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dimarts, 18 de febrer del 2014

¿No son personas los negros?

Bueno, quizá sí lo sean. Pero no tanto como un óvulo fecundado, por otro nombre, un no nacido, a quien la autoridad secular -inspirada en esto por la espiritual- está dispuesta a defender con uñas y dientes frente a la fiebre asesina de unas falsas mujeres emperradas (nunca mejor dicho; de perras) en propalar doctrinas demoníacas como la del derecho al propio cuerpo. Obviamente, no son lo mismo, el óvulo fecundado está mucho más desprotegido que unos mozarrones que trataban de llegar a nado a España sin saber nadar.

En fin, admitido, son personas. Pero conste que no murieron en España sino que lo hicieron, según el ministro, formalmente en Marruecos. ¿Formalmente? Sí, razona este devoto señor, porque no cruzaron la frontera española ya que esta, lejos de ser una línea fija y determinada, es oscilante, se encuentra en donde esté la guardia civil en ese momento. Si la guardia civil está en el casino, la frontera pasa por el casino. Es el concepto de frontera retráctil. Tan retráctil como su conciencia. ¿Que hay quince cadáveres? La conciencia se repliega, como la guardia civil. No son míos. No son producto de mi incompetencia, quizá de mi negligencia criminal. Son de otro. Formalmente, de Marruecos.

¿Denegación de auxilio? ¿Falta al deber de socorro? ¿Pelotas de goma? ¿Cartuchos de fogueo? Cháchara intrascendente de quienes solo buscan sacar réditos políticos de todo, pidiendo la dimisión de un ministro, cristiano ejerciente, en permanente contacto con la divinidad. Con sobrada razón el gobierno se niega a entregar todos los vídeos que tomaron 37 cámaras de lo sucedido aquella jornada. Está más interesado en encubrir el presunto desaguisado de las fuerzas de seguridad que en explicar lo sucedido y permitir que se haga justicia. Un derecho elemental, básico, de toda persona del color que sea. Un derecho que nos obliga a todos, cristianos y no cristianos.

Porque si los negros no son personas, los blancos tampoco.

(La imagen es una foto del Twitter de Javier @jdacazas

dissabte, 15 de febrer del 2014

Mordaza o mortaja.

Realmente, esto está adquiriendo tintes siniestros. La Unión Europea, la Comisión, amenaza con sancionar a España por usar pelotas de goma. Ángeles del Señor estos comisarios europeos. Sancionan por haber usado pelotas de goma. No porque hayan muerto catorce personas con la presunta ayuda de las autoridades españolas o, cuando menos, quizá, su inhibición criminal. Ángeles del Señor, digo. No parecen haberse enterado de que la policía emplea pelotas de goma contra los ciudadanos españoles dentro de las fronteras. Son varias las personas que han quedado mutiladas. Pero no hubo amenazas de sanciones. ¿Será porque a la Comisión le importan tan poco los ciudadanos españoles como al gobierno, sañudamente aplicado a perseguirlos, reprimirlos, multarlos, apalearlos y detenerlos?

Y acallarlos. Aunque se quiera dejar la cosa en un asunto de exceso de celo de las fuerzas de seguridad (razón por la cual, obviamente, aquí no dimite nadie), la barbarie de Ceuta ha tenido la virtud de dibujar la alternativa, la opción que las autoridades ofrecen a la población: la mortaja o la mordaza. La política de la mortaja ha quedado patente. La cantidad de muertos y heridos que este gobierno carga sobre su conciencia es ya considerable si le añadimos las víctimas de la violencia de género y los suicidas por los desahucios. Es lo que tiene andar a palos y a tiros por ahí. El grado de violencia impuesto por una política de orden público autoritaria y represiva va en aumento y se contagia a la sociedad civil. Cada vez son más frecuentes las agresiones de los grupos de fascistas a las organizaciones democráticas y a los ciudadanos. La convivencia se hace más y más difícil. En un editorial de El País que ahora no encuentro se concluye citando la famosa expresión, creo que de Andreotti, refiriéndose a España: manca finezza. Sí, desde luego; y sobra brutalidad.

Quien no quiera aceptar la mortaja se encontrará con la mordaza. La ley mordaza castiga de forma exagerada y arbitraria, con afán amedrentador, la libertad de expresión y la de información: no se puede criticar a la autoridad, no se la puede grabar, ni fotografiar, ni siquiera mirar. Y por autoridad hay que entender no solamente los agentes públicos, sino también lo guardias de seguridad privada. Hasta los curas acabarán yendo con un pistolón, como en los mejores tiempos del fascio. Tampoco se podrá disponer del espacio público para actos colectivos (salvo, supongo, las procesiones con el brazo incorrupto de Santa Teresa) de protesta. Cifuentes y González presionan para que la ciudadanía no pueda manifestarse en la Puerta del Sol del Madrid. Supongo que quieren mandarla a los Monegros.

De hecho, ya empieza a detenerse a la gente arbitrariamente, sin explicarle por qué, sin informarla de sus derechos. Ayer varios supuestos antidisturbios detuvieron sin más miramientos y sin acusación formal alguna a un ciudadano granadino, Juan Manuel Garrido, destacado activista del 15-M y, cuando este inquirió por la causa de la detención, al parecer los policías le contestaron tú sabrás lo que has hecho. ¿Les suena? Su compañero no pudo grabar la detención porque no se lo permitieron. Así, porque sí, en mitad de la calle y sin más que hablar. Ser activista del 15-M es un delito. Mañana lo será ser afiliado al PSOE.

No se puede grabar. No se puede informar. Mordaza a los medios. Raúl del Pozo cuenta en El Mundo algo que todo el mundo sabe: que el gobierno presiona y chantajea a los medios de comunicación. Desde el primer momento. Se ha fabricado un aparato de agitación y propaganda con los medios públicos, tiene comprada a una banda de periodistas y comunicadores dispuesta a partirse el alma (y, de paso, la cabeza de los antagonistas) en defensa cerrada del poder, sin matices, a la que salga y tuerce la voluntad de los medios privados críticos asfixiándolos económicamente, negándoles toda bicoca que reparte entre los fieles y dejándolos sin publicidad institucional. Televisiones públicas que han arruinado saqueándolas, han usado como medios de comisión de presuntos delitos (como en el canal nou en Valencia) y han convertido en maquinarias de desvergonzada censura y propaganda. Sin más explicaciones. Porque sí.

Mordaza o mortaja. Que suelen venir juntas. En el gobierno no dimite nadie, cosa habitual, pues está por producirse la primera dimisión de las varias docenas que debieran de haberse dado ya de ser España parte de Europa y no de sí misma. Pero, además -mordaza- tampoco se da explicación alguna. La vicepresidenta del gobierno no piensa difundir todos los vídeos sobre el incidente ceutí. ¿Por qué? Porque no le da la gana.¿Pasa algo?



diumenge, 8 de desembre del 2013

La Gürtel en Extremadura.


Los papeles de Bárcenas, los infernales papeles de Bárcenas, ese aparente pozo sin fondo de la corrupción, esa novela por entregas de los chanchullos,  las mamandurrias, los sobresueldos e ilegalidades del PP durante años, apuntan ahora a Extremadura. También el PP extremeño contrataba sus actos públicos (campañas electorales, congresos, etc.) con la Gürtel en tiempos de Carlos Floriano, hoy el tercer hombre en el partido y José Antonio Monago, hoy presidente de la Comunidad Autónoma merced a los votos de IU. Lo interesados explican a quien se pone a tiro que dichas contrataciones se hacían en la calle Génova, predio de Bárcenas, queriendo decir que deben quedar libres de toda sospecha. Tratándose de la Gürtel, de Bárcenas y el PP esa pretensión es imposible. Porque de algo podemos estar seguros: si se contrató con la Gürtel, hubo mordida, hubo negocio, hubo pastuqui. Qué parte tuvieron en ello Floriano y Monago será cosa que aclarará el proceso con pruebas, si las hay.

El Plural recuerda ahora haber dado cuenta en su día de un extraño robo en el domicilio de Monago, el de su amigo Fragoso, a pocos metros del suyo, y en la antigua sede del PP en Badajoz... en la misma noche. En la noche del 31 de enero pasado, cuando se hicieron públicos los papeles de Bárcenas. Ya está. Ya hay un Watergate, un Bellotagate, que dará mucho que hablar. Ya hay quien dice que los robos pudieron servir para eliminar pruebas.

El asunto Bárcenas/Gürtel tendría que haber tumbado el gobierno que está directamente implicado en él. Su cerrada negativa a la dimisión, parapetado en su mayoría absoluta hace que ese asunto, símbolo de una grado de corrupción como no ha habido otro igual, condicione la vida política por entero. Las instituciones no sirven para nada (el presidente no comparece en el Parlamento a rendir cuentas), la Constitución es papel mojado y el gobierno convierte su mayoría absoluta en una política de orden público de carácter autoritario y represivo, que trata de amedrentar a la población y de coartar el ejercicio de sus derechos. Ante las cada vez más escandalosas revelaciones de los procelosos papeles (así como los procedimientos penales en curso, más o menos concomitantes, como el de Fabra o el de Matas) el gobierno solo responde con una ley para amordazar a la gente, impedir y criminalizar las protestas, una ley que es un estado de excepción permanente de hecho.

Parece como si, convencido de su falta de crédito y prestigio, de su carencia de legitimidad, habiendo accedido al poder con engaño, roto todas sus promesas y estando bajo personal sospecha de corrupción, Rajoy hubiera decidido fiarlo todo a la represión y la recuperación económica. Su creencia, típicamente tecnocrática: la segunda hará olvidar la primera. Los hechos, sin embargo, dicen que mientras la primera es una realidad, la segunda es una quimera. Y, en aras de esa quimera, la supuesta democracia española se ha ido a hacer gárgaras.

