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divendres, 25 de maig del 2018

Hoy, en Arenys de Munt

¿Se acuerdan de Arenys de Munt? Aquí empezó todo hace casi diez años, con el primer referéndum local sobre la independencia de Cataluña, movido por la CUP. El resultado fue de un 96,2% de síes y un 2,3% de noes. Posteriormente estas consultas se generalizaron hasta alcanzar la nacional catalana del 9 de noviembre de 2014. Luego, el movimiento se aceleró hasta llegar al momento actual en efervescencia republicana.

Hoy volvemos a Arenys a una xerrada de recapitulación, por así decirlo, en la que hablaré con Marc Colomer de este apasionante tema de España vs. Catalunya y del Estado fallido español. Por supuesto, no  trataremos solo cosas tas abstractas y teóricas, sino que habrá lugar para la actualidad. Un país gobernado por un partido de ladrones desde hace años, ladrones desorejados, ladrones que no se cortan un pelo, ladrones y delincuentes y gentuza que no ha hecho más que mentir, robar, apalear a la ciudadanía, engañar a todo el mundo, corromper todas las instituciones, falsificar documentos públicos, expoliar los bienes comunes. Un país cuyo gobierno pretende seguir como si nada tras una sentencia según la cual su partido,  con el jefe a la cabeza, no es otra cosa que una manga de delincuentes y sinvergüenzas. Tarea en la que está ayudado por un partido neofalangista, C's que no es otra cosa que un alter ego de la derecha ladrona y hermano de viaje del partido socialista más corrompido ideológicamente en Europa, el PSOE.

En fin, nos veremos en Arenys de Munt, a las 19:30 (y espero ganarme un premio por entender las horas en catalán), convocados por la ANC en la Sala municipal de Arenys de Munt. Luego habrá un sopar groc i solidari.

Una de abajofirmantes

Ayer tuve el honor de presentar la declaración firmada por intelectuales y artistas catalanes (con dos o tres firmas de españoles) en contra de la represión y por la República Catalana. Lo hice después de asistir a un xerrada contra el 155 con miembros del departament de interior de la Generalitat en mitad del carrer y antes de sumarme a un sopar groc en Figueres en el que se recogieron más de 10.000 euros para la caja común de resistencia y ayuda a los presos. Enorme orgullo, francamente. Escuché a Montse Bassa, hermana de Dolors, presa en Alcalá Meco y dije lo que pensaba sobre los presos políticos y lo que, en mi opinión, es preciso hacer para sacarlos de la cárcel. Si me llega vídeo del acto (así como del del dpto de Interior), lo subiré a Palinuro.

En la declaración, que se presentaba en el "espai Vila Webb", con participación de Vicent Partal, director del diario, no cupimos en el salón previsto y fue necesario repetir luego el acto en el exterior.

Una conclusión se saca de los tres actos: aquí no se para nada en tanto siga habiendo presos/as y exiliados/as políticos/as.


dijous, 24 de maig del 2018

¿Es una rebelión? No, Sire, es una revolución

Mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado La revolución catalana, en el que, con el ánimo más constructivo posible, se pretende aclarar a los jueces la diferencia entre una rebelión que se afanan en buscar y no encuentran y una revolución que se encuentran a cada paso sin buscarla. Aclaración necesaria porque en la formación intelectual de sus señorías impera una lógica franquista que no les permite ver la realidad. No existe rebelión porque no hay violencia. Hay una revolución. Pero esta no puede perseguirse penalmente. No es un cocncepto jurídico, sino prejurídico, político, sociológico, filosófico. No es un delito. Más fríamente: la revolución solo es delito si fracasa porque, entonces, los vencedores juzgarán a los vencidos con su código y los acusarán de rebelión. Eso es lo que hizo Franco: condenó por rebelión a quienes habían defendido la legalidad frente a su rebelión. Que esto fuera justo o no, en aquella situación de dictadura, era indiferente. Como lo es ahora en la de dictadura actual.

Pero eso es solo si la revolución fracasa. Si triunfa se inaugura un orden jurídico nuevo en el que aquella acusación de rebelión se reduce a lo que es: un disfraz jurídico de una persecución política, ideológica, contra el independentismo. Que la revolución no violenta, democrática, transversal, fenómeno político articulado a través de la desobediencia y la resistencia pacífica, triunfe o no, no depende de los tribunales, sino de la correlación de fuerzas entre el independentismo y el nacionalismo español en el contexto internacional de hoy. 

Aquí, la versión castellana:

La revolución catalana


Sus señorías están desconcertadas. Llevan seis meses hablando de rebelión y esta no se manifiesta por lado alguno; al menos según su propia definición que exige la presencia de violencia. Violencia de verdad, no la imaginaria. No un ceño fruncido, una voz más alta que otra o algún gruñido. Violencia en serio. Como la que ejercen las fuerzas de seguridad del Estado cuando reciben la orden de apalear ciudadanos sin miramientos. De ahí, para arriba. Violencia como el atentado de las Ramblas. Y de eso no hay ni rastro en la acción del movimiento independentista que lleva años ejerciéndose y en todo tipo de contextos. No hay violencia y no pueden inventársela, aunque lo intentan. Por tanto, no hay rebelión.

Lo que hay es una revolución. Pero esta no está en el código penal, no es un delito. Es un concepto político y hasta filosófico pero no jurídico. Y, sin embargo, en cuanto alteración radical del ordenamiento jurídico es el peor y más general de los delitos. Pero no se puede castigar por no estar definido como tal. Y no se puede castigar porque, además de lo problemático de la definición, el derecho penal de la modernidad, como el civil, nace precisamente de una revolución, la francesa. En realidad, la rebelión no es más que una revolución fracasada y reprimida por el poder. Cuando triunfa, nadie la condena y hasta es la fuente del derecho.

Es el caso de la revolución catalana, a la que el Estado, evidentemente, no puede hacer frente porque no la entiende. Hace años que los comportamientos individuales y colectivos del independentismo catalán no encajan en los tipos delictivos del derecho penal español. Como tampoco lo hacen en los esquemas mentales de los políticos que rivalizan (o debieran rivalizar) por conseguir la gobernación del Estado. Aplican estos concepciones estereotipadas trasnochadas, incapaces de dar cuenta de la novedad del independentismo catalán. Y llegan al delirio. El señor Sánchez ha arremetido contra el “supremacismo” y “racismo” del señor Torra con una base documental falsa y manipulada con auténtica pasión justiciera. Lo ha comparado con Le Pen muy contento de haber encontrado un supuesto punto débil en el adversario, lo que le ahorra tener que razonar por qué está en contra de las demás cuestiones. Sin embargo resulta que el señor Torra no es racista ni xenófobo y, para amigos de Le Pen, los socios de Sánchez, C’s, que se fotografían gustosos con cuanto lepenista encuentran y andan en negociaciones con el señor Valls, el de la expulsión de las niñas gitanas.

Esta obstinación en que nada se mueva, en que no hay innovación, muy típica de España, va contra el ciclo largo de cambios que se viene dando en Europa desde el fin de la guerra fría y la división en bloques. Todo el sistema político continental ha tenido y sigue teniendo cambios de gran envergadura. Han aparecido y desaparecido Estados, han cambiado regímenes políticos, han mutado o se han reformado estructuras constitucionales, ha habido cambios radicales de sistemas de partidos, las fronteras heredadas de la guerra han mudado, se han creado y destruido asociaciones, alianzas y coaliciones de todo tipo, las ideologías han resucitado y son administradas por los medios de comunicación.

Algunos ejemplos de innovaciones y singularidades: en Portugal hay un gobierno de unidad de la izquierda que funciona; en Italia se inicia un curso tempestuoso de la mano de dos partidos que todos califican de antisistema, La Liga y el M5 estrellas, por el que nadie daba un euro hace un par de años; la UE, aquejada de Brexit, tiene que encontrar una nueva forma de justificación y organización.

En ese clima europeo de cambio y mudanza, la revolución catalana como un movimiento transversal, sin distinción de clases, pacífico, cívico, democrático con un enorme respaldo social a través de asociaciones que forman un entramado con gran capacidad de movilización es un fenómeno nuevo para el Estado. No lo es en sí mismo, pero sí para un Estado que jamás se vio obligado a enfrentarse a él más que por la fuerza de las armas. Y ahora no es el caso. Y no sabe qué hacer.

