El decreto-ley del Gobierno ayer, 13 de agosto, sobre la aprobación de la TDT de pago levantó ronchas. Especialmente en PRISA que salió clamando método inapropiado (el decreto ley), indiferencia ante el dictamen contrario del Consejo de Estado, "agostidad", caciquismo y ruina para el bolsillo del espectador que tendrá que comprar un descodificador nuevo. El Apocalipsis bajo la forma de un editorial de El País titulado Precipitada e innecesaria.
Los demás que también están en TDT en abierto también las piaron por lo que se les viene encima. Y la OCU, alertada por lo de los descodificadores, hizo algunas advertencias, pidiendo que los compradores guarden los recibos, como debió hacer Camps con los de los trajes, para conseguir no pagar de más comprando aparatos . Armagedon en forma de protestas generalizadas del llamado mercado libre, que se opone al favoritismo político, sobre todo al que beneficia a otro.
Del lado de Madiapro, que es a quien parece favorece el decreto-ley ya que pone en marcha un canal de pago que hará seria competencia de Sogecable dado que su oferta es superior, no escuché intento de justificación alguno. Supongo que el vencedor no precisa teorizaciones; se felicita de cómo han ido las cosas y se dispone a hacer caja. Los verdes campos de edén desde el punto de vista de una empresa que ve cómo arranca en condiciones muy prometedoras.
A todo esto las conversaciones para la fusión de la Cuatro y la Sexta, los dos canales de PRISA y Mediapro estaban muy avanzadas hasta que hace un par de jornadas quedaron rotas y sin posibilidad de enmienda. PRISA no consigue que otros ayuden a sostener el peso de su deuda y, ahora, ve cómo le desaparece parte del pastel que tenía con la televisión de pago.
Resulta interesante que un grupo como Mediapro que tiene un periódico, Público, situado muy a la izquierda de El País pueda ser la Némesis del grupo Prisa. El "fuego amigo" ha pasado a ser fuego graneado. Los otros anuncian que irán a los tribunales. Pero tiene difícil defensa judicial pedir que se limite por ley la prestación de un servicio. Suena al peor gremialismo. Pero no hay que olvidar que hubo un socialismo gremialista que dio paso al reformista y al Estado del bienestar.
(La imagen es una foto de Universidad Europea de Madrid, bajo licencia de Creative Commons).