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dimecres, 4 de juliol del 2012

Banqueros, políticos y ladrones.

Los banqueros no suelen meterse a políticos. Casos como el de Nelson Rockefeller son extremadamente raros. Saben que tienen el poder real y no necesitan aparentarlo. Son en cambio los políticos, habitualmente unos muertos de hambre (desde el punto de vista de los magnates de la banca), los que tratan de aprovechar su posición para meterse a banqueros. Estos, habitualmente, los desprecian pues una cosa es administrar el dinero que uno posee y otra muy distinta el que le han confiado. En el primer caso se es un banquero, un potentado, un hombre (o mujer, aunque, de estas, pocas en la banca) poderoso; en el segundo se es un cantamañanas, un piernas, un pringado, aunque, a ojos del vulgo, pase uno por ser alguien.
En el caso de la banca pública o semipública, se da una forma de maridaje entre la política y las finanzas rayana en la promiscuidad y fácilmente conducente al delito. Por ejemplo, lo sucedido con las cajas de ahorros en España. ¿Cree alguien casualidad que los gestores de las cajas hayan empezado a formar la fila que los llevará a los tribunales, primero unos, luego otros y, al final todos? Hace años que los partidos, especialmente el PP y CiU, pero también el PSOE e IU, aunque en menor medida, han descubierto el chollo que es disponer de esas entidades de ahorro que, siendo del común, no pertenecen a nadie y pueden ser objeto de instrumentalización política para los más diversos fines. Hace años, pues, que las cajas vienen siendo objeto de codicia y rapiña de los políticos para financiar sus campañas electorales, disponer de dinero a precios bajos tanto para actividades partidistas como para sus jubilaciones y pagas particulares, para enchufar a amigos y parientes, conseguir todo tipo de favores y enriquecerse. La contraprestación era facilitar por influencias y gestiones que las cajas pudieran beneficiarse del despendole del ladrillo en provecho de sus gestores, que cobraban primas estratosféricas, porque, no siendo banqueros de verdad, ni potentados, sino unos cagatintas enriquecidos, se dejaron llevar por la codicia de los advenedizos.
El desastre llegó con el estallido de la crisis y la burbuja inmobiliaria que dejó al descubierto el entramado de caciquismo, corrupción, delincuencia y saqueo en que se habían convertido las cajas administradas durante años por esta casta de parásitos. Y este es el núcleo de la cuestión de la crisis española, sobre el que los jueces han puesto, por fin, la lupa y que va a dejar al descubierto las tramas y componendas de una mafia de políticos corruptos, empresarios ladrones, seudobanqueros defraudadores y funcionarios estafadores que ha plagado la política del país, especialmente en Madrid, Valencia y Cataluña en los últimos años y no solamente en esos lugares.
Y, con un poco de suerte, es posible que la gente despierte, se dé cuenta del gigantesco expolio a que la ha sometido la casta de mangantes que esquilmaba sus ahorros diciendo que los administraba y exija cuentas. Y lo haga con la contundencia que la situación requiere.
(La imagen es una foto de Владимир Вяткин, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 22 de juny del 2012

El no rescate ya tiene precio.

Hasta 62.000 millones puede necesitar la banca para reflotarse. La cantidad no es importante; lo importante es quién la formula. Cuando lo hacen los españoles tienen escaso crédito porque suelen oscilar como una brújula loca. Pero si lo hacen extranjeros, cobrando además una pastuqui por emplear los datos del Banco de España, la cosa cambia. La cantidad formulada tiene todo el crédito pues se lo prestan los otros extranjeros, es decir aquellos que impusieron una auditoría a la banca española hecha por extranjeros.
Para seguir con la ficción de la autonomía nacional en el proceso, Rajoy dictamina, con ignota autoridad, que el "análisis de la banca" (o sea, el coste del rescate) es certero, creíble y manejable. Lo de "certero" debe de intuirlo, pues no explica su juicio. "Creíble" es cosa que decidirán los mercados, nada sumisos a los criterios de Rajoy. "Manejable" o no lo será cuando nuestros benévolos amigos (¿quién dijo rescatadores u hombres de negro?) dicten sus condiciones, condiciones a las que el gobierno está libremente dispuesto a someterse incluso antes de conocerlas.
Pero lo mejor de estas explicaciones del presidente no son ellas mismas sino el lugar en que se exponen. Son fugaces comparecencias públicas de Rajoy, ni siquiera ruedas de prensa, sin preguntas, sin respuestas, con una salmodia triunfalista perfectamente contraria a la experiencia angustiosa de la vida de una población empobrecida, explotada, oprimida. No piensa asomar por el Parlamento. Ha suprimido el debate sobre el estado de la Nación. Se niega a dar cuenta de sus actos en sede parlamentaria, es decir a dársela a la ciudadanía a través de sus representantes. Ensoberbecido por la mayoría absoluta, Rajoy la interpreta como una patente de corso para gobernar al margen del Parlamento al que, probablemente, considera un lugar molesto, inundado de palabrería estéril. Casi parece como si el presidente del PP tuviera una concepción marxista del parlamentarismo burgués y considerara que quienes se toman en serio el funcionamiento de las instituciones representativas como freno y fiscalización del poder (entre otras cosas) padecen lo que los bolcheviques, aunque no solo ellos, llamaban cretinismo parlamentario, enfermedad que él mismo padeció en grado agudo en la legislatura anterior cuando, estando en la oposición, no salía del hemiciclo y pasaba el tiempo reclamando la presencia del presidente del gobierno, viniera o no a cuento.
En fin, es comprensible, ¿verdad? Cuando uno está convencido de haber venido a salvar a la Patria al borde del abismo, a restablecerla en su pasada gloria, a devolverla a su lugar en el concierto de las grandes naciones, muy probablemente no tiene uno tiempo para zarandajas. Los plenarios, las propuestas, contrapropuestas, votos de confianza, mociones, consensos, votaciones son zarandajas. La acción del Parlamento es siempre retardataria, consiste en escudriñar y retrasar las decisiones clarividentes del líder con asuntos formales, de trámite.
La oposición. indignada con el ninguneo, protesta airadamente, esa sí, con una "sola voz", como tanto reclama Rubalcaba a Rajoy: ignorar el parlamento es romper las reglas democráticas básicas. Sí, ¿y qué? Frente a la mayoría absoluta del PP la oposición es impotente. Solo le quedaría una solución drástica, una nueva retirada retirada al Aventino, que sentó costumbre. Pero nada garantiza que su resultado haya de ser el feliz triunfo de los plebeyos, como en la República romana y no el fin de la oposición parlamentaria, como sucedió 2.400 años más tarde con la segunda retirada simbólica (La secessione dell'Aventino) frente al fascismo.
Se complica el asunto con esa insistencia del PSOE de ofrecerse al gobierno, al PP, para llegar a acuerdos de Estado a fin de presentar un frente común en estos momentos de tribulaciones internacionales. El PSOE se pone así a disposición de alguien que se niega a someterse a control alguno y a dar cuenta y razón de sus actos. Eso no es hacer oposición democrática; no es nada. Anda por ahí Tomás Gómez diciendo que el PSOE o su dirigente está "desnortado" y tiene bastante razón. Así piensa también mucha gente. Los chaconistas, para entendernos. Pero las cosas no son tan sencillas. También ve al PSOE "desnortado ideológicamente" Francisco Vázquez, por razones presumiblemente contrarias a las de Gómez. A Paco Vázquez el PSOE le parece demasiado anticlerical. Lo querría más sumiso a la iglesia. En todo caso, con este galimatías interno y esa anodina presencia externa, el PSOE corre peligro de andar los próximos tres años más por la vía griega que por la francesa.
(La imagen es una captura de 20 Minutos, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 6 de juny del 2012

