).


dimarts, 17 d’abril del 2012

Recuerdos de un elefante.

El primo George era un gran elefante. Culto, íntegro, voluntarioso, sensible y muy hospitalario, fueron estas buenas cualidades las que lo perdieron. En especial su aficion por el trato con los hombres, sí, esos bípedos implumes devastadores a quienes nuestros amigos los houyhnhnms, llaman yahoos, término que los propios yahoos, en su estólida ignorancia, atribuyen a una plataforma de correo electrónico, ignorando que la palabra quiere decir precisamente eso, "hombre". En verdad, hombre tosco, brutal, degenerado. O sea, hombre a secas.
George era sabio a fuer de viajado. Había estado en la India y allí había conocido a Ganesh quien le enseñó la gran habilidad con la que él después se ganó la vida por los caminos del mundo hasta volver a casa. Sabía tenerse de pie sobre un ratón. Me lo presentó una vez. Se llamaba Ercolino y era un gran roedor pues sostenía a George sin fatigarse y eso que mi primo pesaba casi diez toneladas. Ganesha cogió cariño a George y lo nombró Gran Proboscídeo del Africa meridional con jurisdicción sobre todo el Kalahari y obligación de pagarle un tributo anual en un rico forraje, al que el dios era muy aficionado, que crece en la savana africana pero no se conoce en Asia. ¡Y no estaba orgulloso ni nada George de patrullar las ardientes arenas con su gualdrapa de seda hindú en la que se leía en sánscrito "Alguaciles de Ganesha. Satrapía africana"!
Hacía ya tiempo que lo veía poco. Se había casado con una hermosa elefanta de la selva y, siendo un loxodóntido hogareño, apenas salía de casa salvo para ir al trabajo. Sin embargo, un día vino a verme muy excitado: había llegado un grupo de yahoos que parecían civilizados, quería entablar relaciones con ellos y me invitaba a acompañarlo porque creía que podría serle de utilidad dado mi conocimiento del inglés, que adquirí mientras, siendo niño, trabajaba para Walt Disney haciendo Dumbo. Me negué en redondo. No era necesario señalarle el peligro que lleva siempre para nosotros el trato con estas bestias frenéticas cuando van de lo que llaman "caza". Pero él insistía. No había peligro, decía el infeliz; en la expedición venía un yahoo que era Rey de España y, al tiempo, presidente de honor de WWF, es decir, ¡un amante de los animales! Venía, además, acompañado de un grupo de damas y caballeros entre los que destacaba por su belleza, elegancia y cualidades espirituales, una noble alemana, al parecer sentimentalmente relacionada con el yahoo hispano, de nombre Corinna zu Sayn-Wittgenstein. "¡Una Wittgenstein!", exclamaba el bueno de George, "¡Podré hablar con ella del Tractatus Logicus-Philosophicus, que fue lectura obligada en mi época de Brahmín en la India."
Dije que no lo acompañaría y mientras él, algo mohino, emprendía viaje al encuentro de los visitantes, yo me metí en la red en busca de información sobre aquel extraño Yahoo, llamado Juan Carlos de Borbón. La conexión en el Kalahari no es muy veloz pero, cuando accedí a la información, se me encalabrinó la trompa: el yahoo en cuestión era un peligro para cualquier ser vivo a su alcance: empezó sus días matando -diz que accidentalmente- a un su hermano y siguió luego su infausta carrera sembrando la tierra de cadáveres: búfalos, ciervos, urogallos, jabalíes, jaguares, tigres de Bengala y hasta un simpático oso de la estepa. Aquel yahoo, como todos los de su especie, era una máquina de matar; la tal Sayn-Wittgenstein lo azuzaba para hacer negocios con una clientela de nuevos ricos palurdos que pagaban lo que fuera por ir a exterminar fauna africana en compañía, decían, de un auténtico rey que, a su vez, acudía allí atraído no por el encanto filosófico de la dama sino por otro menos elevado y más horizontal.
Cuando me di cuenta del peligro que George corría, salí a toda velocidad en su busca, barritando desesperadamente. Pero George estaba lejos y no podía oírme. De hecho, ya había avistado el safari y hacia él se encaminaba con esa tranquilidad de espiritu que caracteriza los espiritus nobles. Cambié la forma de comunicación y le envié aviso de riesgo por microondas terrenas. Si George estaba todavía en este mundo, tendría que recibirlas por las patas y quedar avisado. Justo cuando acababa de enviarlas, sonó el eco de un disparo y yo supe que había llegado demasiado tarde.
Redoblé la velocidad de la carrera y cuando, por fin, entré en la linde la savana el espectáculo era desolador. A cien metros, George yacía muerto, con la tapa de los sesos levantada mientras el yahoo posaba satisfecho con la escopeta humeante, junto a la malvada princesa y a sus pies, mi infeliz primo George. Verlos y arremeter contra aquella pareja de estúpidos criminales fue todo uno. Ignoré a la mujer pues los elefántidos no atacamos a las mujeres y me fui sobre el reyezuelo de la tribu ibérica. Lo empujé levemente con la trompa y le rompí una cadera. Me disponía a aplastarle la cabeza sentándome sobre ella cuando se me apareció Ganesha y me ordenó perdonarle la vida. Tenía que perdonarlo porque, al y al cabo, nosotros somos dioses e hijos de dioses y tenemos que tener piedad con estas criatura imperfectas que sólo sobreviven matando y destruyendo, sobre todo, si como era el caso con el yahoo a mis pies, no sabían hacer otra cosa de provecho pues habían pasado su vida parasitando a sus semejantes.
No me convenció el discurso de Ganesha porque, al fin y al cabo, a diferencia del pobre George, yo he sido siempre un agnóstico pero entendí el razonamiento de que, si acababa con los días de aquella piltrafa humana, que se retorcía en el suelo de dolor, acabaría siendo tan abyecto, cruel e inmundo como él. "Déjalo ir", me dijo Ganesha, "No lo tiene fácil. Su mujer lo ignora, sus hijos no se lo toman en serio, sus amantes lo tienen como un activo de negocios y alguno de sus parientes políticos, más ladrón que Caco, puede acabar arrastrándolo a la cárcel, que es la jaula en la que los yahoos encierran a los otros yahoos que se pasan de listos o de tontos. Su propio pueblo nunca le ha tenido mucho respeto y, ahora, con sus últimas hazañas muy al estilo de los crápulas de sus antepasados, aumentan los partidarios de darle boleto y cambiarlo por una República.
Lo de la República me sonaba mucho. Recordé que era la forma preferida por mi amigo y anfitrión, Palinuro, en cuya casa, que tenía la forma de una elegante trirreme troyana, me alojaba cuando iba de excursión a Europa. Precisamente, la última vez, cuando fui de librerías a Madrid, a buscar un libro sobre un elefante que acababa de publicar el gran José Saramago, que tanto nos entendia, El viaje del elefante. Comprendí entonces la profundidad del maestro Ganesha: entre los yahoos hay de todo, incluso extremos contrapuestos. Hay Saramagos y hay Juan Carloses.

Del diario real.

Viernes, 13.


Lo mío es mala pata. Menuda castaña me he dado. Rotura de cadera por tres sitios. He visto las estrellas. Claro, viernes y trece. Tenía que pasarme. Pero, ¡en Bostwana! Los españoles creen que es martes y trece pero porque no se enteran: es viernes y trece. Lo leí en el Código Da Vinci. Lo del trece es lo que no veo. Lo que no vi fue el escalón. ¿Quién lo pondría ahí? ¡Escalones en Botswana! La gente lo quiere todo. Pero bueno, adiós safari, con lo interesante que estaba. Sobre todo por Corinna, porque sus invitados/clientes son unos plastas que solo saben hablar de negocios. He hablado con D*, el jefe de mi real casa. Me han traído en un jet privado de uno de esos millonetis, que se han quedado allí pegando tiros. Y yo, al hospital. Verás tú la cara de la reina. Lo que más me fastidia es lo que dicen todos siempre: Juanca, no estás ya para esos trotes. ¡Sabrán ellos lo que es tener sangre en las venas! Corinna es la única que me entiende y a la que entiendo. Me han operado, he quedado muy bien y mañana o pasado, dice el doctor que podré caminar sin problemas y hasta dar carreras por el pasillo. No me niego, pero será con cuidado pues parece que no aprendo.


Sábado, 14.


¡Vaya! Tenía que ser el aniversario de la Rep., con el país lleno de banderas tricolores, y todos los vejetes contando sus batallitas. Al difundirse la noticia ha cundido la perplejidad. Eso, yo, lo huelo. Las cabezas pensantes no saben qué pensar y las bocas hablantes qué hablar. Creo que los supero. Y eso que llevo una racha. Lo de Urdangarin es como una carga de profundidad y ahora vengo yo a que me pongan una prótesis. Para cuando recuperen el habla e il pensiero he de tener preparada alguna historia. A ver qué cuenta D* y por dónde salimos. ¡Maldita transparencia! Quieren saberlo todo. Y mira que hay cosas importantes por el mundo. Se lo dije a Rajoy cuando le dio por hacer una ley de trasparencia: oye, ten cuidado. Pero el gallego estaba lanzado a dar ejemplo, decía. Está insoportable. Nerviosísimo. Tiene no sé qué problemas y quiere que le resuma todo mi viaje y qué hacía en Botswana. Y estoy seguro de que no sabe en dónde está. ¡Ah, mi Botswana, con el inmenso desierto del Kalahari! Ahí se expande mi corazón y no en las pejiguerías del protocolo en La Zarzuela. Ya no me duele nada la cadera. Pero me zumban los oídos de lo que estarán diciendo en las tertulias y en las teles. Ya me lo imagino: ¡el aniversario de la austera Rep. y el Rey zascandileando con los negros. La gente tiene mala uva; sobre todo los míos. Enseguida quieren que me vaya. Parece que soy molesto. Y dicen estarme agradecidos por los servicios que he prestado a la democracia. Pues vaya forma de manifestarlo. No quiero hablar mal de la Rep, es historia de España, pero si Franco dio al país 36 años de paz, yo he añadido 37, uno más ya. Y eso tendrá que contar. Franco y yo somos muy diferentes. El era frío y distante mientras que yo soy apasionado y próximo. Por eso me quiere la gente que, cuando me conoce, dice "¡es como tú y como yo!", que ya quisiera.


