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diumenge, 28 d’agost del 2016

Hasta aquí hemos llegado

NO es NO. Desde el principio los agudos zahoríes ya sabían que Sánchez se abstendría (si no votaba "sí") y permitiría un gobierno del PP porque en el fondo, bien lo saben los dioses y el espíritu de Lenin, son la misma mierda. Para el caso de que Sánchez se mostrara reacio, los augures contaban con la artillería pesada del PSOE, los budas, las vacas sagradas y sin consagrar. Un formidable equipo de presión respaldado por todos los medios de comunicación de masas, exhortando, exigiendo en realidad, la abstención del PSOE a favor de un gobierno del PP por razones de Estado, por el superior interés de España y, puestos ya a mentir, también del PSOE.

Cómo pueda propiciar los superiores intereses de España la continuidad de un gobierno corrupto e incompetente que ha destrozado el país es un misterio insondable. ¿Qué idea de España tienen los defensores de la abstención? Permitir un gobierno cuya única misión acabaría siendo obtaculizar la inevitable derogación de sus anteriores arbitrariedades legales carece por completo de sentido. Propugnar que gobierne España quien no ha conseguido entenderse con nadie más que con su pintoresco partido y un mohíno C's, ya arrepentido de su inútil claudicación es algo asombroso. Poner el país en manos de un partido que este otoño comienza una procelosa aventura procesal sin duda repleta de escándalos revela una inconsciencia rayana en lo patológico.

Nadie daba al comienzo un ochavo por Sánchez, atribulado líder con escasos apoyos entre los suyos y muchos frentes abiertos. Al final, ha recuperado terreno, se ha fortalecido, ha impuesto la decisión del NO, ha revigorizado su partido, ha acallado las disidencias internas y externas. Y ha dejado a Podemos agarrado a la brocha gorda de sus descalificaciones por razón del supuesto derechismo y neoliberalismo de un PSOE más cerca del PP que de la izquierda. Si el país puede librarse del gobierno de Rajoy es gracias al PSOE y a nadie más.

El presidente de los sobresueldos se sube por las paredes con tanto estilo como cuando camina. Tres o cuatro veces dice que ha llamado a Sánchez y este no se le pone al teléfono. Que le mande un SMS, por ejemplo: "sé débil, Sánchez" o "sé patriota, Sánchez" o "ten sentido común, Sánchez" o "no seas Ruiz, Sánchez". En el fondo, es lógico. ¿De qué iban a hablar en privado que no se hayan dicho en público? Eso del teléfono funciona si hay algo de qué tratar. Si no lo hay, es ridículo. Sirve para llorar al estilo del burócrata caído en desgracia: el jefe no me coge el teléfono. En fin. Aquí no hay para más. Como sabemos todos.

En cuanto a la expectativa de un gobierno de izquierda para impedir nuevas elecciones, las cosas están como siempre. Si yo fuera de los partidos emergentes, no las querría en absoluto. Si fuera de los dos dinásticos, sí. Para el PP es un mal menor: elecciones antes de que gobiernen los detestados socialistas. Para estos es un bien con su riesgo. Mucho mejor que un gobierno de izquierda con un Podemos que votó "no" a la anterior candidatura de Sánchez y pretende ahora el espaldarazo de que el PSOE lo admita en el gobierno al tiempo que trata de convertirlo en su rehén. El maquiavelismo es un escorpión que se muerde la cola.

Palinuro se fiaría más de una alianza con los indepes catalanes, más leales que los de Podemos. Solo que exigen convocatoria del referéndum catalán y no parece que el PSOE actual vaya a renunciar a su patriótica negativa, aunque debiera porque es negativa, pero no es patriótica.

En las circunstancias, las terceras elecciones son la opción más prometedora para la gobernación de España pues con estos retales no sale un paño para cubrir las vergüenzas de un sistema que ha llegado hasta aquí prácticamente en estado de colapso.

dissabte, 27 d’agost del 2016

Definitivamente, elecciones

Es lo más sensato, visto cómo viene el personal de las vacaciones.

El secretario general de Podemos, Iglesias, en una entrevista en la SER se expresa con la arrogancia y la agresividad que lo caracterizan y siempre, claro, cargando contra el PSOE, su verdadero adversario. Al parecer, el PSOE tiene que "aclararse", como si, a) no hubiera dejado claro que NO es NO; y b) él fuera un prodigio de claridad.

Pero hay más. Esas declaraciones ignoran las reglas no escritas de la competencia partidista. Personalmente me da igual, pero es difícil dejar de pensar que cuando se habla de conflictos internos en otros partidos lo que se quiere es azuzarlos. Y se consigue el efecto contrario: los militantes que se ven agredidos porque un extraño pretende meter cizaña entre ellos, cierran filas. Sobre todo, cuando se cruzan esas líneas, se entiende que los demás puedan decir lo mismo o peor de tu partido, en donde hay divergencias políticas muy profundas y conflictos orgánicos de todo tipo que llegan a lo judicial.

Insta Iglesias a que se sepa la "posición oficial" del PSOE, como si no la hubiere hasta donde es exigible, esto es, la votación de investidura. Más allá, el PSOE tiene tanta obligación de dar a conocer su "posición oficial" como de hacerse budista. Pero, no importa. Pues se reputa obvio que el PSOE vacila, Iglesias le exige, con cierto achulapamiento que "deje de marear la perdiz".

Nadie en su sano juicio diría que quien ataca con tanta inquina como escaso sentido común a otra organización diga la verdad cuando afirma estar proponiendo y deseando una alianza con ella. Máxime si hace tres meses votó en contra junto al PP haciendo con ello posible que el Sobresueldos siga desgobernando este país y machacando a su gente. Es absurdo sentarse a negociar nada con quien solo desea tu destrucción. Así pues, aunque Palinuro siempre defendió la alternativa de coalición PSOE-Podemos-indepes catalanes, se desmarca de la propuesta. No por los indepes, que son de fiar, sino por los de Podemos, que no lo son porque ahí manda uno que habla y enreda, escondido, entre bambalinas, sin presentarse personalmente: Anguita.

Como están las cosas de envenenadas y sin estilo ni formas, lo mejor son las terceras elecciones. En esas va a jugarse de verdad la cuestión de la hegemonía de la izquierda. En el resto, quizá no haya muchos cambios. Los indepes seguirán más o menos como están, pero el proceso independentista se consolidará. Y eso es lo único real y positivo que está pasando hoy por hoy.

dissabte, 20 d’agost del 2016

El chantaje tonto

La contumacia de este hombre no conoce límites. Está aferrado al cargo -que le viene ancho- con uñas, dientes y balbuceos. Y dispuesto a hacer lo que sea, decir lo que sea, firmar lo que sea por quedarse en él. Tras reírse de Rivera en sus inexistentes barbas, le ha firmado el pacto pedido. Todos dan por descontado, empezando por él mismo, que no cumplirá nada de lo comprometido. Nada. Carece de palabra, como ya reconoció en el arranque de aquella infausta Xª legislatura, cuya obra ahí queda, esperando la piqueta. Pero Rivera está exultante. Tanto que se permite el lujo de ser generoso y acepta no suprimir de cuajo las diputaciones sino recortarles los presupuestos. En cambio es firme en exigir que los imputados (ahora "investigados") dejen sus cargos ipso facto. Y eso lo dice con el pacto en la mano que han acordado dos equipos negociadores, el de C's y el del PP en uno de los cuales, el segundo, según parece, hay un par de negociadores que bordean la imputación.

Ese pacto no es si no una hoja de parra para tapar las vergüenzas de C's, volviendo sobre su palabra (es endémico; aquí las palabras no valen nada) y transigiendo en un pacto con el partido procesado por corrupción, con un presidente que tiene un ojo en la poltrona y otro en el banquillo, según se desarrollen los inminentes procesos judiciales, escándalo tras escándalo.

Los medios siguen empleándose a fondo a favor de Rajoy. Todos dan por bueno su chantaje: o es él presidente o vamos a terceras elecciones y, fíjense ustedes, en Navidades. Fatalmente el 25 de diciembre. Una poderosísima razón para atosigar a Sánchez, sacándole una abstención aunque sea in extremis. Hasta los medios críticos, como Público se hacen cruces del espanto de a dónde piensa llevar el país este irresponsable: Ana Pastor denigrada, el Rey, salpicado. Terrible lo de este hombre. ¡Qué falta de respeto a todo lo que dice tomarse en serio: la Navidad, la Monarquía y la Mujer! Todo a los pies de los caballos. O a los suyos y él sabrá a qué tipo de equino pertenecen. Es desconsolador ver a tantos medios bailando al son harto torpe que toca el presidente de los sobresueldos. Quizá se reporten recordando que la señora Pastor no es más que un busto parlante por cuya boca habla Rajoy y el Rey ya es mayor para buscarse la vida.

En el PP, la noticia se ha convertido ya en un arma potente para lanzar a la cabeza de Sánchez. La idea -si puede hablarse así- consiste en culpabilizar a Sánchez del hecho de que, con sus decisiones Rajoy condicione el día concreto de unas hipotéticas elecciones con la finalidad, descaradamente socialista, de amargar el turrón a la parroquia. Es una estupidez tan grande que cuesta imaginar a alguien sosteniéndola. Pues ya hay dos dirigentes que la han expuesto: nuestro hombre en Barcelona, Albiol y la ratita hacendosa, Sáez de Santamaría. El uno, un gigante y la otra casi una muñeca, dos extremos opuestos en la gama anatómica humana. Opuestos en lo anatómico; en la inteligencia ambos coincidentes en uno de los extremos. Adivinen cual.