La gran estafa

El escándalo de Bankia es tan grande, tan ruidoso, tan indignante, que no se puede disimular por más que el gobierno del PP, principal responsable del desaguisado, esté haciendo lo que pueda por ocultar los hechos, impedir las comparecencias, encubrir a los culpables y por más trabas e impedimentos que se pongan a las peticiones de investigación y los deseos de aclarar las cosas.
Han tocado los dineros a la gente, a decenas, a centenares de miles de personas y, poco a poco, la reacción social, sorda al principio, pero evidente, empieza a hacerse sentir y amenaza con llevarse por delante no solo a los muchos políticos del PP que llevan años robando en las cajas, sino al partido en su conjunto. En menos de 24 horas una iniciativa popular de crowdfunding ha reunido los fondos necesarios para querellarse contra Rodrigo Rato. Y esto no es más que el inicio de una marea social que seguirá y seguirá hasta procesar a los responsables de esta estafa que llaman crisis y a los políticos cómplices que la han propiciado.
Una idea del temor que este movimiento suscita la da que, a su vez, también en menos de 24 horas, la Fiscalía haya abierto una investigación por presuntos delitos en la constitución de Bankia. ¡Qué raro! La misma Fiscalía que llevaba dos semanas sin apreciar irregularidad alguna, de pronto siente la llamada del deber, percibe la indignación ciudadana y se pone en marcha. Repito: ¡qué raro! Qué raro que un Fiscal General nombrado por el PP abra una investigación cuyo resultado, si no está falseado, será demoledor para ese mismo PP. Qué raro. ¿No será que se pretende desactivar la bomba de la indignación social y las medidas ciudadanas contra los responsables de este gigantesco desfalco? ¿No se tratará de engañar una vez más a la ciudadanía para seguir robándola? Esperemos que no, no porque el PP y su Fiscal no lo pretendan sino porque las cosas han llegado a un punto en que ya no caben más encubrimientos. Ahora recurrirán a las dilaciones.
Pero tampoco servirá de mucho. El caso Bankia será el sepulturero del PP porque no es otra cosa que el último intento de ocultar que los políticos del PP llevan años mangoneando presuntamente las cajas de Madrid y Valencia, así como otras menores, como la de Ávila, la de Segovia, etc, colocando en ellas a sus enchufados, asignándose salarios estratosféricos, esquilmándolas, financiando ilegalmente su partido, comprando y sobornando; pillando cacho, vamos, como corresponde a los truhanes Es decir, llevan años presuntamente valiéndose de los dineros ajenos para chanchullos y delitos hasta que, por fin, han arruinado el invento porque, además de presuntos ladrones, son unos probados incompetentes.
Sí, la querella popular debe seguir y la sospechosa investigación de la Fiscalía también. Pero todo ello sonará ridículo cuando los censores foráneos que están calibrando el sistema bancario español emitan su informe en el que seguramente se denunciará que las cajas han sido saqueadas por una mezcla de políticos venales del PP, empresarios corruptos del PP y delincuentes allegados al PP y que la corrupción tiene enterradas hasta el cuello a las autoridades autonómicas del PP en Madrid y Valencia, entre otras.

dimecres, 30 de maig del 2012

El inevitable hundimiento de España.

No se trata solamente de que las reiteradas promesas de Rajoy en campaña electoral hayan resultado falsas e incluso lo contrario de lo que él decía. Eso es más o menos atribuible a la forma de la derecha de hacer política basada en la mentira, el engaño, la crispación y la agresión al adversario. Antes bien, se trata de que el presidente del gobierno ha seguido mintiendo una vez ocupado el cargo ya no para ganar las elecciones sino para tratar de resolver la crisis a su chapucero e improvisado modo. El problema es que nadie lo cree ya en Europa, nadie le hace caso, nadie da crédito a España, a causa de que, como explica muy bien el editorial de hoy de El País Opacidad sobre Bankia se trata de "un país que un día valora el déficit de 2011 en un 6% y meses más tarde corrige la cifra casi al 9%; un día informa de que el cuarto grupo bancario español gana dinero, y semanas más tarde, tras una atropellada nacionalización, confiesa haber perdido miles de millones". Y de esto no cabe culpar a la herencia de Zapatero, ni a la indolencia de los griegos, ni a la leyenda negra sino exclusivamente a la fabulosa incompetencia de este gobierno.
Y no solo la incompetencia. La cerrada negativa del PP a que nadie dé cuentas sobre Bankia en sede parlamentaria tiene una explicación sencilla: no quiere que se sepa cómo sus gobiernos autonómicos de Madrid y Valencia llevan años gestionando las cajas de sus comunidades como si fueran su peculio personal. Son los lugares en donde han enchufado a docenas de amigos y parientes con sueldos astronómicos y muchos de los cuales no saben hacer la "o" con un canuto, en donde han obtenido créditos fabulosos en condiciones paradisíacas, en donde han recurrido para sus chanchullos y sus financiaciones ilegales. De esta forma se explican ahora esas mayorías absolutas de las que se envanecían Aguirre y Camps: ganaban las elecciones a base de corromper todo el proceso. ... hasta que han arruinado las gallinas de los huevos de oro con notable quebranto para cientos de miles de personas. Ciertamente, se explica que el gobierno no quiera que nadie hurgue o investigue en Bankia, el último chiringuito fraudulento que se montó con la intención de ocultar la ruina de Caja Madrid y Caja Valencia. Se explica, pero no se justifica. Está bien que la oposición pida una comisión de investigación (petición a la que, por fin, se ha sumado el PSOE de tapadillo y vergonzantemente) pero, dados los indicios, debe intervenir la justicia. Probablemente en Bankia se oculta la mayor estafa, el mayor fraude hecho nunca a los ciudadanos por un partido político, quizá con la connivencia parcial de otros ya que, en definitiva, todos se beneficiban de esta situación.
Pero la gravedad de la crisis no viene solo del episodio de Bankia, sino del hecho ya evidente de que, aunque el resto de bancos y el sector financiero en su conjunto no esté tan tocado por el robo y la estafa como aquella, es obvio que se encuentra quebrado y en la ruina. No hay dinero para rescatar Bankia y mucho menos lo hay para salvar al conjunto de la banca, hundida en el cenagal del ladrillo. Si Bankia necesita, como mínimo, 24.000 millones de €, lo que precise el conjunto del sistema financiero será muchísimo más. ¿Cuánto? Es inútil preguntar a Rajoy, Guindos o Montoro porque no tienen ni idea y, además, mentirán como tienen por costumbre. Pero bastará con esperar el informe de los auditores extranjeros que estará listo en veinte días. Hay apuestas sobre cuánto necesitará España para sacar la nariz del agujero pero la mínima que he leído está en 260.000 millones de €. De la máxima prefiero no hablar.
Cuando esa cantidad figure en las primeras de los periódicos, España habrá quebrado como Grecia. Peor, incluso. Para entonces, las alternativas serán escasas: vender el país, vender sus habitantes, aceptar condiciones de mendicidad y esclavitud durante largos años o iniciar una revolución que, desde luego, no evitará la miseria pero, cuando menos, nos permitirá meter en la cárcel a los responsables de esta catástrofe.
Lo cual es sencillo porque hay uno que sobresale sobre todos los demás. Fue Aznar, con su ley de liberalización del suelo, el que puso en marcha la burbuja del ladrillo, que dio abundancia de recursos y dinero fácil durante unos años a cambio de endeudar el país hasta el punto de la inevitable bancarrota.
Rajoy no puede hacer nada. Nadie lo cree. En realidad, no gobierna. Farfulla ahora que hay que esperar las elecciones griegas. Otra de sus mentiras. Lo que hay que esperar, lo que verdaderamente va a determinar el destino de España, es el informe de los auditores extranjeros. Entre tanto, que Rajoy dé las gracias a Aznar por habernos puesto en esta situación. Que él le dé las gracias. Los demás debemos pedir su procesamiento. Ya que aún no se ha producido por el crimen de la guerra del Irak, quizá se pueda por haber causado la ruina de otro país: el suyo.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 29 de maig del 2012

Los ladrones deben comparecer. Bankia: la estafa del siglo del PP.

(La primera y tercera imágenes son una foto de gobierno.edomex, y la segunda de Brocco Lee, ambas bajo licencia de Creative Commons).

La cerrada, numantina, negativa del PP a que los responsables de Bankia rindan cuentas del desastre que han ocasionado en el cuarto banco del país hace temer lo peor y, desde luego, autoriza a los atormentados ciudadanos a pensar lo que quieran tanto de los actos de los directivos como de sus protectores, amigos o aliados políticos. ¿Por qué negarse a una investigación que esclarezca los hechos? ¿Por qué bloquear las comparecencias? ¿Por qué impedir que se sepa la verdad de lo que ha pasado en los últimos diez años? ¿Por qué tapar, ocultar, encubrir hasta los mínimos detalles de una trayectoria que, siendo sin duda, desastrosa, también puede serlo delictiva?
¿Por qué va a ser? Porque en el PP hay muchos pringados en una gestión que más parece del crimen organizado que de un partido democrático. Una comisión de investigación podría hacer aflorar una cantidad de basura que quizá acabara con el gobierno de Rajoy y, desde luego, de Esperanza Aguirre. Porque así como el núcleo principal del latrocinio de la Gürtel se encuentra en Valencia, el de la gigantesca estafa de Bankia está en Madrid (sin descontar los resabios "gürtelianos" también en la capital) y en el hecho de que Caja Madrid fuera una entidad administrada durante años por las autoridades del PP, que se han valido de algunos representantes del PSOE e IU para callarles la boca con sueldos suculentos y hacer lo que les pareciera mejor para sus negocios, enjuagues y trapicheos.
Caja Madrid es la gran bomba fétida en la sentina de la derecha, el gran engaño, la gran estafa del siglo en la que el PP ha hecho lo que ha querido. Basta con una comparación: si, tras arruinar el banco es legal que un consejero arruinador se lleve 14 millones de euros de prima, ¿qué se habrán estado repartiendo en los negocios sucios, los trinques y los pelotazos?
Porque esta derecha española es de comunión diaria, de gritos cuartelarios que llaman patriotismo pero, en cuanto puede, roba todo lo que alcanza, desde activos financieros hasta las cucharillas de las fiestas. Si es legal llevarse 14 millones de euros por hundir un banco, ¿qué han hecho en lo ilegal que tan nerviosos están y no quieren que se sepa? ¿Desfalcos millonarios? ¿Información privilegiada? ¿Nepotismo, enfuchismo y clientelismo? ¿Financiación ilegal del partido? ¿Cohechos? ¿Malversaciones? ¿Apropiación indebida? ¿Falsificación de documentos? ¿Blanqueo de capitales? Probablemente todo eso y más.
La negativa del PP a la comparecencia parlamentaria de los responsables de este desaguisado es un intento de ocultar al pueblo español el alcance de un expolio organizado durante años por los dirigentes del PP en provecho propio y en serio quebranto de todos los ciudadanos. Es decir, un intento de volver a mentir y engañar a toda la ciudadanía igual que el del 11-M de 2004. Curiosamente está en el poder el de la "conviccion moral" de la autoría de ETA en 2004. Ya trae práctica. Lo sorprendente -muy desagradablemente sorprendente- es que esta vez parece estar ayudado por el PSOE que reacciona tarde y muy tibiamente a las exigencias de responsabilidades de la ciudadanía. Es verdad que también puede estar parcialmente pringado (no mucho, es de suponer) en esta bochornosa historia, pero eso no es óbice para que vaya en primera fila pidiendo investigación parlamentaria y judicial completas e inmediatas. Por el contrario, al parecer, Rubalcaba pretende expulsar de la Comisión Ejecutiva del PSOE a la militante socialista que filtró el desacuerdo interno a propósito de Bankia. El país entero debe ver y escuchar estos propósitos y hacerse su composición de lugar sobre el grado de implicación del PSOE en la tarea de poner al descubierto esta estafa al conjunto del país. Porque si la Comisión era a puerta cerrada, quien haya filtrado su contenido ha hecho mal; pero peor estaba haciendo la Comisión, ayudando a que se oculte una fechoría que carece de parangón en la historia de nuestro país. No sé si el PSOE recuperará el aprecio perdido de la ciudadanía (mañana Palinuro hablará de esto) pero, desde luego, este no es el camino.
Y, como parece que ya están todos en franca desbandada, ahuecando el ala por lo que pueda pasar, conviene ir echándoles el guante antes de que sea tarde. Por ello, buena iniciativa la de El Jueves de sacar un bando poniendo en busca y captura a los presuntos ladrones.
(La primera imagen es una foto de gobierno.edomex, y la segunda de Brocco Lee, ambas bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 26 de maig del 2012

