El Ayuntamiento de Madrid, en un gesto histórico que honra a la capital como baluarte de la lucha por las libertades democráticas, ha decidido por unanimidad despojar de todos sus títulos, honores, menciones y prebendas al difunto Francisco Franco... a los treinta y cuatro años de su fallecimiento. Más que nada por si resucitaba y se enfadaba, que el General era de malas pulgas y sus súbditos le tenían un miedo cerval. Basta con recordar que, cuando estaba con vida y todos le deseaban la muerte, nadie se atrevía a decirlo y hubo que acuñar dos categorías inefables con las que se desataría ese fenómeno de insólitas repercusiones que se llamó la transición, según se fuera franquista o antifranquista, las categorías de "las previsiones sucesorias" y "el hecho biológico".
Aun así, hay que dar la gracias a la Corporación por el ejemplo que supone haber cumplido la ley. España sigue siendo un lugar en el que cumples la ley y sales en los papeles y hasta te dan el Príncipe de Asturias. Y no es baladí lo anterior: en Almendralejo de los Gorrinos, el alcalde, un tipo bragado del PP desde el año 39, Año de la Victoria, ha dicho que no hay cataplines en España para quitarle a él la placa a Franco que adorna la Plaza del Caudillo. Y en Sequillo del Valle, el cura párroco, hijo de un cruzado del 36, dice que el chafarrinón de la fachada de la iglesia glorificando exclusivamente a veintitrés caídos rebeldes es una obra de arte como los frisos del Partenón y no se le puede aplicar la piqueta que prevé la ley.
Y cuentan las crónicas que, ya lanzado por la senda nefanda de las luces, el racionalismo y la masonería, el Consistorio reprobó, condenó o maldijo la dictadura del general ferrolano como un régimen indigno. Están las cosas muy revueltas en la corrala cañí. Desde luego que con esta condena, así como el expolio simbólico, Micer Ruiz Gallardón tiene ganadas de calle las elecciones municipales de 2011 con una mayoría que hará saltar de rabia a su querida compañera de partido, señora Aguirre. No sé si a ésta se le habrá ocurrido la posibilidad de rivalizar con el Ayuntamiento en antifranquismo: que investigue en las decisiones de la antigua Diputación Provincial de Madrid, absorbida en su día por el Gobierno de la Comunidad Autónoma pero con un pasado en el que seguro que le fueron concedidos honores al General Franco. Sultán de la provincia, por ejemplo. Que a saber.