La falta de competencia y experiencia de los políticos españoles se debe a que nunca han tenido que hacer política de verdad. Nunca por ejemplo ha habido gobiernos de coalición en España desde la muerte del dictador. Su espíritu es de imposición y no de negociación y, a base de perseverar en ese error, a base de abordar una cuestión política como una de orden público, a base de judicializar y, por tanto, cegar, toda posibilidad de entendimiento, han llevado la situación a un punto de todo o nada.

Un punto en el que creen que van a ganar porque el nacionalismo español tiene la fuerza y la emplea y el independentismo catalán está “descabezado”, maniatado, controlado e intervenido. Da la impresión, sin embargo de que es al revés: el nacionalismo está al final de la escapada pues únicamente puede conservar su dominio en Catalunya por medios represivos, a través de una dictadura de hecho que no podrá prolongar.

Enfrente se encontrará una sociedad en revolución, no en rebeldía, que no está dispuesta a ser gobernada como una colonia. Y la desobediencia civil y la resistencia pacífica de esa sociedad acabarán prevaleciendo sobre la imposición.

Hoy, jornada democrática

Hoy hay convocados diversos actos democráticos de lucha por las libertades y la democracia así como de solidaridad con los presos políticos y por su inmediata liberación. Me sé algunos.

A propósito de los presos políticos la fulminante detención de Eduardo Zaplana, seguida de la de otros pájaros como Juan Cotino y su sobrino con sus efluvios de cosa nostra tiene al personal boquiabierto. No por los delitos imputados que, al fin y al cabo, son los habituales: cohechos, malversaciones, blanqueo, fraudes, comisiones, sino por la enésima comprobación de que este país ha estado y está gobernado por delincuentes.

Y espérese la sentencia sobre la caja B del PP, que está al caer. Cosa de averiguar cómo podrá probar M. Rajoy que no sabía nada de ella cuando de ella cobraba.

Bueno, en todo caso, zanjan esa cuestión de si se trata de presos políticos, como dicen los independentistas o de políticos presos, como dicen los del 155. Se trata de presos políticos, los indepes, y de políticos presos, los del PP.

A las 14:00 en el passeig Sant Joan-Diputación tendremos una xerrada sobre el apasionante tema del art. 155, su injusto pasado, su ilegal presente y su imposible futuro. Convoca la Assemblea de Treballadors/es per a la defensa de las institucions catalanes. Departament d'Interior. Obviamente un colectivo con una problemática específica con el que no solo es preciso hablar sino, sobre todo, al que hay que escuchar.

Después de este acto, a las 16:00, el gran Vicent Partal y un servidor presentamos una declaración en contra de la represión y a favor de la República. Es iniciativa muy laudable del Col.lectiu Pere Quart en defensa de la literatura catalana a les aules. Lleva la firma de numerosos intelectuales y profesionales catalanes y algunos, escasísimos, ¡ay!, españoles.  Será en el llamado "Espai Vila Web", carrer Ferlandina, 43, Barcelona. Abierto al público. Se pide la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados, el levantamiento de las sanciones, el cese de la intervención de la Generalitat, la devolución a Catalunya de sus instituciones de autogobierno.

Por último, acabaremos la jornada con un sopar groc solidari en Figueres, en el restaurante Pa Volador a las 21:00. Un convivio, un ágape solidario con los presos políticos, que necesitan el apoyo espiritual y material de aquellas/os a quienes representan muy dignamente y con gran sacrificio personal y familiar. 

Creían los del 155 que la extremada dureza en la represión tendría un efecto aniquilador, que "descabezaría" el movimiento, rompería el espinazo de la resistencia y acallaría por amedrentamiento el independentismo. Aplicaron la plantilla del País Vasco mecánicamente. Por eso están tan interesados en vincular el independentismo a ETA. Sin embargo, la combinación de brutal represión instantánea y momentánea del 1-O con la no menos brutal prolongada en el tiempo de los encarcelamientos injustos a la mínima de cambio y la dispersión de los presos han conseguido lo contrario de lo que pretendían. Es completamente estúpido, pero han proporcionado al movimiento independentista una motivación simbólica de carácter moral que ellos (entre los que abundan los Zaplanas) son incapaces de entender. Incapaces de entender que no uno o dos o dos docenas, sino millones de catalanes no están dispuestos/as a llamar "normal" a una situación en la que sus legítimos representantes están en la cárcel o en el exilio.

Y no será porque no se les haya advertido hasta la saciedad: la represión cerrada, ciega, sin contrapropuesta de ningún tipo,  es contraproducente. La dictadura provoca la desobediencia civil legítima. La tiranía, la resistencia pacífica. 

Esto es Europa, señoras y señores, siglo XXI. Los gobiernos no pueden hacer lo que quieran con sus pueblos.  

dimecres, 23 de maig del 2018

Pudiera ser la gota

Sí porque, en sí mismos ¿qué son diez millones de €? Una futesa. Por esa ridícula cantidad, González ni contestaba a un whatsap. ¿Qué son diez millones de €, hoy que la bolsa del robo cotiza cientos, miles de millones de estafas, fraudes? Cierto,  dibuja un perfil del personaje Zaplana que los tenía en un calcetín en el Uruguay, esperando un decenio para abrazar de nuevo sus doblones, como el tío Gilito. Un perfil psicológico de mangante previsor. Pero el asunto no es Zaplana. No es como el chocolate del loro. Se parece más a la mosca en la sopa.

En efecto, el escándalo no está en la cantidad de millones. Ha habido y hay expolios mucho mayores: los EREs andaluces, el 3% catalán, la Gürtel, la Púnica, Lezo, etc. De hecho, toda la política económica de la derecha (y, en parte, la izquierda) ha consistido en esquilmar el país. Las privatizaciones son apropiación de la público por lo privado a precio de ganga y condiciones privilegiadas que incluyen la socialización de las pérdidas. El sueño del capitalista explotador son las autopistas radiales de Madrid. Y eso es solo la punta del iceberg. El gobierno del PP (el de la mayoría absoluta) ha sido un instrumento obediente mediante el cual los empresarios y la banca han expoliado el país por vías legales e ilegales y lo han dejado con una deuda impagable. Todo el gobierno del PP ha sido un robo. En su política y en el comportamiento de sus políticos. La descripción judicial de este como una asociación de malhechores se queda corta. Un partido con ochocientos imputados y una caja B de la que cobraban sobresueldos muchos de sus dirigentes, incluso cuando ocupaban cargos públicos, como el hoy presidente M. Rajoy, debiera ser ilegalizado.

A lo mejor la detención de Zaplana es la gota que colma el vaso. Desde luego, la de su compinche Cotino, que fue director general de la Policía Nacional ayuda bastante.

La pregunta inmediata es en manos de quién ha estado y está este país. Con qué legitimidad reclama M. Rajoy a los indepes catalanes el cumplimiento de una ley que él lleva años saltándose, al frente de un partido que es una presunta asociación de malhechores. ¿Cómo se puede pedir el cumplimiento de la ley cuando no se respeta el resultado de las elecciones del 21 de diciembre de 2017? ¿Qué sentido tiene reclamar legalidad en el funcionamiento institucional cuando no se respeta la división de poderes y los jueces se extralimitan en sus atribuciones? ¿Con qué autoridad está el gobierno de la Gürtel y sus dos ayudantes PSOE y C’s, interfiriendo el normal desarrollo del autogobierno de Catalunya a base medidas ilegales y arbitrarias?

Las fotos con el careto patibulario de Zaplana (no mucho más de cuando estaba en la gloria) marcan el tono de esta marcha fúnebre del nacionalismo español hacia su destrucción.

Mañana jornada democrática

Mañana hay convocados diversos actos democráticos de lucha por las libertades y la democracia así como de solidaridad con los presos políticos y por su inmediata liberación. Me sé algunos.

A propósito de los presos políticos la fulminante detención ayer de Eduardo Zaplana, seguida de la de otros pájaros como Juan Cotino y su sobrino con sus efluvios de cosa nostra tiene al personal boquiabierto. No por los delitos imputados que, al fin y al cabo, son los habituales: cohechos, malversaciones, blanqueo, fraudes, comisiones, sino por la enésima comprobación de que este país ha estado y está gobernado por delincuentes.

Y espérese la sentencia sobre la caja B del PP, que está al caer. Cosa de averiguar cómo podrá probar M. Rajoy que no sabía nada de ella cuando de ella cobraba.

Bueno, en todo caso, zanjan esa cuestión de si se trata de presos políticos, como dicen los independentistas o de políticos presos, como dicen los del 155. Se trata de presos políticos, los indepes, y de políticos presos, los del PP.