Recordad que, además de ladrones, son mentirosos.



Cuando el siete de mayo pasado Rodrigo Rato presentó su inesperada dimisión al frente de Bankia no solamente proseguía lo que parece ser su afición privada de dimitir de todos los cargos para los que intriga, sino que hizo algo más: publicó una carta de desspedida al día siguiente en la que entre otros suculentos párrafos están estos dos: "En diciembre de 2011 (se) presentó el Plan Estratégico de la entidad hasta 2015 que permitirá al Banco consolidarse como uno de los cuatro líderes financieros españoles (...) En 2011 Bankia consiguió unos beneficios de 309 millones de euros, además de haber adelantado más de 1.200 millones de euros de provisiones; Bankia ha reestructurado su red de oficinas con el cierre de 800 sucursales."
Hoy, veinte días después, sabemos que Bankia estaba quebrada; que, de cuarto banco, nada; que sus títulos cotizan como "bonos basura" y que los 309 millones de "beneficios" eran en realidad 3.000 millones dee pérdidas.
Es decir, Rodrigo Rato mintió. Y lo hizo con el descaro de quien sabe que es impune a cualquier desmán, chorizada o mangoneo. ¿Será verdad?
Si Rato mintió, como, por lo demás, mintió el consejo de administración que luego ha dimitido en bloque, incluidos los dos consejeros del PSOE e IU, cómplices de esta estafa mayúscula a millones de accionistas e impositores, auténticos truhanes que han esquilmado a la pobre gente; si Rato mintió, digo, ¿qué garantía hay de que no lo haga también su ungido y sucesor, Goirigolzarri, que ya viene exculpando a aquel a quien debe el cargo? ¿Qué garantía de que, en efecto, el agujero sea por lo que dice y que no está ocultando otro tanto igual que los 300 millones de beneficio eran 3.000 de pérdidas? ¿Qué garantía, incluso, de que el agujero no sea mucho menor y de los 24.000 a lo mejor se reparten 15.000 entre los mendas que ahora están al cargo y que, como si fueran sátrapas al estilo de Dívar, no creen que tengan que dar explicaciones de lo que hacen a nadie?
Mientras los responsables económicos y políticos (incluida Aguirre) de este desfalco no comparezcan ante la justicia. Mientras esta no intervenga Bankia, Palinuro no cree nada de lo que este atajo de granujas diga.
(La imagen es una foto de http://www.bankia.com/Portal/Home/cruce/0,0,84722%24P1%3D601,00.html, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 25 de maig del 2012

Un gobierno de ladrones.

Nadie entiende qué ha pasado con ese confuso asunto de Bankia pero, al final, está claro que la colectividad tendremos que poner casi 25.000 millones de euros que, al parecer, se han volatilizado de la entidad sin que se haya dado explicación alguna. Al contrario, a las insistentes demandas de IU de que comparezca en el Congreso Rodrigo Rato, responsable de este desastre (vamos a llamar así de momento a lo que a todas luces ha sido un atraco y una estafa), el PP opone un veto sistemático. No es raro. Con su mayoría absoluta, el PP se opone a que rinda cuentas nadie cuyo testimonio pueda poner de relieve que la actividad del partido y del gobierno son antipopulares y dirigidas a favorecer a la iglesia y a los ricos, explotando hasta donde buenamente se pueda a los trabajadores. Pero, en el caso, el asunto es mucho más grave. Casi 25.000 millones es una vez y media los recortes en educación y sanidad, tres veces y media el gasto en I + D y cinco veces el fondo previsto de FROB para toda la banca. O sea, un ruina. Y una ruina que se ha ido desvelando poco a poco, sin decir desde el principio cuál sería la suma final sino soltando noticias parciales, rumores, cálculos provisionales cuya función era ir preparando a la gente para lo que se venía: se empezó con un agujero de 4.500 millones, después se habló de 15.000, luego de 20.000 y, a la hora de redactar esto, los ladrones del gobierno y sus compinches ya la fijan entre 23.000 y 24.000 millones. Y seguirán subiendo si la sociedad no reacciona, frena a estos mangantes y los encarcela, sean peatones o ministros. Esta claro que la operación estaba muy pensada, calculada para ir haciendo asumibles las cantidades que los gobernantes y sus amigos han robado, defraudado, estafado de mil maneras, desde créditos en condiciones fabulosas a la sistemática condonación de las deudas de los partidos, pasando por el abanico de prácticas mafiosas de enriquecimiento. Lo que no había era una explicación, por mínima que fuera, acerca de a dónde habían ido a parar 24.000 millones de euros. Lo cual es la evidencia misma del robo porque han ido a parar a los bolsillos de los granujas en el gobierno y sus aliados pero eso no conviene que se sepa y para eso controla la derecha prácticamente todos los medios de comunicación, para ocultar su responsabilidad en este saqueo nacional.
Sin embargo es un robo típico, de los de salir al paso de alguien con una navaja a exigirle la bolsa o la vida. Las cajas, en concreto CajaMadrid, llevaban unos diez años administradas por el PP con una mínima participación del PSOE y de IU. Mínima en cuanto al trabajo que tenían, no así en cuanto a las desorbitadas remuneraciones que recibían y que han funcionado como mordazas para que los consejeros de estas dos organizaciones no sacaran a relucir los chanchullos que los del PP llevan años haciendo. Finalmente, no contento con lo que sacaba de las cajas, el PP consiguió cambiar su naturaleza jurídica y la composición de sus órganos de gobierno por ley en 2010 para ponerlas más a su servicio, al servicio de sus aventuras ladrillescas, mitómanas, megalómanas. Conseguido esto,  situó al frente de Caja Madrid a Rodrigo Rato, cuya competencia se presumía, ya que demostrarla no lo ha hecho nunca, sino todo lo contrario, con el fin de ponerla a su servicio político. En dos años, Rato ha bordado la tarea: ha hundido la caja bautizada como Bankia y ha dejado a los 45 millones de españoles con una deuda de 500 euros por barba, ricos y pobres por igual.
¿Cómo ha sido posible? ¿Qué ha sucedido? ¿Cuáles son las razones de este desastre? No hay ni habrá modo de saberlo porque el PP se niega a que Rato comparezca en el Congreso a dar cuenta de su gestión y, a lo que parece, su endeble fibra moral (o robusta granujería) le impiden solicitar él la comparecencia por su cuenta. Se ha llevado 1.200.000 euros por hundir la caja y está exento de explicaciones. En su lugar se impuso a un sucesor que venía de una aventura similar (solo que con una prima mucho más alta) con la orden de liquidar Bankia y pedir el dinero del rescate.
Mientras no haya una explicación satisfactoria esto ha sido un robo y una estafa (la estafa es distinta del robo, se organizó en torno a las llamadas participaciones "preferentes" con las que estos mangantes han estafado a decenas de miles de personas), perpetrados por los gobiernos del PP, regional y nacional (¿o no se acuerda nadie de la lucha entre Rajoy y Aguirre por poner a su respectivo menda al frente de esta maquinaria de robar?)  que, con el cuento de la privatización, la flexibilización, el fortalecimiento, etc se han estado llevando crudos miles de millones de euros de la gente.
Claro, ahora no quieren explicaciones, aclaraciones, indagaciones.  No pueden echar la culpa a la herencia de los sociatas: es el resultado de una gestión propia de delincuentes. Pretenden fabricar este clima de urgencia, miedo y angustia para que la colectividad trague con este expolio que se le ha hecho y pague las consecuencias. Justo lo que hay que evitar. Ante este atraco, la gente tiene que reaccionar porque, si no lo hace, mañana nos roban lo poco que nos quede. Hay que salir a la calle, pedir responsbilidades, encausar a Rato, Aguirre, Rajoy y el conjunto de individuos que se han embarcado en esta operación de esquilmar los recursos de la colectividad en provecho propio. Hay que rescatar Bankia y convertirla en banca pública y no transitoria sino permanente. Y es hora de que el PSOE cambie de actitud. Rubalcaba no puede decir que "acepta" una banca pública, como si la sola idea lo irritara. La banca pública es una reivindicación de la izquierda. Esa banca pública debe estar al servicio de la recuperación de la crisis y funcionar en paralelo a la sublevación política ciudadana. Tenemos que exigir que los responsables de esta gigantesca estafa, este robo monstruoso, paguen por lo que han hecho.
(La imagen es una foto de José Carlos Cortizo Pérez, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 15 de maig del 2012

El Estado de corrupción en España.