Domingo, 15


La tormenta está en su apogeo. Tengo al país entero discutiendo mi caso. Ruge la marabunta. A ver cómo salimos de esta. Han venido los Príncipes de Asturias con sus hijas. Están preciosas. Es una pareja feliz y Felipe, un gallardo mozo. He hecho solemne trasmisión de poderes protocolarios. Me representa en los asuntos de trámite: ejecutivos de multinacionales, príncipes árabes, ágapes con escritores para premios literarios. Me parece que toca el Cervantes. Le he dicho que la Patria espera de él este sacrificio. Se ha cuadrado con lágrimas en los ojos y está ya ejerciendo sus altas funciones. Lo hace muy bien, según me dicen y Letizia, de cine. Esta chica nació para princesa. Mala suerte con esta mar de fondo. Vaya artículo que se ha largado Zarzalejos. Estos periodistas son de la piel de Satanás. Sobre todo los nuestros, como siempre. Porque si sale Anguita diciendo que hay que echarme a patadas e instaurar la Rep., está dentro del guión. Pero la prensa adicta es más dura de pelar. No queda lealtad a la institución ni a sus símbolos, entre ellos, yo. Los dos partidos dinásticos están portándose. A regañadientes colaboran aplacando los ánimos, aunque se ve que no les gusta. Y eso que tampoco ellos son un prodigio de pureza, sobre todo el PP. Si lo sabré yo. O por lo menos, Urdangarin. Pero los otros están echando las muelas contra mi real persona. Los radicales igualitaristas, otra vez con la cantinela de lo anacrónico de la institución. Se les han sumado los ecologistas y los amantes de los animales a cuenta del elefante y yo, encima, presidiendo el WWF, la vida salvaje en el mundo. Ya he visto que algún cortesano justifica mi cargo en la ONG animalista y lo hace explicando que el hecho de cazarlos demuestra mi amor por los animales. Tengo que preguntar cómo se llama y lo hago marqués de Trolandia. Menos mal que la reina no vuelve hasta mañana, lunes. Hay que prepararse anímicamente para ese encuentro de "ya te lo dije yo" y "esto tiene que cambiar". Me ha llamado Putin, haciéndose el gracioso. La gracia de este es como la del témpano o la salamandra. Dice que siempre me irá mejor con los osos. También ha llamado Berlusconi, otro gracioso bastante plebeyo pero podrido de millones. Estos del gobierno están al borde del infarto. Son unos principiantes. Me parece que se han metido en un lío con Cristina Fernández, la de la Argentina y, aunque no me entero mucho porque bastante tengo con lo mío, he oído por ahí hablar de Las Malvinas. Lo que no sé es cómo pretenderán estos llegar hasta allí. También ha venido Helena, que tiene a Froilán en otro hospital herido de un tiro en un pie. Parece que el niño va mucho mejor. Me alegro. Cuando vea a Marichalar le preguntaré, pero está el personal muy nervioso con nuestra afición a las armas de fuego.


Lunes, 16.


El cielo ruge sobre nuestras cabezas; especialmente la mía. Aquí todo el mundo opina sobre mi vida privada, si tengo derecho a tenerla y perderme por ahí o no; si he de informar de todos mis pasos al presidente del gobierno o no. Es una pasada. Siempre hay alguien que sabe en dónde estoy. ¿Por qué tiene que saberlo todo el mundo? Un rey es un rey y no la estatua de la Cibeles. Les cuesta entenderlo. Los de mi casa en La Zarzuela andan a la gresca con los de La Moncloa sobre lo que sabían o no sabían. Esto es un quilombo. El presidente del gobierno está como noqueado. Acarrea sobre los hombros una prima de riesgo que lo abruma y no sabe a dónde ir para librarse del peso muerto de la dama. Tiene la bolsa por los suelos y todos expectantes a ver qué más va a hacer para propiciar a los mercados. Y luego llego yo y le echo encima un elefante con lo que el hombre apenas respira. El líder de la oposición ha dicho que vendrá a cantarme las cuarenta pero en privado. Se le agradece. Es un caballero. Pero después están todos los demás armando bulla, incluso en los partidos dinásticos. Todos quieren saberlo todo: que a qué fui, por qué, a qué costo, quién sufragó el viaje y la estancia, quiénes eran las otras escopetas, en dónde me alojé, cómo, en dónde estaba el fatídico escalón. Algunos ya han localizado Botswana (que se escribe Bostuana) y han visto el Kalahari del Rey León que, en fin... Parece que la Argentina ha resultado arisca, estilo Evita y estos del gobierno no saben qué hacer. Rajoy ha salido corriendo y ha dejado al de Exteriores y al de Industria a hacer frente a la tormenta. Otra vez tenemos a la Patria en danza y yo, que puedo andar con muletas, en realidad postrado. De eso se aprovecha Cristina, de que hay un vacío de poder aquí, como se aprovechó Hassán II con el vacío de la muerte del Caudillo. Las portadas de la prensa adicta baten tambores de guerra, están bien. En efecto, vamos a nuestras Malvinas antes que seguir dando vueltas al elefante. Pero la de El País trae un petardo en la sotabarba que a ver para dónde apunta. Ese asociado de Urdangarin, Torres. Ya le dije a Iñaki que mirara con quién andaba. Me lo decía mi padre: lo básico en la vida son las compañías. Lo tengo clarísimo. Por fin vino la reina que llegaba de Atenas que a estas alturas debe de ser un lugar tremendo y venía muy descansada. Estuvo muy correcta, se interesó por mi percance, me deseó pronta recuperación y se marchó a sus asuntos, dejándome pensando en los míos, que son los de la Patria.

dimecres, 8 de febrer del 2012

Informe secreto del embajador alemán sobre el 23-F en Spanien

El gobierno alemán ha desclasificado documentos secretos de hace treinta años y entre ellos se encuentra este informe del embajador alemán acerca de la intentona de Antonio Tejero el 23 de febrero de 1981. Palinuro se ha hecho con él gracias a su amigo Julian Assange, condestable de WikiLeaks:

"Madrid, 30 de mayo de 1981.- Sehr geehrter Herr Kanzler: cumpliendo órdenes de mi ministro, el otro día pedí audiencia al Rey de España con el pretexto de tratar algunos asuntos del posible ingreso del país en la Comunidad Económica Europea. Juan Carlos I me recibió a las 12:00 en su despacho del palacio de la Zarzuela. Estaba de un humor excelente. Este monarca, que habla como si estuviera comiendo puré de Kartoffeln, es una mezcla de español castizo y francés del Périgord. Es dicharachero, da palmadas en el hombro y cuenta chistes con la misma gracia que podría tener Lutero y la prueba es que solo se ríe él, eso sí, con carcajadas a lo Rabelais. Después de tratar sucintamente el asunto de Europa lo abordé en el que nos interesaba y este es el diálogo que mantuvimos y que trascribí de memoria al salir del palacio. Ya sabe Su Excelencia que mi memoria es buena, pues me eduqué en el Instituto Federico El Grande.

Botschafter (embajador). Majestad, se dice que van a juzgar a los golpìstas de febrero.

König (rey).Calla, calla Reimut. Tengo un disgusto...

B. ¿Por qué, Majestad?

K. ¿Te parece bien juzgar a esos hombres, a esos patriotas como si fueran unos delincuentes?

B. Pero, Majestad, es lo que son.

K. ¿Delincuentes? Embajador, es como si me dices que el conde Klaus von Stauffenberg era un delincuente cuando está claro que se trataba de un héroe que quiso librar a su patria de la tiranía.

B. Señor, Von Stauffenberg conspiró contra una dictadura, una horrorosa tiranía que...

K. ¡La que hay en España! La tiranía de la mayoría, la plebe, los bolcheviques y los masones. Gente de la peor calaña que no sabe manejar los cubiertos a la mesa.

B. Bueno, las elecciones democráticas se basan en la mayoría.

K. Ese es el fallo de la democracia, Reimut, que mandan los mediocres cuando debieran hacerlo los mejores, la aristocracia, los grandes de España, los títulos de Castilla. Es el problema: otorgas el sufragio universal y la chusma elige a la canalla.

B. Señor, los golpìstas...

K. Reimut, los héroes.

B. Los héroes golpistas me parecen un puñado de fanáticos dementes que embiste sin ningún raciocinio.

K. ¡No querrás que se hayan leído la La razón pura de la crítica!

B. (Obviamente el Rey no domina la cultura alemana) No sé si serán capaces de leer el Catón.

K. Ni falta que les hace. Están movidos por el amor a la Patria y quieren lo mejor para España.

B. ¿Para España o para ellos? ¿Para España o para Vos?.

K. Ellos son España, Reimut. Yo soy España. Vosotros los teutones no lo entendéis desde que os hicisteis republicanos tras expulsar al buen Kaiser Guillermo.

B. Entonces Su Majestad simpatiza con Tejero y quizá supiera lo que se estaba tramando.

K. No, hombre. ¡Qué cosas dices! Además, ese es de la Guardia Civil, un matagitanos. Vas a ser la ruina de la dinastía. Pero, desde luego me pareció una reacción de caballeros españoles, hartos de ver cómo la patria era ultrajada todos los días con banderas separatistas, afrentas a los símbolos sagrados de España, a su glorioso ejército. Te lo repito, embajador, ¿qué hizo Von Stauffenberg cuando Hitler mancilló el honor de la Wehrmacht?.

B. ¿Honor el ejército español? Pero si la única guerra que ha ganado en trescientos años ha sido contra su propio pueblo.

K. ¡Ay, embajador, qué obnubilados estáis en Europa con la leyenda negra! El ejército español no ganó la guerra del 36/39 contra su propio pueblo, sino contra el comunismo internacional que nos había invadido. En cambio, al vuestro, el comunismo lo aplastó con ayuda de la plutocracia anglosajona y a pesar de los esfuerzos de la insigne División Azul. Y ahora, perdóname, Reimut, tengo que dejarte. He de hacer unas llamadas a ver si los jueces me tratan bien a Milans.

B. Ese era el cabecilla, el que sacó los Panzer a la Strasse. ¿Vos lo habíais hablado con él?

K. ¡Y dale! Pesado como buen prusiano. Claro que Jaimito Milans y yo somos amigos de siempre y lo hablamos todo. Pero no vas a conseguir que cometa una indiscreción y admita algún tipo de conocimiento del... del...

B. Putsch, Majestad, Putsch, intentona, Majestad, asonada, pronunciamiento, coup d'État, insurrección, sublevación, traición.

