Cuenta una vieja leyenda que un día, los discípulos de Confucio encontraron un unicornio muerto en una cacería. Cuando el maestro lo vio comprendió que sus enseñanzas no se habían seguido y murió un año más tarde.
No me extraña. Tienes la fortuna de encontrar un animal que no existe, pero está muerto, que es otra forma de no existir. La muerte de Confucio es como la conversión de Francisco de Borja quien, ante el cadáver de la bellísima Isabel de Portugal, juró "no más servir a señor que se me pueda morir".
Este año de gracia de 2018 trae algunos aniversarios curiosos: centenario del nacimiento de Karl Marx y de la publicación de Frankenstein o el Prometeo moderno. Y el cincuentenario de 1968, año revolucionario; revolución de estudiantes y sabelotodos de varias capitales, singularmente, París. Revolución de intelectuales medio surrealistas o surrealistas por entero, con pizcas dadaístas. Los situacionistas lo juntaban todo y añadían el relato revolucionario del comic y el pop-art. La contracultura.
El unicornio muerto.