divendres, 16 de maig del 2008

El inefable señor Chávez.

Algo hay que reconocer al señor Chávez sin ambages: es un hombre pintoresco. La izquierda que, por definición, está más o menos en contra de los estereotipos, las convenciones, las tradiciones, las formas vacías, aprecia y aplaude con alegría los comportamientos espontáneos, sinceros, cuando se dan en los políticos. Valora que estos rompan los corsés de lo oficial para abrir nuevos cauces. Y de esto, el señor Chávez tiene un montón. Más de lo necesario. Los comportamientos no convencionales son de agradecer... salvo que se hagan excesivos, cargantes, permanentes. "De nada demasiado" decían los griegos y con mucha razón; ni de lo bueno que, cuando es demasiado, se hace malo.

El estilo del señor Chávez es demasiado estridente, histriónico, gárrulo y pretencioso. Ese insólito programa semanal que tiene en la televisión, Aló Presidente es un acto periódico de vanidad y egotismo difícil de superar. Y de impertinencia. Normalmente los perpetra en presencia de unas docenas de incondicionales tocados con la camisa roja que le aplauden las gracias y algunos otros, quizá miles, que se las ríen viéndolo en sus aparatos de televisión. Produce sonrojo por las cosas que dice y cómo las dice.

Esto tiene poco que ver con la cuestión de si, por sus políticas concretas, el gobierno del señor Chávez es o no de izquierda. Se trata únicamente de evaluar su comportamiento en asuntos de comunicación relacionados además con la política exterior. Su choque con el Rey de España en la cumbre de la Comunidad Hispánica de Naciones, sus vituperios hacia la señora Angela Merkel en vísperas de la cumbre de América Latina-Unión Europea pertenecen a lo estrambótico.

Y ahora llega lo de la subvención a las FARC. Ya imagino que el señor Chávez desautorizará el informe de la Interpol tildándola de lacayismo hacia los EEUU, igual que acusa al señor Uribe de títere y marioneta de los gringos. Y algo parecido hará el señor Correa del Ecuador a quien se acusa de haber financiado parte de su campaña electoral con dinero del narcotráfico, procedente de las FARC. También aquí se negará la acusación hablando de un montaje estadounidense con los consabidos apoyos.

No seré yo quien salga en defensa del señor Uribe, que me parece un Aznar latinoamericano. Pero las pruebas existen y ahora se trata de aquilatar su importancia; las pruebas de connivencia entre el gobierno venezolano y las FARC. Es posible que alguien diga que eso está bien y es lógico por cuanto el señor Chávez no acepta que las FARC sean una organización terrorista sino que las considera un movimiento armado de liberación nacional.

Este verboso presidente puede decir lo que quiera pero una organización que secuestra personas y las tiene en cautiverio durante años en condiciones inhumanas, sin proceso judicial alguno ni el más mínimo respeto por sus derechos humanos no solamente es una organización terrorista sino una organización terrorista de torturadores. Y por mucho que hable el señor Chávez en la televisión, colaborar con organizaciones de torturadores, ampararlas o financiarlas no tiene nada, pero nada que ver con la izquierda. Es otra cosa.

Dejo aquí un vídeo muy divertido del venezolano (residente en Miami) Orlando Urdaneta. Del señor Chávez se habla al final.






(La imagen es una foto de ¡Qué comunismo!, bajo licencia de Creative Commons).