La acompaña en tan higiénico menester la oposición. Barrida la protesta en la calle a palos, arbitrariedades, multas confiscatorias, violencia indiscriminada, es claro que solo puede hacerse oír a través de sus representantes en el Parlamento. Pero estos parecen vivir en otro mundo, desligados de este. Tras dos años ignorados, preteridos, arrollados en las votaciones, impedidos de realizar su función de control del poder, lo único que ofrecen es seguir así los dos restantes: interpelando con escaso éxito, pidiendo comparencias que nunca se producen, callándose la boca la mayor parte del tiempo y rezongando luego su descontento por le medios de comunicación en los que los dejan aparecer. Ni una idea más. Ni una reflexión sobre qué cabe hacer cuando el menoscabo del Congreso es tan grande que cada vez se parece más al Senado en punto a irrelevancia.

¿Qué fue de la anunciada moción de censura del PSOE? ¿Por qué no la interpone ya? Si ni de moción de censura -que es posibilidad reglamentaria- se atreve el PSOE a hablar, mucho menos de si tiene preparada alguna propuesta original para que los dos años restantes de legislatura no sean una prolongación de los dos primeros.

Ahora dicen todos mirar a las elecciones europeas de mayo de 2014, lo cual los tendrá entretenidos los próximos meses, olvidados de que la situación del país, para muchísima gente, demasiada, es insostenible.

Realmente los españoles no nos merecemos este gobierno ni esta oposición.

(La imagen es una foto de Esperanza Aguirre, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 25 de novembre del 2013

Dimitir como Dios manda.

Nada es como debiera ser. Todo es una farsa, una pantomima. Rajoy ha ido a ver al Rey a su residencia habitual en la planta del hospital Quirón. Pero no, como parece lógico, a presentarle su dimisión, sino a pasar la tarde del domingo de charleta. Como si en el país que tiene la desgracia de verse bajo su gobierno, no pasara nada.

El silencio espeso ha seguido dominando el finde. Los móviles, seguro, estarán echando humo. Pero en el ágora, en la esfera pública, silencio frente al auto del juez Ruz dando por sentado el carácter ilegal del PP de arriba abajo, del comienzo al final, de la cruz a la fecha. Un auto como un ariete que derriba un muro de engaños, trapicheos, sobresueldos, financiación ilegal, caja B, erigido a lo largo de los años. Dieciocho exactamente. Con Aznar, con Rajoy. Silencio.

Solo se oyó el extraño balbuceo de González Pons que pretendía exculpar al PP y, en realidad, lo inculpaba más, al decir, que el PP y sus dirigentes son 'tan honrados como todos', lo cual equivale a tratar de quitarse de encima la ñorda esparciéndola. Luego salió un oscuro portavoz de Justicia (sic) del PP en el Congreso, afirmando que lo revelado hasta la fecha carece de la más mínima relevancia procesal. Bien pudiera ser y estoy seguro de que todos nos alegraríamos de ello pues a nadie gusta ver a otro camino del trullo. Pero es que el problema no es la relevancia procesal sino la política. Déjese a los tribunales decidir si, al cobrar sobresueldos de la caja B Rajoy delinquió o no. Lo que está claro ya es que cobró sobresueldos y eso es, moral y políticamente, inaceptable. Que hubo una caja B. (¿Quizá sigue habiéndola?). Que el presidente mintió al Parlamento al afirmar que no la había.

Asuntos de la máxima relevancia política cuya única respuesta razonable en el espíritu de las democracias es la dimisión. Una dimisión como Dios manda. Dimisión de todos los directamente implicados en los papeles de Bárcenas, Rajoy, varios de sus ministros, Cospedal, en fin, el sursum corda. Dimisión de la cúpula del PP, incluidos, me consta que con especial insistencia divina, sus insufribles portavoces, voceros y correveidiles.

Se quiera o no, la vida política española gira en torno a Bárcenas y, en la segunda parte de la legislatura lo hará aun más por dos razones: 1ª) porque el propio proceso contiene ya la suficiente metralla para ponerlo todo patas arriba; 2ª) porque está en la estrategia de Bárcenas reservarse las peores andanadas para más adelante.

Las cortinas de humo del gobierno mudo no han servido de nada. Gibraltar se ha desinflado como globo de feria y está claro que de la crisis no se sale, diga lo que diga la propaganda del gobierno, y los únicos brotes verdes que este puede mostrar es ese kilo de marihuana que ha pillado la policía a dos concejales del PP de León.

La verdadera cortina de humo, con la que Rajoy el taciturno está jugando irresponsablemente, es Cataluña. Con Mas en la India, convertido en Gandhi por metempsicosis, el porcentaje de partidarios de la independencia superior al cincuenta por ciento y la ANC (Assemblea Nacional Catalana), que cuenta con más afiliados que todos los partidos catalanes juntos, pidiendo al Parlament que fije fecha y pregunta de la consulta, es evidente que España tiene un problema serio. Un problema de envergadura constitucional.

Y ¿está el gobierno de Rajoy, quien debiera haber dimitido ya, en condiciones de hacer frente a ese problema? Con Bárcenas mordiéndole los tobillos, la respuesta es "no".

Según los realistas no conviene pedir la dimisión porque la perspectiva de elecciones anticipadas (para las que nadie está preparado) supone un factor de distorsión e inestabilidad a cuyo socaire lo más probable es que la "cuestión catalana" explotara. Nada de elecciones, nada de dimisión, nada de inestabilidad. El nacionalismo catalán tiene que encontrar un interlocutor firme en el gobierno central, legítimo, con prestigio, con autoridad. Y esa es exactamente la cuestión: no lo hay.

Cabría pensar que, de tener Rajoy una cintura política de la que carece, se intentara un gobierno de gran coalición, incluso (¿por qué no?) con más de dos partidos para gestionar una situación excepcional, esto es, un gobierno que abriera el camino a una reforma de la Constitución que replanteara la organización territorial del Estado bajo la forma, por ejemplo, de una Convención.

Tal cosa podría hacerse a condición de que el gobierno paralizara su proceso de fascistización y retirara la reforma del Código Penal y la #LeyAntiProtestas, una ley pensada por un demente para garantizar la impunidad de la policía a la hora de machacar ciudadanos en cumplimiento de la obsesión represiva de la autoridad. Y, de paso, detuviera las privatizaciones de la sanidad y la educación, enviando la LOMCE al baúl de los malos recuerdos. Es decir, que reconociera que no ha sabido gobernar como Dios manda y que, si no quiere verse obligado a dimitir como Dios manda, debe enmendar sus  yerros

Rajoy no puede atar el país a su destino procesal. 


(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 7 de setembre del 2013

Del diario de Rajoy, II


Esto va viento en popa. Ayer teníamos a los españoles pendientes de nuestras ruedas prensa en lugares exóticos, como Ana Botella en Buenos Aires, yo en San Petersburgo u otros muy castizos, como mi buen amigo y hasta ayer compañero de partido, De los Cobos, el presidente del Tribunal Constitucional en Madrid. Y he decir que, cada cual a nuestro modo, superamos la prueba con elegancia y el laconismo militar de nuestro estilo, sin merma de la cazurrería que, cuando queremos, como gente auténticamente popular, nos caracteriza.

La rueda de prensa, siempre lo he dicho, es el momento cumbre de la democracia. En las elecciones, el pueblo soberano decide quién gobierna. En las ruedas de prensa ese mismo pueblo soberano se entera de qué piensan aquellos a quienes ha votado. En las primeras, habla la masa; en las segundas, la élite, o sea, nosotros. Son ámbitos de absoluta libertad. Cada cual pregunta lo que quiere y el preguntado contesta lo que le da la gana. Quien pide libertad para sí debe estar dispuesto a reconocérsela a los demás. Libertad para todos. Y, ya digo, ayer lo bordamos, cada uno en nuestro estilo.

De los Cobos, insuperable guía, habló meridianamente antes de la propia rueda de prensa, contestando a las preguntas que fueran a hacerle en ella porque en ella no pensaba contestarlas dado que el asunto de las presumibles está bajo consideración de los magistrados. Y contestó alto y claro: “No tengan duda de que pienso seguir en mi puesto”. Es un maestro, capaz de elevar a categoría metafísica lo cotidiano. ¿Dimitir nosotros por algo? Pregunta tan recurrente como impertinente en las ruedas. Ni hablar. La dimisión del cargo en el PP es un imposible metafísico. Haya pasado lo que haya pasado. Todo tiene una explicación. Y, si no aparece a primera vista, De los Cobos sabrá encontrarla.

En Buenos Aires, Ana Botella, defendiendo la candidatura de Madrid a los JJOO de 2020, estuvo sublime. Dice la fementida canalla que, por tirarse el pliego de saber lenguas, nuestra alcaldesa renunció a la traducción simultánea, no entendió ni torta de una pregunta en inglés y la contestó erróneamente. Falta de percepción de esta gente. Nada de error: agilidad mental, cintura. No era una pregunta sino una insidia, de esas que padecemos los del PP, a fuer de gentes de bien, en todo momento; fue una trampa para desviar la atención de la verdad objetiva de las infraestructuras de Madrid a ese otro concepto ambiguo, manipulable, escurridizo, del paro. Muy bien contestado, Ana: por peteneras. La conspiración judeo-masónica, con Pedro J. a la cabeza (quién iba a decírnoslo, oh, manes de Aznar), no descansa ni un minuto en su tarea de desprestigiar a España. No era que la alcaldesa no supiera para qué sirve la traducción simultánea. En absoluto. La prueba es que se encasquetó los auriculares cuando le hicieron una pregunta en español. Quería recibirla en inglés, idioma del que, como sabe todo el mundo, no tiene ni idea. Al igual que yo. Y a mucha honra. El español es tan lengua universal como el inglés. Madrid será sede de los JJOO. Lo aseguraré yo, con el sentido común que me caracteriza y, como Dios, que habla castellano del Imperio, manda.