En todo caso, a las 14:00 en el passeig Sant Joan-Diputación tendremos una xerrada sobre el apasionante tema del art. 155, su injusto pasado, su ilegal presente y su imposible futuro. Convoca la Assemblea de Treballadors/es per a la defensa de las institucions catalanes. Departament d'Interior. Obviamente un colectivo con una problemática específica con el que no solo es preciso hablar sino, sobre todo, al que hay que escuchar.

Después de este acto, a las 16:00, el gran Vicent Partal y un servidor presentamos una declaración en contra de la represión y a favor de la República. Es iniciativa muy laudable del Col.lectiu Pere Quart en defensa de la literatura catalana a les aules. Lleva la firma de numerosos intelectuales y profesionales catalanes y algunos, escasísimos, ¡ay!, españoles.  Será en el llamado "Espai Vila Web", carrer Ferlandina, 43, Barcelona. Abierto al público. Se pide la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados, el levantamiento de las sanciones, el cese de la intervención de la Generalitat, la devolución a Catalunya de sus instituciones de autogobierno.

Por último, acabaremos la jornada con un sopar groc solidari en Figueres, en el restaurante Pa Volador a las 21:00. Un convivio, un ágape solidario con los presos políticos, que necesitan el apoyo espiritual y material de aquellas/os a quienes representan muy dignamente y con gran sacrificio personal y familiar. 

Creían los del 155 que la extremada dureza en la represión tendría un efecto aniquilador, que "descabezaría" el movimiento, rompería el espinazo de la resistencia y acallaría por amedrentamiento el independentismo. Aplicaron la plantilla del País Vasco mecánicamente. Por eso están tan interesados en vincular el independentismo a ETA. Sin embargo, la combinación de brutal represión instantánea y momentánea del 1-O con la no menos brutal prolongada en el tiempo de los encarcelamientos injustos a la mínima de cambio y la dispersión de los presos han conseguido lo contrario de lo que pretendían. Es completamente estúpido, pero han proporcionado al movimiento independentista una motivación simbólica de carácter moral que ellos (entre los que abundan los Zaplanas) son incapaces de entender. Incapaces de entender que no uno o dos o dos docenas, sino millones de catalanes no están dispuestos/as a llamar "normal" a una situación en la que sus legítimos representantes están en la cárcel o en el exilio.

Y no será porque no se les haya advertido hasta la saciedad: la represión cerrada, ciega, sin contrapropuesta de ningún tipo,  es contraproducente. La dictadura provoca la desobediencia civil legítima. La tiranía, la resistencia pacífica. 

Esto es Europa, señoras y señores, siglo XXI. Los gobiernos no pueden hacer lo que quieran con sus pueblos.  

dimarts, 22 de maig del 2018

La conquista del Estado

En las memorias de quienes vivieron los años oscuros del nacimiento de los fascismos suele aparecer una observación: al principio, la gente normal, se tomaba a risa aquellas formaciones y organizaciones de exaltados y radicales. Hasta que los llantos y la sangre anegaron Europa.

El fascismo tiene siempre un punto ridículo, pero escasa gracia. En efecto, las redes hicieron picadillo el discurso patriótico del político catalán. Mucho ingenio, sí; y mucho peligro. El discurso de Rivera fue una típica arenga fascista, al estilo de La conquista del Estado con una retórica joseantoniana. Añádase el comportamiento de los "descontrolados" que van embozados provocando y luego resulta que algunos son de C's y se va componiendo el cuadro del auge de un movimiento de ultras con una base electoral fuerte, alimentada por su demagogia anticatalana llevada a sus últimas consecuencias. 

Demagogia anticatalana pero aplicando tácticas, por asi decirlo, catalanas. Lo que la arenga de Rivera inauguraba era una organización social, al estilo de la que tienen en Catalunya y es un fracaso, la SCC. Aquí se llamará España ciudadana y será interesante ver si prospera como las catalanas.

La prensa apenas ha prestado atención a este acto de vintage fascista cañí (aparición de Marta Sánchez), con la atención al mundo cosmopolita (opción Manuel Valls) y todo envuelto en los gritos de rigor de España, una, grande, libre. El nombre del caudillo está por ver, porque hay competencia.

La que representa el PSOE de Sánchez, que enarbola la misma bandera nacional-española y encabeza la facción más dura del 155, la más beligerante con el independentismo. Hasta el extremo de atacar a Torra por "racista" y compararlo con Le Pen. Es una muestra palmaria del proceso de fascistización del secretario general. A nada que lea los textos de los que habla, verá que Torra no es racista y sabe perfectamente que si alguien en España está relacionado con Le Pen son sus socios C's. El fascismo es así, típicamente proyectista: te acusa de hacer lo que él hace. 

Sánchez apunta alto como candidato al caudillaje nacional-español: quiere prolongar indefinidamente el 155, con mayores restricciones y sin convocatoria de elecciones. 

Como se ha dicho a veces chez Palinuro, esto es la dictadura. Seguramente esa que anhela el socio de Sánchez, que no tiene libertad, pero sí cierta paz y orden.  El mismo que propone restringir las redes sociales  en estado de excepción. Un ámbito que los psicópatas que redactaron la Ley Mordaza pasaron por alto, en donde rige la más descarada libertad de expresión y en donde se confunde la libertad con el libertinaje, como decía Franco. 

Claro que los socialistas no se quedan atrás y proponen modificar el Código Penal para que se tipifique como delito de rebelión cualquier manifestación aunque sea pacífica. A estos efectos, ¿hay alguna diferencia apreciable entre el PSOE y C's? A mi entender, no. Y más; tampoco la hay entre esos y el PP. El triunvirato del 155 impera.

Lo que hay en España es una dictadura de hecho del 155 que, aunque sea levantado si el gobierno corrige su error de vetar la publicación de los nombramientos, lo será muy transitoriamente y con un escrutinio permanente de los actos de la Generalitat que tendrán siempre un grado elevado de confrontación. El 155 estará presente como amenaza extraordinariamente fácil de cumplir pues depende de la aprobación del Senado. 

Como presente estará la resistencia de una población empeñada en recuperar el pleno uso de sus instituciones republicanas y su derecho a decidir.

dilluns, 21 de maig del 2018

Llegó la Patria

La Vanguardia no se corta y habla de "carrera electoral", justo lo que todos los demás, unos más sinceramente que otros, rechazan. No es el momento; no es el momento.

El bloque del 155 se niega a autorizar la publicación del decreto de nombramiento del govern en el DOG en su integridad porque incluye los nombres de dos presos y otros tantos exiliados políticos. De inmediato se ha armado un guirigay jurídico por entenderse que el gobierno se extralimita groseramente en sus funciones e incurre en ilegalidad e inconstitucionalidad. De un lado invade el territorio de los jueces que son quienes deben decir si sus presos salen o no y, de otro, incumple una obligación taxativa, pues la publicación del decreto en el DOG no es discrecionalidad sino un acto debido.

Todo esto son las quisicosas del funcionamiento institucional ordinario. Un revoltijo confuso en el que prevalece el hosco ceño del PSOE, dispuesto a prolongar un 155 endurecido hasta las calendas griegas y a reformar el Código Penal para convertir en delito el independentismo. Es decir, dispuesto a liquidar el remedo de Estado de derecho que es España para convertirla en dictadura.

Tan autoritaria y represiva es la respuesta española que, sin temor al ridículo, El País afirma que la extensión del 155 obliga a Torra a gobernar con Rajoy y sus ministros. Alguien con sentido del humor podría decir que la Gran Coalición que se vislumbra no es PP-PSOE, sino PP-Independentistas. Con menos sentido del humor y más realismo, se puede interpretar que el Estado español intensifica su tratamiento colonial de Catalunya. Si el Govern no puede gobernar ni el Parlament legislar ni la Hacienda catalana administrar, si la intervención del Estado en forma de gobierno directo alcanza, como parece que hará, a los medios de comunicación públicos, ¿qué otra opción queda a la Generalitat sino convocar elecciones y a la población ofrecer resistencia pasiva a la autoridad española?

La hipótesis de elecciones generales cobra fuerza. Sostenemos que los dos partidos dinásticos, PP y PSOE juegan a ellas, perfilando una posible alianza de Gran Coalición. Y, con todo descaro, C’s. El mitín de ayer, una especie de aggiornamento de la estética fascista de los años treinta ha encontrado un eco alarmado en las redes y preocupa mucho a los partidos “de orden”. La retórica patriótica del joven cara al viento “solo veo españoles”, es como la del Kaiser Guillermo II que solo veía alemanes antes de enviarlos a matarse contra los franceses. El culto a la nación española más resabiado y cañí con los efluvios seudoliberales del “patriotismo constitucional”. El eclecticismo de Rivera, que otros consideran erróneamente falta de principios lo absorbe todo. Lugar al que va, conflicto al que se enfrenta, consigna que se apropia si cuenta con mayoría electoral.