K. Venga ya, Reimut, no te pongas tremendista que te va a dar algo y ya no eres un crío. Una exaltación de la juventud alocada, encendida de amor a la Patria y que no duró 48 horas. Un escarceo. Pero que no te quepa duda: como cuentes algo de esto lo negaré de plano. Yo no podía apoyar esa ingenua aventura porque estaba mal planeada y abocada al fracaso.

Con estas me despedí del rey de los españoles pensando que es una suerte que no se le entienda casi nada cuando habla.

(La imagen es una foto de Amio Cajander, con una derivación propia, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 24 d’octubre del 2009

Crónica de la lucha por la Ceca.

O de cuánto dura la unidad en la política del Imperio.

Después de vencer en la batalla de Valencia, imponiendo al Curita la destitución de su monago, el relamido Costa, y con éste llorando sus cuitas sobre el hombro de su hermano Juan Sin Cargo a quien ayer traicionara precisamente en pro de quien hoy tan cruelmente lo hiere, retorna el Emperador a la corte maquinando nuevas empresas que afiancen su poder y den lustre a su gloria. Aquí lo espera una sedición movida por la Señora de la Marca madrileña, la Dueña Liberada, quien tiene puesta su codiciosa mirada en el control de la Ceca imperial con el fin de acuñar reales de vellón con que financiar su ambición de alzarse con el Imperio comprando a los electores en la próxima dieta, todos ellos tan venales como pecadores. Sólo resiste al endriago el alcaide de la ciudad, un honrado burgués, leal vasallo imperial en quien tiene puestas sus complacencias el el Anciano hirsuto del monte, espíritu de la caverna milenaria. El Emperador alza bandera por su protegido, un preclaro varón de la acreditada dinastía bancaria de los Von Raten, mientras que la ladina Dueña Liberada, quiere imponer en el cargo a un su valido, un condotiero curtido en mil batallas y que se dejaría matar por ella si llegara el caso. Para el asalto final la nueva Circe de extraños poderes cuenta con el apoyo de las mesnadas locales, excepto las que guarnecen la fortaleza del alcaide, y la lealtad de los villanos que siguen a un cabdiello local a quien ella ha trastornado el juicio con promesa de ennoblecerlo en el futuro. Hoy, día santo de los hebreos y mañana, día del Señor de los cristianos, las tropas bruñirán las armas y las vigías otearán las avanzadas, mientras la legión de legistas y clérigos trata de amañar un compromiso que evite la detrucción del que un día fuera considerado el Ejército de Dios, bendecido por los príncipes de la Iglesia en sus cruzadas contra los abortígenas, los divorcífilos y los civitánidos educativos. Que cada cual se encomiende al santo de su devoción pues ya entran en liza los dos pretedientes, el honrado banquero von Raten y el gallardo mercenario Íñigo Gonzaloniero. Allá en lo alto relumbra la Ceca, premio que será del ganador en esta última batalla, preasagio del Ocaso de los Trajes. (La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons)

diumenge, 11 d’octubre del 2009

Cartas terráqueas.

"Querido Mogoli: cuando estuve en mis años mozos al servicio del nuestro amado Emperador en estas Regiones Finales, compartía mis guardias con un amigo a quien no veo desde entonces que solía decirme que había descubierto el adjetivo calificativo de uso único. Ésta era "terráqueo". "¿Tu has oído", me decía, "que alguien lo emplee en contexto distinto que para globo terráqueo?" En su memoria, ahora que nuestro Emperador ha tenido a bien volver a mandarme a este pintoresco planeta para jubilarme ya en el ocaso de mi vida y disfruto de holganza suficiente para escribirte estas cartas, he decidido valerme de tan gentil calificativo. De ahí lo de "cartas terráqueas".

Pienso comunicar contigo con la frecuencia que las circunstancias permitan mientras me hallo en este curioso lugar, al que sus habitantes llaman "tierra" y que tan bien conozco desde mi primera estancia, de la que hablaba, en él, en tiempos del imperio napoleónico, correspondiente en nuestro cómputo al ciclo gamma dos, para que te hagas una idea, y dando cuenta de lo que de nuevo vaya encontrándome . He de decirte, por cierto, que los dichos habitantes son unos divertidos seres parlanchines que se llaman a sí mismos "seres humanos" y cuya característica consiste, según ellos, en ser "racionales", cosa que los diferencia, a lo que imaginan, del resto de la creación, incluidos nosotros que, con nuestro aspecto de nubes, pasamos por carecer enteramente de razón.

Lo más gracioso de esta supuesta "razón" es que los lleva a dividirse en dos grupos más o menos iguales en función de una característica biológica que nada tiene que ver con esa misma razón y, con tal motivo, una mitad, que llaman masculina, se adjudica todo el uso de dicha facultad que, con argucias más o menos especiosas, niega a la otra mitad a la que llaman "femenina". Actualmente hay un movimiento en todo el planeta en pro de reconocer a la mitad femenina el mismo uso de razón (y, por tanto, iguales derechos) que a la masculina. Pero parece resultarles muy trabajoso y difícil y, de vez en cuando, los de la mitad masculina, se ponen nerviosos y violan y asesinan a las de la mitad femenina.

Seguiré informándote en sucesivas cartas: también se dividen según el color de la piel (que, ellos mismos reconocen, tampoco tiene nada que ver con la razón); según unas creencias extrañas que tienen sobre seres inexistentes a los que llaman dioses; según unos sonidos que emiten a los que llaman idiomas. En resumen, se consideran seres humanos, dicen ser una especie, pero, si vienes aquí sólo encuentras individuos y mal avenidos.

(La imagen es una foto de marioquartz, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 15 de setembre del 2009

Palinuro entrevista a Franco.

No bien se supo la noticia de que en la Basílica de Cuelgamuros, en el Valle de los Caídos, dejaba de oficiarse la misa que tradicionalmente se decía por el eterno descanso del alma del Generalísimo cuando Palinuro se dijo que aquello tenía que tener efectos en el más allá. De este modo, se agazapó en la cripta de la basílica, cabe la tumba de José Antonio, dejó que pasara el día y los curas cerraran el templo y se dispuso a esperar, convencido de que algo sucedería.

Efectivamente, al filo de la media noche oyóse un estrépito como de arrastrar de cadenas y pudo entreverse el alma en pena de Francisco Franco, vagando en las tinieblas y lanzando suspiros y gemidos desconsolado por haber perdido aquellas misas que eran como una renta que había venido pagando al Altísimo a cambio de estar instalado en la Gloria. Palinuro se armó de valor y le salió al paso:

Palinuro: general, permítame una pregunta.

Francisco Franco: ¿cómo? ¿No estoy solo? ¿Quién es Vd., atrevido mortal? General, general, ¿ya no se me llama Generalísimo o Excelencia?

P: soy un español parte de cuya vida transcurrió en España bajo su dictadura de Vd. Nunca lo llamé Generalísimo y menos Excelencia. Había quien lo llamaba "Excremencia", pero yo no lo hacía. Así que dese con canto en los dientes que no lo llamo "Paco el dictador", entre otras cosas porque a los ojos de los republicanos Franco perdió su condición de militar en una decisión del gobierno de la República.

FF: ¿He oído bien? ¿Aún quedan republicanos en España? Creí haber termninado con ellos acusándolos a todos del delito de rebelión contra el Estado.

P: que fue justamente el que Vd. cometió.

FF: lo nuestro no fue un delito sino un Alzamiento, un Movimiento Nacional. O sea, que quedan republicanos. ¿No hace bien su trabajo el Príncipe de España...?

P: sí, general, pero a su manera...

FF: estoy enterado, estoy enterado. Sé que Juancarlitos ha tenido que hacer algunas reformillas menores en los Principios del Movimiento Nacional, me lo contaba mi fuel López Rodó en sus oraciones.

P: ¿reformilla? General, no ha dejado ni rastro. Se ha deshecho hasta del brazo incorrupto de Santa Teresa que siempre estuvo con Vd.

FF: ¡caramba! ¿Y quien lo protege ahora? Bueno, ya me decían algunos que no me fiara de un Borbón, que son esencialmente desagradecidos. Uno de los que más insistían era Fraga, un hombre muy competente pero al que tuve echar porque se empeñó en airear el Caso Matesa.

P: ¿Ya había entonces caso Malesa?

FF: no, no, Matesa, un asunto de subvenciones a la exportación en la que estaba pringado el Opus y Fraga quiso quitárselo de encima. Hombre impulsivo el tal Fraga. Espero que ese sí me haya sido fiel.

P: fidelísimo, General, lo que pasa es que no puede hablar mucho de Vd. porque hoy en España, eso está mal visto salvo que sea para vituperar su memoria.

FF: ¡cómo cambian los tiempos! No quise resucitar al tercer año, como me recomendó mi leal seguidor Vizcaíno Casas y al final veo que el país se despeña de nuevo por la pendiente. Cuando hasta la Iglesia, a la que yo convertí en pilar del Estado nacional católico, escatima los rezos por mi alma, cabe esperar muy poco.

P: la Iglesia es otro asunto, general. La Iglesia, como la Patria, no tiene amigos ni enemigos sino intereses. Ahora defiende los suyos, que son los mismos que con Vd., pero a su manera, con sus armas.

FF: ¡ah, pero tiene armas! Eso me tranquiliza.

P: armas espirituales, general, medios de comunicación, fundaciones, seguidores en los partidos políticos.

FF: ¿ve Vd. qué podrida está España que ya ha vuelto a ser devorada por el cáncer de los partidos políticos? ¿No ha echado raíces la doctrina de mi ministro de Obras Públicas, aquel empollón de Fernández de la Mora, de la partidocracia y la implantación de un Estado de obras?

P: en absoluto, general, España es hoy un hervidero de partidos. Ya sabe Vd. cómo son los españoles: cada uno con su partido.

FF: bueno, pero habrá alguno admisible, alguno mandado por Gil Robles...

P: ciertamente, el PP, mandado unos años por el señor Aznar.

FF: ¿Aznar Zubigaray? Un gran tipo. Un poco tocado, como casi todos los vascos, pero excelente persona, capaz de abandonar la enfermedad del nacionalismo vasco y hacerse reciamente español.

P: no, no, Aznar López, el nieto de Zubigaray. Precisamente tuvo que vérselas con el nacionalismo catalán y el vasco a la hora de la formación de su gobierno; se convirtió en su esclavo. .

FF: Eso es lo que más me molesta de la situación de nuestra patria, que retornn los nacionalismos, los separatismos.

P: supongo que así es. Ahora presionan para que haya referéndums de autodeterminación para independizarse, separarse de Espña.