Artículo publicado hoy en el diario publico.es

En tiempos de zozobra, de malas noticias una tras otra en economía, en finanzas, en trabajo, empleo, empresa, salarios, pensiones, como las desgracias nunca vienen solas, se produce un aluvión de informaciones sobre un estado de corrupción tan extendida que más parece una forma de organización del Estado, del Estado del Lazarillo de Tormes. Cuando no es un alcalde, son tres concejales, cuando no un presidente de Comunidad Autónoma, sus consejeros, los altos cargos de las administraciones, los parientes del Rey, los magistrados, los curas, los empresarios, los banqueros. Nadie que sea algo quiere perderse la fiesta.
Por supuesto se respeta a tiro fijo el principio de que no hay que generalizar y que no todos los alcaldes ni los políticos ni los curas son lo mismo y que los corruptos son una minoría. Lo que sucede es que pudiera haber un efecto contagio por el que la minoría parece estar convirtiéndose en mayoría y, a la inversa, la mayoría en minoría. El hecho es que, sobre el fondo sombrío de la crisis, la opinión ve cómo proliferan casos de corrupción desorbitada en los que hay saqueo sistemático del erario público.
A la par, y dadas las circunstancias, adquieren también especial relieve unos comportamientos retributivos de los altos dirigentes bancarios, sea cual sea el resultado de su gestión, verdaderamente estratosféricos. Sueldos, retiros, pensiones, bonus, compensaciones de millones de euros en un país con un salario mínimo de 641,40€. Probablemente estas retribuciones sean legales (en algunos casos parece ser que no y es posible que esos casos aumenten) pero resultan completamente inmorales.
Como resulta inmoral que los políticos de todos los niveles pero sobre todo los de las Cortes, no hayan hecho una revaluación de su situación económica en cuanto a salarios, dietas, compensaciones, condiciones de jubilación, etc. , siendo los que se la piden a todos los demás. Da la clase política una imagen de privilegio que es la gota que colma el vaso de la indignación ciudadana.
Justo en esa indignación está la fuerza del movimiento del 15-M. Una fuerza exclusivamente moral, consistente en unas reivindicaciones que se exponen pacíficamente en la vía pública. Hacen referencia a defectos de funcionamiento del sistema político, económico y laboral que todo el mundo conoce y todo el mundo quisiera ver arreglados. El 15-M va dirigido claramente contra la corrupción del sistema político en todas sus vertientes y eso también le ha generado un amplio apoyo social. Precisamente es lo que las autoridades quieren socavar, cuestionando la honradez del movimiento y afirmando que “detrás” hay un respaldo económico. Cuando basta con ver qué actos organiza el 15-M y cómo los organiza para darse cuenta de que la “Gürtel” hay que ir a buscarla a los partidos políticos. Una buena razón para entender ese apartidismo del 15-M.
El 15-M no es un problema de orden público sino una manifestación de la indignación ciudadana en un sistema en buena medida corrupto que trata a las personas como mercancías.
(La imagen es una foto de DonkeyHotey, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 10 de maig del 2012

Bankia: la nacionalización como rescate



Articulo del diario "Público" hoy


Bankia. La nacionalización como rescate.
                                               Ramón Cotarelo

El negocio de la banca es generalmente discreto. Los banqueros no gustan estar en titulares de prensa, no quieren ser noticia de primera. Todo eso refleja sobresaltos que ponen en cuestión el buen nombre de las entidades, generan desconfianza en la seguridad de su acción y arriesgan dar con ellas en tierra. La gestión de la crisis de Bankia parece haber estado dictada por criterios contrarios a los anteriores: rumores, noticias, más rumores, más noticias, dimisiones, declaraciones, suposiciones, giros repentinos, propuestas contradictorias. Un espectáculo de desconcierto e improvisación que muestra particular impericia en los gobernantes.
A estas alturas nadie sabe con exactitud cuál es la situación real del cuarto banco español que, hasta la fecha, al parecer, no ha rendido cumplida cuenta de su acción. Por eso se lo describe como el obstáculo a que las medidas del gobierno tengan el efecto que buscan. Algo que Rajoy no se explicaba hasta que alguien le sopló que el problema era Bankia (de la que los mercados no se fiaban) y el problema del problema, Rato. En 36 horas Rato estaba en la calle y su delfín Goirigolzarri tomaba posesión como administrador efímero porque se limitó a transferirla en el mismo acto al Estado. Tal fue la brevedad que cabe preguntar por qué no hizo la transmisión el propio Rato. Probablemente porque su visión era la contraria; por lo menos dejó tras de sí una declaración triunfalista según la cual Bankia está en perfecto estado de salud y no necesita intervención alguna.
Al nacionalizar la entidad, el gobierno puede estar haciendo un buen negocio o un negocio ruinoso, según cómo esté aquella, si como dice Rato o como supone su sucesor. Lo segundo debe de ser lo cierto dado que la derecha no nacionaliza sino que privatiza los beneficios. Son las pérdidas las que socializa y eso es lo que hace ahora. Si el dinero público que se aporte es o no a fondo perdido es una discusión inane; a la larga, será a fondo perdido y, en todo caso, no estará disponible aquí y ahora para situaciones de emergencia que, por desgracia, son ya habituales en el quinto año de la crisis.
La intención del gobierno, porque así está en la norma, es devolver a la iniciativa privada las entidades intervenidas y nacionalizadas tan pronto estén saneadas. Esto no lo hacen los Estados con las pequeñas, las medianas ni siquiera las grandes empresas. Pero sí con los bancos por su importancia estratégica. La cuestión en este caso es cómo se sanea. Da la impresión de que la banca trata de descargar todo su volumen enfermo de ladrillo en el Estado. Esto quiere decir descargar sus pérdidas sobre la sociedad en su conjunto no solo ahora sino también en el futuro ya que, obviamente, el único modo que tiene el Estado de liberarse de la acumulación del ladrillo es deprimiendo el mercado de la construcción y la vivienda durante los próximos años. Es decir, el resultado de la socialización de las pérdidas de Bankia, aparte de resolver el problema de esta, es generar un nuevo conflicto social entre oferta y demanda de vivienda en propiedad o alquiler.
Conseguir que lo que ahora se nacionaliza se mantenga en el ámbito público y no sea reprivatizado posteriormente una vez vuelva a generar beneficios mientras la sociedad sigue pagando por los errores (o las ilegalidades) de otros, es algo que pondrá a prueba la fuerza de la izquierda.
(La imagen es una foto de gilioli, bajo licencia de Creative Commons)."

dimecres, 9 de maig del 2012

La banca o la vida.