Los dos partidos dinásticos tradicionales miran con horror el ascenso del fascismo sonriente de espabilados brokers que, además plagian tácticas vencedoras en Catalunya, esto es, la movilización social, un éxito del independentismo. Lo han intentado en la propia Catalunya con organizaciones como SCC y similares, pero no les ha salido. Están muy identificados con la extrema derecha española. Ahora prueban suerte en España. Es la segunda vez que Rivera lo intenta. Lo hizo en 2012, con un Movimiento Ciudadano de escaso éxito y reincide ahora con una España ciudadana, en un alarde de sincretismo comunicativo en donde se juntan los patriotas del garrote y los de las tarjetas black. El terror de los dos partidos de la vieja escuela conmueve el ánimo. No saben cómo hacer frente a un discurso con el que, en el fondo, se identifican. Debieran tranquilizarse porque el nuevo experimento tampoco cuajará.

La situación de la izquierda es de velorio. Podemos ha quedado reducido a una cuestión de catastro y el PSOE, en su frenesí nacional español, está aceptando las motivaciones de la “cruzada” de 1936.

El horizonte electoral se complica por otras vías. Hay también municipales y autonómicas; queda por ver si las catalanas son antes o después o durante las generales; y, sobre todo, queda por ver si los independentistas se presentan a las elecciones generales. Es un asunto que afecta a la República Catalana. ¿Tiene sentido enviar representantes al órgano legislativo de un país extranjero? Teóricamente, no; prácticamente, es posible que sí. Poco o mucho, el poder en España reside en el Parlamento. Si los independentistas no envían diputados, toda la representación catalana será unionista, salvo que aquellos sostengan que las generales no se celebran en Catalunya y lo impongan, pero ello abriría un escenario lleno de imponderables. Quizá la imposición no pudiera mantenerse pero dejaría sin valor legitimatorio a las elecciones.

diumenge, 20 de maig del 2018

La dictadura se sucede a sí misma

Lo dicho. Entre las dos opciones que el bloque independentista tenía (proponer a Puigdemont o un "alter ego" de Puigdemont) había solo un periodo más o menos duradero. Prácticamente, ni periodo ha habido. El gobierno se niega a publicar los nombramientos en el DOG y, por tanto, no serán efectivos... a su ojos. El president Torra los ha citado a tomar posesión el miércoles. Son dos realidades que evolucionan por separado, la República Catalana en situación de excepción y el Estado español que también está sometido a la excepcionalidad que él mismo ha impuesto. Desde el punto de vista de la República, es una situación forzada y artificial, con la que ha de convivir. Desde el del Estado, algo inadmisible pues afecta a la unidad de mando.

La cuestión es si el Estado puede mantener su actitud represiva sin convertirse en una dictadura o gobierno no sujeto a la ley; ni siquiera a su propia palabra. Había un compromiso de levantar el 155 cuando Catalunya tuviera un gobierno legal. Tiene gobierno y es legal. ¿Por qué afirma el gobierno central que no lo es y le niega la inscripción en el BOC? Los presos y exiliados políticos tienen sus derechos políticos intactos en tanto no hayan sido condenados o inhabilitados por sentencia firme. Negárselos es atentar contra ellos. Y como todo esto acabará en una instancia judicial europea conviene guardar nota de los desmanes.

El gobierno insiste en que prolonga el 155 para proteger a la mayoría de los catalanes, pero eso es falso. La mayoría de los catalanes apoya al govern que el Estado boicotea. El gobierno central se empeña en gobernar Catalunya en contra de la voluntad de los catalanes; está actuando como un gobierno tiránico y perdiendo el derecho a exigir obediencia a los ciudadanos a cuyos deseos se opone.

Si se impide la formación del govern por la fuerza bruta, es muy poco probable que el bloque del 155 se allane a establecer algún tipo de diálogo y mucho menos negociación con la Generalitat. Sobre todo ahora que M. Rajoy ha descubierto que C’s y el PSOE le ganan por el flanco nacional-español. El reciente pacto entre PP y PSOE mirando a Catalunya y dejando fuera expresamente a C’s permite ver una estrategia de recuperación del bipartidismo. Los dos partidos dinásticos están amenazados por sendos rivales. Así pues, se refuerzan mutuamente como opciones “respetables” de gobierno y atraen cierto “voto útil” porque dan a entender una posible “gran coalición”, fundamentada en la unión sagrada del supremo interés de España.

Sánchez ha pasado de pedir la dimisión de M. Rajoy a gobernar con él y para él y, a veces, hasta más allá de él. Por ejemplo, cuando acusa a Torra de ser como Le Pen. Eso no lo haría M. Rajoy para quien, claro, Le Pen es OK. Pero sí lo hace Sánchez con mucho rasgarse las vestiduras y mesarse los cabellos en puro estilo fariseo. Así cree justificarse para pedir acto seguido una reforma del Código Penal que castigue como rebelión también las manifestaciones pacíficas. Es decir, a qué engañarnos, que castigue como rebelión el independentismo.

Tengo para mí que todo conspira en favor de unas elecciones anticipadas. Todo son las circunstancias, los ánimos de las partes, los proyectos de los partidos. La prolongación del 155 sin elecciones, con una intervención directa y estricta de Catalunya no deja otra salida que la convocatoria de elecciones que es competencia que conserva la Generalitat. Siempre y cuando el gobierno central no decida arrebatársela a través del 155, cosa que puede hacer cuando quiera.

Añado que, de acuerdo con lo anterior, el plan puede ser hacer coincidir las elecciones catalanas (inevitablemente referendarias) con las generales en España con la propuesta de una gran coalición PP/PSOE. El resultado sería: un govern independentista reforzado por la lista única y un gobierno de gran coalición en España con mayoría absoluta, el añadido del apoyo exterior de C’s y, quizá, una parte de Podemos por aquello del discurso nacional-español.

Una situación pintiparada para entablar negociaciones y deliberaciones constitucionales y, ¿por qué no? constituyentes. Y conste que no estoy prejuzgando qué se haya de constituir y en dónde, aunque tengo mis preferencias.

dissabte, 19 de maig del 2018

De la algarabía al bloqueo

¡Ah, qué tiempos aquellos en que un sonriente Rajoy con las alforjas llenas de mentiras por estrenar calificaba la Diada de 2012 como una "algarabía"! Un zahorí el de los sobresueldos. En media docena de años, la "algarabía" ha conseguido bloquear el sistema político español, según reconoce su heraldo. A quienes anunciábamos el tsunami catalán nos tachaban de agoreros. Lo único que importaba era el bipartidismo, el "sorpasso", la recuperación económica y el gigantesco saqueo de España por la derecha más delictiva que han visto los siglos.

Y ahora resulta que tenemos un estado de excepción de hecho a través del 155, una unión sagrada del nacionalismo español dispuesto a todo, presos y exiliados políticos, intervención de la autonomía catalana, suspensión de la Constitución (paradójicamente mientras celebran su cuadragésimo aniversario), amenaza de dictadura "sin complejos"; amenaza hasta de bombardeo. Se respira paz y sosiego.

No está claro todavía si el gobierna da por real al president Torra y por efectivo su nombramiento o lo considera un ectoplasma, según su costumbre de negar lo que le fastidia. Por si el ectoplasma actúa, La Moncloa ya le marca el terreno de juego pues “actuará” si el MHP designa consellers a presos políticos. Qué significa que actuará es, como siempre, un misterio. El gobierno se remite al juez quien se pronunciará según sus caprichosos e incógnitos designios.

¿Se acuerdan ustedes de los propósitos enunciados por el PSOE de reformar la Constitución para “acomodar” (o algo así) mejor a Catalunya en España? Han encogido y ahora se limitan a ser propuestas de reforma del Código Penal para tipificar como delito de rebelión las manifestaciones pacíficas. Por ese precio, puede proponer abolir sin más el derecho de manifestación. Es una deriva fascista del viejo partido socialista, algo incomprensible. También se pretende privar a los catalanes del derecho de sufragio, como se sigue de que PP y PSOE estén de acuerdo en prolongar e intensificar el 155 si lo ven necesario pero sin incluir convocatoria de elecciones. Es un frenesí dictatorial español.