Es obvio que Rajoy lleva meses maniobrando. En realidad, lleva años, desde que inició su ya larguísima carrera política, empezada, precisamente en una diputación. Es un veterano, un supeviviente, un maestro en el regate corto. La lectura cotidiana del Marca da pericia. Estos días está esmerándose. Le ha llevado ocho meses presentarse a la investidura. Calculen los que pretende que pasen sin gobierno y échense a temblar. El hombre sabe que, de contar los tiempos como él hace y los medios le corean, de no salir él elegido, habrá elecciones el 25 de diciembre. Claro que le importa una higa y menos aun el papel del Rey que tendrá que hacer el ridículo en el día de reflexión. Y claro que le encantaría que este cálculo suyo, este chantaje, hiciera efecto y todos se plegaran a sus designios, consistentes, como dijo Sánchez, en gobernar sin oposición.

Lo que sucede es que es un chantaje tonto. Porque no es él quien decide lo que pase después de su previsible fracaso, sino el Rey. Hay otras opciones antes de convocar nuevas elecciones. Varias. Unas más razonables que otras como siempre, pero varias. Por haber, hasta hay la posibilidad de un pacto PSOE-Podemos-C's si estos últimos cambian de aliado, cosa en la que tienen experiencia. Igualmente posible si los dos gallos, Rivera e Iglesias, dejan de mirarse de reojo, ahora que ya han visto que están en el mismo barco: el de evitar las terceras elecciones. También está la opción PSOE-Podemos-Indepes que Palinuro ha defendido siempre, sin perder de vista sus complejidades. En definitiva, Rajoy no es el demiurgo de la política española sino que en menos de dos semanas, si el PSOE se mantiene en el NO es NO, puede pasar a la condición de espectador no solo incompetente -que eso ya lo es ahora- sino también impotente.

Por supuesto, es posible que, a causa de la incapacidad de la izquierda para entenderse, se cumplan los planes del presidente de los sobresueldos y haya elecciones el 25 de diciembre. Él cuenta con la abstención y con la idea de que esta daña sobre todo a la izquierda. Pero, en este caso la provocación es tan evidente, y la mala fe tan patente y detestable que es muy probable haya una respuesta que nadie espera. Por poder, en este momento, puede pasar de todo.

Lo que no ceja es la campaña de los socialistas abstencionistas. Son gentes con influencias y todas quieren ver un gobierno del PP. Acaba de añadirse, al parecer, Susana Díaz, pidiendo la abstención con el argumento de acelerar tiempos y empezar ya a derogar leyes de la derecha, como la ley de educación o la reforma laborar, antes de fin de año. Es buen argumento. Suena bien a oídos de gente de izquierda. Pero está sacado de la pura ignorancia o algo peor. Si hay un gobierno del PP, tendrá, en principio, 169 o 170 esscaños, a falta de media docena para la mayoría absoluta. Conociendo la capacidad de marrullería del presidente y el filibusterismo resultante, eso de derogar leyes así como así va a ser muy complicado. Y va a eternizarse en embarullados trámites. Eso, la Ratita Hacendosa lo borda. Se dirá que es juego parlamentario ordinario y hay que atenerse a él. Y se añadirá que peor sería la situación si, tras las terceras elecciones, aumentara la mayoría del PP.

Todos son imponderables. Pero hay un asunto cierto del que, según se ve, todos los dirigentes, los políticos, los intelectuales orgánicos y los consejeros áulicos se olvidan de modo sistemático: la corrupción. España no puede seguir gobernada por el mismo partido y el mismo presidente que han generalizado y amparado la corrupción y, en muchos casos, se han beneficiado de ella. Eso es ridículo.

La irresponsabilidad de los abstencionistas socialistas alcanza un grado superior cuando se aborda la cuestión del referéndum catalán, en realidad, de la independencia de Cataluña. Igual que la democracia española no puede regenerarse devolviendo el poder al partido responsable de la degeneración, tampoco la cuestión catalana podrá resolverla el partido que la ha instrumentalizado para sus fines y la ha azuzado cuanto ha podido. En realidad los socialistas abstencionistas desean a la derecha en el poder -aunque sea corrupta- porque coinciden con ella en su idea de la nación española y de ella esperan un gobierno contra Cataluña. Por eso la apoyan.

NO es NO.

dissabte, 16 de juliol del 2016

La almoneda de La Moncloa

Con tal de mantenerse en el poder, el  presidente de los sobresueldos es capaz de bailar una sardana en gayumbos. Ya desde el segundo día de su mandato se vio que carecía de dignidad. En el primero viose que no tenía palabra y en el tercero que tampoco tenía luces. A pesar de todo se mantuvo, envuelto en el descrédito, habiéndose descubierto que trincaba pasta de origen dudoso mientras predicaba que la población moderase sus ingresos y enviaba SMSs de apoyo a sus amigos delincuentes. Su fuerza fue su mayoría absoluta en el Parlamento. Con sus 186 jabalíes podía gobernar con mayoría aplastante, permitiéndose ignorar a la Cámara e incomparecer siempre que no le apetecía ir, que era siempre. 

De este modo, sin dignidad, sin vergüenza, sin luces, nada extraño es que tampoco hiciera amigos. Y así pasó esa X Legislatura, en medio del bochorno general de ver un país gobernado por un tipo de catadura intelectual y moral detestables que, además, no sabía, ni quería, ni se atrevía a hablar en público. 

El personaje hace ahora caso omiso del generalizado rechazo que provoca en la población, cosa que se muestra a cada tortazo que le atizan  cuando se empeña en pasear en civil por unas ciudades a las que ha saqueado y esquilmado. Y, al forzar su candidatura, demuestra que ni para político vale porque no vale aquel que entre 213 colegas de oficio es incapaz de encontrar uno solo que lo apoye.

Por estos motivos,  soslayando los innúmeros problemas y objeciones a que se presente de nuevo a unas elecciones uno que solo puede perderlas, el Sobresueldos ha dado orden a su fiel guardia pretoriana de que ofrezca en almoneda todo lo que pueda servir para allegarle voluntades. Y todo es todo: está dispuesto a sacrificar a sus colaboradores, a modificar y anular todas las leyes de las que tan orgulloso decía estar, a reformar una Constitución que ayer mismo reputaba intocable, a revisar su famosa reforma laboral, a dar a la oposición la presidencia del Congreso y hasta a hacer vicepresidente del gobierno a Rivera en lugar de la Ratita Hacendosa. 

Todo, con tal de no eliminar el verdadero obstáculo a cualquier tipo de acuerdo o salida para esta situación de bloqueo que raya en una farsa de la comedia del arte: él mismo.

divendres, 15 de juliol del 2016

La centralidad política

Lo decía ayer Palinuro y lo reitera hoy: el único partido en posición de centralidad política es el PSOE. Supongo que algo así debe de picar en Podemos, en donde llevan dos años hablando de conseguir esa centralidad que juzgan suya por derecho de conquista. Pero solo queda rascarse porque, a pesar de las malas circunstancias por las que ha pasado, el PSOE sigue siendo imprescindible en cualquier alianza de gobierno que se postule. Con el PSOE son posibles todas las configuraciones de gobierno, (en principio); sin el PSOE o contra él, ninguna. Envidiable posición, aunque cuajada de dificultades y problemas.

En Podemos, fieles a su tendencia de simular un peso del que carecen, apremian a los socialistas a elegir entre aliarse con el PP o formar un gobierno de izquierdas, es decir, aliarse con ellos. Un dilema inexistente, pues el PSOE rechaza de plano la primera opción. No importa, Anguita, el profeta que más veces ha tomado sus deseos por realidades, sostiene que se dará la gran coalición. O sea, el PSOE ya ha elegido y solo queda ir al sorpasso, si no ahora, en las próximas elecciones. Pura clarividencia. Que Podemos esté fragmentado ya antes de comenzar la legislatura al parecer no preocupa. Pero el hecho es que se configuran cinco tendencias: Podemos-vieja-guardia, realquilados de IU, comuneros catalanes con exigencias referendarias, valencianos de Compromís y, quizá las Mareas. En esa situación -en la que ya se preanuncian enfrentamientos al estilo de la Vida de Bryan- los morados ganarían más con una actitud más realista.

A su vez Rajoy, a quien ya ve todo el mundo como el primer y principal obstáculo a un desenlace de este bloqueo, ha tardado veinte días en entender que no cuenta con apoyo alguno en el Parlamento. Innecesario decir que ser incapaz de encontrar aliados es la prueba más clara de la ineptitud política. En otros veinte días habrá digerido el dato y tirará la toalla como hizo el 20 de diciembre, por incomparecencia. El que ha gobernado autocráticamente durante cuatro años y lleva medio en funciones, quiere seguir siendo presidente pero no está dispuesto a mover un dedo para lograrlo. En el fondo, lo que quiere son terceras elecciones porque dicen los arúspices que, de producirse, le darían mayoría absoluta, esa sin la cual las derechas no saben gobernar. En breve: no está dispuesto a irse salvo con los alguaciles.

El discurso de C's se ha hecho inaudible. Mantienen el "no" al PP en primer vuelta y pasan a la abstención en segunda. Quieren hacerse a un lado, pero facilitando las cosas al PP.

A la inversa, los indepes catalanes, por boca de Tardá, han dejado meridianamente claro que no apoyarán gobierno alguno de Madrid que no sea de izquierdas y por tal ha de entenderse, en la lengua de Ausiàs March, uno partidario del referéndum.