La economía en general y las finanzas en particular son territorios de números, la base misma de las matemáticas, la única ciencia exacta que hay. Parecería que los conocimientos que tengamos sobre ellas debieran ser ciertos. Nada más lejos de la realidad. Resulta imposible decir a primera vista si un banco es una institución robusta, saneada, con energía y planes de expansión como dice Rato que es Bankia o si, por el contrario, se trata de una entidad quebrada que no puede hacer frente a sus compromisos por unas u otras razones. Obsérvese que no se trata de una discrepancia de matiz, sino de dos interpretaciones antagónicas y excluyentes, lo cual produce necesariamente perplejidad, desconcierto y temor entre la gente. La banca es el sector de la economía más afectado por las cuestiones del buen nombre. Una sombra de una duda puede desencadenar un pánico bancario, la peor de las hipótesis. Si todavía no se ha producido no será por falta de irresponsabilidad de los gobernantes que dan la impresión de creer que el cuarto banco del país es como la concesión de un kiosco. Si no se ha producido es porque la población es madura, fía en las promesas del anterior gobierno de garantizar las imposiciones y, además, está ya acostumbrada a estos sobresaltos inexplicables, estos tumbos misteriosos de los ciclos que recuerdan la atribución clásica que se hacía de ella al carácter caprichoso y tornadizo de la diosa Fortuna. Y no muy lejos de esta creencia andamos ahora cuando atribuimos de antemano a una medida un efecto determinado que no solamente no se produce sino que da lugar al contrario.
Al comienzo de la crisis, Zapatero tomó un día el escenario para tranquilizar a los españoles asegurándoles que el sistema financiero patrio era sólido como una roca porque ya se había purgado de los famosos activos tóxicos que daban entonces problemas en la banca de ambas orillas del Atlántico. Lo que Zapatero probablemente no sabía, lo cual es casi tan imperdonable como si lo sabía aunque por otros motivos, era que la banca española había generado sus propios activos y tóxicos y estaba en peor situación que las demás, con unas cantidades de morosos, impagos y ejecuciones que habían superado la capacidad de las instituciones de asimilarlas.
Así que la habilidad de la banca ha consistido en convencer a los gobiernos de que la única forma de salir de la crisis es socializando sus pérdidas por el ladrillo. Solo así se sanearán, el mercado interbancario se calmará y los bancos abrirán de nuevo el grifo del crédito. Y ¿de dónde saldrá el dinero para hacer frente a esas obligaciones? De todos los demás capítulos, preferentemente los del Estado del bienestar que, como los gastos en cultura, nunca han sido prioritarios para los banqueros.
La moraleja de esta crisis es que la banca, concretamente la banca estadounidense provocó la crisis al exportar al mundo entero los activos tóxicos que se habían generado en su burbuja inmobiliaria. La crisis se extiende a todo el sistema bancario y los Estados (muchos de ellos convencidos neoliberales) tienen que intervenir de un modo u otro para estabilizar el sistema financiero. La misma banca que ha provocado la crisis se postula ahora para resolverla siempre que antes se la libere de la necesidad de hacer frente a las consecuencias de sus errores e, incluso, presuntos delitos. Y es así cómo, si los gobiernos aceptan el dictado de estas condiciones, se convierten en agentes de la exacción universal a que la banca pretende someter a las sociedades, en colaboradores de una situación en la que la gente sacrifica su vida a la banca y vive únicamente para saciar la insaciable sed de beneficios de los bancos.
Es una opción difícil de formular políticamente, pero es preciso hacerlo para que la expresión del retorno al humanismo, que empieza a oírse por ahí tenga algún sentido. Y tampoco lo será tanto teniendo en cuenta que consiste en recordar lo obvio: que los mercados y los bancos se hicieron para las personas pero no al revés. En España esto podría pensarse si el PSOE se decidiera a acometer lo que ya le han pedido muchos, empezando por Palinuro hace unos días: traducir al español el programa de Hollande, ya que no puede hacer uno mejor, adaptarlo al casticismo hispánico, pronunciándose claramente respecto a la monarquía y la iglesia y hacerlo suyo en las próximas elecciones.

(La imagen es una foto de bsterling, bajo licencia de Creative Commons. En ella, según la leyenda, se encuentran los tres bancos emisores: Bank of China, HSBC (Hongkong and Shanghai Banking Corporation), y Standard Chartered Bank.- Eso sí que es un nuevo mundo).

dimecres, 28 de març del 2012

Citius, altius, fortius.

El lema olímpico se ajusta como un guante a la situación española. O, mejor, como un dogal que nos hubieran puesto al cuello, apretándolo progresivamente. Recortes más rápidos, más altos (o más bajos, según como se mire), más fuertes (o más graves, según también cómo se mire); más, más. Va a ser cosa de someter a referéndum las salidas de Rajoy al extranjero porque, cada vez que sale, nos aprietan más el dogal y nos echan más carga sobre los hombros.


Incidentalmente, vaya foto la de la portada de El País. ¿Qué le estará diciendo Rajoy a Obama con el dedo levantado, como un maestro? ¿Algo así como: "Ojo, Obama, que la próxima vez entenderé todo lo que dices"? Por cierto, ¿soy el único que tiene la inquietante impresión de que nuestros políticos, todos, suelen estar out of tune cuando andan por el exterior? Les falta naturalidad, están envarados (lo que casa con el prejuicio general de que los españoles somos pomposos y estirados como borgoñones) y sus limitaciones lingüísticas no contribuyen a hacerlos populares.


El caso es que España se ve sometida a una especie de acoso muy mal recibido en el interior. ¿La prueba? Esa huelga general convocada para mañana que estoy convencido haría hasta el propio Rajoy si la gente pudiera hacer lo que cree justo. El obispo de Ciudad Real critica con dureza la reforma laboral que defiende a capa y capelo su jefe, Rouco Varela. Vamos que hasta iría a la huelga. No se lo piense dos veces, monseñor: es justa. Todo el mundo sabe que la reforma es un ataque sin precedentes a los derechos de los trabajadores y los retrotrae a las condiciones de principios de siglo y, si alguien lo duda, que eche una ojeada al anuncio de una academia a la derecha en la que, por 690 euros, reputados expertos en derecho del trabajo y materias afines, muestran a los empresarios cómo sacar el máximo partido (fortius) a la reforma laboral, cómo rebajar el coste del despido, cómo despedir más rapidamente (citius), como bajar los salarios desde ya y, claro, como elevar (altius) los beneficios. Da un poco de grima, pero es la realidad del mercado.

La huelga está superjustificada y es de esperar no se haga violencia a la voluntad de los trabajadores que quieren seguirla como un derecho que es. Los empresarios, ya se sabe, quieren restringirlo para el futuro pero, al decirlo, admiten que hoy por hoy es un derecho y los derechos no se limitan arbitrariamente.

De hecho, lo que se está haciendo es practicar la doctrina del shock, o sea acogotar al personal con el apocalipsis. Montoro dice que, con su presupuesto (que ha retenido hasta la fecha a ver si ganaban en Andalucía) España se juega el ser o no ser. Vale. ¿Qué opinión merece un ministro de Hacienda que aplaza una cuestión de vida o muerte hasta después de unas elecciones autonómicas? En verdad, es pasmoso.

Para respaldar el gori-gori tremebundo se aportan números fulminantes: en los dos primeros meses del año el déficit se ha ido al 1,9%. Hacienda, la Hacienda del ministro hamletiano, dice que los dos primeros meses no son significativos. Claro, ¿qué va a decir? ¿Sálvese el que pueda? Algún consuelo hay entre tanto negro augurio: al menos no se podrá acusar a los españoles de que falsean las cuentas, como se ha venido acusando a los griegos. Pero no sé si es un consuelo.

dijous, 27 d’octubre del 2011

El baile de los millones.

Hacia 1975 traduje al español La filosofía del dinero (*), de Georg Simmel, su obra principal, junto a la Sociología. En ella, el ilustre filósofo, a quien la Universidad guillermina negó el acceso a la cátedra hasta poco antes de su muerte por ser judío, estudiaba el dinero desde el punto de vista histórico, filosófico, psicológico y sociológico. Todos menos el económico. Me consideré entonces suficientemente informado para seguir averiguando sobre tan abstruso tema y pronto descubrí que, cuanto más aprendía, menos sabía. El dinero es algo especialmente incomprensible. Por un lado es una realidad, una sustancia, tiene forma. Es más, puede tener todas las formas, desde un puñado de sal hasta un doblón castellano de a ocho, desde una vaca a una letra de cambio o una tarjeta de plástico. El dinero es proteico, tiene todas las formas y, por lo tanto, no tiene ninguna. Algo que resultaba fascinante para Simmel, el maestro del formalismo.

Se da además la circunstancia de que las formas dinerarias, en sí mismas, pueden ser insignificantes. Lo que vale en un billete de quinientos euros no es el papel en que están impresos sino esos quinientos euros que no son otra cosa que un enunciado, un titulo; es decir, el valor nominal que, para más lío, puede no coincidir con el valor real.

La indagación sobre el dinero es también problemática porque, a diferencia de otros objetos de estudio, se pega al estudioso como si fuera su piel y no permite el distanciamiento de otras investigaciones. El botánico sólo entra en contacto con sus plantas cuando va su laboratorio o sus cultivos; el que estudia el dinero lo lleva todo el día en el bolsillo y, mientras calcula millones, paga el colegio de los niños o compra una camisa. Y no solamente es como la piel del investigador; también incide en su mundo interior, levanta pasiones, ciega, impulsa a la locura o al crimen. Su objetividad es nada comparada con su subjetividad y no hablemos de su intersubjetividad.

El dinero no tiene definición porque decir, como hace el DRAE, que es la "moneda corriente" es tocar el agua con la punta del dedo. El dinero es un medio de cambio, el medio de cambio universal, el que permite comparar los valores de las cosas por lo que, en principio, no debiera añadirles ni restarles nada, igual que sucede con el número uno, que es divisor y multiplicador universal y no añade ni resta nada. Cualquier número multiplicado o dividido por uno sigue siendo él mismo. Con el dinero, sin embargo, eso no sucede. Por muchas veces que se multiplique un número por uno sigue siendo ese número, pero, por utilizar un estupendo ejemplo de Simmel, si subo el precio del billete de unos vagones de un ferrocarril sin que haya diferencia alguna con los otros, esos vagones pasan a ser "de primera" y tienen más valor y valor real, por ejemplo, el hecho que señala Simmel de que quien compra ese billete sabe que el vagón no estará abarrotado. ¿Qué ocurre? Que, además de una realidad sin forma, de la moneda corriente y del medio de cambio, el dinero es también una relación social.