Hasta San Petersburgo llegó el aullido de la canallesca. Dos periodistas, subgénero de marujonas de pueblo, me preguntaron por Bárcenas a más de 3.000 kilómetros del lugar. Me despaché con soltura, explicando que el asunto no había suscitado interés en el G-20 y que no se había tratado. Cosa lógica. En el G-20 no estamos a las pequeñeces y miserias de la vida de un descuidero de tres al cuarto. Eso no es competencia, hombre. Nosotros estamos a las grandes faenas, a invadir unos países, expoliar otros. Somos jefes de Estado y de gobierno y quizá tengamos algo de randas; pero a lo grande. Eso no le entiende la prensa que padecemos. Quiere carnaza, sangre, algo para vender. Lo llaman “información”, pero es mero cotorreo y ganas de fastidiar.

Que si yo cerré el trato con Bárcenas, que si tal y que si cual. Todas cuestiones ya respondidas en sede parlamentaria en su momento. Según cuentan, María Dolores de Cospedal descargó en mi persona toda la responsabilidad de haber llegado al acuerdo con Bárcenas para que no empezara a largar por ahí. Bueno, ¿y qué? Ya dije el 1º de agosto que me equivoqué con Bárcenas. Si esa explicación vale para el Rey y un elefante, no veo por qué no para mí y Bárcenas que, además, no tiene trompa. ¿En dónde está la mentira de que me acusa el frente marxista, Lara y Rubalcaba? Me equivoqué y lo confesé noblemente. Creí que Bárcenas no era un delincuente cuando lo era, igual que el Rey pensó que el elefante era un pato de feria. Somos humanos, cometemos errores y por los míos ya está pagando mi amigo Bárcenas.

No tengo la menor intención de comparecer de nuevo en el Parlamento. Posada lo está haciendo muy bien con nuestros equipos jurídicos, probando en legítima doctrina que las preguntas de IU y el PSOE no se ajustan a los requisitos del reglamento. Aunque, la verdad, los veo un poco condescendientes. Lo suyo no es argumentar que las preguntas no se ajusten a lo previsto en el reglamento de la cámara y la Constitución; lo suyo es demostrar de una vez por todas, caramba, que lo que no se ajusta al reglamento ni a la Constitución es esa puñetera manía de preguntar.

Y, ya puestos, el mismo criterio debiera aplicarse a las ruedas prensa. Estas deben ser como las del pavo: para lucirse y sin preguntas. Solo con exclamaciones y aprobatorias. Así, las ruedas de prensa serán la sublimación de la democracia plebiscitaria.

Al estilo de la que quiere Mas en sus preparativos de las vísperas catalanas. Ya lo tengo medio convencido de arreglarnos con un pacto fiscal entre bambalinas. Por eso habla ahora de unas elecciones plebiscitarias en 2016, para el caso de que no pueda celebrarse la consulta de 2014. Pues claro que no, hombre, siente usted la cabeza. ERC sostiene que la consulta ha de hacerse en 2014, sí o sí. Pero ¿qué disyuntiva es esa? Si ERC, además de regalar camisetas en el Congreso, quiere que se la entienda, debe convocar una rueda de prensa.

divendres, 26 de juliol del 2013

La comparecencia no exime de la dimisión.


Leo que la Junta de Portovaces no ha admitido la solicitud de comparecencia de Rajoy presentada por el PSOE porque este pide que, además de comparecer, el presidente dimita. Normal. Un presidente de gobierno en un país parlamentario que se niega a comparecer en el Parlamento y solo lo hace arrastrado, porque no tiene más remedio y habiendo hecho todo lo posible durante siete meses para evitarlo, no merece seguir siendo presidente.


Leo asimismo que el PSOE mantiene la moción de censura a reserva de lo que salga de la comparecencia. Todavía me parece mejor. No sé de dónde había sacado yo que los socialistas habían ido raudos a retirar la moción de censura al anunciar Rajoy su presencia. Me felicito mucho de que no sea así y lamento haber tomado lo que quizá fuera un bulo malintencionado por una noticia.

En cuanto a lo que la comparecencia dé de sí, lamentablemente cabe esperar lo peor. La convocatoria para el 1º de agosto, fecha en que toda España está en la carretera, unos yendo y otros volviendo de las vacaciones, ya deja ver la habitual mala fe del gobierno. Dice que va a hacer algo y se dedica a torpedearlo sistemáticamente antes de empezar. La oposición quiere hablar de Bárcenas, quiere escuchar al presidente del gobierno explicando sus relaciones con Bárcenas. Rajoy, sin embargo, trata de ampliar la agenda a ser posible hasta el infinito, hablando de economía, de la crisis, de Europa; todo lo cual está muy bien pero no hace al caso porque la petición es de comparecer para hablar de Bárcenas. No de otra cosa. Justo lo que hará Rajoy que, con un poco de suerte y un mucho de desvergüenza acabará la intervención sin mencionar por el nombre al tal Bárcenas con quien estaba a partir un piñon y abrir un sobre hace dos años y con quien se whatasapeaba animadamente hace unos meses.

La moción de censura sigue siendo obligada. El presidente no va a dar explicación alguna de la fronda de corrupción que hay en su partido porque no puede. De un lado está su partido, del que él es presidente; de otro la corrupción que también es el partido y el gobierno, los dos presididos por él. El principal encausado es su fiel tesorero, por él nombrado y quien lo acusa directamente de haber conocido y participado en el expolio a que todos juntos han sometido el país. Debería ser suficiente para dimitir sin más y dedicar todo su tiempo a su defensa procesal. De ese modo, además, liberaría el país de una rémora. Es imposible que pueda dar buen resultado un presidente del gobierno obsesionado por su necesidad de supervivencia.

Hay se han convocado de nuevo en las redes manifestaciones y concentraciones para que Rajoy dimita.

Pero Rajoy no dimite

dilluns, 22 de juliol del 2013

Ni muerto ni vivo.

Viene el paisano de Vlad Drakul y Rajoy aprovecha la circunstancia para reaparecer procedente de... de ¿dónde? Pues quizá de la Transilvania. Reaparece en su naturaleza de muerto viviente o vivo muriente. El rito es, maldita sea, obligado: viene el afuereño y hay que hacerle los honores. Aprovechando que Van Helsing está en Moscú, explicando a los rusos lo que tienen que hacer para mitigar el paro en España, se mostrará en La Moncloa a responder a dos preguntas de periodistas españoles.

A propósito, ¿por qué dos preguntas? ¿Por qué no una y acabamos antes? O mejor, ¿por qué no ninguna? Que los periodistas le hagan todas al rumano quien, como buen hijo de la Dacia, será locuaz. De todas formas, nadie le mostrará una ristra de ajos o de crucifijos al presidente, que se las habrá amañado para pactar las preguntas con algún director fiel a la causa. Dada la notoriedad que se adquiere luego por cómo te ponen los colegas en las tertulias, sugiero que, para contribuir al desarrollo de las PYMEs, que tanto le preocupan, pacte la pregunta con el director de El berrido liberal de Pinganillo de Oreja. Seguro que le suben las ventas.

A lo mejor se le ha ocurrido al presidente que con una nueva comparecencia al compás del dos resolverá el lío en que se ha metido por ignorar una ley de hierro de la vida: cuanto más quieres evitar algo, más se te impone. Decretó toque de silencio en el campamento y la algarabía no cesa; quiso evitar el nombre de Bárcenas y se lo encuentra hasta en los semáforos; pretendió ocultarse y eso hace sus apariciones más espectaculares. Trataba de no comparecer y tiene que hacerlo varias veces, mal, arrastrado, sin elegancia, a regañadientes: una vez con el polaco, otra con el rumano, otra cuando finalmente decida a su libérrimo parecer si por plasma, en una rueda de prensa con guacamole o en una charla distendida a bordo de un avión; y otra, la cuarta, finalmente, cuando no consiga evitar la moción de censura.

Y dice este señor, con quien ya empiezan a sentirse incómodos en su partido, al menos los que no cobraron sobresueldos, que él no está para estas menudencias, sino para sacar a España de la crisis. Pero, en realidad, la crisis se llama Rajoy. Se lo han dicho ya en español, en inglés, en francés, en italiano y en las demás lenguas que no habla. El The Economist que, a veces, se parece al Private Eye;lo llamaba con elegancia británica chorizo. Está arreglando la marca España. Esa marca de la que han tenido que sacar a empujones a un señor que tuiteaba catalanes de mierda...no se merecen nada. Un señor diplomático de carrera. Si alguna vez es Cataluña independiente, sugiero que España mande como embajador a este genio. Seguro que los catalanes le dan el placet.

Una digresión. Es la segunda vez que nos insultan con eso de que Rajoy no está en política por dinero sino para arruinarse por su amor a España. Margallo lo expresó en los términos legionarios al uso entre los suyos: Rajoy pierde dinero por entregar su vida a España. Ya está bien con estos diplomáticos. En primer lugar, no es verdad. No se sabe cuánto dinero ganaría Rajoy de no dedicarse a la política porque eso no ha sucedido nunca. Lleva toda su vida en cargos públicos. Fue hacerse registrador de la propiedad, tomar posesión y calzarse su primer cargo público como presidente de la Diputación de Pontevedra y, desde ahí, con tesón, sin prisa, sin pausa, como el buey por el surco, ha llegado a presidente del gobierno. Y, en el camino, según los papeles de Bárcenas, fue cortando lorquianos limones redondos en sobres hasta que se puso de oro. Pero, en segundo lugar y aunque fuera verdad, que no lo es, ¿obligaba alguien a Rajoy a sacrificarse por España? ¿Se lo pidió alguien?  ¿Aznar es alguien? ¿Cuándo le dijo España a Rajoy que le consagrase su vida que, por lo demás, tampoco es tan apasionante? Si lo hizo fue porque quiso, porque le interesaba. ¿Por qué tenemos que estarle agradecidos? ¿Qué culpa tenemos los españoles de que no estuviera a la altura de la responsabilidad que, en su inconsciencia, se echó sobre los hombros? O, para decirlo en términos más llanos, estos ¿de qué van?