Es grande la responsabilidad del PSOE, el de la centralidad política con los resultados peores de toda su historia en la segunda restauración. La situación es complicada, pero no imposible de resolver. Depende de la capacidad de negociación de las partes. El peor adversario lo tiene el PSOE dentro de sí mismo o en sus aledaños. Los barones de las marcas periféricas, los jarrones chinos, ahora acompañados de teteras y bandejas de Sèvres, los grandes comunicadores bien avenidos con el gobierno, tratan de forzar la mano de Sánchez, convenciéndolo de la necesidad de abstenerse y dar paso a un gobierno del PP. Argumentan asimismo que aquellos resultados electorales no legitiman al PSOE para gobernar. Ese criterio solivianta a la militancia y al electorado, las bases sobre las que Sánchez debe apoyarse para mantener su negativa al PP en cualesquiera circunstancias.

Es posible evitar terceras elecciones y licenciar al gobierno del PP. Depende del PSOE.

dimarts, 12 de juliol del 2016

El del jamón quiere seguir siendo presidente

No me dirán que lo de regalar un jamón a Obama no les ha impactado. ¿Creían ustedes que en estos años del imperio pepero habían visto todo en punto a estupidez? Seguramente. Y con razón. Pero nos faltaba ver al payo en funciones. Y aquí lo tienen ustedes, tan ufano, balbuceando necedades ante Obama y muy contento de haber demostrado que la "gran nación" no se anda con chorradas de cajitas de vidrio como si este país fuera Murano. Ni hablar. Aquí estamos a lo que estamos, somos muy y mucho españoles; sabemos de sobra que un plato es un plato; odiamos a la gente ruiz; somos muy previsibles; tenemos mucho sentido común; no permitimos que los chuches tengan más IVA que los hilillos de plastilina; hacemos cosas cuando somos catalanes; cuando no, leemos el Marca; no nos gustan las ocurrencias ni los conejos de las chisteras. Así que nada de una puñetita de cristal: le regalamos a Obama un buen jamón. Además, el guiri, ¿no es negro? El Sobresueldos no es racista, por supuesto, pero todo el mundo sabe que los negros pasan hambre.Y él, profundamente católico, no puede tolerar que un negro que llama a su puerta pase hambre, por favor. ¿Qué se dirá de nosotros, de la hospitalidad española, en los yunaitez estates?

Ustedes, lectores, que se gastan mala follá como los granaínos, señalarán que el Sobresueldos seguramente no tenía ni idea de que en los EEUU no se puede entrar como en Redondela, con una cesta de mimbre chorreando grasa de la matanza. Pero ¿qué me dicen de los asesores? Sí, esos tropecientos pájaros nombrados a dedo por el de los sobresueldos entre gentes que no tienen el graduado escolar. ¿Tampoco sabían que en los States no se pasan alimentos así como así? Algunos lo sabrían. No todos van a ser tan tontos como su jefe, pero pensarían que allí sucede como en España: sí, hay leyes, pero no se aplican o solo se aplican a los pobres. Porque, y en eso estarán todos de acuerdo a fuer de auténticos españoles, ¿hay algo más afectuoso, cordial y sano que regalar comida? Hasta hace muy poco era un artículo de lujo y hoy, gracias a las medidas del sobresueldos para salir de la crisis, vuelve a serlo y, al fin y al cabo, siempre es un gesto evitar que Obama tenga que ir a la cola de Caritas, como hacen todos los días cientos y cientos de desalmados antiespañoles que simulan estar  hambrientos solo para crear mala fama a esta gran nación.

Terminada la peripecia del jamón, el okupa de La Moncloa se ha embarcado en una aventura intelectual propia de su inimitable carácter, apoyado en ello por las fuerzas vivas del país y ese periódico que antaño fue un ejemplo de buen hacer y hoy es un pasquín más al servicio de la derecha, así como el resto de los medios que, en su inmensa mayoría, están a su servicio. Como lo están indirectamente los que juegan a ser les enfants terribles del régimen, apoyando a su vez a Podemos e IU con el fin de aniquilar al PSOE. Este sí que no cuenta con ningún apoyo mediático de ningún tipo y, a pesar de todo, resulta ser la pieza central del rompecabezas en que estos líderes tan menguados de inteligencia como de originalidad han convertido el campo político.

Ni dos minutos vamos a perder en referirnos a la "autocrítica colectiva" que ha hecho Podemos, consistente en una sarta de excusas para no admitir el hecho obvio de que la gente no los vota porque no se fía de ellos. Su única finalidad es seguir alimentando en los líderes la arrogancia y la chulería frente al PSOE, que son los elementos más seguros para acabar en unas terceras elecciones.

El Sobresueldos piensa confrontar a Sánchez con un dilema: él mismo o nuevas elecciones. Don Carlos o el petróleo. Tiene numerosos aliados para presionar al socialista: además de los "verdaderos" izquierdistas de Podemos y los "superverdaderos" de IU, tiene a los socialistas reaccionarios, meapilas, monárquicos y, en el fondo, peperos de corazón dentro de su partido que quieren verlo abstenerse para que gobierne la derecha. Ejemplo: Felipe González, quiza el político que más alto llegó en su día y más bajo se ha hundido ahora, hasta hacer el trabajo de la derecha que él acusaba, con razón, de hacer a Anguita. Al final, en verdad, los dos coinciden en que gobierne la derecha.

Permitir que gobierne de nuevo el Sobresueldos es sumir al país en un abismo de indignidad y vergüenza cuyo símbolo es ese jamón que el zote de La Moncloa ha regalado al estadounidense en la escala técnica que este hizo desde Varsovia camino de Rota.

diumenge, 10 de juliol del 2016

Las terceras elecciones

Quiere el saber convencional que, si hay terceras elecciones, el PP alcance la mayoría absoluta y Podemos se dé una buena castaña. No sé de dónde salen estas ideas, pero tienen mucha aceptación. Tanta que las partes directamente concernidas actúan en consecuencia. El Sobresueldos ha perdido ya quince días -cosa que se le da de miedo- y está dispuesto a perder los que le queden de aquí al siglo que viene, sin moverse, en espera de que la incompetencia de todos los demás le resuelva la papeleta de ser investido presidente del gobierno. Ya lleva doscientos días de bóbilis bóbilis. En esto, como en todo lo demás, le secunda C's, si bien este ve la hipótesis electoral con aprensión pues teme le suceda lo que a Podemos.

El nudo de la cuestión se ventila en la izquierda, PSOE y Unidos Podemos (UP) y en primerísimo lugar el PSOE que sigue siendo el eje en torno al cual giran todas las combinaciones posibles. Incluida la decisión última de ir a terceras elecciones. Parece como si, en estas segundas, los socialistas hubieran encontrado la fuerza y la decisión perdidas, lo que cambia mucho las cosas. El "no" rotundo de ayer de Sánchez a la triple posibilidad de favorecer por activa o por pasiva al PP ha clarificado el panorama. Lo que siga ahora dependerá de la capacidad del PSOE de mantenerse en esta gallarda actitud de "no" al Sobresueldos, no al gobierno del PP en ningún caso. De la capacidad de resistirse a los cantos en favor de la abstención no de sirenas sino de los viejos cachalotes del mar de los sargazos. 

Con ese "no" en el frontispicio, vayamos a las combinaciones posibles.

Deben descartarse, creo, gobiernos en minoría porque nadie se fía de nadie y los gobiernos minoritarios tienen que contar con una mínima lealtad a los compromisos que entre estos políticos de liviano fuste no se da en absoluto.

En ausencia de gran coalición solo hay dos combinaciones que den mayorías absolutas: a) PSOE+Podemos+C's= 188 escaños y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+PNV+Bildu = 180. La primera combinación fracasa ante la animadversión mutua entre Podemos y C's. La segunda ante la negativa cerrada del PSOE a permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Por lo tanto, si no se da revisión alguna en las posiciones de las tres fuerzas, las terceras elecciones serán un hecho. Y lo serán porque todavía hay una posibilidad más siniestra que la nueva votación y es la continuidad del desgobierno del Sobresueldos con la asociación de presuntos malhechores del PP. Hipótesis que podría realizarse en la no muy descabellada posibilidad de una alianza PP+C's+Canarios con el añadido de un par de tamayos. Si se hizo en Madrid, rompeolas de las Españas, también podrá pasar en una de ellas, la más cutre e inmoral.

Para Palinuro está claro: lo mejor es la combinación PSOE+Podemos+Indepes+PNV+Bildu, pero, si trata de imponerse la continuación de este gobierno ignominioso, apoyado en un partido de corruptos y presuntos delincuentes, y no hay combinación posible de mayoría absoluta, lo mejor son las terceras elecciones.

Con una condición inexcusable: ninguno de los cuatro ineptos que han sido incapaces de formar gobierno por segunda vez, puede volver a presentarse como candidato. Eso sería lo unico que verdaderamente rompiera el maleficio de una política española dominada por la inoperancia, la incompetencia, la corrupción y la mentira sistemática.

Mañana hablaremos de la refundación de Convergència en un partido republicano e independentista y también de esos curiosos cónclaves habidos en el PSOE y UP para encontrar una explicación a sus respectivos fracasos electorales.

divendres, 8 de juliol del 2016

La socialdemocracia como ideología

Espero no se me acuse de desertar mi puesto de vigilante analista político si me tomo un asueto en esta tarea de seguir los meandros de las negociaciones poselectorales. En román paladino, que van a acabar resolviendo la situación por agotamiento. Rajoy quiere a Sánchez; Sánchez no quiere a Rajoy; Rivera los quiere a los dos; los dos lo quieren a él, pero por separado; Iglesias quiere a Sánchez pero sin Rivera; Sánchez quiere a Rivera con Iglesias; Iglesias no puede ver a Rivera; Echenique tampoco; Rivera no quiere a ninguno de los dos; Garzón los quiere a todos; los catalanes y los vascos solo se quieren entre ellos; los demás quieren a los vascos, pero no a los catalanes. Y todos dicen saber muy bien lo que quieren, pero no quieren saber lo que dicen.