FF: se entenderá ahora porqué empecé el Glorioso Movimiento Nacional porque, recuérdelo, la preferíamos roja a rota. Para evitar la ruptura de España.

P: no, si no crea. Ahora la derecha se pasa el día hablando de que España se rompe.

FF: ya ¿y qué hace para evitarlo? Nada. Nada de nada. Nosotros hicimos una guerra. Nominalmente era contra el comunismo, que era lo que impresionaba a los judíos ingleses y yankees pero, en el fondo, era contra el separatismo. Redujimos todas lazs categorías políticas, anarquismo, socialismo, republicanismo, a comunismo y les cortamos las cabezas. Pero el objetivo final del Alzamiento, lo que siempre tuve presente, fue la unidad nacional española. Si esa se pierde, se pierde España.

P: lógicamente, general, lógicamente. Aunque hay quien dice que el que verdaderamente rompió España fue Vd. con su centralismo cuartelario.

FF: no siga hombre, que me da Vd,. un disgusto, además del que ya me han dado los curas. ¡España troceada! ¿Para eso la sembramos de cadáveres a lo largo de todas sus cunetas? ¿Para eso devolvimos a las entrañas de la tierra a sus malos hijos, los españoles rebeldes y los españoles que no querían ser españoles? ¡Ah! ¿Qué hace el Ejercito? ¿En qué piensa?

P: con el Ejército ya no se puede contar. Está integrado en varios organismos internacionales, no es obligatorio, se ha llenado de mujeres y anda por ahí sembrando la paz.

FF: ya no soporto más. Déjeme volver a mis penas en esta cripta, olvidado hasta de las oraciones de la Madre Iglesia. ¡Siglo desagradecido!

P: gracias por esta conversación, general.

Pero sólo respondió el silencio.

(La imagen es una foto de desighwllah, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 11 de setembre del 2009

Palinuro entrevista a Berlusconi.

Palinuro tiene enchufe con el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Así capitaliza el abundante jabón que le da en su blog. Gracias a ese enchufe ha conseguido "incrustarse" en el equipo zapateril que se ha desplazado a la isla de Cerdeña, en donde Il Cavaliere tiene su Villa Certosa y ya veremos cuántos y cuáles ministros españoles acaban pasando allí el finde. El colmo del delirio berlusconiano sería pasarlo a solas con la ministra Aído pero parece que las únicas "rosas" del Gobierno español presentes en la cumbre hispano-italiana con Fernández de la Vega, Chacón y Salgado y no es fácil la cosa porque cualquiera de estas tres sabría ponerlo en su sitio. Aído también, por cierto, pero es el caso que no estaba.

Palinuro "incrustado" en el equipo al modo en que los periodistas gringos estaban "incrustados" (embedded) en las tropas de su país que invadieron el Irak hace seis años para derramar sobre él las bendiciones de la civilización y la democracia. Incidentalmente, no comprendo porqué se ha aceptado que la traducción de embedded sea "incrustado" cuando lo que dice el inglés exactamente es "encamado", algo que define mucho mejor las funciones de los periodistas en la invasión del Irak puesto que en realidad van de putas de los militares, para decirlo de un modo a lo Berlusconi.

El presidente del Consejo de Ministros me hace esperarlo en una especie de coqueto gabinete que hay en el palacio en que se celebra la cumbre y finalmente se reúne conmigo terminada la rueda de prensa con el presidente Rodríguez Zapatero a quien el señor Berlusconi considera como un Balilla, de recia tradición genovesa.

Palinuro: Cavaliere, muchas gracias por haberme recibido para esta entrevista.

Silvio Berlusconi: no las tiene, no las tiene. ¿De qué periódico es Vd.?

P: no es un periódico, es un blog pero claro es periódico; periódico pero no diario. O sí, también diario.

SB: ya veo que los españoles, como los italianos, definen con concisión y rapidez. Bueno, el caso es que no es Vd. de El País.

P: no, presidente, en España hay más periódicos además de El País.

SN: lo espero con tutto il cuore porque pienso destruir a esa repugnante muestra de prensa falsaria, refugio de comunistas. Destruirla es borrarla de la tierra, como otros periódicos de Italia que sólo imprimen mentiras sobre mi persona.

P: destruir un medio de comunicación, sobre todo un nombre de éxito, es complicado.

SB: Vd. no sabe lo que se consigue con dinero.

P: no, no lo sé.

SB: ya lo veo. Todo, se consigue todo. Y yo tengo mucho dinero. Puedo aguantar procesos prolongados, pagar abogados, comprar testigos, eliminar pruebas, sobornar jueces...

P: no, no puede.

SB: ¡sí, puedo y lo hago!

P: quiero decir que no debe.

SB: eso es otra cosa. El deber, ¡ah, el deber! El único deber que conozco es el deber dinero.

P: así que Vd. gobierna como quiere.

SB: exactamente, joven; llegará Vd. lejos, Palinuro, un hombre duro, un hombre puro; por un hombre juro: ¡Palinuro! Gobierno como quiero. Mi gobierno hace lo que yo quiero, los medios dicen lo que yo quiero

P: y, si no, les cierra la boca con dinero.

SB: o los compro, o los destruyo, o los convierto en una pizzeria a domicilio. Así es la vida.

P: Y ¿cree Vd. que la gente, los italianos, apoyan esta forma de ser?

SB: la adoran. Todos quisieran ser como yo; me bendicen en sus casas. Por supuesto, hablo del popolo italiano, l'uomo semplice della strada, no de los resabiados intelectuales, profesores, izquierdistas envidiosos, masones, judíos, maricas, hippies y drogotas. Esa es la minoría que me odia y que hace oír mucho su voz porque dispone de maquinaria, empresas, tecnología y el noventa por ciento del terreno mediático en Italia, destinado a mentir a mansalva. Conmigo eso se ha terminado.

P: o sea, según Vd., como los medios izquierdistas más radicales, los grandes medios de información son en realidad medios de desinformación y manipulación.

SB: exactamente. Una curiosa coincidencia, por lo demás.

P: ...y Vd. propone terminar con ellos para establecer un ámbito mediático sin desinformación ni manipulación.

SB: ¡no, bambolotto, eso es lo que dicen los medios de la izquierda radical, que son todos gilipollas, como dicen Vds.! Lo que yo quiero es sustituirlos por mi forma de desinformar y mi modo de manipular.

P: pero eso, en el fondo, indica un profundo desprecio por su país y su gente.

SB: ma, cosa dice? ¿Cómo voy a despreciar al país europeo que produce le piú belle donne del mondo?

P: eso será si nos olvidamos de Dulcinea.

SN: ¿cómo? ¡A, sí! Dulcinea, la amada del Quijote, que no existía en verdad. Eso le pasaba al Quijote por no follar, que se le calentaron los sesos. A nuestra edad, mi joven amigo, hay que follar y a ser posible, con chavalas que son las que tienen fuerza. Las otras están ya desvencijadas.

P: tiene Vd. una habilidad extraordinaria para sacar de quicio a las feministas.

SB: esas viragos... Desde luego, desde luego y a los maricas también. Hay que acabar con el predominio de maricas y comunistas en la vida pública italiana, sanearla.

P: ahi es donde está la cosa, se dice que no distingue Vd. entre lo público y lo privado.

SB: ni falta que hace; soy el hombre más rico del país, poseo los medios de comunicación más poderosos, ¡soy el propietario del país! Caramba, estudia la historia, chaval: los reyes absolutos tampoco distinguían entre lo público y lo privado porque todo era suyo y no por eso dejaron de funcionar los Estados; al contrario, alcanzaron su apogeo: Felipe II en España, Iabel I en Inglaterra, Luis XIV en Francia... ¡Monarquía absoluta!

P: Pero esas orgías con veline en su condición de Presidente del Consejo...

SB: claro, es lo que ellas quieren. A las mujeres les encanta follar con presidentes y no con el señor tal o el señor cuál. Pregunte a mi amigo Sarkozy. Les encanta follar con presidentes que traten a presidentes que les cuenten cosas de Mr. Obama o de Frau Merkel.

P: esos mandatarios empiezan a considerarlo a Vd. como un problema.

SB: eso es lo que dicen en público pero luego les encanta venir y no te digo lo que hacen en privado porque sale luego cualquier snvergüenza contando mentiras de paparazzo.

P: pues lo calla Vd., o lo compra.

SB: veo que aprendes rápido, chaval, tú tienes porvenir.

P: ¿con Vd.?

SB: habría que verlo; ver lo que vales de verdad, no lo que parece que vales.

O: déjelo, era una broma. Oiga, se dice que sus fiestas eran con putas a las que pagaba.

SB: ¡qué pesados! Ya he dicho que yo no pago por follar,

P: pueden pagar otros.

SB: Pueden, pero no soy yo. Yo soy el Jefe. El mejor Primer Mnistro de Italia en 150 años y soy el mismo Berlusconi que atiende a sus empresas.

P: o sea, el capitalista Berlusconi, el empresario sin escrúpulos se ha convertido en el político Berlusconi con iguales características y, además, el poder político, esto es, el poder de legislar lo que más le interese.

SB: que es lo que hago. Me he blindado procesalmente si no a estas horas sería pasto de cualquier juez comunista de los que hay a patadas en Italia. El parlamento aprueba la legislación que yo quiero porque los diputados de mi partido son en realidad mis empleados, los pago yo, porque la listas electorales se complementan muy bien con mujeres. ¿No quieren cuota?

P: pero es que Vd. sólo quiere mujeres guapas.

SB: Y ¿qué? Las mujeres guapas dan votos. Mire, lo importante es tener una idea, un rumbo, un objetivo y atenerse a él. Si la gente se da cuenta de que es así, cambia de actitud y empieza a dar lo mejor de sí misma y surgen esas manifestaciones que exaltan el epíritu.

P: ¿cómo cuáles?

SB: las patrullas ciudadanas.

P: pero eso es algo pensado en contra de los inmigrantes.

SB: sólo de los ilegales. Es desagradable pero es necesario. Italia es nuestra casa común y a nadie le gusta que entren sin permiso en su casa. ¡Pues tampoco en la común!

P: por ahí es por donde dicen que anda Vd. bordeando el fascismo.

SB: ya ves; simplemente por decir la verdad. Y la verdad es también que no todo fue malo en el fascismo. El fascismo tuvo cosas buenas. Había sentido de la unidad de la Patria, la nación italiana. ¡Ahm qué tiempos! Giovinezza, giovinezza, primavera di belleza.

