Cada vez que en los últimos tiempos los tribunales ilegalizaban a alguna de esas formaciones políticas que los etarras y sus amigos ponían en pie por ver si conseguían estar presentes en las instituciones, salía alguien muy preocupado por las garantías procesales de los ilegalizables y pidiendo la derogación de todas las execrables medidas represivas. En medio del debate no era raro que algún otro denunciara los expeditivos conceptos procedimentales garzonianos, sosteniendo que la tesis de "todo es ETA" o del "entorno de ETA" eran contrarias a las prácticas legales de las leyes de procedimiento. Ahora Garzón se enfrenta a varias querellas criminales. Algunas son las que pone la extrema derecha por animar a la investigación de la memoria histórica, restablecer los derechos de las víctimas del franquismo. Las otras, las que interponen los representantes de los acusados del famoso "entorno de ETA".
Está claro quiénes se oponen a la acción de juez de la Audiencia Nacional: los ultraderechistas de Manos Limpias y los propios etarras, según puede verse en los rocambolescos propósitos recogidos en el registro de las pertenencias del detenido Jurdan Martitegi que incluían envenenar al magistrado. Bueno, y unos izquierdistas españoles empeñados en seguir demostrando que su crítica no es de este mundo y que no entienden que si no "todo es ETA", sí una parte. Y nunca saben cuál.
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