En su sentencia sobre el caso del ácido bórico la Audiencia Nacional ha desmentido la ultima patraña que los fabuladores de la conspiración etarra/moruna habían fabricado con la intención de deslegitimar el proceso por los atentados del 11-M. Y no solamente de deslegitimar dicho proceso sino también de atacar el buen nombre a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de insinuar connivencia entre el PSOE y los terroristas del 11-M, en definitiva, con la intención de hacer el trabajo sucio al PP y conseguir triunfar allí donde aquel fracasó, esto es, en el intento de hacer creer a cuarenta millones de personas, contra toda evidencia, que ETA era la autora de la matanza del 11-M.
Durante la legislatura pasada la COPE y El Mundo se emplearon a fondo para generar una versión alternativa, distinta de la "oficial" sobre qué pasó el 11-M. Los episodios más chuscos de ese empeño, los "peones negros" de Luis del Pino, la mochila de Vallekas, la cinta de Mondragón, la furgoneta Kangoo, hicieron correr ríos de tinta y fueron objeto de rechifla general. Todo ello, sin embargo, no obstó para que en una admirable conexión de intenciones, el PP convirtiera en interpelaciones parlamentarias cualquier disparate con el que abriera su información El Mundo. Cuando se les preguntaba a los políticos conservadores si no creían estar haciendo el ridículo dando pábulo a las memeces de la teoría de la conspiración, respondían inevitablemente que las "investigaciones" periodísticas habían servido para destapar la corrupción del Felipismo a pesar de no contar con las simpatías de casi nadie. Esto es, el modelo que se aplicaba a la presunta conspiración española (y en la que se hacía cómplices a los terroristas etarras, los musulmanes, los policías y guardias civiles corruptos, los políticos del PSOE) era el de Watergate, una obsesión para El Mundo.
La sentencia de la Audiencia Nacional deja claro lo que ya estaba claro desde el principio, desde que se conocieron los hechos: que los peritos deslizaron en su informe una imaginaria vinculación entre los islamistas del 11-M y ETA con el fin de liarla, más o menos de acuerdo (vaya Vd. a saber cuánto acuerdo y a qué precio) con El Mundo que sus superiores eliminaron; que los superiores no cometieron delito alguno. Hasta aquí está bien, se ha hecho justicia judicial y los cuatro mandos policiales son muy de felicitar por ello. Pero no creo se haya hecho justicia por así decirlo "total". Creo que los cuatro mandos policiales han sido repuestos en su honor, pero queda por establecer ahora la conducta de los peritos que los acusaron.
Se recordará que la primera vez que este sumario llegó a un juez, lo fue al señor Garzón, quien estaba aquel día de guardia, el cual, tras tomar las declaraciones debidas empezó imputando a los peritos un delito de falsedad en documento público. Se armó entonces el habitual bochinche en los medios, con El Mundo y La Cope bramando contra el juez y poniendo todo lo imaginable en entredicho. Finalmente hubo una decisión judicial por razón de competencia que separó el sumario del juzgado del señor Garzón y lo llevó a uno de instrucción presidido por una juez, Gemma Gallego, que fue la que decidió imputar a los mandos policiales, esos a los que la sala de lo penal de la Audiencia Nacional acaba de absolver.
Pero ¿y los peritos, que acusaron falsamente a los mandos de falsificación, los que alteraron a sabiendas una fecha en un informe para falsearlo? ¿Van a irse de rositas? Espero que los mandos policiales absueltos procedan judicialmente contra ellos. Y si no lo hacen estos espero que lo haga el PSOE. Es importante que se impida la judicialización sistemática de la política que realiza el PP y la instrumentalización de los tribunales de justicia, cosa que va muy en detrimento de su dignidad. Es necesario que sean estos tribunales de justicia los que establezcan si los peritos cometieron delito o no al acusar a los mandos superiores y que sean los mismos tribunales los que establezcan si ese intento de comisión de un delito a su vez se hizo de modo gratuito o mediante algún tipo de pago. ¿Cómo olvidar al señor Trashorras, el delincuente Trashorras diciendo que mientras "estos" (los de El Mundo) paguen, yo les cuento la guerra civil"?
La vida pública no puede estar a merced de la chequera de algún desaprensivo. ¿O sí?
(La imagen es una foto de Rinzewind, bajo licencia de Creative Commons).