(La imagen es una foto de lordcima que lleva por título Berlusconi Cambieremo la giustizia dalle fondamenta, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 31 d’agost del 2009

Palinuro entrevista a Esperanza Aguirre.

Con el desmayo propio del retorno de las vacaciones Palinuro pensó que fuera bueno poner una nota de color en el sombrío panorama público hispano, razón por la cual, pidió audiencia a doña Esperanza Aguirre para hacerle una entrevista, a lo que ella contestó a través de no sé qué delegado que estaba encantada con la idea. Y así fue. Me recibió en un despacho de la sede de la Comunidad Autónoma de Madrid, sita en la Puerta del Sol y que para los de mi generación será siempre la DGS, la "degeese", la Dirección General de Seguridad, un antro en donde se torturaba a la gente, se propinaban palizas... y se obligaba a asistir a misa los festivos y fiestas de guardar. Nada más verme entrar por la puerta me espeta:

Esperanza Aguirre: ¡hola, majete! ¿Vienes a ver si te espíamos un rato?

Palinuro: espero que no, aunque en este edificio he visto yo cosas mucho peores que espiar.

EA: ¡ah, el franquismo! ¡Cómo echáis de menos el franquismo los progres!

P: seremos retroprogres.

EA: tú lo has dicho.

P: vayamos a lo nuestro doña Esperanza, aquí ¿se espía o no?

EA: ¿entre los sociatas? No te quepa duda.

P: no, no, ¿hay espionaje del PP desde la Comunidad de Madrid a gente del PP?

EA: y ¿qué quieres que haga, alma de cántaro? ¿que te diga que sí, que espiamos a tutiplén? Yo no sé nada de espionajes salvo los que sufro del PSOE.

P: ¿cómo lleva la trama Gürtel?

EA: ¿trama? ¿qué trama?¿La del PSOE en contra de la oposición?

P: No, no, no, quiero decir la red de presuntos delincuentes relacionados entre sí, muchos de los cuales están directa o indirectamente asesorados por Vd.

EA: no sé nada de eso. Sólo sé que el PSOE es la corrupción institucionalizada.

P: pero, vamos a ver, doña Esperanza, aquí hay un procedimiento judicial en relación con unos presuntos delitos cometidos por miembros del PP en diversos cargos y lugares de trabajo muy relacionados con Vd.

EA: No conozco militantes del PP condenados por corrupción; del PSOE mogollón, majete, mogollón.

P: dicen, doña Esperanza, que tiene Vd- un talante autoritario.

EA: eso lo dicen los herederos de las chekas.

P: autoritario, arbitrario y contrario al tono moral normal en estos casos.

EA: ¡ja! la superioridad moral de la izquierda. Me río yo de eso...

P: ¿sigue Vd. pensando en que Rajoy perderá las elecciones de 2012; incluso abriga la esperanza de que dimita antes, para presentarse a la presidencia del PP?

EA: estos del PSOE no son ni oposición si quiera. Nunca se sabe lo que quieren.

P: ¿qué opinión le merece el comportamiento de Ruiz Gallardón que tiene sus mismas ambiciones?

EA: Y no hablemos de la oposición que montan los liberados sindicales en los actos públicos.

P: y ¿qué puede contarme de Fundescam? ¿Podremos conocer alguna vez las cuentas de esta fundación y saber si financió o no la campaña electoral de su partido?

EA: los jueces, para eso están los jueces. Son los jueces quienes declararon que el PSOE se financiaba ilegalmente a través de Filesa, Malesa y Time Export. Y no tengo más conocimientos de financiaciones ilegales.

P: ¿es verdad que pretende Vd. privatizar el aire que respiran los madrileños?

EA: la Comunidad de Madrid, que me honro en presidir es un territorio dinámico, a la cabeza del desarrollo tecnológico del país, el que menos desempleo genera y con una relación flexible entre la iniciativa privada y las acciones públicas, como corresponde a un gobierno liberal.

P: justamente de eso quería también hablar. Parece que el vicepresidente de su gobierno acostumbra a adjudicar contratos y negocios suculentos siguiendo criterios de amiguismo y nepotismo.

EA: y esa condición liberal que te explico, basada en la libre competencia en el mercado, único criterio racional de adjudicación de recursos es la que nos permite funcionar y generar riqueza a pesar de que este Gobierno de radicalkes esté maltratando a Madrid presupuestariamente en comparación con regiones privilegiadas como Cataluña.

P: está claro que no va Vd. a contestar a una sola de mis preguntas.

ES: ni tú a las mías. majete.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 13 de maig del 2009

Fábula de la fábula.

Todos los años mi amigo Pedro Maestre, ingeniero de caminos, politólogo y alto directivo de una empresa, una mutua, escribe un libro de reflexiones de esas de moral de empresa, administración de personal, recursos humanos, etc, apoyado en la recopilación de algún tipo de material convencionalmente alejado del tema tratado. El año pasado fueron películas y este año son fábulas y cuentos infantiles de toda la vida. El libro (Fábulas, cuentos e informática, Madrid, Dintel, 2009, 432 págs) tiene como cubierta "Actividades estratégicas 2009". El término estratégico tiene mucho prestigio tanto dentro como fuera de las empresas, porque hace referencia a una actividad de largo alcance que se juzga siempre decisiva con relación a los fines que se pretendan. El "strategos" es el general y la estrategia la actividad del general o comandante en jefe.

En este año las reflexiones de Pedro sobre su estrategia empresarial se cuelgan de una selección de fábulas y cuentos, una por día y dos cuentos por mes. Las fábulas proceden todas de Esopo, La Fontaine, Samaniego e Iriarte y, aunque conservan de vez en vez algún trozo rimado, vienen todas en prosa. Se hace raro leer las fábulas en prosa. Al faltar la versificación, que tiene mucha fuerza nmotécnica es como si uno no se quedara tanto con el sentido de las historias, muchas de ellas tremendamente famosas.

Como quiera que el sentido del género fabulístico mismo es moralizante -de hecho, en muchas de las fábulas, especialmente en las de Samaniego e Iriarte, se incluye la moraleja- al vincular los textos clásicos con las reflexiones estratégicas sobre procedimientos de gestión etc, se produce una especie de duplicación, como si se tratara de fábulas de fábulas y, luego, de moralejas de moralejas.

Es curioso que casi todas las fábulas incluidas hablan de un número muy reducido de animales: el lobo, el zorro, la serpiente, la liebre, la tortuga, el cuervo, el águila, la corneja, la oveja, la cabra, el cisne, el oso, la comadreja, el león, la pulga y poco más. Todos ellos, los animales, muy antropomorfizados, casi constituidos en caracteres al estilo de Teofastro o La Bruyère, siendo muy típicos los temperamentos que se les atribuyen: el zorro es taimado, astuto, inteligente y de pocos escrúpulos; el lobo es fiero, cruel, glotón, orgulloso de su libertad y a veces un poco estúpido; el perro es reflexivo, prudente, fiel y un poco indigno; el cuervo, vanidoso; la serpiente, malvada, etc.

Como todo género moralizante, algunas fábulas parecen escritas para definir situaciones que uno vive cotidianamente y en la actualidad. Por ejemplo, adivínese en qué personaje español puede uno estar pensando cuando lee la moraleja de una fábula de Esopo que reza: "abundan individuos insignificantes que, aprovechando épocas de confusión, llegan a creerse grandiosos" (p. 67). Pues exactamente pero, como rezaba una veja historia polaca: "lo han dicho Vds.; yo, no".

En otros casos lo que sorprende es el alcance filosófico de alguna fábula, por ejemplo, El lobo y la oveja, de Esopo en la que el animal carnicero deja libre a la oveja porque ésta en efecto le ha contado tres verdades en las que la pobre, resignada a ser comida, hace de necesidad virtud (p. 117). Si bien se mira es una ilustración práctica de aquel supuesto de Hegel de que la libertad es el conocimiento de la necesidad pues la oveja es liberada precisamente por haber dicho la triste verdad de lo que la espera, de su necesidad.

En otros casos, las fábulas suelen tener valoraciones morales sobre la avaricia, la vanidad, la codicia: todas las veces en que un animal (normalmente un cuervo o un perro) abre la boca porque lo han halagado o trata de arrebatar algo en un reflejo, deja caer lo que en ella tenía.

El territorio moralizante de la fábula adquiere a veces fuerza de convicción uno diría que universal. Así, por ejemplo, cuando La Fontaine adaptaba a su siglo una expresión común ya en la Grecia clásica, de nada demasiado. Expresión que goza de casi unánime respeto. El problema es que el término "demasiado" implica una valoración negativa en sí misma, siendo así que no resiste un mínimo examen: ¿que significa "demasiada" cultura? ¿Qué "demasiada" justicia?

En algunos casos, mis querellas con las fábulas son desde el punto de vista objetivo, de las cuestiones de hecho. Por ejemplo, la celebérrima de La cigarra y la hormiga, en la que, como se sabe, hay una glorificación de la virtud de la previsión que, sin embargo, está basada en un conocimiento superficial y erróneo de la naturaleza. En el verano la cigarra canta mientras, además, cuida de su manutención personal porque, no siendo un insecto social, no tiene grandes graneros de especie que llenar. Para el invierno es inútil que almacene insecto alguno que no llega a él.

Leer los cuentos es siempre un placer porque son compendios clásicos de situaciones maravillosas que cada niño, probablemente, ha experimentado a su manera.

Dado que algunas de las fábulas (singularmente, las de Esopo) suponen episodios de la mitología griega, mi sugerencia es que el libro del año que viene vincule el saber de gestiòn de empresa con avatares mitológicos.

dimecres, 22 d’abril del 2009

El sueño de Borges.

Todos los libros, todos los grabados, las imágenes, cuanto esté impreso en papel. Todo en la pantalla, haciendo click... A Baudilio, el ratón de biblioteca, ya le había pasado más de una vez que se le olvidó la hora de cierre y cuando llegaron los empleados por la mañana siguiente, allí lo encontraron, sin moverse de su pupitre absorto en la lectura. En esta otra biblioteca que se mete en casa a través de la pantalla, ya no habrá vigilantes ni horas de cierre de qué preocuparse. Podrá olvidarse del tiempo, del espacio, del mundo en derredor, de la familia, de él mismo, de respirar y cuando alguien entre en su cubil verá que queda menos de Baudilio junto al ratón de lo que quedó del señor Valdemar en su lecho.

dissabte, 11 d’abril del 2009

Peregrino de la memoria (LVI).

