dijous, 2 de maig del 2019

La mala fe y el juego sucio

Aquí, mi artículo de ayer en elMón.cat, que aparece con encabezamiento no habitual por las razones que explico.

Todos tenemos manías. Palinuro, un montón. Una de las más pronunciadas es su antipatía, casi su alergia, al juego sucio y la mala fe. La buena fe es la base, la esencia del espíritu caballeresco, desde Camelot hasta el código bushido, pasando por aquel "de la triste figura", caballero de los caballeros. Le dicen anticuado. Todo lo eterno empieza por ser anticuado.

El artículo de elMón.cat, titulado, D'unes eleccions a unes altres, versa sobre las implicaciones en España y Catalunya de los distintos pactos que quepa establecer según los resultados electorales. El vuelco habido en la composición de la minoría indepe en el Congreso es muy significativo y susceptible de varias interpretaciones.

Una de ellas sería la que, tomando pie en las cada vez más frecuentes acusaciones a ERC de retornar disimuladamente al autonomismo, alimentaría la idea de una "coalición de izquierdas" en el Estado -ya se vería si de gobierno o parlamentaria- compuesta por PSOE, Podemos, Bildu y ERC. Dejo de lado la interesante cuestión de cómo vestir de "izquierda" a un partido, el PSOE, al que Bildu y ERC tienen por partido neoliberal, de centro derecha y unionista. Es asunto que resolverán, si lo resuelven, los españoles.

Lo interesante es el impacto de esta propuesta en Catalunya. Igual que ERC prefiere aliarse con Bildu en las europeas, dejando fuera a JxC y Puigdemont, ahora Bildu plantea coalición "de izquierdas" en el Estado y, por tanto, en Catalunya, dejando fuera igualmente a JxC y Puigdemont.

La justificación es la coalición "de izquierdas" en el Estado. Lo que supone, se quiera o no, aceptar el Estado y su reformabilidad a base de llamarlo "pomposamente Estado plurinacional" y dejar las cosas como están, cerrando la vía a la política de bloqueo y exigencia de autodeterminación, defendida por JxC y Puigdemont.

Desde el punto de vista de Palinuro es mala fe y juego sucio. Excluir un sector del independentismo aduciendo imprecisa ideología de clase es una trampa y una rendición. El pretexto es conocido: ya se sabe, son los "convergentes", los del 3% y nunca de verdad querrán la independencia.

Es falso. Sí quieren la independencia y hacen por ella tanto como los otros. O más. Pero es igual. Se dice de todas formas. Esa es la mala fe.

¿Y el juego sucio? Miren simplemente a quién beneficia la arbitraria prohibición a Puigdemont de presentarse a las elecciones europeas, miren el cui bono, y se tendrá la respuesta.

Si la mala fe indigna a Palinuro cuando se practica con otros, también lo hace cuando se practica con él. En el post de ayer, Objetivo: Puigdemont, incluía referencia muy crítica a la noticia de Bildu por haberla visto, pero no la URL correspondiente porque no la encontré y era muy tarde. Horas después, un lector en FB dio a entender que me la había inventado y la usaba con mala fe en contra de ERC. Muestra de juego sucio por mi parte. Eso y otras consideraciones insultantes que daban vergüenza. Tuve que buscar la URL y la noticia que encabeza este post y se la remití al acusador. Este reconoció haberla leído, pero no retiró su sugerencia ni sus comentarios insultantes, sin duda por aquello de difama, que algo queda.

Por tan evidente mala fe y juego sucio, bloqueé al comentarista. 

Por supuesto, existe la posibilidad de que la noticia sea falsa. El Portaluco es un digital cántabro que, ciertamente, puede estar equivocado o, simplemente, mentir, aunque no lo parece. En todo caso, la noticia es real y es del 29 de abril. El código bushido se mantiene. Tanto Bildu como ERC han tenido tres días para desmentirla o matizarla. No han dicho nada.

Aquí el texto en versión castellana

De unas elecciones a otras

Los resultados de las elecciones del 28A tienen dos lecturas que ya se han hecho en abundancia, en España y en Catalunya. En España, el bloque independentista catalán en el congreso ha aumentado en cinco escaños. Al tiempo, su equilibrio interno se ha escorado notablemente del lado de ERC, partido ganador en las elecciones. Ambos datos, aumento del independentismo y neta hegemonía de ERC, tendrán influencia en las opciones de alianzas del PSOE.

Este se pronuncia por un gobierno en minoría y aplaza la decisión sobre alianzas a las próximas elecciones del 26M. Entre tanto, le llueven las ofertas: los medios unionistas, la banca, seguramente el IBEX35, los barones de su partido, presionan por una coalición PSOE-C's. Podemos, por su parte, se postula como socio de la mano de los independentistas. Otros, como Bildu, visten y dulcifican la oferta con una coalición de izquierdas, PSOE, Podemos Comuns, ERC y dejan fuera a JxC.

Son las cuestiones de la gobernabilidad de España. Los resultados han pinchado el estrambótico globo del fascismo uno y trino, con sus reconquistas y todos por la patria. Ya no hay peligro de gobierno de trogloditas. No es preciso apoyar otro socialista in extremis. Cabe pensar y hacer valer la minoría de bloqueo para adelantar la causa de la independencia.

Pero esta se ventila en Catalunya, en donde también han impactado los resultados electorales, aunque solo orientativamente, pues no eran elecciones catalanas. También aquí parece imponerse el criterio de no adelantar acontecimientos y esperar a las elecciones municipales y europeas del 26M.

Y es en este momento cuando interviene la Junta Electoral Central (JEC), fiel a su sentido represivo de todo lo catalán, prohibiendo las candidaturas de Puigdemont, Comín y Ponsatí. El timing de la decisión y la notificación ya prueban su mala fe, rayana en la prevaricación. Y su conciencia de estar actuando arbitrariamente, en abuso de poder por arrogarse competencias que no posee, todo lo cual será corregido en los tribunales. Pero a la JEC, mera ejecutora de la orden del Estado de excluir como sea la candidatura de Puigdemont, le da igual. Quiere a Puigdemont fuera. El Estado quiere a Puigdemont fuera. Y la JEC cumple.

La decisión es tan desmesurada que no prevalecerá. Por lo menos, piensan los junteros (que tampoco están de acuerdo), se entorpecerá la campaña electoral de Puigdemont. Por un lado, sí. Por otro, no; al contrario, se favorece. Es evidente que la intención es también introducir una cuña en la unidad del independentismo. Viejo anhelo unionista. Pero ERC denuncia el intento de exclusión de Puigdemont. La unidad se mantiene.

Y no solo se mantiene. Demuestra palmariamente su necesidad. El Estado no descansa y obliga al independentismo a actuar unido, so pena de poner en peligro su supervivencia. Todo ataque a un sector del independentismo es un ataque al independentismo. Todos los proyectos independentistas son necesarios. Creer que se puedan obtener beneficios de la caída o fracaso de alguno es un error. La prohibición de la candidatura de Puigdemont es un ataque a la legitimidad exterior de la República. No es un contratiempo de un partido.

En ese juego entre el partido y la nación está el núcleo de la política independentista en los últimos tiempos. El reenvío a las elecciones de 26M probablemente no resolverá gran cosa porque se esperan unos resultados muy complicados. De forma que el término de esta cuestión llegará con la sentencia del Tribunal Supremo que se prevé para después del verano. En ese momento se planteará la necesidad de una respuesta de la sociedad catalana que no se podrá improvisar y probablemente haya que recurrir al pronunciamiento popular mediante unas elecciones anticipadas.

La forma más sencilla de estas sería un referéndum.