Del otro lado, Torra envía la carta pidiendo apertura de negociaciones ya. La decisión toca fibra sensible en el bloque indepe por cuanto la CUP no es favorable a negociar nada sino a actuar. En cierto modo, la negociación es una actuación de la República Catalana de hecho. Una negociación de igual a igual. Lo que también toca fibra sensible en el otro lado, subdividido en dieciséis CCAA. Cuestión de ver hasta dónde llega la negociación sin prejuzgar su distancia.

La existencia de presos y exiliados políticos es asunto complicado. Una opción es negar de raíz la legitimidad de la represión y pedir la anulación política de todos los procedimientos, lo cual probablemente conduce a una confrontación inmediata y aguda que daría paso a la desobediencia civil como una forma de resistencia pacífica. La otra opción es aceptar la legitimidad de los procedimientos, ir a los juicios de esta causa política y utilizarlos como plataformas para denunciar los agravios de Catalunya y luchar por la República. Ambas opciones tienen ventajas e inconvenientes, difíciles de desentrañar en una situación muy compleja en la que juegan muy diferentes factores.

En todo caso, con la opción inmediata o en diferido, la respuesta del bloque del 155 es el restablecimiento de la dictadura en Catalunya, argumentándola de modo hipócrita con una acusación de supremacismo a Torra y, por extensión, al independentismo. Todo vale en el molinillo de la demagogia, hasta llamar “Le Pen” a Torra cuando se va del brazo de alguien como Rivera, mucho más cercano al francés.

La situación de bloqueo no puede resolverse mientras se mantenga la absurda judicialización del procés. La carencia de capacidad política de los dirigentes precisamente políticos es pavorosa. La gente no los elige para que creen problemas y destruyan el país y, sin embargo, es lo que hacen dada su mediocridad.

Un solo ejemplo basta. La mencionada barbaridad de prolongar el 155 excluyendo convocatoria de elecciones muestra a las claras su intención: que no pueda cuantificarse el apoyo electoral de las dos opciones independencia/no independencia. Se trata de evitar que quede constancia una vez más de que el independentismo es mayoritario. Porque de quedar, el bloque del 155 deberá admitir que quiere gobernar en contra de la voluntad de la mayoría de la gente, sin su consentimiento. O sea, por la fuerza bruta. En dictadura. Una dictadura española en Catalunya. Parece ya evidente que el llamado "problema catalán" es en realidad un problema español. 

Un gobierno en contra de la voluntad de la gente es una tiranía. De hecho, como se vio el 1º-O solo puede mantenerse por la fuerza bruta, a base de apalear a los ciudadanos. El gobernante tiránico que utiliza la fuerza bruta, la dictadura,  deja de ser un gobernante para conventirse en un persona privada y un delincuente. 

Frente a la tiranía solo cabe la desobediencia.

divendres, 18 de maig del 2018

La gran cortina de humo

España es una humareda. Por todas partes cortinas de humo. Cortinas de humo para tapar cortinas de humo que tapan cortinas de humo.

Tiene gracia que el PP hable de "estudiar" en medio de la vorágine de los céleres estudios de sus dirigentes. Pero es su intención: indagar si el MHP Sr. Torra es o no president. Es costumbre de este gobierno pronunciarse negativamente sobre la realidad y existencia de aquello que lo incomoda. Ya saben: no hubo consulta del 9N 2014, no hubo referéndum de 1º O 2017, ni declaración de independencia, ni de República, ni siquiera existieron las elecciones del 21 de diciembre de 2017. Nada de extraño si tampoco hay presidente de la Generalitat. Al fin y al cabo, la toma de posesión ha sido brevísima, sin contenido de Estado y con una fórmula de promesa ya usada por Puigdemont pero altamente reprobable.

Hobbes pensaba que el Estado debe darse por satisfecho con un gesto formal externo de acatamiento. Pero al gobierno esto le parece poco pues el juramento a la Constitución (y al rey, dicho sea de paso) no es algo formal sino, dice, "trascendental". No basta con parecer; hay que ser y ojito con desviarse. Estos son los de Trento. "Luz de Trento".

Luz que es cortina de humo paara distraer  al personal del patio de monipodio que es la marca España a los ojos del mundo entero. El Supremo confirma las primeras sentencias de la Gürtel en el caso de Fitur, en Valencia: nueve años a una ex-consellera del PP, trece y doce años y pico para Correa y el Bigotes y otras penas para otros miembros de esta asociación de malhechores que es la Gürtel, totalmente imbricada en el PP. O sea, parte de la mafia que seguirá saliendo en las seis causas pendientes de esta macroestafa a las arcas públicas. Añádase el escándalo que tiene indignada a la opinión de que Valtonyc o Pablo Hasel vayan a la cárcel de inmediato, si no están ya en ella, mientras Urdangarin, con una condena firme sigue paseándose en libertad y cruzando fronteras. U otros procesados célebres, entes incorpóreos, como Rato. Se ve que los jueces no aprecian riesgo de reiteración delictiva o de fuga como sí parecen apreciar en el caso de las presas políticas preventivas. Son cosas que requieren turbonadas de humo para calmar la indignación que producen. 

Y no humo, auténticos tifones, tornados de oscuridad se requieren para tapar el desmadre que el partido de la Gürtel ha organizado en veinte años de trapacería sin cuento en Madrid, "rompeolas de las Españas". No han dejado títere con cabeza: las instituciones, los festivales, las fundaciones, las universidades. Lo han corrompido todo. Han arrasado los servicios públicos en beneficio de los privados que, o son suyos, o son de los suyos: escuelas, hospitales, servicios públicos. Han privatizado a mansalva para dar aportunidades a los "barones ladrones" de la industria española. Eso cuando no han sido los propios gobernantes quienes han gestionado directamente el fraude como en el caso de El Canal de Isabel II, en Madrid. Una comunidad autónoma con la mayor densidad de implicados en la Gürtel por metro cuadrado municipal y de cuyos cuatro presidentes del PP, tres están imputados.

Pero, en realidad, la cortina de humo sobre la condición de presidente de Torra, trata de ocultar otro chasco monumental de España en el exterior. La justicia belga no entregará a los consellers exiliados en Bruselas. La euro-orden naufraga de nuevo y el juicio que la actuación de la justicia española merece en el extranjero es deplorable. La fiscalía, muy de sostenella y no enmendalla, pide a Llarena que reitere la euro-orden a Bruselas. Sospecho que los belgas van a imponer un canon por uso contumaz de un servicio público. La florida prosa del juez seguirá amenizando las tediosas mañanas de sus colegas europeos pero también confirmando la opinión negativa generalizada sobre el carácter de la persecución judicial en España. En Europa se desconfía de la gente que obliga a los demás a formular promesas trascendentales y de los jueces que valoran la sinceridad de las convicciones ideológicas. 

Ocultar a la opinión la falta de apoyo de la justicia europea a la causa emprendida por la española es una gran irresponsabilidad. Reaccionar amenazando a los países afectados, prueba de furor demente. Mover dineros e influencias para comprar voluntades, perfectamente bochornoso. 

Por lo demás, hace bien el gobierno en exigir el boato y ceremonia que estos momentos requieren. Y bien asimismo el PSOE en exigir que la Constitución de 1978 figure expresamente en la fórmula. Y, digo yo, también la jura de Santa Gadea. Según está planteado el conflicto, tienen un valor análogo. Desplieguen pues la enésima cortina de humo cuestionando, impugnando, recurriendo la presidencia de Quim Torra, su misma existencia material. La presidencia de la Generalitat está en sede vacante, como el solio de San Pedro a veces. 

Pero eso no afecta a la Generalitat en sí misma, que ya habrá publicado el acto en el documento oficial de que disponga y este tendrá los efectos jurídicos que correspondan. Y  aquí sigue dibujándose por vía de facto la República Catalana. Las instituciones actúan como si el parlamento fuera depositario de una soberanía del pueblo catalán, invocado por el president Torra. La República Catalana, por tanto, inicia su andadura por una vía de hecho

Y llegará hasta allí donde el gobierno central interpronga una acción contraria en cualquiera de sus manifestaciones, administrativa, judicial, policial para dejar sin efecto el acto y, de paso, la Generalitat entera en el momento de su nacimiento. Es decir, el 155 "intensificado" que propugna el PSOE, equivalente a una dictadura también de hecho y de carácter ilimitado pues quedan excluidas las elecciones. Algo que ningún país civilizado aceptará.

La única forma de garantizar el Estado de derecho es convertirlo en una dictadura. Eso puede defenderse en España, tierra de casuistas, y en donde cabe acusar de nazis a las víctimas de los nazis.