Me sumerjo.


Como este relato se ha hecho ya muy complicado y me obliga a continuas revisiones que fuerzan a cambiar los textos anteriores, lo que me da excesivo trabajo, he decidido suspender su publicación. Es decir, sigo escribiéndolo y colgándolo en el blog porque he descubierto que es una buena disciplina para estructurar la narración, pero no de forma visible, sino como borrador que sólo puedo ver yo. Y paso a bortador también todos los anteriores. Continúo, pues, trabajando en él, sobre todo ahora que, habiendo alcanzado un volumen respetable, requiere mucha atención. Cuando lo tenga terminado daré aviso. Para entonces ya no tendrá sentido subirlo al blog sino que lo publicaré en papel.

diumenge, 8 de març del 2009

Peregrino de la memoria (XLVIII).

El amor, de golpe.

(Viene de una entrada anterior de Peregrino de la memoria (XLVII), titulada Diálogo en el cielo).

- Por fin -dice-. Hay que ver cómo te has resistido.

Es cierto. He resistido mucho, todo lo que he podido, pero sin grandes resultados como bien se ve en la situación en que me hallo con esta mujer que reconozco me gusta con locura, grande, atractiva, de voluptuosas formas que avanza sobre mí sin dejar de sonreír, casi a paso de carga, se me echa encima consiguiendo que se venza el endeble sillón de oficina en el que trabajo y que nos vengamos ambos al suelo, en confusa amalgama, que me abraza, me besa, me acaricia, se me enrosca como una serpiente, se despoja de su vestimenta, me quita la mía con endiablada habilidad sin que sepa cómo lo consigue, me recorre el cuerpo desnudo con unos labios carnosos que dejan un surco de cosquilleo y excitación, hasta concentrarse en mi sexo con el que parecen entrar en amorosa conversación que me enardece como si fuera electricidad, para darnos luego la vuelta a ambos, levantarme con sorprendente facilidad, encajarme entre sus fuertes muslos abiertos y hacerme entrar en ella como el que se tira de cabeza al cráter de un volcán mientras veo un trozo de tubo de neón de publicidad de la fachada de enfrente que se divisa desde mi ventana y pienso, aunque no sé con qué, que nunca, nunca he follado de esta manera. Laura se aprieta contra mí, me araña los lomos, me abraza, me estruja, jadea, me muerde en el cuello mientras me empleo a fondo cuanto puedo, hundiéndome y fantaseando que pudiera irme todo entero por su vagina. Se da de nuevo la vuelta sin separarse, se instala y se derrama sobre mí, sepultandome el rostro entre los senos, ofreciéndome los pezones para que los muerda, cabalgando cada vez más desaforadamente entre suspiros y gritos que me parece habrán de oírnos los vecinos, golpeándome contra el duro entarimado, tirándome del pelo, cegándome con el suyo, suelto y húmedo de sudor, lamiéndome, mordiéndome o dejándose morder con igual pasión pues me la ha contagiado de modo que no sé lo que hago salvo que al cabo de un tiempo que me ha parecido largo y corto, se va la luz, se hacen densas tinieblas, se encienden luminarias de colores, reviento por todas partes, gimo como una criatura y aquello se me viene encima, como una torre que se desmorona con un grito desgarrado que parece un alarido y acaba en un sollozo.

Después, silencio y quietud. No sé qué pensar y mucho menos qué decir y lo curioso del caso es que tampoco lo juzgo necesario. En otras circunstancias imagino que me hubiera esforzado por parecer ingenioso, hacer algún comentario, tratar de recomponer la situación, quizá dominarla. Pero ahora sólo siento un grato desmadejamiento, algunos pinchazos intermitentes en la pelvis y la región lumbar que más se golpeado contra el suelo y una especie de suave dejadez que me recorre la piel, especialmente la parte que todavía está en contacto con la suya que de vez en cuando se estremece. No siento necesidad alguna de cambiar de posición. Vuelvo a ver el trozo de neón por la ventana y la pantalla del ordenador encendida con un salvapantallas muy conocido de tubos en tres dimensiones. Tampoco pienso en la situación, pero sí en lo curioso que resulta que no lo haga, como si estuviera feliz ante la idea de que, así como he dejado hacer hasta aquí, podré seguir dejando en adelante. Es agradable no tener que pensar en qué hará uno porque alguien se encarga de hacerlo por ti. No tengo conciencia de que me haya sucedido antes y, en caso de habérmelo encontrado en otros, supongo que lo habré considerado negativamente como una señal de supeditación, de abandono, dejación y servidumbre. Se da mucho en las relaciones amorosas. Pero no parece tan desagradable cuando uno puede llegar a sentirse como una pluma a merced del viento, como una barquilla en el oleaje. Entretanto hay una suavidad balsámica en el ambiente y, definitivamente, el punto central es que no sienta deseo alguno de hablar.

Por último Laura se yergue y pasea desnuda lentamente inspeccionando el despacho. La miro desde atrás. Tiene unas caderas anchas, unas nalgas firmes, las piernas son fuertes y luce una melena negra lisa que le llega hasta la mitad de la espalda. Se detiene ante los anaqueles de libros que parece mirar con interés, pasa la mano por ellos, coge uno y, abriéndolo, se vuelve hacia mí. Desde mi posición en el suelo veo su vientre ligeramente redondo, el monte de Venus abundante e hirsuto, las dos tetas enormes como globos terráqueos con unos pezones rugosos, protuberantes, nimbados por una piel de un oscuro brillante y la indescriptible sonrisa con que me regala la vista como satisfecha de que le haya hecho un repaso tan a fondo.

- Platón -dice.- ¿A quién prefieres, a éste o a mí?

- No sois comparables.

- ¡Ah! ¿No? -Cierra de nuevo el libro, se lo aprieta contra el pecho, lo frota contra su vagina- Pues yo te prefiero a ti. Este Platón no me pone.

- Me imagino que no le importa. Y a mí tampoco.

- Eres un grosero.

Me levanto. Es curioso que siga en el estado de bendita indeferencia en que me dejó el asalto de Laura. Sé que su reproche es una zalema; si no me preocuparía. Me da la impresión de que ninguno de los dos tiene interés en decir nada con sentido, que estamos prolongando el encontronazo que hemos tenido. Hay que saborear estos momentos, pienso y en verdad no sé por qué ya que no recuerdo haber experiemntado nada parecido. Muy difícil de determinar por lo demás porque tampoco sé en concreto qué es lo que hay aquí tan decididamente distinto. Sobre todo cuando me asalta una idea que me deja algo perplejo e inquieto: me veo en esta mujer, quiero decir que la veo como si fuera yo mismo, que me parece mi yo proyectado; no como un doble, tema que me fascina, sino como una parte de mí mismo. Seguramente esa sensación es la que explica la tranquilidad que reina ahora entre nosotros, ese abandono como el que puede haber entre dos personas que se conocen de toda la vida, que no tienen puntos oscuros o secretos la una para la otra, siendo así que, en este caso, lo contrario es lo más cierto: no nos conocemos prácticamente de nada, ni siquiera sé como se apellida.

- Orizú -dice de pronto- Laura Orizú Sierra. Pensabas en eso, ¿verdad? Yo, en cambio, lo sé todo ti. Sé tu nombre, conozco tu vida, sé lo que has hecho. Hasta he leído un libro tuyo

Los dos nos reímos. Y estoy encantado en la situación, maravillado de que la compenetración sea tan intensa. Algo que en otro momento me hubiera preocupado ahora me antoja delicioso. Si estás desnudo en mitad de una habitación con la mujer con la que acabas de follar a lo bestia y os reís creo que se puede decir que eres feliz o te aproximas a la felicidad. No quiero hablar nada de amor pero la verdad es que no puedo apartar los ojos de su cuerpo. Ella me coge la mano y la pone entre sus piernas mientras me dice:

- ¿Hay una cama en esta casa?

No hay una; hay cuatro: una mía y tres para mis hijos, para cuando venían a pasar el finde conmigo, a alguna temporada, cosa que hace ya bastante tiempo que no sucede porque los tres se han organizado la vida por su cuenta y tienen sus propias casas.

- ¿No tienes hambre?

Le contesto que no pero que si ella sí podemos ver qué hay en la cocina. Algo tiene que haber; nada fresco, pero alguna lata de conserva o un trozo de queso reseco. Laura encuentra un paquete galletas con chocolate y se pone a masticar una, pensativa.

- ¿No quieres saber por qué sé tanto de ti y por qué te he perseguido?

- Ya me lo has dicho; porque estás enamorada de mí.

- Exactamente -dice con esa sonrisa que muestra su blanca dentadura de dientes grandes como todo lo suyo.- Exactamente. Como tú lo estás de mí.

No siento necesidad de responder. Creo que es cierto. Parece absurdo que uno pueda enamorarse una recién llegada a la que no ha visto en la vida y de la que lleva tres semanas huyendo. Pero se da. No he querido llamarlo amor, pero no tengo inconveniente en hacerlo. Es una prueba más de lo enamorado que estoy que la dejo definir la situación. Ella se ha puesto a hablar de cómo se había enamorado de mí de una forma completamente tonta, al escuchar a Vlam contando una anécdota de cuando éramos jóvenes, luego había buscado información sobre mi persona, las fotos, todo eso ya me lo había contado pero tenía que decirme cómo disfrutaba pensando en mí, que había hecho una ampliación de una foto que tenía en su dormitorio y se masturbaba pensando en mí. Yo no estoy seguro de escucharla porque disfruto mucho mirándola y oyéndola, aun sin enterarme de lo que dice. Qué extraña locura es esta es algo que resuena dentro de mí, qué extraña y hermosa locura.

- Vamos -me dice al cabo de un momento, seguramente al darse cuenta de que no la escucho - Vamos a esa cama.

Le digo que no tengo seguridad de estar en condiciones de repetir con ella tan pronto. Se ríe sujetándome el pene con la mano y diciendo que la vejez no perdona y que los hombres ya no son lo que eran pero que no me preocupe, que ella tiene de todo, incluidas pastillas que me pondrán en forma sin sentirlo, algo mejor que la viagra. Cuando por fin conciliamos el sueño, el dormitorio parece una leonera, ninguno de los dos puede más, ha amanecido y ella me dice que nos espera un día complicado.

(Continuará).

(La imagen es una viñeta de Aubrey Beardsley, de 1894).

dissabte, 7 de març del 2009

Peregrino de la memoria (XLVII).