Haga lo que haga Rajoy, aparezca o desaparezca, los indignados le han preparado otro escrache para el día 26 en todo el país y tenga por seguro Rajoy que irá mucha gente. Más que a la vergüenza de las barbacoas de chorizos. Y ya han quedado todos y se han dado cita porque, en realidad, les da igual lo que pueda decir hoy este presidente zombie. Como le da igual a casi todo el país. En el fondo, lo que la ciudadanía está esperando escuchar es una sola palabra, dimito. Si no le gusta, si le amarga, si se le hace cuesta arriba, cámbiela por otra: Bárcenas.

Son la misma.

dissabte, 20 de juliol del 2013

La destrucción del Estado de derecho.


Después de haber desmantelado prácticamente el Estado del bienestar, el gobierno parece decidido a destruir igualmente el Estado de derecho. Ya le ha asestado golpes de muerte. Ha suprimido de un tajo -y es lo primero que hizo- el pluralismo y la imparcialidad de los medios de comunicación públicos, convirtiéndolos en una máquina de agit-prop, a las órdenes de verdaderos comisarios políticos y se ha cargado, de paso, el derecho a la información y la libertad de expresión. Ha bloqueado toda actividad de control del Parlamento y ha relegado su función legislativa a la nada, gobernando por decreto y sin comparecer en sede parlamentaria. Impone sus proyectos legislativos retardatarios y recentralizadores por ordeno y mando, sin dialogar con las partes interesadas y mucho menos escuchar a la oposición.


Corona su actividad con la última astracanada del Tribunal Constitucional. Rajoy y el PP habían dado pruebas abundantes de no tener en ninguna consideración este órgano salvo que se pliegue bovinamente a sus designios, razón por la cual lo tuvieron actuando en manifiesta ilegalidad durante años al negarse a su renovación por entender que esta daría una composición que no le sería favorable. Con su mayoría absoluta lo han poblado de militantes del partido y han acabado por destruir el poco prestigio que le quedaba. El episodio del señor Pérez de los Cobos ha sido, como dice el profesor Sánchez Muñoz, la puntilla para el Tribunal Constitucional.

El caso de Pérez de los Cobos es paradigmático del modo en que la derecha vacía de contenido las instituciones del Estado de derecho y las pone al servicio de su política de partido. Es una muestra clarísima de la mala fe de los conservadores. Palinuro tituló así la entrada correspondiente al día en que se descubrió que De los Cobos es militante del PP, la mala fe de la derecha y a ella se remite. Desde el principio estaba claro que la condición de militante del PP del presidente del Constitucional no era ilegal. Pero, al mismo tiempo, era y es inmoral y políticamente inaceptable, y la prueba es que el interesado la ocultó tanto en el Senado como a sus compañeros de tribunal. Es decir, De los Cobos está obligado a dimitir, no por ser militante del PP, sino por haberlo ocultado, porque de esa ocultación van a derivarse consecuencias desastrosas para el TC y para el conjunto del Estado de derecho en España.

En efecto, la cuestión planteada no es una de ley positiva estricta, sino de equidad. El señor De los Cobos ha intervenido y su voto ha sido decvisivo en cuestiones que afectaban a su partido, del que era oculto militante. Fue juez y parte, algo que nadie puede aceptar en ningún caso y bajo ningún supuesto porque vulnera un principio elemental de toda justicia. Y en efecto, por más que De Los Cobos y sus compañeros de partido se obstinen en negar la obligación de dimitir, las personas físicas o jurídicas que hayan sido perjudicadas por las decisiones torticeras de un magistrado que se pronunciaba en cuestiones en las que tenía un interés directo sin hacer este explícito están en su derecho de pedir la anulación de todo lo actuado de este modo. El primero ha sido Garzón, cuyos abogados han pedido ya la nulidad absoluta de actuaciones en el caso de la providencia del TC que rechazaba el recurso de aquel contra su inhabilitación porque lleva la firma de Pérez de los Cobos. Y detrás de este, vendrán los demás: siempre que en una decisión pasada del TC aparezca la fima de De los Cobos en asuntos de interés para su partido, la nulidad es patente, digan lo que digan la Ley Orgánica del Poder Judicial, la del Tribunal Constitucional y el sursum corda. Todas esas resoluciones están viciadas por la mala fe del magistrado y deben anularse. Luego, él, que no dimita si no quiere y siga presidiendo lo que quede del TC y con la legitimidad que cabe colegir.

Pues bien, esto mismo es lo que puede pasar en el conjunto del sistema político español. El partido del gobierno que, a tenor de lo descubierto en los papeles de Bárcenas y la contabilidad colgada en la red, podría considerarse como una asociación delictiva y, por lo tanto, ilegalizable, lleva veinte años recaudando fondos presuntamente ilegales, pagando substanciosos sobresueldos a sus dirigentes y financiando ilegalmente sus campañas electorales. Esa financiación ilegal, oculta hasta la fecha, como la militancia de De los Cobos, convierte en nulos todos los triunfos electorales obtenidos desde los años noventa y en nulas todas las actuaciones de unos gobiernos ilegítimos de origen por ser este fraudulento. España no está gobernada por un partido político como otro cualquiera sino por uno que supuestamente ha venido actuando con criterios mafiosos. Los delitos, de haberlos, habrán prescrito penalmente; pero no políticamente.

Si esto no es destruir el Estado de derecho, no se sabe qué lo será.

La dimisión de Rajoy, quien se niega a presentarla de un modo cerril que empieza a ser patético, es inexcusable. El país no puede estar gobernado por una persona sospechosa haber estado cobrando y haber permitido que muchos más cobren durante años sobresueldos de dinero ilegal y que, presuntamente, ha ganado las elecciones porque, al financiarlas ilegalmente, hizo trampa. La financiación ilegal de elecciones es como del dopaje en el deporte. Y si a Armstrong se le pueden quitar no sé cuántos maillots amarillos, a Rajoy y al PP hay que anularles unos resultados electorales obtenidos con juego sucio.

divendres, 19 de juliol del 2013

Una chispa de indignación.


Rajoy se niega a dimitir. Mato se niega a dimitir. Cospedal se niega a dimitir. Pérez de los Cobos se niega a dimitir. A pesar de que en todos los casos hay razones más que sobradas de acuerdo con las pautas de cualquier democracia, por ramplona que sea. Rajoy, además de no dimitir, se niega a dar cuenta de sus actos, a comparecer en el Parlamento, a asumir responsabilidad alguna.

Ya se sabe. La derecha española no es democrática. Puede parecerlo en las formas, pero no lo es el fondo. En eso se diferencia de su lejano patrón y modelo, Franco, que no era demócrata en la forma ni en el fondo y se cargó la democracia a bombazo limpio para instaurar una dictadura. Estos lo hacen de forma menos brutal, más taimada, pero con los mismos resultados. Han abolido el pluralismo de los audiovisuales públicos, poniéndolos en manos de unas comisarios políticos con la misión de ser su aparato de propaganda, misión que aquellos cumplen con la eficacia de un Goebbels. Han bloqueado todo control parlamentario del gobierno y reducido a la nada la función legislativa del Parlamento que, como las Cortes de Franco, se limita a sancionar lo que el poder le manda, a aplaudir al Jefe e insultar a la oposición. Han colonizado con hombres de su partido el Tribunal Constitucional por medios torticeros y engañadores que avergonzarían a cualquiera excepto, claro, a sus beneficiarios, más interesados en los cargos que en la dignidad.

En definitiva, una dictadura de hecho. Han desvirtuado el juego democrático de los poderes e instituciones del Estado poniéndolos todos al servicio de la política del gobierno que hace literalmente lo que le da la gana, sin rendir cuentas a nadie. Impone un programa máximo de involución democrática, retroceso y pérdida de derechos y lo acopla con otro de drásticos recortes y medidas de expolio (que el gobierno llama "austeridad" y "reformas") de modo que son los sectores más desfavorecidos quienen pagan el coste de la crisis.

Y todo eso se hace en mitad del peor escándalo de corrupción de la política española desde la muerte de Franco. Un escándalo de sobresueldos, comisiones, dinero negro, mamandurrias, bicocas, gastos suntuarios, de todo lo cual vamos teniendo cumplida noticia por los papeles de Bárcenas corroborados ahora por la contabilidad del PP, subida a la red por Anonymous. La imagen es la de un partido que funcionó supuestamente desde el principio como una red de captación de fondos a través de la corrupción administrativa y el expolio de las arcas públicas. Y están pringados todos los dirigentes del PP. Unos más y otros menos, pero todos. Han arruinado el país a través de una corrupción generalizada. Se han cargado los servicios públicos de salud y educación y están destruyendo la administración pública para llevarla a los tiempos de la sumisión política de los "cesantes".

Es la destrucción de la democracia desde dentro. Y frente a ello, bien poco es lo que se puede hacer pues el gobierno controla todos los poderes, tiene a su servicio los medios públicos y no vacila en el empleo de la violencia que, en verdad, no es su último recurso, sino el único.

Ayer hubo un estallido de indignación popular contra tanta infamia en bastantes ciudades españolas. Unas manifestaciones espontáneas, convocadas a través de las redes sociales, sin otro tipo de publicidad, ni padrinazgo. IU decidió unirse a la barbacoa de chorizos frente a Génova, en Madrid. Pero la iniciativa era ajena, era de las redes. El gobierno dirá que fueron cuatro y que él tiene detrás millones de votos. Sin embargo todos sabemos que esos manifestantes reflejan un estado de (des)ánimo generalizado en el país. La situación se describe simplemente: al gobierno no sabe qué hacer y por eso no hace nada salvo esconderse frente a las acusaciones de corrupción. La ciudadanía, indignada, tampoco sabe qué hacer pues su única reclamación lógica, la dimisión del gobierno no es atendida por este.

