Empieza a caerme simpático este voluntarioso rapaz al que le crecen los enanos. Con un par de iniciativas más se queda solo con su ayudante Sáez de Santamaría y el beatífico señor Pons, porque todos los demás lo están abandonando con las más variadas excusas. La última, la señora San Gil, gran referente moral de la derecha en el País Vasco y tan perdedora de elecciones allí como el señor Arenas lo es en Andalucía. ¡Ah pero lo que al andaluz no se le perdona, en el caso de la vasca ni se tiene en cuenta! Al fin y al cabo, enarbola principios, prin-ci-pios ¿queda claro? Lo mismo que la señora Aguirre, que ya ha salido a defender a la presidenta del PP en Vasconia; lo mismo que el señor Anguita. ¿Que el señor Anguita no es de esta cofradía? ¿En qué estaría yo pensando?
Discrepancia de principios, subraya la señora San Gil, nada personal; nada personal, cuestión de principios frente a los nacionalistas, truena la vieja guardia que hace guardia bajo los luceros, señores Acebes, Botella, Vidal-Quadras, De Aristegui, unos aznaríes y otros víctimas de los principios antinacionalistas de Aznar que, entre 1996 y 2000 fueron tan firmes como los de Groucho Marx.
Desde luego, al señor Rajoy le huele el trasero a pólvora. Este goteo de desafecciones está descuajaringándole el navío. Nadie lo aprecia, todos lo critican, ninguno lo apoya sino son sus nuevas y bisoñas adquisiciones. Y hay motivos para ello pues aunque él sea tan de la vieja guardia aznarí o no aznarí como los otros, le falta agresividad, redaños, rapidez y quizá malicia por más que él se crea un Maquiavelo.
No estoy muy seguro de que el plante de la señora San Gil realmente obedezca a una discrepancia de principios y no sea un pretexto acordado con el sector carpetovetónico del PP para zapar la posición del señor Rajoy de forma que, si no hubiera sido por los principios, la presidenta del PP en Vascongadas hubiera dado la espantado por los fines. Supongamos que, en efecto, hay un choque de principios. Lo curioso es que el señor Rajoy no haya tenido la sagacidad de no dejarse liar en la maraña. Si, como dice hoy El Imparcial, el señor Rajoy está cuestionado por su deseo de pactar con los nacionalistas, hay dos cosas que no encajan en esta explicación, una objetiva y otra subjetiva. La objetiva: más pactó con los nacionalistas el señor Aznar y no es difícil entender que a la fuerza ahorcan. La subjetiva: si tan exacerbada es la oposición a pactar con los nacionalistas en la citada vieja guardia, ¿qué le hubiera costado al señor Rajoy dejar que la ponencia política diga lo que quiera que ya hará él lo que le parezca bien llegado el momento?
Pero sí, parece que no hay liderazgo en las huestes peperas o, si lo hay, tendrá difícil sobrevivir a este ataque concertado de los pares en el partido, algunos centros institucionales de poder, los medios de comunicación de la derecha (que lo atacan sin piedad; les va en ello el crédito para que el hipotético futuro lider no tenga las veleidades autonomistas de éste) la militancia y hasta la blogosfera, en donde un grupo de internautas que dicen ser simpatizantes del PP piden que en el 2012 se vote al PSOE "por el bien del PP y de España", para que el señor Rajoy se vaya.
No obstante, una última observación: la experiencia dice que los seres humanos nos ponemos más rápidamente de acuerdo en contra que a favor de alguien. Esa fabulosa constelación de fuerzas puede acabar con un señor Rajoy que, tras perder dos elecciones, no tiene mucha moral de victoria, pero ¿a quién pondrá en su lugar llegado el momento? ¿A la señora Aguirre? ¿Al señor Camps? ¿A Gallardón? ¿A De Arístegui, a quien no faltan ganas? ¿Al "referente moral" de María San Gil? ¿Quizá vuelva el señor Aznar? ¿O se postula la señora Botella, siguiendo el ejemplo de Hillary Clinton?
Me cae simpático el rapaz, pero no creo que sea el próximo candidato del PP a la presidencia del Gobierno.
(La imagen es una foto de PP Santa Coloma de Gramenet, bajo licencia de Creative Commons).