Diálogo en el cielo.

(Viene de una entrada anterior de Peregrino de la memoria (XLV), titulada Una visita de Estado).

Envío el correo tras releerlo un par de veces. No me gusta que me queden mal las cosas, con faltas de ortografía o errores en la tildes. Mucha gente cree que, al ser la tecnología algo relacionado siempre con la velocidad, con la aceleración de la velocidad, hay que escribir de acuerdo con la exigencia que plantea, con descuido, con abreviaturas inventadas, sin esmero. Y eso en los correos electrónicos. Quien haya visto cómo y qué escriben los chavales en los llamados chats sentirá el frío de la parca bajándole por la columna vertebral como representante de una generación irremediablemente situada en algún brumoso lugar del pasado, cuando había una relación directa con la escritura como esmero. Eso se ha perdido y muchos lo echan de menos, todos esos que muestran nostalgia de los viejos procedimientos o costumbres frente a los incesantes avances de la tecnología. Y una de las razones más frecuentes de ese rechazo es la violencia que los chavales hacen a la lengua a través de los chats. Hasta se montan campañas para luchar contra ello que a su vez se expanden a través de las mismas tecnologías cuyos efectos supuestamente nocivos dicen querer combatir, como Facebook o Tuenty, campañas a favor del "castellano bien escrito" de los que odian cómo los chateros desfiguran nuestra amada lengua. Nunca me he apuntado a una de ellas entre otras cosas porque creo que las lenguas son cosas vivas al servicio de las personas y no cosas muertas con las personas a su servicio. Es lengua lo que gente habla, escribe, piensa, grita o chatea. Es lengua todo lo que la gente destroza. Si la lengua no se destrozara y renaciera de continuo, no habría evolución de los idiomas y estaríamos todos hablando alguno originario, alguna lengua indogermánica que seguramente haya desaparecido o quedado arrinconada en algún lugar más o menos grande, como el País Vasco, Hungría, Finlandia. Gracias a que el latín se corrompió hoy tenemos el españo, el portugués, el francés, el catalán, el italiano, el rumano, etc, etc, lenguas todas ellas que también presumen de estética y raíces y han desarrollado algún canon que obligan a pagar a los demás. Todas las innovaciones traen siempre algo bueno y tropiezan siempre con los de la inercia, los que no quieren cambiar de hábitos. A mi me gusta todo lo innovativo y tengo curiosidad por ver qué lengua utilizan los chateros. A veces me apropio de algo, giros, expresiones, abreviaturas y lo incorporo a mi forma de expresarme pero, cuando escribo un correo, como cuando escribo cualquier cosa, siempre quiero que quede con la mayor pulcritud. Y así suele ser.

Con el correo despachado me sirvo un café con leche y pienso en actualizar el blog. Eso es algo que también sorprende a la gente que me conoce: ¿para qué quiero un blog? ¿No es algo propio de los chavales y por lo tanto impropio de mi edad? No; eso es una tontería; no creo que nadie haya dicho que los blogs sean propios de los chavales e impropios de mi edad. Es una forma estereotipada de exponer una reacción y por estereotipada, falsa. Lo que la gente piensa en realidad, aunque lo exprese de forma confusa, es que eso de que yo tenga un blog demuestra dos cosas, una que me he adaptado a los tiempos de internet, cosa no muy frecuente en las generaciones mayores. He de decir, a fuer de ir hasta el final que no solamente me he adaptado sino que lo hago de mil amores, sin esfuerzo porque tengo puestas en internet muchas esperanzas y una confianza enorme. Internet es algo tan importante como la rueda, el fuego o la imprenta: invenciones revolucionarias de verdad que cambian la forma de vida de la humanidad. Internet es un ágora pública de toda la especie pero no sólo es eso, toda la especie ahora, sino toda la especie siempre pues desde que hay humanidad y ésta ha dejado algún testimonio, el que se quiera, que se pueda fotografiar o escanear, podemos entrar en relación con él; en relación con los vivos y los muertos. Nuestro diálogo no es sólo un intercambio con los seres humanos vivos sino, al mismo tiempo, con los muertos, con todos los muertos. Ya sé que eso se dice que sucede también con los libros. Estoy dispuesto a debatir sobre las ventajas e inconvenientes de los libros tradicionales en reación con la red, pero lo haré en otro momento. La otra cosa que prueba mi blog según las consideraciones amigas es que ejerce una influencia beneficiosa sobre mi persona. Lo cual es evidente, creo yo, en el ánimo de todos los internautas y blogueros. Alguien puede engañar, timar, estafar, pero acabas cogiéndolo siempre. Para la inmensa mayoría el medio es nuestra oportunidad para hacer nuestra obra en soledad, silencio (si se quiere) y en absoluta, infinita, ilimitada libertad. Eso lo digo yo también siempre: la blogosfera es el ámbito de la gente con criterio y celosa amante de su libertad, la que habla la verdad y la que está dispuesta a acogerme por unos días hasta que se me haya pasado el susto y pueda ser de nuevo yo mismo, sin cortapisas ni subterfugios.

El blog, sin embargo, puede esperar a que me dé una vuelta por skype y seguramente volveré a él de inmediato porque, siendo madrugada, es poco probable que encuentre a Laura al otro lado de la onda. Pero sí la encuentro. Esta mujer ¿no duerme nunca? Le escribo que ya he vuelto de casa de Esteban. Me responde de inmediato que si quiero que hablemos y le digo que no de momento, que prefiero escribir. He hablado mucho en casa de Esteban. Y más o menos el diálogo es el siguiente:

"Como quieras". Estaba esperándote.

"Ya veo. Aquí estoy".

"¿Seguimos quedando mañana?".

"Sí. ¿cuando?

"Cuando quieras".

"¿A mediodía?"

"Por mí por la mañana."

"Jajaja. ¿A la hora de desayunar?"

"O antes. Ya te he dicho que te quiero..."

"¿Cuánto antes?"

"Y que lo que quiero es estar contigo."

"Ya pero..."

"Ya mismo."

"Espera que esto se está liando".

"Ya mismo".

"Espera, ya mismo significa ahora mismo?

No he terminado de escribir la pregunta y suena el teléfono del skype.

- CLaro que significa ahora mismo -oigo la voz de Laura- ¿Cómo tengo que decirte que te quiero?

No sé si encontrar su proceder algo apabullante. Como primera reacción desde luego, pero debo reconocer que es un tipo de comportamiento que me divierte y no solamente me halaga sino que despierta en mí sentimientos favorables. Esta mujer es un torbellino, no respeta nada a su paso y lo bueno es que estoy de acuerdo con ella. Algo me ha dicho que somos parecidos. Sigue hablando:

-¿Quieres verme? Conecta la cámara.

Es lo que hago, Veo su rostro risueño, sus ojos almendrados, una sonrisa burlona, una mirada de cariño.

- ¿En dónde vives?

-¿De verdad estás dispuesta a venir?

- ¿Lo dudas?

- Oye, son las tres de la madrugada...

Me saca la lengua, guiña un ojo, orienta la cámara hacia su pecho, está desnuda, muestra unos senos grandes, firmes y altivos. Sigue sonando su voz:

- ¿Y qué? ¿No quieres verme? ¿En dónde vives?

Por fin le doy la dirección y me contesta:

- No tardo nada. Un beso. No te muevas, ¿eh?

Y corta la comunicación.

Me dispongo a esperar con una sensación extraña. Me siento muy halagado por el interés que suscito y me gusta la gente como Laura, directa, expeditiva, con personalidad y que trata siempre de hacer lo que quiere en un mundo en el que la costumbre de hacer lo que no queremos para poder sobrevivir ha acabado convirtiéndonos en sabandijas desvertebradas a quienes hacer lo que quieren en algún momento asusta de muerte, que ni siquiera de atreven a querer algo. Hasta pienso que yo también podría enamorarme de Laura si en verdad creyera que ella estuviera enamorada de mí pero me siento inseguro con un comportamiento tan avasallador. Desde luego me gusta, es una mujer imponente y en este momento está viniendo sin dudarlo a meterse en mi cama. Pero por otro lado tengo la congoja de que alguien se me está imponiendo, tomando las decisiones por mí, no dejándome respirar, sujetándome, privándome de mi libertad. Le ha costado. Llevaba como tres semanas tratando de que anduviéramos juntos y yo dando largas pero al final lo ha conseguido, debo confesarlo. Cambio la pantalla del ordenador y me meto en el blog, en donde vuelco mis impresiones de ese momento.

Ya sé que suena difícil de creer, que suena ionverosímil, pero ¿qué harías tú, lector, de encontrarte en mi lugar? (Es frecuente que los blogueros se dirijan en forma directa a sus hipotéticos lectores, aunque no tengan ninguno. Supongo que ello se compensa con el hecho de que pueda acabar leyéndolo alguien en el otro extremo del mundo que ha caído en su página porque navegaba por la red buscando algo concreto que tu página pueda tener). Una mujer relativamente joven (le calculo treinta y cinco años), hermosa, inteligente y rica que dice que se ha enamorado de ti así como así, casi sin conocerte, se presenta en tu casa a las tres de la madrugada con ánimo de pasar la noche contigo. No me he inventado nada, lo juro. Todo eso está pasando ahora, según voy escribiéndolo. Como mi despacho está en un bajo que da a una calle de poco tránsito, oigo un coche que se detiene ante el portal y el sonido del telefonillo. Abro la puerta de abajo y dejo entornada la de la entrada del piso mientras me asalta de repente la memoria de imponente presencia de Laura en el Palace. Es como si hubiera tenido todas las sensaciones e impresiones encerradas en una caja, en un compartimento y que ahora caja y compartimento se abrieran de repente y dejaran salir todos los datos de la personalidad de Laura: su belleza, su sonrisa, su aroma, su forma de mirar. Todo me sumerge en una especie de nostalgia en tanto la veo con los ojos del espíritu. y mientras escribo esto Laura aparece a lla entrada del despacho y abre los brazos.

(Continuará)

diumenge, 1 de març del 2009

Peregrino de la memoria (XLVI)

Una visita de Estado.

(Viene de una entrada anterior de Peregrino de la memoria (XLV), titulada Gratos recuerdos).