El dinero, como la distancia, puede ser infinito y, por lo tanto, incomprensible. Todos vivimos en un mundo de magnitudes inteligibles. Sabemos la distancia de casa al trabajo; de Madrid a Segovia; de Pekín a California. Pero si un astrónomo dice que una estrella está a tres mil millones de años luz, la magnitud deja de tener sentido. Lo mismo que cuando los políticos dicen que el fondo de rescate tendrá un billón de euros, algo tan difícil de entender como las distancias siderales. Pero con una diferencia sustancial: las distancias están ahí; no van ni vienen, pero los billones sí, vienen de algún sitio y van a alguna parte. En ese momento la incapacidad de comprender se convierte en un abuso, un latrocinio, una injusticia.

La inmensa mayoría de la gente calcula el dinero en cientos o miles de euros, ni sueñan con hacerlo en millones y los billones supera lo imaginable. Pero todos barruntan que esos miles de millones, billones, salen de la riqueza de las sociedades, de los sueldos, los ahorros, las pensiones, los seguros de todos y desaparecen en el torbellino de una inacabable crisis bancaria en la que quienes han causado las mayores catástrofes se llevan sueldos y pensiones estratosféricos mientras más y más familias se hunden por debajo de la línea de la pobreza y la gente pierde sus casas a miles. Ese frenesí recapitalizador de la banca muestra la intención de los gobernantes europeos de socializar las pérdidas de Grecia haciendo que la quita de su deuda la financien los impositores de los bancos. La incompetencia y la codicia de estos los ha llevado a convertirse en lo contrario de lo que debieran ser porque los bancos están para financiar y hacer crecer la economía, no para estrangularla.

De ahí ese incomprensible baile de miles de millones que penden sobre los europeos con la amenaza de colapso del euro, ese dinero artificial que quizá tenga tantas posibilidades de consolidarse como el esperanto de ser la lengua universal.



Adjunto un vínculo a un interesante artículo/reportaje sobre esta crisis devastadora y aparentemente incomprensible, aparecido en Periodismo humano, bajo el titulo ¿Quién entiende esta crisis y quién se la explica a Europa?, del que es autora Luna Bolívar. En él Palinuro larga en abundancia en compañía de otros académicos que valen más que él. Lectura provechosa.



(*) George Simmel (1975) Filosofía del dinero, Madrid, Instituto de Estudios Políticos. Hay una reimpresión más reciente, Georg Simmel (2003) Filosofía del dinero, Granada, Comares.



(La imagen es una foto de Howard Lake, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 14 d’octubre del 2011

Formas de saquear.

Esas gentes que se han asignado pagas extras por arruinar una entidad semipública que está siendo rescatada con dineros de los contribuyentes, debieran encontrarse ya a buen recaudo. Porque aquí no hay que investigar gran cosa en busca de pruebas. Están todas por escrito en las actas, los documentos, las decisiones, las órdenes para que se apresten y se libren las cantidades. Es un comportamiento tan indigno que produce vergüenza hablar de él. Uno se pregunta qué tipo de personas son las que toman estas decisiones, especialmente en estos momentos.

Pero no son las personas lo que aquí interesa. Allá se lo guisen ellas en sus conciencias. Lo que aquí interesa es saber hasta qué punto están generalizadas estas prácticas en el sector bancario español y mundial, por cierto. Las cantidades de los sueldos, pensiones, primas, bonos, de los banqueros son estratosféricas y quizá provengan de decisiones como la de la CAM. La mala fortuna de ésta es que la han pillado. Las personas son como todas y hacen lo que todas. La cuestión es el sistema que posibilita esto.

Es posible que el capitalismo sea compatible con la ética y la equidad; incluso que sea un sistema ético y equitativo. Hay gente que lo sostiene de buena fe. Y la vieja visión calvinista y puritana del capitalismo primitivo fue una realidad y puede volver a serlo. Pero, mientras lo es, el capitalismo da abundantes pruebas de ser un sistema inmoral y muy injusto, según la tradición del pensamiento occidental que siempre ha considerado que la polarización entre unos pocos muy ricos y unos muchos muy pobres es inmoral e injusta.

A la inmoralidad y la injusticia del capitalismo puede añadir o quitar el poder político, el Estado (al que Hegel consideraba manifestación de la eticidad), según las medidas que tome. Si María Dolores de Cospedal restringe o retira subvenciones a los sindicatos pero no a la patronal está aplicando un criterio político que sólo puede justificarse demostrado fehacientemente que los sindicatos disfrutan de unas subvenciones indebidas, y eso será difícil por cuanto la capacidad de los sindicatos de autofinanciar su organización es mucho menor que la de la patronal. Suele decirse que los sindicatos tienen muy baja afiliación y que no son representativos. Pero eso mismo puede decirse de los partidos políticos que, al no poder financiarse por su cuenta, precisan de fondos públicos. ¿Por qué los partidos sí y los sindicatos no?

También suele contestarse que los partidos, además de los militantes, tienen los votantes, porque se presentan a las elecciones. Pero lo mismo podrían hacer los sindicatos dado que la Constitución dice que los partidos son instrumento fundamental para la participación política. Pero no único. A lo mejor cabe plantearse una reforma del sistema representativo que dé entrada a intereses transversales a los partidos. Mientras los sindicatos (que también están constitucionalizados) no puedan defenderse de medidas políticas como la citada de suprimir subvenciones, las medidas serán tan injustas como las de la CAM. Otra forma de saquear.

Una propuesta así huele a corporativista. Pero se reconocerá que el sistema actual es ya corporativista desde el momento en que los grupos de presión se valen de los partidos y así encuentran eco parlamentario la Iglesia, los empresarios, los banqueros, los militares. ¿Por qué cargar contra los sindicatos?

divendres, 16 de setembre del 2011

El torbellino del capitalismo.

Apenas veinticuatro horas después de que los países emergentes, los BRICs, esto es, el Brasil, Rusia, la India y la China anunciaran que estaban dispuestos a acudir en auxilio de Europa y el euro comprando deuda soberana, sale la división acorazada del capitalismo financiero mundial a anunciar que es ella la que va a salvar a los europeos. El anuncio conjunto de la Reserva Federal de los Estados Unidos y los bancos centrales de Inglaterra, el Japón, Europa y Suiza desató la euforia en las bolsas que se fueron todas al alza, tras las amarguras bajistas de las jornadas anteriores. Probablemente esto no quiera decir nada en sí mismo. En la situación de volatilidad existente, las bolsas suben como cohetes y se desploman acto seguido como castillos de naipes que es lo que en buena parte son.

Al parecer los mercados no tuvieron tiempo de calibrar ambas medidas por su carácter insólito e imprevisto. Pero ya lo harán y caerán en la cuenta de que la oferta de los BRICs no era unitaria (Rusia se desmarca), ni estaba libre de condiciones, ni era una decisión firme sino una especie de amago en busca de una negociación que no está nada clara. La justificación era salvar el euro para evitar el contagio. Lo importante, salvar el euro.

El consorcio de bancos centrales trae otra propuesta. No comprar deuda soberana europea sino posibilitar que pueda seguir comprándose en dólares. En principio más parece una operación para salvar el dólar y, de paso, convertir a esta divisa en triunfante en su pugna con el euro. Es el órdago que lanzan las potencias del viejo orden capitalista frente a los emergentes y la infeliz Europa que tuvo la quimérica idea de dotarse de una moneda única sin un poder político que la respalde. Porque estos bancos centrales (excepción hecha del europeo, que tampoco cuenta porque sus transacciones son en euros) son bancos de los Estados. Más o menos independientes, pero bancos políticos al fin y al cabo. El hecho de que el Reino Unido aparezca una vez más vinculado a los extracomunitarios y desligado de la Unión Europea es una vieja melodía ya muy conocida. ¡Qué ojo tenía De Gaulle cuando se oponía al ingreso de Inglaterra en la Comunidad Europea!

Es un golpe político y parecería como si, por fin, la política se hubiera impuesto a los mercados demostrando quién manda aquí. Parecería. Demos tiempo a los mercados a calibrar a su vez qué crédito merece la división acorazada en el cumplimiento de sus compromisos. Porque de esos países, dos, los Estados Unidos y el Japón, están tan hundidos en la crisis como Europa, a Inglaterra lo ocurre más o menos lo mismo y el único por encima de toda sospecha es Suiza que probablemente no podrá salir garante de los otros, aunque no sea más que por su tamaño. La amenaza de un colapso de las transacciones por falta de dólares en el mercado suena como el efecto de la Ley de Gresham que tendría el euro como "moneda mala". Y, si esto es así, inundar el mercado de dólares a lo mejor no es la solución. Lo sabremos en los próximos días con las sucesivas reacciones de las bolsas y el comportamiento de la deuda. Si la crisis se reproduce todo lo que tendríamos serían más países absorbidos por el torbellino europeo, pateando en el lodazal de la crisis de la deuda soberana. En algunos casos, sangriento. Por ejemplo, en el del Japón, que se enfrenta a posibles catástrofes que ponen los pelos de punta. ¿Qué sucedería si tuvieran que evacuar Tokio a causa de las radiaciones nucleares? No me lo invento; lo he leído: dan la evacuación por imposible. En otros casos más de opereta; por ejemplo, en el de los ingleses que, según The Spectator, debieran abandonar la UE.

