Hasta Rajoy ha tenido que rectificar a dos de las mujeres más machistas de su partido, Cristina Cifuentes (presidenta de la CA Madrid) e Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura. Ambas habían hablado de hacer "huelga a la japonesa", lo cual, por supuesto, es una pura estupidez. Hacer huelga "a la japonesa" en el Japón tiene sentido porque es huelga de verdad; hacerla aquí es otra cosa. Se llama comportamiento de "esquirol" o rompehuelgas. Y hasta Rajoy está en contra.
¿Por qué? Porque a todo el mundo se le alcanza que se trata de una huelga absolutamente justificada: tiene motivación económica en la brecha salarial; motivación política en la patente desigualdad de género en todas las actividades sociales y políticas, empezando por los partidos que dan prueba de ella mientras dicen combatirla; motivación social en la violencia machista en la sociedad. Tiene todas las motivaciones y legitimaciones y hace falta ser muy duro de mollera para no admitirlo. He leído que la señora Arrimadas y el señor Rivera se oponen a la huelga porque dicen que es anticapitalista y que ellos son partidarios del capitalismo. De donde se sigue que Rajoy, al apoyarla en cierto modo, es un peligroso antisistema. Aunque los políticos no lo crean, hablar no es obligatorio, sobre todo si no se tiene nada que decir.
La huelga de mañana merece todo el apoyo, especialmente si, en lugar de ser un hecho aislado, se convierte en el origen de una acción política más decisiva de las mujeres como tales y no como la parte femenina o feminista de las empresas patriarcales.