El señor Bárcenas se encuentra a los pies del Tribunal Supremo, que no es como estar a los pies de los caballos pero tampoco prosternado ante los del Altísimo. Una cosa media. Se le presumen un delito fiscal y uno de cohecho. Dice la señora Aguirre que no ve cómo pueda imputarse al señor Bárcenas cohecho alguno cuando no es funcionario. Pero es que no sólo pueden cometerlo los funcionarios sino cualquier "autoridad", dice el Código Penal, o sea un cargo público, sea o no funcionario.
Lo que aquí se discute ya no es si el señor Bárcenas es o no inocente, sino si se le procesa o no, que no es exactamente lo mismo, aunque debiera. Si alguno de los delitos (o todos) hubieran prescrito, aquí no habría delito que castigar, lo que es un ejemplo claro de disonancia entre culpabilidad y procesamiento.
La situación del señor Rajoy en este momento es lo más parecido que veo a las penas de San Lorenzo en la parrilla. Lo van a asar a fuego lento o cocer en la vitrocerámica que ha comprado mamá. Y lo verdaderamente impactante, entiendo, es el hecho de que no sea el propio señor Bárcenas quien cause baja voluntaria en su trabajo para defenderse. Eso debe de querer decir que se da por vencido, en una mala situación procesal. Y sea cual sea esa, la política es peor. Y la cuestión parece ser que tanto el caso Bárcenas como el Camps en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia se tomarán su tiempo. Un cálculo elemental aconseja que ambos imputados dimitan a efectos de que el procesamiento no esté presente en todas sus apariciones públicas. Algo fácil de entender. Pero no sé si el señor Camps y el señor Bárcenas tomarán en cuenta este criterio estratégico o sólo piensan en salvar sus personales pellejos. En fin, como están las cosas, deseo a ambos procesados, cómo no, la absolución con todos los pronunciamientos favorables pero también eficacia, exactitud y, sobre todo, rapidez en la substanciación de los hechos para salir de la incertidumbre de si la Comunidad Autónoma de Valencia y los tesoros del PP han estado en manos de dos personas honorables o dos delincuentes.
(La imagen es una foto de calafellvalo, bajo licencia de Creative Commons).