En España, el último rugido del torbellino ha sido la aprobación del impuesto sobre el patrimonio que, tras muchos cálculos y recálculos, queda en una previsión de unos 160.000 paganos con patrimonios superiores a los 700.000 euros y una recaudación estimada de mil y poco pico de millones de euros. Después de tres años de andar arañando los ingresos de los más desfavorecidos, los pensionistas, los parados, los trabajadores en general, los hipotecados, de rebajar el sueldo a los funcionarios, de subir los impuestos indirectos, ya era hora de que los más ricos de la comunidad aportaran algo tangible. Aun así, muerto de miedo el gobierno por tocar la bolsa al millonetis, promete que la vigencia del tributo será de un año, 2012. Cuando, en realidad, habría que haberle afeado que sea tal su codicia que no tuvo ni el gesto de los ricos franceses o gringos de pedir que les suban los impuestos.

Al contrario el orfeón ideológico ya ha aireado todos los seudoargumentos, las falacias, las patrañas, los cuentos con que estos lumbreras pretenden demostrar que la clarísima causa de que pague más quien más tiene es falsa, incluso contraproducente pues va, ¡en contra de los pobres! El capital paga bien este tipo de teorías pero, a la vista de los resultados, quizá debiera emplear el dinero en otra cosa. Porque estos argumentos no pueden ser más pobres. Incluso son irrisorios. Los resume muy bien Escolar en cinco falacias fiscales.

dissabte, 18 de juny del 2011

Crónicas de la revolución indignada (II). En el templo de Mammon..

Por la retirada del Diccionario franquista de la Academia


Preparándose para el gran día, el showdown, del momento, la manifa del 19-J. Los indignados reiteran su pacifismo en términos casi angélicos, aunque no carentes del sentido del humor. Los indignats catalanes piden a los provocadores que se abstengan de ir. Eso recuerda la famosa anécdota según la cual cuando el ministro de la Gobernación de Franco llamó al embajador británico preguntándole si quería que le enviara más policías para contener una manifestación frente a su embajada, el diplomático, con flema, le dijo que prefería que enviara menos manifestantes.

El Gobierno, esto es, el ministro del Interior, que es ya el que habla por todos, anuncia que habrá firmeza si "alguien lo hace mal". Está claro, es una amenaza, pero es una amenaza prudente. Nadie está interesado en que en la manifa del 19-J en Madrid pase algo. Rubalcaba se juega su candidatura a la presidencia del Gobierno y el 15-M la legitimidad de su actuación.

En algún lugar he leído (cuando lo encuentre, pondré el enlace) que los indignados valencianos planean una marcha a pie hasta Madrid supongo que con fines de presencia mediática que, con su intensa vida y capacidad de improvisación el movimiento tiene asegurada. Por cierto, al hilo de la crónica, a lo mejor estoy equivocado pero en el País Vasco no veo indignados, seguramente porque los indignables vascos llevan indignados desde los tiempos de Sabin Arana.

Pero lo más notorio que este cronista debe reseñar es el hecho de que los indignados leyeran un manifiesto durante la reunión de la junta de accionistas del Banco Santander; un manifiesto en el que se acusa a los banqueros de destruir los sueños de la gente. ¿No es hermoso? Nada de ir allí en plan de experto, economista, sabelotodo, a explicar a estos tiburones por qué no deben seguir zampándose los peces más pequeños, sino en plan indignado, poético, radical. Lo bueno es que la intervención se ha producido porque un accionista ha cedido a un indignado su derecho de palabra. Eso es pragmatismo típicamente bancario. Hay que escuchar a todos. Luego se hará lo que nos convenga. Los políticos podrían aprender. ¿Qué costaría invitar a algún representante del 15-M a hablar en alguna comisión del Congreso? Se convoca a todo tipo de personas, ¿por qué no a un indignado?

Y dicen que no es una revolución. No hay más que ver la reacción de los partidos. Los de la izquierda extraparlamentaria (por ejemplo Izquierda Anticapitalista) pero también sectores de Izquierda Unida quieren sumarse a ella, si no dirigirla y eso provoca continuos conflictos. El PSOE no sabe qué hacer, entre otras cosas porque tiene la responsabilidad del orden público en buena parte del territorio. Y el PP y la derecha mediática están furibundamente en contra. O sea, es una revolución.

La derecha compara el 15-M con Hitler, Mussolini y Franco. Lo de Hitler es un obvio tributo pagado a la Ley de Godwin, lo de Mussolini debe de ser por la marcha sobre Madrid y lo de Franco es asombroso teniendo en cuenta que según la Real Academia de la Historia fue un gobernante autoritario, no totalitario y, además, católico, inteligente y moderado. Cunde el nerviosismo mientras los indignados apuntan ahora a la Monarquía.

(La imagen es una foto de RinzeWind, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 18 de setembre del 2009

Unidad de discurso.

¿Quién dijo que habían desaparecido los partidos de clase? ¿Quién que lo habían hecho las propias clases? Analícense los enunciados recientes de los representantes más caracterizados de la clase capitalista y póngase luego en relacion con el último dicurso del PP.

Dice el banco suizo USB, el más afectado por la crisis actual, que para salir de la recesión España debe reducir los salarios un diez por ciento. Los salarios. No las rentas del capital ni los beneficios de las empresas ni los dividendos de las sociedades ni las primas de los banqueros. Sólo los salarios. Ser suizo tiene pinta de ser una condición cognitiva. Ser banquero suizo lo más cerca que cabe imaginar de la sapiencia absoluta. Para los suizos que vienen de vacaciones los españoles debemos de ser un pueblo primitivo que vive por encima de sus posibilidades y gasta un dinero que no es suyo. No es de extrañar. No hace mucho que todas las chachas de Ginebra eran españolas.

Item más: dice el señor Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal epañola, que hay que abaratar el despido, disminuir las cotizaciones empresariales a la seguridad social y eliminar funcionarios. Añade que jamás ha pedido el despido libre pero ¿no es cierto que el despido más barato es el libre? Lo de eliminar funcionarios es una manera desdeñosa de reducir el gasto público.

Otrosí: añade el señor Juan Manuel Quintás, presidente de las cajas de ahorros, que con esta crisis tan bestial convendrá adelantar las elecciones a fin de tener la fuerza política necesaria para aplicar medidas drásticas.

Comparése lo anterior con el contenido del discurso del PP en boca de la señora María Dolores de Cospedal cuando no difama o insulta, que es casi siempre. Dice la secretaria general del PP que hay que adelantar las elecciones pues el PP está presto para gobernar. No sé de ninguna ocasión en que, habiendo perdio las elecciones, el PP no pida de inmediato elecciones anticipadas.

Entre exabrupto y exabrupto, la señora de Cospedal añade que el PP piensa gobernar bajando los impuestos y reduciendo el gasto público. Reducir el gasto público, sobre todo el social, es reducir la parte de la renta que el Estado redistribuye en especial a los sectores más necesitados, es reducir una forma de salario es especie.

Cuando no está ocupada en enjaretar disparates, como ese de que el señor Zapatero es un "fundamentalista" y que le "falta coraje", la señora De Cospedal culmina su disertación augurando que el PP hará la correspondiente "reforma estructural" (despido libre, sin comillas) de acuerdo con los agentes sociales, sindicatos y patronal. Y si no hay acuerdo, añade Palinuro, se acude al procedimiento del "decretazo", que es el más contundente a la par que dialogante.

Se observará una notable coincidencia, de hecho una unidad de discurso entre el partido y sus partidarios.

(La imagen es un dibujo de Georg Grosz, Gegensätze, que se encuentra en la colección gráfica de la Staatsgalerie, Stuttgart, Alemania.

dissabte, 4 d’abril del 2009

Blogorismo del agorero. El Banco de España.

Supongo que a la hora de formular esos vaticinios sombríos del futuro que nos aguarda, los expertos y especialistas del Banco de España habrán hecho complicadísimos cálculos aunque, cuando dicen que hay un "alto nivel de incertidumbre", sospechamos que saben tanto del futuro como los sacerdotes romanos que vaticinaban el resultado de una guerra escudriñando entrañas de aves.

Lo que está claro es que los tales expertos, augurando lo peor a las veinticuatro horas de la cumbre de Londres, ignoran la importancia del factor psicológico en el comportamiento económico. Y dado que los datos sobre los que basan sus aciagas previsiones son anteriores a la dicha cumbre, hubiera sido mejor que se callaran. Como están las cosas, sólo han convecido al señor Solbes, a quien me comprometo a convencer a mi vez de que los asnos vuelan.

(La imagen es una foto de Martius, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 25 de març del 2009

Medidas positivas y negativas.