Con permiso, vamos a descansar un poco porque produce angustia ver una clase política enzarzada en dimes y diretes, parlanchina hasta la desesperación, pero ciega a la gravedad de la circunstancia del país.

Vayamos a un asunto que movió titulares de prensa antes de las elecciones y produjo atropelladas reflexiones, esto es, la declaración de fidelidad a la socialdemocracia de Iglesias, principal dirigente de Podemos y faro doctrinal. De inmediato hubo reacciones favorables y desfavorables centradas en si era una engañifa, algo sincero, si pretendía reñir el campo al PSOE, si este era capaz de afirmar su copyright.

Pocos se plantaron y preguntaron exactamente, la socialdemocracia ¿qué es?

¿Qué va a ser? Una ideología. El término levanta suspicacias, sobre todo en la izquierda. Toda ideología es mala a fuerza de falsa. Excepto la propia. Pero la propia no es ideología sino pura razón, sentido común, conocimiento científico. Obvio, lo de las ideologías no está nada claro porque remite a una región de metaconceptos siempre problemática.

Hay ideologías que no están claras en cuanto a su fondo, pero sí en cuanto a su forma. Son conjuntos de ideas más o menos trabados y extensos presididos por eso, por un metaconcepto, como justicia, libertad, igualdad o seguridad. Por eso todas las opciones políticas son ideologías.

La socialdemoracia, una de ellas. Eso es algo que saben los teóricos de la elección racional desde que echaron los dientes. Una ideología es un atajo cognitivo que me permite pronunciarme en asuntos de interés general reduciendo al máximo el coste de la información. Una ideología viene como un pack, un kit cognitivo. Solo precisa dos actos de fe: fe en que el kit es el más adecuado para el metaconcepto que uno venera y fe en que el responsable oficial que las circunstancias hayan puesto al frente de la interpretación lo haga correctamente.

¿Para qué queremos "atajos" conceptuales? Para competir en las campañas electorales y triunfar allegando la mayor cantidad de votos. La ideología es un kit para activar la acción del partido como máquina electoral. Al fin y al cabo, unas elecciones son como las batallas medievales. Las mesnadas de los señores (aquí sus votantes) tienen que distinguirlos en mitad de la refriega entre el polvo y el humo y con las celadas bajas. De ahí salieron los colores de la heráldica. Las ideologías son los escudos de blasón para la contienda electoral. Si yo enarbolo pendón socialdemócrata, atraeré las mesnadas de esa tendencia. Y, de hecho, la campaña de Podemos insistió en una llamada permanente a los "socialistas de corazón"

Pero la ideología socialdemócrata mantiene relaciones conflictivas con otras ideologías de izquierda, singularmente la comunista. Como atajo ideológico para cálculo electoral, la ideología comunista no ha dado nunca resultados aceptables, razón por la cual suele concurrir a las votaciones disfrazada.

La conclusión obvia es que, al haber sellado una alianza con IU y, por ende, con los comunistas, Podemos revelaba que la nueva fe en la ideología socialdemócrata solo era un disfraz más. Un disfraz de supervivencia. Y el resultado ha sido bastante negativo.

dijous, 7 de juliol del 2016

El jarrón chino de La Moncloa

Cumpliendo órdenes de Cebrián, Felipe González predica desde una tribuna de El País la formación de un gobierno del PP con abstención y apoyo del PSOE. Es una batallita más en el gran operativo por el que el grupo Prisa ayuda al mantenimiento de esta derecha neofranquista a cambio de un buen trato en todos los órdenes, financiero, fiscal, etc. Una batallita de los tiempos del abuelo, cuando publicar una tribuna en El País equivalía a un toque de atención universal ante el que todos se ponían en posición de combate. Hoy no es otra cosa que una fantasmada de quien tuvo pero no retuvo porque perdió lo que le quedaba merodeando entre puertas giratorias.

Dice ahora González que no es partidario de una gran coalición PP-PSOE. Hace algunas lunas sí lo era pero, al parecer, ya le han informado de que eso es más de lo que pueden soportar hasta los socialistas más afines al PP, como Corcuera o Bono. Pues que no haya gran coalición y así, el expresidente, que sigue interfiriendo en el margen de acción del secretario general, propone a cambio una coalicionceja en la que su partido sería de monaquillo y, como le da vergüenza pedir que lo haga incondicionalmente, reclama a Rajoy que tenga la magnanimidad de moverse y cumplir con su deber.

A Rajoy. Porque la coalicionceja que González quiere hacer tragar al PSOE en beneficio de Prisa no tiene ni los arrestos de imponer como condición que el de los sobresueldos se vaya a su casa. No tiene el valor de pedir la retirada del presidente más corrupto de la historia de la segunda Restauración, el que era vicepresidente de Aznar cuando este nos llevó a la guerra del Irak.

Es decir, González está a la derecha de C's y Rivera que, cuando menos, exige la salida de Rajoy.

Es más, está a la derecha de Pablo Echenique, pues coincide con él en descartar toda posibilidad de un gobierno de mayoría alternativa al de Rajoy y en defender la formación de un gobierno de la derecha. González lo pide recomendando al PSOE que lo posibilite como sea; Echenique prácticamente lo impone bloqueando la posibilidad alternativa al decir que Podemos nunca se sentará con C's.

Ojalá el PSOE encuentre el valor que precisa para pedir al jarrón chino que predique en una cuestación de la fiesta de la banderita con señoras de bien y a Echenique que razone como cuando militaba en C's, en donde parece haberse dejado el escaso izquierdismo que alguna vez pudo haber tenido.

El asalto a las pensiones

De todas las iniquidades que ha cometido este gobierno acosado por la corrupción rampante, involucionista, clerical y antisocial, la más repugnante de todas es la que afecta a los pensionistas. Pueden rastrearse declaraciones de Rajoy en la campaña electoral de 2011 afirmando, con la seriedad que su hipocresía normalmente le dicta, que no pensaba tocar las pensiones porque los pensionistas son los que ya no tienen una segunda oportunidad en la vida. Buen argumento, pero del que no ha hecho el menor caso.

Los pensionistas han pagado injustamente el precio de la crisis por partida doble, indirecta y directa. Indirectamente porque es muy elevado el porcentaje de pensiones que soporta el gasto de mantenimiento de hogares de parientes azotados por el paro y porque, además, se les han encarecido casi todas las prestaciones, comenzando con los medicamentos. Directamente porque el gobierno cambió arbitrariamente el Pacto de Toledo y desvinculó la pensiones del índice del coste de vida. Lo disfrazaron aprobando una subida mínima anual con independencia del coste de vida. Con eso afirma la ministra del ramo que con el PP las pensiones tienen la subida asegurada pero oculta que, por baja que sea la inflación, la capacidad adquisitiva de las pensiones desciende.

Ahora el gobierno ha recurrido a uno de esos torticeros mecanismos para hacer una injusticia, pero ocultarla a la opinión para no perder las elecciones. Antes del 26 de junio no se sabía que ya había decidido sacar 8.500 millones de € del fondo de reserva para pagar la extra. Pero no dijo nada. Solo se anunció de modo colateral, sin estar incluida en el índice de una rueda de prensa posterior, ni siquiera debatido en el consejo de ministros, lo que, por cierto, la convierte en ilegal. La mentira y la ocultación como formade gobierno son la raíz misma de la corrupción. En ninguno de los triunfalistas discursos del presidente de los sobresueldos, en los que se cacarea que la crisis "es historia" y que todo va viento en popa se ha hablado jamás de que el fondo de las pensiones, que era de 65.000 millones de € en tiempos de Zapatero esté hoy en un raquítico 25.000 millones. Dos tientos más y queda a cero.

Por eso es urgente despedir a Rajoy y su gobierno, apoyado en un partido penalmente imputado por la judicatura. Por eso y por la necesidad de aclarar cuál es la stuación real del fondo de reserva porque, al tratarse de cuentas y magnitudes que maneja esta gente, lo más probable es que los datos sean falsos. Por ejemplo, según parece, el gobierno ha estado empleando este dinero en titulos de la deuda, que no valen nada. A saber cuánto dinero queda en ese fondo.

Todos los partidos claman al cielo con este nuevo expolio. Dejen ya en paz el cielo, que tiene otros asuntos en que pensar, y pónganse manos a la obra a constituir un gobierno alternativo que, con PSOE, Podemos y C's sumaría mayoría absoluta de 188 y permitiría, cuando menos, poner fin a esta pesadilla de latrocinio.

Y ahí tropezamoss con guijarros en el camino que ya empiezan a fastidiar. Según oigo y leo, Iglesias y Errejón siguen hablando de la mano tendida al PSOE para formar un gobierno "de progreso". Pero, al parecer, Echenique ha emitido el condigno aviso de que ese gobierno no puede ser con C's. Un gran salto dialéctico. Así estábamos el 20 de diciembre y así seguimos. Quizá hayamos clarificado algo. Echenique dice estar resignado a un gobierno de la derecha. Razonar así cuando está en tu mano impedirlo equivale a apoyarlo. Está bastante claro. No es que no les importe un gobierno del PP; es que lo prefieren a uno del PSOE.


Y todo para que no vuelva a haber elecciones en seis meses, porque, si las hay, de Podemos no van a quedar ni las espinas, que son muchas.

dimecres, 6 de juliol del 2016

Pequeño bestiario poselectoral

Estase Rajoy quieto, fumando pachorro un puro, como una panzuda araña, junto a la tela que acaba de tejer. Espera que caigan las piezas que le den sustento a base de permitirle formar gobierno, según el encargo que le hará el Rey o zángano mayor del Reino (en sentido estrictamente entomológico) en cumplimiento de los protocolos.