Pero no puede defenderse en Europa. 

dijous, 17 de maig del 2018

Sí, hay rebelión contra la dictadura neofranquista

Día luminoso el de ayer en que la Justicia belga devolvió a la gente la confianza en el derecho dando un soplamocos a los comisarios políticos togados del PP en el Tribunal Supremo. Es bueno ahora recapitular en dónde nos encontramos en este conflicto entre la democracia catalana y el fascismo español. Sobre eso va mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado Contra la dictadura espanyola. El Tribunal Supremo  está indignado con la justicia belga y le reprocha desconocer nuestro ordenamiento jurídico. No se percata de que no habla a españoles, que se lo tragan todo, sino a extranjeros para los cuales el concepto "justicia española" es un oxímoron.

Por cierto, va siendo hora de avanzar algo más en la comprensión en las postrimerías de este Estado fascista. Es correcto decir que está sostenido por todos los partidos dinásticos, PP, PSOE, C's y Podemos. Pero es justo matizar que el PSOE ha ido mucho más allá en su proceso de fascistización que Podemos: Rubalcaba, un franquista sin complejos, colaboró con Aznar para impedir un referéndum en España entre monarquía y república. ¡Como para que admitiera un referéndum en Catalunya! El sucesor, otro franquista, aunque con menos luces, Pedro Sánchez, ya propone directamente "reformar" el Código Penal para criminalizar a su gusto a los independentistas. Es la dictadura española sobre Catalunya.

Y al decir dictadura española, quisiera precisar algo. El otro día, un contertulio en el programa 3/24 de TV3 me pidió "respeto" para los siete millones de votantes del PP. Hube de contestarle -y aquí lo reitero- que no falto al respeto a nadie al decir que siete millones de españoles votan por una asociación de malhechores, de delincuentes. Porque es lo que hacen, incluso cuando los escándalos  muestran de qué tipo de granujas se trata, como se comprobó claramente en Valencia en donde, cuanto más robaba el PP más votos recibía. 

Añado ahora algo. Suele hacerse una distinción entre el PP y otros ladrones de la oligaquía y "el pueblo" y decirse que son los primeros los responsables del expolio de Catalunya y que el pueblo no lo es. Falso. El pueblo español es tan responsable de la dictadura en Catalunya como los gobernantes a los que vota. Es más, los vota para que traten de machacar (o bombardear, como desea un psicópata armado con un micrófono) a Catalunya. La dictadura española no es obra solo de la oligarquía, sino del conjunto de los españoles, profundamente anticatalanes. 

La idea de los republicanos españoles de que cabe apoyar la lucha catalana porque redundará en beneficio de España es una falacia por mucha buena intención que tenga. Los españoles están dispuestos a tragar una dictadura y las que hagan falta con tal de impedir que los catalanes sean libres.

Y ese es el problema.


Aquí la versión castellana:

Contra la dictadura española

Elegido presidente el MH Sr. Quim Torra con los votos independentistas a favor, la abstención de la CUP y los votos unionistas en contra, alguna precisiones.

Los de la CUP hacen bien, pues juegan a un juego de apariencias. El voto en contra que aparecía como otra opción estaba descartado de antemano por mera supervivencia política. La abstención quiere ser una espada de Damocles sobre el govern y no pasa de ser una advertencia ociosa. Pretende visualizar el compromiso de votar en contra del ejecutivo si este abandona el procés republicano. No hacía falta recordarlo. Nadie lo duda. La CUP podía haberse ahorrado la abstención pero quiso subrayar su posibilidad, su capacidad rectificación y la de mantener el suspense generalizado con una alegría algo infantil.

Los Comunes, en cambio, votaron en contra, con el bloque nacional español del socialismo cañí, el PP de la Gürtel y la alegre muchachada de los luceros falangistas. No se abstuvieron, como los debiluchos cupaires, sino que votaron “no” sin que les temblara el pulso porque, en el fondo, son tan de la España “una, grande, libre” como los del “¡a por ellos!” ¡Qué más querría el PSOE que ser visto por el electorado como un partido tan monárquico y nacionalcatólico como el PP! No lo consigue del todo, en parte por su ya lejano pasado de partido democrático y hasta revolucionario. Por eso se niega hoy, como el PP, a hacer justicia a las víctimas del franquismo. Para que el pasado se olvide cuanto antes y él pueda recabar el voto de la gente bien de toda la vida de la Villa y Corte y desprenderse de la mugre obrera

Durante toda la jornada se acumularon las invectivas, insultos e improperios que la carcundia española vomita todos los días en periódicos, radio y televisiones muchas veces subvencionados por los dineros públicos que sus jefes roban a la gente. Las provocaciones en las redes, la demagogia sobre las opiniones de Torra. El mensaje es siempre el mismo: odio y rabia hacia la democracia, los derechos de los ciudadanos y las aspiraciones nacionales de Catalunya.

Finalmente, elegido Torra, los dirigentes de los tres partidos dinásticos se reúnen de urgencia –PP y PSOE ayer; PP y C’s- a fin de coordinar sus políticas frente a Cataluña. No llaman a Podemos porque los tres están interesados en debilitarlo electoralmente, cosa que conseguirán presentándolo como un aliado objetivo del independentismo. De aquí que la formación morada haga trabajosos equilibrios para sacar partido a su ambigüedad, haciendo creer a los más ingenuos independentistas que está por el derecho de autodeterminación y a los unionistas más obtusos que está en contra de la desmembración de la Patria, pero sabiendo en el fondo de su corazón que lo suyo es Santiago y cierra España.

Las fuerzas del nacionalismo hispano, Albiol, Arrimadas, Iceta y los periodistas y mandos de los medios más reaccionarios se reunieron luego desolados en un ataque de pánico para proponer una acción colectiva que los resarza de la última derrota. Esa conspiración en contra del independentismo es la base de la que produjo ayer mismo entre M. Rajoy y Pedro Sánchez en La Moncloa a fin de consensuar una posición común. Nada más sencillo: habiendo perdido todo pundonor democrático, los dos líderes avisan de que no permitirán “estructuras republicanas paralelas” ni dejarán que Torra lleve adelante su programa de gobierno si este se aparta de lo que ambos entienden por “legalidad” y no es otra cosa que la arbitrariedad despótica de M. Rajoy que solo necesita al PSOE para justificarse.

Su propósito, declarado por ambos, es el establecimiento descarado de la dictadura personal en Catalunya ya que, esta vez, el 155 intensificado (que incluye cerrar TV3 e intervenir la escola catalana) no vendrá compañado de elecciones: gobierno arbitrario y despótico sin límite de tiempo ni de contenido material. En otros términos: medidas represivas de la metrópoli en la colonia.

A su vez, los dos principales mandatarios de la República Catalana, Puigdemont y Torra se reunían en Berlín con una doble finalidad: una, poner en funcionamiento la estructura gaullista de poder dual de la República Catalana y presentarla a los medios internacionales; la otra, hacer públicamente la enésima propuesta de negociación a España. La primera ha sido un éxito. Todo el mundo ha visto que Cataluña tiene un gobierno presidido por una persona que lo primero que ofrece es diálogo. La segunda está por ver. Rajoy afirma ahora estar dispuesto al diálogo, cosa que no tenía otro remedio que hacer, luego de afirmar que lo haría con un presidente “limpio”. Tanto si esta promesa es sincera (sería la primera vez que este embustero compulsivo dijera una verdad) como si no, el problema es que ni él, ni Sánchez, ni el gobierno, ni la oposición, ni el conjunto del país tienen nada que negociar con Catalunya porque carecen de margen de maniobra y no tienen nada que ofrecer. Así que la promesa de negociar con Cataluna está tan vacía como las cabezas de los dos dirigentes dinásticos. Y eso sin contar conque, obviamente, las otras dieciséis Comunidades Autónomas se negarán a reconocer valor alguno a esas negociaciones bilaterales. En la situación actual, España carece de arreglo porque el Estado, epítome de la corrupción y la ineptitud, no es reformable.

La oferta de España a Cataluña es más 155, más intervención, más negación de derechos, más opresión y más cárcel.

La respuesta de Catalunya solo puede ser resistencia, desobediencia y, de implantarse la dictadura, la huelga general.

dimecres, 16 de maig del 2018

Ánimo dialogante

Hay un ambiente tabernario en que vuelan insultos y groserías desde todas las instancias, altas, medias, bajas e ínfimas, sobre todo ínfimas, generalmente dirigidas contra el independentismo y contra Puigdemont y Torra, por este orden. ¡Cómo han puesto al MHP! Hay quien lo convierte en una mezcla de Hitler, Lenin y Stalin. Más conciliadores, otros lo tachan de supremacista, racista y xenófobo. Tengo entendido que hasta el señor Albiol.

