La pregunta, que hacía Palinuro días atrás, sigue siendo pertinente: ¿quién gobierna aquí? ¿Rajoy? ¿Aznar? ¿Los dos? ¿Ninguno de los dos? Claro va quedando ya que es la cuarta opción: ninguno de los dos. Aznar lleva una temporada en silencio. Se agradece no verse obligado a aguantar sus agrias monsergas y su mala uva. Pero no parece haber aflojado el control que tanto él, como su señora, la alcaldesa de las peras y las manzanas, ejercen sobre su pupilo, este hombre huidizo, de confusa dicción, escaso apego a la verdad de las cosas y el valor de la propia palabra. Es decir, ninguno de los dos gobierna España pero los Aznar gobiernan a Rajoy.
Tras la reunión del Ecofin ya está claro como la luz del día que el rescate bancario trae todo tipo de condiciones gravosas y que, por lo tanto, Rajoy ha vuelto a quedar como un mentiroso, pero eso es tan habitual que ya no parece sorprender a nadie, ni, desde luego, atribular al interesado que, después de reducir el naufragio más contaminante de la historia de España a unos hilillos no se alterará por nada.
La UE, es decir, la troika, es decir, Alemania, vigilará de cerca que España cumpla las condiciones impuestas. Para ello ha desplazado a ese pintoresco convidado de Piedra de Guindos, transfiriendo sus competencias al Banco de España y ha puesto al Banco de España bajo tutela europea. Es decir, a estas alturas, con estos bravos patriotas perejileros en el puente de mando de la Gran nación rajoyana, España es tan independiente como San Pedro y Miguelón. Es más, si de verdad quiere el gobierno -o lo que de él quede- ahorrar y adelgazar la administración, lo que tiene que hacer es suprimir todos los ministerios y dejar únicamente el de Interior y el de Defensa, que son los imprescindibles: el de Interior para sofocar y reprimir las protestas que van adquiriendo más y más importancia y el de defensa para meter el ejército -vieja afición de la derecha- si el de Interior no da abasto.
Uno de los deportes preferidos del viejo humor negro español consiste en elaborar las listas de todas las mentiras de Rajoy. Sería más breve hacer las de las verdades. Tan breve que no habría juego porque no consta ya ninguna. Tras haber hecho todo lo que dijo que no haría y dejado de hacer lo que aseguró que haría, solo quedaba subir el IVA de los chuches y a la vuelta del viernes está en otra de esas peripecias estilo Rajoy que, como todo lo suyo, desembocará en algún tipo de lamentable ridículo pues pretende cargar sobre las espaldas del Rey el incremento del IVA en una jugada que debe de parecerle muy refinada y no es más que una de esas maniobras de juego sucio estilo Fátima Báñez.
Hay quien pide elecciones anticipadas a la vista no ya del fracaso del gobierno de Rajoy sino de su carácter fraudulento. No me parece un acierto porque no hay a quien elegir ya que la única opción abierta de momento es entre el fracaso de estos irresponsables o el fracaso del gobierno anterior, probablemente debido a un exceso de responsabilidad. Lo sensato es que la oposición se reconstituya como tal, que aproveche este tiempo para redactar un programa socialdemócrata de salida de la crisis y recomposición del Estado del bienestar, sacando partido del hecho de que la crisis/estafa que padecemos ha radicalizado a mucha gente. Si es capaz. Si no, también habrá relevo en el seno de la izquierda.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).