Con todo, la ciudadanía muestra el camino a la oposición. Esta debe exigir la dimisión de Rajoy, que no se encuentra en condiciones de gobernar (como tampoco lo está de reinar el Rey, aunque ese da igual lo que haga) sino, si acaso, de defenderse en los tribunales. La moción de censura es inexcusable. Que el país oiga el punto de vista de la oposición sobre el desastre en el que vive. Y, como nada cambiará, pues la moción se perderá ante la guardia pretoriana del PP, la oposición debe estar preparada para llevar su protesta más allá. Tendrá que pensarse si sigue legitimando con su presencia una farsa parlamentaria para un gobierno autocrático, si continúa avalando con su presencia un foro en el que se escuchan auténticas atrocidades antidemocráticas, desde el "¡que se jodan!", de Andrea Fabra, hasta el "¡toma democracia!" de Mariano Rajoy. 

dimarts, 16 de juliol del 2013

Ya era hora.

Moción de censura, sí señor. Es lo menos -lo menos- que se merece este gobierno impresentable, presidido por un presunto corrupto que se cree Dios, se niega a dar cuenta de sus actos, explicaciones de ninguna clase, no admite ninguna responsabilidad, escabulle el bulto, miente como avezado farsante, manipula los acuerdos, engaña a los periodistas, ningunea el Parlamento, se ríe de los diputados (incluidos los suyos) y desprecia a la gente, incluida la que le ha votado. Y todo para ocultar que, según consta en los papeles de Bárcenas debe de ser el presidente más corrupto de la historia de España, el que ha organizado una asociación de malhechores con el fin de ganar elecciones fraudulentas y valerse del poder político para expoliar a sus conciudadanos, por la vía legal (aunque abusiva, del decreto) y la ilegal del trinque, el mangoneo, la pastuqui y los sobresueldos.

Ya se sabe que la moción no prosperará pero el debate debe ser exhaustivo y exponer ante la opinión pública el cúmulo de atropellos, infamias, estafas, malversaciones y delitos que llevan años cometiéndose presuntamente  en ese partido más parecido a una asociación de delincuentes. Deberá aclarar las maniobras, zancadillas, embustes, mentiras, censuras y manipulaciones a que Rajoy y los suyos llevan meses recurriendo con el fin de encubrir este fétido asunto, desviar la atención, ocultar sus fechorías y endosarle el mochuelo al PSOE, según último venenoso disparate de Alfonso Alonso, el mancebo de botica del PP que ejerce de portavoz parlamentario.

El debate debe servir para informar a los españoles de quién es Bárcenas, quién Rajoy y cómo entre los dos urdieron presuntamente una compleja trama para forrarse con dineros públicos que, además, distribuían generosamente en sobres a los más obedientes en un partido en el que, desde luego, ser militante es un chollo: pasta en sobres, pasta en viajes, trajes, bolsos (Rajoy parece haberse beneficiado de todo), coches, mamandurrias, enchufes, comisiones, noches de ensueño en el Palace, comilonas. Y todo sin saber hacer la "o" con un canuto, como es obvio en casi todos los casos. Debe quedar claro cómo estos mangantes a las órdenes de Rajoy, llevan años expoliando el país mientras imponen los más duros sacrificios a los jóvenes, las mujeres, los parados, los trabajadores, los dependientes, los jubilados. Cómo una asociación de malhechores es la principal causante de la ruina de España.

Es de esperar que la atención se concentre en esta podredumbre y que los dirigentes de la oposición no se peguen entre sí. Sobre todo, sería muy de agradecer que Cayo Lara no hiciera el juego al PP tirando contra el PSOE, como acostumbra, con el rollo, patentemente falso, de que los dos "son iguales". No se falten al respeto entre ustedes, que merecen mucho, al contrario de aquel a quien censuran, que no merece ninguno. Y aprovechen el momento para preguntar al censurado cuánto cobra al mes, que lleva años ocultándolo. Que mienta más aun en sede parlamentaria. Está acostumbrado.

Terminado el debate y fracasada la moción, ¿qué? No se termina aquí el deber de la oposición. Al contrario, aquí empieza, como lleva tiempo insistiendo Palinuro. No siendo de esperar que Tancredo Rajoy se dé por aludido, la oposición debe hacer algo más.

¿Qué?

Está todo inventado: o el gobierno rectifica y el pájaro que lo preside se va o la oposición deja de legitimar esta burla a la democracia y el Estado de derecho, deja de ser cómplice en la degradación de las instituciones democráticas y se retira del Parlamento. Que en él se queden los del PP y (quizá) los de UPyD y algún nacionalista desnortado. Si la presencia de la oposición en el hemiciclo es inútil, su ausencia puede ser muy útil para la causa de la libertad, la democracia y la honradez.

No todos los políticos son iguales a Rajoy.

dilluns, 15 de juliol del 2013

El sobresueldos sigue sin contestar y The Economist lo llama "chorizo".

Como era de esperar y Palinuro adelantaba hoy, el sobresueldos de La Moncloa, más pendiente de Bárcenas que de sí mismo, ha seguido sin responder a las preguntas de las que, por cierto, solo se han permitido dos. No sé cuánto más están los periodistas dispuestos a tragar, pero la escenificación de la rueda de prensa ha estado en la línea de estos mendas: decir una cosa y hacer otra al mismo tiempo, decir que se colabora con la justicia y destruir pruebas; decir que se responde a las preguntas y no hacerlo; decir que se es transparente y no serlo. Lo de siempre para que los ciudadanos vayamos viendo la diferencia entre un gobierno y un manojo de sinvergüenzas. Aunque esta vez se han superado pues tenían una de las dos preguntas amañada ya que el periodista que la hizo, del ABC, claro, reconoce que se ladictó por teléfono su director por la mañana. Dos preguntas y una pactada con los lacayos. No se dirá que no es literalmente repugnante.

El guión, el habitual. La única pregunta decente ha quedado sin responder por dos vías que Rajoy debe considerar muy inteligentes y que solo evidencian su falta de honradez y su marrullería. Otra ocasión perdida de recuperar la dignidad y de frenar esta caída en el descrédito general, en la befa y mofa de la ciudadanía que, con razón, ha perdido todo respeto a estos mangantes, encabezados por el responsable de haber montado una organización para llenarse los bolsillos a cuenta de la Hacienda pública. Porque la pregunta era muy sencilla de responder: usted y Cospedal, ¿cobraron los sobresueldos que dice Bárcenas que cobraron? ¿Piensa dimitir?

La respuesta ha sido patética: sudoroso, aparentemente firme, pero con el tic del ojo izquierdo delator cada vez que mentía como un destello rojo, ha repetido como un loro su balbuceo negatorio basado en dos afirmaciones/negaciones que son ambas falsas y, además, no tienen nada que ver con lo que se le pregunta:

 1ª) el presidente del gobierno no puede estar respondiendo todos los días a cada afirmación, acusación o insinuación que se haga en la prensa. Verdad es, pero mentira en su caso porque, hasta ahora, no ha respondido a nada, no ha contestado nada, no ha desmentido nada, no ha dicho nada. Lleva seis meses diciendo que no puede contestar todos los días pero el hecho es que todavía no ha contestado ni uno. Últimamente esta mentira la comparte con su vicepresidenta .

2ª) El Estado de derecho no se somete a chantaje. Cierto, pero mentira en su caso. No tire por elevación, que su vuelo es gallináceo. No es el Estado de derecho el sometido a extorsión, sino usted, amigo, por su presunto comportamiento corrupto y extorsionado por su cómplice, que está cumpliendo algunas de sus amenazas Y que usted está sometido a chantaje y cede a él lo demuestran los vergonzosos SMS y la necedad de su vicepresidenta cuando dice que la prueba de que no ha habido negociación entre el gobierno y Bárcenas es que este está en la cárcel. ¿Si hubieran negociado no estaría en la cárcel? Obviamente, no. Ese es el Estado de derecho de estos pillasobres.

En su bochornosa comparecencia, Rajoy ha invocado la garantía que, piensa él, lo sacará de este lío: la estabilidad política. O sea: señores, ya pueden ustedes demostrar que soy mangante, embustero, estafador y ladrón. No pienso dimitir... porque España necesita estabilidad política.

Cualquiera entiende que un país con un gobernante acusado de corrupto que se aferra al cargo no es un país estable. Pero ¿qué va a decir el sobresueldos? Y lo remacha con sus habituales falsedades. Dice que piensa cumplir el mandato que le dieron los españoles. ¿Qué mandato? ¿El programa? ¿El mandato que lleva dos años incumpliendo? Hace falta ser imbécil para tragarse el discurso de que uno gana elecciones mintiendo, gobierna en contra de lo que prometió hacer y le asiste el derecho a seguir haciéndolo pues para eso lo votaron. Eso es como lo de que ya ha respondido a las preguntas: después de seis meses de silencio, ahora dice que lleva seis meses contestando.

Este sujeto es indigno de estar en el gobierno y la oposición tiene la obligación de echarlo como sea. Los pasos son dos: una moción de censura obligada que ya se sabe que se perderá pero permitirá airear el grado de enfangamiento y corrupción del gobierno, su partido y, sobre todo, el principal responsable, Rajoy. Pasada la moción de censura, la oposición debe practicar la política de la retirada al Aventino, esto es, dejar de legitimar esta burla a la ciudadanía y no asistir a las sesiones parlamentarias quer son literalmente una farsa, como todo cuanto toca este payo. Dejar solos a los corruptos hasta que se vayan.

Inlcuso podría hablarse con los políticos del PP que ya empiezan a manifestar su desacuerdo con el rumbo del gobierno y que, de modo menos claro (caso de esperanza Aguirre) o más claro (Alejo Vidal Quadras), ya presionan para que el PP prescinda de un Rajoy desprestigiado y hundido en la corrupción hasta las cejas.