En ese ambiente casi delirante los medios tranquilizan al personal anunciando que el presidente M. Rajoy está dispuesto a negociar pero siempre en el marco de la ley. Contengan la risa pensando en que el presidente podría ofrecer diálogo al margen de la ley. Podría, tratándose de este presidente. Quédense con la idea de diálogo para calibrar su buena fe.

Rajoy habla de diálogo, no como oferta, sino como respuesta. La oferta vino del presidente de la República Catalana en el exilio y el presidente del govern de la Generalitat. Como siempre. Pero, además, la respuesta se ha formulado tras haber mantenido una reunión con el PSOE en la que han amenazado al govern con un 155 más duro, de juzgarlo (ellos, por supuesto) necesario. Más duro, obviamente, quiere decir secuestro de los medios públicos de comunicación en Catalunya e intervención directa de la escola catalana. Se añade que, además, ahora no habrá elecciones.

La dictadura.

Y de la mano del PSOE. Este prácticamente la da por hecha y con contundencia, dice, "si el camino es el que está anunciando Torra". Amenaza sobre amenaza, se arroga el B155 una facultad de supervisión que convierte a la Generalitat en la delegación del gobierno central. Al proyecto se sumará hoy sin duda C’s con todo entusiasmo ya que no quiere oír hablar de elecciones. Y los socialistas invitan asimismo al plan al cuarto partido nacional, Podemos, con argumentos que hacen destrozos en él.

Al parecer, la mejor manera de atraer a los catalanes a un proyecto común voluntariamente no es teniendo ese proyecto común y negociándolo con ellos. El mejor modo es tratar a Catalunya como una colonia y despojar a sus habitantes de sus derechos, incluso el de elegir a sus representantes.

Es obvio que el aumento de la represión no eliminará el movimiento independentista. No lo creen ni quienes lo hacen. No aspiran a vencer, pero sí a estabilizar una situación de inestabilidad e inseguridad provocada por ellos mismos a través de sus poderes dictatoriales. A ese espíritu debe de obedecer la siniestra advertencia que circula por las redes: “os montaremos un Ulster que vais a cagaros” o algo similar.

La respuesta a una oferta de diálogo "sin condiciones" es una contraoferta de sometimiento. Una oferta de una burla de diálogo. Se entiende por qué la CUP precisa que su objetivo es la independencia, no dialogar. Es la forma de diálogo que faltaba, el no-diálogo. Por lo demás, se equivocará quien crea que esta posición de ir a la independencia sin diálogo es minoritaria. Encuentra un amplio eco en las organizaciones sociales y los CDRs.

dimarts, 15 de maig del 2018

La República Catalana y el horizonte penal del govern

Resumen breve de la situación: Torra ha superado el trámite de la investidura en una condiciones muy difíciles. Enfrentado a un ataque maligno y demencial que no solo no respeta los 100 días de cortesía parlamentaria sino el mero hecho de la investidura, es el 131 presidente de la Generalitat. Todos los comentaristas españoles han formado un coro denigratorio y amenazador. Torra es un racista, un supremacista, un xenófobo, un antiespañol que debe tener cuidado con lo que hace y dice y, si falta a la ley, M. Rajoy está dispuesto a seguir aplicando el 155 con el apoyo de PSOE y C's. 

En realidad, no es el gobierno el interlocutor en esta lucha, sino el conjunto del Bloque del 155, con el entusiasta apoyo del PSOE, de C's y de buena parte de Podemos. Esta parte o sector crece en la medida en que ve que la falta de un discurso nacional-español le restará votos en España, lo único que le importa, pues, a pesar de querer asaltar los cielos, su cálculo se orienta exclusivamente a las elecciones y los escaños conseguidos. No es el PP solo el que se enfrenta al independentismo, sino el conjunto del sistema político español, las tres cuartas partes del Congreso (más del 90% si llega el caso), la totalidad del sistema mediático, el poder judicial, convertido en el vehículo de la política represiva y, por supuesto, el electorado que, cuando se trata de reprimir a los catalanes, forma una piña, una unión sagrada capitaneada por lo más corrupto y reaccionario del Estado. 

El procés sigue y mantiene firme la unidad de acción de las fuerzas de esta revolución: las instituciones, los partidos, las organizaciones sociales, las profesionales, las redes y el pueblo en permanente tarea de organización espontánea de la resistencia. Es la única garantía de llegar hasta el final. El independentismo no puede esperar más ayuda y respaldo que las que obtenga de su propia acción estratégica y el apoyo que pueda conseguir en el extranjero. Del resto del Estado español, ni una ayuda, sino todo lo contrario; de los intelectuales y las izquierdas españolas cero colaboración.

Por eso hace muy bien Torra en viajar a Berlín como primer ministro de la República Catalana, a comunicar su elección al presidente legítimo de Catalunya y no a Madrid, a comunicar eso mismo al rey del país vecino. Y también hace bien el presidente del Parlament, Roger Torrent en no desplazarse a rendir pleitesía y comunicar al jefe del Estado español, el rey, la decisión de investir a Torra. Se limitará a darle razón de ello por escrito. Y aun eso me parece excesivo por su parte. No se me alcanza qué puede obligar a Torrent a mantener la corrección parlamentaria con una gente que, como el rey, el gobierno del PP y la oposición en su conjunto tampoco lo hacen.

 Poco a poco, con todo,  la República Catalana va consolidándose en un plano simbólico que tiene una gran importancia cuando, como sucede actualmente, se ve impedida de desplegar sus potencialidades institucionales al estar sometida a una amenaza permanente de intervención arbitraria. Esta  que puede desencadenarse en cualquier momento en que el B155 considere oportuno para seguir con su objetivo de extirpar el independentismo catalán. 

Sin duda, el proyecto del gobierno "efectivo" de la Generalitat es avanzar en su plan de construcción republicana.  Pero su capacidad de hacerlo está condicionada por la situación de inseguridad jurídica en que se encuentra el conjunto del movimiento. No solamente los presos políticos, cuyos derechos dependen de los estados de humor de un juez, sino la propia acción de gobierno y la actividad legislativa del Parlament.  En estas condiciones, lo que cualquier gobierno independentista que trate de realizar el mandato del 1º-O tiene por delante es un horizonte penal. No obstante, a su vez, por mucho que los neofalangistas de C's presionen o los socialistas amenacen con más represión a través del 155, lo cierto es que no podrán materializarla. Un segundo gobierno de la Generalitat, procesado y encarcelado por ese peculiar juez del Supremo es más de lo que la UE puede condonar. 

Mientras haya presos políticos no cabe contar con una normalización de la situación catalana. Se ha dicho muchas veces pero, al parecer, es preciso repetirlo. Y menos cabrá contar si continúa aplicándose la política de encarcelamiento. Es una situación en la que el gobierno del Estado y sus aliados del B155 ha colocado al país como resultado de su carácter autoritario y su fantástica incompetencia.

En realidad, el camino de consolidación de la República catalana está expedito por cuanto sus adversarios no están en situación de impedirlo más que a base de intensificar los disparates represivos que profundizarán en la crisis y favorecerán la mediación exterior. Solo les queda la política de asfixia y suspensión de la autonomía catalana, una vuelta atrás que no pueden mantener y que se encuentra con una barrera infranqueable si se obstinan en imposibilitar el gobierno de la Generalitat: las elecciones anticipadas. Téngase en cuenta que estas serán convocadas por el govern en condiciones favorables (como las del 21 de diciembre lo fueron para el gobierno español, que las perdió) y, mediando una lista de país, pueden ser el momento decisivo en este contencioso ya excesivamente prolongado. 

dilluns, 14 de maig del 2018

España cupaire

Aunque sus intérpretes aseguren lo contrario, España vive pendiente de Catalunya; Catalunya vive pendiente del independentismo; el independentismo vive pendiente de la CUP; luego España vive pendiente de la CUP.

¿A que tiene gracia? Un reino tirando a reaccionario en proceso de fascistización, pendiente de un puñado de radicales antisistema. Es extraño que no haya salido ya algún maestro ciruelo del liberalismo equidistante a decir eso tan profundo de que los extremos se tocan, cosa tan verdadera como que los cerdos vuelan.

