Estos catalanes son gente muy peculiar y tremendamente tornadiza. Hoy amanecen nazis y mañana resultan ser bolivarianos. Eso no es serio, hombre. A ver si fijan ya el rumbo y se les aplica la correspondiente cataplasma.
El País se apunta a la cruzada antivenezolana pero lo hace con documentos fehacientes, que desmenuza y analiza con verdadero susto; tanto que acaba haciéndose un lío. Ese proyecto o bosquejo o preludio de ley de transitoriedad no tiene en sí mismo otro defecto que su inverosímil prolijidad ante el imponderable de la reacción del Estado a la mera aprobación de la ley. Superado este nada pequeño obstáculo, todo lo demás vendrá rodado. Pero rodará, según anuncia la Generalitat, de un modo muy europeo y, por tanto, poco bolivariano. Sobre todo porque el propio proceso bolivariano cita explícitamente como modelo el de Islandia, país europeo, aunque lejano.