Porque la situación no puede seguir así. Debido a las necesidades de Rajoy de salvar su pellejo, el país no puede ser el hazmerreír del mundo. En la portada del Economist de hoy, la redacción explica a sus lectores qué sea un chorizo y la ilustra con una foto de Rajoy.

¿No es una vergüenza para España?

diumenge, 14 de juliol del 2013

Ni una mentira más. Dimisión y a la cárcel por chorizo.

Hace meses, años, que se conoce el punto débil de este menda: la codicia. Que se negara a aclarar cuánto ganaba ya era significativo. Que contestara cualquier cosa a las preguntas directas o que mintiera sin más era muy revelador. Que dijera que no estaba en política por dinero venía a ser la confirmación indirecta de que llevaba años trincando la pastuqui en complicidad con su íntimo Bárcenas, a quien nombró tesorero, obviamente, para hacerse una fortuna a sobresueldos y repartir prebendas en torno suyo.

Solo la oposición no se enteraba del asunto y, aunque Palinuro llevaba meses insistiendo en que se preguntara a Rajoy en sede parlamentaria cuánto cobraba y por qué conceptos, jamás lo hizo. ¿Por qué? No lo sé y no quiero pensar mal. Atribuyámoslo a mera incompetencia.

A Palinuro también le critican a veces que no temple más sus comentarios y le piden moderación. A lo mejor son los demás los que, a fuer de lentos, no se ganan el sueldo. Por escrito dejó el autor de este blog la convicción hoy patente de que estamos gobernados por ladrones, por gentes que en su diario comparecer, hablar, explicarse, criticar a los demás dan asco y que lo único que podía hacer el jefe de esta manga de chorizos que llevan años mintiendo a la gente, estafándola y expoliándola era atender a una vieja consigna, ahora sí dicha con razón de ¡Váyase, señor Rajoy! Chorizos, mangantes, embusteros, robaperas, corruptos, sinvergüenzas, asociación de malhechores... ahora son términos que reverberan en unas redes indignadas por el abismo de degradación moral en que ha caído esta "gran nación", de la mano de un mentiroso compulsivo, presidente de un partido corrupto hasta la raíz. Pero hace días, meses, estos ciudadanos que hoy se indignan, trataban a Palinuro de exagerado por decir exactamente eso mismo que la calle gritaba ayer y volverá a gritar hoy: 

¡Presidente, delincuente!

Como siempre, comunicado exculpatorio al canto, normalmente un texto que mezcla la mentira más descarada con una chulería propia de esta derecha de señoritos y saqueadores. Ayer, el PP. Hoy, La Moncloa. El texto dado a conocer, según el cual los SMS demuestran que Bárcenas no consiguió lo que pretendía de Rajoy, es una prueba más no solo de que este encarga tales tareas a los más sinvergüenzas de su partido de sinvergüenzas sino también a los más imbéciles porque, con esta “aclaración” es obvio que La Moncloa da por buenos los SMS.

En los próximos días, además de la contabilidad de la corrupción pepera que los internautas están ya auditando en la red, debiera constituirse otra plataforma que recopilara todas las declaraciones, mentiras, falsedades, amenazas, chulerías, provocaciones que, con motivo de Bárcenas, lleva diciendo esta cuadrilla de malhechores. Todo lo que la ciudadanía ha tenido que aguantar de un atajo de sinvergüenzas que fingían ser un partido político. ¿O nadie se acuerda de Trillo diciendo hace unos años que un sobreseimiento judicial de alguna querella contra Bárcenas, demostraba que todo era una maniobra del PSOE, la fiscalía y la policía y que Rubalcaba debiera dar explicaciones?

Explicaciones las que debe Trillo y no solo por el infame asunto del Yak 42, con el que algunos se forraron a costa de la vida de otros, sino por toda su vergonzosa trayectoria de rábula, contra qujien justo sería que se qujerellase la policía y todos a los que ha agraviado en su sórdida vida. Y no solo Trillo. Todos. Aznar, Rajoy, Cospedal, Arenas, García Escudero, González Pons, Aguirre, Barberá, Sánchez Camacho, Álvarez Cascos: cobradores de sobresueldos, receptores de regalos, corruptos, financiadores ilegales, malversadores, intrigantes, espías.

Todos a la cárcel.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimecres, 10 de juliol del 2013

¿En dónde está el enemigo?


Las tribulaciones de los héroes legendarios, los Ulises o Jasones, son tortitas y pan pintado comparadas con la singladura del celta Rajoy y su mesnada. Desde que el temible Polifemo Ufer fue a dar con sus huesos en el trullo, no ha parado de llover fuego sobre el gobierno y, en especial el piloto, en forma de nuevas revelaciones sobre un comportamiento escandaloso en el pasado y hasta tiempos muy recientes. Sobresueldos, mamandurrias, mordidas, regalos; a tenor de lo que Bárcenas relata, y la contabilidad muestra, su antiguo jefe concentra en sí todas las formas posibles de las corruptelas que salpican las tierras de las Españas.

La sufrida tripulación rezonga y amenaza con amotinarse, harta de que la gente en los puertos la tome por una banda de piratas y la trate como tal. "Los que la hayan hecho que la paguen", murmuran muchos para el cuello de su camisa. "No hay derecho a que paguen justos por pecadores". Sobre todo cuando los pecadores siguen campando en sus pecados. Y, si la tripulación está así, no se diga nada de los pueblos en la costa. Ayer había una concentración de lestrigones antropófagos manifestándose a las puertas de Génova 13, sede del PP en Madrid y otras sedes del partido al grito de Presidente, delincuente. La voz del pueblo, sabio, conciso, gracianesco.

Y no solo empieza a sublevarse la clase de tropa, la marinería. También la oficialidad se encrespa. Esperanza Aguirre quien, como Circe, puede convertir a los hombres en cerdos, retorna al escenario con uno de sus mensajes tajantes, lleno de implicaciones: si ha habido casos de corrupción, deben reconocerse. Hay que depurar responsabilidades. La mala fe brilla aquí en especial. Dice Aguirre que el "y tú más" no le vale en los casos de corrupción pero no deja de recordar los EREs, de decir que la cantidad defraudada es mucho mayor y de responsabilizar a socialistas y comunistas. Lo de los comunistas, según entiendo, es como lo del Pisuerga. Pero lo esencial es que le ha faltado decir que se depuren las responsabilidades caiga quien caiga, aunque todo el mundo lo ha entendido, incluso Rajoy, silente, supuesto, esquivo, recluido en La Moncloa como Luis II de Baviera en su fantástico palacio de Neuschwanstein como en espera de que vengan a declararlo incapaz por el bien del reino.

La oposición carece de fuerza para obligar al gobierno a dimitir y/o disolver las cámaras en vista de la excepcionalidad judicial en que se halla el país. La aplastante mayoría gubernamental en las Cortes tiene reducida a toda la oposición a la irrelevancia. Tanto es así que Palinuro ya recomendó en su día a los diputados de la izquierda seguir el tradicional plante de la retirada al Aventino. Si la mayoría recurre a la tiranía, la minoría puede negarse a colaborar.

A su vez, el propio interesado parece haber emprendido una huida hacia su propio interior, con síntomas preocupantes, como esa extraña manía de no pronunciar en público el nombre de Barcenas. Sus intenciones manifiestas hasta la fecha son numantinas: resistir, que ya escampará. Por supuesto, nada de dimitir, según parecen ordenar la dignidad y la decencia. Esas son debilidades.

Así las cosas, parece obvio que alguien dentro de su propio partido ha de tomar la iniciativa y pedir el relevo de Rajoy en el gobierno. El problema es quién. Aguirre se lanza en lo que los expertos consideran una operación a tres bandas, con Aznar en el fondo y Pedro J. aportando los fuegos de artificio. Sin embargo, Aznar y Aguirre son más de la vieja guardia y están también muy tocados por sobresueldos o la corrupción gürteliana.
 
 Mírese por dónde, a lo mejor la cazurrería de Rajoy le da frutos y aguanta el resto de la legislatura merced a la circunstancia -escasamente consoladora- de que los posibles relevos son peores que él.

dimarts, 9 de juliol del 2013

Bárcenas y el cadáver de Ionesco.


A comienzos de 2011, convocadas elecciones autonómicas en la Comunidad de Valencia entre otros lugares, en plena borrasca de los tres trajes de Camps, Palinuro auguraba que el escándalo Gürtel pasaría factura a los implicados, que iría creciendo con el paso de los días hasta hacer insostenible la situación. Incluso buscó una analogía en la célebre pieza de Ionesco, Amadeo o cómo salir del paso, en la que hay un cadáver que no cesa de crecer y que, al final, acaba ocupando toda la casa. La Gürtel era ese cadáver. Sin embargo, para perplejidad general, el presidente Camps, por entonces imputado en la trama, revalidó su cargo con una mayoría absoluta superior a la que obtuvo cuatro años antes. La corrupción no pasaba factura y Palinuro quedaba de mediano profeta.


Así comenzaba un contrito Palinuro su entrada de 25 de marzo de este año, titulada El estado Gürtel. Bueno, pues no iba tan desorientado. A tenor de los acontecimientos en los últimos meses, de "mediano profeta" ha pasado a "profeta entero" o "profeta semientero", pues faltan dos años. Porque el cadáver ha seguido creciendo y creciendo y ya ocupa todo el escenario, el patio de butacas, la platea, los palcos y hasta el gallinero. Solo que no es el mismo cadáver, sino otro o quizá el mismo trasmutado. Gürtel es ahora Bárcenas que, por seguir la costumbre de poner en clave alemana, podría llamarse Ufer. O lo que es lo mismo, la corrupción, el fantasma, el cadáver maloliente de la corrupción que todo lo invade.

