Es el que siempre se ahoga. Como parece que va a pasar a España con el gobierno del PP, la prima de riesgo, la deuda, le depresión, el rescate que ayer era bueno y hoy resulta ser terriblemente dañino y, sobre todo, con la presencia en La Moncloa de ese prodigio del postmodernismo líquido llamado Rajoy, un ejemplo de pensamiento no ya débil sino inexistente, enclenque, gurrumino, tembleque; de presencia ausente; de palabra inaudible y discurso balbuceante e incomprensible. El hombre de firmes convicciones y sentido común, previsible, el lider que iba a devolver a España la confianza de los vecinos y la autoestima, corre azogado de un lado a otro, como un conejo confuso, se esconde de la opinión pública, sus convicciones duran menos de 24 horas, afirma donde ayer negaba y niega donde ayer afirmaba, balbucea, farfulla fórmulas incomprensibles y, por supuesto, no convence a nadie, irrita a los más y es el hazmerreír de la Eurocámara.
El país ha hecho un flaco negocio encumbrando a este atribulado don Nadie que sólo tiene gestos de firmeza frente a sus propias gentes, por ministr@ interpuest@, y si vienen de una en una y desarmadas, pero es un perrillo faldero ante los poderosos del mundo que hace algunas cabriolas para llamar la atención, pero molesta a la concurrencia con sus ladridos chillones.
Pretendía ahora Rajoy rescatar el país del rescate que él mismo había aplaudido una semana antes. ¿La razón? Al cabo de la semana que le ha llevado leer y entender la letra pequeña, se da cuenta de que se la dieron con queso al aprobar los famosos 100.000 millones que él se jactaba de haber obtenido gracias a su habilidad, fuerza y audacia. Al comprender que ha quedado como el bobo de la feria, ha pretendido enderezar el entuerto en México, pidiendo que se desvincule el préstamo a los bancos del de los gobiernos para que la llamada deuda soberana no se haga agobiante.
La respuesta ha sido rauda, clara, contundente: No. El préstamo es a España, no a los bancos y lo pagaremos los españoles, no los banqueros. Pero esto no es nuevo. Se lo dijo Wolfgang Schäuble, ministro alemán e finanzas, a la media hora de que Rajoy soltara la baladronada de que había sacado 100.000 millones del ala para los bancos. No quiso oírlo o quizá es que no entiende alemán, como tampoco entiende inglés, francés, italiano ni, probablemente, español... Pero todo el mundo sabía que el rescate que Rajoy quería vender como un chollo era un pesado fardo sobre los hombros de su sufrido pueblo. Y ahora que este líder indiscutible se entera de la otra mitad de la misa, de que sus mentiras no cuelan más que en el ABC, El Mundo y La Razón sus socios le dan con la puerta en las narices.
No hay préstamos directos a la banca, dice la Unión Europea con el gesto agrio de la madrastra de Cenicienta y a Rajoy la carroza se le convierte en una calabaza. Lo curioso será averiguar qué cuento inventa para cuando vuelva a casa, aunque lo más probable es que mande a Guindos por delante a tragarse los sapos que correspondan.
Mientras tanto, la intervención total de España avanza inexorable y muchos españoles empiezan a pensar que es mejor estar intervenidos que gobernados por este inútil bombástico falto de las más elementales entendederas. Por el último mono de la cuadrilla. El que siempre se ahoga.
(La imagen es una captura del vídeo de El País)
(La imagen es una captura del vídeo de El País)