Las primeras en agitar la tela, anunciando su llegada, han sido las moscas canarias. La araña presidencial les hizo los honores y les prometió todo lo que pidieron porque, siendo dos míseros dípteros de liviano porte, tampoco es preciso hacerles gran caso. Su modesta pretensión es que se las considere moscas ultraperífericas y eso no suele ser asunto que se les discuta.

Detrás de las moscas canarias, se espera el moscardón vasco. Este, precedido de un zumbido característico, ya sería una presa considerable, que incrementaría notablemente las huestes del arácnido. Lo malo es esa pretensión de aproximar a los presos vascos a su tierra, euskal presoak euskal herrira, que destroza la intencionalidad punitiva de la dispersión carcelaria, algo que la araña de La Moncloa no puede vender fácilmente entre sus apoyos electorales.

Para cumplir con las formas, el presidente recibirá a las avispas catalanas, insectos sociales, que vienen siempre en enjambres y son muy agresivos. Sus planteamientos suelen ser radicales y el presidente solo puede escucharlos cada seis meses por prescripción facultativa. Si menudearan más podrían provocarle una crisis de identidad nacional.

Tiene la araña puestas muchas esperanzas en la llegada de las efímeras de C's pero sabe que es muy difícil que caigan en su red por su carácter atropellado e inquieto y el hecho de que durando menos de un día, a veces horas, no le sirven para nada y le dejan la tela llena de cadáveres. La efímera mayor, riverana, ha dejado dicho que, sea cual sea su breve sino, rechaza por entero la araña monclovita y se somete a la guía de la cigarra del PSOE, la única que, por su tamaño, puede romper la aciaga tela.

Por allí ha de pasar también la mantis religiosa de Podemos, pero su visita será meramente protocolaria. Tras haberse desposado con IU y haberla devorado, en consecuencia, mira ahora con ojos libidofágicos al PSOE, aunque en la duda de si, para devorarlo a su vez, tiene que casarse con él en un gobierno "de progreso" o enfrentarse a él en la lucha por la hegemonía.

Solo la cigarra del PSOE, con el poderoso canto de sus élitros, puede encabezar una turba de insectos que rompa la tela de araña y establezca un reinado nuevo. 

En el fondo, irónicamente, esta pequeña fábula expresa una situación muy parecida a la del pasado 20 de diciembre. Es verdad que el PP ha reforzado ligeramente su posición. pero sigue siendo la opción que nadie quiere y menos encabezada por el presidente de los sobresueldos. El eje central de la situación sigue siendo el PSOE y, en último término, será el responsable de que haya o no gobierno y de qué orientación. Esta centralidad socialista aparece matizada por la presencia de Podemos que no alcanza a imponer su criterio pero sí a frustrar el del vecino.

Esa fue la situación que Podemos no fue capaz de resolver el 20 de diciembre. Y no se ve cómo lo hará ahora cuando las circunstancias han cambiado muy poco y a peor. La palinodia coral que los de Podemos llevan entonando hace diez días (Iglesias, Echenique, Errejón, Garzón, Llamazares, Montero: no paran de hablar y contradecirse) permite augurar lo peor: una decisión no bien medida que haga inevitables nuevas elecciones en las cuales el partido puede desaparecer sin más.

dilluns, 4 de juliol del 2016

El Mediterráneo

Es tranquilizador saber que el Mediterráneo lleva muchos siglos descubierto. De no ser así viviríamos en continua zozobra cada vez que alguno de estos estrategas de la ciencia del poder, pensara que lo ha descubierto él solo. Las continuas invocaciones a la calma dentro de Podemos atemperan el nervioso análisis de las causas de su derrota. El caso es hacer todo tipo de equilibrios para no dar con la más obvia de que quienes no te han votado es porque no te quieren. Todavía quedan Mediterráneos cuyo descubrimiento sembrará de luz el camino del futuro.

En la cresta de la más reciente ola de negar que el resultado del 26J haya sido una derrota para la formación morada cuando, en verdad, ha sido un triunfo resplandeciente, Iglesias sostiene que, en definitia, no pasa nada, que ahora toca estar en la oposición pero, dentro de poco habrá otra cita electoral que esperan ganar. Ganar, perder; perder, ganar. Eso es lo único que importa a estos teóricos políticos de Juego de Tronos cuya elemental cháchara pone al desnudo sus más ocultos deseos. Iglesias se ve en la oposición y, para aliviar su disgusto, descubre el Mediterráneo asegurando que eso es lo normal en un sistema parlamentario: hoy en la oposición y mañana en el gobierno. Estupendo. Eso quiere decir que no piensa formar gobierno en modo alguno, es decir que no quiere un gobierno de progreso o de izquierda a favor de los que va cantando por las esquinas. ¿O debemos decir que no quiere que el PSOE puede formar gobierno bajo ningún concepto?

Mediterráneo: hoy en la oposición, mañana en el gobierno. Pero ese mañana son cuatro años. Cuatro años de gobierno de esta derecha corrupta, ladrona, neofranquista y ultrarreaccionaria. Bueno, eso a él no le afecta. Afecta a la gente, sí, que las pasará canutas otros cuatro años cuando esto se pudo evitar simplemente formando un gobierno de izquierda después de las elecciones de diciembre y aun se puede evitar formándolo ahora. Algo sin interés. Es verdad que cuatro años más de esta ignominia, de esta vergüenza de inútiles apandadores que pasan más tiempo en sus cuestiones procesales que en las políticas, a los jefes de Podemos no les afecta gran cosa y solo afectan a la gente. Pero ¿quién es la gente? Obvio, la materia prima de que está hecho el populismo redentor. Pero solo cada cuatro años. Ahora toca disolverse y prepararse para la victoria en cuatro años más manteniendo sobre todo firme la unidad del partido.

Que eso sea una quimera no se le alcanza a quienes han sustituido la experiencia de la que carecen por la voluntad bolchevique de asaltar los cielos en segundas o terceras instancias o nupcias. Ya hay un inevitable enfrentamiento entre Garzón y Errejón que, además, tiene toques de inquina personal muy fuerte. En IU, mar de fondo (que no tardará en convertirse en tormenta) al ver que la función de comparsa en Unidos Podemos no da mayor visibilidad a la organización sino que la sumerge en el olvido y la irrelevancia. Para animarla, este enfrentamiento dialéctico entre los dos números doses de UP: el genuino, fábrica de la casa, Errejón, con su culteranismo gongorista y gramsciano que cada vez es más cómico, y el adoptado o asimilado, Garzón, con su habla aparentemente ingenua, pero henchida de soberbia intelectual, alimentada en la convicción de la infalibilidad de las doctrinas marxistas.

Todavía se descubrirán más Mediterráneos, pero Podemos es ya una jaula de grillos. Y todos bastante pedantes.

dissabte, 2 de juliol del 2016

Hacia las terceras elecciones

A medida que pasan los días está más claro que el resultado de las elecciones del 26J es tan endemoniado como el de las del 20 de diciembre, si no más. Ningún partido alcanza la mayoría absoluta, y solo lo logra la combinación del PP y el PSOE, la Grosse Koalition de la que ningún socialista quiere oír hablar. Todas las demás posibles coaliciones necesitan un tercer partido o, cuando menos, su abstención. Peculiaridades del multipartidismo frente al paralizante y corrupto bipartidismo que todo dios quería quitarse de encima y ahora todos añoran porque empiezan a ver con espanto que la opción terceras elecciones no es tan descabellada. Nadie dice quererlas y todos aseguran estar dispuestos a dejarse la piel para que no se repitan. Nuestros políticos son como algunos reptiles: cambian de piel de cuando en cuando y no solo de camisa o chaqueta.

Eso es lo que dicen, pero no lo que piensan. Las elecciones son como los juegos de cartas para los ludópatas. Todo jugador empedernido que ha perdido una mano quiere que se reparta juego de nuevo porque la adicción lo impulsa a creer que esta vez sí ganará la votación, la apuesta, el monte, lo que sea y, de esta forma, acaba saliendo del casino en una barrica de amontillado. 

No obstante, dos factores les retienen a la hora de hacer públicos sus anhelos: a) el temor a que la opinión pública, cabreada con la reiteración, reaccione con virulencia y, relacionado con el anterior, b) que se exija cambiar los líderes dos veces fracasados por otros. Es decir, en el fondo quieren elecciones pero no quieren aparecer como los causantes y pretenden seguir presentando sus candidaturas por inverosímil que parezca.

Nos esperan pues dos meses con el habitual baile antes de la convocatoria en los que las distintas opciones irán fracasando. La primera de todas, la del PP que, no pudiendo convencer al PSOE de que se suicide en el sidecar de su moto, agumenta la peregrina teoría de que debe gobernar el partido más votado, o sea el suyo, por no otra razón que porque es el suyo ya que ni el sentido común ni la Constitución auspician en modo alguno semejante derecho en un regimen parlamentario. Finalmente quizá intente un gobierno en minoría si consigue convencer al joven flecha Rivera de que sume fuerzas con él. Esto le da 169 diputados pero, como el PNV afirma no sumarse, sus posibilidades de superar alguna votación que no sea la del reparto de prebendas en un parlamento muy hostil son nulas. En consecuencia, terceras elecciones.