Al final, fue cierto. El cadáver ionesquiano es ubicuo y no puede ignorarse, por más que Rajoy siga agarrado a esa superstición primitiva de que, no nombrando el origen del mal, el mal desaparecerá. Pero no desaparece. Crece y crece. Hasta el sufrido pueblo español, resignado a niveles alucinantes de corrupción política desde siempre, está escandalizado y tiene la corrupción como segundo problema colectivo. Segundo, voto a tal. El primero es el paro. Y ahí es donde ancla el consejo que sus expertos en comunicación dan a Rajoy: se puede aguantar en silencio. Si, llegadas las elecciones, se ha acabado la crisis o se vislumbra su fin, la corrupción no pasará factura electoral. El modelo/ejemplo que se invoca es el de Camps en Valencia: dame pan y llámame tonto.

Y el cadáver sigue creciendo, monopolizando la atención de la vida pública en la que se dan episodios chuscos. WikiLeaks ha colgado en la red en abierto la contabilidad completa del PP desde 1990 a 2011. Sí, esa misma contabilidad que el PP le negó al juez sosteniendo que no la tenía, con lo cual, la comparecencia de Cospedal ensalzando la transparencia del PP es otra estrella en un cielo tachonado de stripteases y diferidos. Todo por no dimitir y dejar de hacer el ridículo.

Los internautas han organizado una plataforma para clarificar esa contabilidad, que promete ser una fuente inagotable de sorpresas, algunas para reír, otras para llorar y las más para morder. ¡Sobresueldos fabulosos a Rajoy cuando era ministro! Y ahí sigue el buen hombre, impertérrito, como si tan vergonzoso trance no fuera con él. Las malas lenguas dicen que también cobraba sobresueldos siendo presidente, pero nadie ha aportado la más mínima prueba, aunque la posibilidad exista. Según cierta lógica más bien materialista, si un ministro cobra sobresueldo, un presidente, más.

La pedrea de acusaciones personalizadas alcanza a la vieja guardia del PP, Rajoy, Rato, Arenas, Álvarez Cascos, todos cobrando sobresueldos frenéticamente, como si el mundo fuera a acabarse. Menudo barniz. En alguna parte creo haber visto también el nombre del pío Mayor Oreja, pero no estoy seguro. Con todos estos apuntes contables a merced del público, los periodistas, los "amigos", al PP le espera un vía crucis de aquí a las elecciones. En realidad, ya ha comenzado. Rajoy parece un ecce homo. Encerrado en obstinado mutismo sufre sucesivas afrentas, injurias, ridículos: cobraba sobresueldos, nombró a Bárcenas y le dio plenos poderes, algunos viajecillos fueron cómodos y gratuitos. Pueden aparecer hasta facturas de trajes al modo Camps. Un pozo sin fondo es la contabilidad esa que no existía.

Por cierto, de querellarse contra El Mundo, nada. Ni mú. Ni de querellarse contra Bárcenas, diga lo que diga Cospedal, cuya nueva embarullada explicación de la acción judicial que dice haber movido contra el extesorero vuelve al territorio del diferido.

¿Cree Rajoy que puede aguantar dos años este chorreo continuo, este bochorno permanente, sin dimitir? Sus comunicólogos de cabecera se lo aseguran. A él le interesa creerlo. O hacer como que lo cree. Sus hombres del agitprop en la radiotelevisión pública se encargan del Potemkin, esto es, de erigir y comunicar una realidad que nada tiene que ver con la realidad. Así han conseguido la audiencia más baja en toda la historia de los informativos de TVE tras la muerte del Invicto. Somoano, sin embargo, el responsable del desaguisado, lo atribuye a la imparcialidad de los informativos. Cómo se ve que no juega con su dinero sino con el de todos, según inmarcesible sabiduría neoliberal.

dimecres, 3 de juliol del 2013

¡Váyase, señor Rajoy!


¿No ve que es usted una vergüenza nacional e internacional?
¿No ve que en el extranjero le tienen por un inútil (el "político más incompetente de Europa", ha dicho de usted un eurodiputado británico, Nigel Farage)?
¿No ve que los españoles no le respetan y hacen chistes sobre usted, su afición a los sobres, su cobardía, su silencio, sus mentiras, su falta de entereza y dignidad?
¿No lee usted los barómetros en los que sistemáticamente aparece usted el penúltimo, siendo el honor del último para Rubalcaba?
¿No ve que nadie le cree -ni siquiera le ríe ya- sus mentiras?
¿No ve que hasta sus cofrades de partido se avergüenzan de usted?

¿Quién se ha creído que es usted?
¿Cree de recibo que un presidente de un país europeo lleve seis meses ocultándose vergonzosamente, no compareciendo ante la prensa o haciéndolo en situaciones ridículas a través de una pantalla de plasma? ¿Que es admisible no permitir preguntas y negarse a contestarlas?
¿Cree que un presidente medianamente respetable puede responder a preguntas que ponen en duda su honorabilidad y su honradez con necedades idiomáticas como "¡Sí, hombre!", "todo es falso menos alguna cosa" o "ya tal"?
¿Cree que hay un solo líder democrático en Occidente que lleve seis meses sin dar cuenta de sus actos, en especial cuando estos están teñidos de fundadas sospechas de ser los de un personaje corrupto?
¿Cree admisible que no comparezca usted en el Parlamento y, cuando lo hace, no responda a las preguntas de la oposición?
¿Cree usted que se puede despreciar de tal modo a los diputados de la oposición y, a través de ellos, a los millones de españoles que representan?
¿En qué mundo piensa que vive usted?

¿Cuánto tiempo más piensa usted seguir mintiendo cada vez que habla?
¿Cuánto sosteniendo que no cumple con su palabra pero sí con su deber, como si esto fuera una nación de granujas que ignorara que el primer deber de un hombre digno es cumplir con su palabra y, si no, no haberla dado?
¿Cuánto negándose a pronunciar el nombre de Bárcenas, esto es, el de quien puede tener las pruebas de que lleva usted años cobrando dineros indebidos y recibiendo regalos y agasajos de delincuentes?
¿Cuánto sin hacer pública de verdad (no esa falsedad que le amañaron sus trujimanes) su declaración de la renta?
¿Cuánto sin confesar en sede parlamentaria el monto total de lo que en blanco, en negro o en colorado haya recibido al mes por todos los conceptos?
¿Cuánto negándose a contestar a las preguntas de la gente sencilla sobre los dineros que cobra?
¿Cuánto mintiendo como un redomado hipócrita al afirmar que tiene "los problemas de los ciudadanos", mientras trincaba usted a las escondidas al parecer más de 200.000 euros anuales?
¿Cuánto explotando su altanera afirmación de que "no está en política por dinero" cuando se presume que lleva años apañando un capital que solo en sobres bárcenigos se calcula en 1.500.000 euros?

¿Qué cree usted que es la vida política de un país democrático?
¿Un lugar en el que el tesorero de un partido está en la cárcel y el presidente que lo nombró no se da por aludido ni acepta responsabilidad política alguna siendo así que hasta es posible que las tenga penales?
¿Un lugar en que el presidente del gobierno mantiene en el cargo a ministros bajo sospecha vehemente de corrupción (Ana Mato: 800.000 euros gurtelianos; Gallardón: 140.000 euros a Urdangarín) y hace la vista gorda cuando se le exige que los destituya?
¿Un lugar en el que se descubre que el ex-secretario general del PP, señor Arenas, lleva años despilfarrando el dinero de todos los españoles en sobresueldos, noches de lujo en el Palace, comilonas de 1.000 euros la mesa y otras andanzas posibles -aquí ya nada es imposible- y fáciles de imaginar, pero el presidente de ese mismo partido no acepta responsabilidad alguna?
¿Un lugar plagado de sinvergüenzas, corruptos, malversadores, estafadores, todos ellos de su partido y en estrecha relación con usted sin que haya usted jamás instado la dimisión de ninguno de ellos?

Váyase, señor Rajoy; váyase y no vuelva. Ha tolerado usted que, bajo su mandato, el latrocinio y la ilegalidad se instalen en su partido, siendo usted, presuntamente, el primer beneficiario.
Ha convertido usted la política en una actividad de embusteros, cínicos, corruptos y ladrones.
Ha desprestigiado usted España en el exterior y la tiene indignada en el interior.
Váyase ya tras haber denigrado todo lo que de constructivo, solidario y humano tiene la vida pública, comprando para su inútil defensa una pandilla de granujas que se forran a su vez con dineros mayormente públicos a cambio de hacerle la pelota y cantar sus excelencias, y pasan por ser publicistas y comunicadores.
Váyase. Ya no queda nada por ensuciar, pervertir, prostituir. El país esta en mitad de una crisis económica y moral y esta útima se debe en exclusiva a usted.
Porque de la crisis económica es corresponsable su antecesor, Zapatero; pero de la moral solo lo es usted. Zapatero puede no ser extraordinario. Pero es un hombre honrado.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 29 de juny del 2013

Una agonía en diferido.


El comportamiento de Rajoy, el enroque numantino en el silencio, solo roto con expresiones desconcertantes, tiene al personal maravillado. Hasta en su partido se hacen cruces de hasta dónde quiere este hombre prolongar el trance inevitable de su dimisión. Es inaudito que se siga aceptando esta situación grotesca de que un presidente de gobierno se niegue a dar explicaciones de sus actos cuando se encuentran bajo vehemente sospecha de corrupción. De seguir así podemos encontrarnos con que Rajoy, hipotéticamente citado por el juez, declare que ya ha dicho todo lo que tiene que decir.

Exactamente lo que hizo ayer, cuando le preguntaron por el asunto de Bárcenas (primera pregunta). Afirmó: Sobre ese asunto ya he dicho cuanto tenía que decir. "Ese asunto" es Bárcenas, cuyo nombre sigue sin salir de la boca del presidente, al menos en público. Parece como si los papeles que lo señalan como receptor de un millón y medio de euros fueran propiedad de nadie. Pero no a la astuta forma de Ulises, sino de nadie en sentido estricto. Bárcenas no existe. Y lo que no existe, caramba, no tiene nombre. Eso es cierto pero, en su ingenuidad algo primitiva, él da la vuelta a la proposición: lo que no se nombra, no existe.

