Me quedé con las ganas. Ayer ni uno solo de los valientes y verdaderos medios online de izquierda radical traía mención alguna al proyecto de ley mordaza del Gobierno del señor Chávez Frías llamado "Ley especial de delitos mediáticos". Como si no existiera. Y mucho menos, claro, hubo un solo comentario tratando de defenderlo. Esos medios que tanto y tan bravamente denuncian los menores intentos capitalistas de manipular la información y que de continuo ponen en la picota a los medios comerciales a los que acusan de ser falsarios, escamotearon la noticia que, sin embargo, tiene una importancia grande porque plantea el problema de la complicidad de la izquierda con las actividades contrarias a la libertad de expresión de un Gobierno sedicentemente revolucionario.
Hoy ese Gobierno da un paso más y, antes de que esté la ley y por decisión administrativa, ha cerrado 34 emisoras de radio y televisión. Pongo el enlace de Le Monde porque se vea que es toda la prensa del mundo, esa a la que la izquierda radical acusa de mentir sistemáticamente, la que informa de lo que los medios autotitulados críticos silencian. Por supuesto, las razones son todas muy lógicas: fin de la concesión administrativa y cosas por el estilo. Pero el propio poder censor se traiciona a sí mismo cuando, por boca del señor Cabello, presidente de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), hace saber que "Cuando tomamos la decisión en el Gobierno nacional y revolucionario de democratizar el espectro radioeléctrico, de acabar con el latifundio mediático, lo estábamos diciendo en serio, no estábamos jugando". Cerrar emisoras, amordazar la libertad de expresión se llama "democratizar el espacio radioeléctrico". Es orwellianamente maravilloso.
Supongo que ante la bestialidad del ataque, los medios críticos no tendrán más remedio que decir algo y supongo asimismo que encontrarán algún esbirro dispuesto a escribir que hay que silenciar a la contrarrevolución, que la oligarquía no debe tener libertad de expresión y que ésta debe tenerla toda el pueblo que en Venezuela, gracias a San Bolívar, es el que gobierna. Mientras tanto, quien quiera estar informado de lo que sucede en el mundo en general, en Latinoamérica en concreto y, más específicamente, en Venezuela, que consulte los medios comerciales, prodigios de objetividad en comparación con la mendacidad de los medios llamados "revolucionarios".
¿Qué tiene que ver con la izquierda este neocaudillismo latinoamericano?
¿Qué tiene que ver con la izquierda la política de restricción de libertades?
¿Qué tiene que ver con la izquierda la legislación contraria a la libertad de expresión?
¿Qué tienen que ver con la izquierda los actos despóticos del poder amordazando a quienes piensan de otro modo?
Y me refiero a la izquierda; no al totalitarismo leninista en sus cuasi infinitas variedades.
(La imagen es una foto de ¡Qué comunismo!, bajo licencia de Creative Commons).