Terceras elecciones quieren en realidad el PSOE y UP pero, lo dicho, no se atreven a pedirlas, de forma que harán lo posible para hacerlas inevitables a la chita callando, ya que les va en ello el prurito de la hegemonía en la izquierda. La alternativa que Palinuro ha visto siempre con mayor simpatía, esto es, PSOE+UP+ERC+CDC (ahora con PNV), que da 178 escaños, no es viable a causa del referéndum catalán que el PSOE considera tan inaceptable como un retrato de Pablo Iglesias Posse soplando un matasuegras. La suma PSOE+Podemos+C's, que daría una cómoda mayoría de 188 diputados y presentaría la indudable ventaja de limpiar los establos de La Moncloa de una barrida, aunque dejaría pendiente el referéndum catalán, tampoco es posible porque la combinación de Podemos con C's es tan exotérmica como la del potasio con el agua. Queda la idea de un acuerdo del PP con el independentismo catalán. Si este aplica un criterio pragmatico y don Pelayo concede el referéndum catalán, sería factible. Solo que antes quizá fuera necesario convencer a Rivera de que se hiciera el hara-kiri y no consta entre sus costumbres.

De este modo solo un milagro nos salvará de las terceras elecciones. Y ¿por qué son el PSOE y Podemos los más interesados en ellas? Porque un "a la tercera va la vencida" es el único modo de que una legislatura calentando la silla de la oposición no acabe con los dos tambaleantes liderazgos de Sánchez e Iglesias, cada uno por un motivo distinto. 

Cuatro años más de gobierno del PP en minoría con apoyos asimétricos permitiría a Susana Díaz articular una base de operaciones suficiente para desbancar de la secretaría general a un Sánchez a quien ya ha prohibido que entre en una gran coalición con el PP que pudiera fortalecerlo. 

En el caso de Podemos, la campaña de ejercicios espirituales en que se ha embarcado para oscurecer científicamente las razones de su derrota, deja bien claro que no tienen la menor intención de entender la realidad ni de asumir responsabilidades por una línea política tan incompetente como arrogante e insensata. El segundo escrito que Echenique ha remitido a las bases con ánimo indagatorio, aun más inenarrable que el primero (el de"cañones y mantequilla") no permite abrigar dudas acerca del absurdo de un planteamiento que parece sacado de una encuesta de un mundo feliz a fin de armar un argumentario de urgencia para epsilones, de forma que sus portavoces en los medios (sic) tengan algo que decir y sea siempre lo mismo. Afirma este buen hombre con no excesiva originalidad que el resultado de las elecciones del 26J "ha sorprendido a propios y extraños". Será a sus propios y sus extraños porque otros lo veníamos anunciando desde tiempo atrás. Igualmente afirma que en Podemos tienen una "inteligencia colectiva" como si los militantes de los círculos fueran corales de un arrecife o industriosas abejas de una colmena y no seres humanos plenos en los que la inteligencia es (y solo puede ser) un atributo individual. Termina este escrito casi dadaísta con una enumeración de 12 factores que a su juicio puedan haber sido causa de la derrota de sus muy justas aspiraciones a asaltar los cielos y, de paso, gobernar este país. Su lectura deja claro a cualquiera con algo de sentido crítico que falta el decisivo, el décimotercero: dirigentes capaces de redactar estas bobadas.

dimecres, 29 de juny del 2016

Las elecciones clarifican el panorama... en Cataluña

El resultado de las elecciones del domingo tiene dos rasgos: 1) no termina de resolver la situación de bloqueo que venía de la votación enterior; 2) la izquierda se ha dado un batacazo colosal lo que, tal como están las cosas en España y en Europa, significa que no habrá gobierno de izquierdas en muchos más años que los cuatro de este legislatura, si empieza. Es difícil encontrar algún caso de mayor incompetencia en la gestión que la de estos políticos en agraz.

Curiosamente, lo que ha quedado de nuevo incierto en España, se ha clarificado en Cataluña. Podemos no consiguió el sorpasso al PSOE en España que tanto ambicionaba y su confluencia catalana tampoco el sorpasso al blooque independentista. Pero este es el gobierno y ahora se encuentra el camino de la hoja de ruta expedito. Ya no hay más posibilidades de seguir engañando al electorado catalán con la propuesta de un referéndum de autodeterminaciçon pactado con el Estado. Esa hipótesis es una fantasmagoría. El Estado jamás aceptará un referéndum catalán. Son los independnetistas quienes tienen que poner en marcha medidas unilaterales, bien un referéndum o bien una declaración unilateral de independencia. Y los de En Comú Podem tendrán que acalararse si quieren la independencia o siguen mareando la perdiz. Y lo mismo sucede con la gente de la CUP que en septiembre tendrá que decir "sí" o "no" a renovar la confianza parlamentaria en Puigdemont. A partir de septiembre, las cosas en Cataluña estarán muy claras.

Aquí, la versión castellana del artículo en elMón.cat:

Claridad

Pasadas las elecciones generales, algunos dicen que las circunstancias españolas han cambiado y que la incertidumbre del 20 de diciembre se ha disipado.

Solo a medias o quizá nada en absoluto. Algo sí ha quedado claro: los españoles no quieren cambiar. Han dado la mayoría a un partido de derechas, el PP, único que ha aumentado en votos. Podían haber votado a uno de izquierdas, el PSOE o Unidos Podemos, pero no lo han hecho. Al contrario, los dos han bajado en votos y el PSOE también en escaños. Podían haber votado a un partido que se dice de centro. Pero lo han hecho por uno de la derecha con un historial delictivo comprobado, un partido que es una asociación de malhechores, imputado por los jueces, presidido por un sospechoso de haber cobrado sobresueldos ilegales, un partido corrupto, franquista, nacionalcatólico, centralista y catalanófobo. No le han dado la mayoría absoluta, como en 2011, pero le han encomendado formar gobierno minoritario, cosa que hará en alianza con Ciudadanos y, seguramente, contando con el apoyo de la minoría vasca y el diputado nacionalista canario, es decir, 175 escaños. Podrían ser 176 y mayoría absoluta si se diera un episodio de “tamayazo” hipótesis nada descabellada en un sistema político tan opaco y corrupto como el español.

Si el electorado hubiera dado mayoría a la izquierda, quizá las cosas se habrían sido algo distintas. Pero no en Cataluña pues, tanto con la derecha como con la izquierda dominada por el PSOE, las posibilidades de que España acceda a convocar un referéndum catalán (cualquier tipo de referéndum) son inexistentes. A día de hoy hay 244 diputados en las Cortes contrarios al referéndum, más de dos tercios.

Los españoles no quieren cambiar y quien diga que es posible cambiar España está mintiendo deliberadamente y a ojos vistas.

¿Cuáles son las opciones para Cataluña? Si Podemos no pudo hacer el sorpasso al PSOE en España, tampoco pudo hacérselo al bloque independentista en Cataluña, que, aunque ha perdido votos (CDC), se ha mantenido muy bien en escaños. Y ahora corresponde aplicar las enseñanzas de las elecciones generales.

Si en España no hay posibilidad alguna de referéndum, si no cabe hablar en serio de reforma de la Constitución. ¿Qué sentido tiene proponer un referéndum pactado con el Estado, como hace En Comú Podem?

También en Cataluña se precisa claridad. Y se puede conseguir. Claro es que la oferta del referéndum pactado es una vía muerta o un engaño. Y claro también que el bloque independentista mantiene su apoyo parlamentario a la hoja de ruta. Falta por ver si la CUP sigue en su actitud errática respecto al gobierno independentista por la que han pedido perdón pero sin especificar qué piensan enmendar. Y septiembre, cuando aumente la presión del gobierno español y haya que pronunciarse sobre la cuestión de confianza de Puigdemont está a la vuelta de la esquina.

El resultado de la brexit ha ayudado bastante a traer claridad. Ha dejado claro que con un 52 % cabe tomar decisiones trascendentales. Es obvio que con el 51% también y eso clarifica mucho. Añádase el más que probable nuevo referéndum de autodeterminación en Escocia y se verá que en Cataluña corremos peligro de retrasarnos.
En el plazo inmediato, Cataluña tendrá que decidir por una medida de carácter unilateral; un referéndum o una declaración unilateral de independencia (RUI vs DUI). Y cada vez está más claro que la más segura y más prometedora es la DUI porque es institucional, legítima, no compromete la posición de los funcionarios en Cataluña, internacionaliza de inmediato la cuestión y la somete a arbitrio judicial internacional con una perspectiva muy elevada de salir triunfante.

Y, sobre todo, porque es una decisión clara que obliga a las fuerzas políticas de carácter ambiguo (los comunes) o errático (los cupaires) a clarificar su actitud.

dimarts, 28 de juny del 2016

Mañana, conferencia de Palinuro en Luxemburg

Según los datos que se aportan en la ilustración del post, la conferencia, con el título genérico de La situación política actual en España y Cataluña tendrá lugar en el Centre Català en Luxemburgo, sito en 88, Rue de la Semois, L-2533 Luxemburg. Para mayor información, remito a la página del centro.

Ya imaginan las amables lectoras que el título de la charla es deliberadamente ambiguo para que se pueda hablar de todo. Mi intención es hacer un estado de la cuestión acerca de la República Catalana y analizar luego cómo afecta a las perspectivas de esta el resultado de las pasadas elecciones generales españolas. Si es que al final hay tal resultado porque corre por las redes una petición de Avaaz para que haya una auditoría externa de los resultados electorales que huelen a pucherazo que te matas. Invito a firmarla. Yo lo he hecho.