Pasemos por alto este recurso algo ridículo en atención a la guerra de nervios a que el presidente está sometido y vayamos al contenido de su declaración. Afirma que no va a seguir hablando del "asunto" porque ya lo ha dicho todo. Raro sería que fuera cierto, tratándose de alguien que no solo falta a la verdad sino que lo admite. Para comprobarlo, vamos a rastrear todo lo que ha dicho hasta ahora al respecto.

Su primera y más sonada afirmación fue en 2009, al sostener bien alto que nadie podrá probar que Bárcenas y Galeote no son inocentes. Por aquel entonces, Bárcenas existía, tenía nombre y Rajoy lo pronunciaba, pues era su amigo y persona de confianza a quien él había designado. No padecía aún esa amnesia selectiva. Y no solo tenía nombre. Tenía su honradez archidemostrada, era Senador de la Nación y tesorero del PP. Lo importante, para trincar, claro, era lo segundo. Pero su garante era Rajoy.

¿En qué momento desapareció Bárcenas y perdió sus atributos, incluido el nombre? Sencillo, en cuanto se hizo público y fue oficial que en el PP llevaban años cobrando sobresueldos barcénigos en sobres, según los papeles en poder del juez. Allí fue donde, a la pregunta de un periodista, casi al vuelo "¿hubo sobresueldos en el PP?", Rajoy respondió, esquivo, sin detenerse, casi a la carrera: Sí, hombre. Una expresión que no quiere decir nada, puesto que no es un "no" claro, sencillo, rotundo.

El "no" vendría un mes después, pero transmitido a través de una pantalla de plasma, en forma de breve alocución leída en la que había una sola referencia al "asunto". Rajoy se ponía serio y afirmaba que Nunca he recibido ni he repartido dinero negro. Y, para demostrarlo, se declaraba dispuesto a mostrar su declaración de la renta. Dejando al margen el hecho de que nadie, ni Rajoy seguramente, declarará a Hacienda cualquier posible dinero negro, el hecho es que facilitó la de un año y no correspondiente a los ejercicios en los que se le achacaban los cobros. En todo caso, la cuestión de la "negrura" del dinero no puede decidirla el propio interesado sino que corresponde a los jueces en un sentido jurídico y a la ciudadanía en uno político. O sea, seguía sin decir nada ni probar nada.

Como el escándalo arreciase y Rajoy no pudiera refugiarse tras el plasma por verse obligado a mantener ruedas de prensa en el extranjero, a las insistentes preguntas de los periodistas decidió dar un mentís categórico a su modo y creyó zanjar la cuestión diciendo: Todo es falso, salvo alguna cosa. Estas sorprendentes tonterías acabarán formando una antología de necedades como las que a veces se hacen de los presidentes especialmente incompetentes, por ejemplo, Bush. Pero, a nuestro efectos, el buen hombre continuaba silente, sin explicarse. 

Y cargado de razón ayer, tras haber respondido que no tenía nada que decir a la primera pregunta de los periodistas, zanjó la segunda con un asombroso ya tal que provocó la hilaridad de los asistentes, a carcajada limpia.

Porque, ¿puede considerarse que los dislates y absurdos que el presidente ha ido hilando en los seis meses desde la revelación de los papeles bercénigos sean haber dicho algo? Hasta el momento no ha dicho nada, se ha callado, no se ha querellado con Bárcenas y ha ordenado a sus subordinados en el partido (y casi todos ellos figurantes en la contabilidad de los sobresueldos) que mantengan un silencio propio de omertà. Si ya ha dicho "todo lo que tenía que decir", todo lo que tenía que decir resulta ser nada. Rajoy no ha dicho nada en seis meses respecto a la cuestión esencial: ¿cobró usted o no 1.500.000 de euros, se subió el sueldo más de un 20 %, mientras pedía e imponía sacrificios y recortes a sus paísanos y encima los engañaba insinuando que tenía problemas a fin de mes? ¿Sí o no?

La situación es bastante mala porque, siendo evidente para todo el mundo que Rajoy debe dimitir, no hay nadie en su partido que pueda imponer esa dimisión y quienes en teoría podrían hacerlo, Aznar, Gallardón, Aguirre, aparecen también salpicados en el "asunto" tanto como Rajoy, tienen presuntos sobresueldos, malversaciones, corruptelas de todo tipo por las que pueden ser encausados en cualquier momento y, como aquel, carecen de crédito y autoridad moral para iniciar regeneración alguna. La corrupción en el partido es general.

Esa corrupción debilita al gobierno del Estado en un momento decisivo, cuando se intensifica la pretensión independentista catalana. Tengo para mí que los dos partidos dinásticos y nacional-españoles, el PP y el PSOE, no calibran bien el alcance y el respaldo de esa pretensión. Piensan con categorías del pasado que podrán frenar el independentismo valiéndose del Tribunal Constitucional y, en último término, de medidas coactivas de otro tipo. También abrigan la esperanza de desactivar el independentismo mediante concesiones de carácter económico; cediendo en la cuestión del cupo, por ejemplo. Piensan, sobre todo en el PP, que así se atraen a CiU a la causa española, al menos de momento. Lo suficiente para salvar los trastos. Quienes vengan detrás, que arreen. Es un error de visión de estos políticos de vuelo raso. Lo verán en los próximos meses. Y una cuestión importante en todo esto es cuál sea la autoridad del gobierno de Rajoy, que es un zombie, para hacer frente al mayor desafío hasta la fecha a la planta territorial española.

(La imagen es una caricatura mía sobre una foto de La Moncloa en el dominio público).

diumenge, 28 d’abril del 2013

La decencia de dimitir.


Esta portada de octubre de 2010 de El Mundo perseguirá a Rajoy hasta el fin de sus días, como las furias a Orestes o el recuerdo de su doble crimen a Raskolnikov. Es muy duro haber pedido el voto prometiendo bajar el paro y encontrarse tres años después con que, una vez votado, el paro ha subido y uno ha abandonado ya toda esperanza de hacerlo bajar. Muy duro, desde luego. Pero, al fin y al cabo, no es muy extraño. Se dicen unas cosas y se hacen otras. Lo duro no es la contradicción sino su motivo. Lo duro de esa afirmación (hoy se ve que vergonzosa) es que trata el paro como un asunto de partido. Esto es, Rajoy no admitió nunca que el desempleo fuera consecuencia de una crisis ajena en todo al PSOE y en parte a la misma España. Al contrario, lo esgrimió siempre como consecuencia directa de las políticas del PSOE. Hizo lo mismo en su día con la política antiterrorista, convertirla en asunto de pugna partidista. Ahora, el paro, según Rajoy, tenía nombre: Zapatero. Échese a Zapatero, póngase a Rajoy y el paro empezará a reducirse. Nequaquam. Ha aumentado vertiginosamente gracias a la reforma laboral del presidente quien, además, avisa de que la cosa irá a peor. La cuestión, ociosa por lo demás, era si se engañaba a sí mismo o se limitaba a engañar a los demás.

Esta circunstancia deslegitima por entero el gobierno del PP y las confusas explicaciones de su presidente empeoran las cosas. Reconoce Rajoy haber hecho lo contrario de lo que prometió y hasta admite no haber cumplido su palabra pero, añade, como si así quedará justificado, ha cumplido con su deber. Al margen de la obvia consideración de que el primer deber de un hombre sea cumplir su palabra, esta lamentable excusa muestra un concepto del deber verdaderamente cómico porque si mandar al paro a un millón de compatriotas es cumplir con el deber, ¿por qué se metía con tanta saña con Zapatero, que había hecho más o menos lo mismo aunque a regañadientes?

Esa atribución partidista, esa personificación de los males de la patria en una figura diabólica, Zapatero, permite cargarlo con las más infames intenciones. Zapatero es un sablista porque la subida del IVA es el sablazo del mal gobernante a sus compatriotas. ¡Qué al pelo viene aquí el famoso aforismo de que el hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios! El mismo Rajoy es un sablista. Como no le gusta la idea, viene aduciendo ahora que estas cuestiones, el paro, el IVA dependen de fuerzas externas, de mandatos exteriores a los que debemos someternos. Pero él no reconoció esta posibilidad a su antecesor. Al contrario, lo cargó personalmente con las culpas, pidió que se fuera, elecciones anticipadas. Por mal gobernante y por sablista. Justo lo que es él.

La situación es idéntica. Insostenible. En el PP tiene que haber alguien con autoridad o audacia suficientes para plantear la cuestión de un cambio de gobierno. La prensa extranjera lo da por fracasado y agotado.
Quizá no al extremo que muestra el cartel contiguo, que hace un retrato categórico de la trayectoria personal de Rajoy, pero incapaz de continuar. Cierto, el interesado advierte que se siente con la  misma fuerza y energía que cuando tomó el mando de la nao. Pero eso no es garantía (casi al contrario) de que la nao llegue ilesa a algún sitio. Para ello tendría que salvar dos escollos y no parece capaz de hacerlo: el primero, el de la falta de una política económica alternativa a la aplicada hasta la fecha cuyos resultados a la vista están. Sostenella y no enmendalla. Muy hispánico. Y desastroso. O sea, muy hispánico.

El segundo escollo insalvable es el de la corrupción. Los malditos papeles del innombrable Bárcenas son una pesadilla, una piedra de molino atada al gaznate presidencial. En ellos se le vincula con la recepción de sobres con dineros irregulares, que se amplía luego a más sobres en otros papeles igualmente barcénigos de reciente aparición. Él en persona, su gobierno, su partido, aparecen  supuestamente inmersos en una tupida red de corruptelas que lo desautoriza, lo deslegitima por entero para el ejercicio del cargo.

(La tercera imagen es una foto de armakdeodelot, bajo licencia Creative Commons).