No tengo grandes simpatías por los bancos. Me parecen quintaesencia del sistema capitalista de explotación. Por eso llevo pidiendo la nacionalización de la banca desde el año pasado (ver la entrada ¿Y si nacionalizamos la banca?) con escasos resultados menester es decirlo. Digo esto para probar que no soy sospechoso de rendirme a los encantos de la banca. Porque si nadie en nuestros países tiene los redaños de nacionalizarla (no de meterle fondos públicos y decir confusamente que eso equivale a una "nacionalización" pues es falso) habrá que reconocer que es ella y sólo ella la más adecuada para tomar las decisiones de restauración del sistema financiero y crediticio porque es la competente y la que tiene experiencia al respecto. A las pruebas me remito: ayer el Banco de Santander anunció una medida práctica, concreta, que será muy útil para ayudar a salir de la crisis. Propone el banco financiar hasta el 100 por ciento de las hipotecas para comprar viviendas a las que los constructores hayan aplicado rebajas del 20 por ciento en los precios. La idea es muy buena y servirá para desbloquear uno de los puntos negros de la actual crisis al asegurar a los constructores que tendrán clientes si rebajan un 20 por ciento los precios porque los bancos harán la financiación completa. Ojalá se generalice porque ese es uno de los caminos. Yo aplicaría un descenso mayor, hasta del 30 por ciento, pues hay margen, pero algo es algo.

La contrapartida a esto, viene, cómo no, del lado de los políticos y no de los de izquierdas, de quienes cabría esperar actitudes intervencionistas como las que están mostrando los colaboradores del señor Obama en Gringolandia, sino de los de derechas, esos que se pasan la vida hablando de no intervención del Estado en nada y de privatización general. El desvergonzado asalto que está dando la señor Aguirre a Cajamadrid para someterla a su control político ha merecido el calificativo de "esperpento" y de "intervencionismo público descarado"en un discurso del señor Quintás, presidente de la Confederación. Española de Cajas de Ahorro. La contraposición es bien clara: en un lado, los banqueros haciendo propuestas sensatas y en el otro los políticos, especialmente los de derechas, proponiendo disparates. ¿O no son disparates? Desde el punto de vista del imprescindible crédito que han de tener estas entidades, desde luego, porque da la impresión de que no son autónomas. Desde el punto de vista de los intereses específicos de la derecha quizá no lo sea tanto. Lo que la señora Aguirre y sus migos "liberales" quieren hacer con Cajamadrid es lo que ya han hecho con servicios públicos de salud, educativos, con el agua de Madrid: birlársela a los ciudadanos de la capital y privatizarla para ponerla al servicio de las pintorescas adjudicaciones del señor González, vicepresidente de la Comunidad.

Al lado de los banqueros de verdad estos tipos son un verdadero peligro de expolio de las riquezas públicas que hay que parar antes de que se queden con todo.

La imagen es una foto de Enrique Costa, bajo licencia de Creative Commons).


divendres, 13 de març del 2009

De necesidad, virtud.

Vista la situación actual del PP está uno inclinado a decir que la famosa foto de Fuenteovejuna/Génova 13 de hace unos días fue precipitada. Varios de los que en la imagen constituyen pinceladas de esa idílica unidad están ahora a dentelladas entre sí. Aparecen y desaparecen coches de alta gama, Jaguars, BMWs, etc. Por cierto, el último Jaguar del que oí hablar con insistencia en política fue el que le costó la portavocía del grupo socialista en el congreso al diputado del PSOE don José María Mohedano. Hay cosas con las que no se juega y los jaguars son una de ellas.

El ambiente está lleno de dossieres flotando, sospechas, acusaciones, desmentidos dentro del propio partido y un estilo bronco y agresivo hacia fuera, especialmente hacia la oposición. Las intervenciones de la señora Aguirre son cada vez más agrias, intempestivas, achuladas y faltonas. El aire se hace irrespirable allí por donde ella pasa. Quizá sea importante que alguien recuerde maneras a esta marquesa con toques de verdulera.

Por último también hay lío en lo contencioso administrtivo, a donde ha ido a parar el Ayuntamiento en recurso contra el reglamento de la Comunidad Autónoma de reforma del régimen jurídico de los órganos de representación y control de Cajamadrid, una irresponsable pelea por el máximo control político de la entidad en un momento que pone los pelos como escarpias a cualquiera que vea cómo va la crisis financiera. ¿A qué suena esto? A puro y crudo spoils system o "sistema de los despojos".

La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons)

divendres, 20 de febrer del 2009

La quiebra del sistema.

Poco a poco va abriéndose paso la idea de que esta crisis mundial carece de precedentes y que puede tener una gravedad hoy insospechada pero que ya comienza a barruntarse con temor en las cancillerías: puede ser una crisis del sistema capitalista en su conjunto. Hace menos de un año el señor Rodríguez Zapatero se negaba a pronunciar la palabra maldita, prefiriendo "frenazo" o algún otro eufemismo. Hoy no solamente no se le cae de la boca sino que tanto él como sus ministros del área económica parecen noqueados en sus comparecencias públicas, casi balbucientes. Como todo el mundo por lo demás. Sólo los imbéciles van por ahí diciendo que saben lo que pasa y tienen el remedio. Hace poco también el inefable señor Greenspan confesaba a un Comité del Senado que estaba estupefacto y que jamás soñó que el mercado fuera realmente incapaz de autorregularse. Este genio de las finanzas ignoraba lo que sabe todo el mundo: que si hay que autorregularse es porque las reglas son necesarias y, lo dicho, todo el mundo sabe que la peor forma de imponer unas reglas es autoimponiéndoselas. Estoy seguro de que a estas alturas, quinientos años después, el buen Sancho todavía no se ha dado ni la milésima parte de azotes que había de propinarse a cuenta del desencantamiento de doña Dulcinea. Y ello sin mencionar los varios miles (creo) que se descuenta el muy pillo dándoselos a un árbol y fingiendo estar recibiéndolos a oídos de don Quijote y cuenta de sus borricos. Que ya Sancho entendía muy bien cómo funciona el mercado capitalista. Mucho mejor que don Quijote.

Las comparaciones con 1929 no se mantienen. Entre otras cosas porque entonces se pudo echar mano a la creación del Estado del bienestar y las políticas keynesianas. Ahora todo eso existe. Y nadie sabe a dónde puede conducir el catástrófico rumbo de la economía global, que encadena los datos macro negativos en razón creciente. Un vendaval que puede arrasar mercados, Estados, organizaciones internacionales. Un vendaval que puede avivar las brasas, nunca muertas en Occidente, del nacionalismo, el proteccionismo, el fascismo, el racismo y otros ismos no menos temibles.

Odio exagerar pero si, hace cinco años, no más, excuso decir veinte, alguien dice que el presidente de los Estados Unidos iba a considerar la posibilidad de nacionalizar la banca de acuerdo con una reciente propuesta de Paul Krugman que tiene bastante consenso entre los propios banqueros ese alguien terminaría la jornada en un frenopático. Hoy, sin embargo, lo consideran y proponen otros estadistas, como Silvio Berlusconi y Gordon Brown, claro que en el caso del señor Berlusconi la condición de estadista no excluye la de frenópata. Hasta el Gobierno alemán tiene planes para nacionalizar bancos cuando se encuentren con problemas como pasa ya con el gigante Hypo Real State (HRS). Bien es cierto que los accionistas gringos del HRS quieren plantar batalla al Gobierno e impedir la incautación.

Se dibuja una línea de conflicto entre los gobiernos y la banca. Esa petición del Gobierno gringo a la banca suiza USB, la principal del país, de que levante el secreto de 52.000 cuentacorrentistas estadounidense es casi un casus belli. El secreto bancario es la base del negocio suizo, como la de todos los paraísos fiscales pues a estos efectos, Suiza, Liechtenstein, Bélgica y Luxemburgo con sus secretos bancarios, son verdaderos paraísos fiscales, razón por la cual USB se niega a levantar el secreto bancario de los 52.000 clientes. Pero localizar ese dinero e impedir el uso de los paraísos fiscales es, al día de hoy, el primer paso de una política creíble de resolución de la crisis y salir de la crisis quizá sea cuestión de subsistencia de los Estados occidentales. El choque, por tanto, es frontal y no se le ve fácil solución. Antes se hacía una guerra, se abrían los puertos del Japón al comercio a cañonazos, por ejemplo; pero ahora eso no es posible o, cuando menos, no lo parece, aunque nunca se sabe.

Y si fueran sólo los bancos... A estas alturas la crisis es tan profunda y virulenta que no sólo los bancos sino los países son los que están amenazados de quiebra. ¿Pueden quebrar los Estados? Por supuesto y unos más fácilmente que otros. Consúltese el gráfico del Frankfurter Rundschau para ver el grado de riesgo de quiebra que tenemos los países de la eurozona (alto en Irlanda, Grecia, Eslovaquia y eslovenia; medio en Portugal, España, Italia, Austria y Bélgica; y bajo en Francia, Alemania, Países Bajos, Luxemburgo y Finlandia) y los de fuera de la eurozona. Los países extraños a la Unión Europea que tienen su propia moneda y es fuerte no suelen tener problema de quiebra porque dan a la manivela de hacer billetes a costa de la inflación que nunca es mala para todos. Lo más fastidioso es lo de los países de la eurozona con problemas porque al no poder devaluar su moneda pues no la tienen, pueden encontrarse en situación de quiebra, de no poder pagar sus deudas. En estas condiciones, ¿cuánto durará la Unión Europea si hay que decir a los ciudadanos que es preciso ayudar a Irlanda, a Grecia, a Eslovaquia, Eslovenia y quién sabe a cuántos más?

Por eso se dice aquí que esta crisis puede tener unas consecuencias impensadas para las cuales, me temo, nadie está preparado. Y nadie es nadie.

(La imagen es una foto de Daquella manera, con licencia de Creative Commons).