Nos vemos mañana en la sede del Centre Català de Luxemburg.

dilluns, 27 de juny del 2016

Desastre sin paliativos de la "verdadera" izquierda y Cataluña

Y no será porque no se les advirtiera, porque no se les argumentara que iban por el camino equivocado, porque no se les recomendara que parasen y tomaran perspectiva de lo que estaban haciendo. Está escrito: aquellos a quienes los dioses quieren perder primero los vuelven locos, y ciegos y sordos. Envueltos en la más injustificada arrogancia, en una petulancia sin límites, borrachos de halagos autopronunciados, enfermos de narcisismo y egotismo; rebosantes de oportunismo sin principios que los llevaba a instrumentalizarlo todo, personas, ideas en pro de su desmedido afán de poder; carentes de auténticas referencias morales; controlados y manipulados por el revanchismo comunista de un personaje como Anguita, que solo respira odio y anhelo de venganza; comidos por la cursilería y la hipocresía, se han dado una castaña mayúscula, de proporciones, estas sí, históricas.

Y no solo eso, han destrozado las esperanzas de buena fe de mucha gente.

Y no solo eso: han traído ellos solitos un gobierno de la derecha en el enésimo ejemplo de la pinza comunistas/derechas de toda la vida.

En fin, aquí mi articulo de hoy en elmon.cat.

Y aquí, la versión castellana: 

Rotundo fracaso de la izquierda
                                                                                         
Las izquierdas no se pusieron de acuerdo tras el 20 de diciembre y forzaron la repetición de elecciones cuando había varias fórmulas posibles de gobiernos de más o menos progreso (PSOE-Podemos-JxSí; PSOE-Podemos-Ciudadanos). El resultado de esa repetición es un fracaso mayor si cabe, prácticamente una catástrofe para la izquierda.

La derecha que no podía formar gobierno el 20 de diciembre, sale ahora reforzada y, con  el 98,5% del voto escrutado, se sitúa en 169 diputados (sumando PP y C’s) a siete de la mayoría absoluta, que, de obtener un diputado más, podría negociar con el PNV y Coalición Canaria.

C’s se ha desinflado, pero adquiere una relevancia insospechada como partido junior en una coalición de la derecha. Si el PP acepta la condición impuesta por Rivera de licenciar a Rajoy habría un gobierno de coalición de la derecha en minoría que solo necesitaría una geometría variable de abstenciones de los demás grupos, algo perfectamente practicable.

El PSOE y Sánchez en especial, han quedado por debajo del resultado del 20 de diciembre, que ya era el más bajo de su historia democrática. Para Sánchez, sin  duda, un  fracaso que pone en cuestión su liderazgo en el partido. No es probable que un nacionalista español tan  obcecado y rígido como este admita la posibilidad de que el jacobinismo socialista sea el responsable del desastre del PSC, que no levanta cabeza. Pero es un  hecho: Cataluña, el otro baluarte socialista en el Congreso junto a Andalucía, se ha convertido en un territorio residual. Y el PSc en un partido prácticamente simbólico en Cataluña, como el PP, cosa que debiera hacer reflexionar a sus líderes si fueran capaces de ellos.

Pero el batacazo mayúsculo se lo ha llevado Podemos que aburrió a la cabaña nacional con una campaña de diseño de una cursilería insoportable, hecha de colorines, sonrisas, ilusiones y pura demagogia populista, orientada al sorpasso que iba a garantizarle, por fin, la hegemonía de la izquierda. Y con la hegemonía, el regreso a las esencias patrias, la recuperación de la democracia y la dignidad, el progreso y la modernidad de formas e ideas. Todo pura balumba.

Ni sorpasso, ni hegemonía, ni nada. En resumidas cuentas, lo único que ha conseguido Podemos al provocar las elecciones repetidas ha sido traer una gobierno de la derecha más cavernícola que ha habido en el país desde la muerte de Franco. Es el resultado habitual de la pretensión comunista de derrotar a la socialdemocracia, en buenos o malos términos, con más o menos argucias teóricas. En el fondo, guste o no guste, es el resultado de la eterna pinza entre el comunismo y la derecha para impedir el gobierno del socialismo democrático.

Pero hay más y más grave. Con el resultado del 20 de diciembre era muy difícil pero posible formar un gobierno de izquierda, siempre que se propiciara el voto favorable o la abstención de los independentistas catalanes, que tenían la llave de la gobernabilidad de España. Ahora, con este desastre provocado por la arrogancia, la petulancia y la ignorancia de Podemos, no puede formarse gobierno de izquierda ni con el apoyo activo o pasivo de Junts pel Sí. La incompetencia de Podemos ha conseguido lo que parecía imposible: hacer irrelevante la minoría catalana en el Congreso y entregar el gobierno de España a la derecha. JxSí ya no tiene la llave de la gobernabilidad de España.

Pero se mantiene muy bien en la extrapolación del resultado electoral al interior de Cataluña. El independentismo sigue siendo dominante y sólido y, no habiendo sufrido mella alguna proveniente de la ambigüedad de Podemos, puede encarar la cuestión de confianza del próximo septiembre con tranquilidad y proseguir con la hoja de ruta.

La gran derrota de estas innecesarias elecciones del 26 de junio la ha sufrido Podemos que, como En Comú-Podem, no ha conseguido ganar al PSOE en España ni al independentismo en Cataluña.

diumenge, 26 de juny del 2016

La brexit ha ganado las elecciones en España

Ha sido un doble aldabonazo en la conciencia de los electores, adormecida por la sarta de mentiras y vulgaridades que los cuatro líderes fracasados el 20 de diciembre han salmodiado por los rincones del Estado.

Una campaña átona, vista con indiferencia por la ciudadanía a la que se le pide que cambie el voto sin aportarle razón alguna para hacerlo. Un solo y raquítico debate televisado en el  que los líderes no tenían nada nuevo que decir pero lo llevaban todo pactado para no pillarse los dedos. Consigna: no digáis nada que haga perder votos. Abundancia de mítines con enfervorecidos seguidores tratando de trasmitir un clima de alegría y optimismo que nadie siente. Todos temen una repetición de los resultados de las elecciones anteriores. Y nada autoriza a pensar que este cuarteto de hombres -de hombres- del montón sea capaz de mejorar su actuación pasada.

Solo en Cataluña, el único lugar del Estado en que se mueve algo de verdad, hay iniciativa y se proponen novedades de nivel europeo, el resultado suscita inquietud e interés. Se trata de saber si se reafirma y avanza el impulso independentista o, por el contrario, hace mella la ambigüedad de Podemos, lo cual, a su vez, influirá en la cuestión de confianza planteada el próximo septiembre.

El resto, la resignación habitual y la confusión de unas propuestas deslavazadas, inconexas, sin justificar y carentes de contexto y apoyo en algún proyecto político concreto y tangible para las próximos cuatro años. Se prevé una alta participación, lo que significa que el electorado no quiere una situación de bloqueo como la anterior. Pero eso no es nada seguro y, en todo caso, al no estar en su mano cambiarla, es probable que el bloqueo se reproduzca. Ningún miembro del cuarteto ha dicho nada que incite al cambio de voto. Pero los hemos tenido día tras día en las pantallas, haciendo gansadas por falta de ideas. Cada uno de ellos absorbido en su supervivencia política personal: Rajoy, el principal responsable de este marasmo, dispuesto a rechazar de nuevo el posible encargo de formar gobierno; Sánchez, luchando con denuedo por una honroso segundo puesto que le dé la vitola de ser el primero de los perdedores; Iglesias, recién converso a la socialdemocracia, obsesionado por justificarse con un sorpasso que no parece producirse; Rivera tratando de mantener la cabeza sobre el agua y conseguir que se le distinga del chico de los recados.

Una nube de palabras que hiciera algún alma caritativa nos pondría ante la realidad de estos discursos sin interés, sin empuje, sin retos: cambio, reformas, la gran nación, la unidad de España, la igualdad de los españoles, la Patria, ilusión, sonrisas, moderación, populismo, Europa, trasparencia, equilibrio, pactos. O sea, nada.

Y, de pronto, los dos aldabonazos: el primero, la inesperada brexit; el segundo, el arrepentimiento veinticuatro horas después. Dos millones de firmas en el Reino Unido pidiendo la repetición del referéndum, aduciendo engaño en el primero. ¿Suena? Los pelos de punta. Ojo con lo que se elige, que podemos vernos votando por tercera vez antes de que termine este año perdido para todos.  

Un panorama angustioso. Los españoles descubren acongojados que el referéndum británico es más decisivo en su país que sus propios votos.  Que son europeos de segunda. En unos días, alemanes, franceses e italianos se reunirán para ver qué hacen con la salida británica. No invitan al español, ni falta que hace. La hipótesis más esgrimida es la de Europa de varias velocidades. Lo que se decida hoy en España no le importa a nadie. 

Y, a pesar de todo, hay que ir a votar. Para tratar de poner fin a esta vergüenza de cuatro años y medio de un gobierno corrupto, autocrático, neofranquista que ha desmantelado el Estado del bienestar, consolidado la precariedad laboral, arruinado la hucha de las pensiones, disparado la deuda pública, politizado y pervertido todas las instituciones del Estado y destruido la unidad de España que dice defender. Un gobierno cuya expectativa de voto, incomprensiblemente, sigue siendo la más alta. Frente a él, una izquierda dividida, enfrentada y, por lo tanto, inoperante. 

La brexit influirá en los indecisos, legitimará las opciones independentistas en Cataluña y, en el resto del Estado, aumentará los votos de los dos partidos dinásticos. Nadie quiere despertarse mañana arrepentido de su voto como los británicos.  Muchos están ya pensando que acabar con el bipartidismo no fue una buena idea y, para no tener que arrepentirse el lunes, depositarán hoy un voto ya arrepentido..

dissabte, 25 de juny del 2016

El día de reflexión

Ya es mala pata. El día asignado a reflexionar, a repensar todo lo que se ha embaulado en los últimos quince pasan dos cosas tan gordas que sumen en las tinieblas de la ignorancia y el olvido los mítines de cierre de campaña de cada partido. Han sido celebraciones a bombo y platillo en un ambiente de gozo y alegría, repleto de futuros, conquistas, cambios, novedades y otras venturas que tenemos a nuestro alcance siempre que no erremos en el voto. La palma del esfuerzo mitográfico, para mí, se la lleva la vicepresidenta del gobierno, Sáez de Santamaría, pinchando discos en el mitin de cierre de campaña del PP, como si estuviera en una performance antisistema, desmelenada. Y todo ha quedado oscurecido.

