Lo dijimos hace un puñado de posts ("La deconstrucción de la rebelión") que, ante la creciente presión para que encontrara una salida civilizada al desbarajuste que ha creado, Rajoy se lavaría las manos invocando la división de poderes y que el asunto había salido de su jurisdicción política para entrar en la judicial. Es falso, por supuesto, ya que la ofensiva judicial fue instada por el ministerio fiscal, acicateado por el gobierno.
Pero eso da igual. Supongamos que, cansados los jueces de que el gobierno los use como parapetos, según dice Público, los del Supremo hayan decidido actuar por su cuenta en un asunto eminentemente político. Y se conviertan en un incordio para el gobierno porque lo sustituyan. La falta de división de poderes ya es un desastre, pero la supeditación del gobierno al judicial es una catástrofe. ¿O alguien cree que se va a parar el procés inhabilitando a su cúpula? Tomen nota de lo sucedido con Ómnium y la ANC, que siguen actuando con sus dirigentes encarcelados. La única forma de completar la faena de la inhabilitación es la prohibición de las asociaciones independentistas. Y a ello parecen apuntar las últimas pesquisas policiales en sus sedes, así como los apuntes contables que maneja el juez Llarena.
No se puede inhabilitar un proceso social que es, además, pacífico, cívico, democrático y revolucionario. Detrás de unas "cúpulas" inhabilitadas vendrán otras. Hay que inhabilitar un movimiento apoyado en más de dos millones de votos. O sea, hay que prohibir el independentismo, sus asociaciones, organizaciones, partidos. Hay que convertir el independentismo en un delito.
Y eso, ¿cómo se hace en un Estado de derecho? ¿Y cómo se explica? No a la dudosa luz de los sentimientos heridos, las emociones, el despecho, la ira, sino a la más clara de la razón, la justicia, la equidad.
¿Cómo se explica que en España haya presos políticos, "delitos" de opinión?
¿O no hace falta explicarlo porque el 155 lo explica todo?