La recepción de Torra sigue siendo muy hostil. El Plural, en un alarde de comedimiento, lo llama católico intransigente y xenófobo. El PSOE añade la acusación de supremacismo y los de C's, siempre más prácticos, piden mantener el 155 hasta que se acabe el procés. Así, sin más, diga lo que diga la resolución del Senado que autorizaba ese recurso al 155. Da igual. ¿Por qué se va a respetar más al Senado que a la ley que el Senado hace? Y M. Rajoy promete que "vigilará" lo que haga el govern

El democrático bloque nacional español del 155 esperaba que la CUP le sacara las consabidas castañas votando en contra de Torra. Estaba seguro porque los sondeos sonríen a los cupaires. Pero estos se han mantenido fieles a la República, dadas las circunstancias.

Con sus dimes y diretes, el procés segueix endavant, se guarda la unidad. La CUP mantiene la presión sobre el govern, como explica una muy buena crónica de Antonio Fernández en El confidencial, aunque, a tenor de lo que el propio Torra dice, no parece necesaria. Es cierta la movilización de los CDRs que hoy se manifiestan a la puerta del Parlament, pero no sé si cabe atribuir a la CUP la plena responsabilidad de los CDRs. Más bien parecen un nuevo producto de esa capacidad de autorganización de la sociedad en el complejo mundo de redes reales y virtuales en que se manifiesta la revolución catalana. Algo difícil de entender desde la perspectiva de una sociedad española muy desmovilizada y abúlica.

No hay inconveniente en reconocer una unidad de acción del independentismo en muy variados frentes: el institucional, la calle, las organizaciones sociales y profesionales, el mediático, el ámbito interior y el exterior. 

Resulta inútil repetir lo evidente. El govern republicano de Torra pondrá en marcha instituciones republicanas, un proceso constituyente republicano, amparado en la reciente declaración parlamentaria firmada por setenta y ocho diputados (los ocho comuns añadidos) que considera legítima la desobediencia civil. ¿Puede el Estado tolerar la desobediencia? Sin duda, no. Por consiguiente, ante el boicoteo sistemático y la amenaza de intervención por la fuerza bruta, la Generalitat convocará elecciones que prometen buenos resultados para el bloque independentista.

La cuestión, sin duda crucial, de si a las elecciones se va con lista de país, con lista de país y otra o con tres listas separadas es más sutil de lo que parece. En principio, habiendo sido la separada la fórmula de las elecciones del 21 de diciembre, bien podría justificarse una innovación, pero solo a riesgo de la incertidumbre. 

Hay un argumento práctico y realista a favor de la lista de país. Que vaya el independentismo en tres listas separadas no supone que no haya una lista del presidente, porque será así, se quiera o no. Una lista con un efecto sifón muy fuerte que deformará injustamente el resultado de las otras listas en su detrimento. En parte esto ya sucedió en las elecciones del 21 de diciembre, cuando una lista de JxC, armada escasas fechas antes, superó en votos a la de ERC. La experiencia no nos obliga. Si lo hiciera, los seres humanos perderíamos esa adorable capacidad de perseverar en el yerro. No nos obliga, pero conviene tenerla en cuenta.

En todo caso: mensaje en una botella al B155: cejen en su locura de querer suprimir un movimiento apoyado e impulsado por 2.060.000 personas, como si fuera una conspiración para delinquir. Dense cuenta de que los conspiradores son ustedes y el delito, suyo.

diumenge, 13 de maig del 2018

El presidente ausente y el presente

Ayer lo reprobaban por su pasado, por sus tuits (hay que ver cómo se ha metido en la política la red tuiter), tildados de "supremacistas". Hoy lo reprueban por su presente, por ese discurso de investidura republicano e independentista. Cabe plantear la pregunta de ayer: ¿qué esperaban? ¿Un candidato independentista no independentista? ¿Uno que imitara el cantinfleo los comuns o, en el más idílico de los casos, las vaciedades de C's y Arrimadas?

¿Qué tiene de extraño que un candidato republicano e independentista prometa trabajar por la República y la independencia? Y, si se me apura, que, además de eso, prometa hacerlo por la liberación de los presos, el retorno de los exiliados y el de Puigdemont en concreto como "presidente legítimo de Catalunya" de quien Torra se considera expresamente una especie de delegado o caretaker. La estructura gaullista dual está ya en pleno funcionamiento. En plena guerra antiindependenetista, El país considera inaceptable la vuelta a las andadas. Rajoy frunce el ceño y dice que esperará a juzgarlo por sus hechos pero que lo visto de Torra "no le gusta". Es el mismo tono de perdonavidas de su ministro Méndez, poniendo sobre aviso al candidato sobre lo que hace y dice. Lo importante de un presidente de la Generalitat es gustarle al presidente del gobierno, aunque sea un zote. Si no le gusta a un presidente que goza de plenos poderes dictatoriales a tenor del 155, el candidato debe preocuparse. Sin embargo, el presidente de los catalanes tiene que gustar a la mayoría de los catalanes, no al presidente del gobierno central.

Es obvio que el B155 no ha entendido nada, sigue sin hacerlo y aboca al país a quién sabe que disparates. No ha entendido que el modo de enfrentarse a un movimiento social expresamente sostenido por 2060.000 votos no es tratándolo como un asunto de orden público o encarcelando a sus dirigentes. Y, al no haberlo entendido, se dispone a hacer lo mismo con el actual govern si este transgrede lo que el gobierno central considera la ley que, por cierto, tiene tanto de ley en el sentido clásico como un ornitorrinco.

Mientras no haya pruebas en firme, el horizonte de un gobierno independentista es la cárcel. Por eso, entiendo, el párrafo de mayor altura del discurso de Torra es uno aparentemente de cortesía pero también de mucho significado en el que el candidato y su gobierno, de obtener la investidura, asumirán la responsabilidad total de sus actos, sin involucrar a nadie más, sean exiliados o presos. Es una prueba de fe en la continuidad de un movimiento que no depende de los individuos, pero tampoco se sitúa por encima de ellos. La seguridad de que, si son encarcelados a su vez, otros ocuparán su lugar con sus mismos planteamientos.

Al llegar aquí, un inciso para valorar la preclara inteligencia de este gobierno. Recuérdese que justificó la judicialización del proceso y el encarcelamiento de los dirigentes en aplicación de la plantilla de la lucha antiterrorista en el País Vasco; una plantilla según la cual, si se encarcelaba a los Jordis, Junqueras, etc., habría alguna agitación al principio pero, como en Euskadi, la vida volvería a la "normalidad". Seis meses después de esta inteligente política es evidente que ha fracaso por entero pues el apoyo y la solidaridad con los presos están hoy más vivos que nunca.

Pero eso política no solo es un fracaso sino un absoluto ridículo porque lo que ha conseguido el encarcelamiento ha sido reforzar el independentismo dándole un motivo para una mayor movilización masiva.

Pero el horizonte es el que es por cuanto el gobierno no ha dado la menor señal de voluntad negociadora. Nos espera, si acaso, una mayor intransigencia política, más represión, nuevas persecuciones judiciales, armadas con la peculiar prosa jurídica de Llanera. Sería milagroso que, en estas condiciones, Torra pudiera llevar adelante su gobierno. Por si acaso conviene advertir que ayer mismo también Puigdemont contaba al diario italiano La Stampa que adelantaría las elecciones a octubre de este año si el Estado sigue siendo beligerante contra Cataluña. Lo dicho, evidente estructura de poder gaullista dual.

Pero eso no es lo más importante. Lo es, en cambio, el hecho de que todas las opciones conducen a elecciones como a Roma los caminos. Se renunció a investir a Puigdemont para no provocar una crisis y elecciones y resulta que el gobierno "efectivo" tampoco las evita. A este respecto me permito señalar que Palinuro siempre sostuvo que la disyuntiva Puigdemont o gobierno "efectivo" era ociosa porque las dos conducían al mismo punto: elecciones, quizá con una ligera diferencia de tiempos. Nada más.

Estas elecciones no presentan mala cara para el independentismo (por eso quiere evitarlas la derecha) por cuanto, a diferencia de las del 21 de diciembre, las convocará la Generalitat y no el gobierno central y se ganarán con una lista de país. Es la respuesta más acertada que cabe dar  en una situación de excepcionalidad. Tiempo habrá para pelearse después sobre las diferencias entre partidos en una República Catalana.

Siendo lo anterior así, la decisión que tome hoy el Consejo Político de la CUP no tiene tanta importancia como podría creerse, dado que el resultado será el mismo. Si la CUP decide votar en contra de Torra, eso significa elecciones. Si, por el contrario, decide abstenerse, volvemos al segundo escenario anterior: gobierno "eficaz" que acaba en elecciones anticipadas.

Al final, son elecciones.