Los dos hechos que eclipsaron los cierres, sus pompas y glorias y amenazan con ser motivo de la reflexión de hoy son el "no" británico a la EU y la decisión del ministerio del Interior o quién sabe de quién de enviar la policía judicial a confiscar un material posiblemente incriminatorio sin mandamiento judicial. De lo primero ya hemos hablado en el post sobre la Brexit. Lo interesante es la aventura policial estilo Eliott Ness: lo grave no es que el ministro conspire con un cuate con fines presuntamente ilegales, una operación de guerra sucia de la más baja ralea. Lo grave es que ese complot se haya grabado y hecho público en un medio de comunicación. La autoridad, enfurecida, embiste, en lugar de emplear la cabeza para algo más productivo como pensar. Porque esas conversaciones han sido grabadas, con toda probabilidad, por gente del propio ministerio, seguramente policías con agravios contra el mando político que, la verdad, es como de psiquiátrico. Podían empezar por preguntar en casa.

Y, lo más grande, ¿cómo puede mandarse la policía judicial sin mandamiento del juez? En verdad, yendo tan livianos de acreditación los policías podían presentarse a las tres de la madrugada, como hacían los del anterior Jefe del Estado, a cuya tumba va a rezar de vez en cuando el ministro en busca de inspiración.

Fernández Díaz no piensa dimitir, ni por asomo, por no darle el gusto a Puigdemont y los independentistas. Él concibe su acción ministerial como una guerra contra Cataluña. Por ello emplea tácticas de guerra. Se le acusa de haber amparado la fabricación de informes falsos, difundidos entre la prensa amiga, para destrozar las carreras de Mas y el exalcalde Trías. Ahora mucha gente exige a Colau y a Iglesias que pidan perdón por haber utilizado esas falsedades con fines electorales.

Interviene la baronesa del Sur y lanza una pregunta que es una carga de profundidad: esas prácticas de complot, ¿se limitan a Cataluña o benefician a otros lugares del Estado? Buena pregunta. Conviene saberlo.

Pero lo más grave de este increíble episodio en el que se mezclan el autoritarismo, el juego sucio y la más fabulosa ineptitud es que el principal responsable, ese hombre que parece un característico de Hollywood serie B, no solamente no piensa dimitir sino que será el encargado de velar por la legalidad y transparencia de las elecciones de mañana.

En efecto, es para reflexionar y mucho. Un ministerio de seguridad al servicio de las opciones políticas de un partido es un peligro público del que cabe esperar todo lo malo. Si el ministro no dimite, el presidente del gobierno debe destituirlo fulminantemente. Si no lo hace, todo el proceso electoral olerá a pucherazo.

divendres, 24 de juny del 2016

Nada esta aún decidido

Los observadores más inquietos, menos fáciles de gobernar y también de engañar con campañas edulcorantes, venimos diciéndolo hace días: todos los partidos, estancados (y con tendencia al descenso) y aumento paulatino del PSOE. La campaña ha hecho morir de éxito y sobreexposición a Podemos, de cuyos líderes a todas horas hasta en la sopa, está ya todo el mundo harto. La insistencia en la sonrisa y otras consignas no menos cursis, también plagiadas, como el ruido mediático de sus ocurrencias, no pueden ocultar el hecho de que ha habido un intenso giro hacia la desconfianza y hasta el rechazo. Un lider muy directo, sensible, pero de escasa integridad ideológica y cuyas propuestas recorren a veces todo el espectro político, de la derecha a la izquierda y de la izquierda a la derecha en cosa de horas no es un buen activo para el resultado favorable. La indefinición, la ambigüedad, la vergonzante presencia del comunismo de IU, con Anguita de nuevo en el proscenio cordobés con sus irrisorias admoniciones y la última hazaña patriótica de ir a reñirle la rojigualda a Pedro Sánchez, conseguirán que estos morados vuelvan a vender la piel del oso sin haberlo cazado, lo que les pasa siempre. Y de sorpasso, nada.

Al otro lado del espectro, un PP literalmente destrozado por la corrupción al que ha caido encima, como la plaga de la langosta, la historia de las inenarrables conversaciones con el responsable de de la Oficina Antifraude de Cataluña.  Entre ese ministro medio psicópata, sectario ciego del Opus Dei, que emplea recursos públicos de un Estado no confesional en condecorar tallas de madera que, según él, representan a la madre de Dios y la oratoria inflamada pero confusa de Pablo Iglesias, el electorado tiene poco en donde elegir, razón por la cual, la intención de voto del PSOE, que se había desplomado, está ahora recuperándose y, según las encuestas andorranas está ya a la par con la de Podemos. Es decir, nuevo empate allí en donde Errejón se han  pasado dos meses animando a desempatar. Resultó que no era tan fácil. El oso seguía vivo.

Pero hay más. Tengo para mí que las revelaciones de las conversaciones entre el psicópata de Interior y el hombre de la Oficina Antifraude catalana va a causar un impacto negativo en las intenciones de voto del PP. Por una serie de circunstancias, como la costumbre, el fatalismo, la falta de visibilidad, la lentitud de los procedimientos judiciales, la corrupción no pasaba factura en serio en las intenciones de voto de la derecha. Este otro asunto que afecta a la entraña misma del Estado de derecho y la seguridad jurídica de los ciudadanos ya es otra cosa. Aquí ya se esta hablando de arbitrariedad y prevaricación de los gobernantes en contra de los gobernados. La facilidad con que un ministro sin moral ni escrúpulos, como este, puede fabricar una acusación falsa, un escándalo inventado contra un ciudadano para fastidiarle la carrera y destrozarle la vida es algo que horroriza a cualquier espectador y, en este asunto concreto, espectadores somos todos.

Estas consideraciones fundamentan el juicio de que nada está decidido a un par de días de las elecciones y que nada hay seguro en ellas.

Añado algo de mi cosecha: tengo la convicción de que si el PSOE queda por delante en los resultados, modificará su actitud acerca del referéndum.

¿Pucherazo en las elecciones?

La bomba fétida de las conversaciones de Fdez. Díaz con el pájaro de la Oficina Antifraude, Daniel de Alfonso, va a reventar hasta las más firmes resistencias de ese búnker del voto franquista y nacionalcatólico que hasta ahora ha apoyado sin vacilaciones al PP. Los innumerables casos de corrupción entre sus dirigentes y cargos públicos, la evidente incompetencia y falta de todo escrúpulo moral de su presidente, la condición de partido imputado como tal en los procesos penales de la Gürtel no habían dañado apreciablemente esa voluntad del franquismo sociológico de cerrar filas en torno a los suyos por ladrones que fueran. Pero las barbaridades que dice y escucha el ministro en su despacho mientras su propia polícía lo graba sin que él se percate (lo que prueba que es un perfecto inepto); las patadas que da a la seguridad jurídica en un Estado de derecho; el carácter presuntamente delictivo de sus intenciones; su absoluta falta de principios y de moralidad; el hecho de que acepte sin pestañear alto tan odioso, inhumano y repugnante como la afirmación de que han "destrozado el sistema catalán de salud"; todo eso es, quizá, más de lo que los sectores más correosos de la derecha española pueden soportar.

Por eso Palinuro advirtió hace unos días que la limpieza y libertad de las elecciones próximas corrían peligro en manos de este sectario del Opus, capaz de fabricar escándalos con tal de dañar a sus adversarios políticos. Esa preocupación se ha extendido y corre por las redes, con lo que el presidente Sobresueldos ha salido al paso, a afirmar que aquí no hay peligro de trampa, tongo y pucherazo y que esto no es Venezuela.

No. Es peor.

Este ministro, el autor de esa ley represiva propia de un Estado policial por la que se suprimen derechos básicos de la gente y se hostiga a los manifestantes, es el mismo que maltrata y quebranta derechos de los inmigrantes en las fronteras y también el mismo que recibió en su despacho oficial a un presunto delicuente inmerso hoy en un proceso penal que era de su partido, el amigo Rato. ¿Hay alguna duda de que un hombre con esta ejecutoria contraria a la seguridad del Estado de derecho y a las libertades públicas más elementales no es la persona más adecuada para velar por el recuento de los votos el día 26? 

Tampoco es la primera vez que se pone en duda su idoneidad como garante de la limpieza de las elecciones. La adjudicación del escrutinio de las anteriores a una empresa está denunciada y sub iudice, bajo sospecha de cohecho y otras prácticas ilícitas y en esta convocatoria electoral ya media una denuncia de Unidos Podemos contra el PP ante la Junta Electoral central por emplear recursos públicos, institucionales, estatales, en pro de sus intereses. 

Nos quedamos cortos poniendo en duda la integridad de Fdez. Díaz para organizar el recuento de los votos. Es más, muchos creemos que, después de sus repugnantes encuentros con el tal De Alfonso, debiera haber dimitido. Pero como, siguiendo la costumbre de estos gobernantes franquistas de no dimitir jamás por nada, no ha puesto su cargo a disposición de su jefe, estamos obligados a pedir la presencia de observadores internacionales.

La confianza, ya se sabe, es un vidrio muy fino. Cuando se rompe hay que cambiarlo. La confianza en el talante democrático de los miembros del PP no es fina; es inexistente.