dimarts, 21 de gener del 2014

El viento de las primarias.

Cayo Lara dice no sentirse retado por Pablo Iglesias. Curiosa expresión. Retado ¿a qué? Tal como lo entiendo, pues no está del todo claro pero no parece se trate de un reto en el campo del honor, a constituir una candidatura única de la izquierda a las elecciones al Parlamento Europeo a través de unas primarias, es de suponer que abiertas.  El imaginario reto contiene dos cosas distintas: la unidad de la izquierda y las primarias.

De pronto, las elecciones primarias han adquirido un significado impensable aún hace unos meses. Las postula todo el mundo: Equo, Izquierda Abierta, Podemos y el PSOE. Algunos ya las han realizado y otros están preparándolas. La única en resistirse es IU, que da libertad a las organizaciones menores, pero no las considera en el orden federal o estatal. El argumento de Cayo Lara para negarse no puede ser más pobre: que "son un invento de los Estados Unidos" y una "cortina de humo" para desviar la atención de los verdaderos problemas del país.

Las primarias no son un "invento de los Estados Unidos", sino una práctica de sus partidos políticos que ni siquiera se aplica en todos sus estados. Y aunque lo fueran, ¿qué importa eso? En los EEUU se han inventado muchas otras cosas a las que Cayo Lara seguramente no objeta. ¿Por qué las primarias, que son un procedimiento muy recomendable de elegir candidatos? Lo de la "cortina de humo" no llega a argumento. Es un pretexto que suele emplearse entre los políticos cuando pretenden pasar de largo ante un problema que no pueden, no saben o no quieren resolver.

Cayo Lara no ignora que las primarias son un procedimiento práctico, participativo (especialmente si son abiertas) y democrático. Por supuesto, los partidos de la izquierda tienen cauces institucionales internos que consideran representativos para elegir a sus candidatos. Pero hoy es parecer común que esas vías estatutarias están anticuadas y no responden al aumento de exigencias participativas de la ciudadanía. Todos lo ven así. ¿Por qué no IU? Obviamente porque la petición se vincula, quiera la organización o no, a la propuesta de Podemos. Porque son primarias para la constitución de una lista común de la izquierda que IU empieza a vivir como una OPA hostil. La posibilidad de una lista unitaria votada por militantes y simpatizantes de las dos opciones rompe todos los cálculos internos de IU, los acuerdos a que haya podido llegar respecto al reparto de puestos; desbarata intereses creados. Por eso dice Cayo Lara que no se siente retado por Iglesias, en una explicación muy reveladora de cuál es la verdadera preocupación: la posibilidad de que Podemos sitúe a su gente en cabeza de la candidatura de la izquierda a las europeas, desplazando a los candidatos oficiales de la casa. 

El asunto no puede hablarse con esta claridad porque implica dar la razón a quienes sostienen que los partidos institucionales están anquilosados, que no responden a las preocupaciones reales de la ciudadanía ni son capaces de adaptarse a los cambios en la realidad de las movilizaciones populares en busca de formas nuevas. Justamente, esa es la única parte indubitable del discurso de Podemos el significado de esa propuesta de una nueva forma de hacer política. Y, para bien o para mal, le ha tocado lidiar con ella a IU. Esta parece reaccionar como el propietario de un inmueble que cierra el paso a un okupa. Se puede formular de forma más rimbombante y se hará: no es prudente jugarse el futuro de una organización que ha costado tantos años levantar al albur de un fenómeno mediático, pasajero, sin apoyos conocidos, experiencia ni substancia. Los dos argumentos frente a frente: el del anquilosamiento de la izquierda oficial y el del mantenimiento de posiciones frente a modas del momento. Cada cual elegirá el que prefiera.

La unidad de la izquierda es un objetivo prioritario de todos pero en el orden meramente teórico, casi quimérico, si se tienen en cuenta los problemas del exacerbado personalismo de esta orientación política. Porque en la práctica, bien se ve, es imposible. Precisamente a cuenta de las primarias. Si Podemos aceptara apoyar la lista que presente IU o se aviniera a negociar en privado su composición, quizá desaparecieran los obstáculos. Pero la exigencia de las azarosas, imprevisibles primarias, lo impide. Y ya tiene chiste que el anhelo de unidad de la izquierda, al menos a este nivel, pueda frustrarse por la exigencia de un requisito de mínimos democráticos.

IU y su entorno acusan al PSOE de ser un partido prácticamente neoliberal, alternancia (no alternativa) del PP, y de no ser verdaderamente de izquierda. Sin embargo, en un espíritu que llevan años practicando, los socialistas han organizado sus primarias y, además, abiertas. Lo harán mejor o peor, más a gusto de unos que de otros, pero están haciéndolo. Primarias abiertas para elegir su candidato a la presidencia del gobierno en 2015. Algo democrático, propio de la izquierda aunque, según parece, no de la verdadera.