Aprovecho el momento en que estoy inspirado y sin sueño para contarte una historia que tengo muy presente de aquellos tiempos. Andaba yo por los dieciséis años recién cumplidos y se había anunciado la visita a España del presidente de los Estados Unidos, Eisenhower, el héroe de la Segunda Guerra Mundial acerca de la cual mis conocimientos eran por entonces un batiburrillo de datos de historia de bachillerato, cosas que me habían contado en casa (los canallas de los alemanes, lo heroicos maquisards franceses, con los que habían colaborado mis padres) y tebeos de Hazañas bélicas en los que las jerarquías eran claras y acentuadas: en la cúspide estaban los estadounidenses, que representaban el bien en todas su formas. Por debajo de ellos se encontraban los nazis alemanes (los fascistas italianos no salían nunca), que representaban el mal, pero no el mal absoluto, como se ha llegado a decir después, sino el mal relativo ya que el absoluto era un honor que quedaba reservado a los soviéticos y a los japoneses, aunque no necesariamente por ese orden. Así veía las cosas entonces. Aquella visita era para mí era una noticia emocionante. Podría ver en carne y hueso a Franco, de quien sólo había oído barbaridades en casa y a Eisenhower, acerca del cual los juicios de mi familia, sin ser encomiásticos, eran más benévolos. El régimen había hecho una gran despliegue propagandístico y tiempo después pude comprender todo el alcance de aquella visita que venía a ser como un espaldarazo internacional del llamado "mundo libre" a la zarrapastrosa dictadura militar en España, a la que Europa y los Estados Unidos habían tratado como apestada desde el fin de la guerra hasta 1953 o 1955.

Para garantizar la seguridad, el Gobierno había ordenado la detención preventiva de todos los rojos y elementos desafectos. Tiene gracia: recuerdo ahora una novela de Manuel Rico que se llama Los días de Eisenhower en que se relata esta visita del mandatario estadounidense con la mirada de un adolescente que podía ser perfectamente yo, que fui a verlo. En la novela de Rico se habla de una conjura de los comunistas para aprovechar la ocasión y matar a Franco. Eso era lo que la policía había pensado mucho antes de que Manolo naciera y, por supuesto, escribiera su magnífica novela. Formaba parte rutinaria del protocolo de preparación de los viajes de Franco a cualquier ciudad. ¿Que se anunciaba la visita del Caudillo a, digamos, Jaén? Los rojos que estuvieran en libertad condicional (lo cual es una forma de decir porque en aquellos años todo el mundo en España estaba en libertad condicional) ya tenían preparado su petate dos días antes porque estaban seguros de que la policía vendría a llevárselos para alejar de ellos cualquier tentación que sólo años después tomaría forma en la imaginación de Manolo Rico. Así vinieron por mi padre y se llevaron una sorpresa cuando les dijimos que se había marchado al extranjero y que vivía en Colombia. Uno de aquellos sujetos, un tipo malencarado con el típico bigotito fascista masculló que ojalá todos los rojos hijos de puta se fueran a freír puñetas al extranjero, mejor que nada a Rusia; y se marcharon por donde habían venido, no sin dejar dicho que volverían cualquier día menos pensado a hacernos una visita. La redada de republicanos, comunistas, socialistas, anarquistas fue bastante completa, según nos contó un viejo militante del PSUC que se había trasladado hacía poco a vivir a Madrid y como la policía no lo sabía no fue a detenerlo.

La visita tuvo lugar los días 21 y 22 de diciembre de 1959 y duró menos de veinticuatro horas, casi una escala técnica para resolver un mal trago diplomático: el dirigente del "mundo libre" abrazando a la criatura de Hitler y Mussolini. Ike aterrizó en la base de Torrejón a donde acudió Franco a recibirlo vestido de militar mientras que el estadounidense llegaba de civil. De allí fueron a Madrid en un helicóptero estadounidense y después se organizó una cabalgata de coches desde la Puerta de Alcalá, pasando por la Gran Vía, subiendo por Princesa y terminando en La Moncloa. Además de escenificar el ascenso internacional del "paria" España, para acallar las críticas nacionales e internacionales, Eisenhower trató de entrevistarse con "la oposición", cosa que no fue posible porque no la había, como le explicó amablemente el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella. El general gringo traía asimismo otra petición que repitió a Franco un par de veces: que el régimen aligerara la represión de los protestantes españoles, sin conseguir otra cosa que sonrisas del Caudillo, católico tridentino de remate, y un par de vagas promesas que jamás se cumplirían. Elló irritó sobremanera al estadounidense e hizo que la visita no diera otro fruto que aquella consagración internacional de España como correveidile y mucama de de los Estados Unidos en relaciones bilaterales, puesto que el resto de Europa seguía sin querer saber nada de Franco.

Estábamos de vacaciones por Navidad. El día 22 los niños de San Ildefonso cantaban los números coincidiendo con la marcha de Ike, quien dijo algo sobre la aportación de España a la defensa del mundo libre pero se negó a una declaración conjunta porque estaba irritado con la resistencia cazurra de Franco a abrir la mano en relación con los protestantes españoles. Poco podía suponer el vencedor de la Segunda Guerra Mundial que, en su fuero interno, el caudillo lo consideraba un repugnante masón. El gordo de la lotería, recuerdo, cayó en Valencia. El 21, cuando estaba prevista la cabalgata, hacía mucho frío. Mi madre me hizo ponerme un abrigo larguísimo, que casi me llegaba a los tobillos, de solapas muy anchas que me hacía parecer el judío Suss, y una bufanda a cuadros con la que nunca sabía qué hacer y que acababa metiendo en un bolsillo. Vino a recogerme mi amigo Ernesto del colegio, al que tú también conoces, igual que conoces a sus hijos y nos fuimos andando para instalarnos con tiempo en el parapeto de la plaza de Cristino Martos que da sobre la calle Princesa, justo pegando al Palacio de Liria y desde el que tendríamos una vista inmejorable. Ernesto llevaba una cámara fotográfica que había comprado su padre de contrabando pero, por algún motivo que no entendimos, las fotos no salieron. Yo me había hecho con unos prismáticos de campaña que habían pertenecido al mío y que nos dieron excelente resultado

Tienes que hacer un esfuerzo para imaginarte el Madrid de 1959 que era todavía una ciudad bastante cochambrosa. En concreto, el trayecto desde San Bernardo a Cristino Martos, yendo por Noviciado, que tenía un mercado churretoso, cruzando Amaniel, una calle estrecha, tortuosa y empinada para ir luego por San Bernardino hasta enlazar con la Travesía del Conde Duque, en donde terminaba un cuartel enorme de ese nombre (Conde Duque) que todavía albergaba por entonces un regimiento de remonta y hoy es un centro cultural de la Villa, era como un trayecto por las secuelas de la guerra civil, pero veinte años más tarde. El tiempo se había congelado en los adoquines de la calle y el forjado polvoriento de las ventanas del cuartel. La Plaza de Cristino Martos era una especie de descampado. Cuando llegamos había ya muchísima gente en los bordes de la calzada, abajo, esperando, pero pudimos coger muy buen sitio en la balaustrada de la plaza. Se oían vivas a Franco, cantos, un rumor poderoso de muchedumbre compuesta sobre todo por gente de paisano detrás de dos filas de soldados en uniforme de gala, una a cada lado de la calle. Se hacía raro no ver el azul de las camisas y el rojo de las boinas de los falangistas. Allí nos apostamos, preparando la cámara, que era un Kodak con estuche de cuero marrón oscuro y que luego nos dejó tirados probablemente por nuestra falta de pericia. Al cabo de una media hora, los sonidos lejanos de los aplausos que iban aproximándose nos indicaron que la comitiva se acercaba. Unos minutos más tarde irrumpían los motoristas formados en triángulo sobre sus máquinas relucientes, detrás venía un par de autos, creo recordar, aunque no estoy muy seguro y, luego, flanqueado por la guardia mora, el Cadillac descapotable en el que iban de pie los dos Jefes de Estado, Ike a la derecha de Franco que caía de nuestro lado, saludaba muy ufano en su uniforme y sonreía con mirada complacida. Estaba muy intrigado por ver sus rasgos de cerca y, gracias a los prismáticos, pude contemplarlo con bastante nitidez. Tenía exactamente el mismo rostro que estaba harto de ver en los sellos de correos y las pesetas llamadas "rubias". Me pareció anodino, sin expresión, con el pelo ralo peinado hacia atrás, el sempiterno bigotito y el belfo algo caído que, no sé por qué, supongo que por prejuicios, siempre identifiqué como de médico de pueblo. Imagino que si lo viera hoy por primera vez tendría una impresión distinta. Pero puedo asegurarte que para un chaval de dieciséis años fue algo emocionante. Ernesto hizo unas ocho o diez fotos a toda velocidad y luego me quitó los prismáticos para mirar a Eisenhower pero después me dijo que sólo pudo verle el cogote. Algo vio, desde luego porque el Presidente iba descubierto, con el sombrero en una mano mientras que Franco llevaba calada su gorra de plato.

Cuando quisimos darnos cuenta, la comitiva iba ya Princesa arriba y se llevaba con ella, como si los arrastrara, los aplausos, vítores y el inevitable ¡Franco, Franco, Franco! que los de mi generación y tres o cuatro anteriores y posteriores oiremos ya en nuestras pesadillas hasta el fin de nuestros días. Supongo que Franco estaría convencido de haber demostrado al yankee cuánto lo amaba su pueblo. A saber cómo se las habían arreglado la autoridades para concentrar aquel gentío; supongo que trayéndolo en autobuses.

Yo me quedé algo desconcertado porque la emoción, tan intensa unos segundos antes, se desvaneció en un santiamén. Se suponía que acaba de asistir a un acontecimiento histórico de primer orden, pero ya no tenía esa sensación. Mientras volvíamos a casa le pregunté a Ernesto qué creía él que había venido a hacer Eisenhower a Madrid y él me contestó que no tenía ni idea pero que su padre decía que los americanos admiraban a Franco porque había derrotado al comunismo y la verdad es que los dos nos reímos. Luego he de confesarte que habíamos quedado con dos chicas con las que salíamos juntos, dos muchachas que estudiaban en el Instituto femenino Lope de Vega que estaba enfrente de mi ventana en la calle San Bernardo. Todavía me acuerdo de cómo se llamaban y hasta podría describírtelas, pero no es de eso de lo que trata este correo, sino de cómo era el país, la capital, Madrid, la cutrez de la época, las bostas de caballo en la calle del Conde Duque y los tranvias destartalados que bajaban como si fueran a estrellarse por la calle de San Bernardo y la subían renqueando. Madrid en los años cincuenta. Un pueblo polvoriento.